Poemusica

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Portada: Francisco Borrás

Depósito Legal: SE-3.561-2011

Impreso y hecho en Sevilla en los talleres de El Adalid Seráfico, S.L.L. Andalucía. España. MMXI Edición de 400 ejemplares del nº 71 de CUADERNOS DE ROLDÁN

EJEMPLAR Nº


Al Conservatorio Profesional de Música “Francisco Guerrero” de Sevilla


POR TANTO AMOR A LA MÚSICA

U

n cuaderno vacío es un Mundo por inventar. Pero cuando se colma de pasiones, colores, sentimientos o experiencias... es un Universo escrito y, según quien lo lea, también por escribir. Cada cual entiende lo que se lee de distinta forma y es esa diversidad la que precisamente escribe con rasgos profundos dentro de los seres. Por eso es tan grande un cuaderno lleno de poemas verdaderos y un honor que lo dediquen a alguien o... a algo. Gracias a Cuadernos de Roldán por considerar que el Conservatorio Profesional de Música “Francisco Guerrero” de Sevilla, merece tal distinción. En nombre de la institución que dirijo, quedo rendido al honor y en deuda a Cuadernos de Roldán. José Antonio Peñalosa Vega Director del C.P.M. “Francisco Guerrero”

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Para Yolanda Villa. por devolverme a la vida sin dolor

DÁVIMAR José Antonio Peñalosa Vega 2009

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LA MÚSICA A Michael Dale Clevenger, después de recibir clases de trompa

L

a música, que es la música. Un sueño en el espacio, una aventura sin límite. Soplos diabólicos que se entrompan por los cobres y los metales. La música es la voz de la naturaleza recogida por el hombre en estado puro. Es un flujo sonoro organizado que estimula el ánimo y se engasta en las pieles blancas y prietas de años. Golpes acompasados dirigiendo la armonía de un sentimiento que nace en la espontaneidad del verbo. Membranas que no dejan de aletear entre espacios y líneas. Flores con pabellones de trompetas entre versos de rra man do corcheas. La música es luz donde no hay, fija los tiempos, y los hermosea hasta el cenit de la aurora. Jesús Solano —12—


Justo Girรณn


I

gual que un pobre niño que guarda cada día sus tesoros: una hojita de un árbol, una piedra redonda, la cuerda para un trompo... tú guardas los tuyos hurtando a nuestros ojos hallazgos. Luego, en el rincón más hondo de tu armario, lo atesorabas todo; tus joyas-baratijas, una llave inservible, unas flores resecas semillas variopintas, un encendedor viejo. Pendientes que encontrabas y que luego guardabas creyendo que eran buenos y valiosos. ¡Pobre viejita mía! ¡Quién pudiera tenerte todavía, y dejar que soñaras! Y luego, a la caída de la tarde preparar tu merienda y abrazarte en silencio. Concha Ortega

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Elisa RodrĂ­guez


MÚSICA RARÁMURI

Ronco latido del tambor. Suave llanto del violín. Dulce melodía de la guitarra. Música rarámuri, pies ligeros, largas y lentas las horas. Canto a la vida, a la diosa madre, a las tres almas de los hombres, a las cuatro almas de las mujeres. Canto resignado y amargo de hombres silenciosos que miran el horizonte y sonríen. Canto de amor a la tierra, celebración, ceremonia. Monótono rugido que retumba en la barranca y habla de reflexión y de orígenes, cuando los hombres convivían con el entorno sin devorarlo. Canto de dolor añejo, impregnado en la piel, reflejado en la mirada triste, en el semblante afable. Canto monótono eleva el espíritu de los hombres que aman la tierra, el agua, el sol, lo único que les queda… Rosalba Mancinas Chávez —16—


Carlos Becerra Luna


A

ntes de la desvelación de los abismos del silencio habitando lo inhabitado, el quebranto de las galaxias se entreabrió a las formas oscilantes, círculos volátiles en los ecos de una disipada armonía… Se perdían las notas de un lamento anhelantes de una perdida unidad. Y el hombre expresó la herida queja de una soledad sin ritmos… Pájaro alado suspendido en el vacío, desierto de nido en su nocturno inacabado… Se inicia el gemido y en sus pausas, se interfiere la sugerencia de un acorde de lo celeste en su descenso a los ínferos, llama azulada en su sonoridad anhelante de imagen… Y el sonido se vierte hacia las cavernas inhabitadas, renacidas en ese latir hacia las esferas en su concierto intáctil… Suspiro en la fluidez de lo disperso anhelante de ese arcano rostro desdibujado en los azules trazos de esas aguas marinas que al mecerse lo reflejan en el lejano rumor de sus entrañas… Antes de la palabra Joaquín Verdú de Gregorio —18—


