YANOPUEDOESCUCHAR
Tanta palabra vacía y sinsentido, de tanto corrupto malnacido, tanta mentira, vestida de verdad, de idolatras del euro pervertidos, sanguijuelas ruines sin piedad, ladrones, llenando sus bolsillos.
¡Quiero sentir!, no quiero ruidos; llevo tiempo, cerrados los oídos; vibrar con un rostro una mirada, el contacto, la mano del amigo, el árbol, la roca tan callada, el amor, con la noche por testigo.
En este mi vagar de peregrino, quiero hacer un alto en el camino, y desearte un año de colores, más allá de que seas o no inquilino; aparcar los quebrantos y rencores, y brindar, unidos con buen vino.
Paco Vita
Al camarada compadre y tarugo, Antonio Cerrato
Amor, si no está muy gastada la palabra. Libertad, si no abusas de ella como de ninfa en páginas de Ada o el ardor. Pesadilla, para que recuerdes a Füssli y mires este grabado de Norler. Febrero, si no confundes su locura con ofertas de grandes almacenes. Poesía, si convenimos en que la buena no se opone a la prosa, sino que la supera. Inquilino, inquilina, si aceptas ser como un modo de estar que es desvelarse y un sin vivir del verso al vaso. Amistad, si la cultivas como se riegan las flores y la aprecias como quien cogiendo setas encuentra un Rolex Inquilinos invisibles, si mantenemos en nuestra memoria viva a los que siguen pagando la cuota desde el otro lado: Rafael, Palomo, Manuel, Lolo, José. Cuadernos, si tenemos presente que Manuel Roldán, del Castillo de Locubín, aprendió a montar radios en los aviones antes de la exposición del veintinueve. Adalid, escuela de impresores a los que no se les escapa ni una erata.
Antonio Molina Flores
El almanaque se esfuerza en apresar las estaciones, pone números y días a las nubes y a la lluvia, etiquetas para un orden, la Tierra dando vueltas a la luz constantemente.
Marzo, la incipiente combustión de las hojas en otoño.
Bullen las ramas y un pájaro en el árbol se agarra a la primavera.
SA’DIY HÁFIZ
(1213 Y 1315)
En Shiraz, ciudad de la poesía, las rosas, los ruiseñores y el amor descansan en grandes mausoleos, lugares de continua peregrinación, dos geniales poetas sufíes enamoradizos y amantes del placer y el vino de la uva de syrah, origen, según dicen, del Sherry de Jerez. Los poetas de Shiraz, roldanes deberían ser.
Vivir joven es peligroso.
¿Recuerdas cuando el sol era naranja y nunca se ponía detrás de tu pelo?
Las noches de mayo en doña Elvira la luna subiendo al compás del agua tus pies descalzos sobre la piedra regada. La libertad era una palabra de cartón que arañaba tus labios malvas. Amar joven es doloroso.
¿Recuerdas el temblor de tu piel bajo la mano pudorosa?
Las noches de mayo en Santa Cruz bajo el adoquín estaba tu playa la espuma de los veinte años. La libertad era tu perfil de diosa mirando a los ojos de la luna.
Un verano de infancia vale por todos los demás veranos.
No sé cuánto se quedan en nosotros, las cosas que nos suceden de niños, cuánta raíz sujeta lo que somos, si nuestro andamio interno se monta tan pronto, o qué sobrevive a nuestro hedor adulto.
Yo solo sé que siempre vuelve a ser junio, Y si uno cierra los ojos y toma un desvío cualquiera, pongamos, a la derecha descubre, tarde o temprano que, en el fondo, siempre es verano.
CABAÑUELAS
Regreso a mis tierras maternales y es este ya otro agosto. En aquel del que vengo, las cabañuelas se cegaron en una nube de olvidos maduros.
Tan solo una mañana de domingo tuvo en París un signo: celebración del celaje con campanas en la paz de la hora, un abrazo alto en la piedra los hilos de la luz. Imagen en cinco pinturas místicas, versos circulares sobre cristal saliendo del corazón sonoro de Debussy como introito a lo inefable.
En este agosto regresado conmigo en el instante blanco de su primera luna, reconozco el poso y los pronósticos y espero, en sus turnos, la sinfonía encendida de la luz y la lluvia.
OCTUBRE
La lengua de la brisa fresca me lame y se acerca, siento el tacto del aire, apenas si cantan los grillos, todo está quieto y en silencio y toda la Tierra pintada de ocres, rojos y amarillos. Mi perra y yo en la nada, en ese vacío donde tus labios recorren mis palabras, y ponen en los míos ese fuego que no es más que agua. Las hojas dormidas en el suelo son trocitos de los árboles que caen con mucha paz, en un acompasado vuelo y que con enorme sosiego esperan unos pies que las huellen o las remuevan en su paseo. Cuando el campo descansa cierro mis ojos y dejo que me penetre el silencio y me rodee todo lo inmenso. Ya humean los primeros braseros, colgadas en las fachadas y en los balcones ristras de pimientos asados y rojos, de maíz rosetero, corofonfos y orejones que impregnan de olores y de colores las calles de nuestros pueblos.
DICIEMBRE
Hace frío que esperaba Diciembre, embozado, de siempre en la esquina, más de franca alegría en la mirada. Nos acoge y zarandea incontinente: De horizontes nuevos es promesa esta luz [angosta, recoge el leve aroma diligente, asume las palabras, los silencios, y aunque la palabra amor veas desmoronada, la alegre canción de un alba pura más allá te espera.
