Portada: Mario León
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXVII
Edición de 400 ejemplares del nº 89 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
A Nerva, Tierra de Artistas
MINERO DE ESTRELLAS *
Luce la esbelta mañana, corona de chimeneas..., blanca y azul, por el aire, por el aire, azul y negra.
Y, aún, de una luna de espuma, fluyen, dormidas, las sendas.
Tres veces murió de frío el grito de la sirena, y en la estación de los sueños el tren de la mina espera.
¡Trabajadores, tempranos, decidle al que no lo crea que me habéis visto en el alba minero de las estrellas!
José Mª Morón
* Versión de 1963:
Ornan la prima mañana / vigilias de chimeneas, / en lato alarde furioso / de fábricas tesoneras. // Y, aún acuciado de luna, / El capaz paisaje albea. // Su abismal mugir agónico / lueñe alonga una sirena, / y en la estación aledaña / el tren de la mina espera. // Trabajadores completos, / decidle al que no lo crea, / que me habéis visto en el alba / minero de las estrellas.
—6—
Enrique Monis Mora
AMANECE EN LA HERIDA Amanece…
Dedos de plata peinan el aire y una bruma de albero se despereza en la boca ancha que oculta el grito.
Cristales en los rostros surcos de plomo.
Amanece… de agua a veces, de polvo siempre.
El sol en su cenit luce corona de hierro y cobre.
Atardece…
Mira el sol a la tierra al hombre tiznado y sudoroso que arranca rocas de la boca roja.
Se apiada de él y languidece: Con dedos amarillos lo acaricia, no quiere dejarlo solo.
Amanece…
Mª Carmen Martínez Gordillo
—8—
María Izquierdo Chaparro
AÑORANZA DE NERVA A mis amigos
Era casi el Paraíso en la Tierra aquella Nerva de los setenta que mi alma acota y encierra bajo la mirada del tiempo atenta. Recuerdos, imágenes y sensaciones se agolpan ahora en mi memoria, quizá persiguiendo ensoñaciones por los rojos barrancos de escoria, con esos queridísimos amigos míos que todo el mundo sabe y conoce, a los que mi corazón lleno de goce no olvida desde que éramos críos. Ese pueblo mío, altísimo faro artístico de músicos, pintores y poetas, de Hijos Ilustres de broncínea cabeza que al son de un pasodoble magnífico a San Bartolo, su patrón, venera. Nerva, en lo más hondo de mí... quedas.
Juan Masero Flores
—10—
Carmen Espina
MINERO DE NERVA
La mina regala y roba.
La tierra engulló los sauces. El mar olvidó sus latidos.
En qué lugar quedó la noche. El último barreno, cuándo estalló. Quién cambió teleras por vertedero.
Cada tonelada de mineral que se llevan es una tonelada menos de vida que te resta.
Lo que con sudor extraes se vende a precio de lágrimas.
…y, sin embargo, que nadie –¡nadie!– toque tu tierra.
Mario Rodríguez García
—12—
Paco Cosano
A LA MEMORIA DE ANTONIO ROMERO ALCAIDE
A mis queridos amigos Elena y Antonio
Esta memoria ajada que resiste, al paso de los años enfrentada,
Este vacío de la ausencia que persiste entre lienzos y paletas rescatadas, Este ir y venir de pinceles y matices junto al olor de paredes encaladas,
Este inmenso placer al escribirte sobre cielo azul y tierra calcinada.
Y sentirte de forma apasionada en tu oficio de pintor de suaves tonos.
Y vivirte, en paisaje, en sierra, en mina, en tren que ya parte sin retorno... Ahora, ya torna el negro en gris difuminado, el ocre torna en tinto y se desangra entre caminos de hierro y estallidos en la plaza.
Yo, vuelvo a mis quehaceres, mi obra aguarda. Hacedme un gran favor, Disfrutadla...
