Cuadernos Nº 11, Mayo 2008

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LIBERTADPÁG 8,9 Monseñor Salvador Montes de Oca: homenaje a la lucha por la libertad en tiempos del autoritarismo de turno.

BÁRBAROPÁG 4 Un pensamiento que se ha vuelto el sostén más impereceptible y eficaz del totalitarismo en Venezuela, visto por Frank López.

ACADEMIAPÁG 2 Visión del papel que debe jugar un Vicerrector Académico en estos tiempos urgidos de cambio, según Miguel Megias.

POLÍTICAPÁG 13 El profesor Acosta prosigue su reflexión sobre cultura y política, cuestionando los “evangelios” que iluminan a nuestro gobierno.

CUENTOSPÁG 12 Napoleón Oropeza le da continuidad a la sección de relatos breves, con la lectura de El Ciervo. Escondido.

BUENCOMERPÁG 14 Hernani Zambrano nos invita a comer para nosotros y jamás para los demás... Sin importar lo que diga “el vecino o el amigo respondón”.

“La jugadora nº 11”, obra del artista Jacobo Borges, 1965, ilustra este número de Cuadernos. Ver, en la página 16, comentarios sobre su obra.

“La región es anterior a la nación” Elías Pino Iturrieta, El Nacional, 11 de mayo de 2008.


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Si queremos, podremos

La Universidad de Carabobo hacia el siglo XXI

(IV) El rol del Vicerrector Académico Miguel A. Megias Ascanio

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n un sistema tan complejo como es una universidad, es dificil distinguir cuál, de entre sus numerosas partes, tiene mayor relevancia. A primera vista, pudiera pensarse que el cargo de rector es el más importante. Y de hecho lo es, en Venezuela. Desde el punto de vista administrativo y de dirección de la institución, no cabe duda que el rector es la figura más relevante. Sus atribuciones son muy numerosas y no hay, prácticamente, ninguna materia en la que la figura del rector no esté involucrada. La concentración de poderes en una sola persona parece ser característico en todos los organismos venezolanos, y la universidad no es la excepción. La noción de “trabajo en equipo”, con delegación de autoridad y responsabilidades no aparece por ninguna parte en la Ley que nos rige como universitarios. Sin embargo, los asuntos académicos constituyen la médula central en cualquier institución que se preocupe por llevar adelante su misión. En efecto, el liderazgo y capacidad de tomar decisiones, en lo académico, reservado por la Ley al Vicerrector Académico (aunque en forma compartida con el rector) es, sin duda alguna, el alma de una universidad. La eficaz gerencia de este despacho repercute en todos las instancias de la institución, desde los análisis de currículo, ascensos, nombramientos, etc., y muy especialmente, en la investigación universitaria. De las cinco atribuciones que le confiere la Ley de Universidades al

Atribuciones del Vicerrector Artículo 38. Son atribuciones del Vicerrector Académico: 1. Suplir las faltas temporales del Rector; 2. Supervisar y coordinar, de acuerdo con el Rector, las actividades docentes, de investigación y de extensión; 3. Presidir el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico y velar por el cumplimiento de sus resoluciones; 4. Dirigir y coordinar, de acuerdo con el Rector, los servicios estudiantiles; 5. Cumplir con todas las funciones que le sean asignadas por el Rector o por el Consejo Universitario; 6. Las demás que le señalen la Ley y los Reglamentos..

Vicerrector, apenas una –presidir el CDCH (Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico)– es exclusiva de éste. La otras tres, que tienen que ver con lo académico, deben ejercerse “de acuerdo con el Rector”. Y las atribuciones numeral 1 y 5 tienen que ver con suplir al Rector y con cumplir las funciones que le sean asignadas por el Rector o por el Consejo Universitario. En consecuencia, tal pareciera que de esta única atribución, exclusiva del Vicerrector, se deriva su principal cualidad de independencia de criterio.

El Consejo de Desarrollo Sin embargo, al consultar la Ley de Universidades encontramos que el artículo 133 reza así: “...El Consejo será presidido por el Rector o, en su ausencia, por el Vicerrector.” Es decir, la propia Ley se contradice, pues en una parte indica que el Vicerrector debe presidir el Consejo (Art. 38, numeral 3) y en otra parte dice que debe ser presidido por el Rector (Art. 133, párrafo 2). Ante tal confusión, se ha hecho tradición que el CDCH sea presidido por el Vicerrector y no por el Rector. Bien administrada, esa única potestad del Vicerrector puede constituirse en un elemento que motorice y sustente lo que debe ser el “alma” de una universidad digna de ese nombre: la investigación universitaria.

Y ahora, la LOCTI Desde los inicios del año 2007, un nuevo elemento ha venido a reforzar la importancia de la investigación en las universidades –reforzando, en teoría al menos– el rol del Vicerrector Académico. Dicho elemento es la puesta en ejecución de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) que obliga a las empresas a efectuar aportes para el desarrollo de ciencia y tecnología. En los últimos meses la Universidad de Carabobo, gracias al esfuerzo mancomunado de la Rectora María Luisa Aguilar y de funcionarios de su despacho, lograron obtener montos superiores a 10 millardos (Bs.F 10 mi llones). Bien utilizados, esos recursos, sumados a los que por Ley debe apor tar el presupuesto universitario, debieran ser suficientes como para que se inicie una especie de “edad de oro” de la investigación. Los resultados de tales aportes no han sido todavía debidamente eva-

luados, en parte debido a la escasa información que poseemos. No obstante, no se ha visto un auténtico despegue de temas de ciencia y tecnología. Los resultados, cuando los hay, son escasos y no llenan las expectativas y esperanzas. Una de las razones para esta paradógica situación (muchos más recursos, pero escasos resultados) pudiera ser atribuible a que los fondos no fueron administrados, como debió ser, por el Vicerrectorado Académico, sumándolos a los recursos propios del CDCH, sino por funcionarios (bien intencionados, desde luego) del despacho de la Rectora, que poco o nada tienen que ver con ciencia y tecnología. Cara al futuro, esa situación puede y debe cambiar. La Universidad debe organizar una oficina institucional para atender, en forma digna y de gran transparencia, al sector privado que dirije sus fondos hacia la Universidad, con la esperanza de que sus aportes ayuden a la institución (y a ellos mismos) a obtener los beneficios que se derivan de la innovación, la ciencia y la tecnología. Como hemos dicho en otras oportunidades, los recursos de la LOCTI debieron ser administrados por el organismo natural, el CDCH, pero esto no sucedió. Suponíamos que un buen número de empresas productivas se acercarían a la Universidad para plantear sus requerimientos y obtener algunas soluciones a sus problemas, pero ello sólo ha ocurrido en un número muy limitado de casos. Está por verse si quien ocupe, en el nuevo ciclo de autoridades rectorales a ser electas en noviembre, el cargo de Vicerrector Académico asume el reto que significa propiciar encuentros Universidad-Sector privado, formular un plan de desarrollo y avance tecnológico de la universidad y utilizar los recursos provenientes de la LOCTI para el desarrollo institucional. Desde luego, el nuevo Vicerrector deberá emplear la informática y los recursos audiovisuales para mejorar todos los procesos académicos, incluyendo los requerimientos de ascensos, ingresos, jubilaciones y permisos y propiciar, ante todo, la transparencia.

Espacio cultural Por último, el nuevo Vicerrector deberá apoyar con su alma, corazón y entusiasmo, la creación de un espacio cultural alrededor de la Biblioteca

Atribuciones Del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico Artículo 132. En cada Universidad funcionará un Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, que tendrá por finalidad estimular y coordinar la investigación en el campo científico y en el dominio de los estudios humanísticos y sociales. Artículo 133. El Consejo estará integrado por dos Comisiones: la Comisión de Desarrollo Científico y la Comisión de Estudios Humanísticos y Sociales. Las comisiones se reunirán en Consejo para coordinar sus respectivos sistemas de trabajo e intercambiar ideas acerca de la investigación en la Universidad. El Consejo será presidido por el Rector, o en su ausencia, por el Vicerrector. Artículo 134. El Reglamento del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico determinará la integración de las distintas comisiones. Artículo 135. Los Delegados a las comisiones, y sus suplentes, serán elegidos por el Consejo de la Facultad, mediante votación directa y secreta. El Consejo Universitario designará un Delegado ante cada una de las comisiones. Artículo 136. Para ser delegado ante las comisiones se necesita ser Director o Miembro de algún Instituto en la respectiva Facultad, haber publicado obras de reconocido valor en el campo de la correspondiente especialidad, o estar dedicado activamente a la labor de investigación Los Delegados durarán dos años en sus funciones y podrán ser reelegidos. Artículo 137. Las atribuciones del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico serán fijadas por el Reglamento que dicte el Consejo Universitario de acuerdo a la presente Ley.

Universitaria de la que, aún cuando sea triste confesarlo, todavía carecemos. Un espacio cultural que sirva de centro para el desarrollo de la cultura, en general, y del progreso de las ciencias y las artes, en particular. Apostamos por ese nuevo Vicerrector que deberá armonizar y balancear el poder centralista del Rector, con las necesidades del pueblo: estudiantes y profesores. miguelangelmegias@gmail..com


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Editorial

Desde el Despacho del Secretario Autoridades de la Universidad de Carabobo

Hacia una política académica integral

María Luisa Aguilar de Maldonado Rectora

Jessy Divo de Römero Vicerrectora Académica

Pedro Villarroel

Víctor Reyes Lanza Vicerrector Administrativo

Pedro Villarroel Secretario

Cuadernos de la Secretaría Una publicación de la Secretaría de la Universidad de Carabobo

Pedro Villarroel pedvill@gmail.com Director

Miguel A. Megias miguelangelmegias@gmail.com Editor en Jefe

Nelson Acosta Espinoza ancosta@cantv.net Editor Asociado

Comité de Redacción José Napoleón Oropeza jno1310@hotmail.comt Freddy Carquez Márquez carquezf@yahoo.es Jorge Castro jocasde40@hotmail.com Ciro Vargas cirovargas@hotmail.com Orlando Arciniegas oarcinie@cantv.net Gustavo Miranda hdlmt15@hotmail.com Fabio Vásquez Royett fabiorvr@hotmail.com Elsie Pérez García elsiepg@hotmail.com Ever Osorio osorioever@hotmail.com

Periodista: Mariandreína Ruiz Roa mariandreinaruiz@hotmail.com

Colaboradores: Alecia Castillo Henríquez Ascander Contreras Uzcátegui Jesús Puerta Jorge Preciado Pablo Polo Domingo Sifontes Gustavo Guevara Pablo Baricelli Argenis Urdaneta Adriana Acosta María C. Arcila Franceschi

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y consulte las ediciones electrónicas en: www.secretaria.uc.edu.ve

Impreso en Publicaciones Degal, C. A. Tiraje: 5.000 ejemplares Política editorial: Cuadernos de la Secretaría no se hace responsable por las opiniones emitidas por los columnistas. Todos los derechos reservados.

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istóricamente las formas de vinculación entre investigación y docencia en nuestras universidades han sido anémicas. De hecho su perfil organizativo ha tendido a privilegiar la separación entre ambos mundos. La presencia del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH), por ejemplo, ha constituido un reconocimiento explícito de tal escisión. Su existencia ha sido beneficiosa y, desde luego, ha estimulado al desarrollo de estas actividades. Sin embargo, su dinámica ha legitimado, hasta cierto punto, la excepcionalidad de la investigación científica y tecnológica y no ha favorecido la complementariedad que debería existir entre estas actividades y las de la docencia. Esta “balcanización” ocurre igualmente en otras áreas del acontecer universitario. Como ilustración, podríamos señalar que las actividades de extensión se encuentran desvinculadas de la Dirección de Cultura y ésta, a su vez, no encuentra referente en las desarrolladas a nivel de las facultades, escuelas y departamentos. En fin, nos encontramos con un modelo de universidad y un estilo de gestión exhaustos, con muy poca capacidad para cumplir el rol innovador que se supone debe jugar en la sociedad. Se impone, entonces, propiciar reflexiones sobre nuestra institución. Esta línea de pensamiento debe desplegarse sobre nuevos conceptos que “atrapen” la realidad que intentamos modificar. El horizonte estratégico parece obvio. Se hace necesario comenzar un proceso que tenga como objetivo modificar los parámetros que han orientado la conducción de la vida universitaria. Vale decir, revolucionar los términos de su cultura organizacional. Por ejemplo, el componente administrativo debería estar subordinado a las necesidades que se desprenden de las exigencias académicas. Me permito reiterar este concepto. La universidad primero es academia y después organización. Estos dos componentes, el académico y el administrativo, conforman una unidad, estando el segundo subordinado al primero y no al revés, como parece ser el caso actual. Nos parece que la tarea es obvia. Hay que derrotar esta visión y práctica que aborda la cuestión universitaria desde lo administrativo,

despolitizando a nuestra institución. La crisis que habita nuestros predios se encuentra íntimamente vinculada con esta visión empobrecedora del quehacer universitario. ¿Qué hacer? ¿Cómo responder a estos desafíos? La respuesta no está a la mano. Se requiere formular y dotar de vida a una nueva visión institucional. Un punto de partida podría ser crear las condiciones para que cobre vida lo que hemos denominado el académico integral. Es decir, debemos esforzarnos, colectivamente, en el diseño de una política que facilite, en forma coherente y sistémica, el desempeño profesoral en los ámbitos de investigación, docencia, difusión, formación e interacción transdisciplinaria. El académico integral, sería aquel que se realiza a través de sus publicaciones, clases, conferencias, seminarios, asesorías, tesis y actividades con colegas de otras áreas y disciplinas. Una política académica integral, entonces, ha de ser aquella que tiene como finalidad facilitar el desempeño profesoral en todas estas esferas. Esta es la política a privilegiar. Lo afirmo y lo ratifico: es tiempo de rupturas y de sueños. La universidad necesita, hoy más que nunca, reinventarse, arriesgarse, transitar rutas nuevas, cambiar, superar sus fallas y limitaciones, y por encima de todo, auspiciar, sin temor, el libre intercambio de ideas y conceptos. Sólo así cambiaremos. pedvill@gmail.com

