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Andrés Couve, ministro de Ciencia y Tecnología
from Revista AQUA 255
con el sector productivo”
científica
EL NUEVO MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CONOCIMIENTO PARTIÓ COMO UNO DE LAS MÁS ESPERADAS Y POPULARES
CARTERAS QUE HAYA IMPLEMENTADO EL ESTADO, PERO PRONTO SE ENCONTRÓ CON EL ENORME DESAFÍO DE ARTICULAR AL MUNDO CIENTÍFICO, PÚBLICO Y PRIVADO DURANTE LA PANDEMIA DE COVID-19.
El 13 de agosto de 2018 se publicó en el Diario Oficial la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Conocimiento de Chile, el cual nació con la misión de “asesorar y colaborar con el Presidente de la República en el diseño, formulación, coordinación, implementación y evaluación de las políticas, planes y programas destinados a fomentar y fortalecer la ciencia, la tecnología y la innovación derivada de la investigación científico-tecnológica”.
Ese día, además, el Presidente Sebastián Piñera designó a quien tendría la misión de liderar por primera vez ese ministerio, y eligió al biólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
Doctor en Biología Celular de la Escuela de Medicina Mount Sinai, de Nueva York y posdoctorado en Neurociencia de la University
College London (UCL), Andrés Couve Correa.
El nuevo ministro fue el encargado de dar forma a la tan esperada secretaría de Estado por parte de la comunidad científica, pero a menos de un año de su creación tuvo que enfrentar la peor pandemia que ha visto el mundo desde la gripe española, y aun así logró crear la Política Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación 2020-2022.
Revista AQUA conversó con el ministro de Ciencia, Tecnología y Conocimiento, sobre el proceso que ha vivido la cartera durante estos años, su rol durante la pandemia de Covid-19 y sus perspectivas en la ciencia aplicada, tanto a las industrias en general, como a la acuicultura en particular.
Como primer ministro de Ciencia y Tecnología de nuestro país, ¿cómo evaluaría el proceso de implementación del ministerio a nivel país?
Poner en marcha este primer Ministerio de Ciencia ha sido desafiante, especialmente, en un periodo marcado por la crisis social y la emergencia sanitaria del Covid-19. Nos tocó un momento de instalación complejo, pero donde tuvimos la oportunidad de contribuir junto a la comunidad científica y hacer una diferencia en iniciativas concretas para proteger la salud de las personas, sin retrasar el trabajo institucional y dejando capacidades instaladas para enfrentar otras emergencias.
En ese sentido, mi balance es positivo y estamos orgullosos de haber consolidado un proceso inédito que incluye importantes avances como el inicio de funcionamiento del ministerio, su despliegue territorial en cinco macrozonas, la puesta en marcha
Fotografía: Ministerio de Ciencia y Tecnología
de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, y el diseño participativo de planes de largo plazo y de una hoja de ruta que proyecta este trabajo a través de la Política Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
¿Cuáles han sido los principales proyectos ejecutados durante su administración?
Entre los principales proyectos están las iniciativas para contribuir al manejo de la pandemia y el trabajo junto a la comunidad científica en la COP25 y COP26, donde pudimos incorporar la ciencia como un elemento clave de las decisiones climáticas, lo que será un precedente para cualquier gobierno sobre el uso que se debe dar a la evidencia científica como base de estas definiciones.
Además, destaco la creación de nuevos instrumentos de innovación y emprendimiento -como Start Up Ciencia y Desafíos Públicos-, la Política de Inteligencia Artificial, la Política de Género para el Sistema CTCI y la agenda en torno al nuevo Sistema Nacional Espacial.
Además, hemos establecido un modelo de asesoría científica con la colaboración de más de 110 investigadores e investigadoras en 14 grupos científicos que han contribuido a la toma de decisiones frente a desafíos tan relevantes como el cambio climático, el futuro de la astronomía, las brechas de género en el
sistema científico-tecnológico, la promoción del emprendimiento de base científica y los desafíos que impone el desarrollo de la inteligencia artificial.
Durante su administración le ha tocado lidiar con la pandemia global de Covid-19. ¿Cuál ha sido el rol del Ministerio de Ciencia y Tecnología durante esta crisis sanitaria?
Nuestro trabajo frente a la emergencia sanitaria ha estado marcado por la capacidad de articulación y coordinación de nuestro ministerio con la comunidad científica y el mundo público y privado. Gracias a esta estrecha colaboración, hemos podido impulsar, entre otras iniciativas, la generación de nuevo conocimiento en distintas disciplinas gracias al Fondo de Investigación Científica Covid-19; facilitamos el aumento en la capacidad de diagnóstico a través de una red de laboratorios universitarios; impulsamos la fabricación y uso de ventiladores de emergencia nacionales; apoyamos la vigilancia de nuevas variantes a través de la red de genómica; construimos una plataforma de datos abiertos de la pandemia; y coordinamos la ejecución de cuatro ensayos clínicos de vacunas que han posibilitado el perfeccionamiento continuo de este inédito proceso de inmunización.
