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UNA REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE EL CIERRE DEL MUSEO DEL SIGLO XIX EN BOGOTÁ DAVI D RODRÍ G U E Z
HABLEMOS DE PATRIMONIO CULTURAL
UNA REFLEXIÓN CRÍTICA SOBRE EL CIERRE DEL MUSEO DEL SIGLO XIX EN BOGOTÁ DAVID RODRÍGUEZ 1
davide.rodriguezv@utadeo.edu.co
INTRODUCCIÓN
1 Diseñador con estudios de postgrado en campos de design research. Profesor Asociado I de la Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Consultor en temas de investigación y desarrollo de productos. Mis intereses de investigación incluyen: la investigación cultural, análisis de mercados y los métodos de diseño e innovación. Diseñador industrial graduado con honores de la Universidad Nacional de Colombia (2003), con estudios de Maestría en Design History and Material Culture de Brighton University, Inglaterra (2009).
Varias opiniones han sido expresadas desde que a finales del 2011 se conoció la noticia de que la casa, de estilo republicano, sede del Museo del Siglo XIX en Bogotá había sido vendida para ser sede del Ministerio del Interior. Algunas expresan descontento, otras resaltan la falta de legislación que proteja la conservación de este tipo de patrimonio y otros permanecen en silencio, viendo inmunes como los objetos, las fotografías y los vestidos que conformaban la colección son puestos en cajas de madera sin futuro predecible. La mayoría de las voces reclama ante las decisiones que pueden poner en riesgo el patrimonio cultural, otras voces se lamentan en consideración a los huérfanos (colecciones tradicionales de arte y una colección de alrededor de 2500 piezas de arte decorativo) y a la memoria misma del museo; sin embargo, muy pocas otras
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voces resaltan la debilidad de nuestras instituciones culturales a la hora de tener que renovarse rompiendo las concepciones tradicionales de la noción de museo para repensarse en un sentido más amplio como instituciones de intercambio cultural. El siguiente texto, que toma como punto de partida el cierre del Museo del Siglo XIX en Bogotá, propone una reflexión en torno a las consecuencias de la clausura de este tipo de instituciones, pero por otro lado también intenta subrayar la necesidad urgente de implementar procesos que les permita a estas instituciones romper la dependencia de otros entes (estado, ONG´s, corporaciones, etc.) además de renovarse conectando la institución con los deseos y necesidades actuales de las audiencias. El artículo inicia entonces indagando sobre cuáles podrían ser las alternativas que permitan pensar proyectos museísticos eficientes, durables, cambiantes y sostenibles proponiendo el pensar los museos como proyectos expandidos (expanded museum2), en otras palabras lugares en donde converjan los discursos y las preguntas, es decir los diálogos, manifestados a través de dispositivos de interpretación mucho más cercanos a las audiencias.
2 Chris DERCON. The Museum Concept is not Infinitely Expandable? En: Я[á:r] issue 01, pp. 22,27. 2002, Kanazawa, Japón.
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Así entonces, se podría esperar que el museo se redefina como institución social y como espacio para valorar, ordenar e interpretar los discursos sobre el patrimonio, la identidad y la cultura, en sentido amplio. Se propone que muchas de estas preguntas que entonces surgen sobre la actualización de las nociones del museo como institución “pública” pueden encontrar respuestas clave en el estudio minucioso de las audiencias, y en la recuperación de la misión fundamental del museo como espacio para la educación universal. Esta indagación hace emerger una pregunta necesaria y urgente en los proyectos museísticos: ¿Cuál es el futuro deseable y posible para este tipo de museos en Colombia? Una posible respuesta a esta pregunta tiene que ver necesariamente con la creación de contenidos nuevos a partir de interpretaciones que propongan la construcción de un conocimiento transversal, y por otro lado, con el desarrollo de nuevas intervenciones museográficas que permitan al visitante interactuar con los dispositivos y por esta vía permitir al visitante participar en la construcción misma del sentido del museo, resaltando su rol como lugar de intercambio.