El perfil de la campaña

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entro de unos meses nuestras autoridades universitarias rectorales deberán ser renovadas. Como en elecciones anteriores, se van perfilando como candidatos quienes han ocupado puestos de gran responsabilidad y han ejercido el poder que les confiere haber sido, previamente, autoridades. Debido a las especiales circunstancias que vive el país, en general, y la universidad, en particular, esperamos oir propuestas que rompan con un pasado que, a muchos, se nos torna inaceptable. A diferencia del pasado reciente, la presente debe ser una campaña de ideas y no de una simple suma y cálculo aritmético de votos. Las líneas gruesas que definen el contorno de las ofertas electorales están por dibujarse. Desde luego, esta circunstancia puede ser explicada por el hecho que la campaña electoral apenas se inicia; para la fecha de esta nota, ni siquiera se han publicado las “alianzas” entre candidatos para constituir planchas, salvo rumores de pasillo. Por consiguiente, debemos tener fe en que, en breve, oiremos los planteamientos de nuestros ilustres compañeros aspirantes a autoridad, sobre el devenir inmediato y a mediano plazo de nuestra Alma Mater. Muchos profesores nos han manifestado que desearían oir propuestas novedosas, que vayan más allá de lo cotidiano. Requieren, nos dicen, una auténtica discusión del destino de la universidad. Entendemos que cada autoridad verá, desde su óptica, los problemas y sus soluciones. Lo que los profesores desean es oir a un grupo que presente propuestas coherentes, con contenido académico importante; que nos hablen de lo fundamental de la institución, que es la academia; que nos expliquen sus ideas sobre la docencia, la investigación, la extensión; que nos señalen un rumbo, un destino, hacia donde dirigir los esfuerzos del colectivo. Queremos iniciativas novedosas, que se atrevan a romper con el pasado, donde el negociado de puestos de dirección no sea el plato principal -si acaso un entremés- sino que el tema sea el mejoramiento contínuo y potenciado de la capacidad docente, de investigación y de extensión. Queremos que los candidatos nos ofrezcan la pobilidad de soñar con una universidad que nunca fue pero que todavía está al alcance de nuestras manos. En suma, pedimos ideas, respeto y academia.

Esta hermosa fachada del arquitecto catalán Antoni Gaudí (1852-1926) ilustra el atrevimiento y la ruputura con moldes establecidos.


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El pensamiento bárbaro del nacionalsocialismo venezolano Frank López

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uando en 1758, Francis Quesnay, eminente médico de la corte de Luis XV y precursor de la fisiocracia europea, postulaba con pasión su Tableau Ëconomique, estaba, en ese preciso instante, dando ingreso oficial, en la reflexión social, a una modalidad de pensamiento que se distanciaba radicalmente de la teología y que, en el ámbito natural, había aparecido por primera vez en 1553, en la polémica y revolucionaria obra de Miguel Servet titulada Christianismo Restitutio. Una obra en la que –entre otras cosas- este hereje radical y valiente exponía su extraordinaria idea sobre la circulación sanguínea pulmonar, es decir, sobre el aparato circulatorio de la sangre. Una idea ésta, correspondiente a una modalidad de pensamiento que, al asumir la realidad como una estructura o sistema funcional cuyo comportamiento ya no le era imputable ni a la gracia divina (San Agustín), ni a las esencias del ente (Aristóteles), ni mucho menos al libre albedrío individual, sino al imperativo insoslayable de las leyes de funcionamiento de su propia estructura orgánica, no sólo replanteaba de manera substancial la ontología cristiana de la espiritualidad del ser, sino que, en la esfera cognitiva, creaba las condiciones epistemológicas para un tipo de saber que, en lo sucesivo, ya no le importaría tanto el creador sino su criatura; y que, en el ámbito de las ciencias biológicas, llegaría a postular más tarde a los organismos vivos como estructuras orgánicas funcionales. Fue a partir de este giro epistemológico que la modernidad se hizo de un pensamiento oficial que ya no busca explicaciones fuera del funcionamiento estructural o sistémico de la realidad física. De un pensamiento que, por ejemplo, en el ámbito médi-

co, usa el conocimiento profundo de la estructura orgánica como único medio válido para la acción diagnóstica y terapéutica que rige la prescripción facultativa; que, en el ámbito de la física, se orienta al control del funcionamiento de las estructuras como forma de explicación de la naturaleza. Y en este sentido, un pensamiento que muestra lo absurdo que significaría, por ejemplo, pretender la terapéutica de una peritonitis o de una disentería crónica mediante decisiones populares tomadas en asambleas públicas o en las llamadas mesas técnicas. Sin embargo, esto que nos parece tan claro en las ciencias naturales y que vuelve inaceptable la sustitución del conocimiento profundo del sistema o de la estructura de la realidad por la opinión entusiasmada del “soberano”, parece resultarnos admisible en las ciencias sociales. Y lo paradójico es que, parece resultarnos normal, a pesar de que en las ciencias sociales el pensamiento que buscaba la explicación de la realidad social en las causas exógenas, también ha sido recusado desde hace más de dos siglos, no sólo por los fisiócratas de Quesnay, como ya dijimos, sino además por casi todo los pensadores modernos de Occidente: por Hegel, Marx, Levi Strauss, Ferdinand de Saussure y, para abreviar, por todo el pensamiento sistémico que va desde Bertalaffy hasta Edgar Morin. Es decir, resulta alarmante que aún nos parezca admisible en las ciencias sociales, lo que en las ciencias naturales se revela como un pensamiento bárbaro: un pensamiento que le precedió a la ciencia moderna, que no se ciñe al conocimiento profundo del funcionamiento de la realidad social sino a la opinión más o menos alborotada del “soberano” y que, para colmo, servía de sostén precisamente al totalitarismo ético

de la iglesia. Porque, vamos a estar claros, ni Hegel se puso a reunir asambleas populares para votar por mayoría cuál era el sistema general del pensamiento, ni se puso a organizar mesas de trabajo para postular las leyes de funcionamiento del sistema eidético (la lógica) y la dinámica de espiritualización del mundo (la fenomenología); ni mucho menos Marx, a pesar del gusto que sentía en hablar a nombre de las clases populares, se puso a organizar con Engels mesas técnicas y asambleas populares para formular su teoría del socialismo. Antes por el contrario, se dedicó más bien a usar esta noción estructural de realidad como pauta epistemológica para diferenciar su socialismo del socialismo que él llamó utópico y que habían postulado pensadores como: Thomas Moro, Tomás Campanela, Claudio Enrique Saint-Simon, Francisco María Carlos Fourier y Roberto Owen. Por que a este respecto, el marxismo ha sido categórico: el error del socialismo utópico –pensaba Marx– fue precisamente, no entender que el advenimiento del socialismo no sería a causa de la postura ética de los hombres, sino en razón de los imperativos de las leyes históricas que rigen insoslayablemente el funcionamiento de la estructura económica y política de la sociedad. Sin embargo, a pesar de que lo esencial de este tipo de pensamiento, iniciado por Servet, se ha sostenido en occidente mutatis mutandis en el estructuralismo y en todos los pensamientos sistémicos que anima hoy los ámbitos académicos, el mismo parece haber sido sustituido hoy en Venezuela por un pensamiento que intenta conocer la realidad a partir del voto popular del soberano. Por un pensamiento que pretende, en consecuencia, resolver los problemas de inseguridad, por ejemplo, desco-

nociendo el funcionamiento del sistema social y sustituyéndolo por la opinión festiva del soberano quien, atragantado de tequeños y juguitos de naranja, vota por mayoría sus propuestas de solución en plena algarabía revolucionaria. Un pensamiento que se ha vuelto el sostén más imperceptible y más eficaz del totalitarismo en Venezuela, porque al desconocer la naturaleza estructural o sistémica de la realidad social venezolana e imputarle sólo a los hombres –y no al sistema- las causas de los males sociales, termina justificando la persecución de los hombres como solución de los males sociales. Y en este sentido, al imputarle los males sociales a la responsabilidad ética de los hombres, dividiéndolos en buenos y malos, termina convertido en una variante del maniqueísmo pérsico del siglo III y remitiendo la solución de los problemas sociales a la pura dimensión ética de la vida. Haciendo, por ejemplo, que los hombres que se dicen de izquierda y que se piensan buenos, se obliguen a permanecer eternamente en los cargos para evitar que los de derecha, a quienes juzgan malos, vuelvan a los cargos. Un razonamiento, sin duda bárbaro, que los hace gritar enfurecidos: ¡no volverán! Es decir, un pensamiento verdaderamente bárbaro, que retorna la razón a los tiempos premodernos, ya que no sólo desprecia el rigor de las ciencias sociales al sustituirlo por la algarabía “revolucionaria” de sus seguidores, sino que desprecia a la academia misma en la medida en que pretende someterla al tumulto de la opinión de sus leales. Un pensamiento que no sólo se halla en el oficialismo, sino incluso en candidatos de oposición que, igual que el nacionalsocialismo, sustituyen el conocimiento profundo del sistema social por el tumulto de sus seguidores. De unos seguidores que, atragantados de cachitos y en la euforia de la política, levantan sus manos para decidir la verdad científica de la ciudad y elaborar, así entusiasmados, su propuesta de soluciones a los problemas municipales. ¡Dios nos libre! oswaldo_lopez2002@yahoo.es


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El siglo XXI: la mirada histórica Armando L. Martínez

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na actitud común en el hombre ha sido la aplicación constante de una mirada retrospectiva, que le permita reconocer en el pasado algunas constantes que favorezcan la posibilidad cierta de otear el horizonte. Francis Fukuyama ha afirmado que el siglo XX fue el siglo del pesimismo. Tal afirmación no resulta exagerada, si se toma en cuenta la presencia de dos guerras desastrosas y el peligro de una destrucción nuclear que pendía sobre la humanidad desde 1945. Además de esto, un cierto milenarismo ha influido siempre en el hombre que cree encontrar en las calamidades del presente el reflejo de los peores momentos que conoció la especie. Desde este punto de vista, vale la pena intentar trasladar la mente humana a cierta situación que posiblemente se desarrollará en los tiempos por venir.

El espectro de la destrucción nuclear Uno de los hechos relevantes de la historia política del siglo XX fue la visita de Winston Churchill al Congreso de Estados Unidos, en esa oportunidad declaró que el Japón recibiría una lección que la humanidad no la olvidaría jamás. Se abría así un camino que el hombre contemporáneo miraría con horror: la destrucción nuclear. La Guerra Fría sirvió para detener la posibilidad de un enfrentamiento final. Se llegó así al fin de siglo con una relativa estabilidad, rota frecuentemente por las llamadas guerras convencionales. El siglo XXI se perfila con la abierta hegemonía de Estados Unidos en la escena militar, aunque en abierta rivalidad con el dúo China-Rusia. Se necesitará un equilibrio que evite el asomo de la destrucción definitiva, lo cual implica una “recongelación” de las vinculaciones entre ambos factores geopolíticos. La nueva Guerra Fría será la característica del siglo XXI. La transmisión de los códigos del arsenal nuclear ruso de Yeltsin a Putin indicó la presencia relevante del factor nuclear como elemento decisivo en el campo de las relaciones internacionales. Tendremos un cuadro complejo signado por la presencia de pequeños conflictos que resultarán inter-

minables por la tendencia a aumentar en el próximo siglo. Sería preferible la existencia de una Guerra Fría que actúe como contención del espectro de la destrucción nuclear.

La transformación del Homo Sapiens Era sabido que el siglo XX se convertiría en el ambiente propicio para el desarrollo del Homo Tecnologicus, debido a la ampliación del fenómeno del maquinismo y la información globalizada. Paralelamente, el hombre ha comenzado a cambiar su fisonomía: la dentadura humana es cada vez mayor, al hombre ya no le caben los pies en sus zapatos y el cerebro aumenta progresivamente de tamaño. Los antropólogos del Musée de L’ Homme de París así lo han establecido. El Homo Sapiens se transformará aunque sea progresivamente y estaríamos en presencia de un cambio que se verificará en 1.000 años. Se trataría de un nuevo ser “posthumano”, producto de las manipulaciones genéticas y el control del genoma. El hecho de que pequeños grupos comiencen a alterarse –ex–profesopartes de su cuerpo, anuncia un cambio que seguramente determinará una revisión de nuestra forma de mirar y apreciar al “ser humano".

El conocimiento del espacio sideral La fantasía de la era espacial había previsto que el 2.000 sería el año de una especie de exorcismo tecnológico, que conduciría al hombre a un nivel de bienestar insuperable: ciudades mecánicas, super-rutas de comunicación, viajes inter-planetarios. Nada de esto se ha cumplido. Como

paradoja el hombre se encuentra más vinculado a la tierra y el bienestar resulta inalcanzable para millones de seres humanos. Sin embargo, el espacio interestelar se abrirá al hombre como una posibilidad cierta. Las experiencias de la estación Soyuz, la llegada a Marte y los largos viajes de las naves norteamericanas, presagian un avance considerable en este aspecto. Si los pronósticos se cumplen, podría ingresarse a un período en el cual la estadía en otros planetas puede ser posible, pero restringiéndose seguramente a grupos muy selectos que podrían disfrutar del turismo interplanetario.