Domingo JimĂŠnez


EVOCACIONES A Pío

T

e miro acariciar las cuerdas, templar los dedos, calentar el mástil, y cuando empiezan a sonar las notas, esas que tantas veces te escuché y que suenan siempre como nuevas, no es la música lo que veo en tus ojos atentos, en tu sonrisa sugerida, en tu aguardo. Son más los momentos en que el cielo quiso verter su complicidad con nuestros años, los días en que el bálsamo era hablar y llorarnos el remedio a la derrota, las noches de cantares de protestas los veranos de piscina y niñas nuevas. Y suena el bordón ronco, la prima aguda… y reconozco en sus sonidos tu destreza de vencer a los destinos, la canción que aquellas tardes inventamos sin saber que lo inventado era el amigo, ese que acaricia las cuerdas y el tiempo, el que guarda la luz de la memoria entre sus dedos… Mario Rodríguez García —20—


Mario Leรณn


A Reyes y Francisco –en los caminos de la música– …allí reveló la música a mi sentido su pure délice sans chemin… Ocnos. Luis Cernuda (Citando a Mallarmé)

RE-SONANCIAS

Del silencio llegabas

(El silencio es la pura plenitud del sonido) Amanecía el canto: –son de mar, de tierra y cielo– en tu garganta intacta En el templo tu cuerpo menudo era caja de resonancia los domingos vehículo empapado de armónica sustancia En la altura del coro el sochantre te acompañaba de oficio volcado en el harmonium y tu creías volar desde las notas Toda voz, toda instrumento, más allá de los muros te expandías: Agnus Dei …qui tollis peccata mundi –Miserere nobis Cuando llegan las horas oscuras al arco ya maduro de tu herida convocas sus formas diversas y en su oxígeno fecundo retornas a la vida Rosario F. Cartes —22—


Carmen Mogollo


TUS CANCIONES

Suaves olas que hollaron mi alma, soplos desde tu vientre húmedo sostenidos en tu pulso caliente, aire preñado de aromas blancos, y ronco murmullo de arroyos azules; batir de alas en la quietud, historias que no quieren ser olvidadas mecidas al compás de tu pecho. Marian Pantoja

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Antonia JaĂŠn


Dejaré que tu mano esté presta a tañer la cuerda de mi vida. Dejaré que esa cuerda de color de luna despierte en mi interior el genio dormido del amor y la dicha. Como el arpa olvidada en el salón aquél, como el sueño dormido que nunca quiso ser, esa mano amiga tensará las cuerdas, reflejo en otoño de una vida nueva. Carmen Martínez Gordillo

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Inés R.


Yace en nuestros recuerdos la perfección, habita en nosotros el bien, se trasluce en ocasiones la maravilla univesal. Brota ingenuamente el esplendor humano, y al descubrirlo lo ocultamos. Temiendo sorprendidos en nuestra ingenua espontaneidad. Ángel Calzada

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Ana Salguero PalacĂ­n


CUESTIÓN DE CUERDAS

D

esde “only you” oído en el vientre convexo de mi madre hasta la entrada del concierto elegido, hay gratos eslabones de una escala que pasa. Por coros navideños, rondallas escolares, tanteos de guitarra ebria de ecos y cuerdas sordas, duetos de armonía, solfeos frustrados, danzas rampantes... Y siempre queda hábil la indagación perpetua en el secreto de Orfeo, ese que me permite tañer con mi palabra el auge rítmico que la musa propone tan caprichosamente. M.ª José Funes Lara —30—


JosĂŠ Viera


EL QUINTETINO

De mis muchos paseos por Madrid cómo no recordar aquel con Luigi Boccerini, vecino de las Vistillas que contemplaba su fina elegancia italiana con la capa española. Salidos del caserío manchego de los Austrias, rumorosos de novenas y triduos al caer la noche, legamos a Madrid goyesco para vivir en sus colmados, con la Tirana y el Fandango, aquellas seguidillas de Corte que por su gracia llamaron Sevillanas y que luego serían universales. Ahora, caro amigo, veremos la ronda de noche, se embozó contra el frío del Guadarrama, mientras pasaba el Regimiento de la Villa por la Puerta del Sol. Retreta de galones y metales que floreó y se perdió poco a poco en la noche, y que después he vuelto a escuchar muchas veces como nostalgia musical del tiempo ya ido. Carlos Abadía

