Rota

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Portada: Juan Quirós

Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.

Andalucía. España. MMXVII

Edición de 400 ejemplares del nº 90 de CUADERNOS DE ROLDÁN

EJEMPLAR Nº

A Rota

sus gentes, su mar, sus campos

Ángel Custodio Villaverde Pacheco

PLAYA DE ENERO

Este trozo de mármol que he encontrado en la playa puede provenir del templo arrasado de Hércules, o tal vez de las gradas del teatro bullicioso de Gades, del pedestal acaso de la estatua de un dios o de un prohombre del Imperio, de la estela funeraria de un niño sin suerte o del friso soberbio de algún arco triunfal.

Puede haber sido muchas cosas este trozo de mármol, o haber sido simplemente lo que es: una piedra pulida por la arena y las aguas, errante por la mar durante siglos y arrojada a la orilla finalmente por ese mecanismo misterioso, de cálculo y azar, que rige el universo y esta página.

—8—
Felipe Benítez Reyes Horacio Hermoso

LECTURA DE LA NADA (Plaza Dorrego)

Todo verso es final, es letra última. Es, por ello, un vacío y una incomparecencia.

Aquí estás, es tu nombre.

De tal maceración arde mi mano

y obtiene, en ti, la exacta perfección de esta nieve, el volumen inscrito por lo interno de un cero.

Nada, nunca, te ha dicho; no podrá desdecirse.

La palabra en que eres lleva al hielo su rostro. Su destino, fatal, es licuarse.

—10—
Ángel García López
Manolo Sánchez

El cielo relampaguea sobre el mar en calma, la luz se refleja un instante sobre el agua, parece que todo sigue igual, que nada ha cambiado, pero el tiempo y el azar son caprichosos, nos devuelven la mirada tensa y repentina tal vez para que no olvidemos algo esencial: que aquí la estancia siempre es efímera, que no saldremos indemnes del viaje en el serpenteante río que nos lleva, voluble e inexorable, hacia el inmenso mar.

—12—
Carmen Espina

e acuerdas, Juan, de aquellas charlas veraniegas frente al mar? Llegabas de Madrid con tu jardín de academo pero siempre tenías un sitio para tu anterior trupe sevillana con mucho café solo y mucho tabaco negro. Habíamos leído aquel invierno Boukharine:ma passion de Anna Larina, y tras tanto derrumbe y ruina del mundo apenas si nos quedaron el cínico gramófono de Brassens y la dulce ironía de Cervantes. Aunque no olvidábamos que por los azules y blancos que reivindicaban la vida patrullaba la mácula gris de un barco de guerra. Sé que ya no estás pero como cada finales de agosto nos despedimos con un fuerte abrazo hasta el año que viene.

—14—
ROTA ¿T
Manuel Antonio Benítez
Reyes

RAÍCES

A mis abuelos, por una infancia cristalina

Cada verano, el mismo olor a mar de levante, la misma caricia en la mejilla al llegar.

Juegos de mesa en las tardes de sol durmiente, camarones frescos para cenar.

Cada verano, la misma quietud frente a los pinares, el soplo hacia el horizonte, la misma duna sobre la que rodar.

Septiembre en la orilla, ahoga los pies al caminar.

Bañadores húmedos en la terraza, la fruta del día puesta a remojar. Tierra hasta en las encías y las vecinas en el corredor dejan las horas pasar. Siempre la misma brisa, la misma sensación de hogar. A lo lejos, el rugir de los aviones de guerra, la réplica de su estruendo sobrecoge en cada despertar. Rota es mi paraíso asediado por tropas y misiles, canciones de cuna e infancia sincera, álbunes familiares sobre el sofá. La alcoba abierta, la luz encendida mientras hacemos frente a la amenaza común de no caer en el destierro.

—16—
Ángeles Mondéjar

Hacia Eliot, Juan Ramón, y Montserrat Roig desde el arco Atlántico del Castillo de Luna

Aesta hora violeta –casi rosa– el celaje me alcanza con sus instantes desasidos del relato del mundo.