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EL MUSEO COMO RED SOCIAL Con el cierre del Museo del Siglo XIX en Bogotá se ponen en riesgo varias cosas. En primer lugar la invaluable colección compuesta por obras de arte de la época, representada en pinturas y miniaturas, y alrededor de 2500 de piezas de “arte decorativo” en donde se representan claramente muchas de las prácticas sociales de la época relacionadas con las formas de vestir, decorar los espacios, comer, cocinar e incluso algunas prácticas curativas, estas últimas representadas en el salón llamado la Botica de los Pobres. El Museo del Siglo XIX fue desde su comienzo, en 1980 una apuesta del Fondo Cultural Cafetero por apoyar iniciativas que claramente intentaban rescatar y proteger el patrimonio cultural del país. En la casa de estilo republicano donde empezará a funcionar el Ministerio del Interior, se albergaron miles de objetos, obras e imágenes que ahora reposarán en el Archivo General de la Nación sin destino predecible.
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Consecuentemente con el tipo de colección que el Museo recogía, y desde el punto de vista del investigador, el cierre de la colección representa la pérdida de una importante fuente primaria de información3. En otras palabras, todo el cumulo de objetos y obras constituyen un recurso importante para comprender no solo el paisaje material, sino también el paisaje ideológico que permitió a nuestros antecesores construir el concepto de nación en el siglo XIX. Claramente, los vestidos femeninos, algunos de fabricación local siguiendo patrones europeos, y los jarrones art nouveu fabricados por el reconocido diseñador francés del siglo XIX Emile Gallé, son muestra clara de lo que algunos expertos han llamado la “temprana europeización de los hábitos de consumo en Latinoamérica4.” Por otro lado, muestras de vajillas producidas localmente con motivos dibujados por José Manuel Groot, representan también uno de los intentos de la sociedad ilustrada por estar actualizada con los temas manufactureros.
3 En particular el proyecto de investigación “Estudio social de la cultura material en Colombia en el siglo XIX” realizado por los profesores David Rodríguez y Alberto Romero de la U. Tadeo tenia bastantes expectativas de trabajo con el Museo. 4 Bauer, A. J. (2001). Goods, power, history: Latin America’s material culture. Cambridge, UK: Cambridge. University Press.
Es evidente entonces que con la pérdida de acceso a las colecciones, los investigadores interesados en indagar los patrones de formación de la cultura material latinoamericana en el siglo XIX encuentran un gran obstáculo. Dentro de este panorama desolador vale la pena resaltar el trabajo hecho por la reconocida historiadora Aida Martínez Carreño5, quién principalmente trabajó sobre las colecciones de moda y vestidos y con su investigación dio un interesante aporte a la comprensión de los aspectos sociales y culturales que dieron forma al siglo XIX colombiano y latinoamericano. Así entonces, este acontecimiento tiene varias formas de ser visto. Por un lado, como una manera de poner en riesgo el patrimonio material de la Nación, en particular aquella parte del patrimonio que está relacionada directamente con las formas de vivir lo cotidiano, que valga la pena decirlo, es un campo de investigación que todavía presenta terrenos baldíos en nuestro contexto académico; como un hecho que llama la atención sobre la falta de legislación en el tema, que procure proteger el patrimonio en cualquiera de sus formas; y 5 Martínez, A. (1995). La prisión del vestido: Aspectos sociales del traje en América. Santa Fe de Bogotá, D.C: Planeta Colombiana Editorial.
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como un síntoma de la débil gestión cultural en nuestro país, así como una clara señal de los ordenes y prioridades del gobierno nacional. Sin embargo, lejos de las lamentaciones que expresan la mayoría de la voces, este acontecimiento también puede ser visto como un síntoma de la necesidad de renovación de los conceptos fundamentales sobre los cuales se basa este tipo de museo en nuestro contexto. El Museo del Siglo XIX era un museo de formato tradicional y fuera de tiempo. Presentaba sus colecciones de manera lineal y organizadas temáticamente, agrupando vestidos con sombreros, y platos con cubiertos. La presentación de los objetos intentaba recrear espacios domésticos interiores, que en muchas ocasiones no coincidían con el estilo de la época y que en muchas otras parecían inhabitados. A pesar de algunos intentos, el museo no presentaba mayor interés intelectual para sus visitantes, a quienes no proponía algo más que la contemplación silenciosa de algunas cosas puestas en vitrinas. El Museo, visto de esta forma, no representaba mayor interés para la ciudad y sus transeúntes (incluyendo turistas). En otras palabras, el Museo como institución pública, no hacia mayores esfuerzos por actualizar sus mensajes y los medios a través de los cuales se comunicaba con sus audiencias.
