3 minute read

El viaje de Orfeo

Next Article
Un maestro feliz

Un maestro feliz

Plat ón: la inm ort alidad del alm a.

Rodríguez García José Alfredo.

Advertisement

Platón, el filósofo ateniense por excelencia, en diversos escritos, influenciado muy probablemente por algunos cultos iniciáticos que tenían fuerte presencia en la Magna Grecia tales como por el orfismo y el pitagorismo, define a la muerte como la separación definitiva entre el alma y el cuerpo[1]. En sintonía con muchas tradiciones religiosas y escatológicas de su tiempo, además, sostiene que el alma es inmortal. No obstante, evita el tono meramente dogmático de éstas, de modo tal que en algunas obras trata de defender este último punto de vista por medio de la argumentación. En el diálogo delFedón,donde Platón narra su perspectiva de los últimos momentos de Sócrates, por boca de su maestro, presenta algunos razonamientos al respecto. En el presente texto se pondrán en consideración un par de ellos.

El primero parte de la observación de que hay cosas que parecen generarse desde sus contrarios. Es el caso que, para considerar por ejemplo que algún objeto ha crecido, antes debió de ser considerado pequeño; de igual manera, para que tenga sentido advertir que algo se ha calentado, esto antes tuvo que estar frío; y de modo similar, para considerar que algo participa de una mezcla, previamente debió considerarse que se encontraba separado, etc.

Platón extiende este principio al sueño y la vigilia:Digo que del sueño nace la vigilia y la vigilia engendra el sueño, y que antes del sueño está el acto de dormir, y antes de la vigilia el despertar[2]. Por analogía, dado que la vigilia es similar a la vida y el sueño a la muerte, puede presuponerse que de la

vida sigue la muerte, cosa de la cual tenemos clara evidencia, así pues,también se debe convenir que los vivos nacen de los muertos[3].

Por ende, Platón concluye que nuestra alma debe existir en el mundo de ultratumba antes de que nosotros nacemos. Es decir, nuestra alma es inmortal y además reencarna después de que morimos.

Otro de los argumentos parece aludir a los planteamientos de uno de los filósofos llamados presocráticos. Demócrito planteaba que todas las cosas se conforman por átomos que se desplazan en el vacío[4]. Siendo así, el alma se conformaría por ellos, por lo que a la hora de la muerte ésta, como el cuerpo (también hecho de átomos), se disolvería.

Platón evalúa esta idea, para ello, se cuestiona qué tipo de cosas son aquella que les correspondería por naturaleza disolverse, a lo que responde que son aquellas que son compuestas y que experimentan cambios. De esto se sigue que, en oposición, las cosas que son simples y que no se conforman por partes no sufren ningún cambio, estas últimas permanecerían siempre en un mismo estado.

Para ejemplificar sus afirmaciones Platón pone en consideración a las cosas bellas, éstas, al tratarse de objetos, entes compuestos por partes, tienden a mutar, no se conservan nunca en el mismo estado, sin embargo, la belleza en sí misma, de la cual participan tales objetos, sería siempre la misma, independientemente de los cambios que se dan en los objetos bellos.

Así pues, la belleza en sí es simple. De esta distinción el filósofo detecta que las cosas compuestas por partes, como las cosas bellas, puedesverlas o tocarlas o percibirlas por medio de los demás sentidos[5]; por otra parte, las cosas inmutables, como la belleza en sí,no hay manera de percibirlas si no es por la fuerza del pensamiento: existen realmente, pero son invisibles[6].

De esto se sigue que hay dos categorías de seres, los compuestos y cambiantes, que son visibles, y los simples e inmutables, que son invisibles. El alma es invisible, de lo que Platón concluye que debe ser inmutable, no susceptible de disolverse y por lo tanto inmortal.

Así pues, Platón en concordancia con variadas religiones, concluye que el alma es inmortal, no obstante, resulta interesante que él dé por sentado, sin cuestionar, el hecho de que, en realidad, algo invisible y que no puede ser captado por los sentidos, como lo sería el alma, exista. Sería prudente cuestionar no sólo si el alma es inmortal, sino también, si existe una sustancia llamada ?alma?, o en su defecto, preguntarse a qué se refiere cuando se afirma que ella existe.

[1]Cfr.Platón,Gorgias524b;Fedón64c;Cratilo399e. [2]Platón,Fedón71c-d. [3]Platón,Fedón72 a. [4]Diógenes Laercio, IX, 44. [5]Platón,Fedón79a. [6]Ibid.

This article is from: