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Portada:
Marian Pantoja
Maquetación: Paco Díaz Cebador
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L. Andalucía. España. MMXXIII
Edición de 300 ejemplares del n.º 107 de CUADERNOS DE ROLDÁN
Depósito legal: SE-560-2024
www.cuadernosderoldan.com
TIEMPO DE CEREZAS EN GUARDA
Campos rojos de cerezas insultantemente frescas como las muchachas que exhiben ya los primeros racimos en las mesas de los mercados al aire libre.
Me invitan a probarlas con aquellas miradas que debieron tener las antiguas princesas portuguesas. «Muito me tarda o meu amigo na Guarda.»
Las arranco, las muerdo, y su roja sangre se desliza por mis labios como la herida que nos causa cada primavera perdida. Solo un instante en la vista, en los sentidos y, de nuevo, volver a esperar el regreso del tiempo de las cerezas, ¡tan corto!
Cerezas rojas. ¡Qué bellas estarán coloreando las lápidas blancas de mármol!
César Antonio
MolinaDICER DE TÓDALAS AUGAS
Da beiramar fuxín, subín ó monte.
Hoxe dícenme as augas:
—Mañán é onte.
Para non morrer, pra non morrer endexamáis de morte, a frol da acacia levo veciño e lonxe.
Coa ponla loura, veciño e lonxe, as augas alumeo, anque fai noite.
Na peneda furada bebín meniño.
Das augas da peneda fíxenme río.
José Ángel ValenteDECIR DE TODAS LAS AGUAS
De la orilla del mar huí, subí al monte.
Hoy me dicen las aguas:
—Mañana es el ayer. Para no morir, para no morir jamás de muerte, llevo la flor de la acacia cerca y lejos.
Con la rama dorada, cerca y lejos, las aguas alumbro, aunque es de noche.
En la roca horada bebí de niño.
De las aguas de la roca me hice río.
José Ángel ValenteTraducción de César Antonio Molina
RÍO (Formas del agua II)
Vuela sin poder apoyarse en la niebla, en la mesa de nubes, en el apartado rincón de vacío
Las manos modelan figuras, modifican la red de las fibras que guardan esquinas de luz o de sombra, firmamentos, perros callejeros, sonidos del caos, jadeos del orden.
No le pongan riendas al sonido adulto. No le pongan bozal a las bocas que lanzan ruidos, piedrecillas, oraciones, salmodias. Ecos desde cuándo, hasta dónde.
Será
lo que nos conozca, lo que nos defina y empape la lágrima perdida en el agua de un viejo río sin fondo, sin cauce, sin nombre —las llaves del tiempo— al que nadie ha ido a beber todavía.
Julia Uceda
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Azules olas del mar
que navegáis tan adentro. Hasta los bosques amigos, hasta los ríos tan ciertos. Allí la pintona danza, por allí el salmón risueño viene trazando el camino, para abrazar a lo eterno. Va el caminante cantando, juglares siempre a lo bello. Bajo las nubes de plata, que son del cielo un espejo. Por las cantigas de Alfonso y los claustros tan severos, ya va el peregrino de almas, va el trovador de los sueños. Del corazón los caminos. Son ondas azuis do mar, van polo camiño eterno.
Manuel Rámila
ALLÁ, EN EL NORTE
A noche te acercaste con semillas de amor en toda la planicie de tu cuerpo.
Mi carne recibió la lluvia de tus dedos y el lenguaje ancestral del paraíso.
De pronto, inauguramos la vida derramándose entre las sábanas: la fuente clara, ríos de hojas caídas, y el mar, lejos, gozando en su vaivén entre las olas.
Mondariz fue un vergel de límpida agua eterna.
Cantó la lluvia una canción tan antigua que no hubo hombre capaz de entender qué decía. Sólo el viento lo sabe. Sólo el fuego y el agua. Nos dejamos llevar por los susurros con que besa la tierra. Y nos dormimos mecidos por la voz con que reza la noche.
Allá, en el norte, Mondariz reposa mientras se escucha hablar en sánscrito a la lluvia. Allá, en el norte, Mondariz te espera mientras la tarde cava el horizonte y se desmaya el sol sobre tu cuerpo, cuando la luz del día a la intemperie se extingue hasta apagarse entre tus manos.
