Portada: Desiderio Delgado Depósito Legal: SE-886-2010
Impreso y hecho en Sevilla en los talleres de El Adalid Seráfico, S.L.L. Andalucía. España. MMX Edición de 400 ejemplares del nº 67 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
A
Cรณrdoba
Deseando que sea la Capital Cultural de Europa en el 2016.
A CÓRDOBA
¡O
h excelso muro, oh torres coronadas de honor, de majestad, de gallardía! ¡oh gran río, gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas! ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, que privilegia el cielo y dora el día! ¡oh siempre gloriosa patria mía, tanto por plumas cuanto por espadas! ¡Si entre aquellas ruinas y despojos que enriquecen Genil y Dauro baña tu memoria no fue alimento mío, nunca merezcan mis ausentes ojos ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España! Luis de Góngora
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Concha Ortega
A CÓRDOBA marillo perfil de arquitectura de cúpulas y torres coronado torso de duro mármol cincelado estatua de ciudad, Córdoba pura.
A
Abres al valle virginal figura a la que el Betis besa enamorado y en tu más alta torre reflejado el oro de tu Arcángel tu fulgura. Arena y cal, olivo, serranía, enhiesto pino, palmeral ardiente ciñen tu delicada argentería, relicario de siglos donde Oriente engarza en vesperal policromía tu albo destello ¡oh perla de Occidente! Juan Bernier
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Mª Teresa Martínez
A mi abuelo Francisco Roldán, cordobés
e miras desde el cuadro de la entrada, uniformado, inmóvil, diluido: el nebuloso ser que siempre has sido, el que aprendí en mi infancia desvelada.
M
Una parte de mí es de ti heredada. Me miro en el espejo y la decido, con la edad que podrías haber tenido de haber sido más larga tu jornada. Pero no hubo lugar, tu vida late en el eco que soy de tu existencia; un eco que ya ni entra en el debate de si fue culpa tuya o fue de ellos cuando tu singladura se hizo ausencia un día de noviembre, en Paracuellos. Francisco Núñez Roldán
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Carmen Mรกrquez
NIÑA DE LOS PEINES IRALDA de las voces... Padecía por su garganta un ave prisionera. Era la pena de la petenera y era un vuelo de llanto y agonía.
G
Entre el celo y la muerte y la armonía de la amargura ardiendo como cera está Pastora sobre su ara ibera: Nuestra Señora del Andalucí. Cádiz de sal, Triana de la luna, Málaga del jazmín, Córdoba amante, le dan el vino denso del olvido. Y ella, que el grito y el silencio auna, raja el granado rojo de su cante y entrega el corazón y su latido. Pablo García Baena
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Antonio Gracia
SONETO A CÓRDOBA u honda raíz de gravedad romana, dórico aroma en mármol de ruinas, su alma trasciende en flor por las esquinas del aire que te asiste musulmana.
T
Córdoba de la almena y la campana, del silencio estancado en hornacinas, paredes de cal muerta y gongorinas torres a piedra y luna en filigrana. Lirio al río por el alba labradora y al pie del monte olivo, sueño, anhelo de ser nube ermitaña o ser pastora o alamar para el traje azul del cielo que tu Arcángel barroco gasta y dora en la órbita andaluza de su vuelo. Mario López
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Pedro Bueno
CASTILLO DE NAIPES
E
ntra por la ventana una luz de domingo eterno, un sol de invierno que hasta la mesa alcanza y reaviva el bordado del tapete y las manos. El resto de la sala está en sombra. Hace frío. Y tú eres ese niño distraído que intenta levantar unas cartas en el aire que tiembla, y levanta y no puede un castillo de naipes. Recordar sin nostalgia es mirar un espejo gastado, introducir, al alargar tu brazo, la mano en esas aguas transparentes y oscuras, sin saber que hallarás, maloliente, hermosísimo. Recordar sin nostalgia, contemplarte las manos bajo el agua gastada del espejo que afloran con el brillo y las ovas de un inútil tesoro, con mensajes de náufrago que tú mismo arrojaste, lamidos por la lengua salobre del olvido Una casa de Córdoba. Detrás de las persianas entreabiertas ¿Qué lees, feroz adolescente bajo el cielo de piedra? Buchón, inquieto, ojea un palomo posado en el alfeizar. Abre las alas cuando cierras -Lord Byron, de Maurois, llegaba a Cabo Sunion- nervioso, incandescente, las tapas bermellón. Y bajas hasta el río, hasta el embarcadero, una voz más allá de tu vida es tu sueño, y un castillo de naipes levantas mientras tiemblas, donde brillan las ascuas y todo se ilumina. Y todo se oscurece. Antonio Cano —16—
Lola GaviĂąo
SONETO A CÓRDOBA marillo el limón, la palma ardiente, la granada de sangre, la dorada naranja en el vergel, la perfumada higuera, traen su aroma del oriente.
