Pseudònims | n.43 | mai13 | PRIMAVERA

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PSEUDテ誰IMS N.43

PRIMAVERA


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diseny: Lucius Scherman foto portada: Gravedad

Abril es el mes más cruel. Me gusta mucho esta cita de un poeta que no me gusta mucho—T.S. Eliot, el norteamericano que quiso ser británico. Ahora mismo estamos en primavera, en abril, tan bonitos en Catalunya. ¿Por qué es el mes más cruel? Dormimos todo el invierno y en la primavera nos despertamos. Por eso abril es el mes más cruel; en abril tenemos que vivir con los ojos abiertos.

En abril los brotes aparecen y las flores florecen. En abril pican los corazones de los hombres y de las mujeres. La primavera es una estación de fiebre, de infección, de enfermedad. Nos vuelve locos porque el amor nos vuelve locos. Pero también tenemos que recordar el poema de Antonio Machado: Si vivir es bueno es mejor soñar, y mejor que todo, madre, despertar.

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EN AQU NÚM


UEST MERO

PSEUDテ誰IMS N.

PRIMAVER

foto: Gravedad


#15



#30

De totes, hi ha una primavera que no passa.




#02


#28

Maldita primavera, vienes por sorpresa cuando ya me había acostumbrado a tanto frío. Te acercas de puntillas, y traes en tu cesto de mimbre la luz y el calor. Pero no, primavera. No son luz y calor. Sé que solamente son un espejismo, para que me despiste y no cierre la ventana cuando vuelves a traer la lluvia. Maldita primavera, que ansías que confíe en tus pétalos de fantasiosos y alborotados cromatismos. Que te mueves como una puta de cabaret mostrándome tus encantos, mientras me llevas en brazos a una habitación llena de viento. Maldita primavera que recuerdas que recuerdas que recuerdas olores y la hierba y el pasado que siempre nos persigue como un perro muerto de hambre corriendo desesperado por el desierto de mi melancolía. Maldita primavera, que me enseñas a pedalear de nuevo, me traes la ciudad en bandeja y una paleta llena de colores (pero cuando me decido a pintar siempre me escondes el lienzo.)

*** Querida primavera, no somos tan distintas; Sé que me guardas una sonrisa y me animas a que continúe la carrera. Y cuando llegue el verano, en algún oasis de Australia, nos tomaremos una cerveza y nos reiremos de todo esto.


Primavera



#09


I Però l’oreneta estava cansada i no va voler tornar. Ningú se n’adonà i un cop acabat l’estiu va arribar la tardor.


#13


#14


II Tornar-ho a intentar, Tornar a crĂŠixer, Tornar a creure, Tornar.


#33



#01



El destino de las frutas

#12


Sale el sol. Te sorprende, no lo esperabas. —Se va a derretir la última nieve —pensás. Nunca te gustó estar desnudo. Retirás las sábanas, te vestís. Ella se despierta, toma un durazno. —Hace frío —comentás. Quisieras saber qué te irrita. Muerde la pulpa, la traga con su cáscara. —Triste ser fruta —decís. Las palabras se oyen como si vos también estuvieses masticando algo. La observás comer. El jugo resbala por su boca. Sentís el impulso de beberlo de sus labios, pero no te movés. Ella deja caer el carozo. Reconocés que continúa siendo hermosa. O que vos la seguís viendo hermosa. Mientras te ponés la corbata, el pullover, el saco; y la calefacción te agobia; y te odiás. Porque estás sudando y se nota. Recogés el carozo. —¿Ya te vas? —pregunta ella. —Tengo mucho que hacer. Se va a derretir la nieve y odio manejar en el barro. El sol vuelve a ocultarse. La habitación queda en penumbras. No encontrás las llaves del auto. Ella, sin vestirse, te las alcanza con un pañuelo para que te seques la transpiración de la cara. Lo hace sonriendo, con la sonrisa de una madre tierna ante un hijo caprichoso. Caminás hacia la puerta. Volvés la cabeza. Estás mirándola y pensando lo que todavía no te atrevés a decir en voz alta: “quiero que me des el divorcio.” Ella encorva la espalda, cruza los brazos cubriendo el pecho. Un gesto de pudor. En tantos años de casados, un gesto que nunca habías visto.


#16




#23


abril es el mes más cruel— florecen los plátanos en las Ramblas y los brotes pican como una infección, y tú también, chica, tienes una infección, una fiebre, la sangre corre demasiado rápidamente, la sangre hierve como el café por la mañana, duermes en el invierno, y en seguida te despiertas, en este tiempo femenino, como tú, un tiempo loco, cuando se rompe la tierra con brotes y con flores, cuando se abultan los ríos, y laten las palomas en el jardín de tu corazón, eres paloma, duermes en las calles y cantas por las mañanas, pero no cantas canciones no cantas palabras sino soplos, soplos sin ningún sentido, porque la vida no tiene ningún sentido, por eso los brotes y las flores te pican como una infección, como una enfermedad, de repente te despiertas en la primavera, en esta pesadilla de tu vida...

