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ENTREVISTA MARGARONA PÁEZ

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LA GRACIOSA

LA GRACIOSA

Margarona

“Lo he hecho todo por mi isla”

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ES IMPOSIBLE ENTENDER EL DESARROLLO DE LA OCTAVA ISLA SIN SU FIGURA. MARGARITA PÁEZ GUADALUPE ES SU NOMBRE OFICIAL, PERO TODOS LA CONOCEN CON EL NOMBRE POPULAR DE MARGARONA. ES LA MÁS PEQUEÑA DE SEIS HERMANOS Y DE SUS 74 AÑOS 33 LOS DEDICÓ A CUIDAR DE SU GENTE. SU TRABAJO Y DEDICACIÓN POR SU ISLA LE HIZO GANARSE LA FAMA DENTRO Y FUERA DE CANARIAS. DICE QUE LAS PIERNAS YA NO LE AYUDAN MUCHO. LO QUE NO FLAQUEA ES SU ACTITUD Y SU MANERA DE HABLAR SIN DEJARSE NADA ADENTRO. SU TIEMPO AHORA SE LO DEDICA A LOS CUATRO NIETOS DE SU HIJO Y SU HIJA, PERO AFIRMA CON LA FUERZA QUE LA CARACTERIZA QUE “SI HAY QUE DEFENDER A UNA PERSONA Y A MI ISLA, AHÍ ME TENDRÁN”. TAMBIÉN ESTÁ AL TANTO DE TODA ESTA PANDEMIA Y NO DUDA EN AGRADECER A LOS SANITARIOS “POR TODO LO QUE HAN HECHO POR LOS DEMÁS”.

–Pregunta (P): ¿Cómo era la Graciosa cuando usted era niña? –Respuesta (R): Mi madre me parió en La Graciosa y aquí he vivido toda mi vida, y estoy encantada. Pues mira, primero iba al colegio. Después cogía una caña y me iba a la punta del muelle a coger bogas. Mi madre las escamaba y las freía y comíamos con gofio. Era una vida tranquila y feliz. Jugábamos a la soga, al boliche, al escondite y también hacíamos las muñecas de trapo para jugar. El colegio estaba donde está ahora el Centro Cultural. Ahí estuve yo en la clase. Conocí de maestro a Don Juan Pérez Mesa, que le daba a los niños, y a la maestra, doña Nélida. Los dos eran buena gente. Y yo hacía lo que podía. A mí lo que más me gustaba era echarme la caña al hombro e ir a pescar. A mí me gusta más la vida de antes que la de ahora. Ahora hay más comida, pero antes estábamos mejor. Todas las personas que vivíamos aquí éramos como una piña, nos ayudábamos entre todos y ahora ya no se ve eso.

–P: Ahora con esta pandemia, ¿recuerda usted algo parecido a esto a sus 74 años? –R: Nunca en la vida. Es muy triste todo lo que está pasando. La gente está de puertas adentro y tú no puedes ni saludarlas ni darle un beso a la familia ni a nadie. El virus nos tiene amargados y no dejan al personal entrar y salir para poder vivir, porque o viene turismo o está la cosa perdida. Pobres todos. Quita, quita, quita…

–P: El desarrollo de La Graciosa va ligado a su vida. –R: Lo he hecho todo por mi isla. Cuando todo el mundo dormía yo caminaba por las calles. Los marineros salían para la pesca y me preguntaban si aún no me había acostado, y yo les decía que yo me acostaba cuando se fueran ellos. He batallado bastante por los gracioseros. Aquí se enfermaba una persona y allí estaba yo al tanto de todo. Si el médico decía que había que trasladar a alguien porque estaba muy enfermo y había mal tiempo, a la hora que fuera llamaba al delegado del Gobierno de Lanzarote y le contaba el problema. Y había que resolverlo, y mandaban un helicóptero a la isla para llevárselo.

–P: Como alcaldesa pedánea, ¿qué es lo más feliz que le ha hecho? –R: Pues poner la luz, el agua, los teléfonos… Todo lo que ha habido aquí le tocaba a Margarona. Pero todo lo que dejé cuando me retiré se está viniendo al piso. No lo están respetando. Por ejemplo, estando yo se hicieron los nichos en el cementerio y ya solo queda uno. Y dicen que no se van a hacer más. Entonces ¿qué hacemos? ¿los tiramos al agua y los recogen en la Caleta de Famara? No mi niño, eso hay que hacerlo. Un graciosero o graciosera quiere que lo entierren aquí. Y si se muere en Lanzarote también se trae aquí. Eso hay que respetarlo. Yo ya le dije a mi familia que si no hay nichos, que me entierren con mi madre, que está allí enterrada también.

–P: ¿Cree que aún quedan cosas por hacer? –R: Sí, todavía hay que hacer el teleclub, el campo de lucha, el de fútbol. Sí hay muchas cosas que hacer todavía.