Valentín Navarro VigueraFUENTE DE GÁNDARA
De qué sinfín el manadero, surtidor cristalino en la espesura; gándara conquistada, vivificada, medicina y melodía por igual. El templete es solo la envoltura de su ser natural; un signo galante de otro tiempo. La fuente, pálpito gozoso de entraña mineral y alegre bullir risueño. Suma afortunada la fuente, la fantasía en el palacio, y el ritual de las aguas floridas en el rocío mañanero de San Juan.
Fuente esta de Gándara como aquellas al aire de Granada en la voz del poeta en sus Olvidos… «…Hablan las aguas y lloran. …Lloran las aguas y cantan». El Andarín en su Órbita hermanado a Rosalía, a Curros Enríquez, en el imaginario de lo intangible. Versos para almas tiernas de alas breves... «Volvoretas d’aliñas douradas».
Rosario F. Cartes
Flor de agua torbellino infinito.
De la sal se desprende como el alma del cuerpo y surge elevada, lloviendo, enfriándose, naciendo, brotando cual manantial donde me siento a pensar viendo la vida correr como las almas pasar...
Y el agua salta la vida, canturreando entre piedras.
Todo pasado recuerda, al que se hunde sofoca cualquier tristeza, lava ligera la carga que todos llevan.
Porque al verla transcurrir se entiende que todo sana, al sumergirse en su calma se sabe que todo llega.
Donde mis ojos se rinden descansa la flor del agua, descanso yo, descansa… por los caños del sueño resonando como un arpa.
Ton Arias MosqueraAGUAS CLARAS
Cuando volví al pueblo, quise ir directamente al río, llevaba días soñando con su tacto sobre mi piel.
Besé a mis padres, tomé un amargo vaso de agua y corrí hacia arriba por la montaña.
Al llegar me arranqué la ropa;
dejé que el río me arrancara cada gota del pasado.
Al abrir los ojos, la marea era plástica, los peces flotaban muertos y mi piel estaba enrojecida.
Mi infancia no es sin río, el pueblo tampoco; me quitaron la vida, envenenaron el río.
Santino Cortés
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AGUA, PIEDRA Y FUEGO
Tomás Segundo estaba extenuado, era el último de la brigada en retirarse, en sus oídos se confundía el zumbido de las llamas, las aguas chapoteando entre un amasijo de vigas y los gritos desesperados de su jefe:
–¡Hostia Tomás, sal de ahí, todos fuera!
Tomás había estado luchando horas, ya días, contra ese coloso en llamas, esa lengua de fuego que había subido por la imperial escalera del Gran Hotel devorando sus maderas de nogal, los modernistas frisos de castaño, camas, mesillas y cuanto había servido para alojar más de setenta años a los agüistas de Mondariz; era un espectáculo dantesco de piedra quemada, vigas a medio consumir, hierros derrumbados, era ya el Gran Hotel solo una enorme chimenea de la que saldría humo varios días y tristeza varios años. No le quedaba ya nada que hacer salvo llorar de rabia e impotencia, con la manguera aun chorreando en sus manos, pisando un caos de hierros y escombros mientras sus oídos repetían: «hostia Tomás, sal de ahí».
A Tomás su padre le había contado muchas noches cuentos de Mondariz que le hacían soñar; también le hablaba de sus años trabajando en el Gran Hotel, primero de botones, con minuciosa revisión diaria de limpieza de zapatos y unifor-
me, después fue conserje en la recepción del Gran Hotel y mas tarde, hasta su jubilación, camarero de aquel grandioso comedor que ocupaba el ala oeste del edificio; y, así, cada noche Tomás se dormía tratando de imaginar qué era eso de la «belepoq» de la que su padre le hablaba, como en París o Viena, le decía.
–Hostia, id a buscar a Tomas, cojones con el Tomasito, la va a joder– podía aún oír en medio de la tormenta de agua, fuego y derrumbe; allí seguía Tomás, ante una escalera que ya no iba a ningún lugar, ya no habría más noches de salud, pasión o descanso; dio unos últimos pasos arrastrando sus botas de bombero cuando al apartar un escombro algo brilló bajo la manta de humo de la que ya escapaba; aquél brazo de agua, ya sin fuerza, recogió de las cenizas una moneda que apretó contra su sucio pantalón de bombero: y leyó «peinador, 50 céntimos», como las que su padre le había enseñado alguna noche de buena propina en el Gran Hotel; la apretó con fuerza y pensó en su padre, en su uniforme de botones y relucientes zapatos; Larga vida a Mondariz-Balneario.
