Mediterráneo

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Mediterrรกneo SEVILLA MMIII



Mediterrรกneo

SEVILLA MMIII


Depósito Legal: SE-698-2003

Impreso y hecho en Sevilla en los talleres de El Adalid Seráfico, S.A. Andalucía. España. MMIII Edición de 400 ejemplares del nº 45 de CUADERNOS DE ROLDÁN

EJEMPLAR Nº


HOY CANTO CAMINO

Ll

egaba escondido pidiendo perdón. Antes de cantar caminaba sin firmeza, disculpándome. Tristes fueron mis pasos por aquellas aceras: fueron, fueron ayer, ayer... Hoy canto camino y hablo de futuro, de mañana. Estuve dormido mucho tiempo, tanto que al despertar quise encender las luces, y pulsé un sueño equivocado. Pero ahora voy despierto tocando con mis ojos las estrellas. Ay, mar, mar eres... todo Mediterráneo. En la esperanza de un alto olvido.

Gonzalo Molina

—5—


MEDITERRÁNEO: DOS COLORES Y UN BESO

U

na vez amé en los lánguidos colores atardecidos del mar culto. Y otras me encontré, también, solo con las olas ocupadas en el ir y venir de su piel a mis ojos. Nunca la toqué, pero... ¡cuánto fue el candor! Una, dos, tres... veces: quizás agonicé en su boca, que siempre fue como hoy me hallo habitado: sol, arena y vino griego. Estambres de anémonas: pistilos de vientos: augurios de caña: sombras y un cuenco: la vida,... su beso.

Rafael Arjona

—6—


Antonio BadĂ­a


C

ada vez que llenabas los dos fruteros rojos de la mesa el Mediterráneo cubría de almejas las naranjas y las olas llegaban hasta la lluvia en las cortinas. Al final, tú ya no te enfadabas de ver el mar en los manteles, y yo seguía echando de menos la arena azul en la cocina.

Carolina Abadía

—8—


Pepa Santos


VALENCIA 1936-1939

E

l río Guadalaviar, en su camino hacia el mar, ya no pasa por Valencia, pero guarda la conciencia de cuando aquella ciudad fue el corazón de verdad de una España malherida que, por la guerra partida, hizo a su pueblo puntal y a Valencia capital, donde un Cid republicano, vestido de miliciano, borraba coronas reales y las pintaba murales. Y al río Guadalaviar le emociona recordar a su Valencia florida, más pequeña y perseguida. Y el río –¡Valencia!– grita, porque hoy la ciudad lo evita, y el río se contonea, la circunda, la rodea, aún soñando con ella, cuando una Valencia bella, republicana y doncella se dejaba atravesar por aquel Guadalaviar que iba camino del mar.

Francisco Núñez Roldán

—10—


Carmen Mogollo


VALENCIA

H

ay cosas singulares que en la vida nos dejan un ardor que no se apaga: esencias de un fervor o de una daga o de un grito en el alma que es herida. Valencia es en mi andar la concurrida. De sus celos: la música que indaga por calles y por plazas, como draga que ahonda por la sed del homicida. Del Turia, por sus puentes angulares, mis pasos van o vienen de su gloria devorando la paz de sus sillares. Tiempos de inmarcesibles impresiones. Botánico jardín de la memoria donde quedan las viejas incursiones.

Ramón G. Medina

—12—


Juan Lรณpez Delgado


MARE NOSTRUM

M

e aproximo a tu orilla con el tiempo vencido y me arrulla el suspiro de aventuras pasadas, con el eco salitre de tus besos de agua, y tus versos de arena en amor definido. Acaricio convulso los senos de tu espuma dejándome arrastrar inerme en la resaca del continuo regreso con impulsos de Luna de sueños imposibles que mueren en la playa. Mirando a un horizonte para mí inalcanzable hoy me alejo despacio pesaroso y culpable, añorando navíos que antaño te cruzasen, desplegando orgullosos al viento su velamen. Las palabras no dichas, las batallas no dadas, son un lastre al paseo de mis piernas cansadas. Ya me voy ahí te quedas con tu piel esmeralda, Adiós Mediterráneo, de Amor enamorada.

