IMPROVISAMOS UN TEXTO NARRATIVO (CAJA DE PALABRAS)

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EL CASO DEL PÁJARO DE ESTELA REINOLS El otro día, mis amigos me contaron una historia imposible de creer. Me dijeron que hace una semana en la pajarería “Amazonas” se provocó el caos. Dicen que algo que tenía que ver con el Ave Fénix o algo así. Esto es lo que me contaron: Unos pájaros estaban tranquilitos, cuando de repente, entró Estela Reinols con un pequeño pajarito. Se ve que el pájaro estaba traumatizado por las canciones de Estela, ya que de repente el pájaro se puso a cantar: “La mar está fresquiviris…”- y siguió cantando hasta el final de la canción con baile incluido. Los pájaros sintieron tanto miedo que echaron a este extraño pajarillo, y éstos, para no correr riesgo alguno, no dejaban entrar a nadie. El Ave Fénix, que era el dueño de aquel local no pudo entrar. Lo intentó de todas las formas posibles. El Ave Fénix tuvo que llamar al Rey Juan Carlos para ver si podía hablar con los pájaros. - ¿Qué estáis haciendo? Vale que no dejéis entrar a ese pájaro majareta, pero que no dejéis entrar a vuestro dueño… es muy fuerte – explicó el rey. Tras un largo silencio, los pájaros le dejaron entrar y fueron felices, sobretodo porque el pájaro de Estela “estiró la pata”.

Grupo 1 (5ºA)


¡HAY UNA COSA QUE TE QUIERO DECIR…! PERO COMO TE LA DIGA… Todos sabéis que existe un gran número de seres mitológicos, y sabemos bastante sobre algunos de ellos, como el Can Cerbero, el perro del infierno, o las sirenas, encantadoras de marineros, pero hay uno del que no sabemos casi nada pero nos encanta; el unicornio. Por suerte, yo estuve presente para ver su creación. Todo ocurrió hace ya unos años, cuando yo estaba en el África Negra, alojada en una casa árbol. De repente, vi que un rinoceronte y una yegua se peleaban. - ¡Eres un gordo sin futuro! – insultó la yegua. - Yo al menos no soy más feo que un cerdo – añadió el rinoceronte quedándose satisfecho. La pelea no paraba, así que tuve que llamar a Jorge Javier, presentador de televisión del programa “Hay una cosa que te quiero decir”. Hasta que no pasaron varias horas no dejaron de decirse palabras horrorosas. Tras su paso por el programa, los dos animales dejaron de pelearse y se hicieron amigos, tan amigos que días más tarde se casaron. Ya se han comprado un piso en la playa, pero lo mejor de todo es que han tenido niños. Son gemelos, porque se han puesto de moda. No son muy raros, son caballos con un largo cuerno que si roza una herida se cura. Y de ahí nació el unicornio.

Grupo 2 (5ºA)


HIPO YA NO SE ABURRE. Un buen día, en la sabana, amanecía como de costumbre, y un gran hipopótamo abría la boca bostezando, tanto que parecía poder tragarse al mismísimo elefante de un solo bocado. El hipopótamo se aburría como siempre. - ¡Qué vida tan aburrida!, de la charca a la orilla y de la orilla a la charca, y encima siempre la misma comida; nenúfares. ¡Vaya rollo! – se lamentaba éste. Cuando fue a dar un bocado a la hierba se encontró con una rana verde que gritaba de miedo. - ¡Ahhhh, no me comas!, monstruo de boca grande. Por poco no se la merienda. Hipo le explicó que no quería comérsela, pero que tiene los ojos muy pequeños y no ve muy bien. Después de charlar un rato, surgió la amistad y ya no podían pasar el uno sin el otro. Hipo daba barrigazos en el agua y Frog se divertía surfeando las olas de la charca. Un día, Frog le propuso un juego. Saltar desde un trampolín, que en realidad era una rama de un árbol cercano. El plan no resultó muy bien porque Hipo vació la charca en el primer salto. Y lo que parecía que iba a ser una fiesta, se convirtió en un infierno, porque todos los animales de la sabana se enfadaron con Hipo por dejarles sin agua. Hipo otra vez se vio solo y aburrido, pero seguro que pronto conoce a alguien.

Grupo 3 (5º A)


COCOLOCO Un día apareció el parque que hay junto a mi casa lleno de cocos y eso que no hay ningún cocotero. - ¿Qué habrá pasado? ¿De dónde han salido tantos cocos? – se preguntaba la gente que pasaba por allí. - Seguro que ha sido el viento del sur – decían algunos. - No, el del norte que es más fuerte – afirmaban otros. Nada de eso, resultó que los cocos se habían caído de las farolas del parque. Increíble, pero cierto. Los jardineros del ayuntamiento dijeron que en otros lugares ya había pasado antes y que eran farolas cocoteras. Como eran muy guays y a todo el mundo les gustaba, sembraron algunas en la piscina del pueblo y parecía El Caribe. La gente cuando tenía sed o hambre cogía uno y listo. Pero los cocos no estaban contentos porque los niños los cogían para jugar al fútbol y claro se les rompía la cáscara. También la gente se cansó de tanto coco y sobretodo porque a veces caían en la cabeza de la gente al pasar por debajo de las farolas. La asociación de cocos cabreados se reunió y decidieron que se marchaban a la playa para siempre. Allí nadie les daría patadas, ni se quejarían por darles en la cabeza,… Y así fue como los cocos fueron felices para siempre a la orilla de los mares del Caribe. Grupo 4 (5ºA)


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