PREDICACIÓN PARA LA TRANSFORMACIÓN
Formación Pastoral Iglesia Metodista Libre Latinoamérica
Predicación para LA Transformación
Mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 2 Timoteo 2:15 NVI
FORMACIÓN PASTORAL Iglesia Metodista Libre Latinoamérica
Equipo Directivo Directora de área Dra. Delia Nüesch-Olver Equipo de Formación Pastoral Latinoamérica Dr. Paul Olver, Dr. Glenn Lorenz y Dr. Ricardo Gómez Coordinador de proyecto John Jairo Leal Rincón Equipo de Trabajo Beth Gómez, Jennifer Porras Pabón, Jorge Leonardo Báez Agreda, Luis Fernando Pérez Rojas y Shirley Yomara Cadena Maldonado Diseñador Johan Ferney Ríos Arboleda
Permitimos a otros distribuir, remezclar, retocar y crear a partir de esta obra de modo no comercial, siempre y cuando nos den crédito y licencien sus nuevas creaciones bajo las mismas condiciones. Elaborado en Medellín, Colombia 2018
Introducción
E
l material que se presenta a continuación ha sido diseñado por Luis Fernando Pérez Rojas, Shirley Yomara Cadena Maldonado y John Jairo Leal Rincón. Una de las fuentes principales que hemos usado y que recomendamos a quienes se están iniciando en el arte de la predicación es el libro de Jerry Stanley Key La Preparación y Predicación del Sermón Bíblico. En algunas secciones hemos adaptado porciones de las lecciones de Predicación del Curso Omega para Plantadores de Iglesia Manual 5. Se sugiere que este módulo se enseñe usando la metodología de aula invertida porque es la que mejor ayuda a desarrollar los materiales y lograr las metas. En esta, los plantadores o pastores-estudiantes reciben los materiales previamente al encuentro (el tiempo presencial de clase), hacen la lectura comprendiendo el contenido y realizan todas las asignaciones dadas. En el encuentro se socializan los materiales, se profundiza los contenidos, se revisan los ejercicios y se solucionan interrogantes que hayan surgido. Preferiblemente esta asignatura se debe realizar en grupo y bajo la supervisión de un formador debidamente avalado por la Iglesia Metodista Libre; para una excepción, por condiciones especiales, debe comunicarse con la persona a cargo en su iglesia, distrito o conferencia. Este material está dirigido tanto para personas que están en el proceso de Plantación de Iglesias Comunitarias, como para pastores en iglesia ya establecidas que están camino a la ordenación. El diseño del módulo presupone que cada lección de esta asignatura corresponde a tres horas de encuentro de grupo (incluyendo un tiempo de descanso por lección); por ello es ideal seguir una de las siguientes modalidades para completar esta asignatura: Plan extendido: 12 encuentros semanales de 90 minutos cada uno. Esta modalidad es ideal cuando un mismo grupo está realizando dos o más asignaturas al mismo tiempo. En esta modalidad recomendamos que en una semana se revise la asimilación del contenido (use las actividades de evaluación llamadas ‘preguntas de reflexión’ y ‘lecturas complementarias’), y en la siguiente revise el desarrollo de los ejercicios de evaluación personal y los planes de acción. Plan regular: La asignatura se puede completar en 6 encuentros semanales de 3 horas cada uno (una variante a esto son dos encuentros semanales de 90 minutos). Antes de cada encuentro usted deberá completar todas las actividades indicadas para la lección. Plan intensivo: La asignatura se puede completar en 1 encuentro de aproximadamente 18 horas. En esta modalidad se espera que el estudiante sea muy disciplinado de tal forma que, durante cada uno de las seis semanas previas al encuentro, lea completamente el contenido del manual, desarrolle las actividades de evaluación tocantes al pensamiento (preguntas de reflexión e informes de lectura) y evaluación personal. En el encuentro el formador indicará cuándo y cómo completar y reportar las actividades de evaluación llamadas planes de acción.
