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Costa norte 500
Costa norte 500
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Dan Burton y James Borges se embarcan en un viaje espectacular de paramotor por el norte de Escocia Fotos: Dan Burton. Historia: James Borges
“¿Somos los primeros en recorrer la carretera por la costa norte 500 en paramotor?” pregunta James Borges. Junto a Dan Burton, pasó tres semanas en otoño volando por esta ruta costera remota en Escocia.
“La carretera North Coast 500 tiene 516 millas y serpentea por el extremo norte de Escocia y empieza y termina en el pueblo de Inverness en las Tierras Altas”, explica James. “Había previsión de alta presión en todo el Reino Unido, movilizamos a las tropas, cargamos los vehículos con paramotores y nos fuimos a las Tierras Altas”.
El terreno en el norte de Escocia es accidentado y remoto y el clima puede ser igual de complicado. Si aterrizas en algunas partes, estarás a 10km de la carretera más cercana. Pero los pilotos empezaron con intenciones de seguir, con una buena despedida de su amigo Gary Williamson en su casa en Inverness. “El despegue estuvo complicado, pero apenas diez minutos después de la hora planificada estábamos en camino, con el estómago lleno de la comida de Gary y sus advertencias que nos daban vueltas por la cabeza. En ese momento, no creo que ninguno pensaba que volaríamos siete días consecutivos, completar la ruta y que nos veríamos tan pronto”.
Los pilotos volaron al oeste - siguieron la ruta en sentido de las agujas del reloj - y avanzaron rápido.
“En la primera pierna de Inverness a Lochcarron, no había muchos aterrizajes, pero el paisaje era hermoso. Durante el vuelo, hizo frío y había turbulencia y volábamos sobre terreno implacable, fue un inicio brutal de lo que nos esperaba”, cuenta James.
Al final del primer vuelo, mientras hacíamos rasantes por el lago y veíamos salmones, tuvimos el primero de los tantos momentos mágicos del viaje. Este hermoso pueblo costero tranquilo era el lugar perfecto para terminar el primer día”.
Las Tierras Altas de Escocia no defraudan en cuanto a paisajes románticos y momentos mágicos y otro de los vuelos memorables fue a 1200m sobre Bealach na Bà, el Paso del Ganado, en gaélico. “La gente en el mirador cerca de la cima nos dio una idea de cómo nos recibirían en la ruta. Nos aplaudieron cuando aterrizamos y después conversamos con los demás grupos acerca de sus aventuras en la carretera”.
Otro momento inolvidable fue volar por Torridon, un lugar con montañas aisladas, llanuras anegadas azotadas por el viento y fiordos. Pero el vuelo estuvo complicado. “Volar por el valle desde Torridon fue visualmente placentero, a pesar de que el viento nos maltratara cuando pasamos de la esquina. Estábamos en medio de varios valles que convergían, una zona conocida por sus vientos fuertes, y así fue”. Los pilotos aterrizaron, conscientes de que es mejor estar en tierra que forzar lo imposible.
“Perdimos la batalla contra el clima para avanzar varias veces”, cuenta James. “El viento, la neblina densa en la costa y niebla baja, pero afortunadamente nunca llovió. Aterrizar junto a la carretera para revisar el clima y volver a despegar se hizo rutina. Como dicen, ‘Si no te gusta el clima escocés, espera diez minutos’”.
El clima cambiante dictó nuestro vuelo, pero también significó oportunidades. “Uno de los vuelos más inolvidables empezó frente a una planta de tratamiento de agua y apenas había suficiente espacio para extender el ala y despegar. Una brecha en el tráfico y la niebla nos permitió despegar y ver la costa cubierta de neblina densa. Seguimos por la costa y la belleza estaba enmarcada por neblina a baja altura y niebla que llegaba hasta el mar”.
A medida que seguimos volando, aumentó el viento y el agua empezó a agitarse. “Alcanzamos velocidades de 95km/h con los trimmers cerrados”. Salieron escupidos del valle y aterrizaron en un estacionamiento tranquilo. “Un transeúnte dijo, ‘uno de ustedes aterrizó bien, pero no fue usted’. ¡No tenía idea de lo bien que habíamos aterrizado!”
Otro gran momento fue volar por las ruinas del castillo de Ardvreck cerca de Elphin en la mañana sin nadie. También en el extremo noroccidental, Durness “se quedará grabado en nuestra memoria”. Para despegar desde el risco de esta bahía tuvimos que despegar de frente con poco viento y correr hasta el borde del risco. Nos observaba una muchedumbre ansiosa con sus teléfonos listos. “Nos vieron jugar aquello de, ‘Si te dicen que es buena idea correr y saltar de un risco, ¿lo harías?”, explica James.
Cuando llegaron a John O’Groats, el punto más al norte de Gran Bretaña territorial, les acompañó un amigo piloto. “John Elder nos acompañó para volar una pierna y tuvo un vuelo de antología. Desde John O’Groats volamos en grupo, entrando y saliendo de la nube baja y de la niebla”.
De ahí, lográbamos ver el final. “La última pierna desde el poblado de Ulbster hasta Inverness tiene 117km si vuelas recto. Pero la carretera serpenteante nos llevó por la costa donde la niebla nos obligó a volar a baja altura”.
Desde las playas cubiertas de niebla, volamos por ríos y después árboles. Después de siete días y 17 horas de vuelo, “dejamos todo atrás y estábamos de vuelta donde habíamos despegado”.
James pregunta de nuevo, “¿Somos los primeros en recorrer la NC500 en paramotor?”