Fernando Izquierdo Cuéllar
—14—
Antonio Romero Alcaide
AURORA ROJA
Jardín lunar de púas sepultadas, insidiosa materia que se nutre de letales amapolas. Cosmos oscuro sin estrellas, élitros de amarga piedra torturada de tanto ararse dentro. Qué necio azar te dejó orvallos de dolor, aguas llenas de cicatrices, y negros sueños disfrazados de aurora. Desde tu primer albor, goteo de vidas o pacto con el tiempo, pusiste a caminar las gárgolas de la locura.
Tu ancha boca y el traje roto de tu piel proclama tu respiración de somnífera serpiente, la curia del sudor, el tósigo que punza pulmones con erizos de azufre y la temeridad del lenguaje. Hoy, tras un largo periplo, escindido, perdido en otra esfera, sólo veo tu parco destino y a los que siguen vendiendo a Cristo.
La silicosis no se cura con caballitos de mar.
Rafael Vargas
—16—
Marian Pantoja
COMO EL AGUA
Como el agua.
Lo mismo que el agua.
Como el agua.
Tu vida minero,
lo mismo que el agua:
cuanta más dureza hay en su camino más limpia su alma.
Como el agua.
Tu vida, minero,
lo mismo que el agua.
Cuanta más dureza hay en su camino más limpia su alma.
Como el agua.
Tu vida, minero, como el agua.
Cuanta más dureza, como el agua.
Más limpia tu alma. Como el agua.
Juan Delgado
—18—
Gonzalo Llanes
La roca sentía una acallada voz, suspiro callado de las piedras que fueron un tiempo regazo de lo humano en sus primeros solsticios. Misterio grabado en los acuosos cuencos de la caverna… Allí donde el animal y la planta se deslizaban en las espaciosas ranuras liberadas por una desconocida sed… y necesidad de armonía… O de fusión de unos cuerpos desmayados en desconocidos llantos elevados hacia un universo quebrado en azules ignotos…
La piedra contiene sus sueños reflejos sinfónicamente en las columnas o en los centros, mandala, encarnados en los sagrado… basamento del grito trágico, acogida de sus juegos y sus aurigas…
Mas se deslizaron los tiempos esclavos del articulado cálculo que hería con el hierro sus contornos. Se abismo en los infiernos del martillo que horadaba sin pausa los sueños y vestigios de una era y absorbía las voces del silencio en la estridente pesadilla del grito.
Sombras negras, piedra negra en los corredores sin fin de las cavernas cegadoras del alba…
—20—
Joaquín Verdú de Gregorio
Felisabel Suárez
DE NOCHE
DE noche.
Siempre es de noche en la mina. Ya solo el silencio sella el brocal de hierro. La jaula ya no sube ni baja llena de mineros, sólo con sombras oxidadas y el metal de los muertos De noche.
Siempre es de noche en el pozo. Ya solo los focos de garabato apagados encienden galerías hundidas, sólo con el agua agria que emana del subsuelo. De noche, siempre es de noche en Rotilio. Ya solo la luna de espuma argenta su malacate:
donde ya resisten sus huellas más allá del propio tiempo.
Carmen Alcázar Domínguez
—22—
Martín Gálvez
ALDEA DE RÍO TINTO
A ntiguamente este fue tu nombre
L ibertad intentaron ponerte
Dehesas esquilmadas por el hombre
E l Urium rojo nace en tu norte.
A rzobispos del Betis fueron dueños
De tu luz y de tu aceche generoso
E n un Salomón que encerraba sueños
R ecordando mineros de Tartessos.
Ingenios modernos a tus pies llegaron
O bteniendo de nuevo ricos minerales
Tu oro, tu plata y tu cobre se llevaron
Ingleses dueños de grandes capitales.
Nerva surgió entonces como blanca garza
Teniendo en su pico una gruesa cadena
Objeto que une los tiempos de esta raza.
Juan Flores Sánchez
—24—
Justo Girón
MI PUEBLO
Un emperador romano le dió el nombre y por su cuerpo corre un río ensangrentado. El color se lo dió el centro de la mina o la sangre de los que quedaron sepultados.
Tiene fama de culta y no es por menos.
Tierra de artistas... músicos, pintores...
