Crónicas de la Diversidad N° 20 AGOSTO 2021

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Spoiler Alert y la necesidad de nuevas narrativas de mujeres no hetero normadas escribe: María Font1

Cuando tenía 16 me enganché por primera vez con una serie que hablara abiertamente sobre la comunidad LGTBIQ+, en ese momento yo no me consideraba bisexual; sin embargo, lo que Ryan Patrick Murphy nos regaló con el estreno de Glee me hizo pensar en un primer momento que las relaciones amorosas entre mujeres no eran tan complicadas como por tanto tiempo mi colegio católico me había hecho creer. Aquí comienzo con los spoilers que quizás a muchxs les gustaría obviar, y me disculpo si peco de pretenciosa al suponer que todxs han visto la serie o han escuchado hablar de ella. En el desarrollo de la serie se veía la relación entre Santana y Brittany, quienes desde los primeros episodios utilizaban abiertamente su sexualidad ofreciendo tríos a cambio de favores para la entrenadora o simplemente para molestar a algunos de los personajes (Rachel). A mis cortos 16 años eso me parecía alucinante y me hacía pensar lo fácil que era salir del clóset y vivir una sexualidad abiertamente no heteronormada; sin embargo, mientras iba avanzando la narrativa de la serie, mi corta edad no me dejaba entender por qué cuando estos dos personajes hablaban de su sexualidad con hombres no había ningún conflicto en la trama; mientras que cuando se presentaban escenas en las que ellas estaban solas, ya sea besándose o abrazándose, y Brittany proponía hacer pública la relación, Santana se negaba rotundamente. Mientras avanzaba la serie, llegó un momento en que las dos llegaron a emparejarse con hombres, cosa que me dejaba más confundida que al inicio. Además; Kurt, un personaje abiertamente gay, sufría bullying durante la serie. Para no seguir spoileando, las preguntas que me quedaron en mi adolescencia fueron las siguientes: ¿Por qué estaba bien visto que dos mujeres disfrutaran abiertamente de su sexualidad cuando había un hombre de por medio, y causaba tantos conflictos cuando simplemente se consideraba la idea de que sean una pareja? ¿Por qué Brittany y Santana no podían expresar libremente amor?

había pasado por alto. Nunca voy a negar que Glee fue la primera serie con la que pude pensar que el amor entre mujeres y el amor entre hombres no debería ser juzgado por nadie y que hay un largo camino por recorrer para que eso se haga realidad. Sin embargo, luego de haber visto una gran cantidad de series y películas sobre mujeres no heteronormadas, me di cuenta que las relaciones lésbicas en los mass media casi siempre son aceptables cuando están ligadas al placer masculino o al voyerismo. No fui yo quien descubrió la pólvora en este asunto, de hecho, todos los cuestionamientos que se fueron construyendo en mi cabeza mientras consumía más y más narrativas lésbicas o de mujeres no heteronormadas encontraron la luz con el artículo de la feminista Laura Mulvey, quien en 1989 escribió el artículo «Visual Pleasures». Mulvey con su texto criticaba la posición que tenían las mujeres en las películas de su época, siempre viéndose como objetos para el placer masculino e incluso cuando llegaban a tener algo de importancia para la trama nunca llegaban a ser heroínas, personajes principales, actantes, simplemente reflejaban los deseos masculinos. Como consecuencia, las mujeres no contaban con imágenes cinematográficas con las que reflejarse o heroínas poderosas que les brindaran agencia real dentro de los relatos. Parafraseando una frase del artículo, básicamente la mujer estaba objetivizada por el hombre; es decir, las mujeres no tenían agencia en las películas de aquella época. Según la tesis del Instituto Universitario de Investigación de Estudios de las Mujeres y de Género: Desmontando el armario, con mis propias palabras, se podría decir que la representación de la identidad lesbiana en el cine es la contemplación de las mujeres como simple objeto de deseo provocaba que lxs expectadorxs se identifiquen con esas actitudes.

Volviendo a todas las preguntas que despertaron en mí la serie de Ryan Murphy, en la maratón que pude realizar este A mis 28 años, abiertamente bisexual y con un ojo femi- año terminé por responder casi todas mis interrogantes. A lo nista pude darme cuenta de algunas cosas que de pequeña largo de la serie Glee se trata de ahondar de manera política-

Maria Claudia Torres aka María Font. Estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se especializó en Gestión Cultural por el Museo de Arte de Lima. Se ha desempeñado como editora y correctora de estilo para la Editorial Trotamundos. Ha publicado Blue Tragedy o el Panfleto del gatito negro (2018) y Aprendiendo a enterrar a los muertos (2019). Actualmente maneja el podcast Las notitas de Font en IG: @notitas24. 1

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