Soria

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Portada:

Justo Girón

Impreso y hecho en Bormujos (Sevilla), en los talleres de Gráficas Moreno, S.L. Andalucía. España. MMXV

Edición de 400 ejemplares del nº 82 de CUADERNOS DE ROLDÁN

EJEMPLAR Nº

Aquien dedicaba su tiempo a abrir caminos por los que podamos ir juntos.
Osorno

SORIA S

i yo pudiera ir llevaría un ramo de olivo de mi tierra, un cesto de naranjas y limones de un jardín regado con alberca, el aroma de una dama de noche cuando el calor aprieta, y un cielo azul inmaculado que refleja arrayanes y palmeras. Y traería conmigo a Sevilla la dureza de siglos de la piedra, el viento frío en los altos robles y el llanto de los chopos de ribera en la curva del Duero, los roquedos cárdenos y nevados de la sierra, y los viejos romances castellanos con las antiguas batallas y leyendas. Pero varado sólo puedo dar al mensajero este poema en la senda de Antonio Machado para unir yo también las fronteras del alto páramo y la baja llanura sin los fielatos del ora y el bosteza. Para hermanar las torres y los ríos como la alondra y el halcón se acolleran en los sueños donde nadie enarbola banderas de ofensas y querellas.

—8—
Teresa Martínez

LOS DESTERRADOS

“Esta luz de Sevilla…”

(Soneto IV). A. Machado

Hoy hace dos años visitamos en Agmat la tumba de Al Mutamid, rey poeta de Ishbiliya y hoy recordamos en Soria la poesía y el amor de otro gran poeta de Sevilla, A. Machado. Los dos nacieron de Sevilla, los dos vivieron en palacio y los dos, ironías del destino, murieron desterrados.

¡Ah ingrata ciudad que cantas y veneras a tus cristos, vírgenes y santos y destierras a tus poetas, tan sevillanos!

—10—
Carmen Mogollo

HERIDO VA EL POETA

Frente a la mar, con los labios brisados por el azote de la muerte, seco de carnes –como aquel olmo viejo hendido por el rayo–el temblor urgente de los versos:

Estos días azules y este sol de la infancia…

Qué dentro la luz, el asidero de la memoria última; qué entero, qué nítido su flujo…

Qué dentro el acento lunario del limonero en el edén intacto; el amor, que fue vida y fue muerte.

Es hondo el pozo donde se es sin resistencia. Camino y canto, conciencia y circunstancia.

Sevilla, Madrid, París, Soria, Baeza…

Segovia, Valencia, Barcelona…Collioure bajo la lluvia…

(Larga noche de palmatorias tristes y ecos incansables de la infamia)

Herido va el poeta, seco de carnes y de patria; el hombre roto, bueno y solo, que frente a la mar se acaba.

—12—
Pepita Santos

A Lourdes (ocho meses), que nada ni nadie haya de helarte el corazón

Su presencia fue fugitiva, encuentros que no sabemos si son frutos del azar.

Existen etapas en la vida para cada situación, una encrucijada en la que aún se está a tiempo de dudar entre varios caminos.

Y eligió:

Del Guadalquivir partió, y llegó a orillas del Duero. Paz y alegría.

El corazón canta:

¡Amor! ¡Fraternidad! ¡Tolerancia! Esta es su herencia, palabras.

—14—
Manuel Castillo Martos
Adolfo
Gutiérrez

EN SORIA FUE

Otra vez, don Antonio en mi cartera: la rama verdecida de su niña. En ella, para cantar toda Soria con versos ajustados en belleza pura; con alma encendida en la fuerza de un corazón.

Calla Leonor; siente cuanto escucha y espera llegue la tarde. – Antonio, de tu brazo, deseo pasear las márgenes del Duero con álamos de música por San Saturio insigne. . . .

Porque pasar es lo nuestro sin saber a dónde vamos, dolido está don Antonio. Como sombra inseparable, por los campos de Baeza, Leonor su mano acepta.

Mueren los días azules, también el sol de la infancia.