Batiéndose en el aire y el aguaje irrumpen las gaviotas, y es este enredo así diciéndose en el pulso de la luz, alegría que se ensancha como si no tuviera orillas, como si el horizonte se inscribiera en un presente a salvo de una tierra baldía, como yo a salvo del azogue de tu nombre.

Rosario F. Cartes

—18—
MªJosé Barco

INMOBILIARIA DEFOE

e llegado a hacerme rico. Lo he conseguido con un negocio notablemente original y, sin embargo, accesible a personas de mente tan poco brillante como la mía. No es falsa modestia: soy un individuo de una inteligencia corriente, y si en algo destaco, creo, es en mi gusto por las extravagancias, en mi habilidad para elegir corbatas, y en cierta mala leche que, lo reconozco, no puedo evitar sacar a relucir en determinadas ocasiones. En todo caso, mi negocio es una inmobiliaria. Pero no una inmobiliaria como las demás. Abrí una inmobiliaria de islas desiertas. Parece mentira, pero el mundo está lleno de millonarios que desean marcharse a una isla desierta. Desde el mismo día de la apertura, los mármoles de mis oficinas reciben golpes de clientes enfurecidos por tener que resignarse a figurar en una lista de espera: ¡nunca hay islas suficientes para tantos millonarios misántropos! Sobre todo son codiciadas aquellas islas que disponen de un buen mirador sobre una bahía llena de escollos, un lugar donde contemplar tranquilamente los naufragios. Créanme, pocas cosas gustan tanto a mis clientes como disfrutar desde la terraza de casa de un buen naufragio.

Ya he dicho que tengo una mente juguetona y algo despiadada. Por ello, a veces vendo la misma isla desierta a dos millonarios diferentes. Reconozco que es una putada. En alguna ocasión, cuando los millonarios se topan unos con otros en un lugar que creían deshabitado, transforman su personalidad, se vuelven amistosos, y convierten la isla desierta en una satisfecha isla poblada. Pero lo más frecuente en esas situaciones es que un millonario triste mate a otro millonario triste. Si tengo mucha suerte mueren dos millonarios tristes, y es un golpe de fortuna, porque tengo otra isla desierta para poner en el mercado.

Adoro mi trabajo.

—20—

H
María Cristina Sánchez Nieto

LA LIMPIADORA

(octubre 1917…, octubre 2017)

Amaneces activa, antes del día. Cumples con tu deber en la escalera. No sé cómo te llamas. Te saludo… Amplia, pícnica, torpe y desgarbada, con mala dentadura y poco gusto en tu discreto aliño indumentario. No tuviste criada de pequeña, nunca tendrás mi vida, mis viajes, ni gustarás mis vinos, mis lecturas. Nunca leerás mis libros, mis artículos, y nunca te hablarán de este poema... Pero, mira por dónde, por tu causa, sin ganar nada a cambio, has de creerme, di muchas de mis horas juveniles, olvidando a mi abuelo en Paracuellos, y sin querer ver el Gulag soviético, ni el muro berlinés, que era tan largo. Por gentes como tú, hace ya tiempo, un buen día, y durante muchos días, cambié de religión, mudé mis dogmas, y de cristiano me hice bolchevique.

—22—
Domingo Jiménez

LA BOHEMIA ERA ESO

La bohemia era eso, dejarse llevar.

¿Nos vamos a Madrid?

Dejamos atrás la vieja bodega aquella de los años jóvenes.

Donde el tiempo era plata. Bodega Puente se llamaba. La bohemia era eso, dejarse vivir.

En la Venta de los Cazadores, el cuatrolatas de Inma cambió de rumbo.

Donde el mar, dijo Manuela. Llegamos al amanecer. Hermoso pueblo blanco.

Un frío día de enero que salpicaba lágrimas, pedacitos de lluvia.

Nunca pregunté a Inma.

¿Por qué no fuimos a Madrid?

Nunca pregunté a Manuela.

¿Por qué hemos venido a Rota?

La bohemia era eso, un mar de invierno.

No llegamos a quitarnos los pijamas. Fue mucho mejor.

Nos desnudamos el alma.

La pusimos allí, encima de la mesa verde

Junto a la manzanilla dorada el sofrito de la urta, el pan nuevo recién cortado.