Agustín Embuena Romero

—14—


J. M. Rendรณn


HE VENIDO

C

omo un aeroplano, tan sólo para ver, con el pijama triste y una despedida, he venido. He venido con regueros de nostalgia golpeteando con las manos aluviones de frío. He venido con la muda de otoño, con las plumas recién puestas y humedad en los huesos. He venido con las piernas, cruzando noticias del amor ajado. He venido como antorcha, como pidiendo consejo. Descuartizando soledad he venido.

Trinidad López

—16—


Eugenio Fernรกndez


TIERRA DEL FUEGO A Lucrecia y Leonardo

M

ares de fuegos resplandecientes inundan los cielos de una ciudad sostenida por las estrellas. ¡Tierra voluptuosa de atardeceres sedientos! ¡Rica tierra de naranjos en flor! Es la tierra que crece dondequiera que encuentra savia, vida, fuego... amor. Honda pena embargó a Zeus, cuando Prometeo encendió una antorcha con fuego del sol y la entregó al hombre. ¡Tierra de fraguas y de hogueras! ¡Fiestas de luz y de colores! Seguid... ¡Seguid el rito que crearon los dioses del Olimpo, robándole al sol el fuego!

Joaquín Hidalgo

—18—


Félix de Cárdenas


N

o hablo del cielo, sino del mundo...

Éste –y no aquel– hizo mi luna y prohibió la noche. (De ti lo sé todo, Luna de Valencia...)

Agustín Torres Vázquez

—20—


Benito Moreno


VALENCIA Y SOROLLA

A

gua, Agua y desnudez en la luz. Y color, matizado en estelas... Y ese blanco de huella ignota Se abre al malva Y al vertirse en vacíos Se hace carne. Encarnada Frente a ese mar que se agrieta Y sorprende, Susurrando el silencio... Belleza intacta, luminosa y absorta. Huecos de luz que detienen las sombras Hacia la danza de un movimiento En sus inicios.

Joaquín Verdú de Gregorio

—22—


Carlos Becerra


EN VALENCIA (Memoria de una luz y un sueño)

B

uscaba una composición perfecta, sometida en la sustancia del color y la oblicuidad rota de un desmayo infinito. (Clamor de una llama. Memoria de una luz) Buscaba la belleza que no agoniza pese a la evidencia de la flecha, del telón implacable de la sombra. (Acaso de su extremo irrumpe la claridad del signo) Buscaba las fuentes que palpitan donde la sal guarda la verdad de sus cristales. Allí la belleza no agoniza pese a la evidencia dolorosa, pese al hondón implacable de la sombra. El lienzo de Ribera –el que fuera hijo de Xátiva y del mundo– me ofrecía los puntos cardinales de su voz; la flor de su delirio. (Como el rumor olvidado de los “Nocturnos”, la ciudad, el mar, los acentos, la música... vivían otra esfera) Y el cuerpo herido por la flecha y la luz, desnudo en la quietud evanescente de la tela, rasgó el silencio y ardió –zarza eterna– hacia un sueño más alto. Redivivo en el sueño de Irene. Redivivo en mi sueño. Rosario F. Cartes —24—


Paco Cosano


VILLEGAS

P

intor de sonrisas y frondas galantes, descubrió una mañana la muerte bajo palio, y a los rosas y azules de Sorolla le agregó los colores de la República. Combatiente contra el cielo del Greco, ofreció su paleta a favor de la vida, y acribillados sus carteles de grises aún fue resistente de óleo y claridades contra el negro tachón de los stukas. Exiliado en la rue de Beaux-Arts, adobó su tertulia de albufera y naranjos con la vie c’est come ça de la derrota, y cronista de lo bello al firmar sus paellas me enseñó a ver el mundo en sus oros y verdes para escapar indemne a los desastres de Goya. Y al final de sus días, colmada ya la tarde de rojos y violetas, supo volar sereno del pincel a la brisa y de la brisa a esta eternidad de los pocos amigos que aún lo recordamos.

Carlos Abadía

—26—


Abelardo RodrĂ­guez


CP-VI COITO INTERRUPTUS (Amor en el agua)

S

eguro no se está mientras no salgas. (Marineros quemados y fornidos a lo lejos los veíamos dormidos). En la mar no se empeña lo que valgas. Enredadas las piernas en las algas nos juntamos, y fuimos recibidos en la oscura humedad de los sentidos “¡aviones!”, abrazados por las nalgas. Sigue un buque la ruta de las moras. Pero las razzias de las planeadoras en acoso nos lleva a retirarnos. Sobre una cresta de ola al penetrarnos, a la playa bañada de colores; mecimientos cargados de fulgores.