A lo largo de todos los manuales podrá encontrar algunos de los siguientes íconos. En ocasiones puede encontrar dos de estos íconos fusionados, esto implica que tiene el significado de los dos. A continuación se los presentamos con su significado:
CONTENIDO Sílabo ..................................................................................................................................................... 7 1 La predicación bíblica ....................................................................................................................... 9 • Introducción ......................................................................................................................................... 10 • ¿Qué es la predicación bíblica? ........................................................................................................... 10 • La predicación: fundamento del cristianismo ...................................................................................... 11 • La meta de la predicación bíblica ........................................................................................................ 12 • Tipos de sermones ................................................................................................................................ 14 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 17 2 El predicador ..................................................................................................................................... 19 • Introducción ......................................................................................................................................... 20 • Asuntos espirituales ............................................................................................................................. 20 • Asuntos emocionales ............................................................................................................................ 22 • Asuntos físicos ..................................................................................................................................... 24 • El rol del predicador ............................................................................................................................ 25 • El estilo del predicador ........................................................................................................................ 27 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 28 3 La audiencia ....................................................................................................................................... 29 • Introducción ......................................................................................................................................... 30 • El propósito principal de un sermón .................................................................................................... 30 • El Nuevo Testamento y las audiencias de la predicación .................................................................... 31 • Analizar la audiencia ............................................................................................................................ 32 • Guiar la audiencia a descubrir el mensaje ........................................................................................... 35 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 37 4 El sermón I ......................................................................................................................................... 39 • Introducción ......................................................................................................................................... 40 • El cuerpo del sermón ........................................................................................................................... 40 • El texto bíblico del sermón .................................................................................................................. 41 • El objetivo y la idea central del sermón ............................................................................................... 43 • El título del sermón .............................................................................................................................. 44 • La estructura del sermón ...................................................................................................................... 45 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 50
5 El sermón II ....................................................................................................................................... 51 • Introducción ......................................................................................................................................... 52 • La introducción del sermón ................................................................................................................. 52 • La conclusión del sermón .................................................................................................................... 55 • Las ilustraciones del sermón ................................................................................................................ 58 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 61 6 La comunicación del mensaje .......................................................................................................... 63 • Introducción ......................................................................................................................................... 64 • El uso de la voz .................................................................................................................................... 64 • La comunicación corporal ................................................................................................................... 67 • Consejos varios para la predicación ..................................................................................................... 68 • Aspectos varios a evitar en la predicación ........................................................................................... 69 • Formas de presentar sermones ............................................................................................................. 69 • Actividades de evaluación ................................................................................................................... 73 Anexo 1 Formato de evaluación de un predicador y su sermón ...................................................... 75 Anexo 2 Glosario .................................................................................................................................. 77 Bibliografìa ........................................................................................................................................... 78
Sílabo Sílabo 1. Asignatura Predicación para Transformación (Homilética) 2. Descripción del curso El curso presenta al estudiante las herramientas necesarias para realizar el trabajo homilético adecuado. Este se realiza teniendo en cuenta la vida espiritual y personal del predicador, el texto bíblico y la audiencia a la cual se le comunicará el mensaje. 3. Objetivos generales Al concluir esta lección el estudiante: • Se preparará a sí mismo para el arte de la predicación utilizando los principios aprendidos en la clase de formación espiritual. • Será capaz de preparar un sermón utilizando las herramientas dadas en el curso de interpretación bíblica. • Será capaz de definir y diferenciar las formas de estructurar un mensaje (textual, narrativo, expositivo, temático) y el uso de material de apoyo (power point, videos, ilustraciones, citas, etc.). • Preparará y presentará un sermón incorporando los principios de buena comunicación. 4. Evaluación • El estudiante preparará una predicación de uno de los siguientes textos bíblicos: Hechos 16:1-10 o Mateo 28:16-20. Para esto, desarrollará las actividades de evaluación que encontrará en cada lección, lo que permitirá al final de este módulo tener gran parte del trabajo realizado. Los ejercicios que encuentre en las diferentes lecciones deberá realizarlos en un cuaderno de notas. El estudiante predicará, y será evaluado por su formador y otra persona que considere pertinente. La evaluación se hará teniendo en cuenta el anexo 2 que se encuentra al final de esta lección. Finalmente, deberá presentar una corta reflexión sobre la retroalimentación que le ofreció su formador. Por lo general, una persona no puede recibir y actuar para mejorar varias cosas a la vez, por lo que debe tener en cuenta lo que le han dicho sobre su predicación y condensar en una sola página los siguientes elementos. 1) Las dos o tres mejores cosas que hace bien. 2) Los puntos de enfoque uno-dos para mejorar mientras continúa predicando. 3) Un próximo paso de acción específico para que pueda mejorar su predicación. Debe pedirle consejo a su formador sobre lo que lo ayudaría a mejorar. (Tal vez su formador le sugerirá un libro, un sitio web, una actividad, etc.) • El estudiante evaluará detenidamente la siguiente predicación: Diego Cardona “Cuida tu corazón”. Para esto, tendrá en cuenta el anexo 2 y lo entregará posteriormente a su formador. La predicación la puede encontrar usando el link en Recursos Cibergráficos.
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Sílabo Recursos cibergráficos Cuida tu corazón https://www.youtube.com/watch?v=akCwF2l_rc4&list=PLgAxa4t27MWc0JCcEB6I4Ra4YqJKvC3p7 ¿Qué es la predicación bíblica? (1801) https://www.youtube.com/watch?v=o25oZK1mFXc Criterio de evaluación – Predicación para la transformación Por favor, reflexione sobre la retroalimentación que le ofreció su formador. Por lo general, una persona no puede recibir y actuar para mejorar varias cosas a la vez, por lo que debe tener en cuenta lo que le han dicho sobre su predicación y condensar en una sola página los siguientes elementos. 1) Las dos o tres mejores cosas que hace bien. 2) Los puntos de enfoque uno-dos para mejorar mientras continúa predicando. 3) Un próximo paso de acción específico para que pueda mejorar tu predicación. Debe pedirle consejo a su formador sobre lo que lo ayudaría a mejorar. (Tal vez su formador le sugerirá un libro, un sitio web, una actividad, etc.)
Sílabo
1 LA PREDICACIÓN BÍBLICA
Propósito de la lección
Comprender la importancia y la necesidad de la predicación bíblica, y confrontarla con las formas de predicación usadas hasta ahora por el estudiante.
Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante: • Comprenderá la definición y la meta de la predicación. • Identificará los tipos de sermón y sus ventajas. • Tomará conciencia de la preeminencia de la predicación e positiva.
Contenido
• Introducción • ¿Qué es la predicación bíblica? • La predicación: fundamento del cristianismo • La meta de la predicación bíblica • Tipos de sermones • Actividades de evaluación
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La Predicación Bíblica INTRODUCCIÓN Jesús y el burro (Lc. 19:29-40) 1. ¡Tú eres como un burro! (v. 29-30) a. Estás amarrado por alguien que no es realmente tu dueño (v. 30a). b. Tu eres joven e inexperto – nadie te ha gobernado todavía (v.30b). 2. Jesús manda que te busquen y te liberen (v. 30c-34) a. Él te libera mediante sus discípulos (v. 31 y 32). b. Habrá objeciones cuando eres liberado para servir a Cristo (v. 33). c. Pero Él te necesita (v. 34). 3. ¿Eres un burro para Cristo? (v. 35-40) a. ¿Está Él montando sobre ti? ¿Te gobierna Cristo? b. ¿Estás trayendo adoración a Él? (Ramesh, 2005, pág. 22) “¿Puede este bosquejo ser predicado? ¡Claro que sí!, pero” - continua R. Richard “¿Es fiel al texto sagrado? ¡Claro que no!” (Ramesh, 2005). A todas luces este sermón apelaría a la audiencia por su forma directa, divertida, y didáctica. ¡Pero no es fiel al texto! Puede ser que algunos de los pensamientos están aquí y allá, desparramados en diversos pasajes bíblicos; sin embargo, este bosquejo no es correcto en el sentido que Lucas 19 no apoya estas afirmaciones. Y la razón para esta evaluación es simple: estas enseñanzas no fueron la intención del autor cuando, inspirado por el Espíritu Santo, consignó estas palabras. Bosquejos como el de “Jesús y el burro” son muy comunes. Reflejan el interés de ser llamativos pero sacrifican el contenido bíblico. Por otra parte, están aquellos que tienen un contenido muy apegado al mensaje bíblico, pero no son relevantes ni despiertan el interés de la audiencia. Estos dos males, entre otros, revelan la necesidad de formarnos como buenos y fieles expositores de la Palabra, que es uno de los principales ministerios del líder cristiano. Ahora bien, debemos ser justos y mencionar que en las últimas décadas ha habido un renovado y creciente interés para participar y formar escuelas de expositores bíblicos.