—24—
Abel Martín-Bejarano

ACARICIANDO EL AIRE

n la caída del rey sol uno siente la sangre de la vida, el trasluz del agua, hace que su fuego brille. El cielo de mis pensamientos, vuela cerca de los que ya no están.

La sonrisa, la alegría, la energía, la prudencia, la paz la amabilidad, el saber estar, el ingenio, la inteligencia, [la sabiduría, y el juego de sus vidas, todos ellos, en mi alma.

A aquellos que tuve la oportunidad de sentirlos dejo este instante, tardío para quererlos aún más adentro.

—26—
E
Marian Pantoja

ALMA ERRANTE M

is pies se deslizan sobre los adoquines buscando un refugio al igual que una barquilla busca en el muelle su atraque.

Cae el sol en mil colores sobre el agua bañando mis ojos de infinitos arco iris. En mis oídos, susurra el mar haciéndome partícipe de su soledad profunda.

La brisa me estremece con su roce. Me cuenta historias antiguas, casi borradas por el tiempo; leyendas de marineros de tez morena y espaldas cargadas de duros años con interminables días, con manos curtidas de coser redes, con ojos cansados de vaciar miradas en la distancia.

Lo que encierras en tus piedras, lo sé. Aunque no lo creas, porque soy la campana del campanario, la luz del faro, las almenas del castillo, el poniente y el levante. El muelle mismo. Porque también llevo en el alma algún que otro roto. Pero aquí seguiré por siempre, aunque tú ya te hayas ido.

María del Mar Reyes Fuentes

—28—
Manuel Tosar Granados

LA COSTUMBRE

Rota la piel. Como un arañazo en el pecho. La toco cuando siento el picor de la postilla.

Pronto, ni cicatriz.

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Veredas López

Te veo en la noche como luz descubierta…

egaré como la aurora, como la luz que al cielo despierta.

Llegaré como la lluvia, que abraza amorosa tu piel y tu tierra.

Como el rayo de luna que hiere la noche con hoja de plata y estrella.

Tal amante furtivo que en la noche se ampara y espera.

Raptaré tus sentidos, quebraré tu firmeza.

Llegaré como el silencio.

La luz en los mares, el verso de sal en tus venas.

—32—
Ll
Carmen Herrera Justiniano

DE TI RAMA A Rota

En su voz vibra el (dudoso) brillo de una herencia como un eco de almenas y espadaña. Es la voz del sur, tierra lenta y fatigosa de gente sencilla que levanta sueños de cal y azoteas. Una luz exultante se asoma a sus ojos y enrojece tomates, calabazas y viñas.

A sus pies, el mar le regala sus aguas sempiternas y fecundas. Mar sereno que olvida y calla.

Lo que no se recuerda no sangra herida. Los fantasmas pueden seguir contando sus pasos en silencio. Secretos de veleta entregada al viento. De su ruina, un árbol de esperanza enraíza y crece recio en la costra del tiempo. En su tronco ramas nuevas.

—34—
Juan Quirós

UN PASEO POR EL MAR DE ROTA

Junto al mar la plegaría, mirando un vasto horizonte que se pierde en la lejanía, y en la orilla más cercana una bella y romántica letanía de rezos y de oraciones.

Sobre el mar una Imagen, sorprendente, de singular belleza, que sube y baja al compás de la marea, balanceando un hermoso escapulario de devoción y acendrada fe mariana.

¡Cuánto amor y cuánta ternura!

¡No hay duda!. Henchido está el ambiente de una luz crepuscular y suave que hace más emocionante las lágrimas.

El mar extenso se recrea mirándola, reflejada su belleza en el cielo azul;y las sombras evocan un pasado de gloria y de cariño patente hogaño.

Sólo la música sacra rompió el silencio de cuantos extasiados la miraban.

Y bajó sonriente para darse un paseo, ¡triunfal!, por el mar de Rota.

—36—
Eduardo del Campo
—38— ú te quedaste vejer yo rota
FIN t
Tatiana Sánchez Garland
Aline

EL ALMIRANTE DESDE EL PUERTO D

e pequeño me alzaba tras la valla de la Playa del Almirante. La miraba con mescolanza de miedo y fascinación, viendo como se asomaba la base naval de Rota adivinando otro pueblo pesquero.