Fontenla, Morón y Vázquez Díaz, Alcaide, Sutilo, Labrador... y muchos más que me dejo en el tintero. Por cierto, aquí está Mario León! Y por último, un maestro insigne que un pasodoble en herencia le dejó.
Es escudo y bandera de mi pueblo y Nerva el Maestro Rojas lo llamó.
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Mª Eulalia Madrigal
José Manuel García
MARCO COCEYO NERVA
(Emperador de Roma, 96-98 A.D.)
Sólo reiné dos años agitados. Los hados me mandaron viejo al trono, y quizá mi mayor gloria postrera fue elegir a Trajano en heredero. Ahora, transcurridos dos milenios, tienen derecho todos a olvidarme. Pero no… ¿no es mi nombre el que aparece en una montañosa urbe minera de una esquina, a poniente del Imperio?
Allí vivo convertido en paisaje, transformado en urbana geografía, en calles, casas, gentes que me nombran y que con cierto cambio hablan mi idioma. No está mal perpetuarse entre encinares, en señales de tráfico, en papeles, entre las minas que buscamos tanto. Es la forma terrena y cotidiana de eternidad que me han dado los dioses. Ellos sabrán qué hacen con nosotros… y a mí no me disgusta este destino.
Francisco Núñez Roldán
—28—
Carmen Márquez
NERVA
Ese dulce olor que siento cuando miro a mi pueblo minero engastado cual joya, con el Tinto sangrante arrullando su sueño, cual pájaro anidado entre soberbias lomas.
Las piedras ancestrales que ya pisaron otro, los rincones secretos donde lo admiro a solas, presintiendo que el tiempo dormido desde siglos, despertará de pronto y contará su historia.
Mi identidad se hizo con estas viejas rocas, la luz de mi mirada las sueña a cada hora, y estando dónde esté camino de regreso, vuelvo a Nerva sintiendo su sabor en la boca.
Rosa Mª Fernández Díaz
—30—
Leticia Zamorano
MINA ABAJO
La bocamina enseña sus sucios dientes devorando ilusiones.
Son hombres enterrados en vida, huérfanos de sí mismos, abandonados en la providencia del destino.
Otros giran desde las alturas de las Cortas, recolingados en la inseguridad de sus escalones. Son halcones al acecho, con almas vagando en círculos dando su sangre al feo río tiñoso.
Plutón me habló de ellos, del lugar reservado para ellos, donde el futuro solo es hoy.
juancarlosLEÓNBRÁZQUEZ
—32—
Concha Espina, compromiso social Y FUE EN NERVA…
Que la novelista más conocida y activa de la primera mitad del siglo XX llegara a Nerva, en mayo de 1917, no fue casualidad. Tras escribir sobre el drama de la mujer campesina ( La Esfinge Maragata, 1914. Premio Fastenraht de la RAE) decidió ir a Nerva para empaparse de los problemas de los mineros frente a la poderosísima empresa británica
The Rio-Tinto Company Limited, La Compañía. De allí salió, en 1920, la novela El metal de los muertos, de gran influencia en los escritores que abordaron temas sociales en las dos décadas siguientes.
En Nerva se mezcló con los mineros y se documentó para escribir su obra más comprometida, denunciando los pro-
blemas socio laborales de los mineros y los abusos de La Compañía. Nunca olvidó la tragedia de Rio-Tinto, llegando a decir años después, que “todo allí sugiere la idea de la esclavitud, de la última esclavitud de las criaturas humanas”. Su valor no merece el olvido.
Portada 1ª edición
DANIEL A mi amigo Osorno, pintor de realidades
Este que veis aquí, de rubias plumas, sentado entre las jambas de una puerta, responde por Daniel, cuando le llama su madre con el sol y con la luna.
No pide se le tenga pena alguna porque vista camisa azulada sobre calzona roja muy arrugada con pierna y pies sin protección ninguna.
Es nieto de la mina y de la muerte; le asoma todo el hambre y la impotencia de un ángel con las alas recortadas por los ojos que ya saben a ciencia cierta, como sabe toda su gente, que, aun con suerte, la vida es pura nada.
