Hábitat para el recuerdo. Raquel Alonso
Del 1 al 25 de marzo de 2017
DL CS 114-2017
Plaça de les Aules, Castelló Horari: 10-14 h. 17-21 h. http://www.dipcas.es/cultura/
cultura dipcas
Hábitat para el recuerdo. Hablar del trabajo reciente, que no de la obra de Raquel Alonso (Valencia, 1985) es referirme al quehacer creador de alguien que sin duda representa mucho para mi. Quizás por ello, la objetividad de mi análisis pudiera quedar en entre dicho, ante el cariño y la admiración que como persona me ha unido a ella durante tantos años, sintiéndome realmente muy orgulloso de haberla conservado como amiga desde hace tanto tiempo. No obstante a ello, la sinceridad y la crítica, siempre constructiva, deben ser los pilares donde se sustente la amistad y seré coherente con ello. Raquel siempre ha pretendido en su quehacer creador, sentirse comprometida con el momento social que le ha tocado vivir y en este sentido, su obra ha sido escenario y tribuna de puntuales compromisos sociales como: la defensa de los derechos de la mujer, la denuncia del maltrato doméstico, la reflexión crítica hacia las diferencias antagónicas de las clases, etc. En este sentido, se pudiera decir que sus trabajos no solo han buscado una preocupación por los aspectos de la realización técnica, si no que el contenido conceptual en sus discursos, ha sido también de gran importancia para ella durante el proceso creativo. En esta ocasión, Alonso nos presenta un conjunto de obras que siguen en esta línea de grandes compromisos y profundas reflexiones sociales. Algo que se hace patente desde su propias palabras cuando nos dice. “¿Cómo puede haber tanta gente sin casa cuando hay tantas casas sin gente? En un mundo tecnológico, como en el que vivimos, lo esencial se hace olvido. Los días pasan cerca del caos y no vemos nada. Ciegos, transitamos sumergidos en lo superficial y perdemos totalmente la razón por lo ilógico. No percibimos la base, porque estamos siempre observando las estrellas, bombardeados por mensajes que incentivan el consumo. Sin embargo, el pasado queda atrás, abandonado, en constante deterioro, perdiendo su funcionalidad, aún empujando su esencia. Brilla por su belleza anticuada, pero llora por no poder ejercer su función, una función arrebatada sin más. Sumergidos en la vorágine del consumo actual, dejamos que lo esencial desvanezca”.
Pienso que la obra que nos presenta hoy Raquel Alonso, pretende invitarnos a una profunda reflexión sobre el recuerdo de aquellos valores olvidados, aquellos que hicieron posible que el ser humano tuviera, en algún momento de su pasado reciente, una imagen de elevada virtud, gracias a que lo superfluo y lo banal, carecían de meritoria relevancia ante aquellos que se consolidaban y trascendían en el tiempo, algo, que como todos sabemos desgraciadamente se ha ido desvirtuando y cobrando cada vez más interés, no solo en la realidad cotidiana, sino en aquella que es recreada por los medios de difusión y el marketing, a través de sus idílicas imágenes, muchas de ellas, marcadas por un individualismo feroz y un manifiesto egoísmo, que desnaturaliza la propia esencia del individuo. Pienso sinceramente que obras como las que hoy nos presenta Raquel Alonso, resultan muy oportunas, no solo por su elevado sentido humanista, sino por su llamado al recuerdo de aquellos valores que elevan al individuo, su obra actual es sin lugar a dudas, un hábitat para el recuerdo, y en este sentido, quiero revivir unas palabras que dediqué a la obra de un buen amigo y destacado hijo de Castellón, el Ex Alcalde Sr. Daniel Gozalbo y que guardan similares coincidencias, al menos conceptuales, con las obras que hoy nos ocupan y que decían así. “Recordar no es tan solo revivir el pasado, sino hacer justo valor del presente. Y cuando tal sentimiento es recreado por la sensibilidad artística, es cuando la importancia del arte no solo radica en la belleza que emana de su técnica, sino en la comunión que ésta establece con un discurso coherente con su autor, el cual deviene en un diálogo comprometido y sincero con el público. Solo así, es cuando el arte llega a tener un elevado y pleno sentido de su disfrute”. Después de esto solo me resta decir, que celebro y mucho que esta joven pintora siga creando desde la noble intención de hacer de sus obras, un escenario de elevado debate y profundas reflexiones, donde el único y primer beneficiado será siempre el público que la contempla, un público que deberá mirar más allá de una hermosa “envoltura” formal, y penetrar en la complejidad del discurso que la encierra. Porque la vulgar frivolidad, aunque a veces ruidosa, es siempre mediocre y carece del talento que solo puede reinar en el escenario del verdadero Arte. Enhorabuena Raquel y gracias por todo. Amaury Suárez.