Lo que en últimas propone este artículo es que aunque es lamentable que se cierren los museos, la pregunta, antes de proponer victimas y victimarios, que debería cuestionar a todos los gestores culturales es: ¿Por qué se cierran los museos? Me atrevo a afirmar que mucho tiene que ver la debilidad de estas instituciones para repensarse a s, entre otros.ra repensarse a sis fundamentales sobre los cuales se basa este tipo de muí mismas como nodos de redes sociales constituidas tanto presentes como futuras. Podría en parte también tener que ver con la ausencia de canales suficientes y eficientes que les permita a estas instituciones construir relaciones con todos los grupos interesados (stakeholders), base fundamental para mejorar continuamente los mensajes que quieren transmitirse a las audiencias, trátese de visitantes, proveedores, empleados, patrocinadores, gobiernos e instituciones pares. Los museos, independiente de sus intereses y sus colecciones, deben convivir todos con el trajín del siglo XXI, y por lo tanto deben ser capaces de construirse como potentes símbolos que atraigan la atención de visitantes y patrocinadores a la vez.
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LA NECESIDAD DEL MUSEO EXPANDIDO Podría decirse que el final del siglo XX ha sido testigo de una de las transformaciones más importantes en una de las instituciones emblemáticas de la era moderna: el museo. El ahora director de la Tate Modern en Londres, Chris Dercon nos recuerda que “en 1977, cuando el Centro Pompidou abrió sus puertas, el sociólogo Pierre Bourdieu profetizó que la desacralización de diversos temas de importancia cultural en un entorno desacralizado con varias funciones culturales podría poner al museo en la posición de institución pública por excelencia. No sólo las categorías estéticas tradicionales desaparecerían, dijo, pero la cara perversa del consumo cultural también tomaría un giro para mejorar6.” El Centro Pompidou y la profecía de Bourdieu prescriben tanto desde la práctica como la teoría la reinvención del museo como centro de intercambio social y cultural. El camino trazado por este innovador centro cultural concebido por Renzo Piano y Richard Rogers fue seguido por la reinvención de varias instituciones internacionales del mismo carácter7. 6
Chris DERCON. Op. Cit.
7 Ver: Tate modern, MOMA New York, Centro Cultural Banco do Brasil, Museum of London, National Museum of Korea, entre otros.
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Propone Dercon que lo que el Centro Pompidou logró proyectar fue una audiencia diferente, no propuso el concepto del “museo expandido” como un problema, sino mejor como una solución a la pregunta fundamental por el futuro del museo (Dercon). En esencia, lo que propone la idea de museo expandido es reconsiderar la noción tradicional de museo de arte como una forma aceptada de catalogar y difundir el conocimiento en torno a la obra, para convertirse en un lugar desacralizado en donde pueden confluir diferentes inquietudes intelectuales, prácticas culturales, formas educativas y en términos más amplios cualquier manera de intercambio cultural y social. Los museos expandidos estarían caracterizados entonces por una visión a futuro amplia y plural que les permita convertirse en nodos de convergencias, fuertes centros de pensamiento en donde la sociedad misma tiene la oportunidad de verse reflejada, aprender, comprender y reflexionar. Una especie de centros neutrales que promuevan los intercambios culturales y sociales entre diversos ámbitos de la investigación, la creación y la innovación y distintos grupos sociales, rompiendo de esta manera las formas tradicionales del museo atado a la obra de arte y a la audiencia como elite.
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Vale la pena resaltar la necesidad de los museos expandidos por escuchar fielmente a sus audiencias y dejarse orientar por ellas. En nuestro contexto nacional la legislación pareciera acercarse en algún sentido a estos aspectos. Según la más reciente versión de la legislación y normas generales para la Gestión, Protección y Salvaguardia del Patrimonio Cultural en Colombia (Ley 1185 de 2008), “las políticas públicas reconocen a las comunidades el papel fundamental de identificar y valorar sus manifestaciones culturales materiales e inmateriales. En este sentido, se concede que son las comunidades las que, como usuarias, lo crean, lo transforman, lo heredan y le otorgan valor, lo que significa velar por su gestión, protección y salvaguardia8.” Lo anterior puede ser interpretado como un intención explicita para que los intereses de los museos sean propuestos por una clara comprensión de las audiencias. El aproximarse eficientemente a las audiencias claves presupone entonces un reto para los museos, en donde como instituciones públicas estas deben proponer estrategias que les permitan no solo comprender la manera como las audiencias se aproximan a ellas, en particular, sino la manera como cada una de las diferentes audiencias (colaboradores, 8 Protección y Salvaguardia del Patrimonio Cultural en Colombia La Ley 1185 de 2008 y sus decretos reglamentarios Ministerio de Cultura.
