Portada: Mario León
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXVI
Edición de 400 ejemplares del nº 86 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
Portada: Mario León
Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L.
Andalucía. España. MMXVI
Edición de 400 ejemplares del nº 86 de CUADERNOS DE ROLDÁN
EJEMPLAR Nº
Qué castillo el de Lebrija cuando lo baja El Lagaña cantando por siguiriya.
–Tientos de Juan Peña El Lebrijano–
A Pedro Peña, patriarca de bien
Toda la cal de Morón con sabor a hierbabuena; emparentaos con Jerez y antepasados de Utrera. Lebrija de los gitanos, de Bernardo pura herencia; quejío de La Perrata cante y toque en Pedro Peña, Bastián y su hija Inés, dos cumbres soleareras; ancestros en Juan “El Grande”, y Pedro Bacán... la esencia.
Con los Carrasco y los Paula, quemazón José Valencia, eco antiguo del Lagaña
!qué fuerza Curro Malena! Recuerdos del Tío Vicente, y Miguel Funi, leyenda.
Viar, el Chila y el Bujo bailaores sin reserva, de un baile que ya se fue y Concha Vargas La Reina. Lebrija Patria del cante; de vino y barro, la tierra.
Luis García CaviedesBlancas colinas de doradas cepas, azul la mancha larga de este río en su oscura marisma, vaga bruma la sorpresa del aire en lejanía.
¡Cómo reposa el alma en la mirada! Aquí junto nací, y aquí olvidado de luchas, obediencias y castigos, quiero seguir el curso de mi vida para sentir el tiempo paso a paso con todo su dolor y su alegría, hasta llegar al mar como estas aguas que ensanchan silenciosas sus orillas.
Jacobo CortinesEn este privilegio de nombrar la imprecisión de la existencia y su notable estar en cualquier lado, como el mundo, como está también el corazón en la cabeza y en los pies de quien añora y de quien anda sin saber hacia dónde camina su destino, me pliego ante el rumor impredecible de una ola que azote esta torpeza noble con que nombro a mi ser y a quien ya amo, a esta contemplación tan limitada en la que creo ver y solo
una razón pero no las razones venideras, me pliego a la inacción como el soldado pasto de sus miedos, al sueño a la mitad de la noche y su vacío, invoco, como a un dios, a este leal fantasma que me habita y grito frente a él la cobardía eterna que nos cubre y abrazo su temor como quien firma al fin un alto el fuego.
María AlcantarillaMiro cómo mis manos envejecen sujetas al volante, sin edad. Gira la culpa en torno a mi camisa como una gran panoplia de vergüenza.
El niño es anterior a los espejos. Me reconozco en él. Trago de poco en poco la saliva de mis progenitores. Rezo dolosos cánticos, salmos divagatorios, herodías, y sobre el humo extiendo cada tarde la dura alfombra de mis oraciones.
Ah bestias deificadas por la tenacidad de los mitómanos.
Cuando la lluvia arrecia, arraiga el hombre en su cabalgadura. Creer solo en el aire que hace ondear las sábanas tendidas. Creer solo en la luz cuyo destello prueba calladamente su existencia.
Javier VelaTiempo, vasija sin bordes que nos derramas el agua…
Ángela Figuera –poeta de carne en alma y tierra–
A Juan Sebastián, alfarero y lebrijano. A mis compañeros/as ceramistas desde la mirada contemporánea.
A Pepe Aguilar, en sus espacios marismeños.
Como versos de candela el bello trasunto de metales en el desvelo de la tierra en la forma: piel de cántaro.
El cuerpo, un gesto primigenio conseguido en la rueda; un surgir de fuerzas y caricias acoplándose a cada rotación; un vientre hueco al fin para el frescor del agua y de la boca, antes son de cuero y de campana.
Sólo tengo mis dos manos y en ellas sólo barro, y el agua y el fuego son mis compañeros… (fue la voz que prendió en cada uno) Mujer, hombre, espacio y silencio, camino y sedimento… quizá un dios que deviene natural…tan cerca como el lirio o el trigo.
Recuerdo las calles blancas camino del alfar, la estampa de la gente en su costumbre…el anticipo de la sal en la brisa…un cielo trajinado de aves …azul limpio sobre la albariza. Con el corazón fértil de sueños crucé por su perímetro rumbo al mar primero.
(Guardo las imágenes en cristal líquido)
Rosario F. Cartes
Santa María de la Oliva es templo partido en dos, como es doble la misiva de su concepto de Dios.