La resurrección de Clío El final del siglo XX supuso la realización de una auténtica revolución política. El Este –entendido como una modalidad del socialismo burocrático- llegó a su fin, y las formas políticas de Occidente entraron a paso firme en esta realidad geopolítica. La Puerta de Brandenburgo quedó como mudo testigo del cambio ocurrido. Se abrió paso lentamente a la tesis del Fin de la Historia. Se argumentó en el sentido de que la democracia liberal había llegado al sumum de la dominación, porque había destronado incluso al comunismo. La historia era estimulada por un dúo de fuerzas indomeñables: la lógica de la ciencia moderna y el deseo de reconocimiento. Ambas suponen una ampliación radical de los deseos humanos actuando como factores dinamizadores de la historia. Pero, esta idea del Fin de la Historia tenía sus aristas peligrosas: a) Dejaba a un lado a importantes sectores de la Humanidad (el Tercer Mundo, por ejemplo); b) Suponía una escala de bienestar humano que no ha sido alcanzada por estas franjas de la civilización planetaria. Clío entonces resuscita porque sencillamente la dinámica histórica es más rica que el contenido de una tesis que alcanzó una celebridad momentánea. El hombre del siglo XXI seguirá hostigado por las catástrofes ecológicas, lo cual indica que el reino de la injusticia aún es sólido. No es un mundo donde privará el reino de la libertad, porque es precisamente muy injusto que millones de seres que no viven el “Fin de la Historia”, sean los más afectados por el pandemónium de la naturaleza. Se necesitará reescribir la historia pensando que los límites que puede señalar la sangre producto de las guerras sofisticadas, los conflictos políticos y las luchas entre facciones de poder, disminuya su presencia en

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el escenario mundial. Clío –la musa de la historia- podrá tender una mirada más universal hacia los acontecimientos humanos, si el mundo admite el dominio de una presencia más equilibrada de los intereses mundiales, ciegos hasta ahora en la posible destrucción de las sociedades no incluidas en el proceso histórico occidental.

La soledad, los ángeles, la leyenda personal El siglo XX ha sido la época del pesimismo. Los grandes valores de la modernidad: trabajo, bienestar y progreso se trocaron en tragedia. Dos grandes guerras mundiales marcaron su impronta en dos generaciones de combatientes. El autoritarismo fue el modelo político reinante en grandes porciones del globo. A pesar de esto, el auge del capitalismo y el maquinismo significaron un gran progreso para el hombre contemporáneo. Pero algo faltaba, la riqueza del estado no significó el fin de la alienación. La película de Ingmar Bergman, El Silencio, finaliza cuando el pequeño protagonista lee en un papel la palabra espíritu. Los años 90 fueron la confirmación de que el hombre se aislaba inevitablemente y caía bajo los efectos del fenómeno que los postmodernos han llamado el ocaso de los afectos: la muerte, el suicidio, la violencia, marcaron severamente el fin de siglo. El hombre del siglo XXI recurrirá inevitablemente a aquellos recursos que lo acercarían a buscar el espíritu perdido. El angelismo tiene sus orígenes en la cábala del siglo XVI, los expertos de esta disciplina podían concebir un ángel con el cual dialogaban y conversaban según las circunstancias; se trataba del Maggid. En el texto bíblico, el Arcángel animaba la llegada del Mesías. El siglo XXI será el punto máximo del auge del angelismo, este mundo se basa en el individualismo: cada quien tratará de realizar su mapa personal, enfrentando las adversidades que se opongan a este desarrollo del albedrío personal. Como toda forma de individualismo el angelismo parece responder a un mecanismo de consolación de la soledad, olvidando ex-profeso las angustias del colectivo. La autoayuda seguirá siendo la literatura de enormes masas de lectores que buscarán en ella una gratificación provisional que elude las desgracias de la realidad terrenal: la violencia, la escasez de alimentos, el deterioro de la vida sexual, la búsqueda del tesoro, entonces, será la guía de muchas individualidades, cada quien imaginará un mundo de abundancia, de felicidad, de realización autopersonal. Pero el enemigo de esta mística del nuevo milenio, será la violencia la cual reducirá la expectativa de vida para muchos seres a solo 30 años.

Continúa en la pág. 11...


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Entender el nuevo socialismo

El mercado: mito o realidad Renzo Buia Carpi

“…Estamos frente a un caso escolástico de quiebra del mercado…Por años yo he tenido fe en el mercado y creía que se arreglaba solo apoyándose en las leyes económicas” Entrevista a Davide Tabarelli, presidente de Nomisma Energía, sobre la crisis petrolera. Il Sole24 Ore, Milán, Italia, 8 mayo 2008.

Primacía del libre mercado Las palabras introductorias del experto petrolero nos conducen, inevitablemente, a repensar sobre el papel del tan famoso y cacareado mercado, visto como una panacea para resolver los problemas económicos de un país y de la comunidad mundial, en general. La teoría económica ha sido influenciada por el pensamiento neoliberal, el cual reconoció y reconoce, el papel fundamental de la competencia, justificando así la primacía del libre intercambio para la macroeconomía y la relativa flexibilidad en la microeconomía. Por lo tanto el mercado, dejado a merced de la competencia, adquiere un rol de columna vertebral, de soporte a la actividad económica, transformándose en una verdad absoluta. Vale la pena repasar la historia de las doctrinas económicas, por cuanto es allí donde encontramos el origen del mencionado absolutismo, empezando por el pensamiento de los fundadores de la Economía Clásica del siglo XVIII, concretamente Adam Smith (1723-1790), David Hume (1711-1776) y Bernard Mandeville (1670-1733), quienes, con mayor o menor énfasis, sostuvieron que la competencia entre los seres humanos conduce, automáticamente, a resultados positivos para la colectividad, a pesar que los mismos estén dominados por sentimientos meramente individualistas . Lamentablemente la teoría del equilibrio automático del comercio internacional, propuesta por D. Hume, se ha demostrado errada, desde sus propias hipótesis, como lo es el acceso a la información inmediata, oportuna y perfecta para los actores presente en el mercado y de los ajustes automáticos entre la demanda y la oferta y que los bienes y servicios son perfectamente inter-sustituibles, sea por el lado de la demanda que de la oferta. Por su parte Smith habla de la organización espontánea de consumidores, eliminando cualquier intervención externa, es decir, introduce lo que Él denominó mano invisible. A principio del siglo XX la

teoría sobre la competencia y/o del libre mercado se fragmenta, dando lugar a tres de las principales escuelas del pensamiento económico.

Escuelas del pensamiento económico 1º La que tiene como representantes más ilustres a León Walras (1834-1910), que insistió en la tesis que la competencia permite el equilibrio entre los demandantes y la capacidad de respuesta de los oferentes, y a Vilfredo Pareto (1848-1923) que extiende el supuesto equilibrio económico también al campo social. Con esta teoría se cierra el círculo: la competencia tiene beneficios y soluciones no sólo dentro del ámbito económico sino también en el sector social. 2º La denominada Escuela Austríaca, liderizada por Ludwig von Mises (1881-1973) y Friedrich von Hayek (1899-1992), quienes opinan que el fenómeno de la competencia no es un mecanismo espontáneo, sino más bien un proceso natural al estilo darwiniano, dentro del cual ocurren las eliminaciones de las soluciones menos idóneas. 3º La Escuela anterior se actualiza, por así decirlo, con otro economista austriaco: Joseph Schumpeter (1883-1950), quien al observar las realidades de los nuevos procesos económicos manifiesta que la competencia es solo el aspecto visible de una actividad permanente del sector productivo, impulsada por las llamadas innovaciones, como centro del quehacer económico, lo cual mueve el baricentro hacia la oferta. Es esta que, reiteramos, a través de las innovaciones, gracias al progreso técnico y la presencia del empresario y el capitalista, promueve e incentiva las actividades económicas, siempre dentro del libre mercado, pero que tendrá, según Schumpeter, una duración finita, por una serie de hipótesis que no vienen al caso.

Teoría del equilibrio general En la década de los 40 notables representantes de la moderna escuela neoclásica, Kenneth Arrow (1921- ) y Gerard Debreu (1921-2004) trataron de explicar y actualizar los modelos de Walras y Pareto. El resultado puso de manifiesto como las hipótesis sugeridas por las dos primeras escuelas –arriba señaladas– son incompatibles, poniéndose en evidencia como la presencia de información completa, disponible y exacta por parte de los actores económicos para justificar la teoría del equilibrio general, luce abstracta. Además, al aceptar que la información es imperfecta, también los mercados dejan de ser perfectos y por ende eficientes. Automáticamente la competencia se transforma en un elemento incontrolado, exógeno, justificándose la intervención pública directa y/o indirecta. A partir de los años ’70 todas

las hipótesis de los autores neoclásicos han sido sometidas a pruebas, es decir se estudiaron los comportamientos de los individuos, concluyéndose la invalidez de dichos modelos, ya que la actitud del ser humano hacia la preferencia (de bienes y servicios) está influenciada por su situación particular y su disponibilidad económica.

El papel de las tecnocracias

la que está en puertas: la norteamericana, aún más grave en cuanto ocurre dentro del sistema capitalista por antonomasia, es decir sustentado en la libre iniciativa y mercado abierto. Dicha realidad está golpeando duramente las políticas de globalización dentro del esquema de libre mercado, lo cual hace que los responsables del sector económico privado, en esta época de crisis, dirijan su mirada hacia el estado, pidiendo su intervención especialmente en el campo financiero. Nos preguntamos: ¿qué queda de los panegíricos sobre el libre mercado y, más aún, de la teoría neoliberal? Confiamos que las respuestas no sean el retorno al proteccionismo y/o a una serie de regulaciones nacionales e internacionales apresuradas, lo cual daría pie a recordar el viejo refrán: es peor el remedio que la enfermedad. La solución racional está en la utilización de la conocida expresión, fácil de decir y difícil de actuar: utilizar tanto mercado como se pueda y tanto estado como sea necesario; lo que significa, sencillamente, respetar el funcionamiento del circuito económico, donde cada componente del mismo desempeñe su papel, sin desbordarse.

En cambio se salva, parcialmente, la teoría de Schumpeter, especialmente por su intuición sobre el rol fundamental de la oferta, gracias a las innovaciones (pueden ser tangibles e intangibles) que han contribuido y aún contribuyen a fomentar el crecimiento económico. No ha sido acertado para el otro factor importante, la figura del empresario, en fases de extinción para el autor, por cuanto en las economías capitalistas modernas ha sido sustituido por estructuras organizadas (denominadas tecnocracias) que manejan las empresas , muchas de las cuales han adquirido dimensiones tales de transformarse en condicionantes del mercado, es decir actúan como monopolios u oligopolios, por ende reducen la autonomía misma del mercado, como bien manifestó John K. Galbraith en su obra: El Nuevo Estado Industrial (Edic. Ariel, 1972). Sin Friedrich von Hayek (1899-1992) entrar a debatir con quienes creen ciegamente en el papel del mercado como único arbitro de Afortunadamente tenemos ejemlas actividades económicas, es signifiplos de sociedades y/o países que se cativo el hecho de que ya muchos deaproximan a dicha expresión: nos refensores del mismo están aceptando ferimos, concretamente, a los países el intervencionismo estatal, en mayor escandinavos, caracterizados por un o menor grado y/o bajo circunstancias alto grado de internacionalización, una especiales, como lo manifestaron ilusgran amplitud en la industria y el cotres managers , gerentes de bancos immercio y un significativo componente portantes, altos ejecutivos, en general, de actividad pública, especialmente en que bajo la presión de la crisis mundial el sector terciario, colocándolos a la abogan para que el estado intervenga vanguardia en todos los indicadores para ayudar la economía utilizando, socio-económicos y de desarrollo huevidentemente, recursos públicos. mano, sinónimo de calidad de vida, Entre los personajes famosos citamos gracias al reiterado respeto para el cira Joseph Lipsky, alto ejecutivo del cuito económico, evidenciado en la inFondo Monetario Internacional, que terrelación oportuna y conveniente de hizo una vehemente exhortación a tosus componentes: mercado-estado- fados los gobiernos del mundo para que milias, obviamente conseguido por intervengan en la economía, en contra sus tradiciones históricas, sus sociedade sus mismos precedentes discursos, des avanzadas, cultas, que generan los y Josef Ackerman, manager del dirigentes y líderes necesarios para Deutsche Bank, quien confesó tener todos los ámbitos requeridos, dudas acerca de la capacidad auincluyendo el sector político, donde to-curativa del mercado. también se manifiesta una capacidad y Además, no faltan ejemplos inquietransparencia ejemplarizantes. tantes sobre las fallas del libre mercado: las quiebras de grandes corporarenzob@cantv.net ciones, como Enron y Parmalat, y las crisis rusa, asiática y argentina , más


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¿Refor ma o Revolución? (II) Fermín Freddy Carquez Márquez

A

ntiquísima discusión, estrechamente vinculada al desarrollo de la vida económica, social y política de los pueblos que han habitado nuestro planeta. Procesos juzgados siempre por la historia humana a través de los hechos y sus resultados, el único instrumento posible y científicamente adecuado para examinar con propiedad los resultados de cualquier utopía. Por ejemplo cuando hablamos de la colonización de Venezuela los indicadores son muy claros, después de 300 años de presencia española dominante, nuestra composición poblacional cambió radicalmente, las formaciones tribales indígenas fueron en su mayoría aniquiladas y sustituidas por comunidades y feudos mayoritariamente mestizos, punto de partida de la nueva nación que conocemos como Venezuela. Otro ejemplo es, como hoy, 500 años después de la conquista, lo que gravita sobre la conciencia de la mayoría de nuestros ciudadanos, es la profunda y muy justa aspiración a disfrutar aquí en nuestro paraíso terrenal de una vida mejor. Objetivo central de cualquier política pública a realizar, no importa la etiqueta que le coloquemos, es eso, o nada se ha construido, porque “los deseos no empreñan” y los cuentos menos. Ignorar tal exigencia condujo al naufragio a los herederos de Punto Fijo y mantiene en el servicio de emergencia al chavismo a partir de finales del 2001, con unos cuantos viajes a Terapia Intensiva del Presidente. La petrochequera y el engaño, firmemente apoyados en los consejeros transnacionales caribeños y europeos, sostenida además por las bayonetas propias y extrañas, solo han logrado mantener la piragua gubernamental a flote. Son estos patrones o indicadores económicos y sociales los que tene-

mos que utilizar, para identificar el actual programa político que pretenden regir los destinos de nuestra República, porque en ningún momento son los gastados discursos nacional y social chovinistas, que hacen a toda hora los conductores políticos gubernamentales, con ellos no se va al mercado o se consigue una vivienda. Son muchísimo ruido y poquísimas nueces para las necesidades de los venezolanos.