¡A
En las romanas piedras de tu puente un arcángel destella luz alada, ¡Oh silenciosa Córdoba callada, dormida en el rumor de la corriente! Esmeraldas de fuego, en tus jardines bajo el sol que calcina en el estío, esbeltas torres a la brisa elevas. Y un fondo de guitarra y violines tu sierra cantan, tu glorioso río, lauros de plata que en tu frente llevas. Julio Aumente
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Desiderio Delgado
CIUDADES SECRETAS
H
ay palabras como una flecha afilada atravesando extensiones sin encontrar su objetivo.
Son su blanco las cosas, pero las cosas se resisten, se desplazan a su paso de un sitio a otro. Y así la flecha continúa traspasando el mundo sin ser mundo, persiguiendo plenitud en el aire que corta, señalando vacíos, apuntando inmensidades.
David Eloy Rodríguez
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Manolo Cuervo
MADRE l aire. Esta otra ciudad, también la mía. La fatiga del sol en las terrazas. El río, lejos, haciéndose delfines. Y yo, en un hombre de ojos más tranquilos. Tú amarías el instante en que se cierran y desvían la mirada al horizonte, cómo se pierden en cosas muy pequeñas. Caminos, en un ave, el precio del café, un rostro hermoso.
E
Eduardo Chivite
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Pepa Santos
OTOÑO onreir, reir si cabe armarnos de valor en los pasajes tristes de la vida cotidiana.
S
Una sonrisa, un fulgor de tu mirada azul, de tu mirada verde, de tus ojos de ámbar. Y decir que nos necesitamos que uno sólo, es menos que dos y que juntos podemos avanzar luchando contra las adversidades. Tras la cumbre de Copenhague nos queda el frío, la abundante lluvia y la sensación de desamparo ante la patronal del cambio climático. Ezequiel Martínez
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Antonio BadĂa
CÓMO SE HIZO QUERERTE
E ste descubrimiento de quererte por los redondos resultados de la esfera como un día que la sucursal no dio crédito como un día en que la incógnita reveló su identidad y se convirtió en tres quintos como esos días que anochezco málaga y me despierto desesperadamente córdoba como la ceniza se dignifica en una urna funeraria como descendió la montaña un alud pensando en llegar temprano a ser inmóvil como la oferta amplió sus estantes de víveres para cadáveres refrigerados como el glacial decidió ser frío como la ameba eligió estar viva para siempre como un animal se extinguió para dejar de ser verde como el fuego eligió pasillo de hotel es como yo cuando muerta como yo cuando sin ti. María Eloy-García
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Carlos Cerrato
DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA (Homenaje a don Luis de Góngora)
n seguir sombras y abrazar engaños se fueron los afanes de mi vida. Casi finalizada la partida dueño soy de tan sólo desengaños.
E
Confiados, subimos los peldaños de dos en dos. Y, luego, a la salida, la pesadumbre de la despedida, el daño irreparable de los años. El tiempo, el tiempo, el tiempo, esa es la clave… Al barco ya le gimen las cuadernas y a menor esperanza, más sofoco. Nos vamos a la nada en nuestra nave, no hay nadie que la libre de galernas. Y esto no es un soneto del Barroco. Fernando Ortiz
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Mario Leรณn
PATIO
U
n cuadrado de cielo con su luz en mis manos y la fuente cayendo doblemente en la tarde, silencio de otro tiempo sincopado que vuelve.
Hay un limón azul en las piedras de mayo. Juana Castro
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Domingo JimĂŠnez
A Pablo García Baena, amante de Córdoba.
órdoba, no tienes un cielo cualquiera, en áureas teselas bizantinas brillan sobre ti las estrellas, y Alá, el misericordioso, a tus jardines y patios, aromas y flores otorga..., cuando la noche se vuelve cúpula de tu grandeza.
C
El Conde de Casa-Padilla
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Miguel del Moral
DÍAS EN CÓRDOBA ercana en la memoria y en el alma. La Cuesta del Bailío, el bar Correo. Días de sol y de paredes blancas. En el bar de las Niñas huele a besos y el corazón de Castilla se detiene en los arcos pintados de la Corredera.