Francisco González CarreraLo precioso es el instante que se va. M. Machado
NOSTALGIA DE MONDARIZ
Para mi ahijada Blanca
Las hojas rojas tapizaban el sendero a orillas del Tea como teselas de un mosaico antiguo en esa tarde tibia y otoñal. Solo el silbido de las ondas hacía estallar en mil pedazos el cristal de silencio de aquel paraje idílico.
Éramos jóvenes bañistas casi adolescentes, en las aguas termales crecía nuestro amor como la espuma…
Cuarenta años después, el espejo perdido de tu sombra aún sigue palpitando entre sus aguas. Ana Recio Mir
LÁGRIMAS BLANCAS A Manuel
Todos los manantiales
acudieron a la cita.
Secretos de ternura, retumba el alma dormida.
Los ríos tallan ojos de infinito, blanco, herido. Gotitas de rocío
danzan rumor presentido.
Los oceános del mundo una música, despiertan. Diamantes mansos de agua, ante tu virtud, tiemblan.
Madres de fuente clara, lágrimas de mi silencio. Lágrimas blancas, blancas conjeturas de mi pecho. Lágrimas blancas, blancas dulzuras de silencio.
Madres de fuente clara, lágrimas de mi pecho.
Isabel M.ªGonzález Muñoz
UNA DE ESTRELLAS
Ayer fueron Vega, Deneb y Altair; hoy Arturo, además de Marte. Esta noche descansaré mis córneas, las hundiré a media tarde en la tierra, hasta palpar en ellas las primeras raíces renovadas; las prepararé para Alfa Centauri, la más fulgurante, también la más imprudente de las amigas de Faetón, el presuntuoso. Las estrellas no conocen la historia de los que toman su nombre.
Sara Madrigal
O RÍO DO TEU POBO
Imaxínote, agora, divagando pola beira do río do teu pobo
Destecendo inefables vaguidades mentres caen as follas na corrente.
Destecendo ignorados sentimentos. Andarás, coma sempre, matinando (polas sendas da lenta atardecida) no inminente solpor da túa vida.
Miraraste no tempo pasaxeiro, no murmurio das augas fuxidías, río abaixo, quebrándose en fervenzas nas rochosas barroncas do seu canle (como, ás veces, se quebra o corazón nas rochosas soidades imprevistas).
Imaxínote, agora, silandeiro, debruzado na ponte do muíño vendo ir índose o rio do teu pobo.
(Vendo ir índose a vida coma un río.)
Vexo, desde tan lonxe, conmovido, ¡como pensas en nada pé do río!
Porque o rúo, dirás, como Pessoa, do teu pobo não faz pensar en nada.
Quem está ao pé dele está só ao pé dele.
Edelmiro Vázquez Naval
A un bo amigo do bierzo galego en busca do Seu interior e da paz da alma «José Manuel»
Pedra, auga , muiños; terra insubornable, Mondariz eterna.
Homes e mulleres de ferro procurando tempos mellores. paxaros que creban os silencios.
Se o paraiso algún día existiu, sen dubida mondariz, ese eras ti.
Xosé Manuel Rodríguez Tarrío
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A Carlos Abadía, mi padre
Desde los veladores del paseo todo el agua era cielo o todo el cielo era río, no sabría decirte porque caminaba descalza la tarde sin mover el aire.
¡Qué suerte habías tenido en la vida!, nos decías, y nosotros contigo.