Alejandro García Acebes
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Osorno
Poco nos acordamos de la base de nuestra historia: los cientos y miles de personas, hombres y mujeres, que, sin nombres conocidos, anónimos, hicieron posible un pueblo. Discurso. Ricardo Gallego, alcalde de Nerva en el centenario de su independencia municipal, 1985.
Que no os engañen: el tinte de esta tierra proviene de nuestras venas y su arte mayor de la fraternidad rojinegra.
Hemos sufrido y muerto bajo túneles y balas, hemos creado vida y guitarras en campos de Marte, hemos soñado una tierra libre, de justicia y libertad.
Me falta el aire: no tengo vela que me avise de la muerte que nos llega consentidamente inexplicable. Los mineros y sus hijos son vetados en la Company, mientras Nerva se vacía y yace en el estanque de la sórdida apatía que gobiernan los caciques.
Hoy hay silencio: una cuenca suspendida con efecto Tyndall, una agonía generacional y árida.
Hoy Ale tampoco podrá irse con Laura, emanciparse y convivir huelen a rumor lejano en la comarca enriquecida de metales preciados.
Fran Seisdoble
—36—
SAQUEO
Te miro y eres como una herida abierta que sangra sudor y barro por los surcos. Una tierra lampeada por manos irreverentes con un pasado de lucha obrera y un presente indulgente.
Te miro y a veces pareces tarima, un risort de turismo, o una postal para recordar.
Una mina a cielo abierto que muestra sus vergüenzas, que engulle misericordia, de míseros doblegados al pan.
Te miro y eres saqueo, encina de cobre yermada, brisa en un jueves santo sobre un manto carmesí; Como la sangre que hizo de las armas, un simulacro de libertad.
Paula Romero
—37—
A RATOS
…a Juan Barba Robles
A ratos hablaba contigo, un rato a la luna de primavera zurciendo de tren la blanca llanura, otro sentada a tu mesa y a la ventana que cruzan largas tardes, y ya otros, también enroscada en tu cuerpo pasando mañanas de cháchara muda.
Y ahora me defiendo entre cuatro paredes con una ventana al mundo pordioseramente alegre,
Exclamo: ¡¡¡el día es jubiloso!!! la luz ha de ser mía, odio lo mismo que odiaba, lloro, idénticas lágrimas de impotencia.
Pero hoy quiero asombrar a mi cuerpo jugar con plumas. Interrumpo las cadenas que me atan y me hielan, escapo al infinito en una lágrima.
Marisa Sánchez Llanos
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Juan Barba Robles
ORÍGENES
Nadie podía imaginar en la lejana Roma imperial que al remodelar la minería de un olvidado lugar de la Bética el emperador Nerva prestaría su sonoro nombre a este viejo enclave de la minería onubense. Después de siglos de olvido, vinieron los ingleses que dieron esplendor a tus minas durante el siglo veinte, reverdeciendo el pasado acogían a toda la gente hasta la crisis minera de los difíciles años setenta. Nos queda tu renovado paisaje los magníficos atardeceres rojizos, los nervenses que quieren volver a recuperar el pasado cercano de volar alto y fuerte como la garza de su escudo.
José Luis López
—40—
Carmen Mogollo
¡Nerva! cielo azul, tierra rojiza. Albero y música, castillete y cobre.
¡Nerva! eres mucho más que un pasodoble torero. Hunde tus raíces en el imperio romano, fuiste crisol de otras culturas, y eres pródiga en el imaginario colectivo.
—42—
Manuel Castillo Martos
Manuel Castaño
¡Qué línea delgada aquella aurora…!
Ante la tosca ventanilla desfilaba un ofertorio lento al alcance del carbón y mis ojos:
el río presentido en su fórmula ácida como eslabón de un astro, el vaho vegetal hasta la visión de los acentos de la tierra en la elipse árida de Corta Atalaya, desgarro en mueca antigua; lección matinal a mis sentidos los púrpuras en el matiz tinto de los caldos de Oporto, los cobrizos y azufrados, los ferrosos, los turquesas adensándose hacia el puro azul, los grises desolados… y una alianza de olores empastando la boca y los espacios.