Antonio Blanco

—28—


A

ra que el sol és al melic de la mar, passejo per ciutat i faig estranyes rutes d’antics criadors de cucs de seda i anemomes a les andanes del raval. La ciutat dorm i les àguiles ponen ous a les palmeres de vora riu. He perdut l’abc de les estrelles i tinc les puntes dels cabells enverinades d’alfàbigues d’agost; si eres ací prendríem cafè amb llet i anís damunt la gespa de tots els jardins, i et llegiria el futur a les galtes, i faríem fogueres a tots els cantons que porten al port: t’ompliria les mans de cristallets rosegats per la mar. Els àngels de la terra estan desesperançats perquè la Mare de Déu s’ha enfugit al cel i passen les nits amb els ulls plens de llàgrimes de gel i no saben si suïcidar-se als penya-segats de Morella. Les pluges s’han fet un imperi per aquestes teulades tan avesades a cobejar mediterrànies i naus que com fantasmes fan i desfan els cavallons d’aquesta foscúria. Els diables i les bruixes de Bretanya m’acacen pels carrerons i em volen embarcar al seu vaixell de la nit cap ael seu infern glaçat, i els meus ulls ploren quan senten cantar les àguiles, i tinc paüra d’esdevenir un pedrot cisellat per la dalla de l’Ankou. Sí, illot perdut i sense xarxa. Joan Navarro La paüra dels crancs 1986 —29—


POEMA D’AMOR

N

o em sent lligat a res. Vaig surant com el vent, aquest vent que em traeix, que si et tinc quan no et tinc, que no véns quan jo vinc. Faig l’esforç de sentir coses insensitives, sentiments, sensacions d’humitat, de pluja que no ve, de color que se sent en terra de dolor. I la ment navegant en espectres de llum, i el record s’oblidava en espectres de fum, que no vinc quan tu véns, que no et tinc quan tu em tens. Un poema d’amor és un misteri espès. M’agrada molt ballar, entre teles i barques, m’agrada ser altiu, i ballant m’enaltesc. Sense tu sóc gegant, amb tu l’enyor dels dies. En qualsevol contrada t’espere, t’esperava. Plou un or matisat, plou en l’hora deserta. Un perfil es dibuixa entre el foc i la flama. Caminant intangible d’improbables camins, la via que ens uneix difumina el destí. Buscant inspiracions en les mines del rei vaig topar amb Salomó i un esclau seu d’Aràbia. El meu ull albirava un esclat criminal, assassins de proeses, fugitius d’aventura. Salvador Jàfer

—30—


MarĂ­a


SERENIDAD

T

odo irá bien si el último día alguien cierra el asombro perpetuo que me imanta a tu sal.

Sefa Lafuente

—32—


JesĂşs Soler


MAR CALLADA

A

vui és un silenci la mar i calla el món amb ella. Durant un instant el desig s’adorm. Tot és llum clara. Tot és puresa.

Marc Granell

—34—


Ramรณn Ponce


LA CONDICIÓN SEVERA

M

elancolía fiera es la que invade al corazón que observa nuestro estado: vivir para morir, vivir muriendo. Severa condición ser de tal suerte que con el ser nos vamos abrasando al calor de la dicha insensata del fuego. Seremos como arena ya muy pronto que hurtada de su playa y su verano soporta su castigo de ir contando los soles que en el fondo glacial del reloj van cayendo. Sólo arena que el viento desarraiga y esparce, agua sólo en el agua que nos arrastra somos, perfumado jazmín de leve espuma en la noche del río misterioso.

Vicente Gallego (De Santa Deriva)

—36—


Alberto Germรกn Franco


GAVIOTAS

Q

ué esperas, vigilante, de ese mar? ¿Acaso la venida del guerrero, los trirremes, las galeras, la máscara, tal vez del adversario, aquél de cuya sangre te has nutrido? ¿Qué te da? Gaviotas arrastrando su carga de ceniza.

Manuel Moya

—38—


José María Franco


RECUERDO DE VALENCIA

E

xplosiva, fulgurante luz. Estupor del fuego. Espectral belleza de “ninots”; “cremás” de primavera. Radiante, mágica de barracas y pinturas –iridiscentes sus agregios prosistas y poetas en ese azul mar de cultura amenazada–. Y siempre vigilante el aire de sus torres (“Micalet”, Santa Catalina, gótica la Lonja, catedral y el vetusto Tribunal de sus aguas). Acequias por doquier. Trabajo, fatiga por historia acumulada. Mediterráneo, pasiones contrapuestas: residencia del crimen y la obra bien hecha.

