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EDITORIAL Something about you is about to change and you may regret it. Moving homes, countries or just your ass is something we do out of necessity; something we do because we crave change because we are never satisfied because we are fed up heartbroken, getting a raise, getting serious, loosing a job, building a future. It’s not normally something we get excited about. Or maybe you are and I’m not.
EN AQUEST NÚMERO
disseny: Lucius Scherman foto portada: Utha
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Tu cabeza en mis rodillas , la mirada fija en la puerta. Estoy lista para todo. Llevo tanto tiempo esperando este momento que ahora nada importa más que la inmensidad que se concentra a nuestro alrededor. Veo el vacío abrirse paso de nuevo, se dilata y se comprime en latidos rítmicos, aguardando. Voy a viajar contigo más allá de lo imaginable a donde no hay mapas, pero voy a viajar sola, al fin y al cabo. Es hora de partir. Un trago de aire y el dolor, más viejo que el impacto que dio a luz al universo, me da la bienvenida. Le sonrío como a un viejo amigo al que reconoceré aunque pasen lustros. La piel se rasga, las fibras se tensan y estallan en incontables esquirlas con las que hago nuevos astros, dejando paso al sonido, a vibraciones, a silbidos, susurros y luego la nada. ¿Cuánto peso puede aguantar un alma? Uno tras otro pierdo cada uno de mis recuerdos. Sabes que he venido a llevarme todo conmigo, a consumir de nuevo otra ardiente galaxia. A proclamar la muerte de otro imperio, a reducir a cenizas otro mundo, a cerrar las puertas en un breve latido, en un solo instante. Voy a viajar contigo lo quieras o no, hemos llegado demasiado lejos, como siempre, al principio. Lo que venga serán partículas y polvo, pero eso ya es otra leyenda. Espero en el umbral del silencio con tu cabeza en mis rodillas, sobre una plateada constelación de brillantes fragmentos de sueños. Nos marchamos, está decidido.
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Yendo para La Habana por el anillo del puerto hay un cementerio de refrigeradores -rusos, americanos, de todo el mundo y todas las épocas- los dinosaurios congelados color pastel se amontonan en un almacén esperando ser desguazados en piezas, que se utilizarán después en cualquier cosa. En este país nada sobra. Todo tiene una posible nueva vida. Reencarnaciones infinitas las de los objetos aquí. El ejercito de neveras, una al ladito de la otra, en silencio sepulcral, representan miles de hogares, miles de cocinas, miles de cubanos, miles de años de lucha, que se cambiaron por un refrigerador haier -made in china- más un crédito en el banco. Ese depósito de cadáveres representa un pedazo del pasado de este país.
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Con cuidado para que no se les caigan los alfileres, ordeno mis recuerdos: un despido, una indemnización, un lo superaremos cariño, una oficina del paro, seis meses de estrecheces, un tasador, el banco, una mudanza, una separación amistosa, muchos anímate hombre. Otra vez el terremoto sacude mi cuerpo, aunque ahora apenas tiemblo; la decisión está tomada, la llave del gas abierta, las ventanas cerradas y la caja de cerillas sobre la mesa.
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par t
ida
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On sóc, no em sé i ja no hi ha vent que m’alçi la pols i m’inpadeixi el meu rastre. On sóc, a vegades plou desmesuradament... i m’inunda els carrers i les cases. On sóc... ja no hi puc ser no hi queda gairebé esperança. Està decidit... aquest cop no hi ha volta enrere amb la mudança.
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#24 Cuidar casas ajenas tiene su encanto. Puedes mirar fotos. Recuerdos de otro. Escuchar lo que se dejaron puesto en la casetera. Cocinar con especias que no conoces. Dormir en camas con olor. Hacer tuyo el espacio y el tiempo. Imaginar reflejos en los espejos (aburridos ya de las mismas caras). Sentir el rastro de lo cotidiano. Tener una gran biblioteca sin prĂŠstamo. Teteras misteriosas. Tangos. Polvo. Sentir que en cualquier momento puede llegar alguien, y seguro que no viene en tu bĂşsqueda.
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Poco espacio para poner un mundo que había acumulado cuidadosamente año tras año. Era necesario elegir. ¿Qué es realmente importante llevarse cuando abandonas una casa? Empezó a dividir el apartamento por zonas y luego por objetos. Hubiera deseado coger todas sus cosas y ponerlas en una bolsa gigante de basura, una que ocupara un espacio infinito y que se pudiera doblar hasta tener el tamaño de su bolsillo. Ese caos era más entretenido que toda aquella tarea. Abrir una caja de cartón significaba calcular espacios y clasificar qué desechar. Libros, revistas, menaje, ropa, papeles, muchos papeles con polvo. Los ácaros eran proporcionales a la vagancia de aquellos cinco años. Siempre podía surgir algo de lo que deshacerse, desencadenando un sinfín de argumentos y anécdotas. ¿Cómo se le había ocurrido comprar aquel imán para la nevera? Con letras grandes y frutas de colorines irreconocibles. ¿Qué iba a hacer con el salero al que le faltaba su pareja para la pimienta? Recordó el gato que de un coletazo había dejado soltera a la sal. ¿Era mejor comprar otra pareja? Seguro que el felino no tuvo la culpa. Seguro que había sido cosa de su compañero de piso, que además le robaba los yogures. ¿Cómo pudo aceptar sin perder la sonrisa aquel libro abominable de sexo tántrico? No es que el tema no interesara. Es que lo único bueno que tenía eran las ilustraciones. Y de repente, entre día y día, entre hora y hora, se le apareció. Un abismo cayó de uno de los libros que estaban detrás del álbum de fotos. Un papel amarillento. Se culpó por guardar notas entre otras cosas. Cogió el papel, que súbitamente le resultó familiar. Identificó la letra en el papel de carta fino como un pellejo, en el que vio algún bichito escabullirse rápidamente. Era una carta de su madre. Fecha: 10 de agosto de 1985. No quiso leer el comienzo. Era una carta dirigida a una amiga. Eso ya se lo sabía. Fue más adelante: “Nadie sabe lo que me pasa, ni lo que tengo. Nadie quiere decirme qué me pasa”, escribía. ¿Por qué nadie dijo nada? Ella ya lo sabía, se dijo para tranquilizarse. Seguro. ¿Por qué sino mentirse y mentir a su amiga con tanta simplicidad? En aquel momento decidió no seguir con aquello. Ya era suficiente. Ya lo leería luego. Puso el papel con otros documentos importantes. ¿Cómo se le había ocurrido guardar aquello en un libro? Se detuvo a mirar la portada para ver el título: ¿Por qué el mar es salado?