¿Cuál ha sido el rol del Ministerio de Ciencia y Tecnología para mejorar el conocimiento técnico y el desarrollo de I+D de los sectores industriales de Chile? ¿De qué forma se han relacionado con los distintos sectores productivos?
Desde el inicio de nuestra gestión hemos trabajado con la convicción de que sólo una economía basada en el conocimiento nos permitirá abordar las actuales complejidades con visión de largo plazo. En ese sentido, nuestra agenda de innovación y emprendimiento ha estado enfocada en la promoción de iniciativas con mirada de futuro.
A través de Start Up Ciencia estamos apoyando más de 60 empresas de base científico tecnológica y hemos impulsado más de 30 soluciones en I+D+i mediante nuestro programa Desafíos Públicos de la mano de universidades y emprendimientos. El mismo objetivo con programas como Ciencia 2030, Ingeniería 2030 y el Fondo de Innovación para la Educación Superior, que apuntan a mejorar estas capacidades en nuestras universidades y vincularlas con la industria.
Junto con ello, hemos sido promotores de distintas instancias de articulación con empresas y sus centros de innovación para promover los espacios de encuentro, confianza y colaboración.
En el caso de la acuicultura chilena, ¿cuál ha sido la vinculación del Ministerio de Ciencia con esta actividad? ¿Cuál es su visión sobre la evolución que ha tenido este sector?
Nos vinculamos tempranamente con empresas del sector mediante la colaboración para el análisis de exámenes PCR durante la pandemia. También con una visión de economía del conocimiento, la Seremi de Ciencia de la Macro Zona Sur, Olga Barbosa, ha realizado un gran trabajo vinculando a los actores de esta industria con el desarrollo científico y tecnológico. Así, por ejemplo, hemos identificado que en la macro zona, que comprende a las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, el 51,4% de las empresas de base científica están vinculadas a la acuicultura, específicamente, a la industria del salmón.
Esta relación abre oportunidades para seguir integrando el conocimiento y el talento científico y tecnológico en beneficio de un sector clave para la economía de estas regiones, y también para impactar socialmente a los territorios con los avances de la industria acuícola.
¿De qué manera el sector acuícola nacional puede seguir perfeccionándose de la mano de la investigación y desarrollo?
Si queremos que la ciencia contribuya al bienestar del país y al desarrollo económico, tenemos que vincular la investigación científica con el sector productivo y esto incluye a la industria acuícola nacional. En este sentido, desde el Estado y particularmente desde el Ministerio de Ciencia, hemos hecho un trabajo comprometido para impulsar mecanismos que favorezcan la integración de I+D en la empresa, fomentando también el compromiso de las empresas para un desarrollo anclado en el conocimiento. La nueva Ley de I+D y las iniciativas de formación e inserción de investigadores e investigadoras son ejemplos de este esfuerzo.
Vemos con optimismo la vinculación que se ha potenciado a través de las Seremis de Ciencia entre la industria acuícola y las universidades en regiones y esperamos que puedan seguir colaborando, especialmente, para un desarrollo sostenible de la industria. En la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) que presentamos junto a los ministros de Medio Ambiente y Energía en la COP26, la pesca y la acuicultura son sectores prioritarios y esperamos que este trabajo continúe con el compromiso que ya han manifestado gremios de esta industria para incorporar más tecnología e innovación que son claves, por ejemplo, para el avance hacia la carbono neutralidad.
¿Cuál es su visión sobre el desarrollo de las actividades de I+D en Chile? ¿Cree que a pesar de la pandemia y el entorno desafiante que se aprecia para Chile y el mundo (en materia económica y social) se podrá continuar realizando estas labores con éxito?
Necesitamos más y mejor I+D en todos los sectores para transformar riesgos en oportunidades. Todavía somos un país con un bajo nivel de inversión en I+D y en un contexto en que necesitamos promover que la recuperación post-pandemia sea sostenible e inclusiva, debemos avanzar decididamente en aumentar estos índices tanto desde el sector público como privado, porque sabemos que esto conlleva no solo un aumento de la productividad y retorno para las empresas, sino que también nos permite desarrollar nuevos productos, capacidades y diversificar nuestra matriz productiva para anticiparnos como país frente a próximas emergencias.
Fotografía: Ministerio de Ciencia y Tecnología El ministro ha tenido un rol destacado durante la pandemia.
