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Editorial

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Negocios

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REVISTA AQUA E l mundo que teníamos hace un par de años no es el mismo en que vivimos hoy. Han cambiado muchas cosas desde los inicios de la pandemia, como la forma de trabajar, las de relacionarnos, y también las de consumir, lo que incluso esto llega a cosas tan sencillas como la manera en que preparamos nuestros alimentos. En este sentido, la baja en el consumo de productos del mar que provocó el cierre del mercado Horeca a principios de 2019, se transformó en una enorme oportunidad para el sector retail, el cual creció enormemente debido, principalmente, a que las personas que antes comían pescados y mariscos en los restaurantes, le perdieron el miedo a hacerlos en casa, y con esto, empujaron la venta de estos productos de una manera que no era la acostumbrada. Tanto fue así, que el crecimiento de las ventas de salmón en 2021 con respecto a 2020, fueron de un 33,7%, lo cual es realmente un salto enorme; y hablando de precios, ha tenido un aumento de un 42% comparado con el periodo enero-marzo del año anterior, llegando a los 9,09 dólares por kilo, en promedio. Pero claro, éste no fue el único privilegiado en este aspecto, la venta de pescados frescos y congelados como la merluza, bacalao y pez espada aumentaron un 5%, al igual que sus derivados. Para la mitilicultura no fue distinto, pues la demanda en el foodservice se recuperó totalmente luego de 2020, mejorando el precio del producto, e incluso ahora se está impulsando su consumo en otros mercados.

Según expertos, lo que es claro es que los precios no se podrán mantener al nivel que están ahora por mucho tiempo, y que deberán tender a la baja. Sin embargo la nueva forma de consumir los pescados y mariscos en casa, sobre todo en el mercado estadounidense, parece haber llegado para quedarse. Sin embargo este nuevo estilo de consumo de los alimentos del mar chilenos, vienen acompañados de un nuevo desafío, el cual implica el posicionamiento de la marca “Chile” y por supuesto, de las propias empresas comercializadoras, buscando ser reconocidos por el consumidor final como una industria confiable y de calidad, lo cual propone un desafío que es tanto interesante, como complejo. El posicionamiento del salmón, en este sentido, ha tenido un importante avance gracias al Chilean Salmon Marketing Council, quienes se han encargado de posicionar el producto ante los diversos grupos interés en el mercado estadounidense. Pero aún falta mucho por recorrer, sobre todo para el resto de la oferta chilena de seafood. En este sentido es importante acelerar las inversiones de Marca Chile y ProChile para dar a conocer los productos nacionales con marcas propias en el consumidor final, para que sea éste quien pueda reconocer y preferir todo lo que nuestro país puede ofrecer, y con esto prevenir que nuevos actores del mercado puedan adelantarse, obligándonos a quedar en un segundo plano.

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