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Pepa Santos


Música es la Naturaleza

cuando por la mañana despierta y se endereza, el sol sostenido en el pentagrama curvo del arco iris sobre la tierra; o es la lluvia golpeando tambores ocultos. El arte de las musas, es el viento con sus tonos diversos, y los silencios de la nieve en su caída, la mar tranquila o el mar embravecido. Música son los pájaros con sus cantos auténticos y variados que de pequeño aprendí a diferenciarlos. Música son tus manos recorriendo el pentagrama de mi cuerpo o tus cinco dedos entrelazados en los cuatro espacios que hay entre mis dedos. Música son tus besos y tu voz cuando me amas y me dices al oído ritmos secretos y palabras, o simplemente TE QUIERO. Manuel Sánchez Herrera —34—


José M.ª Andrés Franco


MÚSICA AUSENTE A Pilar y Fernando

N

otas y pausas. Sonidos y silencios: eso es música. ¿Acaso no es música también el rumor del agua, el viento, el sonido de las olas al romper o el canto de los pájaros? ¿Y por qué no el golpe del martillo sobre el yunque, la sierra cortando la madera, el crepitar del tronco mientras arde o la maquinaria de un reloj en movimiento? Qué sería de nosotros, a veces pienso, si no existieran el canto llano y los romances, las canciones sefardíes y los coros polifónicos. Privados de Bach, Vivaldi, Guerrero, Händel, carentes del concerto grosso y las grandes sinfonías... ¿Sería posible la vida en tal ausencia? A todo ello sería capaz de renunciar, sería terrible, yo lo entiendo, mas con el tiempo he llegado a comprobar que la música más pura... es el silencio. Ismael Yebra

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M.ª Ángeles Izquierdo


RAP

De este poema se escuchará la música, sólo,

si recitado por raperos. Su ritmo por raperos. Su ritmo, su compás, impregna este estribillo, ya existe cuando el hombre dejó la pista de las ramas: “Que el hombre, que no es nada, quiere parecer como si algo amasando riqueza, exhibiendo poder, reflejando con espejos su belleza, ocultando su ignorancia con mucha inteligencia, publicando que es poeta –bueno, poeta no, que no aporta dinero–; diciendo que es sabio por encima de mi perro, bueno, porque no roba, amigo, sin bondad, con cuantos ha tomado copas, joven, porque no tiene cien años, con sexo bien surtido y capaz, por tener piernas y brazos y no necesitar silla de ruedas para ir de la cama a la cocina”. (bis) Que los dioses protejan este texto escrito en masculino peligroso y de tacto positivo con seso. Alejandro García Acebes —38—


CIANOTIPIA

Tomรกs Donaire


MÚSICA ADENTRO

La Música nace dentro, en la luz y el sonido, en el grito y la risa, en el llanto que brota, partitura estridente o coloquial arpegio, eterna sinfonía de un coro susurrante, donde Babel se expresa en un idioma único. L música es alma cuando Chopin nos besa. O Nos hipnotiza Mahler. O baja Bach del cielo y nos regala un ángel. O nos recrea Vivaldi la eterna primavera. Cuando compone Mozart un largo miserere mientras espera a la muerte. Cuando nos tiembla dentro, a pesar de nosotros el grito desgarrado de todos los ancestros, el canto sostenido de un tenor prodigioso que sostiene en un aria todo el dolor del mundo. Cuando dentro del aire, muy dentro de la nada, un pájaro invisible, con su trino de siempre, inicia el despertar de otra nueva aurora. Y nos devuelve, entonces, el ritmo y la esperanza. María Dolores Camacho

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Inma Gรณmez


LORA DEL RÍO, 5-XI-1963

T

ú en Lora, Bachiller, en bici hacia la ermita. Y mientras, allá en Méjico, se ha muerto Luis Cernuda. Sería un día como otros: tus clases, los deberes, pecar de noche a solas, atisbos del infierno, luego arrepentimiento, y confesión el sábado. Paseas con los amigos..., y ha muerto Luis Cernuda. Lecturas controladas, la tele en blanco y negro, la chimenea se enciende..., Luis Cernuda se entierra. Más tarde, al ver la fecha, asocias la efeméride. Te ves menudo, ausente, y en Méjico, entretanto, mientras tú te hacías hombre, se desplomó un poeta. Unes por fin, ahora, los tramos de tu vida. Te ves a ti en él, y la muerte de otro tiñe –no tu pasado, es ya imposible–, mas sí el color de todos los recuerdos y salpica de pena aquellas horas que felices gozaste en tu ignorancia. ¿Qué hacer con aquel año? ¿Dónde encajas la muerte del poeta aquella tarde? Francisco Núñez Roldán

