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SERIE BUZOS

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TAXIPREMIOS

TAXIPREMIOS

“Era un trabajo duro, me lo enseño mi padre, pero se pagaba bien”

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SERIE BUZOS, PECIOS, HISTORIAS DEL PUERTO DE LA LUZ Y LAS PALMAS

FEDERICO BENIGNO DOMÍNGUEZ GONZÁLEZ EL BUZO DEL SUBMARINO ALEMÁN U-167

El buzo Federico Benigno Domínguez González, nació en 1929, tenía ochenta y un años, cuando al recordar su vida, nos cuenta que él fue el primero en bajar a un submarino alemán, en 1951, en la playa de las Burras, Gran Canaria, el U-167, para reflotarlo porque el submarino tenía los torpedos dentro y corría cierto peligro y riesgo. Los medios utilizados eran muy

rudimentarios y él tenía que resolver los problemas que se encontrara debajo con lo que tenían, pero el premio era importante: “Nada menos que un submarino alemán de la segunda guerra, enterito”

Benigno ya tenía sobrada experiencia en el reflotamiento y desguace de buques de guerra; A lo largo de los años 1945-1950 estuvo con su padre y su tío, en el crucero mercante armado, con seis cañones de 105 mm, SS KAISER WILHELM DER GROßE_ hundido en Villa Cisneros,

Sahara español en 1914. El “Kaiser” como ellos lo llamaban, en la costa del Sahara donde fue hundido en la primera guerra mundial. Su padre (Pedro Domínguez Castellano) y su tío Juan, tenían un barco plataforma con una grúa con la que iban de un barco a otro haciendo los trabajos de buzo, desguazando y otros trabajos, hasta la Guinea Española. En esa etapa él trabajaba con “una malla para protegerlo de los tiburones, estaban puestas siempre de arriba abajo, a treinta y tantos, cuarenta metros de profundidad...”

“ESTOY VIVO PORQUE DIOS ES MUY GRANDE”

Trabajaban con el nombre de Compañía de Recuperaciones Marítimas, S.A. Recientemente Benigno encontró una fotografía saliendo del fondo del mar: Los recuerdos se le despiertan, y se le mezclan, tiene conciencia de haber sobrevivido a muchos peligros, a mucho frio, pero también de haber disfrutado de la vida, intensamente. “El equipo pesaba ciento y pico kilos…” “En la barcaza había once personas para trabajar, tenía 16 metros, una preciosidad...”

El considera que ahora no hay seriedad, dignidad, honestidad. Dedicó toda su vida al trabajo, hizo mucho dinero y

también lo gastó. “Se pagaba muy bien, mucho dinero que movió y se gastó.”

Pero no solo buceó en el mar, desguazando barcos. Los trabajos en los pozos y galerías de agua, ocasionales, peligrosos, en condiciones muy duras de visibilidad también eran necesarios, para recuperar alguna máquina, una perforadora, o una bomba. Para estos hombres cuya fuerza y valor han sido las cualidades esenciales, el olvido y la enfermedad son causa de profunda tristeza. Explorar sus recuerdos, le permite volver al pasado de éxito y astucia. Le duele verse como está. 

Vicente Benítez

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