Manuel Carrasco

—40—


Manuel Salinas


MEDITERRÁNEO Para Mari Carmen, querida compañera de viaje.

N

o son sólo los pecios sumergidos anegados de tiempo y de derrota, ni el recuerdo de pueblos más felices. Es este mar de azul de templo antiguo, nostalgia de comercios y batallas quien tu mirada inunda de añoranza. Eres tú, ensimismado ante esta luz, tu soledad absorta junto al agua donde cobra sentido el pensamiento.

Antonio de Vicente

—42—


José Ramón Vaca


MEDITERRÁNEO

T

ener una patria de pirata, un mapa azul en la mirada y en la mente todos los caminos. Imitar el infinito que copia el agua innumerable mientras late el mar en tus latidos, el horizonte es un juguete y vibra bajo la luz el pez del corazón.

Salvador Compán

—44—


Osorno


EL ENDULZADO MAR

U

n hermoso paraje abriga y endulza el mar que descansa sosegado ya, y exhala su aliento esparciendo el olor del azahar donde avanzan los naranjales. Transformada la brisa en fresco y perfumado ungüento penetra en mi piel sofocando el calor que produce el largo paseo mientras camino entre macizos de flores azules, blancas, y jardines silvestres de almendros, limoneros, floripondios... Los rosales en ramos vueltos junto a las ventanas apenas dejan entrever la barraca; barro, caña y paja; casi forma parte del paisaje.

Marian Pantoja

—46—


María José Barco


LUZ MEDITERRÁNEA

Y

o conozco aquella niña que vive por los mesones. Que tiene la cara roma y en los pechos ilusiones. Yo conozco aquella niña que por la tarde se pierde entre mil besos de luna y unos brazos que la mecen. Yo conozco aquella niña que con el mar se entretiene. Que si la miro de día, por la noche ya no duerme. Yo conozco aquella niña que me dice cuando viene con la pasión en los labios las cosas que nunca mueren. Si me diera su querencia, si me diera su blandura, si me diera su cortejo y el mimbre de su cintura. Yo templaría mi voz en su mirada de cuarzo. Y en la hermosura del grito, cuando se rompe el acuario, me quedaría dormido entre las hierbas de Venus, hasta vencer este clima que me jalea a diario.

Jesús Solano

—48—


Fernando RodrĂ­guez Izquierdo


VALENCIA AMANTE A Mª José y Delfín

E

n su trueno, qué cohete, llenó de alegría la luz de Sorolla, que al levantar el vuelo era fiesta musical y fallera; y le puso color, pólvora y fuego a este indultado ninot, que entre el azahar de la huerta en una blanca barraca, murió de pena de amor cuando sincero latía, en la noche de la cremá, su corazón.

El Conde de Casa-Padilla Caballero del Santo Cáliz de Valencia del Real cuerpo colegiado de la nobleza valenciana

—50—


Roberto Reina Robledo


VALENCIA

T

e he admirado Valencia desde muy temprana edad, en la obra literaria de tu hijo más genial. Evocar quiero, primero leí Arroz y Tartana visión de la burguesía de una urbe provinciana. Como Sorolla en sus lienzos en Flor de Mayo expone playas, marolas, maretas marineros, pescadores. Describe con precisión en su obra La Barraca amores, acequias, huertas y el Tribunal de las Aguas. En “Entre cañas y barro” conocerás la Albufera una laguna salobre entre el mar y la ribera. En Sagunto, obra última de los temas valencianos, nos narra Blasco Ibáñez un loable hecho del pasado. Joaquín Castro —52—


Claudio Díaz


PRIMERA DESPEDIDA

S

iempre conmigo esa mañana clara en la que soy un niño y los ojos están despiertos. Es la hora temprana y fresca, con la luz ya de verano. Pájaros y campanas ahora cantan al nuevo día, a la primera misa. Las hojas de rocío están mojadas; y mojada la hierba que mi mano hacia la boca lleva, húmeda, amarga. Ando por un alcor del Aljarafe. Un gallo se oye requebrar al alba. Y aquí, desde lo alto de una higuera, verdes olivos y las casas blancas.