“LAS PERSONAS QUE VIVÍAMOS AQUÍ ÉRAMOS COMO UNA PIÑA, NOS AYUDÁBAMOS ENTRE TODOS Y AHORA YA NO SE VE ESO”

“TODO LO QUE DEJÉ CUANDO ME RETIRÉ SE ESTÁ VINIENDO AL PISO”

la persona más importante que ha pisado la isla?

R: Para mí Adolfo Suárez. Fui al muelle a recibirlo con toda la gente de la isla, porque aquí era una locura con él. Mi madre, que en paz descanse, también era una locura por ese hombre, y ella quería verlo, pero le dije que no se podía porque venía con guardaespaldas y esas cosas. Y le dije a don Adolfo que tenía una pena, y le comenté que mi madre quería conocerlo. Me preguntó dónde vivía. Aquí detrás, le dije. Y Adolfo Suárez dijo, “pues vamos a verla”. En eso salieron los guardaespaldas detrás de él y les dijo que iba solo, y solo se llevó a un fotógrafo para sacarse una foto con mi madre. Mi madre cuando lo vio se volvió loquita. Ella estaba sentadita en la cocina y Adolfo Suárez se puso allí a hablar con ella. Creo que mis hermanos aún tienen esa foto. Pero todas las personas que han visitado la isla son todas muy buenas. Aquí no ha venido gente mala ninguna.

–¿Cómo ha sido su relación con los políticos de Lanzarote y del Gobierno canario? –Yo me he llevado toda la vida muy bien con todos. Yo comencé en la época de Adolfo Suárez. Después entré en el PIL con Dimas Martín y tengo que decir que todo lo que está en la isla es gracias a Dimas, y después me llevaba bien con todos los partidos. Ellos todos venían a La Graciosa. Me acuerdo que estaba de diputada en la época de Felipe González María Dolores Pelayo, que ella es chicharrera, y me llevaba muy bien con ella y todavía conservamos esa amistad. Rosa Conde, también estuvo aquí. Íbamos a calamarear y luego a la noche nos los comíamos. También Carmen Chacón pasó por aquí. Con Jerónimo Saavedra también me llevaba muy bien. Yo me he llevado bien con todos.

–El que la isla cuente con un centro de salud también fue una lucha.

El centro de salud era antes la Casa del Marino. El médico en aquella época me llamó y me dijo que se estaba mojando por dentro y le dije que esperara que escampara, que yo iba ya para allá. Escampó por fuera y seguía lloviendo por dentro, y el médico estaba en una esquinita. Me dio mucha pena. Llamé al Cabildo de Lanzarote, que estaba en aquella época Inés Rojas como presidenta, y yo le contaba todo lo que pasaba aquí. Vinieron y lo estaban reparando, porque el edificio tenía más de baños que de habitaciones. Cuando estaban allí todos, Gobierno de Canarias, Cabildo, Ayuntamiento… nos dijeron que lo iban a reparar, y les dije que no, que yo quería que metieran la pala por detrás y la sacaran por delante, porque había que tirarlo todo y hacer cosas nuevas para la isla. Y me decían que se iba a hacer y les dije que no, y me marché. Inés Rojas salió corriendo detrás de mí, y me dijo que querían hablar conmigo. Le dije a Jesús Morales que no me engañara, porque ellos se iban y yo tengo que quedarme en La Graciosa noche y día, y eso a mí el pueblo no me lo perdonaría. Al día siguiente lo estaban desbaratando todo, y al final hicieron el Centro de Salud de La Graciosa. Batallamos mucho, y ahora tenemos un médico y una médica. Cada uno está una semana, y están muy contentos. Y también tenemos un enfermero.

–P: ¿Cree que los homenajes que le han hecho son suficientes?

R: Todavía me falta uno, que me lo prometieron y todavía no lo han hecho, ser hija predilecta de esta isla. Me dicen que están arreglando el papeleo para hacerlo, pero yo todavía no lo he visto. Yo le dije al alcalde que si me lo van a hacer cuando estire la pata que no se moleste, que yo lo quiero ver cuando esté vivita y coleando. También tengo una calle a mi nombre, Margarona, que me preguntaron cómo quería que le pusieran a la calle, Margarita Páez o Margarona, y les dije que Margarona, que es como me conoce todo el mundo en España y en el extranjero. La isla de La Graciosa es mi orgullo.

–P: ¿Cómo le gustaría que le recordaran?

R: Yo quisiera que me recordaran por el bien que he hecho en este mundo. 

“TODAVÍA ME FALTA UN HOMENAJE, SER HIJA PREDILECTA DE ESTA ISLA. PERO QUIERO QUE ME LO DEN CUANDO ESTÉ VIVITA Y COLEANDO”

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