Era el destino una taracea de mundos al encuentro. Libros de ida y vuelta (¡Ah, señora Venable, aquella convocatoria ritual: –tea o daikiri– para velar sola la herida del ausente) –Desconocía la magnitud épica del sacrificio sostenido; y sin saberlo, ensayaba el gusto por las Gacelas de Hafíz–
En la estación anterior subía un ángel con el rostro de Paul Newman y estética de Beatles; temblor de almendro florido el primer deslizamiento del amor.
—44—
Rosario F. Cartes
OFERTORIO
A Juan Cobos Wilkins, en los hondos acentos
Mª José Rodríguez Barrera
SECRETARIO DE LOS MINEROS
De la estrellas de un pueblo, de sus penas y problemas, fuiste minero sin serlo.
Minero de pluma y letra, cantor de un pueblo, tan viejo, que sigue viviendo, triste de soledad y silencio. Ya no suenan tus sirenas, tus raíles se fundieron en la fragua del olvido, de tanto dormir al tiempo.
Focos, alpargatas blancas… nadie te dirá, minero, por qué túnel hay salida o cual te hundirá más dentro
Ya, ¿qué importa, si te pierdes en el vacío de los tiempos?; si murió tu Secretario que guardaba tus secretos. Su pluma ya no está pronta, para escribirte un requiebro o solicitar un simple papel al Ayuntamiento.
Ya puedes gritar, si quieres, que nadie oirá tus lamentos.
Cuando necesitas algo, ¡anda y díctaselo al viento! Que se marchó el Secretario que guardaba tus secretos.
Manuel Julián Pérez Illescas
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Mario León Ruiz
Es el mismo espacio pero desde dentro, con los mismos añossucediéndose en un fondo de tierra sin más salida que laque abres con las manos. Y desde fuera, todo elfuturo llenando un paisaje del pasado.
Carolina Abadía
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Domingo Jiménez
EL CAMINO DE SANTIAGO
Nadie me dijo dónde terminaba porque nadie desvelaba entonces los milagros, y cuando me lo explicaron los libros de texto ya no me interesó. Las luces de neón terminaron por borrarme el camino, solo años después he vuelto a encontrarlo en esta noche estrellada de Nerva. Solo ahora sobre el sueño de tejados y encinas he entendido la senda flamígera que corta en dos el silencio del mundo como la duda corta los sentimientos. Aunque no en la justicia de capa y espada siempre creí en las causas justas, y si enfrento la vía láctea con el río Leteo es porque aún quiero creer en el mundo.
Carlos Abadía
—50—
Inés R.
INFANCIA NERVENSE
Lejanos días de invierno, de carámbano y brasero. Lejanos días de febrero, de candelorias y brezo.
Lejanos domingos llenos de palmitos y Paseo.
Lejanos, ay, los recreos de Compañía y Convento. Lejanas tardes de juego, de lima, llano y pandero.
¿Por qué tan vivo el recuerdo? Tan cerca.
Camacho
—52—
M.
Eduardo del Campo Zapata
CADA VEZ QUE PALADEO TU NOMBRE
A la Nerva que me vio nacer
Cada vez que paladeo tu nombre me sabe la boca a mineral cobrizo, a gotas de escarcha matinal y a flor inmaculada de rosal florido, perfumando con su aroma los amaneceres de la Cuenca Minera de Río Tinto.
Cada vez que paladeo tu nombre me sabe la boca a humo ennegrecido, y a nubes de azufre venenoso navegando como barcos por el cielo limpio.
Cada vez que paladeo tu nombre recuerdo tu imagen como un dulce vino y se me vienen a la memoria los retratos de nervenses ilustrísimos… cuando Nerva se escribía con mayúscula y no tenían que emigrar tus hijos.
Cada vez que paladeo tu nombre me sabe la boca a mineral cobrizo, a secretos bien guardados sobre las páginas de empolvados libros, y a porciones de tiempo color sepia con imágenes de cuando yo era un niño.
