CORRESPONSABILIDAD PARROQUIAL Diciembre 2012
ORACIÓN DE CORRESPONSABILIDAD Señor, Dios de misericordia, permite que tu bondad nos sea revelada por sí misma, que nosotros, hechos a tu imagen, podamos conformarnos a ella. Nosotros no podemos imaginar tu majestad, tu poder y tus maravillas por nosotros mismos; ni es propio de nosotros el tratarlos. Pero tu bondad y misericordia nos alcanzan desde los cielos, a través de las nubes, hasta debajo de la tierra para mostrarnos los frutos de tu Encarnación. Tú has venido a nosotros como un pequeño niño, pero nos has traído el más grande de los dones, el don de tu eterno amor. Acarícianos con tus diminutas manos, abrázanos con tus pequeños brazos, y ablanda nuestros corazones con tu tierna voz para que podamos responder como humildes corresponsables de tu activa presencia en el mundo. Nosotros oramos esto con Cristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, un solo Dios por los siglos de los siglos. Amén. Oración adaptada de San Bernardo de Claraval
Para vivir la Navidad corresponsablemente No es novedad que la Navidad es una fiesta de origen cristiano, en la que revivimos el nacimiento de Jesús en Belén de Judea. Tampoco sorprende la afirmación de que “las fiestas” han perdido mucho de su identidad religiosa para convertirse en temporadas altas de consumo y encuentros sociales. Incluso en los signos e imágenes que se utilizan para representar a la Navidad se excluye el pesebre, la Sagrada Familia y cuanto recuerde al fundamento cristiano de la celebración para inundarnos de Papás Noel (ya despojado de su antigua representación de San Nicolás), trineos y arbolitos navideños. La Iglesia nos propone un tiempo de preparación, el Adviento, donde las celebraciones litúrgicas tienen la impronta de la espera gozosa del Salvador. La Navidad, además de ser celebrada en la Iglesia, es vivida de manera especial en muchas familias, por eso algunas ideas pueden ser útiles para crear un ambiente propio en el hogar para esperar la llegada del Niño Jesús. 1) Aunque pueda parecer obvio, la primer idea es ¡armar el pesebre en casa! Sí, pero no simplemente “armarlo” sino hacerlo entre todos o al menos, varios miembros de la familia. Hacer una oración al comenzar y otra al terminarlo. Explicar a los niños el significado de cada figura remitíendose a los relatos de los evangelios. Dejar libre el lugar del Nino Jesús para colocarlo en nochebuena. 2) Hacer una oración en familia, diariamente, frente al pesebre; subyarando que esperamos a Jesús y cómo debemos preparar el corazón para recibirlo. Puede ser algo muy simple pero muy valioso. 3) Proponer a cada miembro de la familia hacerse un propósito para esta navidad: reconciliarse con alguien (amigo, familiar, etc.), colaborar con alguna obra de caridad, visitar a una persona que hace tiempo se tiene olvidada... y muchas posibilidades más. 4) Si se van a hacer regalos para el arbolito, acompañarlos con una tarjeta, o mejor una cartita, donde se exprese el cariño que se siente por esa persona y cuanto se quiere transmitir a través de ese presente. En cuanto sea posible, evitar las frases hechas. Se puede acompañar de una bendición elegida para esa persona. 5) El 24 a la noche, bendecir la mesa navideña (también el 25). No olvidarse de colocar la figura del Niño Jesús en su lugar, haciendo una pequeña celebración (por ejemplo, poniendo un villancico de fondo mientras el más pequeño de la casa lleva la figura hasta el pesebre). Con espíritu de oración y con un poco de creatividad, seguramente aparecerán otras propuestas para enriquecer la celebración personal y familiar de la Navidad. Lo importante es preparar el coraz{on y el de los que nos rodean para escuchar esa Buena Noticia que no pierde actualidad: “Les traigo una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.” (Cfr. Lc 2, 10-11).