Portada:
María Ortiz
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXII
Edición de 400 ejemplares del nº 75 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
QUERIDO ROLDÁN:
Ahora que el griterío de la zozobra general de tantos se expande como nube perniciosa estoy oyendo voces que tenía olvidadas en el tiempo debajo de los años transcurridos más de cincuenta y sin embargo las vuelvo a escuchar en estos días de miedos nítidas y desesperadas igualitas que entonces cuando yo era un niño archidonés en las calles sonaban constantes y lastimosas como letanía de penas para implorar de puerta en puerta por caridad donde se pudiera pedir y decían señora un pobre por amor de dios a lo que casi siempre se solía responder con el lejano eco de hoy tampoco hay socorro que volteaba pasillos y escaleras hasta llegar al zaguán en forma de un opaco y conmiserativo dile que perdone.
José Luis Ortiz NuevoHay un mundo minúsculo de ínfimos milagros y tesoros diminutos.
Es mi mundo. Tan mínimo que sin doblarlo cabe en el bolsillo de un instante.
Lo transito por senderos de hormiga donde una caña en el agua es un hallazgo y una mirada atenta es un prodigio.
Todo en él es pequeño sólo es grande la sorpresa cotidiana de despertarme viva.
Ana LlorcaENRIQUE
Cuando la flor del morente se abre con la madrugada, suenan por toda Granada ecos de miel y aguardiente.
Y cuando llega el relente y dan las claras del día, dice un par de tonterías y sale por la tangente.
El morente es una flor con pétalos de azucena, estambres de gozo y pena, corolas de arte mayor.
Antonio Molina FloresFANDANGO DE PACO ISIDRO
Rafael Arjona
La tarde se recogía dando voces de tormenta y la noche le decía: hay que tener más paciencia, mañana será otro día.
A Antonio RRR
ARCHIDONA (viaje de adolescencia)
Amar y morir eran, por entonces, palabras parecidas; el campo resonaba a mundo y, al fondo de la carretera, se nos antojaba la ciudad una escarapela de luz clavada en la montaña. Era, por entonces, eterna la adolescencia; la vida, un fulgor de manantial y la ciudad, mucho más grande que aquella España encogida bajo la noche del miedo, las cruces y los fusiles. Viajar a Archidona, por entonces, equivalió a presentir horizontes donde la vida se ilumina y es posible nombrar la libertad, equivalió a presentir todo lo que ignorábamos porque nunca había sido nuestro, a presentir lo necesario como se presiente la nieve más allá de las dunas del desierto.
TU NOMBRE Y TUS COLORES
Para Paula Garvín.Primero me sonó tu nombre a brigadista, heredera quizás, de aquellos internacionales de boina terciada que vinieron a llenarse los ojos con los cielos de España. Luego cuando te conocí y me hablaste de los colores verdes y violetas comprendí que eran matices, necesarios para ti, del rojo prístino y primigenio. Supe por tu palabra libre que eras brigadista de la vida, y me alegré.
Y si no sé por qué no te lo dije entonces, ahora sí sé que te lo debía. Salud, Paula, salud.
Carlos AbadíaARCIS DOMINA
Dama en las alturas, serena cal. Atalaya de horizontes dibujados. Arma afinada de dientes minerales. Allí te espera la villa alta, la peña enamorada, cárdena y transparente.
A la memoria de Blas Infante, en su sueño y ejemplo
Puedo imaginar la ciudad… Primero libre como ave buscadora de cumbre y transparencia y luego, a resguardo de muros defensivos, esforzada en los días y al amor de sus noches encendidas por cientos de lucernas, como ojos en vigilia.
Quizá aquel primer estrato lleve escrito el nombre de la diosa llegada por el mar desde el oriente y arraigada como lirio de arena o cauce mineral, regidora de la vida y de la muerte, Señora del Alba y la fertilidad, artífice de cosechas generosas en cereal y aceite.
Más tarde, tierra sobre tierra, seres sobre seres, el surgir esplendoroso de Medina-Arxiduna. El tiempo de nuevo sobre el tiempo, y el Señor de Osuna administrando mecenazgo como un príncipe.
Y sí, puedo imaginarlo (el tiempo galopando a lomos de la vida), tan cerca y doloroso todavía el silbo, el fuego de la última bala, aquel niño estudioso en la paz de las aulas que soñaba tan alto como el águila, un destino mejor para este Sur de luces y de sombras.