—16—
Manuel Claro Juan

DESIERTO S

e volvieron tus calles mil desiertos huyeron tus vecinos cual merinas, tus plazas y palacios, campos yertos, pretérita hidalguía que hoy son ruinas.

Tus caciques sembraron desaciertos, entre zafios, labriegos y hornacinas, pero día tras día hay más despiertos anhelantes al cambio que avecinas.

Pues en tus gentes vive un numantino indomable, tenaz y buen guerrero que cambiar sueña tu mortal destino, asestando sutil golpe certero al versado ladrón o al ruin cretino, con la fuerza que da su padre Duero.

—18—
José Ramón Vaca

BIOGRAFÍA ESCRITA SOBRE UN MAPA

omo un mapa sostienes el libro y lo lees y en él entras y pisas su geografía (Guadalquivir, campo, cortijos blancos, extranjero en su tierra el poeta, nativo de Leonor del Duero y de su abrazo redondo besando a Soria).

El joven poeta, tan viejo, se hace un río por el mapa de su libro, agua que cae, lluvia en la copa de llanto del horizonte (Ya estamos solos, Señor, mi corazón y el mar).

Corazón de piel de álamo el poeta hasta que sepa que un corazón solitario no es un corazón (Los benditos labradores, los malditos caballeros, yunques sonad, el hacha en la mano de la rabia y de la idea), hasta que Andalucía le ensanche su multiplicado corazón de hombre para escribir encima de su corazón bosque, encima de su corazón Machado que nadie, corazón sin sueño, es más que nadie.

—20—
Salvador
Compán
C
José Mª Andrés Franco

LEONOR IZQUIERDO

Soria, el Espino. Leonor. Cobre de amarga escritura dormido en la comisura de las noches y el dolor. Celestes labios en flor.

¡Ay, que el beso se le agota! Un sueño murmura y flota perfumes de su silueta; con el alma del poeta en un lecho de iris brota.

Rafaelarjona

—22—
Inés R.

A TU RECUERDO… H

oy, desde esta Soria, miro tu corriente de agua, Río Duero, tan larga como la miraba don Antonio cuando nunca nadie a contemplarte se paraba.

El don Antonio de los versos fáciles, rápidos y ciertos, el Machado de las letras siempre frescas, sencillas y abiertas, que cansado ya, un día se marcha, dejando atrás sus dulces campos de Castilla, su Soria, su Baeza y su Sevilla y su Segovia, que tanto le querían.

Te vas buscando otras tierras, la libertad que ya no encuentras aquí, para tus pensamientos, para tus dedos, para tu boca, ni para tus letras.

Y me dejaste tus rimas perfectas, hechas de luz y de alma, que me ayudaron a cantar la belleza de las cosas cotidianas.

Mon ami, ton séjour fut si court à Collioure!! Comme la liberté nous échappe toujours… Seul, demeure dans notre coeur, l’ amour.

—24—
Charo Bravo

NOSTALGIA DEL AGUA

No te llamabas Leonor

tu nombre no lo pronunciaban labios de poeta. En la oscuridad del Arca relucían tus ojos de princesa pobre.

¿Recuerdas el amanecer del mundo? Yo estaba a tu lado.

¿Recuerdas el diluvio universal? Yo estaba a tu lado. Para rescatar la rara especie de la ternura.

Quedé anclado a tu labio.

Escampó, dejó de llorar agua. Te fuiste detrás de los necios, esos caballeros, que según el poeta, no saben distinguir el valor del precio.

—26—
Teresa Aguilar

RETORNO H

e vuelto. He vuelto a ver en la ribera los álamos sin hojas y sin música por la estación desnuda del invierno. El Duero parecía más cansado y más ancho como si el agua hubiera envejecido y en sus sueños la luz fuera de hielo. Buscaba en las cortezas de los chopos los trazos temblorosos del amor, corazones y nombres a navaja que ya han abandonado su relato.