Antonio Perejil Delay
—54—
Daniel Vázquez Díaz
En ti viven los ocres que soñaron los pinceles de un genio, la pluma de un poeta, los malvas del maestro Juan Ramón navegan en tus aguas.
Un mundo de acuarelas imposibles fluyen o se hacen piedra escalonada. Del cubismo a los anfiteatros, paraíso del óxido, la cal y los pinares.
Bucearon tu entraña los mineros en busca de tesoros y abrieron una herida que suplica al cielo con gritos de color casi sangriento.
Juanjo Maíllo
—56—
José Ramón Vaca
LA ARMONÍA DE UN ENCUENTRO
Entre tus huesos Cerca de tus ojos, Clavado en tu mirar Sintiendo tú anhelo, Lejos del quicio de tu vuelo Simplemente escuchando tu voz.
Ahora, atrapado en el presente, Queriendo el aire que respiras, Me refugio en el recuerdo.
Ayer cuando el tiempo, ya no era tempo Viajamos buscando un camino, ligero Y en cada una de sus curvas, nos deteníamos Éramos capaces de vernos, Para ver si estábamos enteros, si… (nos mirábamos)… [somos nosotros
Aquí, ahora, ya sin tiempo Ilusionado, que todo no fuese un sueño.
Pablo Naranjo
—58—
Carlos Becerra Luna
NERVENSE POR EL MUNDO
Volverás en contra de una brújula con cuatro nortes, tras el vaivén caduco de los calendarios.
Volverás con el pecho sedentario, cada lágrima lapidará un recuerdo, las hélices del tiempo se detendrán. Te tratará de usted tu pueblo; para reivindicar el cobre en la sangre, regarás las raíces de tu árbol familiar. Curva apátrida del bumerán de carne, volverás a ver que las estrellas son raspones de la torre en la noche. Pasearás entre paisanos ajenos, entre las estelas de quienes se fueron; los jóvenes tendrán la edad de tu partida. Y pensarás que Nerva ha cambiado, cuando tan sólo tus ojos habrán envejecido.
Juan Antonio Arias Toribio
—60—
Ángeles Cadel
CORTA ATALAYA
Heridas de Titán, desnudas y abiertas, rojas, amarillas, violetas…, marcan surcos pétreos, que arañan el útero de mi tierra, de una tierra que llora oxidadas lágrimas de vagonetas.
Sara Bolaños Márquez
—62—
Delia Márquez Cuesto
ROMANCE A LOS MINEROS
La sangre es tierra, tierra que camina. ¿Quién comprende a los pueblos, las piedras con sangre de Sierra Morena? Como un río que conozco corren lentos los sueños.
La montaña es una herida que pasa como el hierro. Por eso, los vampiros, por todos lados comerciaron con la sangre de tu pueblo.
Ahora nos queda el cante hondo por el que siguen corriendo los dolores como un río, los dolores y los sueños.
Francisco Javier Martín López
—64—
LA BOCA DE UNA MINA
Dedicado a Alejandro
Mi boca es la boca de una mina que grita muda y a destiempo.
Bajando al infierno por los de abajo, bajando al infierno a un ritmo lento.
Arcángel proletario que estás en los cielos, a ti me encomiendo.
Amiga villa minera y artista, sus luchas me sirven de ejemplo.
Quien fuera el nervio de la lucha solidaria, la espina dorsal de la tierra, la sangre revolucionaria y la dignidad tatuada en azufre.
Más no tardarán del averno para gritar que la historia es de quien la sufre.
Manolo Gómez Fernández “Lolo”
—65—
LA MINA PEPITO
Me encuentro en la bocamina de “Mina-Pepito”
El aire de antiguos ecos.., me traen desde su profunda sima necesidades, hambre e impotencias de sus difíciles días.
¡Y, todo por tan mísera paga!
La Radio Pirenaica traía la esperanza pero también la cárcel, los despidos encubiertos...
El que la escuchaba ponía centinelas en las puertas y balcones mientras la negra noche les amenaza con cien oídos y lenguas [bífidas.