Fernando Ortiz

—54—


Marina DĂ­az


MONTAÑA AL SUDOESTE

S

i miro al sudoeste puedo verla. Siempre está. Impasible cuando la lluvia cae, muda bajo la luz clavada del verano. Y es un bulto de sombra si la noche la tiñe y la combate. También está si yo la olvido.Y si la pienso, está más quieta y mucho más presente todavía. Se levanta ante mi sin suprimirme. Volcán perpetuo de sí misma, sabe entregarme el magma frío de su gravedad, para que lo contemple. La estoy mirando ahora, después de la tormenta, y puedo ver los árboles lavados, el fúlgido destello del mineral urdido de sus rocas, su elevación, su cumbre. Verdecida montaña, hogar de los torrentes, concentración de ser que desconoce mi ser y lo limita, mirarte me consuela. Excluido de ti, me reconozco. Antonio Cabrera —56—


Virtudes Alcarria


HOY HAS LLEGADO...

H

oy has llegado a un campo neutral donde las balas te permiten, una vez más, disimular tanto dolor sin que eso cause extrañeza. Y la guerra sigue. Sigue en el mismo punto que la dejaste, con la misma fuerza, a pesar de los comunicados, banderas de época, margen heredada de años. Aquella o esta justificación en tu vida en nada valen los sacrificios de la lucha, viejos ritos que dejaron de existir en el corazón.

José María Barrera

—58—


Francisco Javier Parejo


ESCRIBEN

Gonzalo Molina . . . . . . . . . . .

5

Sefa Lafuente . . . . . . . . . . . . . . 32

Rafael Arjona . . . . . . . . . . . . . .

6

Marc Granell . . . . . . . . . . . . . . 34

Carolina Abadía . . . . . . . . . . .

8

Vicente Gallego . . . . . . . . . . . . 36

Francisco Núñez Roldán . . . . . 10

Manuel Moya . . . . . . . . . . . . . 38

Ramón G. Medina . . . . . . . . . 12

Manuel Carrasco . . . . . . . . . . . 40

Agustín Embuena Romero . . . 14

Antonio de Vicente . . . . . . . . . 42

Trinidad López . . . . . . . . . . . . 16

Salvador Compán . . . . . . . . . . 44

Joaquín Hidalgo . . . . . . . . . . . 18

Marian Pantoja . . . . . . . . . . . . 46

Agustín Torres Vázquez . . . . . 20

Jesús Solano . . . . . . . . . . . . . . 48

Joaquín Verdú de Gregorio . . . 22

El Conde de Casa-Padilla . . . . 50

Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . . 24

Joaquín Castro . . . . . . . . . . . . 52

Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . 26

Fernando Ortiz . . . . . . . . . . . . 54

Antonio Blanco . . . . . . . . . . . . 28

Antonio Cabrera . . . . . . . . . . . 56

Joan Navarro . . . . . . . . . . . . . . 29

José María Barrera . . . . . . . . . . 58

Salvador Jàfer . . . . . . . . . . . . . 30


PINTAN

Antonio Badía . . . . . . . . . . . . .

7

Ramón Ponce . . . . . . . . . . . . . 35

Pepa Santos . . . . . . . . . . . . . . .

9

Alberto Germán Franco . . . . . . 37

Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . 11

José María Franco . . . . . . . . . . 39

Juan López Delgado . . . . . . . . . 13

Manuel Salinas . . . . . . . . . . . . . 41

J. M. Rendón . . . . . . . . . . . . . . 15

José Ramón Vaca . . . . . . . . . . . 43

Eugenio Fernández . . . . . . . . . 17

Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

Félix de Cárdenas . . . . . . . . . . . 19

María José Barco . . . . . . . . . . . 47

Benito Moreno . . . . . . . . . . . . 21

Fernando Rodríguez Izquierdo . 49

Carlos Becerra . . . . . . . . . . . . . 23

Roberto Reina Robledo . . . . . . 51

Paco Cosano . . . . . . . . . . . . . . 25

Claudio Díaz . . . . . . . . . . . . . . 53

Abelardo Rodríguez . . . . . . . . . 27

Marina Díaz . . . . . . . . . . . . . . . 55

María . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

Virtudes Alcarria . . . . . . . . . . . 57

Jesús Soler . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Francisco Javier Parejo . . . . . . . 59





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