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José Luis Vázquez


CARMINA

P

erfume ingrávido. Aire claro en hora ciega. Cantabas despacio para alejar la tristeza. Casi sin pálpito, el corazón a la espera. Con un temblor pálido, como un fanal azul de estrellas. Bajo las flores y las hiedras, espantabas tormentas. Fue otra tarde alegre. Llovía sobre abril en otra tierra. Manuel Rámila

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ARTE TEXTIL

Ana Ruiz Romero


SONATA ANGELORUM (20/III/2011) A Dª Ainhoa Arteta

c

I. Tempus fugit

alles abajo, una corriente de pétalos –azahar mañanero– alfombran mi esencia. En los espejos de los coches, verme y otra vez no verme. Luz vencida por una nube gris que desciende hasta los naranjos. Tiempo que fluye. Corazón sin alas. II. Panis Angelicus El órgano de los Venerables trocó su silencio azul en una catarata errante de hojas verdes, de fuentes claras, de nubes dormidas... La VOZ. Tu canto, Panis Angelicus, viñedo sutil. Llama de amor inflamada. III. Aleluia Transfiguración. ¿Qué cantas? ¿Quién canta? Iglesia arriba, la primavera se desvanece. Sólo la luz. La luz sola. Rayos incandescentes de esperanza. ¿Quién canta? Amo tu canto. ¿Plantamos aquí nuestra tienda? Isabel Mª Glez. Muñoz —46—


Carmen Mรกrquez


A Enrique Castillo, orfebre, artista, buena persona

imposible repetir aquella luz de diciembre en este marzo, melodía de varal y bambalina, azul intenso y naranjo amargo. ¡Qué cielo tan grande te envuelve en la espera! Ya no recogerán tus manos niñas, lirios morados que derramar a los pies del hombre justo, ni tañirán, armoniosas filigranas al compás, en tu taller. ¡Qué extraño que te fueras sin darnos cuenta, casi, de que habías estado! Coral Cooper

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José M.ª Bedoya


CONCIERTOS DE BRANDENBURGO

Enorme clamor, qué parca es mi pluma para definirte. Mas cómo haces que se apresure, que corra a derramar esencias en el papel. Dejas mi ser sin dueño, eres desaforado impulso movimiento todo mi ardor y mi intelecto. Enorme clamor, justo, solemne, inagotable, siempre rompiendo pasiones. Ramón Reig

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Manuel Mรกrquez


BUSCÁNDOTE

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or esa veredita, vereda blanca, por donde el río deja ya la montaña, te perdiste en un día de madrugada y dejaste de penas cuajada el alma. Dime, camino angosto, vereda ancha, paisaje de mil luces, que el sol regala, pinares de resinas y piñas pardas, ¿lo visteis por la noche o por la mañana? Buscando voy la huella de su pisada como cierva sedienta que busca el agua. ¡Grito su nombre en vano tras la distancia! ...Es el silencio el eco de mis llamadas. Dime tú, luna triste, luna de plata, ¿eres la luna aquella de faz dorada que risueña y alegre nos contemplaba en las noches de ronda y de guitarras? ¡Cómo ha cambiado, luna, tu dulce cara! Ahora solo te veo triste y amarga, cargada de recuerdos y de añoranzas. ¿Tampoco tú lo has visto..., y estás tan alta? Mary Luz Díez de las Heras —52—


Juan A. Riviere


A LA MÚSICA

P

aso al ámbito en el que la luz se viste de armonía y se levanta en forma de nota insospechada para reverberar, levemente, en lo hondo de quienes puedan sentirla. Miro y entro. No hay alrededor: todo es núcleo o tiemblo. O estridor de alma sorprendida. Asciendo lentamente, como hoja impulsada por un aliento que se mide en semifusas, para solo permanecer, para sublimar el presente y conectar con el tiempo en que fui poseído por el tropel de todas las sinfonías inacabadas, de las baladas que no conocieron las hojas distales de los almendros: aquella música de egregios borrachos que no mereció el premio de una partitura de circunstancias. Para ellos y su música desaparecida, el reconocimiento formal de mi palabra. Manuel Benítez —54—