¿QUÉ ES LA PREDICACIÓN BÍBLICA? Para definir qué es la predicación bíblica empezaremos por dar un vistazo a los términos que usa el Nuevo Testamento para referirse a predicar. Stanley (2008, págs. 29-30) enlista nueve términos relacionados con la predicación. De estos hay tres que son los más relevantes: 1. Proclamar: “traer noticias”, “el mensajero recibe su mensaje y la autoridad de Dios para hablar de Cristo” (Lc. 8:7; 1Co. 1:23-24). Esta palabra aparece más de 50 veces en el Nuevo Testamento.
La Predicación Bíblica 2. Evangelizar: traer, anunciar o predicar las Buenas Nuevas (Lc. 8:1; Hch. 8:4, 12, 40, 14:15). Hace referencia al elemento evangelizador de la predicación. 3. Enseñar: exponer la verdad divina a través de la enseñanza (Mt. 28:20; Hch.18:11; 1Ti.6:2, 2Ti.2:22). Los discípulos del Señor estaban tan llenos del amor y gozo de Dios que instaron a las futuras generaciones a predicar siendo hombres idóneos y fieles (1Ti. 4:13; 2Ti. 2:2, 4:2; Tit. 2:1). En la actualidad al referirnos a la predicación usamos la palabra “homilética”. Stanley (2008, pág. 28) nos dice que esta viene del vocablo griego ‘homilía’ que significa: ciencia o arte del discurso cristiano. En otras palabras, homilética es el estudio de los fundamentos y principios de preparar y presentar sermones. Estos fundamentos y principios han surgido de años de investigaciones y análisis ligados a la oratoria en la comunicación del mensaje bíblico. Todo esto con el propósito que los sermones contengan principios y verdades bíblicas aplicables a nuestra audiencia contemporánea. Así pues, tomando en cuenta el contexto bíblico y el contemporáneo podemos añadirnos a la definición de Stanley (2008, pág. 37) cuando dice La predicación es la fiel exposición del correcto sentido de uno o más textos de la Biblia, ilustrando la exposición y aplicándola a la vida de los oyentes, involucrándolos de tal manera que son satisfechas sus necesidades, y dando por sentado que esta comunicación sea hecha por una persona con una experiencia real con Cristo y guiada por el Espíritu Santo.
LA PREDICACIÓN: FUNDAMENTO DEL CRISTIANISMO La historia demuestra lo importante que ha sido la predicación para el pueblo de Dios. En el Antiguo Testamento observamos a grandes predicadores como: Moisés, Josué, Esdras, los profetas, etc. que comunicaban la voluntad de Dios a través de sus mensajes. En el Nuevo Testamento encontramos grandes predicadores como Juan el Bautista: él predicaba sobre el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados (Mr. 1:4). El mayor ejemplo lo encontramos en el mismo Jesús que utilizó la predicación para enseñar a sus discípulos y a la multitud (Mt. 5:2-7:29). También los apóstoles utilizaron la predicación para comunicar las buenas nuevas de salvación a todos las personas del primer siglo (Hch. 2:14, 3:12, 7:2-53). En los casos mencionados anteriormente “la predicación les era una cuestión de vida o muerte, y el heraldo de Dios debería proclamar el mensaje de Dios con toda urgencia” (Stanley, 2008, pág. 33). En resumidas cuentas la predicación fue un instrumento fundamental para comunicar el mensaje de Dios en los tiempos bíblicos. En este mismo sentido, la predicación ha dado lugar a grandes momentos y movimientos del cristianismo. Por ejemplo, la Reforma Protestante fue un movimiento en donde volvió a tomar vida la predicación en el sentido que los sermones se expresaban en el idioma de cada nación y no en latín. Además, por medio de la predicación de la Palabra de Dios han surgido grandes avivamientos en diferentes partes del mundo. Algunos muy conocidos como por ejemplo el de Inglaterra con Juan Wesley o el de Estados Unidos con Jonathan Edwards, otros no tan conocidos como los que están teniendo lugar en Asia, África o Latinoamérica.