De un lado, los arabescos del moro refinamiento. Del otro, los platerescos que trajo el Renacimiento.
Pero el tiempo ha suavizado esa batalla ideológica, y la piedra ha soslayado la diferencia teológica.
De modo que el arte ahorma una idea y su antagónica, que se han diluido en forma de belleza arquitectónica.
Francisco Núñez RoldánLa leyenda mitológica dice que En terreno de lo que sería la fenicia Lepritza Baco fundó una ciudad en la Ribera del Atlántico, y en ella la Iglesia de Santa María de la Oliva, Junto a otros monumentos, Alfonso X la mandó construir.
Lebrija, o la toponimia tartésica Nebrissa, fue la patria de Antonio de Nebrija, que consideraba a la gramáticabase de todaciencia. Lebrija, cuna de la primera gramática castellana: Grammatica Antonii Nebrissensis, ¡Las letras están en deuda con Lebrija!
Manuel Castillo MartosLo que llamamos arte es una forma del tiempo. Las líneas leves, los colores, son los minutos y segundos con los que intentamos mensurar el misterio. Carmen dibuja con la seriedad del niño en su juego. Se olvida de sí, respira y vuelve como de un antiguo letargo a contemplar uvas, buganvillas, remansos. El tiempo detenido corre ahora veloz. Suena el teléfono, trinan los pájaros. Pero la eternidad ha quedado retenida en el cuadro.
Antonio Molina FloresCuando todos se hayan ido y sólo tu cuerpo y el mío [ocupen la sala, el espectro del amor se personificará moviendo los muebles para adaptarse al deseo. La bañera estirará su porcelana hasta tu pie, el fregadero implorará que el grifo agarre mi mano y en el salón, el cristal de la mesa expondrá mis rizos bien
mientras el vaho de mi boca dibuja paisajes extraños. Los cojines vuelan por el aire, juguetones y ensimismados, en un instante inesperado se lanzan a las esquinas, donde estamos acurrucados, elevando mi pelvis, apoyando tu lado, sujetándome la cabeza, para que pueda besarte los labios.
Cuando todos se hayan ido y sólo tu cuerpo y el mío [ocupen la sala, dedos, lenguas y cabellos, tejerán celosías, conquistarán el espacio, triunfantes de deseo, dibujando los bosques que tú ni yo conocemos.
Gloria S. Trianobrazada a mi soledad y a la noche, recorremos juntas senderos por la luna iluminados y nos envuelve la música de un violín lejano, y nos embriaga el perfume del romero de los montes. La brisa nos acaricia suavemente y nos transporta hacia un mundo de ilusiones. Nuestras manos abiertas a mil pasiones, y nuestras almas desnudas al mundo entero.
¿Hacia dónde vamos?
¡No lo sé! Pero somos libres como los ríos que recorren montes y llanos, como las aves que golpean con sus alas en el aire, como la cima de las montañas acariciando el cielo.
Y antes que nos sorprenda el día y nos deslumbre el sol con sus claros rayos, bailaremos fundidas en un abrazo, soledad, noche y alma mía
Hoy fui uno de tantos a los que la lluvia golpea en la cara torciéndole la tarde para alargar las horas que se instalan en el momento justo cuando el escaso sol atraviesa sin prisa el crepúsculo.
Mis alas se han caído y en la garganta tengo los crecidos atrasados de una voz que espera salir con temblores de canto.
Humilde rutina de días que acaricio sin tener aprecio en la tempestad de mi piel
Así aligero el cosquilleo de la vida y me afano por terminar el laberinto que me encoge el cuerpo hasta juntar el principio con el fin.
Jesús Solano
Tan cerca y tan lejos tienes Sevilla la mar de tus orillas, que, voluntariosa, Constantina te empuja desde la otra esquina para acercarte al mar por Lebrija.
¡Ay Lebrija, aunque por tu río suban las sirenas y las mareas, las corrientes y las olas, y las embarcaciones cargadas, o naveguen los barcos de vela, siempre te negaron la mar salada!
Ni cercano, ni lejano, aunque no te elija el océano, tú, ociosa y deleitosa, te recreas sin prisa, y sin pena en la brisa nocturna, que en verano, te llega por las marismas desde Sanlúcar, por Trebujena.
Manuel Sánchez HerreraPLAZA DEL HOSPITALILLO Plaza del hospitalillo, no es por faltita de ganas Plaza del hospitalillo, cantando por cantiñas, ganas me dan de volver…
El sueño trajo a mí un barullo de arpegios lejanos, Un dibujo de voces, ¡Y hasta la luz se hizo danza!