Mi padre, ya muerto por silicosis, me hablaba de que la muerte quebraba todos los equilibrios y que la vigilia golpeaba todos los huesos. En el silencio los latidos se hablaban.
Era como si la vida se parase y flotara en un abismo.
La mirada se perdía buscando algún prodigio, escape, salida...
A veces la mano se crispaba estrujando a la injusticia. Se respiraba sin luz, sin formas.., se existía sin saber el por qué.
Se vivía con la esperanza, a veces, de que habría un mañana, un nuevo día con un sol que también los iluminasen.
Manuel Mayorga Pérez
—66—
Jim Paterson
A LA PALMERA
Acaricias el cielo, alta palmera. El viento te despeina susurrante, abanico de agujas sollozante que enhebra los suspiros de la espera.
Espejo en el oasis del desierto, surtidor vertical de eternidades, paisaje de radiantes claridades, ascenso al infinito: desconcierto.
Tus hojas, como alas protectoras, me evaden hacia bellas sensaciones, a rincones callados, al resquicio de tiempos, sin relojes y sin horas, saturados de gratas emociones, cual conjuro o extraño maleficio.
Concha Ortega
—68—
Salvador Malpartida
Ese tiempo en que te soñaba, alimentándote de amaneceres. Libando vientos, disolviéndote en un vendaval de girasoles. Laguna negra y mineral.
Tierra roja y bruna, salitre del tiempo que contuvo tu sangre. Tu tierra clama y canta, y esconde tesoros cautivos. En tu corazón, habita y duerme un crisol de verde pena.
Manuel Rámila
—70—
Teresa Martínez
Cuéntame tu “Cañadilla”, de aquellos tiempos pasados, háblame de oscuras noches; de idos y regresados. Tú, sendero de leyendas, medidor del tiempo exacto; ¿qué fueron de tus relevos con los míticos canastos…?
Sabedora de noticias, de alegrías, desencantos, despertar de amaneceres, centinela en los ocasos.
Si tus paredes hablasen hoy con los tiempos cambiados; sin las filas de mineros, por caminos marginados.
Quedó plasmado tu nombre, sobre letra de un fandango, se han enterrado en la mina y sus mujeres llorando.
Despídeme “Cañadilla”, cuando me vaya y no vuelva, vagando en ese otro mundo, con mi sentimiento en Nerva.
Cañadilla: Antigua Calle Narciso García Castañeda. Presidente de Diputación en 1885 cuando Nerva es Constituido Pueblo. “Cañadilla” fue el dicho popular por su estrechez y hoy quizás la calle más emblemática de la Villa de Nerva.
—72—
Juan Francisco Román
“CAÑADILLA”
Antonio Romero Silva “Rosil”
RENACIMIENTO
Silencioso las más de las veces y otras el hobbit más vivaz de la Comarca. Tres naves son la cifra de su universo.
Para admirar una estrella no hay que haber pisado la estrella. Amar a una persona no es siempre poseerla.
Vivir en la cueva de Aladino, con un millón de libros, es aprender a desprenderse de la escoria.
Oro, pirita, feldespato, como quien dice Borges, Juan Ramón o Federico, en primeras ediciones o en libros por venir.
Abelardo, poeta de Mitos y Sombras, vive entre páginas, buscando la que aún no se ha escrito.
Antonio Molina Flores
—74—
José Mª Labrador
Existe la Tierra llena de rincones algunos famosos otros obscenos el que menos pintoresco Los cauces tronando el desierto del Néguev París helado México en la piel
Y sin embargo solo un paseo un pantano quizás una fuente alguna cumbre de encinas y dos o tres lindes
El par de fanegas donde tuve la única edad en la que uno cree que conoce el mundo
Mi patria de Rilke consuelo de la memoria guarda la silueta de la antigua Onuba
Cristina Quintanilla
—76—
LA TIERRA 37º41'N,6º32'O
José María G. Spínola
ÉPICA DE UNA CARDIOPATÍA CONGÉNITA
…Amputado el corazón manando sigue la sangre.