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La Predicación Bíblica Estos ejemplos y muchos otros nos llevan a concluir que la predicación ha sido relevante en cada momento del pueblo de Dios. El pueblo de Dios ha sido nutrido no por ritualistas, sino por portavoces que han comunicado fielmente el mensaje de Dios. Así que, el ministro debe darle importancia a la predicación para dar lo mejor de sí mismo. Al igual, debe disponer tiempo para preparar el sermón y disponerse para explotar y fortalecer sus talentos para comunicar el mensaje lo más claro posible. Es importante destacar que el predicador no es la figura principal del sermón, aunque cumpla una función elemental al predicar el mensaje. El predicador es un portavoz, un instrumento en las manos de Dios para comunicar su mensaje a su iglesia. Por más elocuente y versado que sea el predicador nunca podrá remplazar el mensaje de Dios. En la actualidad podemos observar diferentes mujeres y hombres que son elocuentes y versados a la hora de comunicar un mensaje. Sin embargo, nunca saciará a la iglesia pues, como dice Piper1 (2004, pág. 7), son “recetas populares cuyos beneficios son superficiales y breves. La prédica que no tiene el aroma de la grandeza de Dios, podrá entretener por un tiempo, mas no calmará el grito del alma que clama: Muéstrame tu Gloria”. Por esta razón, lo más importante en la predicación es el mensaje de Dios que calma el hambre que Dios ha enviado. En este mismo sentido, Pablo expresó refiriéndose al mensaje de Dios, no a la sabiduría, ni mucho menos a la elocuencia o la tarea del predicador, que a Dios le pareció bien salvar a los que creen en Él por medio del mensaje de la cruz. Este fue el medio escogido de Dios para salvar a todo aquel que cree en Él (Stanley, 2008, pág. 35). Este mensaje era locura para los gentiles que amaban la sabiduría humana y la elocuencia, al igual que, era tropezadero para los judíos que no creían en Jesús como el mesías. Mientras que para los creyentes tanto judíos como gentiles era poder de Dios para salvación (1Co. 1:18-24). El mensaje predicado con el poder del Espíritu Santo es el que cambia y transforma la vida del oyente, no el predicador con su elocuencia. De esta manera, dejamos claro que el predicador es una figura secundaría en la predicación siendo Dios el único digno de todos los elogios y toda gloria.
LA META DE LA PREDICACIÓN BÍBLICA La meta principal de la predicación es: la gloria de Dios teniendo como base: la cruz de Cristo y esto se logra a través de: El poder del Espíritu Santo (Piper, 2004, pág. 21). La gloria de Dios es admirada por Pablo en el libro de Romanos: Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: ¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas! Ro. 10:14-15 NVI 1 Los estudiantes deben ser conscientes que aunque el Dr. John Piper es citado frecuentemente en este manual, la Iglesia Metodista Libre en Latinoamérica no respalda ni promueve sus escritos generales debido a su teología ultra calvinista y reformada y su oposición extrema a las mujeres en el liderazgo. Si bien estos son temas sobre los cuales la teología wesleyana y nuestra interpretación bíblica no concuerdan, encontramos que las enseñanzas del Dr. Piper con respecto a la predicación son útiles.
