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Entrevista: Pepe Mel
from INTERVIÚ Nº 1857
Mel Pepe
Acaba de debutar como novelista con ‘El mentiroso’ (Jirones de Azul). Como entrenador de fútbol es un amante del buen gusto en el juego. O sea, un esteta. Casi era inevitable que rompiera en escritor.
C
ómo consigue compaginar sus dos vocaciones, dado, sobre todo, lo absorbente que es el fútbol profesional?
Para mí, estar inmerso en el fútbol y escribir va un poco unido. Sin el estrés que supone el día a día de entrenar a un equipo, tal vez no buscaría la relajación y la calma para sentarme a escribir.
Otros entrenadores y futbolistas ilustrados han escrito libros. Pero una novela de misterio…
Me gustaba escribir ya desde muy joven. Y he disfrutado mucho escribiendo esta novela de intriga en la que aparecen algunos personajes históricos.
En un campo de fútbol mandan el talento natural y el instinto. Sin embargo, ¿cree que la cultura puede imponerse en determinadas situaciones sobre el césped?
Todo lo preparado que se esté ayuda. En el mundo del fútbol, eso es evidente en el caso de un entrenador, porque hay que imponerse a un grupo de 25 jugadores. Se trata de marcarles un camino y convencerles con argumentos de que lo sigan.
¿No considera que la pasión del fútbol se desborda? Se va Agüero al Manchester City y parece casi un delito.
Es que en el fútbol se acentúan mucho los bandos. La gente se siente importante por el hecho de ser seguidor de un club y se acoge a una especie de ritual. Eso explica que se tome como una traición lo que no es más un cambio profesional. Pero en definitiva, el fútbol refleja la sociedad actual, donde hay un problema de convivencia.
En ese sentido, ¿no falta en el fútbol un nuevo código ético para todos, incluidos los aficionados?
Pues sí, pero el fútbol no es un mundo aparte, sino una proyección de la sociedad. Si reflexionamos, todo necesita un orden, una ética, empezando por los políticos y los banqueros. Bien es cierto que la gente que nos ve sigue nuestros comportamientos, que la juventud se fija en nosotros. Por eso te- nemos la obligación de dar buen ejemplo. En el fútbol, tan necesitado de resultados, no se aprecia tanto el amor a la obra bien hecha, precisamente su se-
llo como entrenador.
Para un entrenador intentar mantener el buen gusto en el juego es difícil. Nuestro puesto depende de los resultados y eso hace que a veces impere el miedo. Pero yo mantengo que se acaba por obtener buenos resultados jugando bien. Eso sí, al Betis le va a costar imponer su estilo en la Liga, porque peleamos con armas del Neolítico contra ejércitos dotados de misiles nucleares.
La novela que acaba de publicar se titula ‘El mentiroso’. ¿Hay muchos en el fútbol?
Como en todos los ámbitos. Todos conocemos en nuestros trabajos a alguien que miente. En el fútbol no abundan, y por ello no deberían airearse tanto. Este es un deporte precioso que da de comer a mucha gente.
Prepara una novela sobre el pintor Velázquez y anuncia que, cuando se retire del fútbol, escribirá un libro sobre este deporte en el que dará nombres y apellidos.
Hablaré de cosas que he vivido, y nombrar ahora a ciertas personas en determinados casos no sería agradable, teniendo en cuenta además que no todos tenemos el mismo punto de vista. En lo que afecta a compañeros de trabajo, siempre hay que medir.
Con nombres y apellidos, se habla más de José Mourinho y Pep Guardiola que de Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Opio del pueblo o cuestión de carisma?
Van unidos. En relación con lo primero, el fútbol tiene una dimensión más alta de lo que merece, solo es un juego. Sin embargo, respecto a lo segundo, los líderes no se eligen, sino que surgen y se imponen.