Pero ahora los jóvenes expresan en lenguaje de metales la emoción de la sangre: sobre el puente brillaban los candados como emblemas, lanzó al agua su llave la pasión. Alegres leonores pasaban a mi lado sin mirarme. Por ellas he sabido que nos vuelve invisibles la distancia.

—28—

Como la cantilena de una fuente escuchaba mis versos en las bocas pequeñas y escolares de los niños mientras peregrinaban por las calles donde la vida me mostró sus dientes: sonrisa y crueldad alternativas. Ya apenas reconozco mis palabras, me parecen de otro, expoliadas, torcidas, repertorio de coros sin espíritu, gastadas por la incuria y los abusos. Mas siguen siendo hermosas recitadas por niños que confunden la historia oscura con la pena clara. He vuelto a Soria a ver, a oír, a recordar. No me atreví a subir al Espino, tan ausente.

—29—

SORIA versus NEW YORK N

o volveré a New York, no me interesan las amplias avenidas contempladas en tantísimas horas desde el cine. No volveré a sus gentes, sus mendigos, sus taxis amarillos, y la gorra azul y heptagonal del policía, el alto rascacielos, las muchachas que van a Central Park al mediodía. Conozco bien su idioma, y bien su historia. Llamadme provinciano, lo merezco, mas prefiero volver a los lugares que ejercitan gimnasia en mis sentidos, que cambian de color en cada tarde, que ayudan en silencio a contemplarlos, que están hechos de tiempo lento y claro, que me hablan diferente cada día porque en ellos me cuento, en ellos crezco, o quizá me reduzco, ya no importa. Lugares para andarlos sin perderse porque son la medida de mi espíritu. Lugares que jamás se ven iguales porque mudan también junto a nosotros, porque hay que poner algo del viajero para gozar sus calles y sus horas.

Lugares donde puede contemplarse lo que teníamos dentro sin saberlo. Llamemos a eso Soria, por ejemplo.

—30—
Paco Cosano

SOLEDAD ES

Noche clara y segura por las calles de la ciudad deshabitada.

Mi buena y siempre amiga me sonríe en la luz amarilla de las lámparas.

Frialdad fuera. Y dentro del castillo calidez en la estancia.

No hace falta que llegue y abra la puerta del zaguán. Yo ya estoy en mi casa.

—32—
Abraham Lacalle

PRADERAS ALTAS H

oy he visto las verdes praderas de mi infancia, hoy he sentido y escuchado tu llamada, el latido de las cumbres, los aromas verdes, la sombra de la acacia, y el viento que soplaba…

Hoy eras tú, sólo tú, recóndita niñez, apartada en el sueño de la noche, hiriente, profunda y penetrante, acero de las hojas, sombra que pasa, agua que labra entre las piedras..

Y era la flor de los zarzales tu mensajera, la señal de mis viejos recuerdos asomados a esa ventana florecida del tiempo largo, de ausencia policromada de tus ojos niños.

Y era mi corazón, anidado de los tordos, rama de espino, cumbre que pasa, largo sueño..

¡Horadadas praderas de mi infancia!.. senderos, latidos de mi niñez, calles de lluvia y cielo.

¡Qué fue de aquel tiempo de la hierba alta y de los ríos, qué fue de aquellas sombras y arenales de luz, qué fue de aquellos cuerpos de sol y tierra brava, qué fue de ti y tus aromas de piel sedienta!..

Hoy cruza lánguida la mañana ante tus ojos, hoy tus aromas se alejan más lejos que nunca… hoy lloro con tristeza el sueño alto de mi infancia, donde el pájaro vuela la sombra de la acacia.

—34—
Jesús Gaspar Alcubilla
Facomo

SEVILLANO EN SORIA N

o es tanta la distancia cuando la cercanía del alma existe. Machadiano y cernudiano deben ser la misma cosa. ¡Sevilla sin sevillanos! ¿La gran Sevilla? ¿Sin Bécquer?

¿Sin Cernuda? ¿Ni Aleixandre ni Murube ni Mañara ni Laffón?