La Predicación Bíblica Según esta cita bíblica la predicación puede ser definida como la proclamación de las buenas nuevas por un mensajero enviado por Dios, “Heraldo” - de la palabra (v.14); “buenas nuevas” o evangelio (v.15). La pregunta clave es: ¿Qué es lo que el predicador proclama? ¿Cuáles son las buenas nuevas a las que se refiere el texto? Pablo nos deja con la pregunta en el verso 16 aludiendo a Isaías 52:7, veamos qué es lo que proclama en el contexto de Isaías. En Isaías observamos que las buenas nuevas del predicador se refieren a la paz y la salvación que él anuncia, estas palabras están grabadas en una frase: “tu Dios Reina”. Está verdad es muy importante, pues Dios es el Rey del universo, y dado que Él es su creador, tiene derecho absoluto sobre este mundo y sobre cada uno de los que en él viven. Sin embargo, los seres humanos se han rebelado contra el Rey del universo, su autoridad ha sido menospreciada por muchas personas; por eso es que Dios manda predicadores que proclamen que Dios reina, que no va permitir que su gloria sea menospreciada. Él va a vindicar su nombre con grande y terrible ira. Pero que también son enviados a proclamar que por el momento Dios ofrece una total y libre amnistía a los rebeldes que se vuelvan y busquen al Rey, clamen por misericordia, se arrodillen ante su trono y le juren sujeción y fidelidad para siempre. El perdón está firmado con la sangre de su Hijo (Piper, 2004, págs. 25-26). Lo que motiva a Dios a ofrecer perdón no es su misericordia con el pueblo, sino su amor a su nombre, Dios dice: Por amor a mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor a mí mismo lo haré, para que no sea mancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro. Is. 48:9-11 Esta cita nos muestra a Dios como Rey en el ejercicio de su soberanía y su inalterable pasión por el honor de su nombre y la demostración de su gloria. En ese mismo sentido, en el compromiso de Dios, de reinar, está el profundo compromiso de que un día llenará la tierra con su gloria (Nm.14:21; Is.11:9; Hab. 2:14; Sal.57:5; 72:19). El principal propósito de Dios en el mundo, es el de llenarlo con el destello de su gloria en la vida de una nueva humanidad, rescatada de cada pueblo, tribu, lengua y nación (Ap. 5:9.) Sin embargo, la gloria de Dios no se refleja en los corazones de los seres humanos cuando se someten con desgano a la autoridad de Dios, o cuando obedecen por temor o cuando no hay regocijo en respuesta a la gloria de su Rey (Piper, 2004, pág. 27). El Rey es justo y no es dictador, por eso envía predicadores a declarar que: “tu Dios Reina”. Su objetivo no es someter al ser humano por un acto de cruda autoridad. Al contrario, su meta es atraer nuestras vidas con irresistible demostración de su gloria. La única sumisión que refleja completamente el valor y la gloria del Rey es la sumisión gozosa. Sumisión a regañadientes ofende al Rey, así que, sin gozo no hay ninguna gloria para el Rey soberano. La sumisión gozosa es lo que Jesús expresó: “una persona cuando encuentra un tesoro, lo esconde de nuevo y gozoso por ello va y vende lo que tiene y compra el campo” (Mt. 13:44). El objetivo de la predicación es una sumisión gozosa al Rey. Un asombroso deleite del ser humano en la gloria de Dios. Cuando el reino es un tesoro, la sumisión es un placer. De otro modo, cuando la sumisión es un placer, el reino es glorificado como un tesoro. Por tanto, “si la meta de la prédica es glorificar a Dios, deberá orientarse a una alegre sumisión a su reino y no a una sumisión superficial” (Piper, 2004, pág. 28).