Entre sueños y ensoñaciones encontré, el cerco que tus huellas [dejaron, Tu cuerpo entero, noble seda de tiempo y compás…
Ana Carrasco PeñaSangre ámbar, vino en flor...
Alegre fue el viento de la tarde.
Un aire marino, que entonaba el eco salado del poniente.
Clara tarde del otoño de nostalgia infinita.
Y ante ti, el firmamento tan desnudo.
Dulce noche, ebria de azules astros.
Titilantes... Sigilosos...
Como el canto de los grillos, tan lejano y distante.
Manuel Rámilaómo no va a tener literatura? un triple el balón bajando desde el cielo un proyectil letal lanzado con el impulso de la muñeca que besó Asa Petrovic. El baloncesto no se juega con las manos se juega con los brazos del alma con el corazón de un niño grande que llegó al parqué una tarde de invierno.
Tú estabas allí, luego fuiste privilegiado testigo el niño que salió de Lebrija ganaba las guerras sin pegar un solo tiro, sólo una muñeca, un balón, un triple sobre la bocina detiene el fin del mundo.
¿Cómo no van a tener poesía? dos canastas, cinco hombres contra cinco hombres, un balón dentro del aro, desde el peaje de Lebrija
Hipérboles, exageraciones de las cosas que han pasado No, no, sencillamente yo vi jugar a Benito Doblado.
Francisco Gallardol sol ya despunta, la hoz en mano, zoqueta en los dedos, y encorvado, atrás los rastrojos, trigo segado, amontonas gavillas, fruto dorado, del sudor desprendido, fruto regado. Y a la parva al paso llevas el grano, extendiendo mieses, con gran cuidado, pensando que mañana será trillado, y esa noche con suerte, será aventado.
El cielo manto de estrellas, con el “biergo” en las manos, miras la paja que vuela y como se mezcla el grano, con tu llanto allí en la era.
Otro amanecer que llega, ya exhausto de la faena, soñando con La Albinilla y con el pan que te espera, al son de un cante de trilla vas deshaciendo las penas. Paco
Las Hijas del Tiempo robaron las membranas de los tambores y cantan himnos sin letra. Hacen como si no existiera la Muerte. Los Hijos del Espacio construyen palacios de arena y sudor y ruegan que las mareas no destruyan su tristeza. Espiran cielos llenos de avispas.
¿Dónde? En el tiempo.
¿Cuándo? Al espacio.
Sincronizados los Hijos del Espacio y coordinadas las Hijas del Tiempo, arrancan del Océano una luz húmeda y enmarañada que desenrosca a la Madre y al Padre de sus pesados goznes. Entonces los Hijos del Espacio vuelven a hacer sonar sus tambores y las Hijas del Tiempo no temen ya más a la Muerte, ni cantan de garganta.
Pisarse los pies es inevitable. Que se corte la voz es el mayor grado de expresión que ofrece un silencio.
El coito es el punto cero del eje de coordenadas universal.
Gonzalo LucelaRecuerdo cuando niña que mi padre me llevaba montada en una mula atravesando lagunas y grandes ramas doradas, arroyuelos llenos de piedras y muchos montes de arena.
Recuerdo cuando mi padre se sentaba en la era, se montaba en un trillo y le daba muchas vueltas.
Qué bonito es recordar las cosas sencillas y bellas.
Yo maldigo tu casta Felipe Trigo que has apuñalao a mi hermano Curro sin darte motivo.
Le vendiste tu trigo envenenao y encima los jueces y municipales te han perdonao.
Duermes con la Perla de madrugá y te mataré como tú a mi hermano en su portal.
Pero Felipe Trigo tiene matones que me han dejao herido de muerte en los callejones.
Y yo pregunto por qué los canallas como Felipe Trigo no van al trullo.
Carlos AbadíaDe aquí al mar hay un paso porque la brisa que seca los labios rompe en los nombres de arena.
¿Qué más se puede perder si la vida solo es una frase en las olas?
¿Qué más se puede esperar si sabes que no puedes volver?
Carolina Abadíaáscara? Ya no hay camino de retorno, ni texto que marque el ritmo de la escena.
¿Reír?; ¿gritar?; ¿morder?; ¿perder?; ¿actuar?
Haz enigmas con tus caderas, puede que así escuches una canción. La comedia: nunca fue mi fuerte; prefiero los grises y las bifurcaciones.
Haz de tu cuerpo un nido, puede que así reviertas las cicatrices.
Dicen que hoy no hay función, pero escucho aplausos desde estas bambalinas tristes.