Sevillano fuiste, cesante de Sevilla. Sería un día azul pleno de infancia y de sol. Desandando el camino andado, la ausencia te traicionó. Errante por campos de Soria del brazo de Leonor, te detuviste ante un olmo seco y te pareció un limonero en flor. Aquél de un patio de Sevilla y que en tu ausencia se marchitó.

Caminante no hay camino. El camino es recordar. No hay más ruta que la vida, ni más luz que la verdad.

Ismael Yebra

—36—
Inés Martín Lacave

NUBES HACIA EL MONCAYO

Machado vivió en sueños –ya sabéis, galerías de luz dudosa, laberintos–hasta que se llevó a la boca y al espíritu un puñado de la tierra feroz del Monte de las Ánimas.

Raíces halló entonces, micelios, oscuras madrigueras que le abrieron los ojos a lo hecho por las manos. El sabor de la tierra escarchada en la lengua lo cambió: relató agrias historias, filosofó en el Duero, tocó nubes y encontró, tan efímero y leve, el dulce amor.

Al final, puso carne a la muerte que había sido soplo.

Para subir al cielo hay que oler y gustar lo que se pisa y germina, la semilla y la tumba.

No hay otro modo de ascender, no hay almas puras.

Quienes dan lengüetazos enguantados no merecen las nubes.

—38—
María Hierro

Caminante, no hay camino... A. Machado

De nada y del aire dueño, garza de cualquier charco; tu fe orilla y tu andar desvío, y que al fin llegues como viejo poeta: sabio, pero ignorado.

Agustín Torres Vázquez

—40—
Antonio Luis Cosano Jurado

UN SUEÑO COMPARTIDO

Vamos oscuros, solos, y el viento nos ignora.

HIay una extraña luz en las palabras, un álamo vencido, un manantial lejano y quieto que susurra. Son versos

limpios, llenos de sed, versos que titilan, que huelen a mundo por vivir o mundo que ha existido en un rincón del sueño.

Tomo su flor, aspiro las palabras, una mujer lejana que no encuentro.

(El sol de aquella tarde, sus manos. Las girándulas rompiéndose en la noche.)

Las palabras son mar. Y nos abaten.

Y nos quedamos mudos. II

La luz de aquella tarde, las girándulas encendiendo la noche. Las palabras son sombras, nos abaten.

Y nos quedamos quietos muriendo lentamente. Muy dichosos.

La realidad se vuelve un sueño compartido.

—42—
olga reb

gua…

Espejo en cuya linfa trasciende la palidez del limonero…

Ferviente hacia el ritmo en su tembloroso curso por las acequias anegadas en esa oscura luz sonorizada en el canto y la leyenda…

Río sosegado en el reflejo de los álamos, arterias de amor en la calidez de un olvidado suspiro…

Agua…

Manantial originario en el manar suave y callado deslizarse de una perdida palabra…

Infancia y Amor fluyendo levemente en las venas de una memoria callada…

huellas de la estela de unos pasos avanzando en los ensoñados senderos, abismados en la mar, hacia los horizontes de la Aurora…

Y en esa íntima y última desnudez, ignorado secreto, abriendo sus verdes pautas en la renaciente inmensidad azul de los océanos.

Poeta del agua

—44—
Joaquín
A
Verdú de Gregorio
Ignacio del Río Chicote

ENTRE LOS ÁLAMOS

Aquí viene. Ya lo ven, misterioso y silencioso, en su dulce y doloroso caminar soñando el bien, como ayer lo vio Rubén. Un hombre bueno, de buena fe y de palabra serena que aún, por la orilla del Duero, haciendo al andar sendero, pasa con Juan de Mairena.

—46—
Ismael Pinteño

A DON ANTONIO

Aunque aquella primavera llegase sin que nadie supiese las maneras, es tu invierno final en las afueras el que clama insistente que repase el rechazo visceral, su desfase, la línea diagonal de las esferas, los juicios sin juzgado, las quimeras que supiste atajar en cada frase: la frente despojada que te enviste, la torpe indumentaria que te viste, la injusticia perversamente rancia, el sol que te apagaron y que hallaste, la mentira incapaz de tu desgaste y el azul de los días de tu infancia.