¿Qué ha sucedido en nuestra economía? ¿Es que acaso ha desaparecido el proceso rapaz y especulativo de acumulación de capital que reina en nuestra nación desde su existencia organizada? ¿O es que ha surgido una nueva formación económica que haya conducido a manifestaciones sociales o políticas más productivas y democráticas? ¿En dónde se encuentran los resultados de la inmensa inversión en cooperativas? ¿Una vez más donde están los reales? ¿Cuáles son los beneficios para nuestra sociedad, del derroche en ayuda exterior? ¿Dónde se encuentra casi a 10 años de gobierno la producción agro-pecuaria, manufacturera e industrial venezolana? ¿Y los salarios, la salud, la educación, la seguridad social e individual y las viviendas de nuestros trabajadores y de los sectores medios de bajos ingresos? Y el panorama de desolación se cierra con el manejo de las empresas del estado, todas sin excepción convertidas en el soporte por excelencia del clientelismo, dejando muy atrás la perversión ocurrida en los mejores tiempos de la guanábana. Una a una han ido cayendo en el tremedal que significa las aspiraciones continuistas y hegemónicas de la camarilla presidencial.

¿Más de lo mismo o peor? Creo que no existen diferencias con la administración Perecista, Herrerista o Lusinchista, y para muestra basta el botón del comportamiento despótico y nepótico, personal y familiar del equipo presidencial o de los dirigentes del PSUV, dedicados todos, directa o indirectamente al desarrollo de sus negocios, a la sombra del inmenso poder financiero del estado minero y petrolero venezolano. Calcando al carbón la conducta económico-política de los hombres del presidente Pérez en sus dos periodos de gobierno, superándolos incluso en sus desafueros, alcanzando situaciones de

abuso como las ocurridas en los gobiernos de Gómez o de Pérez Jiménez, cuando ambos dictadores y sus camarillas, a la sombra del terror policial y militar, dispusieron discrecionalmente del patrimonio nacional y de los dineros públicos. Son preguntas para antiguos combatientes progresistas como Alí Rodríguez, Guillermo García Ponce, Roberto Hernández o Eleazar Díaz Rángel, hoy defensores a ultranza de un gobierno caudillesco y militarista; porque hasta el presente las ganancias de los especuladores financieros, de los importadores de baratijas, de los contrabandistas, de los traficantes de armas, de drogas o de divisas, han superado las expectativas y los ingresos de los grupos económicos privilegiados por el Punto Fijismo. ¿Dónde está el compromiso social y popular entonces?, porque por ese camino hoy en la URSS, en China e incluso en Cuba o Vietnam, la cúpula burocrática del estado se ha convertido en los nuevos súper millonarios que dirigen la infraestructura económica de dichas naciones. Ellos han constituido la “Nueva Clase” que denunció Milovan Djilas hace ya unas cuantas décadas, y son quienes utilizaron “la dictadura del proletariado” y el Partido Único Sociolista para lograrlo con mayor facilidad.

¿Y en el escenario socio-político que ha ocurrido? ¿Es que acaso hemos conquistado una nueva democracia o hemos mejorado la existente?, ¿Dónde se encuentran los indicadores de que semejantes objetivos han sido satisfechos?, ¿Cómo se realiza el control social?, ¿Cuáles son las medidas que castigan a los peces gordos ladrones y mentirosos de la administración?, ¿Dónde están las cuentas de los gastos privados y públicos del gobierno?, ¿Por qué no se castiga el peculado de uso y el nepotismo presidencial? Es muy evidente que nada de eso se ha logrado, que no es sino una consigna ajada y rallada, con la cual el Presidente ha limpiado el piso por donde camina y las botas con las cuales la pisa cada vez que le viene en gana, como hace con “la bicha”. Justas promesas que tampoco se han cumplido, sumándose al paquete de ilusiones que intelectuales progresistas también compartieron y aún algunos defienden insensatamente. Porque el esperado y tantas veces ofrecido proceso de democratización del Estado, que demandaba y sigue demandando desconcentrar sus estructuras y descentralizar la conducción de sus políticas, soporte indispensable para profundizar y exten-

der la incorporación de las diversas clases sociales a la acción colectiva económico-política tampoco se ha desarrollado, todo lo contrario ha retrocedido empujado por la bota del Presidente acompañada por el cuerpo de oficiales y secretarios que lo apoya.

¿Y el equilibrio de poderes? Salta a la vista que goza de muy mala salud, encontrándose en una situación de ruptura constante y pareciera que irreversible. El Ejecutivo ha concentrado en forma absoluta los poderes del estado, apoderándose de todos los mecanismos que les permiten funcionar. Fenómeno que desde hace unos cuantos meses llegó a los límites del descaro acelerado por las aspiraciones continuistas y por las profundas deformaciones conductuales del Sr. Hugo Chávez. No estamos tirando piedras o haciendo afirmaciones absurdas, cuando nos preguntamos cuál es el papel contralor del parlamento sobre la actividad presidencial, ¿Dónde están las cuentas de los gastos de la partida secreta?, ¿A quién le ha pedido permiso el Presidente para ausentarse del país cada vez que le viene en gana?, ¿Cuándo hemos discutido como estado o como sociedad las ideas del Ejecutivo sobre las relaciones internacionales del país?, caracterizadas por una cadena de desaciertos, en los cuales el próximo es peor que el anterior, y signadas por la malversación de los recursos de la nación. Cómo es posible que el Tribunal Supremo de Justicia no se haya pronunciado en torno a la decisión presidencial de absolver a las FARC, del asesinato de soldados y ciudadanos venezolanos. ¿Quién le concedió semejantes facultades al ciudadano Hugo Chávez?. ¿Cómo es posible semejante desvergüenza de parte de unos ciudadanos, designados para salvaguardar a cualquier precio los derechos de la población? Por favor semejante indicadores sólo identifican una gran estafa política, ¿Cuál socialismo, Müller? ¡Será el de Alí Babá! carquezf@yahoo.com


Monseñor Salvador Montes de Oca: homenaje a la lucha por la libertad Oponente de la dictadura de Gómez, murió fusilado por los fascistas en Italia.

“La exaltación de la moral cristiana en tiempos de Juan Vicente Gómez” Salvador Montes de Oca Los editores de Cuadernos hemos querido, en este número, rendir homenaje a la figura de un hombre que se destacó en la lucha contra la dictadura de Gómez y que le valió el exilio y posteriormente la muerte, en Italia, a manos de las hordas fascistas hitlerianas. Además de su profunda convicción religiosa, Montes de Oca fue un tozudo luchador contra la tiranía y autoritarismo de Juan Vicente Gómez. Salvador Montes de Oca nació en Carora, estado Lara, el 21 de octubre de 1895, “ciudad noble católica y castiza”, cuna de más de 220 sacerdotes y 5 obispos. Desciende Salvador de una de las familias más antiguas de Carora y la más extendida entre sus habitantes. Sus padres, Andrés Montes de Oca Zubillaga y Rosario Montes de Oca Perera, fueron cristianos rectos y practicantes v anhelaban tener un hijo sacerdote, para reforzar la muy larga e ilustre tradición levita de la familia en que se cuenta más de 100 sacerdotes. Fue el cuarto y penúltimo de los hijos.

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onseñor Dr. Salvador Montes de Oca fue obispo de Valencia desde el 20 de mayo de 1927 hasta el 2 de enero de 1935. En aquellos tiempos –muy distintos a los actuales– el Congreso de la República designaba una terna que enviaban a la Santa Sede para que allí escogieran el futuro obispo; siempre se hacía del conocimiento del jefe de Estado estas preferencias. Como dato curiosos, Juan Vicente Gómez al oír la edad del nuevo obispo exclamó: “Pero si es un niño...!”. Sin embargo, dejó correr el nombramiento. Valencia esperaba que el nuevo obispo, sucesor de Monseñor Granadillo, fuera un carabobeño. Montes de Oca provenía de lo más acrisolado de la antigua ciudad de Carora, lo que en principio causó cierta molestia; la ciudad, desde el mismo momento en que lo conoció, comenzó a quererlo con verdadera simpatía. El obispo se preocupó desde el principio de su ejercicio por las familias de los presos de Gómez. Relata la poetisa venezolana Beatriz Mendoza Sagarzazu, hoy señora de Luis Pastori, que el obispo estaba pendiente de su familia que había quedado como huérfana, pues el padre se encontraba en las mazmorras de Puerto Cabello; lo mismo hacía con otras de las familias que sufrían la horrible dictadura del tirano. Pronto el nuevo obispo se convertiría en un personaje incómodo para el gobierno del dictador. Digno de mención, entre los muchos ejemplos que podemos relatar sobre su apostolado valiente y singular, es el de las visitas que hizo a los universitarios presos en el Castillo Libertador de Puerto

Cabello, al final de las cuales hablaba en tono enérgico contra la dictadura. El día en que soltaron a los jóvenes presos, Montes de Oca estaba a la puerta del castillo, y en su automóvil condujo a varios de ellos hasta Valencia. Andrés Eloy Blanco fue uno de esos estudiantes. Años después, se refirió a este suceso en la Asamblea Constituyente de 1947. Fue muy famoso el caso del señor Mariño, un señor descendiente del prócer a quien el gobierno de Gómez acusó de distribuir propaganda comunista. Mariño fue detenido por la policía y llevado a los sótanos de la Casa Páez, sede en aquel momento de la Policía de Valencia. Allí lo torturaron inmisericordemente, hasta que el preso expiró. La policía declaró que el señor Mariño se había ahorcado con las trenzas de sus zapatos. El gobierno mandó el cadáver, en una urna sellada, a la casa de habitación de sus familiares, con la orden de que nadie revisara el cuerpo, para lo cual pusieron guardia permanente. A la medianoche, una de sus hermanas logró burlar la vigilancia y al abrir el féretro notó que pecho estaba lleno de sangre seca y al abrirle la camisa vió horrorizada como el cadáver tenía el pecho destrozado. Inmediatamente lo comunicó a los demás miembros de la familia y de allí se regó la noticia por los cuatro costados de la plaza Bolívar a toda la ciudad: ¡la policía había asesinado a Mariño! Al saberlo, Monseñor Montes de Oca ordenó los preparativos para hacerle “exequias de vara alta”, que es como denominaban los entierros solemnes. Al enterarse de este hecho, el secretario general de gobierno se comunicó con el obispo manifestándole que por tratarse de un suicida, la Iglesia no podía rendirle entierro cristiano. Montes de Oca continuó, sin imutarse, con los preparativos y al día siguiente estaba en las puertas de la catedral revestido de negro para oficiar las exequias de Mariño, lo que representaba un desafío abierto al régimen de Castro; el pueblo interpretó el gesto y se solidarizó con su obispo. Comenzó a andar la procesión hasta el cementerio, precedida por los ciriales; los hombres, que acompañaban masivamente el triste desfile, se detenían a cada cierto tiempo, se agachaban y hacían el gesto de amarrarse las trenzas de los zapatos. ¡Valencia entera protestaba el asesinato de Mariño, señalando al régimen por su responsabilidad en aquel asesinato! En otro episodio que muestra su valor frente al

Su actuación decidida a favor de la libertad; su frontal posición frente a los abusos cometidos por parte de los altos funcionarios; su enfrentamiento con la política del gobierno en cuestiones relacionadas con la Iglesia.... le merecieron la expulsión de Venezuela el 11 de octubre de 1929...

Monseñor Dr. Salvador Montes de Oca, en 1927, a sus 32 años de edad fue el obispo más joven de Venezuela (foto colección Luis Cubillán).

régimen de terror de Gómez, don Torcuato Manzo Núñez refiere: “un día un vendedor ambulante de radios visitó al obispo, y trataba de hacerle ver las ventajas de tener un radio, el cual lo mantendría informado de las noticias del país y del mundo; Montes de Oca dejó discurrir al vendedor, y para cerrar el diálogo le dijo, palabras más, palabras menos: ‘Señor, le agradezco su atención en querer que yo posea un radio; pero es el caso, señor, que allí sólo se puede oír lo que el General Gómez quiera...!’”.