Carolina Abadía
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LOS DOS MIL NOMBRES DEL AGUA
Hay en ese lugar un orden antiguo que, con sus gestos, acota los límites, ordena el mundo, la umbría de los senderos, nuestros pasos y las piedras que conducen hacia la otra orilla…
Es el orden que traza la espesura húmeda y frutal de los bosques, los encajes diamantinos de los amaneceres, la distribución de la morada de los líquenes en la oquedad amorosa de las piedras, estableciendo espacios encantados para enredar el tiempo…
A ese orden obedecen los vientos, cuando llega el Bóreas con un poso de nostalgia a calentar sus manos junto fuego al de las lareiras… A él obedece también el olor del boj, el discurso de los ríos y el alalá de la lluvia…
Con su voz, convoca a la memoria para que se pare un momento junto al paisaje, envolviendo su espalda en los mantos de la niebla. Entonces el alma sabe a caminos…
Los viajeros se detienen escuchando un rumor de leyendas, y países lejanos, un recuerdo de baúles antiguos con herrajes de plata…
Dicen que allí hay un espacio, con tiempos azules, escaleras de piedra y columnas de luna nueva…
Dicen que hay un orden antiguo, que guarda los caminos, los molinos, el rumor de las fuentes, el paso de los ríos, las voces enxebres y los dos mil nombres del agua…
A ORILLAS DEL TEA ME SIENTO FELIZ
A orillas del Tea me siento feliz Belleza a raudales, matiz a matiz
Poderoso silencio Sobrecogedor mutismo
El agua ondulada Invita a pensar Sabia naturaleza Belleza, belleza
Los árboles enhiestos o inclinados Enamorados del río Lo besan
[amables
Y el río agradecido Les devuelve su imagen Como al bello Narciso
El sol se entrevera E intenta mirarse al espejo del Tea
Hasta los pájaros embelesados por el paisaje Silencian sus trinos
El azul del cielo Compite con el verde de la clorofila
El río se pierde en la lejanía Fluyendo y fluyendo
No se cansa nunca
Creando un paisaje Sempiterno y grácil
Los ojos contemplan Los oídos escuchan
Paisaje infinito Sentidos despiertos
Aire transparente
Olor indecible Silencio imponente
Regalo inasible
Rafael de Rueda Escardó Peinador
A la mujer gallega
La realidad no está ahí fuera, ya hecha esperándote.
La realidad es una creación humana, y todo lo que el humano construye solo tiene un modo de hacerlo, con la pluma y el pincel.
Como hicieron Maruja Mallo, Concepción Arenal, Rosalía de Castro, Sofía Casanova, Emilia Pardo Bazán.
Que en la literatura y en la pintura, fueron precursoras del pensamiento feminista, porque no concebían dos morales para dos sexos.
Manuel Castillo Martos
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Reposaban las aguas en un cautivo y espacioso e ignorado silencio y lenta, pausadamente iba fluyendo un diluido éter y en su movimiento rasgaba aquellos mares entre sí: Aire que segregaba inmensos brotes, surgiendo en su fusión ignotas formas asentadas en una ignota solidez: Tierra y piedra brotaron al unísono cual inesperada presencia de un universo. Y ya tarde, en un estrépito temblor en el corazón del firmamento, surgió el Fuego destilando en sus llamas escondidas acequias generadoras de vida. Y es por ellas que circulan esas aguas que en su combustión con los elementos segregan aquellos gérmenes originarios en sus filtradas corrientes de lo pétreo y lo vegetal, destilados en manantiales que reencarnan nueva vida, espejeando el arcano latir cual permanente y regeneradora profecía, sustentada en las líquidas fibras del originario firmamento…
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Quisiera hablarte de la nostalgia, del sentir de la ausencia y de cómo el agua sobre la piel se desmenuza en trozos lánguidos de finura extrema. De repente, notamos que vivíamos en un continente
[extraño: los pies, adheridos a la corteza del plomo, corrían, inesperadamente, con las plumas pegadas a los cartílagos de un vuelo con los paisajes tapiados en
[la memoria.
Quizá el pasado, como una fiebre espesa, surgía con sueños desplegados en la silenciosa ceniza de [los relojes parados. Sabíamos de la búsqueda y del encuentro. No sospechábamos torcer la cabeza para mirar más lejos.
Hasta que, de pronto, surge un geiser de la tierra y limpiamos el alma como un pájaro esparce la lluvia [finísima de sus plumas después de besar la pátina blanda del fluido que se [estanca para el baño. Entonces descubrimos la bóveda de un cielo hecho para [el abrazo líquido o la médula curva de cada espuma que brota y juega en [Mondariz.
Y, al poco, con la cicatriz que deja la huella del agua en la espina dorsal de los recuerdos, empezamos a sentir el peso dorado de la añoranza: lo que invita a volver dejando en suspenso la esperanza que flota, como un río suelto, entre los vegetales verdes [de la memoria.
Rafa CatoiraAUGA
Descripción de Mondariz (Vol. XI)
«El terreno es montuoso, quebrado y bastante fértil; hay en varios sitios aguas ferruginosas y nitrosas, que sirven para curar distintas dolencias».
Fragmento del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
Pascual Madoz, 1848
Plácido y abierto baja el río Tea, regando la comarca del Condado, donde, quizás, Balneario sea la perla de un glorioso pasado.