—48—
Carlos Becerra Luna

SEVILLA

ué bonita es Sevilla!, nos dijimos, cuando aún nos queríamos de veras y hechizados del sur, en primavera, emprendimos el viaje del idilio.

Mira el Guadalquivir. Barcos de vela se rebozan de azul. Torre del Oro, que en tus labios en flor tengo un tesoro, ¡ni a ti soy tan devoto, Macarena!

Vamos al parque de María Luisa a sorber agua fresca, ¡date prisa!, las palomas, curiosas, cuchichean de tus besos en sombra de palmeras.

(Poetas del amor: Bécquer, Machado, que embriagados de sol, buscáis la luna. Bella, en la alta noche, como ninguna, la encontrasteis en Soria, transterrados.)

Es prueba del instante que se detuvo esa foto que guardas en tu cartera: la Giralda, al cielo, trepa altanera, tu figura y la mía junto al muro.

—50—
¡Q

Suenan dulces acordes de guitarra. Una voz canta: “Arenal de Sevilla y olé, ¡qué hermosa tierra es la de España!”

Recuerdo que tu voz me susurraba:

¿qué pasó a nuestro amor que ya no brilla? Su jarcha selló así mi moaxaja.

SORIA

S ufres en carne propia y te desangras, O trora tierra sin igual cantada.

R ezas, cual vieja, la eterna plegaria

I mplorando a los cielos.

A mbicionas los sueños que tus ojos no alcanzan.

—51—

Después de leer “Campos de Castilla”

No te conozco, pero sé cómo eres, y aunque escondas en tu aridez los brotes de robles y chopos, sabría reconocerte en el frío que cierra en los ojos el tiempo que es vida, y el silencio, distancia.

—52—
Carolina Abadía
Lucía Santamaría

MUJERES EN LA ORILLA E

n otoño siempre bajo al río, como el fruto rojo del majuelo casi helado ya, arranco un junco, mordisqueo su parte blanquecina, busco el sabor antiguo del agua.

Y el agua me cuenta que hace un siglo junto a San Juan de Duero hubo mujeres a su helada orilla que lavaban ropa en la mañana, la oreaban al sol sobre la hierba, la cargaban en cestos de mimbre en su cabeza cerca del Monte de las Ánimas, monte de la leyenda.

Y el agua me cuenta que hace un siglo las niñas del hospicio se sentaban en las escalinatas de piedra del Mirón con su uniforme de huérfanas y su mirada triste, por donde Leonor respiraba el aire para su pecho enfermo.

Y el agua me cuenta que hace un siglo las mujeres no escribían poemas, no se bañaban desnudas ni paseaban solas.

—54—
Pantoja
Marian

“DESDE LA ALAMEDA DE HÉRCULES”

En la perspectiva del atardecer a pie de las columnas vigiladas, justo al lado de tus ojos, descubriendo tu paladar. Navegando tras la estela de estas nubes marcadas, por el gélido invernal, casi callado, expectante a tus labios deseoso una vez más del roce purpurar de tu piel.

—56—
Juantxo Gaspar

SORIA

(Retorno al camino)

Callada y rumorosa te contemplo, ciudad. Mi alma llena de tus silencios que fueron estruendo en el pasado cuando tus encinas reverdecían con la esperanza puesta en pié.

Callada te contemplo, ciudad. Llenos tus campos, que me rodean en amoroso abrazo.

Rumores en patios, callejas y pozos donde resuenan ecos perdidos de presos tristes, que dejaron su amor en tus calles.

Recodos, meandros, vueltas… Llanos con nubes altas, con nubarrones negros, azules luego…

Azules límpidos, infinitos… Reflejo de lágrimas incontables que regaron tus campos, Soria.

—58—

Domingo Jiménez

ANDAR NO HACE CAMINO

Como una bolsa por la carretera vacía se alza mi alma en desconsuelo, revuela casi sin tocar el suelo, mientras el cuerpo sigue por la acera. Y así se aleja sin posarse entera (arde a veces y a veces se hace hielo), para subir la voz clamando al cielo porque el cuerpo en la tierra no se entera.