Rosario F. CartesLA QUE TIENE CERCO DE PIEDRA
Hoy se derrama el polen de tus romeros y encinares, mientras se asoma un pétalo a la plaza ochavada, y la arboleda se densa tras una cortina de lluvia. En el redoblar de tu río Guadalhorce, las fuentes quieren ser laguna, y los silencios se enrancian para mejorar los caldos de tus viñedos entre las eras. Se rompe el hilo de tu historia, y cada año, apareces de nuevo entre el escaramujo y la madreselva. Luz rojiza y de cal sobre la Sierra de Gracia. Fríos de inviernos entre tejas.
Juegos de otoños que deleitan al tejón y al zorro entre caleras. Sólo el aire sabe de tu ancha tierra, de tus molinos de pan y de tus cercos de piedra.
ARSIDUNA
Desde la plaza Ochavada hasta el Castillo todo es cuesta y cuesta subir mil vueltas para llegar a la Mezquita hoy ermita de la Virgen de Gracia en el borde de la Sierra de Gracia. Merece la pena. Desde el mirador la vista se pierde y el atardecer dibuja la silueta de la Peña donde la tradición oral narra la leyenda de Hamet y la archidonesa Tagzona que con sus trágicos amoríos a los enamorados nubla la mirada.
José Mª BedoyaVAGABUNDOS DEL PASADO
Hoy los recuerdos cristalizados en alcanfor me hacen guiños inesperados. Las palabras salen de mi boca, anárquicas, como soldados desertores de mi angustia, huyendo de las sombras habitadas por la luna que riela lentamente en las aguas del estanque.
Le regalé una niebla fina, hermosa y trasparente, ilusión, o ilusionismo de un prestidigitador, pero tú, acróbata del miedo siempre estabas atardeciendo, y el humo se desgarró hecho jirones hasta deshilacharse en el légamo.
Inventé otro nombre para engañar al invierno, eché cerrojos al alma.
Las horas pasaban eclipsadas, asfixiándose sobre la repisa, agarradas a una esquina del aire.
Sentía una soledad nómada de sí misma, exiliada en mí.
Tu rostro reflejaba la distancia, duelista de su tormento, entre unos besos caducados y unas caricias de cartón.
María de Gracia Paredes Vallejos
HERMOSAS
Le gustan las palabras más hermosas, las que crecen del abono en la memoria, las que huelen a trabajo por el campo, las que saben a cacharros de cocina y a humo de candela, las que manchan como mancha la nostalgia de ser niño.
MarioResuena aún tu voz por los rincones de la ciudad, apoyada en tu verbo humano y generoso; fuerte se eleva el recuerdo de tu cante al compás de las guitarras tabernarias; e l eco de tus palabras, esparcidas por los callejones de ida y vuelta.
Aborrezco la distancia que te recubre con un manto de ausencia;
juego a imaginar que sigues entre nosotros y ocupas con tus posaderas el asiento de siempre: niego la mayor, mientras convoco a las viejas ilusiones a las puertas del enigmático futuro.
José Mª MoralesLAS NIÑAS DEL CALLEJÓN (Callejón y Torre de la Iglesia Parroquial de Santa Ana de Archidona)
Majestuosa, vestida de ladrillo, triste por tus campanas ausentes. Flota en las piedras el latido de su metal y las risas de las gentes. En un tiempo en que subían hasta tu altura, caracoleando por la escalera con miedo trenzas y risas en el aire, criaturas, ¡Niñas que querían alcanzar el cielo!
En lo alto de una higuera, un diablillo contempla entre las ramas el reloj del tiempo mientras, bajo la cama, lee escondida la soñadora a quien tu altura le da vértigo.
Tardes de sol cosiendo ajuares, tejiendo futuro, bordando sueños…
Noches de juegos y risas, de pretendientes ocultos y padres tomando el fresco.
A los pies de esa torre orgullosa que movía su veleta con el viento:
Príncipes, hadas, novias blancas que flotaron en las nubes con el velo.
Ramos de azahar en la cintura, jazmines y geranios en el pelo. Bailes, antifaces, llantos , amargura, piedras en el camino, desconsuelo.
El callejón cambió por flores sus espinos. La torre guarda altiva su silencio. Un bolígrafo escribe nostálgico mientras contemplo el callejón desierto. Loly Santana Lara
OTOÑO 2012
Mi mente cabalga desbocada
No hallo paz ni quietud
Amanece pero es noche cerrada
Ya no se espera nada Oscuridad, desatino, desesperanza
Ya no hay cantos ni risas ni llantos
Solo esta desazón en este caluroso otoño.
Si pudiera sosegar mis pensamientos
Tal vez reconocería el nombre de las cosas
Y pan sería pan y besos serían de amor
y el agua esponjaría mi alma.