El profesor Juan Correa narra estos hechos en forma ligeramente diferente: “Como se iniciaba, en el mundo, la radiodifusión, en Valencia, cada familia ambicionaba poseer un receptor. Ya desde 1925 había salido al aire la primera estación radiodifusora venezolana, la Broadcasting Central de Caracas, o AYRE, que en 1930 cambiaría su nombre por el de Radio Caracas; y en 1926 la Central de Radiotelefonía que comunicaba al país con Francia por cable. En 1932 había sido inaugurada otra estación radiofónica: la Radiodifusora Venezuela. En conocimiento de que Montes de Oca no tenía aparato de radio, sospechosamente un vendedor ambulante lo visitó. -La radio es un gran invento. Me agradaría tener un radio -atajó las explicaciones del vendedor-, pero no... No. No quiero comprar un radio ahora. ¿Qué noticias podría yo escuchar sino las que este gobierno permite? Yo soy un amante de la libertad. Regrese, amigo mío, cuando la voz de la libertad sea la que se escuche.”


Monseñor Salvador Montes de Oca: homenaje a la la lucha por la libertad Uno de los más graves problemas que enfrentó el obispo fue el de una señora cuyo marido, para asegurarse un puesto importante, la quiso entregar a un alto personero del gobierno, la condujo engañada hasta la morada del funcionario, y luego de una ligera conversación, le dijo: “Fulana, quédate con el señor, mientras yo voy a una diligencia...” Una vez solos el funcionario y la inocente señora, éste quiso sobrepasarse; la aturdida mujer salió dando gritos y llegó al despacho del obispo. –"¡Monseñor, mi marido me quiere entregar a fulano! ¡Yo con mi marido no vuelvo, yo me quedo aquí!", y le explicó la terrible circunstancia en que se encontraba. Monseñor la tranquilizó, y la llevó para depositarla en la casa de sus padres.

Se había acumulado por parte de la dictadura un deseo de venganza que, para deshacerse del prelado, tomaba como excusa un hecho verdaderamente nimio. Para esa época, el divorcio estaba consagrado en las leyes venezolanas y éste era el punto sobre el cual atacaba el régimen. El arzobispo de Venezuela, Rincón González, se dirigió a Maracay, a parlamentar con el zorruno general, pero este dijo que él no tenía nada en ese asunto, que el presidente de la república era el doctor González, y que él pensaba que la “carne de cura indigesta” y por lo tanto se mantendría al margen del suceso. Creyó el general engañar a la historia. Hoy, al igual que ayer, todos sabemos quién manda. Tal como sucede ahora, en Venezuela no se movía una paja sin la orden del hombre de La Mulera. Valencia lloró el destierro del obispo amado. Se le permitiría regresar, siempre y cuando escribiera enmendándose de lo dicho. Montes de Oca se mantuvo firme, tuvieron los facilitadores que escribir una nota que en definitiva no era una rendición, y fue cuando lo dejaron desembarcar. Valencia, Carabobo entero, se reunió para recibirlo en triunfo y entre aquella inmensidad de gentes tomó el micrófono y dijo: “Como decíamos ayer...”. Nota: Con esta frase comenzó Fray Luis de León su clase en la Universidad de Salamanca cuando volvió después de haber estado varios años en prisión a la que había llegado a parar tras la persecución a la que fue sometido por la Inquisición

Muerte de Montes de Oca

La estatua en honor de Monseñor Montes de Oca en la plaza del mismo nombre, en la Avenida Bolívar Norte de Valencia.

La expulsión de Monseñor No podemos dejar este relato sin hacer mención al problema que ocasionó la expulsión de Monseñor Montes de Oca. Resulta que una honorabilísima dama decidió aceptar por esposo al gobernador de Valencia, quien la cortejaba. El problema surge porque el funcionario era divorciado. En aquellos tiempos, el matrimonio con una persona divorciada –aún cuando el divorcio ya estaba legalizado– era algo insólito, máxime para una dama de la sociedad valenciana. El padre de la novia rogó al obispo, quien era íntimo amigo de la aristocrática familia, para que intercediera ante la muchacha y rechazara al pretendiente. Sin embargo, la joven se mantuvo en sus trece y procedió al casarse. Montes de Oca se sintió herido, y escribió una carta en su periódico episcopal en donde condenaba el matrimonio con divorciados, aprovechando para criticar solapadamente tanto al general Gómez como a varios de los integrantes de su gabinete, quienes mantenían queridas, lo cual no era el caso de la señorita de Valencia.

Después de su regreso, Montes de Oca renunció a la Diócesis y se retiró en Italia con la Orden de los Cartujos y allí tuvo la mala suerte de enfrentarse a un régimen que hizo ver al de Gómez como un juego de niños. En el monasterio de los Cartujos se había dado refugio a muchos perseguidos políticos por diferentes razones, y en la madrugada entre el 1 y 2 de septiembre de 1944, soldados alemanes invadieron el monasterio, y al día siguiente evacuaron a todos los religiosos y civiles que no se habían escondido o huido. De allí los trasfirieron en varios camiones a Nocchi, en Camaiore, donde los mantuvieron por varios días. La mayor parte fueron fusilados en lugares y días diferentes, especialmente en los alrededores de Massa el domingo 10 de septiembre. Entre los fusilados hubo 12 monjes, incluyendo al

Biblioteca y Centro Cultural Salvador Montes de Oca La ciudad de Valencia merece poseer un ámbito institucional cuya vocación se encuentre orientada a la promoción de la investigación transdisciplinaria en el ámbito de las artes y las ciencias del hombre. Para cultivar y desarrollar a plenitud este espacio se hace indispensable la presencia de una institución que ejerza las funciones propias de una Biblioteca Central Universitaria. La concepción de un establecimiento de esta naturaleza ha de ser integral y sistémica. Vale decir, deberá ser pensada en unos términos que sobrepasen las funciones clásicas de facilitar, por un lado, material bibliográfico de investigación para cualquier disciplina y, por el otro, la conservación y difusión del patrimonio cultural de la región. En torno al funcionamiento de esta Biblioteca Central deberían desarrollarse múltiples actividades que, por su naturaleza, conformen un dinámico y contemporáneo centro donde se cultiven y difundan actividades culturales de alta factura. Artes visuales, música, danza, cine, teatro, televisión, radio. Una obra de esta naturaleza y magnitud merece llevar el nombre de Monseñor Salvador Montes de Oca. Un valenciano integral que supo enfrentar con coraje y humildad cristiana los atropellos del régimen autoritario de turno. Esta propuesta es un sueño, lo sabemos. Soñar es siempre el preludio de lo tangible. Cuadernos te invita a soñar con nosotros y a participar en la construcción de la voluntad colectiva indispensable para llevar a la realidad este proyecto. Honrar, honra.

prelado Martino Binz, el procurador Gabriele Maria Costa y Montes de Oca. El cadáver fue arrojado a una fosa común, pero en 1947 fueron reconocidos y actualmente se encuentran enterrados bajo el presbiterio de la Catedral de Valencia. En memoria de los mártires de la comunidad de Montemagno, existe un monumento a los muertos de lo que algunos llaman la Masacre de Pioppetti, pero que a veces también incluyen como parte de la Matanza de Sant’Anna di Stazzema. Fuente: Textos basado en el escrito de Luis Cubillán Fonseca, publicado en el 28 aniversario de Notitarde y en otras fuentes.

El exilio Decidió Montes de Oca llevar su escrito al diario La Religión, en Caracas, que tenía cobertura nacional, aunque un tanto reducida. La pastoral resultó una bomba y fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Gómez y sus seguidores. Cuando Monseñor regresaba de Caracas, a donde había ido a llevar su escrito, fue detenido en la carretera de Los Teques y embarcado inmediatamente en un vapor que salía hacia Trinidad. Así comenzaba su exilio.

El Hemisferio en la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Ciutat de les Arts i les Ciènces), en Valencia, España, obra del arquitecto español Santiago Calatrava. Valencia, nuestra ciudad hermana, soñó...¡y construyó!


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Reapertura de la Universidad de Carabobo (II)

Mirar hacia atrás y hacia el futuro Alecia Castillo Henríquez

Un marco de honor para la reapertura Aquella Valencia de 1958 estaba sombreada por hermosos árboles que se mantenían en flor durante la mayor parte del año. Con una avenida Bolívar que constituía una verdadera sinfonía de colores cuando florecían los camorucos, los apamates, los cedros, los bucares y los flamboyanes. Quince kilómetros de plantas, a todo lo largo, desde la calle Cedeño hasta el estadio de béisbol, (hoy polideportivo), que a las jóvenes universitarias nos fascinaba recorrer para que la brisa nos coronara de flores multicolores. Era la ciudad donde el Br. José Saer, dictaba charlas de botánica y preparaba un importante texto en el que proponía una idolatría arbórea. Era otra ciudad, sin duda. Es necesario reconocer aquí, para ver con un horizonte adecuado estos años de la cultura, la actuación del Dr. Manuel García, presidente y gobernador de Carabobo y luego primer Secretario de nuestra universidad, quien en todo momento dio decidido apoyo a las artes, encargó la educación a reconocidas figuras y dotó las escuelas de arte. Pocos años después traslada esta actitud de protección al arte, a la Universidad de Carabobo. El teatro, que en Valencia mantenía una tradición desde la colonia y revivida en la presidencia del general José Antonio Páez, estaba protegido por la Asociación Carabobeña de Arte Teatral y gran cantidad de grupos de aficionados. Igualmente, Valencia contaba con grupos corales de calidad: al frente, el Orfeón Valencia que tenía su antecedente en el Orfeón Carabobo; y luego, más de veinte coros de los liceos y colegios públicos y privados. Este panorama cultural de Valencia, lo ratifico, es un marco de honor para la reapertura de la Universidad de Carabobo, siendo también el principal justificativo de su existencia.

Comisión organizadora de la Universidad de Carabobo A partir de aquel 24 de marzo, el tema universitario ocupa la primera plana de todos los diarios locales: de nuevo, “El Carabobeño”, que considero el diario universitario por excelencia, se dedicó con ahínco a revisar viejos archivos y publicar cada día artículos relacionados con la lucha por la reapertura, a recordar los pequeños héroes civiles que lucharon por su Alma Mater, así como a comentar y discutir toda noticia que provenía de la capital sobre el desarrollo de nuestra casa de estudios. El público tomó las páginas de la prensa para expresar su júbilo y las instituciones publicaron sus acuerdos, mientras los intelectuales comenzaron a aportar ideas sobre lo que consideraban debía ser la nueva universidad. Para celebrar este importante acontecimiento, la Junta Patriótica, el

Frente Estudiantil y el Frente Liceísta convocan a toda la ciudadanía a una manifestación de respaldo de la Junta de Gobierno, en apoyo a las medidas que ha tomado por defender la democracia y como júbilo por la reapertura de la Universidad de Carabobo. El 12 de abril de 1958, Larrazábal anuncia, en cadena de radio y televisión quienes serán los miembros de la comisión organizadora de la universidad. El diario “El Monolito” reseña el día 15 , que el periódico del 12 requirió un segundo tiraje, pues los 5.000 ejemplares iniciales se habían agotado temprano en la mañana, debido a la noticia sobre la universidad. La Comisión Organizatidora de la Universidad fue integrada por las siguientes personas: Edgar Sanabria, presidente; Monseñor Gregorio Adam, vice presidente; Alfredo Celis Pérez, secretario; como vocales se nombró a Carlos Luis Ferrero, Emiliano Ascúnez, Luís Rafael Betancourt y Galíndez, Arminio Borjas, José Ángel Hernández, Luís Augusto Carvallo, José Rodríguez U., y Luis Pérez Carreño. Esta comisión funcionó en el local del Instituto de Ciencias Políticas Miguel José Sanz, luego Escuela de Derecho, y hoy reconocido como nuestro edificio histórico fundamental y primigenio, actualmente en proceso de remodelación para ser sede del Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial de la Universidad de Carabobo. El peso del trabajo de la Comisión va a recaer en su secretario Alfredo Celis Pérez, quien relata con detalles, a la prensa local, las dificultades que enfrenta para hacer entender a la Junta de Gobierno la necesidad de comenzar cuanto antes el trabajo de instalación, ya que esta Junta había prometido que en octubre comenzarían las clases y aún no se sabía como se iba a trabajar. Celis Pérez, con mucho dolor confiesa poco tiempo después, que la Junta de Gobierno no se molestó en leer los informes que preparó durante largas noches de insomnio y por esto, y hoy, yo lo expreso y registro con dolor, se puso en marcha una universidad sin orientación ni espíritu de universidad moderna.