Hoy he de estar en misa y repicando y comulgar con ruedas de molino –vale la pena tan sagrado intento–para ofrecerme al alma de sustento, puesto que ya mi andar no hace camino a Dios..., rogando y con el mazo dando.

—60—
Manuel Márquez

Guiomar, de tu mano volveré a la vieja olmeda. A reclamar las promesas al cielo tal tormentas lejanas.

Guiomar.

Tu voz como vuelo de tórtola, tan precisa como el aliento.

Tu mano, como aguja fina que hilaba nubes y estrellas.

Buscaré bajo tu piel de crisálida, el pálpito adormecido, el amor intacto que te debo.

Guiomar. Solo no puedo luchar contra el olvido.

—62—
Pérez
Sofía

SORIA DENTRO

Guardo días de parque y de paseo, de caballito blanco en La Bollera, de esplendor de manteles, por el Soto, con color de meriendas compartidas y un columpio de cuerdas y toallas.

Guardo el aliento de manos infantiles, de canciones que alivian el camino con descanso y refresco en una fuente; el brotar de la vida en los sanjuanes, el oro en las pisadas del otoño por la ermita del Santo y junto al Duero y el olor de la lluvia en el Castillo.

Las horas y los rostros de cuantos nos vivieron.

Aún guardo mucho más en el refugio deshelado en el tiempo del olvido. Y no añoro el lugar porque te llevo.

—64—
Lin

ANTONIO RECUERDA A LEONOR EN COLLIURE

Sin saber adónde voy, sólo sé que del dolor procedo. Si tú me vieras probando sorbos de un sol que de mi infancia parece, mal afeitado, sin voz, cansado, pobre y enfermo… Ya pasó el tiempo, mi amor, tantas noches como aquella que mi alegría segó. Entre azules cierro el libro… Ya parte el barco, Leonor.

Lutgardo García Díaz

—66—
Rafael Campanario Argüelles

RECUERDOS DE ANTONIO MACHADO

Los álamos de Soria, la ribera del Duero al discurrir, agua sencilla.

Los campos solitarios de Castilla y otro milagro de la primavera.

La gracia verdecida en la cartera de un olmo seco y viejo en una orilla. El recuerdo de un huerto de Sevilla.

Pegasos, caballitos de madera.

Las doce en el reloj, golpes de azada. Estelas en la mar, nuestro destino. La palabra en el tiempo remansado.

La nostalgia del sueño en la mirada. Siempre en el corazón y en el camino la hondura de los versos de Machado.

—68—
Luis Alberto Romero

SEVILLA, SORIA, COLLIOURE E

ra la luz de su infancia la que recordaba en Soria. Pocos años: la memoria tuvo piedad de su errancia.

¿Torpe aliño indumentario o cuidadoso descuido?

¿Y para qué? Lo vivido, ensueños de solitario.

“Aromas del limonero del patio de aquel palacio. El tiempo pasa despacio, se lleva lo que más quiero.

Leonor, ya soy extranjero en mis propias soledades. Para alzar eternidades la palabra es el sendero.

Siempre recordé el azul que el cielo pinta en Sevilla. Le digo adiós en la orilla de esta playa de Collioure”.

—70—
Antonio Gracia

La tarde pasó, luz que entre horas se rindió a la noche.

Sentí la sal, su olor.

Como una tenue neblina ascendió desde esa barca fijada, esa textura mixta, esa tela exhaló, respiré, olí y miré hacia un cielo entreverado de azules y vi...

“Entre tu boca y la mía hay una estrella fugaz”.

Dejemos ir el deseo y cuidemos la intención.

2015 será nuestro.

—72—
Fátima Marcelo

EL TERCER MUNDO *

Alas once en punto cierra los ojos y viene a verme: alguna noche oscura vestida de satén, otras más puras de pétalos de rosa. Yo me entretengo en el rumor de su presencia, en su sonrisa deliciosa, en su palabra desenvuelta. Y siempre me demoro demasiado, porque enseguida son las doce y anuncia, testaruda, que se marcha, como una abnegada Cenicienta.