C
Noches de soledad, cuando era el tiempo un aroma de finos. En el río se remansan los versos. Hoy me han dicho que vieron a Vicente Núñez por las calles. Y la cera de tantas procesiones rechina en los zapatos. Pasa un hombre severo y elegante. Escucho todavía en esas madrugadas las campanas del convento de la plaza de Osio. Hay un rumor de manos en la esquina. Me agarro fuerte a ellas. Rodolfo Serrano —34—
Paco Cosano
LUCHA DE CLASES Il calcio si gioca senza palla. Arrigo Sacchi
L
os niños van andando hacia la Plaza de la Corredera.
Llevan balón, zapatos limpios y en sus camisetas adidas el nombre de algún ídolo en la espalda. Las porterías se improvisan con gorras y mochilas y las líneas del campo las marcan las baldosas. Le pegan al balón y sudan. Y cada vez resulta más difícil percibir el olor a nenuco de sus cuellos, mientras sus padres toman el vermut vestidos de domingo en las terrazas. Pero de golpe irrumpen en la Plaza muchachos que llegan del sur y la periferia como jinetes de piel de bronce y voz de plata. Camisetas sintéticas sin nombre y de pronto tres a uno de ventaja. No hay palco ni banderas en las gradas pero se agitan las sábanas tendidas en los pisos de protección oficial. No poseen el balón pero tienen la fuerza. David Becerra Mayor —36—
Tony Soto
CÓRDOBA ilencio corazón, que pasa el río, escucha su rumor entre las rocas ¿no sientes en tu cara las caricias de las gotas de agua que se escapan? pasa veloz, furioso y bravo lavando las heridas de las tierras que los hombres del campo cultivaron.
S
Silencio corazón, que pasa el río, buscando quedamente su descanso y allá en la lejanía, el mar, el ancho mar, lo está esperando. Lola Gaviño
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Osorno
ENTRE PUENTES n esta orilla del cielo donde el acero es rojo como el trueno, donde puedo ver tus ojos como un recuerdo efímero, reflejo soñado de un sur que espera el tiempo de los carruseles.
E
Con la quietud del agua, observando el tímido vuelo de las aves, entre los álamos que se balancean al ritmo suave de tu cuerpo. Así te retengo en la retina dorada del atardecer. Y vienes a mí, silbando palabras, como aquella canción que decía: te deslizas como si fueras de viento. Así te retengo, como un sueño, a veces, etéreo, donde el corazón ruge como la tormenta. Antonio de Egipto —40—
Juanjo Caro
A Reyes Oteo, alma de música
B aile de cifras Córdoba. Mediodía en el mes de los Santos. El silencio ocupa su minuto: breve reflejo del Ángelus de Millet. Luego, el ritual de voces verdecidas: Munch intenso. Porque hay una angustia doméstica que se agita en el último grado y amordaza la vida. (La herida sucesiva es un obsceno desfile de cifras; una ecuación de astillas visibles e invisibles en todas sus costuras) Pero el alcance seguro de la música viene a ser ahora talismán. Sonidos compuestos en la impronta del instante: voz y acentos electrónicos en vuelos infinitos detrás de la ventana. Una joven –ninfa o vestal– conduce el diálogo contemporáneo (en concordancia: ciencia, alma y corazón) Síntesis fértil que converge en la performan y se expande como una llama en danza en este mediodía de efemérides. En La Colina de los Quemados los estratos tiemblan y el Río Grande lleva un rumor distinto en la corriente. (En el linaje de sus orillas calmas se mezcla con la ronda de los cítricos entre las verdolagas) Rosario F. Cartes —42—
Teresa Laffita
SUSPIRO MORO
Q
ue es, esta locura de sensaciones imaginadas, cruzando, una a una estas calles moras.
