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Cuentos

Relat o,

Por Roberta Espinosa. (9 años) 26 de Junio del 2020.

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La cuarentena fue difícil, pasaron muchas cosas por eso voy a explicar lo que he vivido en la cuarentena. Al principio estaba emocionada porque iba a un pueblo, acomodamos las cosas, hicimos tarea y vimos la televisión? estaba feliz. Llegaron mis tíos y mi abuelita, el único problema es que no estaba mi papá, él se quedó en casa.

Pasó un mes y ya no me sentía en casa, me desilusioné, lo extrañaba tanto, no sabía qué hacer, un día estaba comunicándome con él y me dijo: Pídele a Dios que esto acabe. Yo le contesté, pero me vas a abrazar en mi cumple, me dijo que sí. Me dijo que, aunque no está aquí conmigo siempre va a estar en mi corazón y yo sé que es cierto, me la he pasado bien, aunque no está y cuando viene siento una ola de felicidad porque además viene mi familia, mis primos? ya me acostumbré un poco, he vivido nuevas cosas.

Mi mami me dijo que por algo sucedió esta contingencia, para aprender nuevas cosas, sí me pongo triste, es por algo, yo sé que en algún momento vamos a regresar a nuestra vida normal vamos a ser nosotros, podremos ir a la escuela y jugar, aquí mis lagrimas han caído muchas veces en esas tantas veces pude saber algo, si el trueno suena mi familia me salva y así volveremos a casa. tienes que pedir a Dios para que las cosas sucedan, ojalá algún día pueda regresar.

Pronto se acerca mi cumple, el 11 de agosto la pasaré genial, feliz y contenta me encantaría que mi cumpleaños fuera con toda mi familia, aunque no se puede como me dijo mi papá, siempre los tendré en mi corazón si pudiésemos estar todos juntos me gustaría mucho que jugáramos y platicáramos quisiera hacer diferentes cosas como jugar con ellos listones, ollitas, globos, escondidillas, atrapadas, etc. Ellos me enseñaron todas esas cosas y haciendo todas esas cosas con ellos me sentiré más que feliz.

Siempre pienso que cuando alguien se va para siempre ya nunca lo vas a volver a ver despídete y di adiós porque no sabes si regresará, yo sé que regresaré a casa y eso lo tengo muy bien guardado,

Roberta estudia el tercer año de Primaria.

EL CAMINO TENEBROSO

RELATO DE MARÍA JOSEFINA RICO LÓPEZ

Todo estaba oscuro aún, nada parecía anormal, la carretera con buena iluminación, los autos que iban y venían, camiones de carga, autobuses de pasajeros, la lluvia rala que caía a esa hora; todos transitaban a una velocidad prudente para no sufrir accidente alguno excepto uno que otro que parecía que dormía en lugar de conducir. En la radio sonaba música del recuerdo previa a un enlace informativo de la región, y ella estaba atenta al camino cuidando de no pasarse el señalamiento que indicaba el entronque para el pueblito en la Sierra, que era su destino. Esa mañana fría y lluviosa invitaba más bien a quedarse en casa apoltronada en la cama leyendo, o simplemente dormir un poco más; sin embargo tuvo que salir de esa comodidad para alistarse y hacer como siempre la rutina acostumbrada; sonaba el despertador, levantarse con los ojos casi cerrados (tropezando de vez en cuando con sus propios zapatos), llegar al baño y darse una ducha para ir despertando, vestirse, desayunar, lavarse los dientes y salir casi corriendo con una fruta en la mano tratando de no tropezarya que la oscuridad de la noche aún estaba activa. En su mente estaban todavía los acontecimientos de unos días atrás, cuando escuchó por accidente la plática de dos compañeros de trabajo en la que aseguraban que el camino ya no era seguro a esas horas de la mañana como antes, con la llegada del tren, los rateros estaban a "salto de mata" parando el conductor de la máquina para poder suministrar al pueblo de lo necesario y no tan necesario para vivir; además, de que por alguna extraña razón, una cortina de densa niebla cubría en tramos, parte del camino exactamente donde se hallaban los señalamientos que indicaban en dónde transitaba. ?¡Diablos! Creo que me pasé?, se decía en voz alta, como para sentir que iba acompañada. Prendió las intermitentes disminuyendo la velocidad y tratando de reconocer el camino que tantas veces había recorrido, sin perder la calma, se cercioró de que los seguros de las puertas estuvieran puestos y se acomodó la bufanda porque el frío calaba en los huesos. Un auto venía en contraflujo indicándole que por lo menos no se había salido del camino; dos personas en bicicleta a pesar del clima? nada raro en ese lugar. ¡Al fin! El letrero que indicaba su destino, viró a la derecha y grande fue su sorpresa cuando de frente a unos cuantos metros la cortina espesa de niebla como arte de

magia había desaparecido, ? Qué extraño, no hay lluvia, ni frío, pensaba, bueno ya casi llego-?. De repente un zorrillo se atravesaba en el camino moviéndose con ritmo, pero al verse casi atropellado y con los ojos lampareados tuvo a bien rociar con su líquido apestoso el auto, por lo que de manera inmediata el tufo apestó absolutamente todo. Llegó al primer pueblito antes de su destino, aún estaba oscuro y la gente ya estaba en actividad, esperaban algunos su camión, otros (en realidad eran en su mayoría mujeres) estaban haciendo fila para llevar masa de nixtamal y hacer sus tortillas, otros llevando su rebaño de ovejas al lugar donde pasarían quizás toda la mañana pastando, y uno que otro afuera de su casa solo viendo a la gente pasar con una cerveza en la mano. Pasó por la plaza donde estaba la fuente, la rodeo para seguir con el camino empedrado. ?¿Para qué pondrían topes, si las piedras evitan que uno vaya más rápido? ?, pensó; dio vuelta a la izquierda y anduvo por cinco minutos más para llegar al camino de tezontle y andar por otros cinco para llegar nuevamente a la carretera pavimentada. Parecía que la neblina la seguía ya que nuevamente el frío descendió abruptamente y no podía ver absolutamente nada, faltaban unos kilómetros para llegar a su destino cuando se encontró ¡un hoyo enorme! ¡plum, zaz! El auto sufrió

por la ceguera de su dueña, pero nada que lamentar, situación que hizo que ella observara el camino casi pegada al parabrisas.Salvó al rocinante de ruedas de cinco hoyos más. La neblina se dispersó esta vez paulatinamente hasta que no hubo rastros de ella? por el momento; salió de la carretera para subir por el camino de tezontle y piedras hasta llegar a la calle donde los muchachos estaban por grupos subiendo abrigados con chamarras y bufandas, aunque unos valientes sólo llevaban puestos suéteres delgados que apenas los cubrían del frío. Tomó la calle próxima a la izquierda para entrar por el portón trasero del edificio, aún estaba oscuro y no se veía ni siquiera que la luz del amanecer quisiera salir. Salió del auto haciendo muecas por el olor hediondo del zorrillo, pero respirando también parte del campo que no podía respirar en la ciudad, y contenta de que una vez más llegaba a su destino a salvo, cosa que todos los días tenía que sortear, pero era una de las cosas que le gustaban de su nuevo trabajo? Sí, trabajar en ese lugar era cada día un constante reto? y el camino tenebroso? sólo parte de la aventura. María Josefina, es docente en escuelas Nivel Bachillerato y Secundaria, madre de familia, hija.

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