Cruzan su curso varios puentes, rodeado de una floresta generosa, salpicada de molinos y fuentes, amosando unha terra fermosa, coa auga como protagonista, deleitando sempre... a vista.
Juan Masero Flores
DERROTA DEL AGUA
Sentí las huellas de unas botas katiuscas chapoteando en un charco y la gota de sangre de un pez que, aún sospechando, mordió el anzuelo empujado por el hambre.
Más abajo sentí
la succión de las raíces de una planta de arroz en los marjales y el sudor de una mano que se agarró a un clavo ardiendo.
Más adentro
la dulce saliva de una abeja y el pegagoso horror del txapapote.
Y más profundo
el brillo salado de un doblón precipitado en un naufragio y las lágrimas de nuestros primeros padres al ser desahuciados del Paraíso.
Y en lo más hondo
el primer temblor de nuestro común universal ancestro y un regusto al té de hierbas del que tomaba mi abuela.
Y ya no bebí más, porque sentí que en ese sorbo bebía el agua de todo el Mundo el agua de todo el Tiempo.
Ana Llorca
AGUA EN EL AGUA
Para Antonio CarvajalEn las fuentes de Gándara y Troncoso un agua mana de salud y vida. Palacio de las Aguas nos convida a disfrutar momentos de reposo.
El regalo nos hace más hermoso: el don de la palabra compartida, pues no hay otro camino ni salida a nuestro laberinto misterioso.
Poemas y amistad la musa eleva, mientras nos entregamos al misterio de la luz, el rumor y la fragancia.
El corazón en llamas se renueva, se libera de todo cautiverio y el alma vibra en suave resonancia.
Manuel Ángel Vázquez Medel
CURE THERMALE
Del bosque brotaba vertical un espeso incendio frío que aportaba al alba su manto de agua. Despertaba al revés del mundo donde todo cae hacia el cielo. Éramos chavales de precaria salud los veranos aburridos en la Tierra del Medio a curarnos con agua caliente de volcanes dormidos y acudir, cubiertos como monaguillos, a baños anticuados.
Los espejos nos devolvían siluetas tan ancianas que podrían romperse como vidrio bajo el viento. Entonces nos dimos prisa en hacernos jóvenes para, en esos balnearios donde el tiempo fluía invertido, dejar atrás nuestra vejez.
Alberto Arricruz
A CURVA DA FELICIDADE
E por fin, a última curva
Inspiro, profundo
Solto o aire, lentamente
Xa estou en casa
Atrás queda o ruido, todo o escuro
Entro noutro tempo, na luz, na paz
Un sorriso, son feliz
Deixote atrás
Empeza outra historia
Unha historia de amor
Volveremos a vernos? Tal vez
Mentres tanto, aquí estou
Neste soño feliz
De cores, aromas, e sons
Volto a vivir, sentir, sorrir
Comeza outra etapa
Sen dúbida, a mellor
En Mondariz Balneario
Grazas. Infinitas
Aurora CorbachoMaino
Percorrer
Nas rochas, nas paredes
As edras
As silveiras
Os mofos
Colonizan-te
Pasar do tempo
As súas cores
Alternan ciclos
Luces
Sombras
Choivas
Insolacións
Enlentecido
Perpetuo declive
Abandoado dos fillos
Cegos, insensíveis, infestos
De cobiza
O teu silenzo atrapado
Tras da reixa vexetal.
OTOÑO EN MONDARIZ
Los árboles tiemblan de hojas despojados, la luz se hace tibia, dorada y gozosa, la tierra prepara su cuerpo de diosa, y la lluvia inunda los surcos sembrados. Es tiempo de uvas, de frutos dorados, de dulces manzanas con carne jugosa de tibia granada que esconde, celosa, su cofre granate de vidrios sagrados.
El sabor de otoño es leña y membrillo, y es fruto agridulce de una fantasía, es amor marchito que llega y decrece, y olor a cantueso, canela y tomillo. Otoño es preludio de melancolía, sosiego en la tarde que se desvanece. Concha Ortega
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BURBULLAS DA FONTE DE TRONCOSO
Sonche os pasos de Troncoso quen peitean as augas ao Tea, quen ao río amainan as présas na procura de conversa.
Din que falan coas perliñas que flúen do leito de area, como pingas gasosas que soben, como bágoas de ledicia tenra.