Desde la tierra de Alberti soñaba con la esperanza de poder pasear por esa playa prohibida.

¿Mamá, por qué un militar tiene una playa para él sólo?

¿Por qué no la comparte con nosotros?

La brisa se llevó un silencio como respuesta, y aquí ando todavía, esperando que la marea nos la devuelva.

—40—
Carmen
Mogollo

BAJO LA HIGUERA B

ajo la higuera, el hombre descansa. El sol arde a esta hora de la siesta.

Estuvo retirando rastrojos, regó con un cubo cada planta y bebió sedienta aquella tierra seca igual que boca ansiosa por un beso. Una fina película de polvo cubre los higos escondidos entre sus grandes hojas.

Quema el aire y la luz ciega. No hay más señal de humedad que las marcas de sudor sobre la camisa del hombre. Un sombrero de paja le tapa el rostro, oculta las muecas de sus sueños y evita las molestas moscas. En el denso silencio la tierra vibra con la danza frenética de las chicharras y el pecho del hombre se inflama y cede como olas rendidas a los pies de la arena. Un reloj invisible lo despierta, se retira el sombrero y recoge con el puño de la camisa un pequeño río de baba.

Vuelve el hombre a su trabajo y abandona a la sombra la huella de su cuerpo sobre la tierra.

—42—
Mercedes Márquez Bernal
María Soledad Toribio

Allí estaba el mar, en absoluta paz a la luz de la mañana, formando franjas de color verde o azul, lisas o rizadas por las [olas, y un barco que venía con pescadores pasaba entre las boyas que le indicaban el camino navegable. Se respiraba profundamente, con callada dicha el aire salado que el mar enviaba.

Todo se saludaba sin palabras.

¡Cuánto mejor si no hubiera militares foráneos al lado!

—44—
RECUERDOS
Isabel Vera Pecci

ORTO EN ROTA

Amaneceres anaranjados asoman en el Chorrillo, mientras Rota despierta a un nuevo día.

Desde la iluminada mayólica Torre de la Merced los barcos de guerra se diluyen en el horizonte amaitinado.

Al llegar al muelle aloque la silueta del Castillo de Luna, alborada almenar, cuna del ribat, rememora el ayuno de morabitos peregrinos penitentes del perdón de sus pecados.

Prehistórica y fenicia, romana y árabe, Rota monumental y marinera.

En las almenas tañen campaneos constantes, saludos de la Torre la Vela a su compañera y vecina Iglesia de la O. Bajo la Puerta del Mar asoma el muelle pesquero, antiguo galán de Arroyo Hondo, almadraba de esforzados nautas de pellizas amarillas, espoleada algazara de bandullos de un banco atunero.

La Playa de La Costilla, piélago abrazo al pueblo marino, encamina su rumbo al arborescente pinar, pulmón de la villa, velador de los corrales. Solo al interior persiste la añoranza, sabores innegables de tomates, calabazas, melones y sandías regusto mayeto agrícola de la antaña huerta roteña.

—46—
José María Spínola

EN MI PATRIA E

l poema, refugio en un país desmoronado. Fatuos orgullos crecen como grama en cansadas sementeras.

Lo que es de todos, avaros sentires camuflan como propio con derechos del que nunca tuvo nada. Los dioses reniegan entre ellos, y el ángel exterminador, como siempre, expulsa del paraíso niños inocentes.

Naufrago en mi patria con atormentado desasosiego buscando en qué creer.

Tal vez deba, yo también, cuidar la flor indefinida en mi planeta que desconozco, hoy.

Mañana no me pertenece.

—48—
Marco Torres

YO COLECCIONO AZULES

Mientras el mar olvida cicatrices que tatúan su espalda a la intemperie, yo colecciono azules en ese caladero inagotable. Yo colecciono el oro de tu arena que recibe el vaivén de un beso fresco. Pinar privilegiado en éxtasis continuo ansía su caricia mojada, sólo llega el rumor y la brisa penetrante. Nunca es el mismo azul aunque sea el mismo mar de la bahía quien me abraza con júbilo de espuma. Antes acostumbrada a los veleros hoy surcada por naves imperiales cuyo costado ignora el metal de los peces. Las estrellas esperan que el incendio se apague para bañar su luz desnuda y afilada. El azul de esta tarde tiene un brillo especial y trepa por la cal como una enredadera.