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la enemiga mรกs fatal,
#16 — mudanza
cada paso es una mudanza, chica, el paso desde la calle hasta el umbral, desde el umbral hasta el pasillo, desde el pasillo hasta la habitación, desde la habitación hasta la cama, desde el beso hasta el próximo beso, desde el hombre hasta el próximo hombre, hay mudanzas pequeñas y mudanzas grandes, chica, desde la costa de nieve hasta la costa del sol, hasta la costa brava, aquí te cuesta algo el idioma, pero cuando pisas en la tierra nueva pisas con zapatos viejos, con pies viejos, puedes cambiar la tierra, chica, pero no puedes cambiar la piel, puedes cambiar el país pero no puedes cambiar el cuerpo ni el alma, vagas desde aquí hasta allí pero siempre te llevas a ti misma, no puedes huir de la enemiga más fatal, con máscara y látigo, tú misma…
#04
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Ulls o mans
#03
Em deien que havia de sortir de casa i viure, que havia de deixar de mirar la gent des del balcó i viure, que m’aniria bé viatjar, i viure. Me’ls creia, de debò que sí. Però en algun moment vaig deixar de fer-ho i l’angoixa i la pressa van callar de cop. Ells no han perdut ni mica de raó: viviu, els dic; viviu molt, que jo seré aquí mirant-vos. No entenc per què no es donen per contents. A partir d’ara haurien d’estar ben tranquils, i viure.
#13
— Casa de mimo Los de la tele iban grabando un reportaje a pie de calle sobre el desahucio. Domingo, padre de familia, se miró las manos vacías. A su alrededor, la nueva casa de mimo: sus hijos pateaban un balón contra ninguna pared; su mujer se afanaba en barrer allí donde no había alfombra. «Sí, responderé a todo lo que queráis — afirmó decidido a los periodistas—. Pero, por favor, que la jaula del canario que soltamos sea la única imagen que salga de nosotros.»
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Mudança,
per falta d’espai.
Envaïda d’una alegria desmesurada, i colmatada d’eufòria de llarga durada vaig comprar sacs de confeti i serpentines, litres de cava i tres‐centes mil nines en saber que estaves de camí, i que ja venies cap aquí. En no calcular la llargada del teu viatge, ara em trobo desesperada: l’eufòria, paperets, ampolles de vidre i jo que se què. Vivim en pocs metres quadrats, que ja estaven ben aprofitats, i amb tot aquest merder el confeti s’ha mudat a la cuina i les olles al carrer.
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#06 La faja Escucha el informe médico, sostiene su mano y, si está despierto, miente: — Pronto volvés a casa. Deja una faja limpia que la enfermera usará para sostener el vientre recién operado y se lleva la sucia, la misma que luego, en su casa, enjabona y refriega con especial dedicación puesto que hoy, reuniendo fuerzas a pesar del mal que lo consume, él ha contestado “gracias” a su mentira. —Bastante generosa soy, cuando hace años que estamos separados —razona en voz alta. Si alguien preguntara a los hijos, responderían que no fue su padre quien decidió que debía marcharse. Junto con el agua de enjuague, la sangre de él corre por las manos de ella.
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Ayer Ayer, como los tigres, nuestros cuerpos bailaron al son de la noche. Ayer, como ellos, buscaban sólo sangre fresca y carne Como su zumbido nuestros arrítmicos respiros Como su hambre, el deseo de nuestros sexos Desormais, dependientes. Ayer franqueaste mi íntima frontera Ayer tu bálano palpó recónditos y profundos pliegues En la noche Tú, entre mis muslos, te introducías Tú manoseabas mis pechos Tú ahondabas mis caderas Te clavabas en mí. Ayer, como los tigres, nos empachamos de sangre y piel Volamos hacia ninguna parte, desaparecimos en nosotros Ayer, sólo electricidad. Jugaron nuestras figuras, cuerpos vivos en movimiento Se frotaron, restregaron, mordieron Ayer no es suficiente. Ayer, tú y yo, no éramos yo y tú. Hoy Hoy no fuimos tigres. Hoy, tú y yo, fuimos seres Respeto, transparencia consciente Fuimos sólidos licuados Fuimos dulces osados Almas abatidas anhelándose como nuestros cuerpos Almas gemelas que logran desnudarse En la noche. Tú, entre mis piernas, te escurrías Tú besabas mis senos Tú gobernabas mis flancos Te metías en mí. Ayer sólo electricidad, Hoy céfiro valiente que lo sosiega todo Hoy, tú y yo emprendimos un camino Volamos hacia alguna parte, aparecimos en nosotros. Ayer te clavabas en mí, tan lejos Hoy, calaste en mí, tan cerca Ahora, al fin, te creo Nos creo.
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w w w. P S E U D O N I M S . C O M