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La Predicación Bíblica Hemos observado que la meta de la prédica es la gloria de Dios reflejada en la gozosa sumisión del ser humano. Al saber esto, nos enfrentamos a dos grandes obstáculos para lograr esta meta, la justicia de Dios, y el orgullo del hombre. “La justicia de Dios es su inquebrantable celo de exaltación de su gloria. El orgullo del hombre es su incesante celo por la exaltación de su propia gloria. Lo que en Dios es justicia, en el hombre es pecado” (Piper, 2004, pág. 32). Tal es el punto de Génesis 3, el pecado entró en el mundo por la tentación, cuya esencia fue: “Serás como Dios”. Desde el principio este ha sido el esfuerzo del ser humano, imitar a Dios, y como consecuencia es la esencia de nuestra corrupción. De esta manera, el orgullo del ser humano desprecia la gloria de Dios. De ahí que, su justicia le obliga a derramar su ira sobre nuestro pecado, nuestro orgullo. Pero para este problema Dios ha provisto la solución: la muerte de Cristo, Dios se ha propuesto salvar ambos obstáculos al predicar. Es decir, el obstáculo de la justicia de Dios contra el orgullo humano y el obstáculo del predicador, nuestra orgullosa oposición a la gloria de Dios. La muerte de Cristo se torna en el terreno con validez objetiva de la prédica así como de la humildad del predicador (Ga. 6:14. 1Co. 1:17-31, 2:1). De esta manera, la muerte de Cristo se torna en la base de la humildad de la predicación y base del valor de la prédica (Ro.3:23-26). (Piper, 2004). En resumidas cuentas: La supremacía de Dios al predicar demanda el despliegue de la magnificencia de la gloria de Dios, sumada al poder de la cruz del Hijo de Dios para que nuestra prédica tenga una genuina validez con la humillación de nuestro orgullo. Sin embargo, nada de esto ocurrirá por sí mismo. La soberana obra del Espíritu Santo deberá ser el poder por el que todo sea hecho (Piper, 2004, pág. 43). Debemos reconocer que toda nuestra predica por más investigada y elocuente, sin el poder del Espíritu Santo es pobre y vacía. Dios deberá moldearnos para el ministerio de la predicación (2 Co. 1:8-9; 2:7). Al Dios moldearnos podremos evitar caer en nuestra propia confianza y la propia exaltación en el ministerio de la prédica. Recordemos que la meta de la prédica es la gloria de Dios en la grata sumisión de su pueblo. ¿Cómo recibirá Dios gloria de una acción que definitivamente es humana? Por esta razón, Dios nos ha dado dones para que cada uno los ponga al servicio de otros (1P.4:10-11). Además, nos ha dejado el don de la palabra: nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo (2P. 1:21). Dicho brevemente, todo el que predica debe depender de tres aspectos indispensables: 1) el Espíritu Santo, 2) los dones dados por Dios, y 3) el don de la Palabra. Así que, todo el que sirve debería hacerlo en el poder que Dios da, para que Él y no el predicador, reciba la gloria (1P. 4:11).
TIPOS DE SERMONES A través de la historia han surgido varios tipos de sermones. Un buen orador debe utilizar varios de ellos según la necesidad de la audiencia. Los diferentes tipos de sermones son como herramientas en las manos de un constructor que sabe cuál herramienta usar para cada momento y situación en particular. Igualmente, hay que tener claro que cada sermón es apropiado para una situación y tarea particular. El predicador, como un constructor experto, necesita saber cuándo y dónde se puede emplear eficazmente cada tipo de sermón. Las formas enumeradas a continuación no son las únicas pero son las más representativas.