Sus primeras autoridades Para Valencia, resultó una grata sorpresa el nombramiento de las primeras autoridades rectoras: el doctor Luis Ascúnez Párraga para rector y el doctor Luis Fernando Wadskier como vicerrector-secretario. Ascúnez abogado en ejercicio, fino poeta, vinculado a las asociaciones culturales y económicas de la ciudad, vicepresidente del Ateneo, venía de desempeñarse como consultor jurídico del ministerio de Obras Públicas. Luis Fernando Wadskier, estaba reconocido como un médico notable, especialista en urología, sabio y bondadoso, había sido presidente del Colegio de Médicos de Carabobo, con excelente

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Sinopsis En esta edición publicamos la segunda parte del discurso de la Dra. Alecia Castillo Henríquez con motivo de la celebración del acto académico conmemorativo del quincuagésimo aniversario de la reapertura de la Universidad de Carabobo el día 28 de marzo de 2008. En el número anterior la profesora Alecia Castillo Henríquez retrocede cincuenta años y reproduce la atmósfera cultural que precedió la restauración a la ciudad de su rango de ciudad universitaria.

labor gremial. Muchos valencianos habían tomado la bandera de la reapertura. Pero entre todos ellos destaca la actuación de dos titanes que durante años mantuvieron la lucha sin dar cuartel: Alfredo Celis Pérez, enfrentado a la dictadura y sufriendo sus consecuencias de cárceles y amenazas y Gregorio Adam, el obispo universitario, protegido por su condición de máximo pastor de un pueblo católico, quien no caía en el terreno de complacencia, y mucho menos en el de la adulancia, a los gobiernos de turno. “La universidad es la fragua donde se forma el alma de los pueblos y un pueblo no puede vivir sin alma, sin pensamiento y sin ideas porque se hace servil y pierde su orgullo y dignidad”. Esta idea de una contundencia impresionante fue expresada por Monseñor Adam en el acto realizado el 19 de septiembre de 1952 para conmemorar la iniciación de los estudios médicos en

universitarias. Las fiestas comienzan con un tedeum en la Iglesia Catedral en el cual participa todo el clero diocesano. Se reúne una enorme coral para estrenar el motete Oremus pro Universitate Nostrae compuesto especialmente para el acto por el profesor Cristóbal Gornés. Al terminar la ceremonia se realiza una inmensa procesión encabezada por el doctor Edgard Sanabria, entonces presidente de la Junta de Gobierno y Monseñor Adam. Toda la ciudad se volcó a las calles y de la plaza Bolívar a la plaza Sucre, un mar de gente acompañó a quienes participarían en el solemne acto de instalación que se realizaría en el Teatro Municipal. Autorida-

Carabobo. La dice al tocar las puertas de la clausurada Casa de Estudio, y con ellas no sólo fustiga a las autoridades que debían abrirla sino también a la comunidad que comenzaba a mostrarse indiferente ante semejante atropello a la civilización y al patrimonio de mi ciudad. Tres años después de estas palabras se celebra el cuatricentenario de la ciudad, y es clamor de todos pedir, para la ciudad cumpleañera, la devolución de su Alma Mater. Pero eso nunca fue del agrado del dictador Pérez Jiménez. La historia nos enseña que los gobiernos autócratas son enemigos de todo centro de estudio. A los dictadores nunca conviene mantener instituciones donde surjan ideas, donde se piense, donde se emane la luz que ilumine las mentes y se encienda la antorcha de la libertad. De esta manera todo el movimiento generado por la celebración del cuatricentenario quedó en suspenso. Sin embargo, bueno es recalcar que la historia también nos indica que las dictaduras no son eternas y a todas les llega su 23 de enero...

des y profesores desfilan con sus trajes académicos y reciben el aplauso emocionado de la ciudad. Un grupo de estudiantes nos adelantamos a tomar asiento en nuestro asiduo palco de galería, y no dejamos escapar la sorpresa al ver que un estudiante, Jorge Melet Vidal, fuera el encargado de conducir el protocolo del acto. Se produjeron discursos de las nuevas autoridades y del Obispo Adam. El orfeón de la Universidad Central dirigido por el valenciano Federico Núñez Corona cumplió el protocolo musical. La pieza oratoria de Gregorio Adam, fue publicada en el diario “El Carabobeño” en su edición del día 12. En él, Monseñor Adam se expresa en los siguientes términos de la institución y algunos de sus profesores, entre ellos Alejo Zuloaga, Antonio Sandoval, Carlos Sanda y José Manuel Núñez Ponte: “no me daría por satisfecho ante la restauración de la universidad de Valencia, cuyo predicado ha ganado en extensión, denominándola de Carabobo, si omitiera otros nombres gloriosos en los anales de la casa…”

Llegó el gran día Y a nosotros también nos llegó el sábado 11 de octubre, como el gran día. Es cuando se celebra el acto académico solemne que da inicio a las actividades

castilloalecia@hotmail.com

Continuará… en Cuadernos 12.


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Arnoldo José Gabaldón Gabaldón en síntesis

La descentralización, una conquista de la COPRE Mariandreína Ruiz Roa

Arnaldo José Gabaldón nos recuerda que la creación, en 1984, de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), propició el proceso descentralizador en Venezuela, –años más tarde– otorgándole al ciudadano poder manifestar su voluntad política y escoger de manera directa a sus gobernadores y alcaldes. Gabaldón señala que a partir de 1999, la intención del gobierno Chávez es volver al estado centralista y considera que para las próximas elecciones, regionales y municipales, la oposición debe presentar candidatos únicos para enfrentar un contrincante “autocrático, ventajista y que abusa del poder”. Gabaldón, quien fue miembro fundador de la COPRE, nos relata que la creación de la comisión surgió en el marco de la campaña electoral de 1983, ya que había la necesidad de reestructurar el estado “que había dado sus primeros pasos hacia la democracia en 1958”, pero que aún -25 años después-mantenía la misma estructura. “La COPRE se creó en 1984, mediante el decreto número 413 del 17 de diciembre, en el gobierno de Jaime Lusinchi”, puntualiza Gabaldón, quien posteriormente presidió la comisión entre los años 1986 y 1989, precediendo a la gestión del periodis-

ta e historiador Ramón J. Velásquez. “En un principio convocamos y nos reunimos con representantes de todos los estados de Venezuela, escuchando sus problemas, y sus necesidades”, comenta, agregando que a la par se originaba un debate entre todas las fuerzas civiles y políticas para conseguir un consenso y hacer una propuesta que reflejara el sentir de todas las regiones. “De aquella época recuerdo el alto sentido patriota y pluralista de quienes participaban, independientemente de la militancia política que tuvieran. Eso sí era un debate. Además se llegaba a acuerdos de una manera más fácil, es decir, si se acordaba que era beneficioso para el desarrollo del estado, se aprobaba”, señala el académico, quien trabajó junto con un distinguido grupo de integrantes encabezado por Carlos Blanco, Orlando Albornoz, Octavio Andrade Delgado y Celestino Armas. También participaron Jonás Barrios, Juan José Bolinaga, Angel Brito Villarroel y Marco Tulio Bruni Celli. Por último, destamos a Tomás Enrique Carrillo Batalla, Aura Celina Casanova, Reinaldo Cervini, José Angel Ciliberto, José Benjamín Escobar, Ramón Escovar Salom, José Antonio Gil Yépez, Ismario González, Braulio Jattar Dotti, Helery Malaret Miranda, Alfredo Machado Gómez, Pompeyo Márquez, Domingo Maza Zavala, Moisés Naím, Luis Enrique Oberto, José Andrés Octavio, Carlos Peñaloza, Mercedes Pulido de Briceño, Eduardo Quintero, Manuel Rachadell, Juan Carlos Rey,

Héctor Silva Michelena, Antonio Stempel París y Gustavo Tarre Briceño. Todos estos ilustres venezolanos trabajaban, según indicó el también miembro fundador de la Copre, Germán Carrera Damas, ad honorem, con desinterés y patriotismo”. El resultado: la comisión presentó el proyecto de Reforma Integral del Estado. “Se le entregó al gobierno del doctor Jaime Lusinchi –quien fue el que la designó– un proyecto de reforma en 13 folios”, comenta Gabaldón, quien era una “voz muy crítica, un venezolano honrado y cabal”, según palabras de Carlos Blanco, secretario ejecutivo de la COPRE. Entre las propuestas presentadas destacaban las que reformaban la Ley Orgánica del Sufragio, y se establecía, entre otras disposiciones, que la elección de gobernadores debía ser “directa, popular y secreta, para contrarrestar el excesivo centralismo”. Recuerda Gabaldón que trabajaron arduamente por conseguir la instrumentación de este proyecto, y que finalmente los candidatos presidenciales de 1988, “en un acto solemne y público” aceptaron aprobar contenidos de esta propuesta. De allí que el 3 de diciembre de 1989, como es bien sabido, se celebrarán las primeras elecciones regionales para alcaldes y concejales de manera nominal y directa. Este es, sin duda alguna, un gran logro de la COPRE, que se une al éxito de las políticas de descentralización territorial que pudieron implementar, reformando, entre otras, la Ley Orgáni-

El siglo XXI: La información globalizada Armando Martínez La predicción de McLuhan de acuerdo a la cual el mundo se convertiría en una aldea global se ha hecho una realidad ineluctable. La información satelital ha permitido que el hombre pueda ser testigo directo de múltiples acontecimientos que ocurren en distintos lugares, en distintos momentos y a miles de miles de kilómetros desde donde son observados. La humanidad ha llegado a un punto en el cual no es exagerado afirmar que no existe el futuro. Vivimos en una larga duración, que ha establecido la confusión de los distintos tiempos que otrora el hombre identificaba fácilmente.

La informática será el vínculo fundamental de millones de personas que realizarán las más insospechadas operaciones, a través de los sistemas de redes que operarán a escala mundial. Se ha dicho que el siglo XXI será el siglo del comunicador interactivo. El laptop es y será el depósito de informaciones cuasi-infinitas. Se trataría de un ser cuya vida cotidiana estaría muy marcada por los adelantos de los sistemas computarizados, una situación que indica que todos los hombres no tendrán la oportunidad de acceder y aprovechar para su bien el manejo de estos sistemas.

Sin embargo, la información globalizada seguramente seguirá siendo el sostén de los grandes negocios a escala planetaria: las multinacionales, las super-empresas estatales, los grandes laboratorios, las fábricas de armas y otras expresiones del marketing internacional absorberá cada vez más los beneficios de estos adelantos, mientras tal vez tal afirmación no sea tan válida para otros campos del saber. La sofisticación de la computación en última instancia, también será un elemento de destrucción, ya que cada vez más se perfeccionarán los métodos para darle mayor precisión a las

Arnoldo José Gabaldón es ingeniero civil, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Entre los numerosos cargos que ha desempeñado destacan el de ministro de Obras Públicas, (1974-1977) y el de ministro del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (1977-1979). Fue presidente del Consejo Nacional del Ambiente hasta el 79, diputado al Congreso de la República, en los años 1984-1994 y presidente de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (1986-1989). Tiene en su haber la publicación de numerosos trabajos en revistas técnicas, así como de libros tales como “La Reforma Parlamentaria”, “Política Ambiental y Sociedad” y “Dialéctica del Desarrollo Sustentable”. Actualmente se desempeña como profesor de doctorados en la Universidad Simón Bolívar.

ca del Régimen Municipal, para que el municipio fuese visto como una “unidad política primaria y autónoma”. Ahora, casi dos décadas después de que se transitaron los primeros pasos desentralizadores de la mano de unos 35 intelectuales, el turno es de todos los venezolanos, quienes tienen que tomar conciencia que la actual estructura descentralizada fue una conquista, por lo que se tienen que mantener en pie de lucha para no perderla. “Lo que pasa es que mucha gente desconoce la historia moderna del país. Hay que oponerse, manifestar, e incentivar a la población a defender este sistema”, concluyó.

Viene de la pág. 5 armas que se usarán en guerras convencionales, sin incluir en esta agenda pesimista el riesgo que significará la posible clonación de seres humanos. Una mirada histórica sobre el futuro es esencialmente imperfecta, pero no deja de ser interesante que los seguidores de Clío traten de penetrar en el oscuro túnel del futuro. Los romanos fueron expertos en las artes adivinatorias, pero no llegaron a predecir el ocaso de su Imperio. Lo conveniente en estos casos es mirar hacia delante, creyendo firmemente que ningún Armagedón aparecerá en nuestro destino.


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Para una antología del cuento breve José Napoleón Oropeza

El cier vo escondido

T

odos los ensayos escritos sobre el lenguaje del cuento, su ámbito y sus técnicas parecieran coincidir en dos aspectos de su naturaleza, en los cuales, todos los cuentos confluyen, a la manera de puntos de encuentros en un mismo río: el género cuentístico apunta a la brevedad, a la concisión expresiva y, al mismo tiempo, a una tensión, que ilumina y crea su atmósfera y su ámbito, desde la primera a la última palabra. “No seas precipitado en tus palabras. De la muchedumbre de las ocupaciones nacen los sueños y de la muchedumbre de las palabras nacen los despropósitos”, se nos dice en el Eclesiastés .En tal máxima pareciese, también, resumirse todo lo que, sobre el cuento y su escritura, declararían sus hacedores y sus investigadores, entre ellos Edgard Allan Poe, quien nos habló, de que el ámbito del cuento residía en su capacidad de tornar verdadera una anécdota; Horacio Quiroga, quien en su Decálogo del Perfecto Cuentista, quiso iluminar su original concepción del ámbito del cuento, a la vida única que adquieren la anécdota y los personajes

puestos en acción y el gran cuentista Julio Cortázar, quien, a través de una original metáfora, hablaba en su brillante y definitivo ensayo "Del cuento breve y sus alrededores" que la diferencia esencial entre la novela y el cuento radicaba en que en la pelea boxística entre narrador y lector, en la novela se ganaba la pelea por puntos, y en el cuento por knock out, el golpe al corazón que suponen la intensidad y la tensión en el cuento de principio a fin, de la primera a la última palabra. La brevedad en el cuento, implica, entonces, economía en el uso de recursos expresivos, la supremacía de la anécdota como suceso único, original: la manera de sucederse un tema como un girasol abierto a todos los encuentros. Un sueño diurno. La anécdota como elán vital de un tema, la manera de sucederse un hecho de forma genésica, como si se tratase de un sueño. Sólo así se crea un efecto, el golpe al corazón del lector, cuando llega al final del cuento y se sorprende por el desenlace: la sorpresa final propina el último golpe de tan bella pelea. Continuamos esta sección en

Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después, olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer: –Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó donde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador. –Tú habrás soñado que viste a un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero –dijo la mujer. –Aún suponiendo que encontré el ciervo por un sueño –contestó el

Cuadernos de la Secretaría con la lectura del cuento El ciervo escondido, escrito por Liehgtse, en el año 300 a.c. Nuestro autor que escribió en chino una serie de cuentos recopilados por el gran poeta argentino Jorge Luis Borges, llena todo un período en la literatura china en el cultivo del cuento de atmósfera fantástica, de gran escritura poética, afianza-

marido –¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó? Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño, vio el lugar donde había ocultado el ciervo. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador: –Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan. El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo: –¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?. Liethse (año 300 a.c.)

da en el redescubrimiento de símbolos arquetípicos de esa milenaria cultura. José Napoleón Oropeza Las Eluvias III, amanecer del día domingo 11 de mayo de 2008.