#34 l


la primavera



#17



#24


#20 Olor a mangos en la cocina. Hoy me supe en un país tropical. Pasamos de la sequedad polvorienta a la humedad desatada. Calles mojadas y plásticos improvisados tapándolo todo. Rayos en el horizonte. Ronroneo de truenos. Nubes contenidas sobre nuestras cabezas. La vida se acelera. En un segundo se desata la lluvia. Cae a mares, a océanos. Ríos de barro. Remolinos. Voy a prisa pero acabo mojándome. La ropa se pega al cuerpo y siento frío. (ya en casa después de la tormenta empiezan a distinguirse los sonidos del agua cayendo aquí y allá. Goteras y salpicaduras y chorros y charcos. También alguien que canta en la calle. Una puerta que se cierra)




#22


#11



#25




#04

Como en las grandes Dionisíacas de siglos atrás, el vino había causado estragos en nuestras cabezas, las palabras desencajadas se atropellaban sin sentido. Me hablaba, y yo a él, me decía falsas verdades; la embriaguez y el aire, con olor a flores, le llenaban la cabeza de tristes imágenes de un pasado cercano. Yo lo miraba, y lloraba... lloraba como la gran actriz que soy, porque tenía que hacerlo, porque necesitaba ser mas débil que él. Me reprochó injusticias. Le reproché abandono. Como siempre, y más que siempre, las palabras fueron horas. Como siempre, el temor al fin. Como siempre, nuestro constante egoísmo de no dejarnos ir. Pero ya presentes las estrellas, solo quedaba un incansable dolor de cabeza y rastros burdeos en los labios, el aturdimiento de un bombardeo de acusaciones y el frío en las manos. Caminamos en direcciones opuestas, vivíamos en lados opuestos.



#05



#36


#18



#08 REVIVIR En su inconsciencia le pareció oír algo, pero continuó durmiendo. Estaba muy cómodo así. Volvió a oírlo, esta vez con claridad, era el trinar de un pájaro muy cerca de donde estaba. Le costó abrir los ojos, que tenía pegados, pesados como plomo. Su cuerpo protestó cuando quiso moverse, luego de varios intentos logró restregarse los ojos y sacudirse la modorra a manotazos. Miró a su alrededor, el cuarto era un desorden, así había quedado cuando comenzó a invernar. Se desperezó con exageración y lanzó un suspiro acompañado por una carcajada; había llegado la primavera, ya era hora de vestir sus mismos colores y salir a vivir.



#19




#39



#26



#20 Primavera es ver parejas besándose en la calle como si estuvieran solos Primavera es escuchar al hombre del clarinete de la esquina de mi casa Primavera es tener calor al sol y frío a la sombra Primavera es sentir que los turistas invaden el barrio Primavera es dudar si ponerme las sandalias o no Primavera son gritos de golondrinas Primavera son planes para el verano Primavera es descubrir brazos y piernas que habían estado escondidos Primavera es cruzarme con chicos guapos en bicicleta y seguir de largo Primavera es una sombra alargada Primavera es desayunar fresas Primavera es mi piel morena por fin Primavera es pagar los 30 céntimos de terraza más alegremente Primavera es saber que estás con otra y que las cosas te van bien Primavera es intuir que algo grande y hermoso está por llegar


#40




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#32 La llegada de la primavera

— ¿Sientes cómo llega la primavera?— Dijo ella risueña, mientras caminaban por el parque y se agarraba a su hombro con ademanes románticos. — Sí. La siento hasta en el fondo de mi nariz— Respondió él. Y estornudó.



#06



#27



#29



#10 Aún puede sentir el olor del humo en su savia, no puede ni quiere olvidarlo. Vio a los animales huir y las llamas tras ellos, asesinando a sus compañeros y éstos, muriendo casi en silencio, dejando en el aire un murmullo de suaves chisporroteos. Después, cuando ya empezaba a temer por su vida, llegaron aquellos hombres cargados de agua y lo salvaron, a él y a otros muchos. Ellos tuvieron la suerte o la desgracia de ser la primera frontera de vida tras la tierra calcinada, los testigos de la masacre, los seres que habrían de construir un futuro nuevo desde las cenizas. Durante un tiempo sintieron remordimientos, pesadillas,… pero no tardaron en anudar sus raíces a las de los hermanos muertos, a las de aquellos que podían recuperarse y, juntos, dejaron que el invierno y el dolor diesen paso a la primavera; con ella empezaron a tejer una maraña de verdes hojas, a inyectar vida en la tierra, a acoger pájaros e insectos y sentir otros sonidos, otros colores, otros aromas. Hoy es un buen día. Sabe que su gesto es serio, pero ve las primeras hojas brotando en sus ramas y a los hombres llegar y plantar pequeños árboles, casi retoños. Cuando se vayan, sólo tendrán que tomarles el relevo.


Objetivo comĂşn


#31



#37



#38




#07 Primaveras en otoño El árbol celebraba la llegada del otoño sacudiéndose hasta la última de las hojas ya amarillas que lo adornaban. El viento recibía contento a las nuevas alumnas de su particular academia de baile y raudo y veloz las sumergía en una danza frenética que teñía de oro la calle. La tarde comenzaba a despedirse con desgana, desgajando las nubes en jirones teñidos de rojo y salmón. Y yo protegida por los cristales de mi ventana contemplaba la escena y pintaba sobre mi lienzo, pero el pincel caprichoso guiaba mi mano y dotaba de frondosa copa al árbol desnudo y de nubes pesadas y grises el atardecer. Mi gata, compañera infatigable de tardes de pintura, pasó contoneándose junto a mi pierna, y fue a instalarse entre los tubos de óleo. Comprendí su mensaje silencioso. Pintar primaveras en otoño no aceleraría el cadencioso paso del tiempo. Y en marzo, volverías.



#03


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