Que miraron burbullas danzar, conformando brancos ronseis que tras os entrelazar, remuíño de escuma xordeu. Do miolo abrollou unha Moura de esvelto corpo belido, de longos cabelos castaños, a deusa e ninfa do río.
Axiña nos Pasos de Nota martiños e merlos pousaron, lavandeiras e paporroibo prendados dos seus encantos. Moura, feiticeira das augas, en tres noites de ronseis e remuiños de escuma, a Fonte de Troncoso ergueu.
Cando un grolo da Fonte botes e burbullas sintas na gorxa, mira ben ao leito do Tea, nel sempre has ollar a Moura.
Rafa Ramos Fernández
CATEDRALES DEL AGUA
La grulla ha enfermado su destartalada fealdad se hunde en un sumidero de pétalos y barro ligero que espumea el agua.
El peso de la lluvia arquea tus silencios.
EL ESTANQUE
El viento ha cesado.
Las carpas entre los juncos:
¿Qué pensarán los peces de la lluvia?
CONFÍN DEL INVIERNO Áspero pasamontañas azul; aliento de cristal orlado de agua y frío.
Juan Massana
Detodas las fuentes del mundo mana agua del río Jordán, el mismo agua que sirvió para bautizar a Cristo, dice Borges. El agua que lava una llaga es tan sagrada como la que bendice una iglesia. Las fuentes son sagradas porque quitan la sed al peregrino, purifican de pecado las almas de los afligidos y refrescan la frente sudorosa del eterno hombre cansado. El trabajo cansa, pero también beben agua los hombres que bailan. Quien se detiene y se sienta al pie del estanque que recibe el borboteo del manantial que acude desde las profundidades de la tierra, que se hará real al contacto con la luz, está repitiendo un acto que la Humanidad ha venido haciendo desde el lejano silencio de la Historia; el acto más humano que nos queda, que es beber, más que procrear. Mezquino es quien destruye una fuente por la maldad de no dejar que otros beban, se
laven o curen su cansancio. Me dan pena los destructores de fuentes, su acto me resulta tan incomprensible como la crueldad con un niño. Tuve una fuente preferida, humilde y recóndita, para nada se parecía a las soberbias fuentes de Roma; estaba en la cabecera de un prado y allí hombres muy antiguos tallaron un brocal de chispeante granito y plantaron dos carvallos para sombra. El agua sobrante refrescaba la hierba hacia el río. Un día, cansado del camino, subí hasta la pequeña fontana. Alguien con una azada había roto el brocal, tapado el manantial, mancillado para siempre aquel milagro. Quien destruye una fuente debería arder en el Infierno: eterna sed le deseo.
Antonio Fernández Da MezquitaAGÜITA CLARA
IAgüita clara
la de tu pozo, de tan profundo no se ve el fondo. No se ve el fondo de tan profundo, ni lo que esconde tu lado oscuro.
Tu lado oscuro donde te pierdes cuando te tercia venir a verme.
Agüita clara
la de tu pozo cuando te entregas muero de gozo.
II
Agüita fresca
la de tu fuente que riega el huerto donde te pierdes.
Que riega el huerto donde te pierdes viendo crecer el rayo verde.
Viendo crecer, cuando te pierdes, tú, los geranios yo, los claveles.
Agüita fresca la de tu fuente yo que te riego tú que floreces.
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GÁNDARA
Artrite e dedas comestas polas frieiras. O soldado deixa [atrás Ispal, a calor do xerme en flor do cereal nas searas. Olla no ceo as estrelas que sinalan o cataventos circular do tempo, dourado como o sol do sur. Máis lonxe.
Encamiñado
porque deus é augusto, cara as sombras escuras do Norte. O esmalte que cobre o ollo de auga no templo. O que sostén a terra onde mergullan as pernas os longos cabalos de crinas aceiradas.
Muller no camiño con ánfora prateada e mirada sen dominios, cabelo como madre que esvara do ventre inchado da Gándara insubmisa.
Un fogar, o lume que fica fortificado, a beizón da prole.
Xa o catavento esquecido, a Torre dourada é o torso inmaculado da dona que mira por el, e sinala o pozo. A burbulla abre en xofre e cura as mágoas da viaxe, a soidade do militar que deixou atrás os pais, a casa.
Esa humidade do segundo nacemento, o Tea que canta deitado nas sombras, a silueta dos paxaros entre os lombos das troitas.
Ana Fernández Melón