Concha Montes

(*) Un espacio imaginario, creado por el poeta y su amada, donde encontrarse

(*) cada noche en la distancia.

—74—
Salvador Malpartida
Marcos Osorno
—77— Carlos Abadía . . . . . . . . . . . . . .8 José María Bedoya . . . . . . . . . .10 Rosario F. Cartes . . . . . . . . . . .12 Manuel Castillo Martos . . . . . .14 Alejandro García Acebes . . . . . .16 Carmen Ruth Boillos . . . . . . . .18 Salvador Compán . . . . . . . . . . .20 Rafaelarjona . . . . . . . . . . . . . . .22 Manuel Sánchez Herrera . . . . .24 Francisco Gallardo . . . . . . . . . .26 Andrés Martín . . . . . . . . . .28-29 Francisco Núñez Roldán . . . . .30 Ana Llorca . . . . . . . . . . . . . . . .32 Jesús Gaspar Alcubilla . . . . . . .34 Ismael Yebra . . . . . . . . . . . . . . .36 César Ibáñez París . . . . . . . . . .38 Agustín Torres Vázquez . . . . . .40 ESCRIBEN Miguel Florián . . . . . . . . . . . . .42 Joaquín Verdú de Gregorio . . .44 Víctor Jiménez . . . . . . . . . . . . .46 Mario Rodríguez García . . . . . .48 José María Martínez Laseca . .50-51 Carolina Abadía . . . . . . . . . . . .52 Pilar Herranz Adeva . . . . . . . . .54 Pablo Naranjo . . . . . . . . . . . . .56 Carmen Martínez Gordillo . . . .58 Jesús Tortajada . . . . . . . . . . . . .60 Manuel Rámila . . . . . . . . . . . . .62 Isabel Miguel . . . . . . . . . . . . . .64 Lutgardo García Díaz . . . . . . . .66 Enrique Barrero Rodríguez . . . .68 Juan Lamillar . . . . . . . . . . . . . .70 Ana Carrasco Peña . . . . . . . . . .72 Concha Montes . . . . . . . . . . . .74
—78— Osorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7 Teresa Martínez . . . . . . . . . . . . .9 Carmen Mogollo . . . . . . . . . . . .11 Pepita Santos . . . . . . . . . . . . . . .13 Adolfo Gutiérrez . . . . . . . . . . . .15 Manuel Claro Juan . . . . . . . . . .17 José Ramón Vaca . . . . . . . . . . .19 José Mª Andrés Franco . . . . . . .21 Inés R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23 Charo Bravo . . . . . . . . . . . . . . .25 Teresa Aguilar . . . . . . . . . . . . . .27 Paco Cosano . . . . . . . . . . . . . . .31 Abraham Lacalle . . . . . . . . . . . .33 Facomo . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35 Inés Martín Lacave . . . . . . . . . .37 María Hierro . . . . . . . . . . . . . . .39 Antonio Luis Cosano Jurado . . .41 PINTAN olga reb . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43 Ignacio del Río Chicote . . . . . . .45 Ismael Pinteño . . . . . . . . . . . . . .47 Carlos Becerra Luna . . . . . . . . .49 Lucía Santamaría . . . . . . . . . . . .53 Marian Pantoja . . . . . . . . . . . . .55 Juantxo Gaspar . . . . . . . . . . . . .57 Domingo Jiménez . . . . . . . . . . .59 Manuel Márquez . . . . . . . . . . . .61 Sofía Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . .63 Lin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .65 Rafael Campanario Argüelles . . .67 Luis Alberto Romero . . . . . . . . .69 Antonio Gracia . . . . . . . . . . . . .71 Fátima Marcelo . . . . . . . . . . . . .73 Salvador Malpartida . . . . . . . . .75 Marcos Osorno . . . . . . . . . . . . .76

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