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De la fe y el escepticismo en la política

Sinopsis En la entrega anterior revisamos brevemente la argumentación esbozada por este autor en relación con los fundamentos intelectuales sobre los cuales se ha erigido el racionalismo en la política. Como lo señalamos, Oakeshoot desmonta este credo y describe las visiones generales a partir de las cuales sería posible comprender el alcance del gobierno en las actividades y conciencia de los hombres: las políticas de la fe y la del escepticismo.

Cultura vs. política Los encuentros y/o desencuentros entre las dimensiones de la cultura y la política podrían constituir un ángulo original para iniciar una aproximación a la historia reciente de nuestros países. Un punto de partida, por ejemplo, sería señalar el desencuentro existente entre el racionalismo político practicado por nuestras élites y las tradiciones culturales vistas como el ámbito donde se desenvuelven los “apegos primordiales” presentes en nuestras sociedades. Recordemos que el antropólogo americano Clifford Geertz, advierte sobre el descontento que este racionalismo tiende a experimentar en relación con estos apegos primordiales. Es decir, “el que procede de los hechos ‘dados’ – o, más precisamente, pues la cultura inevitablemente interviene en estas cuestiones, los supuestos hechos ‘dados’- de la existencia social: contigüidad inmediata y las conexiones de parentesco principalmente, pero además los hechos dados que supone el haber nacido en una comunidad religiosa, el hablar una determinada lengua o dialecto de una lengua y el atenerse a ciertas prácticas sociales particulares. Estas igualdades de sangre, habla, costumbres, etc. se experimentan como vínculos inefables, vigorosos y obligatorios en sí mismos”. En forma sucinta podríamos apostar que la universalidad que esgrime esta “razón” tiende a refractar estas “particularidades” o “vínculos inefables” presentes en nuestras configuraciones culturales. Este racionalismo en su vertiente de la “política de la fe”, comenzó a cultivarse en nuestra región desde el inicio de la conquista y colonización. A todo lo largo de este período la acción de gobierno fue concebida en términos evangelizadores. Vale decir, esta práctica fue entendida como la búsqueda consciente de ideales morales. Esta tradición persiste aún hoy en día. La construcción del hombre nuevo, por ejemplo, se asienta sobre este trasfondo simbólico y normativo que se desprende del racionalismo en su modalidad de la política de la fe. Lo “nuevo” debe entenderse como ruptura, no tan sólo con el pa-

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Michael Oakeshoott (II) Nelson Acosta Espinoza sado político, sino igualmente con tradiciones culturales supuestamente inapropiadas para el funcionamiento del estado redentor racionalista. En otros términos, se pretende desvincular estos ideales morales del mundo que contiene nuestros apegos primordiales.

La catedral gótica Esta separación se concretó al subordinar el relato social y cultural al logro de los objetivos que el estado asumía como sustantivos y prioritarios. De estos propósitos, históricamente podemos resaltar tres: creación de la nación, promoción de un lenguaje igualitarista destinado a obliterar las diferencias y la “iluminación” de los sujetos sociales en hábitos cognitivos y morales que facilitara su constitución como hombres nuevos. La imagen de la catedral gótica pudiera ayudar a ilustrar esta particular concepción de las funciones del estado: la luz procede de las alturas e ilumina el mundo que se encuentra en tinieblas y convierte el caos en cosmo. Congruente con esta concepción evangelizadora se apostó por la construcción de un estado rígidamente centralizado. Desde luego, esta vocación ayudó a generar diversas tradiciones de corte autoritario. Por ejemplo, las democracias tuteladas por los partidos o por la figura del líder. A doscientos años de la proclamación de la independencia las funciones de gobierno aún se encuentra al servicio de “evangelios” de coyuntura que iluminan estos autoritarismos de nuevo cuño.

individuo con sus grupos primarios de origen y pertenencia, produciendo dinámicas de exclusión. En lugar de un sistema de reglas abstractas y universales, existe el ejercicio de la discrecionalidad en la convivencia social concreta, donde las relaciones particularistas personalizadas construyen redes informales en las que se pone en juego y desde las que se ejerce, el poder sobre el espacio colectivo” Es evidente, que bajo esta óptica, nuestra dificultad para alcanzar la racionalidad moderna reposaría sobre los bajos niveles de confiabilidad recíproca que existe entre individuos y colectividades. La implicación política es obvia. Se requeriría que el Estado, emulando a un nuevo Orfeo, descendiera a las profundidades para rescatar al pueblo que yace, como Eurídice, por causa de la picadura de la serpiente del particularismo y la insolidaridad. Las misiones ha intentado bajar a esa profundidades, sin embargo, Eurícides permanece aún atrapada bajo el manto de la pobreza irredenta.

La reciprocidad del “don” La premisa sobre la cual se asienta la argumentación anterior es patéticamente sencilla. Se atribuye a esta supuesta falta o carencia de altos grados de confiabilidad recíproca entre individuos y grupos como la circunstancia que nos impide alcanzar la anhelada condición moderna.

Una sociología ingenua Este racionalismo no invadió solamente a la política. Inspiró, igualmente, una suerte de sociología ingenua que endosaba las causas de nuestros fracasos a unas supuestas insuficiencias presentes en nuestra constitución como pueblo. En este marco se construyó un concepto de “otredad” en donde sus rasgos constitutivos (negro pardo, mestizo, pueblo etc.) y las tradiciones culturales que la encarnaban eran refractarias a la estrategias racionalistas que apuntaban hacia la búsqueda y acceso pleno a la universalidad que garantiza la condición moderna. Esta ingenuidad sociológica aún se encuentra presente en nuestros predios académicos. El sociólogo Mikel De Viana, por ejemplo, sostiene que nuestra matriz cultural enfatiza “éticas particularistas que vincula al

El filósofo británico Michael Oakeshoott.

Sobre este particular permítaseme acudir a un viejo concepto antropológico: la reciprocidad del don. Marcel Mauss, en su Essai sur le don nos muestra como esta reciprocidad es una condición intrínseca a toda sociabilidad. La llamada “reciprocidad del don”, vale decir, la obligación que pesa sobre el donatario y el constante flujo de donaciones y contradonaciones que esta obligación genera es una fuente inagotable de confiabilidad reciproca. En términos sociológicos, de capital social. Las sociedades no transitan de un punto cero hacia un grado infinito de confiabilidad. Lo que existe, es una alto grado de variabilidad en la forma como esta circunstancia cultura se expresa. En fin, podríamos afirmar que lo universal es la confianza y lo particular es la modalidad cultural como ésta se manifiesta en un momento histórico determinado. Todas estas formas son culturalmente legítimas en el sentido que ninguna de ellas expresa grados de evolución societaria. Algunas preguntas podríamos formular a partir de lo expuesto. Por ejemplo, ¿cómo apostar por la diversidad en el marco de lo universal? ¿Es posible dar cabida a la diversidad sin lesionar los principios de universalidad? ¿Centralismos vs. autonomías? Intentaremos abordar estas interrogantes en la próxima entrega. acostnelson@gmail.com


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A propósito del mestizaje cultural

Comer y vivir sin complejos… Hernani Zambrano Giménez En sus comienzos, las emergentes provincias españolas de América copiaron el esplendor de la cultura de los conquistadores. De esa fuente reconstruimos una manera local de hacer vida social y cultural. Conservamos lengua, religión y costumbres; establecimos los principios esenciales de vida, las tradiciones familiares, las ideas sobre el poder y la dominación. Copiamos de España esquemas de vida comunitaria. Casas blancas y tejados rojos. Música, alimentos, placeres, displaceres, afectos y desafectos. Deliciosos vinos y jugosas paellas. Estas copias que nos marcaron, hoy son esencia que habita nuestros espacios físicos y anímicos.

La aldea global Con el avance en las comunicaciones, comenzamos a ser “recolonizados”. Esta vez, por otras culturas no ibéricas. Igual cosa ocurrió con la “madre patria”. Así como hoy tenemos patrones de conducta traídos desde culturas sajonas, asiáticas y africanas, ocurre lo mismo en España, y en la totalidad de las naciones del planeta. La penetración es inevitable, y todos somos mutuamente penetrables. ¡Bienvenida sea, entonces! Pero, recordemos que los complejos y las angustias se originan en nosotros, elaborados por nosotros; y sólo nosotros podemos revertir la situación. Vivimos con la evidencia de la “aldea global”, de Marshall McLuhan, y la “economía global” de la modernidad; condiciones negadas por los radicales de todas las tendencias. La interdependencia humana y social ha sido siempre una condición en las sociedades de todos los tiempos. Hoy no podemos resistirnos a internet y a las computadoras. Es una intransigencia rechazar las ventajas de

la vida moderna, para irnos a la aventura ingenua de vivir en chozas y recomendar la economía del trueque, y de las culturas originarias. La rigidez asfixiante de las ideologías extremas nos lleva a las posturas neuróticas, sin que aportemos sustitutos a lo que negamos, al tiempo que vivimos la “buena” vida como nuevos burgueses del siglo XXI. De culturas diferentes nos llegaron ideas y prácticas ya incorporadas a nuestra manera de pensar. Necesarias por ser necesitadas. Una vez parte de nuestro carácter e identidad cultural, las convertimos en barrera natural para la contención ante lo extranjero y foráneo. Al comienzo nos resentimos, criticamos y defendemos “nuestros” valores, aun con pataleos infantiles. Recuerdos nos llevan a un pasado de medio siglo cuando, como

...la procedencia “imperial” era el alegato inmediato para la prohibición a toda persona de “avanzada” jóvenes rebeldes, nos indignaba escuchar temas cantados, en británico inglés, por Los Beatles de los años sesenta. Fueron momentos de juventud rebelde, cuando lo más parecido a ser digno era aprender ruso, o vietnamita, o hablar con un “toque” de cubanoide acento.

Posturas extraviadas Las posturas extraviadas se hicieron moda en aquellos días. Se leía la cartilla de Mao o memorias de algún héroe. Hoy vemos repetirse la historia, con gran desgaste. En esos tiempos de fervor había razones para negarnos las comidas rápidas y las carnes de aderezos masificados, aunque eran muchos los que las disfrutaban ocultos; la procedencia “imperial” era el alegato inmediato para la prohibición a toda persona de “avanzada”; y hasta se hacía referencia al reaccionario concepto del “mal gusto”, aplicado a modas, comidas, ideas, gestos y sentimientos. Pero, todo fue cuestión de tiempo. Al llegar nuestra liberación intelectual comenzamos a leer lo que queríamos leer, y no lo que debíamos

leer. Pudimos decir: “comeré lo que me provoque, sin rendir cuentas a nadie, y vestiré como lo desee, sin que los pantalones combinen con las medias.” El tiempo todo lo maduraba, y nos daba la razón. El tiempo diluye los eufemismos de los puristas compulsivos. Era cuestión de esperar a que nuestro cerebro procesara, analizara, y digiriera la información. Al final, estaban incorporadas nuevas manifestaciones culturales “invasoras”, y sin notarlo, nuestra autoestima comenzaba a volar por todas las alturas.

Autonomía y universalidad de una nación ¿Para quién es hoy conflicto tararear una melodía de Elton Jones, donde sea y ante quien sea? ¿Quién se complica la vida hoy, si sólo tiene treinta minutos para almorzar? Si no nos vence algún residuo fanático, simplemente acudimos al primer McDonald que encontremos cerca y entramos allí, con la frente en alto, a pedir el combo que más nos gusta. Y si es sed lo que tenemos, pero escaso el tiempo para prepararnos un batido de piña o lechoza, al instante podemos beber una Coca Cola bien fría. Con clarísima dignidad y sin patrioterismo amelcochado se hace lo autóctono, la autonomía y la universalidad de una nación. No seremos más patriotas por comer rodilla de cochino con caraotas negras. La cultura de un pueblo es producto de una globalidad de aportes. No es necesario ser criollito para reconocer la gracia divina que estalla en nosotros cuando degustamos una humilde arepa, rellena con mantequilla y queso amarillo genuinos, holandeses venidos ambos de Holanda. La fortaleza de la personalidad es de nuestra competencia. Las decisiones soberanas hacen divinos los momentos vividos, al convertirles en obras sagradas del existir. ¡Y que nadie se meta! Cuando tengamos la imperiosa necesidad propia –de nadie más– de comer lo deseado, pues ¡hagámoslo!, independientemente de lo que diga el vecino o el amigo respondón, quienes para saciar el morbo de sus angustias, están atentos a cuestionar en lo más sabroso de nuestras costumbres. Comamos para nosotros, jamás para los demás. ¡Buen provecho! hernani@interlink.net.ve

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Lo crudo, lo cocido y lo podrido Nelson Acosta Espinoza ¿Cómo podríamos excavar dentro de la intimidad de nuestras sociedades? La antropología esboza un intento de respuesta. Invita, por ejemplo, a profundizar en el conocimiento de las elecciones alimentarías existentes en nuestra cultura. Esta comprensión ayuda a explicar la relación cultura-naturaleza en su doble dimensión metafísica y biológica: “el alimento es una apropiación de la naturaleza, consumirlo es incorporarlo molecularmente a su propia sustancia”. Desde su inicio la antropología se ha preocupado de la comida como un área de su interés. A finales del siglo XIX reconocidos investigadores como James Frazer y Bronislav Malinowski abordaron este tema desde el punto de vista de su vinculación con la cuestión religiosa. En particular las relaciones que se establecen entre lo prohibido y lo permisible; alimentos prohibidos y permitidos, lo “tabú, el consumo ritual, el sacrificio y las relaciones ancestrales por medio del “tótem”. Por su parte, Emile Durkheim asumió este tópico como parte de un sistema social en la medida en que cumple una función determinada, la cual junto con otras permite la marcha y el mantenimiento de dicho sistema. Desde otra perspectiva, el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss aborda la cuestión gastronómica desde una perspectiva estructuralista. La comida se analiza a partir del análisis lingüístico del mito. Propone un triángulo culinario: crudo, cocido y podrido; al cual le añade asado, hervido y ahumado. Introduce, igualmente, unas unidades mínimas de análisis: gustemas (unidades de gusto) y tecnemas (unidades de transformación). Para este antropólogo la mutación de la comida cruda en cocida constituyó el punto de partida para la emergencia de la humanidad. En fin, el universo de la comida es un espacio cultural colmado de significados y símbolos. Por un lado, su estratégica ubicación en la vida cotidiana y festiva obliga que siempre estemos atentos al acto de comer y, por el otro, en su territorio se prepara y fragua las identidades regionales. Por estas razones, constituye un lugar especialísimo donde se “cocina” la dinámica del cambio cultural. En sus fogones, a manera de ilustración, se ha materializado la trayectoria que abarca desde la yuca hasta el trigo; del casabe pre-hispánico a la hamburguesa cosmopolita; de la pizza italiana a la hayaca criolla. La antropología alimentaria, desde luego, contribuye a interpretar esta intricada gama de significados que cada sociedad teje alrededor del universo de su comida. Como lo señalamos al inicio, la alimentación es puerta de entrada al mundo simbólico y espacio crucial entre la vida y la muerte.