Iván Alejo González
—78—
Laura Cirilo Fariñas
Pepa Santos
—81— José Mª Morón . . . . . . . . . . . . . .6 Mª Carmen Martínez Gordillo . .8 Juan Masero Flores . . . . . . . . . . .10 Mario Rodríguez García . . . . . . .12 Fernando Izquierdo Cuéllar . . . .14 Rafael Vargas . . . . . . . . . . . . . . . .16 Juan Delgado . . . . . . . . . . . . . . .18 Joaquín Verdú de Gregorio . . . . .20 Carmen Alcázar Domínguez . . .22 Juan Flores Sánchez . . . . . . . . . .24 Mª Eulalia Madrigal . . . . . . . . . .26 Francisco Núñez Roldán . . . . . .28 Rosa Mª Fernández Díaz . . . . . .30 JuancarlosLEÓNBRÁZQUEZ . . .32 Alejandro García Acebes . . . . . . .34 Fran Seisdoble . . . . . . . . . . . . . . .36 Pula Romero . . . . . . . . . . . . . . .37 Marisa Sánchez Llanos . . . . . . . .38 José Luis López . . . . . . . . . . . . . .40 Manuel Castillo Martos . . . . . . .42 ESCRIBEN Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . . .44 Manuel Julián Pérez Illescas . . . .46 Carolina Abadía . . . . . . . . . . . . .48 Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . . .50 M. Camacho . . . . . . . . . . . . . . . .52 Antonio Perejil Delay . . . . . . . . .54 Juanjo Maíllo . . . . . . . . . . . . . . .56 Pablo Naranjo . . . . . . . . . . . . . . .58 Juan Antonio Arias Toribio . . . .60 Sara Bolaños Márquez . . . . . . . .62 Francisco Javier Martín López . .64 Manolo Gómez Fdez. “Lolo” . . .65 Manuel Mayorga Pérez . . . . . . .66 Concha Ortega . . . . . . . . . . . . . .68 Manuel Rámila . . . . . . . . . . . . .70 Juan Francisco Román . . . . . . . .72 Antonio Molina Flores . . . . . . . .74 Cristina Quintanilla . . . . . . . . . .76 Iván Alejo González . . . . . . . . . .78
—82— Enrique Monis Mora . . . . . . . . .7 María Izquierdo Chaparro . . . . .9 Carmen Espina . . . . . . . . . . . . . .11 Paco Cosano . . . . . . . . . . . . . . . .13 Antonio Romero Alcaide . . . . . .15 Marian Pantoja . . . . . . . . . . . . . .17 Gonzalo Llanes . . . . . . . . . . . . . .19 Felisabel Suárez . . . . . . . . . . . . . .21 Martín Gálvez . . . . . . . . . . . . . . .23 Justo Girón . . . . . . . . . . . . . . . . .25 José Manuel García . . . . . . . . . .27 Carmen Márquez . . . . . . . . . . . .29 Leticia Zamorano . . . . . . . . . . . .31 Portada. Concha Espina . . . . . . .33 Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35 Juan Barba Robles . . . . . . . . . . .39 Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . .41 Manuel Castaño . . . . . . . . . . . . .43 Mª José Rodríguez Barrera . . . . .45 Mario León Ruiz . . . . . . . . . . . .47 Domingo Jiménez . . . . . . . . . . .49 Inés R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51 Eduardo del Campo Zapata . . . .53 Daniel Vázquez Díaz . . . . . . . . . .55 José Ramón Vaca . . . . . . . . . . . .57 Carlos Becerra Luna . . . . . . . . . .59 Ángeles Cadel . . . . . . . . . . . . . . .61 Delia Márquez Cuesto . . . . . . . .63 Jim Paterson . . . . . . . . . . . . . . . .67 Salvador Malpartida . . . . . . . . . .69 Teresa Martínez . . . . . . . . . . . . .71 Antonio Romero Silva “Rosil” . . .73 José Mª Labrador . . . . . . . . . . . .75 José María G. Spínola . . . . . . . .77 Laura Cirilo Fariñas . . . . . . . . . .79 Pepa Santos . . . . . . . . . . . . . . . . .80 PINTAN