Sigue siendo un verbo lleno, las caricias soñadas de esos dedos de pintora, son frescos de la brisa nocturna. El anhelo de sus ojos claros, confundidos por la bruma, pronunciando vocablos tímidos. Amando en linea recta, bajo las estrellas, saboreando la última copa queriendo abrazar sus manos para cantarselo a la luna. Pablo Naranjo
—44—
Verรณnica Hernรกndez
CARTA AL SUR (Trassierra) Para Charo y Pedro, para todos mis amigos cordobeses
uando agua verde horade negra roca allá en la umbría de los avellanos y sonámbulo vuelva a vuestras sierras como el adolescente que fui un día. Cuando el agreste trino y el sofoco del desvelado ruiseñor de mayo haga temblar la sombra de las ruinas y sangre herido el tronco de los pinos, cuando mansa y secreta la nevada de las flores resecas de la acacia caiga con su perfume en vuestras manos, que el tiempo se detenga, que la dicha en vosotros nunca pase y que con mi recuerdo emocionado arda, inagotable, una hoguera de estrellas fugitivas allá en vuestros jardines de amistad verdadera.
C
Antonio Colinas
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José Ramón Vaca
ARAÑA uando vuelvo la ciudad parece inofensiva. Las luces son arañas que parpadean y te deslumbran. Es el ojo de un huracán: su abrazo te engullirá como animal hambriento. Sabes que no podrás huir más allá de la noche, que te gustaría quedarte, detenido el instante y el motor, en esta zona de descanso. Observar el parpadeo: todo un mundo de posibilidades, de vidas, que agitadas se despiden del día. Te gustaría quedarte así, sin más ruido que tu respiración, el vaho contra la luna delantera. Pero el deseo no vence: y, en cinco minutos, estarás allá abajo, serás otra araña insignificante, que no puede escapar a su propio hilo.
C
Antonio Luis Ginés
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Manuel Mรกrquez
LA CÍTARA DE FEZ e comprado una cítara. “La más vieja del zoco de los andalusíes”, me dijo el mercader. Supe que me engañaba. Lo adiviné en sus ojos, exactos al del padre que me llevó de niña por las calles de Córdoba.
H
Yo también le mentía. Pasé por extrajera en aquella medina, por entre las mujeres que destrenzan su pelo para la ceremonia y lo ofendan al hombre, como hiciera mi madre una noche de mayo. Matilde Cabello
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Veredas Lรณpez Romero
or las enredaderas del patio cuajadas de suspiros, el río, feliz y sonoro, eleva su canto al terciopelo de la noche...
P
y el rasgueo de la guitarra envuelve el saber, denso y aromático, que pasea por las calles de la judería. Mª Carmen Martínez Gordillo
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Inés Rodríguez
VERÓNICA
D
orada y dulce como una naranja abres las páginas del libro entre los lirios tiernos de la laguna blanca de tus manos. Inclinas la cabeza y lees los versos igual que el girasol los surcos de la tierra, el fuego contenido de las brasas, la magnolia de un eco de tormenta, la historia de mi corazón escrita con el amor que alienta el desamor. Hay palabras escritas con cuchillo, con el vacío de quien busca una respuesta. Verónica, al oír mis palabras en tus labios confieso que sentí el temblor de mariposas que siente el alba con la flor del cerezo. Con ojos húmedos me miras a los ojos, y en tu mirada me habla la luz, el enigma oscuro de la luz, ese lenguaje de luciérnagas que nos acerca a lo invisible y crea el mundo que nos salva del mundo. Rosa de mayo, conocerte es florecer, y celebrar la vida desde la belleza. Antonio Agudelo —54—
Fernando Parrilla
EN PRIMAVERA os árboles están echando Sus primeras hojas La luz se agranda Se acortan las sombras Y en las noches de luna La curva del río bordea la mezquita con cinturón de plata. Imágenes sensoriales De una ciudad ensimismada.
L
José María Bedoya
—56—
Inma Gรณmez
CORDOBA INFINITA (Para la capitalidad cultural de 2016)
ra Córdoba, en un poema de mi adolescencia, un desnudo de mujer tendido junto al cambiante río, un hermoso cuerpo inmóvil sin más apetencia que su propia falta de deseo. Me hizo falta dejar sobre Córdoba frecuencias y pasos –que nunca fueron perdidos– para corregir el viejo error de aquel poema nuevo, para escribir ahora que nunca acaba Córdoba y, quizá por eso, te regala ese don multiplicador de los espejos que te hace ancha la vida y leve la mirada. Para escribir ahora que la ciudad cambiante levanta su hermoso cuerpo junto al sueño fijo del río inmóvil.
E
Salvador Compán
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Ricardo Gonzรกlez Mestre
CÓRDOBA CIUDAD INEXISTENTE órdoba, ciudad inexistente, ciudad de un millón de piedras, donde no habita el olvido. Córdoba añeja y ajena, de tópicos en silencio, de misterios sin leyenda. Ciudad irreal, como otras ciudades. Ancha de memoria espesa, asomada a un río de mil cauces como un viejo a su tristeza. Córdoba ciudad insólita de música discreta, de excesos y excelsos muros coronados sin diadema. Inacabada ciudad, Córdoba ciudad inédita.