—50—
Paco Cosano

AÑOS CINCUENTA P

ueblo de los recuerdos de mi juventud lejana esa que nunca volvió y ahora evoco con calma. El balneario con sus casetas la plaza de la Costilla las calles silenciosas la capillita del Carmen y los helados por la tarde. Los copos en la playa de los pescadores locales y en el que colaboran algunos veraneantes. Todas estas cosas cambiaron cuando se instaló la base, nos invadieron los restaurantes, muchos bares de copas, y la construcción desordenada de las casas familiares. Ahora, de nuevo, Rota podemos disfrutar tus playas, degustar tu exquisita urta o el famoso arranque roteño sabores sabios y antiguos que perduraron en el tiempo.

—52—
Gey

l tronar de una moto araña en el silencio de la noche. Una hilera de coches, de las barras y las estrellas cómplice, contamina la vida que respiro.

El imbécil proclama sus patrañas, acodado en la barra de este bar, donde zombis perfumados con Brummel, escuchan el runrún de las noticias.

La playa sigue ahí, sin perdón, sin rencor y sin castigo, defendiendo Rota pluma por pluma. Los minutos de esta vida de excesos son milésimas partes del reloj pausado de las olas.

Las piedras del castillo, la rata de la iglesia, la arena alquitranada… testigos del pasado y del futuro de un pueblo (paso a paso caminando hacia el destino incierto de los días) que contradice al vate: hunde la llama de la libertad.

Otro trueno me araña en el costado, esta vez del camión de la basura.

—54—
E
Juan Ignacio Liaño

COPLILLAS A ROTA

A mis amigos

Curro Fernández y Beni Díez

Rotando llego a tu mar despacito y con salero para encontrar en tus aguas la canción de mi consuelo.

Marineritos de Rota callada está la bahía con un te quiero a la espera a las claritas del día.

Cómo quieres que te diga que los besos de tus olas cuando salpican la orilla son la pasión que me guían. Por los caminos del mar navega un barco velero que se deja acariciar con tus besos marineros.

Hoy te lo digo cantando entonando tu alegría mientras me baño en tus playas que me besan cada día.

Jesús Solano

—56—
Osorno

l peso de la vida son los átomos que flotan en el aliento oxígeno. Suspiro en estos días negros de banderas cargadas de odio como una escopeta como una de esas armas con las que apuntan los antidisturbios a quienes alzan la voz pidiendo cambios.

¿Tan difícil es mirarnos a los ojos?

¿Tan difícil es reconocernos en el otro?

¿Por qué entonces negarnos?

Solicito la paz de la hoja que cae con los otoños donde el tiempo nos abraza.

Otro país mejor es posible no la España de Caín ni la del pollo oscuro pájaro de mal agüero un país mejor donde no volvamos el rostro con odio y los ojos nos brillen con esperanza Un país de pueblos fraternos donde podamos acompañarnos.

—58—
OTRO ROSTRO E
Lokati
Ramón

Antes…

Posaban las nubes misteriosamente, todavía permanecía el arcano sentir del silencio, la inmensidad de lo inacabado en la tierna apertura del hallazgo de las notas sinuosas y cambiantes, renacidas en los mares azules, añiles y verdes en sus auroras… cetrinas, grises, moradas en los ocasos… alas de mar entonando su cantinela.

Arcas en vuelo sobre cristales licuosos, abiertas al hospedaje

Después…

Ciegos e hirientes rugidos asimétricos invierten la fluidez etérea de los universos… Se ha quebrado el aire y las hierbas no cobijan los insectos que las habitaban… Nadan águilas de hierro y han trasmutado en aceite el etéreo fulgor de las aguas, cercadas en su llanto…

—60—
Justo Girón

Viento de levante que enturbias la tarde, sombra clara que tamizas la luz, completas cada recoveco, cada rincón inundado de claridad cegadora.

Desasosiego sucio que atraviesas desde el desierto y el mar, niebla brillante, llenas de átomos, de polvo, el vacío diáfano del espacio.

