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CASA-MUSEO ANTONIO PADRÓN DE GÁLDAR
La iniciativa de crear un museo dedicado al artista indigenista Antonio Padrón (Gáldar, 1920-1968) es de su familia, en particular, de su tía Doña Dolores Rodríguez Ruiz, con la que vivió desde su infancia, tras el temprano fallecimiento de sus padres. Ella fue la que hizo posible que toda la obra que se encontraba en el estudio, en el momento de la muerte del pintor, permaneciera intacta en él hasta la fecha.
En este año 2020, por ende, tenemos la oportunidad de celebrar el centenario del nacimiento de nuestro gran pintor canario, que realizó una interpretación personal de su tierra aborigen y de la sociedad rural donde convivió.
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EL CONJUNTO ARQUITECTÓNICO
El inmueble, donde Antonio Padrón pasó largas horas de su vida meditando y trabajando, se transformó en el Museo de su obra. De esta forma, la Casa-Museo fue inaugurada el 8 de mayo de 1971, tres años después de la muerte del pintor. Está formada por dos edificios, que da al conjunto arquitectónico un especial interés: se pueden contemplar una muestra
de dos visiones arquitectónicas diferenciadas y opuestas que se desarrollan en Canarias durante la primera mitad del siglo XX. Así, el primero de los inmuebles es de carácter racionalista, pues fue encargado al principal arquitecto y representante del racionalismo en el archipiélago, Miguel Martín Fernández de la Torre en 1933, quien, además, contó con la colaboración del arquitecto alemán Richard von Oppel. Mientras que el segundo, construido en 1947, es un ejemplo de arquitectura regionalista, obra del arquitecto José Luis Jiménez.
Además, se incorporó al museo, el jardín de la casa familiar que, originariamente, asumió una función más utilitaria que el rincón botánico que posteriormente fue. Está rodeado por muros altos, rematados por celosías, y tiene unos parterres que crean un efecto de amplificación y de laberinto, donde se invita a un paseo reflexivo.
En este espacio conviven endemismos canarios con ejemplares de procedencia tropical. También, posee una fuente de siete mosaicos azules de alto, colocada en el centro, que invita a la relajación mediante el sonido permanente del agua.
El jardín refleja el interés que tenía Antonio Padrón por el mundo natural, pero igualmente, nos habla de la personalidad y las inquietudes espirituales del hombre que lo creó: todo aquel que cultiva un jardín proyecta en él una visión idealizada y simbólica de su propio mundo interior. Desde este punto de vista, el jardín de la Casa Museo es el espacio más emocio
naria. Trata de adquirir, conservar, estudiar, exponer y difundir, la obra del notable artista galdense, con fines de estudio, educación y disfrute, así como, de la corriente que se planteó la necesidad de fundar una tradición artística insular que reflexionara sobre sus signos de identidad, que reflejara el modo de ver la naturaleza insular e interpretara su realidad social: el indigenismo.
nalmente asociado al espíritu integrador del artista.
LA OBRA Y LA EXPOSICIÓN
En el interior de la Casa-Museo encontramos numerosas piezas –óleos, esculturas, dibujos– que corresponden a las distintas etapas de su progreso artístico. Los temas que se ven reflejados en sus cuadros son su tierra y su gente, es decir, desde la implicación con la sociedad de su entorno, pues él estuvo siempre muy apegado a ellos.
En su conjunto, la obra expuesta reviste un enorme interés, no solo por su número, sino por la calidad de su trabajo. Se halla dispuesta en cuatro salas de diverso tamaño distribuidas en los dos inmuebles que lo conforman. La primera, situada en el edificio funcionalista, cuenta con una serie de pinturas del pintor, colocadas en un orden cronológico aproximado, tales como Niñas de las mariposas (1950), Cañas en el sur o Cucañas (1960), Echando las cartas (1960), En el mercado (1962), Mujer infecunda (1962), En la exposición (1964), Las tuneras (1965), Campesina (1966), La Lluvia I (1967), La Lluvia II (1967), o Niño enfermo (1968) y los cuatro murales que poseen unos tamaños notoriamente más grandes y realizados con diferentes materiales de nuestra tierra (arena), Campesinos-Trabajadores de plataneras (1965), Campesinas (1965), Paisaje con aulagas (1965) y Composición canaria (1967). La segunda de las salas, está ubicada en el mismo inmueble, tiene unas pocas piezas escultóricas imitando a los aborígenes realizadas por el mismo artista, como el Ídolo de Tara que, a su vez, fue su mayor inspiración para la mayoría de sus obras. Tras ello, hay un pequeño espacio dentro del museo, llamado El Voladizo, en el que se llevan a cabo las exposiciones temporales. La tercera, denominada Sala Indigenista, se encuentra dentro del inmueble de carácter regionalista, donde se presentan diferentes obras escultóricas o pictóricas de sus amigos artistas canarios formados en la Escuela Luján Pérez como Plácido Fleitas, Felo Monzón, Jorge Oramas y Santiago Santana, entre otros. Y por último, en la planta alta del mismo edificio que la anterior, se sitúa la cuarta sala, en la que se exponen obras (la mayoría inacabadas), junto a varios bocetos y sus herramientas de trabajo. Alguno de los cuadros expuestos datan desde su época anterior a sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), hasta el óleo que estaba pintando los últimos días antes de su muerte: La Piedad (1968).
En líneas generales, la Casa-Museo Antonio Padrón. Centro de
Arte y Estudios Indigenista es una institución museística ubicada en el casco histórico de Gáldar y dependiente del Cabildo de Gran Ca