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Escenas catalanas 24 y 25, por Frau Diamanda
Escenas catalanas 24 y 25
escribe Frau Diamanda
dibujos Chechi Chávez
Esta Escena acaba de ser creada en vivo en una Performance de Escritura en La Máquina - Barcelona.
ESCENA CATALANA Nª 24
Vestida y maquillada, ya está lista para ir a concierto de acto noise madrileño en sala alternativa de Vallcarca. Se escurre de casa toda de azul y tules negros mirando el móvil desprevenida. De pronto, en plena calle, silbidos persistentes le hacen levantar la mirada. Chico español guapo le silba girándose continuamente, pero sin detenerse. Resuelta y altiva, ella prosigue su trayecto sin voltear más. Nunca fue una perra obediente. Y es que, el asunto de ligar consiste muchas veces en una lucha férrea de egos. Triunfal, siente cómo a zancadas chico español guapo viene detrás y la aborda. Su estrategia de auto exotización ya ha ganado una vez más. Está muy guapo y dice tener mucha fiesta, así que, sopesa situación en su balanza moral y, finalmente, decide invitarlo a casa. Se encierran en la habitación durante horas a tener sesión de sexo hardcore. Él dice ser sonidista y trabajar entre Londres y Barcelona. Es pijo, pero majo. Es moreno, tiene los ojos marrones muy grandes, pestañas soñadoras muy largas y cejas re pobladas. Besa muy bien. A intervalos de cada veinte minutos va esnifando su ración. Entonces, en cierto momento de sesión improvisada, le confiesa una de sus preferencias dejando antes en claro que no es homosexual. Se la susurra al oído. Ella entiende muy bien y pone manos a la faena: cápsula vacía es entregada en mano, rellenada a tope de fiesta y sellada cuidadosamente. Ahora, ella exige posición adecuada a cuatro patas dilatando muy bien orificio peludo. Garras aprietan y abren. Lubrica intensamente antes de inserción. Push. Ya está dentro. Chico español guapo se gira y tumba boca arriba esperando efecto mientras fuma porro. Ella siente cierto temor. No se vaya a quedar tieso de un ataque al corazón en plena cama. Continúan sesión durante toda la noche. Se despiden ya de mañana y han tenido más encuentros esporádicos. Luego de perderle el rastro por varios meses, llamada al móvil los reconecta otra vez. Está internado en hospital tras casi haber sufrido un paro cardiaco por sobredosis. Internado en clínica pija de desintoxicación le confiesa su soledad y que la echa de menos. Parlotean durante horas hasta que alguien corta de porrazo toda conexión entre ellos. No ha vuelto a saber nada más de su querido follamigo toxicómano.
* Frau Diamanda (Héctor Acuña) es autora de Escenas Catalanas: errancias antropológico sexuales (Editorial La Máquina, Barcelona), libro que fuera elegido como el mejor del año 2020 por Crónicas de la Diversidad.
Escena Catalana creada exclusivamente para la performance on line Ejercicio Neobarroco de Escritura Travesti. CED Macba, octubre 2020.
Con Colectivo La Máquina.
ESCENA CATALANA Nª 25
Traslación de 360 grados se ha producido a escala global. Pandemia la ha pillado con chanclas y chándal sin nada o poco por hacer: el apocalipsis es bastante aburrido. La agobia seguir oyendo avalancha informativa sobre bicho aún desconocido que ha impuesto nuevas reglas al juego de sujeción planetaria. Sin embargo, sabe muy bien que el deseo siempre está presto a fluir como lava incandescente generando grietas en la impostura del confinamiento. La errancia sexual, antes física y espacial, se desplaza entonces hacia el mundo virtual. Solo ha cambiado de escenario y quizás esa imposibilidad de ver/reconocer el objeto de su deseo, la ha obligado a diseñar nuevas estrategias, muchas veces agobiantes. Ha descartado por completo bajarse aplicaciones como el grinder o tal y cual. Ahora el anonimato es moneda interrelacional. Resguardada por las almas de sus queridas muertitas, se sabe protegida. Le ha pillado manía a regulaciones sanitarias del estado de excepción desinfectando todo histéricamente —lejía, por aquí, desinfectante, por allá— pero poco a poco se va relajando. Potencial follamigo la ha contactado por alguno de esos chats cutres desperdigados en la red. Chico negro francés da un paso más allá e intercambian whatsapp durante flirteo cibernético. Coquetea parloteando en su francés oxidado y pactan encuentro en su piso. Dirección y ubicación previamente enviadas, ya espera enfundada en su mejor lencería. Chico negro francés llega puntualmente, pero al abrir la puerta, no reconoce imagen enviada. Por el contrario, frente a ella está una especie de astronauta caído de algún satélite inesperado: todo revestido de equipamiento sanitario sugerido por regulaciones, lleva mascarilla y guantes de látex rigurosos, gorra, gafas negras y mochila a cuestas. Absorta, lo invita a pasar. Una vez en la habitación, ritual sanitario la deja aun más boquiabierta. Chico negro francés saca de su mochila un neceser blanco y desinfecta todo meticulosamente. Casi obsesivo, va rociando con alcohol todo lo que haya a su paso, incluyéndola. Doble condón superpuesto, uno sobre otro, exige fellatio. De rodillas, ella pone hocico a la faena sin siquiera ser tocada. Ahora le exige posición a cuatro patas. Lluvia de alcohol le alcanza caderas y hasta espalda, pero hay más esmero en su orificio. Con el culo ya esterilizado, es recién penetrada y tocada con cierto temor. Polvo no dura ni tres minutos. Acto finito, chico negro francés retoma ritual sanitario a la inversa quitándose profilácticos y sellando todo rastro con toallitas médicas con sumo cuidado. Se despide y sale veloz del piso a largos pasos. Ya relajada, ella ensaya desmenuzar situación entendiendo qué contexto pandémico se erige omnipotente al habernos arrebatado hasta algo tan íntimo como la búsqueda de nuestro propio placer sexual. La paranoia colectiva se ha instalado vencedora, siendo el terror al contagio la prueba tangible del desmoronamiento de todo aquello considerado humano. El enemigo invisible se encuentra en cada uno de nosotros. Sin embargo, sabe que seguirá persistiendo tercamente...