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Reportaje
JUEVES 5 DE MARZO DE 2020
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La Posta de la Lojanidad, el paro provincial y el Hospital Regional “Isidro Ayora” Por: César Correa En 1970, hace medio siglo, Loja estaba sin hospital porque el antiguo “San Juan de Dios” se destruyó por completo en años anteriores a causa de un pavoroso incendio, que se propagó fácil y rápidamente por la abundancia de madera seca, de los pisos, puertas, ventanas, gradas, paredes, tumbados, pilares, vigas, que produjo llamaradas que cubrían íntegramente los dos pisos del edificio y se elevaban en el aire unos 4 metros sobre el tejado. Al quedar inservible el viejo local, lo que se necesitaba era la construcción de uno nuevo que se adecúe a los avances técnicos de la medicina. Pero en Quito no se sentía esa necesidad, quizá porque no había lojanos que la comunicaran, porque no abrían la boca los dirigentes de los partidos. En vano esperamos los lojanos que Clemente Yerovi, Otto Arosemena y Velasco Ibarra tomaran la resolución de construirlo. Perdida la esperanza por el absoluto olvido, llegó la hora de las medidas desesperadas •• En la fotografía se observa a Gonzalo Peláez, Antonio Jaramillo, Eduardo Reyes, Rigoberto Puín, Enrique García que se dieron en los meses de Valdivieso, Jorge Mora Carrión , José María Cisneros, Marco Carpio, Víctor Hugo León, entre otros exbernardinos. marzo y abril. Primero fue la Posta de la Lojanidad mediante la cual 60 atletas del La llegada del neoliberalismo al hospital Colegio Experimental “Bernardo Valdivieso” llevaron a Quito, al trote, En el Hospital Regional “Isidro Ayora” hubo condiciones y posibilidades el pliego de peticiones que fueron entregadas al presidente José María de salvar las vidas de los pacientes que no llegaban con su salud irreVelasco Ibarra el 12 de marzo. La respuesta verbal inmediata fue la de mediablemente quebrantada, hasta que asumió la Presidencia de la Re“Esto se cumple”, pronunciada por el “Profeta” al entregarle el docu- pública Sixto Durán Ballén, quien arruinó el servicio. En cumplimiento mento al Secretario General de la Administración. de sus teorías neoliberales de reducir el tamaño del Estado porque no Del dicho al hecho, hay mucho trecho. Había transcurrido un mes debía “gastar”, recortó criminalmente el presupuesto, dejando al hospide la entrega del pliego de peticiones y no había una respuesta tal sin medicinas, sin insumos, sin colchones, sin sábanas, sin cobijas, concreta, entonces la gente se exasperó, estalló por la indignación se redujo el número de médicos y de personal administrativo. y decretó un paro provincial que se realizó en la última semana Quienes se enfermaban y acudían en busca de recuperar su salud, de abril. o sus familiares, tenían meter mano al bolsillo para comprar las inEl calvario no terminó en 1970. Nunca se asignó la totalidad de los yecciones, las jeringuillas, los guantes, el papel higiénico, la gaza, el fondos para construir el nuevo hospital. Se hicieron los planos y co- esparadrapo, no se diga los insumos de mayor costo; también meter menzó la obra que contó con un financiamiento de sucre en sucre, la mano al bolsillo para comprar las medicinas. Si el paciente iba a a pesar de que en agosto de 1972 comenzó la explotación de crudo ser internado tenía que llevar colchón, sábanas, cobijas, almohadones. del Oriente y fluyó el chorro de petrodólares, que se quedaron en su El que llegaba sin billetes recibía la atención médica inicial, quizá el mayor parte en Quito, cantidades significativas fueron al Guayas, al- diagnóstico y la receta. Y pare de contar. Los más pobres llegaban a guito a Manabí y Azuay, pero a Loja solo migajas. ¿Qué le debemos morir indefectiblemente, ante la impotencia y desesperación del pera “Bombita”? ¿Qué le debemos a la dictadura militar que imperó de sonal. Trágica historia que se prolongó por más de una década, pese 1976 a 1979? a las denuncias y protestas de las organizaciones laborales y los peTranscurrió una década, pasaron los gobiernos de Velasco Ibarra, Gui- riodistas. llermo Rodríguez Lara y la dictadura miliar, y no se terminó de cons- El neoliberalismo causó inenarrables dramas de dolor inaudito, cobró truir el que se bautizó como Hospital Regional “Isidro Ayora”. Se lo cantidades de vidas, que se apagaron en los pasillos del hospital, -de acabó de hacer en 1980. No obstante, a petición de la derecha, los todos los hospitales públicos del país-, que perfectamente pudieron militares inauguraron anticipadamente el hospital en 1979 “para que salvarse si se contaba con unos cuantos sucres para hacer las curano lo inaugure Jaime Roldós”. ciones con tratamientos comunes y corrientes. Fue una experiencia Durante los gobiernos de Jaime Roldós, Osvaldo Hurtado, León Febres espantosa que hoy la van a repetir con el cuento de que tenemos un Cordero y Rodrigo Borja Cevallos, el Hospital Regional “Isidro Ayora” Estado obeso. contó con fondos para funcionar al máximo de su capacidad, ofre- Los que conocen de cerca la historia del hospital saben que hubo un ciendo servicios de salud aceptables a los pobres de Loja, Zamora cambio radical con Rafael Correa, quien remodeló el edificio, adecuánChinchipe y El Oro: tenía una buena planta de profesionales y admi- dolo para que dé atención moderna; le dotó de la mejor sección de nistradores, disponía de instrumental e insumos, ofrecía medicinas neonatología de la provincia, le proveyó de un tomógrafo, de mediciy alojamiento (con alimentación), hacía los análisis de laboratorio. nas, instrumental, insumos y todo lo necesario para darle al público Tanta belleza no duró para siempre. un servicio confiable, eficaz, humano. (I).