C
Antonio Varo Baena
—60—
L’auro
CÓRDOBA CALLADA
E
n el nombre de Alá y Dios conjura por cualquier vena que el azar se atreva, tradición y leyenda en voces lleva, alminar o blasón, calleja oscura. Yacente entre los brazos de tu sierra duermes tu sueño oh Córdoba callada celosa de tu vida, cual walada rodeada del muro que te encierra. Y bordas con encanto, primorosa filigrana de manos de plateros encerrada por siempre en tu muralla gozando en tu silencio, ruborosa, odio, amor, temores y recelos con esa discreción de la que calla. Esperanza Jiménez de la Cruz
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Facomo
OLVIDO DE LA SOMBRA Incitación al regreso
erdida, en parte oculta, la distante playa de seno azul donde te oreas ocioso y deleitoso te recreas, de un mar cercano: júbilo incesante. Porque acaso vinieras un instante, de alejadas orillas cythereas, llevado de corrientes y mareas, mientras septiembre acaba su inconstante y cálido solsticio de verano. Ni lejano ni vado es el recuerdo que de dueño y olvido se sustenta. El hallazgo traído de la mano de un fugaz o velado desacuerdo, porque el pasado la memoria ostenta.
P
Francisco Lira
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Justo Girรณn
A Carlos Ruiz Conde de Casa Padilla
o pa ná” pensando voy camino a ninguna parte con lento paso de ciego y sin tiempo por delante que sosiegue mi certeza –como amado y como amante– que la vida es una duda entre un ¡ay! y “no hay nadie”
T
Si he bebido de licores y disfrutado manjares sobre mesas sin manteles y en alcobas donde el aire huele a rosas y chaneles y a ropa limpia la carne, llegado a esta encrucijada, confieso que todo el baile, si bien me ha entretenido, “to pa ná” mañana vale. Alejandro García Acebes
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Jacinto Lara
A mi hija bailaora.
y! si yo fuera cordobesa.
¡A Si yo fuera cordobesa tendría los ojos negros y la tez morena. Correrían por mis venas Maimónides y Séneca y sería Piconera.
¡Ay! si yo fuera cordobesa bailaría en la Mezquita en noches de luna tierna. Loren Cabral
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JosĂŠ Barrientos Ruiz
NO A José Luis Villegas Zea
a página en blanco es un teclado sobre el que vas probando notas. Ahora una suave melodía, después dos sonidos graves. Juegas, sientes las yemas de los dedos, el marfil, los sonidos. La música te envuelve y va escribiendo sola, contra el oscuro pentagrama, en clave de sí.
L
Antonio Molina Flores
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Luis Felipe
MI CÓRDOBA ejana y sola me pareció en verdad la primera vez, cuando los trenes eran todavía de madera y en los cafés de las Tendillas alardeaban de capa y florete los espadachines del Gran Capitán. Sería pasado el tiempo cuando aprendí a pasear la Corredera desde Góngora a Cántico, gracias a la amistad de quienes todavía me acompañan en nuestra foto bautismal de San Nicolás. Paisano, en fin, de Ibn Hazm al cabo de los años, siento no haber tenido mi propio amorío en la Judería, aunque sí sé que tendré nietos en ella, espigados y sabios y de grandes ojos negros.
L
Carlos Abadía
—72—
Carmen Mogollo
AZAHARA A Esperanza García Solano por lo mucho que ama.
oy decidí pasar el tiempo amándote, gozando amanecer en plenitud, cobijando mi ser en la tregua que sigo para escuchar tu voz, ida de música, y buscar en tus labios el placer del beso. Hoy, oscuro en el tiempo, las palabras me zumban en los oídos y caigo en el recuerdo que me alimenta y me excita la piel. Cada vez que mis ojos alcanzan la lluvia de los tuyos, tiemblo de placer en el ardor del gesto. Hoy, un instante sin fin me hizo soñar despierto en la neblina de un día mágico, escalador de sentimientos.
H
Jesús Solano
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Carmen Dugo
iejo molino del Guadalquivir de orilla a orilla Córdoba Romana también Derviche
V
como la noria, y no como el mundo que de tantas vueltas no tiene a donde volver... Agustín Torres Vázquez
—76—
José Mª Andrés Franco
n las acequias del patio el río no se ve, pero se escucha, curvando el agua que dejé pasar en los arcos.