Haz de tu mirada el atrezo de una noche sin teatro.
¿Dónde dejaste la escenografía?
Da igual, mi papel prescindirá de toda obra, de lunas, horas y ensayos.
Veo el proscenio: ¿alguien me ve?
¿Y el foso? La fosa. Se ha ido la luz. Y estoy sola.
Paula RomeroEn cuanto podía rebasaba el límite de su silueta y se desparramaba por el aire cercano.
Si se tendía al sol pasaba a la atmósfera en gotitas esparcida y en el mar su cuerpo como gelatina sin dolor se fundía en [el agua.
Penetraba en el pecho de su amante y disolvía su sangre en su sangre y su miedo en su fuerza.
Y a veces se arrimaba a la pared y por en medio de dos costillas se escapaba y se inyectaba entre ladrillos.
Tenía un deseo de perdición tan grande.
Ana Llorcaué hermosos colores muestra Andalucía en la tarde seca con estos trigales! Se mecen al viento, hojas otoñales, y los prados verdes, en la tarde umbría.
Gozo con sus campos, con su algarabía, con el aire lleno de olor a frutales, con esas encinas entre los jarales, y con esas aves que vuelan tardías,
por el ancho cielo de esta tierra mía. Paisajes dorados y mares de trigo, amapolas rojas junto a los olivos.
Cuando las chicharras auguran sequía, cesa la cosecha, comienza la trilla; la tarde se adorna con paja amarilla.
La voz sonaba como un torrente, fluía limpia de la honda garganta del cantaor, bravo y valiente que desgarra el alma cuando canta. Se recolgaba con un quejío del finísimo hilo del tiempo esparciendo la palabra al viento con temple, maestría y tronío. Inquieto se movía en la silla encadenando una tras otra soleares, tarantas y seguiriyas dejando casi sin aliento su boca.
Sevillanas corraleras picantonas y salerosas que unas veces hablan de rosas y otra sólo de espinas pero casi siempre son jirones de realidad que acontece en Lebrija o en cualquier localidad. Porque cuando la vida es plana necesita del picante que le sirva de contraste para que las luces y las sombras la hagan creíble y real.
José Luis López RuizA los que mueven la historia y la hacen nuestra
He luchado veinte veces por lo mismo y veinte veces he perdido.
Pero sigo en pie aunque esté tumbado.
Pero sigo en pie y de aquí no me mueven.
Pero sigo en pie aunque sea uno solo.
Pero sigo en pie y somos muchos.
Pero sigo en pie y sé que ha servido.
Pero sigo en pie aunque sea pequeño.
Sigo en pie moviendo la historia, sigo en pie moviéndola hacia nosotros.
Te digo que sigo en pie, ¡y sé lo que me digo!
Francisco Javier Martín LópezChouati Yassine
Apesar del cielo gris, de la cálida luz velada, sospecho que es primavera, cuando mis primas revoloteaban como mariposas a mi alrededor y nuestro perro solía dormitar a la intemperie. Entonces ella venía a decirme adiós desde la ventana y agitaba su [mano hasta verme desaparecer. Pero el invierno era largo y frío y no había hojas en los árboles donde guarecerse de los ogros que me cortejaban en su ausencia.
Hay un río bajo mis pies. Un río que me recorre la memoria y que hace aguas cuando no me llueves (tan cerca el Guadalquivir y sin embargo...).
En las noches de frío, en sus reflejos encuentro mis ojos, en sus remansos (cómo llamarlos) descansan mi llanto y tu palabra. A veces, con los veranos se me va para guarecerse en la balsa de Melendo (tal su generosidad, su compromiso).
¿De qué manera, si no, podría llamar lo que me brota al verte?
Mario Rodríguez GarcíaA mi padre, Rafael el de la Dehesa, que cayó un 14 de Abril, a los 63 años.
Tengo en mi casa un peral que da nueces amarillas y da nueces colorás y en llegando el mes Abril –Inesita de mis carnes–, toítas toas... las da morás.
Rafaelarco
Apátrida de todos los caminos llegué ante ti, Castillo de Lebrija. A ti, frontera de la mar océana, de la lejana India a tus campiñas.
Transparencia verdeazul tu cielo impulsó en ronco río la nostalgia. Una tierra donde sembrar el gozo y acunar el fulgor de la vida.
¡Giraldilla!, dame tú la fortaleza, de tu perfil insomne la valentía para aquilatar mi fe gitana en acrisolado compás de cantiñas.
Antonio Carmona Fernández—69—