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Historia del cine venezolano (I) Redacción

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as primeras películas realizadas en Venezuela fueron Célebre Especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa, y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo, ambas estrenadas el 28 de enero de 1897 en el Teatro Baralt de Maracaibo, y cuya realización generalmente es atribuida al realizador Manuel Trujillo Durán. En este mismo año, otros pioneros del cine como Ricardo Rouffet y Carlos Ruiz Chapellín realizan algunos cortometrajes en la ciudad de Caracas. Sería en 1916 cuando Enrique Zimmerman realiza la primera película larga de ficción de la cual se tiene registro: La Dama de las Cayenas o pasión y muerte de Margarita Gutiérrez. Ocho años después, en 1924, se filma La Trepadora, adaptación de la novela homónima de Rómulo Gallegos. Hacia finales de los años 20, la actividad cinematográfica repunta cuando el Presidente Juan Vicente Gómez instala los Laboratorios Nacionales del Ministerio de Obras Públicas en la ciudad de Maracay. Igualmente, en Barquisimeto, Amábilis Cordero funda los Estudios Cinematográficos Lara. Con la salida de diversos noticieros y revistas, el cine nacional comienza a verse regularmente en las pantallas del país.

Llega el sonido Si bien en 1934 se hicieron algunos intentos de sonido con la película La Venus de Nácar, no sería hasta 1938 con el estreno del cortometraje Taboga que se puede hablar verdadera-

mente de cine sonoro en Venezuela. Igualmente se rueda el primer largometraje sonoro en el país: El Rompimiento, de A. M. Gómez. A finales de la década de los treinta, Rómulo Gallegos crea los Estudios Ávila en la ciudad de Caracas, y a principios de los años 40, Guillermo Villegas Blanco constituye formalmente la empresa Bolívar Films, la cual comienza a realizar alianzas estratégicas con el mexicano Rodolfo Espino y el argentino Lino Veluvirretti, para producir largometrajes dentro de un esquema industrial. Tal vez su película más conocida La Balandra Isabel llegó esta tarde, de Carlos Hugo Christensen, llegó a ganar el premio a mejor fotografía en la cuarta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes en el año 1951. En el año 1959, la película documental Araya de Margot Benacerraf logra el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes (compartido con Hiroshima mon amour de Alain Resnais), el mayor reconocimiento obtenido por una película venezolana hasta el momento. La misma Benacerraf sería nombrada directora de la Cinemateca Nacional de Venezuela en 1966.

El cine de los años sesenta En el año de 1965, Mauricio Odremán Nieto estrena su película Efpeum. Esta película, que puede ser catalogada como la primera película de ciencia ficción venezolana, nació prematuramente en una Venezuela que aún no había despertado del realismo, y que apenas comenzaba a aceptar el realismo mágico como un elemento de la cultura del venezolano. El cineasta comenta en su novela fantástica El día que todo haga Paff (1973) lo ocurrido con su película: “...En esos días terminé el rodaje de la película de ciencia-ficción. Cuando la estrenaron, en ese recinto siniestro llamado Cinemateca, no asistí en presencia física, pero desdoblado y desde el astral procuré escuchar los comentarios. -‘la película más loca del año’- dijeron algunos, pero nadie comprendió el asunto del arquitecto con su Estructura-funcio-

Margot Benacerraf durante la filmación de su documental Araya, galardonado en con el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes, en 1959.

nal-para-Encontrarse-uno-Mismo. Todo el mundo se rió a carcajadas y al parecer, los espectadores se divirtieron mucho, de lo lindo; mi intención no había sido realizar un film cómico, pero así resultó y eso era el éxito. Nunca más supe de Efpeum, quedó en manos de los productores que la habrán enlatado y la tendrán debajo de un escritorio como hacen todos

los negociantes en películas por estos lados del Atlántico...”

El nuevo cine venezolano En 1973, la película Cuando quiero llorar, no lloro de Mauricio Walerstein, basada en la novela homónima de Miguel Otero Silva, logra un éxito sin precedentes en taquilla, lo que comienza un boom del llamado Nuevo Cine Venezolano, corriente de cine social muy famosa en los años setenta y cuyos máximos exponentes serían, además de Walerstein, Román Chalbaud (especialmente con su film El Pez que fuma), y Clemente de la Cerda con Soy un Delincuente. Esta corriente se mantendría durante gran parte de los años ochenta, con películas como Macu, la mujer del policía de Solveig Hoogesteijn y Homicidio Culposo de César Bolívar. En el año 1984, seis películas venezolanas —La graduación de un delincuente, Macho y hembra, Ya-Koo, Oriana, El atentado y Más allá del silencio—, se encontrarían entre las diez películas más taquilleras del país. Sin embargo, durante esta década el país cae en una profunda crisis financiera, lo que repercute en una notable disminución del cine nacional. Continuará...


cuadernos de la secretaría -- número 11, mayo 2008 “Perseverante, alucinantemente sensible y extraordinariamente elocuente”. Así define Ximena Borges a su papá, el artista venezolano que inspirado por el Ávila conquistó el mundo...

L

a propuesta estética de Jacobo Borges (1930) puede ser conceptualizada como un relato épico en el cual representa personajes que han sido protagónicos en la vida cotidiana. Desde sus pinturas tempranas cultivó un discurso plástico de corte expresionista. Los sujetos de su discurso, en consecuencia, fueron delineados con fuerza y, en palabras del crítico Juan Calzadilla, trabajados desde un gestualismo facial y corporal. Abdel Hernández San Juan, a guisa de ejemplo, en su ensayo Después de la Etnometodología, señala que este expresionismo ha tenido así una tónica de propensión narrativa según la cual los seres, al estar provistos de referencia a sus estados, aparecen remitidos a esos mundos en los que tales sentimientos pueden ser experienciados, imágenes que requieren, bien sea porque el artista mismo provee los elementos contextualizadores a través de denotaciones referenciales, o bien sea por el título o la tipicidad de la obra, una representación acorde a una narrativa, usualmente basadas en adjetivos, formas adjetivales que acentúan los estados antes mencionados. Según esta inclinación toda imagen supone algún nivel narrativo, el tratamiento de temas socialmente tipificados, en alusión a tipicidades sociales –tales o cuales personajes típicos– tales o cuales situaciones típicas. En este sentido, no cabe duda que la obra de Jacobo Borges ha tenido influencia de esta impronta expresionista. Por su parte, Juan Calzadilla, refiriéndose a la propuesta de este artista, señala que “su tendencia satírica, su actitud comprometida y el brutalis-

“He venido a pintar el tiempo”

Jacobo Borges mo de su expresión, lo llevaron a comienzos de los años 60 a un expresionismo que reveló, de paso, sus cualidades de colorista que sabía combinar la fiera deformación de su gesto político y el lirismo de un poeta”. Jacobo Borges, no hay duda, asume plenamente un compromiso con el ser humano, su tiempo, la liberación de la mirada y con la necesaria recuperación del mito: “la memoria deberá unirnos, porque el camino de la libertad pasa por las raíces, por nuestras entrañas y por nuestro propio corazón”.

El laberinto de la izquierda El tiempo de la izquierda, parafraseando una expresión de Jacobo Borges, huye entre los dedos de sus protagonistas. Sus relojes engañan o esclavizan y sus cronómetros desconocen la esencia profunda de nuestra época. Uno a uno los distintos paradigmas sobre lo cuales se erigió este pensamiento han entrado en crisis. Vectores de esta ideología, como la dictadura del proletariado, el nacionalismo revolucionario, la estatización de la economía y el Estado regulador se han derrumbado o han sido cuestionados debido a su inviabilidad, la caducidad de sus esquemas o la ineficacia de sus resultados. Pareciera que la izquierda se ha quedado sin ideas. Para poder salir de este pantanal teórico se requerirá de un profundo proceso de creación y apertura intelectual. En otras palabras, construir los cronómetros apropiados para poder medir adecuadamente las urgencias que marcan nuestro tiempo.

Giro copernicano La izquierda necesita recuperar su identidad. Asomarse con audacia al espacio político que es consustancial

El óleo sobre lienzo de Jacobo Borges Camarata Roja (1986).

con la democracia liberal. Es a partir de este giro copernicano que podría construir su nuevo perfil político. Lejos de resistir, debe promover los cambios. En una palabra, abrir la ventana del mundo para poder responder a los apremiantes dilemas que presentan los procesos de descentralización y globalización. Solo así, podrá conjurar dos de los riesgos que la acechan. Me refiero a esa peligrosa mezcla de populismo y autoritarismo socialista.

Descentralizar la imaginación Su punto de partida pasa por la comprensión que el sujeto de la democracia no es la categoría abstracta que conocemos como pueblo. En las sociedades modernas este rol lo desempeña el ciudadano a través del ejercicio de sus respectivas ciudadanías. Sobre ellos, entonces, recaen las esperanzas, tragedias y anhelos de la colectividad. Por ello, la defensa y profundización de sus derechos proporciona el contenido sustantivo a una nueva radicalidad. Es de izquierda una política que se proponga trasegar el poder a los ciudadanos. Vale decir, reconocer, proteger y profundizar los espacios en los cuales se expresan sus diversas ciudadanías (vecino, consumidor, profesional elector, tributante, etc.); desde luego, para alcanzar este nivel de empoderamiento, se haría necesario profundizar los procesos de descentralización ya avanzados en la década de los noventa. Urgente es, entonces, colocar este tema como prioritario en una nueva agenda política para la izquierda en el país. Debemos profundizar la democracia. Cavar y colocar barreras que enfrenten la marea centralista y autoritaria que amenaza al país. Apostar por las autonomías implica un doble propósito. Primero, constituye una forma de enriquecer nuestra cultura política y, segundo, permite dotar de sentido de propósito al discurso político de la izquierda democrática. En fin, el debate por las autonomías y la descentralización no tiene que focalizarse exclusivamente sobre territorios, su referencia debe reposar, igualmente, sobre el bienestar que merecen disfrutar sus ciudadanos. Como bien lo apunta Jacobo Borges, hay que descentralizar, inclusive la imaginación. “Lograr que en todas las latitudes y los estratos sociales sea respetado el derecho de soñar”.

Breve biografïa Jacobo Borges es un pintor venezolano cuya obra, enmarcada dentro de las corrientes neofigurativas, denuncia con espíritu satírico los problemas y contradicciones de la sociedad de su tiempo. Nació en Caracas y estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la capital venezolana (1949-1951). Durante estos años frecuentó el Taller Libre de Arte, asociación que actuaba como centro de experimentación y debate de las nuevas propuestas artísticas. En 1952 marchó a París con una beca para completar su formación y, cuatro años después, regresó a su ciudad natal, donde inauguró su primera exposición individual. Durante la década de 1960, formó parte del grupo artístico conocido como el Techo de la Ballena. El espíritu provocativo de esta agrupación, constituida principalmente por intelectuales, escritores y artistas plásticos, era consecuencia inmediata del clima de crispación política que vivía el país en aquellos años. Su pintura, comprometida durante esa época con las ideas neofigurativas del Círculo del Pez Dorado, es heredera de la tradición expresionista de James Ensor y Francis Bacon. En 1966, a raíz de su trabajo como coordinador de la muestra multimedia Imágenes de Caracas, abandona durante cinco años la pintura para experimentar con las posibilidades plásticas del arte interactivo. Durante los siguientes años, su obra ha recorrido los museos y galerías más importantes del mundo, como el Museo de Arte Moderno de México (1976) o la CDS Gallery de Nueva York (1983). En 1961 obtuvo el Premio Nacional de Dibujo del Salón Oficial Anual de Arte Venezolano y, dos años más tarde fue galardonado con el de Pintura. En 1981, representó a su país en la Bienal de Venecia.


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