E
Carolina Abadía
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JosĂŠ Viera
CÓRDOBA Ornamento del mundo eres, oh, Córdoba. ¡Perla de Occidente! Monja Hroswitha (siglo X)
h Córdoba patricia!, luz cimera del Occidente, flor de Andalucía, un arcángel de alada galanía, vela en las espadañas tu ribera.
¡O
Roma labró tus mármoles, señera la Media Luna su mezquita erguía, y en su esplendor de piedra y armonía plantó la Cruz su catedral severa. Besa tu pie Guadalquivir, cautivo amante, de fluyente argentería, rindiendo al mar los ecos de tu fama; Córdoba, de la palma y del olivo, de la espada y del verso, tu hidalguía Ornamento del Mundo te proclama. José de Miguel
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Carlos Becerra Luna
ESCRIBEN Luis de Góngora . . . . . . . . . . . . . . . Juan Bernier . . . . . . . . . . . . . . . . . . Francisco Núñez Roldán . . . . . . . . . Pablo García Baena . . . . . . . . . . . . . Mario López . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Cano . . . . . . . . . . . . . . . . . Julio Aumente . . . . . . . . . . . . . . . . . David Eloy Rodríguez . . . . . . . . . . . Eduardo Chivite . . . . . . . . . . . . . . . Ezequiel Martínez . . . . . . . . . . . . . . María Eloy-García . . . . . . . . . . . . . . Fernando Ortiz . . . . . . . . . . . . . . . . Juana Castro . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Conde de Casa-Padilla . . . . . . . . Rodolfo Serrano . . . . . . . . . . . . . . . David Becerra Mayor . . . . . . . . . . . Lola Gaviño . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio de Egipto . . . . . . . . . . . . . . Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . . . . . . Pablo Naranjo . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Colinas . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Luis Ginés . . . . . . . . . . . . . Matilde Cabello . . . . . . . . . . . . . . . . Mª Carmen Martínez Gordillo . . . . Antonio Agudelo . . . . . . . . . . . . . . . —82—
6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54
José María Bedoya . . . . . . . . . . . . . . Salvador Compán . . . . . . . . . . . . . . Antonio Varo Baena . . . . . . . . . . . . Esperanza Jiménez de la Cruz . . . . Francisco Lira . . . . . . . . . . . . . . . . . Alejandro García Acebes . . . . . . . . . Lore Cabral . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Molina Flores . . . . . . . . . . Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . . . . . Jesús Solano . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agustín Torres Vázquez . . . . . . . . . Carolina Abadía . . . . . . . . . . . . . . . José de Miguel . . . . . . . . . . . . . . . .
—83—
56 58 60 62 64 66 68 70 72 74 76 78 80
PINTAN Concha Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . Mª Teresa Martínez . . . . . . . . . . . . Carmen Márquez . . . . . . . . . . . . . . Antonio Gracia . . . . . . . . . . . . . . . . Pedro Bueno . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lola Gaviño . . . . . . . . . . . . . . . . . . Desiderio Delgado . . . . . . . . . . . . . . Manolo Cuervo . . . . . . . . . . . . . . . . Pepa Santos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonio Badía . . . . . . . . . . . . . . . . . Carlos Cerrato . . . . . . . . . . . . . . . . . Mario León . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Domingo Jiménez . . . . . . . . . . . . . . Miguel del Moral . . . . . . . . . . . . . . Paco Cosano . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tony Soto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Juanjo Caro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Teresa Laffita . . . . . . . . . . . . . . . . . . Verónica Hernández . . . . . . . . . . . . José Ramón Vaca . . . . . . . . . . . . . . Manuel Márquez . . . . . . . . . . . . . . . Vereda López Romero . . . . . . . . . . . Inés Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . Fernando Parrilla . . . . . . . . . . . . . . . —84—
7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55
Inma Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ricardo González Mestre . . . . . . . . L’auro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Facomo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Justo Girón . . . . . . . . . . . . . . . . . . Jacinto Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . José Barrientos Ruiz . . . . . . . . . . . . Luis Felipe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . . . . Carmen Dugo . . . . . . . . . . . . . . . . José MªAndrés Franco . . . . . . . . . . José Viera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carlos Becerra Luna . . . . . . . . . . . .
—85—
57 59 61 63 65 67 69 71 73 75 77 79 81