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proveedores, empleados, visitantes, investigadores, educadores, patrocinadores, etc.) piensa, siente y actúa. El comprender estos síntomas le permitiría a los museos orientar las formas de catalogar, conservar y difundir el patrimonio. Evidentemente las formas de interactuar con las audiencias debe concordar con la época y las formas como se movilizan mensajes dentro de las diferentes audiencias (stakeholders). En este sentido, y volviendo a la reflexión sobre el cierre del Museo del Siglo XIX en Bogotá, vale la pena resaltar la debilidad de este para proponerse como un espacio de reflexión sobre y a través de las colecciones, la colección comprendida como un medio y no como un fin en si mismo, un lugar en donde se orientan preguntas y se sugieren respuestas a través de las intervenciones museográficas, pero sobretodo a través de las interacciones que se proponen entre el visitante y los dispositivos museográficos.
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HACIA NUEVAS FORMAS DE CATALOGAR, CONSERVAR Y DIFUNDIR Las nuevas formas del planeta exigen que las instituciones encargas de pensar sobre y desde el patrimonio cultural se piensen comprendiendo que el mundo ha experimentado un proceso de cambio, y que sobre la vía de estas nuevas transformaciones se deberían proponer nuevas formas de catalogar, conservar y difundir el patrimonio. Particularmente se quiere proponer que Colombia no es un territorio ajeno a ese cambio, y que por lo tanto las instituciones culturales en Colombia deberían pensarse desde estas perspectivas. ¿Cómo enfrentan los museos y los archivos en Colombia el impacto de la tecnología en el flujo mismo de la comunicación y la hipervisualización de la cultura?
La respuesta en la mayoría de museos en Colombia sería, de ninguna forma. Sin embargo, algunos pocos9 han comprendido que una forma seria de responder a estos intereses es a través de la creación de contenidos que otorguen sentido a la gente, en medio de un ambiente renovado con un publico diferente también, y sobre todo con un rol actualizado del museo como ente educador. La creación de estos contenidos debería surgir de la creación de contenidos nuevos a partir de interpretaciones que promuevan conocimientos transversales, y por otro lado con el desarrollo de nuevas intervenciones museográficas que permitan al visitante interactuar con los dispositivos (tanto digitales como análogos) y por esta vía permitirle participar en la construcción misma del sentido del museo, resaltando su rol como lugar de intercambio.
¿Cómo enfrentan los museos, por ejemplo, el surgimiento veloz de redes multiusuarios gracias a las llamadas tecnologías sociales?
9 Ver: http://www.culturacaribe.org/Parque_Cultural_del_ Caribe. Museo del Caribe. Barranquilla, Colombia.
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CONCLUSIÓN
REFERENCIAS
Pareciera que la mayoría de las opiniones convergen en culpar a un Estado descuidado de las instituciones culturales, pero también vale la pena resaltar la responsabilidad de las instituciones culturales en cuanto a la comprensión en tiempo real de sus propios públicos.
Bauer, A. J. (2001). Goods, power, history: Latin America’s material culture. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
En otras palabras, nos encontramos ante el reto de renovar el museo como institución política, social y cultural, o de otra forma presenciar la clausura de más museos y con ello el olvido de interesantes colecciones debido en parte a que los museos no logran convertirse en atractivos símbolos de y para la ciudad y por esta vía focos de conciencia de la sociedad misma.
Morente, . M. M., & en Universidad de Málaga. (1996). El Patrimonio cultural. Málaga: Universidad de Málaga.
La necesidad de crear nuevos museos autónomos capaces de repensarse orientados por las audiencias y en pro de un crecimiento sostenible en el tiempo es urgente. Museos que asuman el reto de pensar sobre futuro posible y deseable del concepto mismo de museo.
Dercon, C. (2002). The museum concept is not infinitely expandable? [á:r] issue 01, 22-27.
Rodríguez, D.E, Romero, A.C. (2012). Interpretando la cultura material en Latinoamérica. (documento de trabajo) (Este producto es resultado de investigación del proyecto “Estudio social de la cultura material en Colombia en el siglo XIX”, FCHAD, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano) Tallon, L., & Walker, K. (2008). Digital technologies and the museum experience: Handheld guides and other media. Lanham: AltaMira Press. Universidad Nacional de Colombia. (2012) Historia del siglo XIX se archivó en guacales. UN Periódico, Bogotá D.C. No. 153, domingo 11 de marzo.
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