Osorno


OLVIDO

Y

la sangre oscura se derrama como palabras llenas de olvido; con presentimientos de pretérito reiterativo de lo asumido, y me entretengo en vaciar lo que nunca tuvo que tener contenido, después vendrán brisas, tal vez olores, reales o imaginados, que no embriagan, pero te llenan de un lento desasosiego, la oscuridad como costumbre, la vida como un regalo no deseado, y la falta de continuidad en vivencias... ¿Quién pudiera sustituirse en lo vivido? Con el miedo de ese algo cercano, y recobrar la conciencia cuando hambriento nado por un total olvido. Maldita la mala suerte. la estrella equivocada. La lágrima a destiempo. La risa vehemente de la herida; Y siempre la misma nada, con la misma pesadilla, es querer escapar, reír es mejor que llorar. Odiar son raíces que te protegen de casi todo. Y ahora después de algo no hay nada. Olvido, olvido... con destellos malditos de certidumbres de recuerdos que te estallan como metralla, en ese rostro de idiota que has ido acumulando. José Ramón Vaca —56—


Mª Teresa Martínez


MOZART

N

o hay espacio, sólo arte en el tiempo: así se expresa el hombre que habla con el Universo. Agustín Torres Vázquez

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Maribel Cuevas



ESCRIBEN José Antonio Peñalosa Vega . . . . . . Jesús Solano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Concha Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . Rosalba Mancinas Chávez . . . . . . . Joaquín Verdú de Gregorio . . . . . . Mario Rodríguez García . . . . . . . . . Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . . . . . Marian Pantoja . . . . . . . . . . . . . . . Carmen Martínez Gordillo . . . . . . . Ángel Calzada . . . . . . . . . . . . . . . . M.ª José Funes Lara . . . . . . . . . . . . Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . . . . . Manuel Sánchez Herrera . . . . . . . . Ismael Yebra . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alejandro García Acebes . . . . . . . . . María Dolores Camacho . . . . . . . . Francisco Núñez Roldán . . . . . . . . Manuel Rámila . . . . . . . . . . . . . . . . Isabel M.ª González Muñoz . . . . . . Coral Cooper . . . . . . . . . . . . . . . . . Ramón Reig . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mary Luz Díez de las Heras . . . . . . Manuel Benítez . . . . . . . . . . . . . . . José Ramón Vaca . . . . . . . . . . . . . . Agustín Torres Vázquez . . . . . . . . . —61—

6 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58


PINTAN Justo Girón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Elisa Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . Carlos Becerra Luna . . . . . . . . . . . . Domingo Jiménez . . . . . . . . . . . . . Mario León . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . . . . Antonia Jaén . . . . . . . . . . . . . . . . . Inés R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ana Salguero Palacín . . . . . . . . . . . José Viera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pepa Santos . . . . . . . . . . . . . . . . . . José M.ª Andrés Franco . . . . . . . . . M.ª Ángeles Izquierdo . . . . . . . . . . Tomás Donaire . . . . . . . . . . . . . . . Inma Gómez . . . . . . . . . . . . . . . . . José Luis Vázquez . . . . . . . . . . . . . . Ana Ruiz Romero . . . . . . . . . . . . . Carmen Márquez . . . . . . . . . . . . . . José M.ª Bedoya . . . . . . . . . . . . . . . Manuel Márquez . . . . . . . . . . . . . . Juan A. Riviere . . . . . . . . . . . . . . . . Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . M.ª Teresa Martínez . . . . . . . . . . . Maribel Cuevas . . . . . . . . . . . . . . . —62—

13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59


A ca bo se de im pri mir este Cu dedic aderno n.º 7 de la ado al m 1 m a yo Música, el undo , S e ñ o d í a d e N 13 de ra de uestra Respo nsable F á t i m a . máxim y di artíst r e c t o r o i Solan co Jesús o s i e m . Contó a y u d p re c o n l a a d arregl e Pepe istas Carlo l o s nuestr Aguilar. E s Becerra y y l o s os afinado n Imprent r Adali c h i c o s d e es Paco y F a, d die l C o ro ran ro armo n í a y n a este li d e E l b músi c a , b e l l e z a q re t o l a pintu la poesía ue la ra tie y nen. la

“H ACED F ELICES

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