Meces, agitas, desencajas cada rama, cada brizna de hierba, huracán doméstico y constante, explosión continua, proyectiles.

Embadurnas el alma, desordenas, confundes el reposado acontecer del corazón y los afectos. Acarreas inquietud y partículas de polvo extranjero, granos de arena. Borras las huellas, pierden su pasado las playas. Días impares, caprichos, viento que te tanto te pareces al agitado acontecer de las tristezas.

—62—
LEVANTE
Teresa Martínez

EL MAR M

urmura el mar, me llegan sus sonidos, recita junto a mí sus soledades. Me invade su color, sus tempestades arrancan de mi alma sus latidos.

Vuelvo otra vez al mar de mis sentidos, al mar de dulce sal y de humedades, vuelvo a sentir de paz el pecho henchido y me elevan al sol sus veleidades.

¡qué serena quietud cuando atardece!, cuando el sol se desploma adormecido, cuando la mar en su regazo mece

la dorada quietud de los sonidos.

¡Oh claridad azul! vacía mi alma y llénala de acordes y de calma.

Concha Ortega

—64—
Felipe Benítez Reyes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8 Ángel García López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10 Juan Masero Flores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12 Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14 Paula Romero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16 Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18 Balsa Cirrito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .20 Francisco Núñez Roldán . . . . . . . . . . . . . . . . . .22 Francisco Gallardo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .24 Pablo Naranjo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26 María del Mar Reyes Fuentes . . . . . . . . . . . . . .28 Mario Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .30 Manuel Rámila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32 Conchi Castellano García . . . . . . . . . . . . . . . . .34 Joaquín Hidalgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .36 Tatiana Sánchez Garland . . . . . . . . . . . . . . . . . .38 Manuel Gómez Fernández “Lolo” . . . . . . . . . . .40 Mercedes Márquez Bernal . . . . . . . . . . . . . . . . .42 Manuel Castillo Martos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44 Mari Carmen Domínguez Domínguez . . . . . . .46 Alejandro García Acebes . . . . . . . . . . . . . . . . . .48 Juanjo Maíllo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50 José Luis López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .52 Pedro Pablo Santamaría Curtido . . . . . . . . . . . .54 Jesús Solano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56 Francisco Javier Martín López . . . . . . . . . . . . . .58 Joaquín Verdú de Gregorio . . . . . . . . . . . . . . . .60 Javier Gallego Dueñas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62 Concha Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64 ESCRIBEN
—65—
Ángel Custodio Villaverde Pacheco . . . . . . . . . .7 Horacio Hermoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9 Manolo Sánchez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11 Carmen Espina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13 Manuel Antonio Benítez Reyes . . . . . . . . . . . .15 Ángeles Mondéjar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17 Mª José Barco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19 María Cristina Sánchez Nieto . . . . . . . . . . . . . .21 Domingo Jiménez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23 Abel Martín-Bejarano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25 Marian Pantoja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .27 Manuel Tosar Granados . . . . . . . . . . . . . . . . . .29 Veredas López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .31 Carmen Herrera Justiniano . . . . . . . . . . . . . . .33 Juan Quirós . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35 Eduardo del Campo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .37 Aline . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39 Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .41 María Soledad Toribio . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43 Isabel Vera Pecci . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 José María Spínola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47 Marco Torres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .49 Paco Cosano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51 Gey . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53 Juan Ignacio Liaño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .55 Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57 Ramón Lokati . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59 Justo Girón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .60 Teresa Martínez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62 PINTAN
—66—

En el Castillo de Luna cantaron los roldanes a la Villa mayeta y pescadora de Rota.

José María Aguilar dosificó la sal, la luz y el agua marina y Ana Llorca aportó su granito de dorada arena para sacar este Cuaderno número noventa, quedando al cuidado de Paquito su esmerada edición.

Gracias sean dadas a Abel Martín-Bejarano y Chan Castañar, que han aunado voluntades e ilusiones indígenas, así como a la Concejalía de Cultura, que propició este castillo como lugar inmejorable de encuentro.

QUE LA TORMENTA DE ESTE OCTUBREREV U ELTO

DEJE PASO A UN MAR SERENO DE PAZ Y CONCORDIA

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