Tal vez si pudiera...
Loren CabralManuel Castaño
MARINERO EN SIERRA
Donde Morente perdió su ración de puchero psicotrópico, bajo las tapias baleadas del cementerio cuando se hincha la primavera con su camisa de lunares.
Entonces lidiaba las lentejuelas de la noche con un chaleco de color negro ácrata, ahora perfuma la cal su bigote entre campanas que tañen de tinto la tarde.
Donde la sierra extiende su pañuelo inacabado, –fabulador de asombros, exiliado del ruido–, aún conspira el más canalla del rebaño.
La última oveja negra que enciende el crepúsculo de mis manos.
Juan CuevasTIERRA DE TODOS
Son las 10 y pienso en ti, tierra hermosa.
Apenas llegan las once y sigues aquí, tierra querida. A las doce, tus recuerdos me invaden y a la una brindo por ti, tierra amada; y el vino recorre los aguaceros del desvelo macondiano y surca los enseres de mis vivencias dormidas.
Suenan las dos y tú ya has despertado.
Casi apuntan las tres, pero las luces de la calle siguen despiertas. Como lo están tus noticias etéreas, tus cartas a deshoras.
A las cuatro, los ruidos penetran en el silencio de una noche
Y la distancia, presa de la marea que divide el mundo, busca encontrarse de nuevo con su rostro.
Pasadas las cinco, ya veo la vida desfilar por la ciudad y a las seis, el amanecer me abraza por sorpresa. Son las siete y parece no haber pasado el tiempo.
Apenas llegan las ocho y sigo aquí, mirándote.
Tierra lejana, Tierra mía.
Tierra de todos.
Paula Romero GonzálezSÉ!
¿Ha sido el viento? ¡No sé...! Yo no sé si ha sido el viento el que ha llamado a la puerta de mi corazón desierto...
El viento que sabe hablar alborotando recuerdos, entre ráfagas, ha entrado y ha dejado al descubierto la herida que llevo abierta y que va curando el tiempo.
¿Ha sido el viento? ¡No sé...!
¡Yo no sé si ha sido el viento!
Mª Luz Díez de las Heras
PLAZA DE NEPTUNO
e l corazón del joven se hace laico al tiempo que desnuda falsos héroes / ya no más rostros en sus camisetas si acaso / algunos puntos suspensivos
el cielo / el mal dios lo ha suprimido / que con tiaras y báculos plutócratas procesionan virtud como delito
el poder hay que adorar como becerro en sinagogas templos y mezquitas para satisfacer al dios eterno en ágoras / los jóvenes se aprietan para vivir entre los vivos y escupir sus ojos sin himnos de patria ni rey ni luna sin odios ni arrogancias ni desdenes / con la pura bandera justiciera
Alejandro García Acebes
NOSOTRAS
Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas.
La belleza interior es la única que sobrevive al paso de los años.
¡Qué bonito es el día cuando estamos alegres!
¡Qué bella es la vida vista desde los ojos del alma!
Si tú supieras cuanto me duele tu lejanía y cuanto siento esta soledad por tu ausencia.
La luna oculta una mirada traviesa, mientras un duende divertido canta.
La vida es efímera pero los recuerdos perduran.
Me escucho de noche y a veces con miedo escondo mi corazón.
A ilusiones perdidas horizontes nuevos.
Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.
Las carcajadas son palabras amigas que hacen cosquillas al aire.
No soy ni mejor, ni peor que nadie simplemente soy yo misma.
La vida es muy bonita hay que saber aprovecharla al máximo.
La poesía es información, sabiduría de toda la vida.
La luz del sol, es vida.
No tengo todo lo que quiero pero si quiero todo lo que tengo.
La luz de la mañana, ilumina tu cara
Cada día que amanece, se renueva una nueva oportunidad.
Vive con alegría los momentos buenos que te da la vida, los malos vienen sin llamarlos.
Solo aprecias las cosas diarias cuando las pierdes.
Ayer volé.
Cadáver exquisito, confeccionado en la mañana de lunes 1 de octubre por el Club de Lectura de la Biblioteca Pública Municipal “Dr. Ricardo Conejo Ramilo”.
Ha perdido la memoria del calor y se desangra hoja a hoja. Su alma, llena de melancolía se repliega en sí misma guardándose para la primavera.
Camina con la madurez en sosiego, se sonroja con el bullicio del agua y amarillea jugando con la aurora.
Lentamente, los cayados de los montañeros cubren su piel tornándola irisada y radiante, en un guiño travieso preludio del invierno.
Carmen Martínez Gordillo