La Predicación Bíblica • Sermón Temático Es la exposición de un tema a lo largo de toda la Biblia, sin tener un texto bíblico en específico como base. Es decir, que su exposición no se centra en una unidad literaria, sino que se recoge los versículos que apoyan una enseñanza o doctrinas en particular. Este tipo de mensaje se emplea comúnmente para explicar doctrina y su título se desarrolla a partir del tema o asunto. Es muy efectivo cuando el propósito principal del mensaje es adoctrinar puesto que recoge los versículos específicos que tratan de determinado asunto. Este tipo de sermón puede ayudar a traer un cambio de entendimiento, puesto que enfatiza la comprensión lógica. El peligro es querer incluir todo lo que la Biblia expresa tanto de ideas como de textos en un solo mensaje. Por otra parte, cuando no se hace un estudio concienzudo, se corre el riesgo de usar los versículos bíblicos como trampolín que apoye las ideas propias y no las de la Biblia. • Sermón Textual Se limita a una porción pequeña de la Escritura, por lo general dos o tres versículos que se explican minuciosamente en la predicación. La ventaja de este sermón es que es muy profundo y deja clara las ideas que enseñan los dos o tres versículos, claro está, cuando se hace “en fidelidad a su contenido, forma y función” (Jiménez, 2015). Un ejemplo clásico de sermón textual es Mateo 28:18-20. Sin embargo, el peligro es no tener en cuenta el contexto literario y en ocasiones usar otras citas bíblicas para apoyar lo que se expone o saltar de un texto a otro. • Sermón Narrativo Los mensajes narrativos se edifican sobre una o más historias. Estas pueden ser bíblicas o no. La verdad de la Palabra se entreteje en la historia. La historia sirve como marco que le ayuda al oyente a organizar y comprender la verdad que se enseña. Tales mensajes pueden ser muy memorables. De hecho, hay que tener cuidado que la historia no sobrepase la verdad de la Palabra, o llegar a ser la autoridad principal. Según Jiménez (1999) las ventajas de los sermones narrativos son: 1) Despierta el interés, atrae y mantiene a la audiencia a lo largo de la predicación. 2) Guía a la imaginación de tal manera que las imágenes, ilustraciones e ideas principales presentadas en el sermón sean llamativas y reales. 3) Da viveza a la experiencia narrada, pues esta ayuda a que la congregación se identifique con los personajes y viva la narración. Además, la narración creativa y bien diseñada puede darle sabor contemporáneo a la tradición bíblica. • Sermón Expositivo Dever define la predicación expositiva como “un sermón en el cual el punto de un texto bíblico es el punto del sermón aplicado a la vida de la congregación” (Nuñez, 2018). El predicador comenta cada versículo de la sección bíblica. Extrae el mensaje principal del texto para después exponerla por medio del material ilustrativo de tal forma que sea relevante, fresca y aplicable a nuestros días. Son muchas las ventajas del sermón expositivo y debe ser nuestro preferido al predicar. Algunas razones son: 1) Se extrae la verdad bíblica de una unidad literaria en su contexto, con una estructura provista por el texto mismo preservando la intención original del autor (Nuñez, 2018). 2) Es Cristo-céntrica ya que tanto el “Antiguo como el Nuevo Testamento giran alrededor de la persona de Cristo” (Nuñez, 2018). 3) Es textual porque observamos la relación que tiene con toda la Escritura. 4) Es temático, en el sentido que el título es derivado del texto que es desarrollado. 5) Es transmitida fielmente utilizando
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La Predicación Bíblica ilustraciones válidas, pero sin perder la esencia como verdad única. 6) Sugiere aplicaciones prácticas y relevantes para realizar. 7) Encuentra la mejor manera de iniciar y concluir la predicación. En pocas palabras “el expositor expone por fuerza lo que parece estar oculto, da claridad a lo que parece confuso, deshace los nudos y desarma lo que parece un paquete difícil (Stott, 2000, pág. 120)”. Además de esto, existen enormes ventajas para los predicadores expositivos y para la audiencia: 1) El predicador crece a través de los años en su conocimiento y obediencia mediante la disciplina de ser expuesto a toda la Palabra de Dios. 2) El predicador administra bien su tiempo y su energía usada para seleccionar el texto bíblico a predicar. 3) El predicador balancea sus áreas de especialización, temas favoritos, y necesidades de la congregación con la Palabra de Dios. 4) La congregación es ministrada directamente por el poder de la Palabra. 5) Las personas en la congregación aprenden a alimentarse por sí mismas, siendo educadas en la disciplina de la comprensión de lectura. Es decir, la congregación toma como fuente principal la Biblia y aprende que es de ella que dependemos completamente. 6) La congregación, al ser confrontada con las Escrituras, aprende a testificar a otros de manera fiel, relevante y clara. 7) La congregación crece en la confianza de que el predicador está siendo fiel a la Palabra de Dios en lugar de usar el púlpito para manipular o desahogar sus temores y deseos. 8) La congregación logra, con los años, una exposición a todo el consejo de Dios, en lugar de comer el mismo menú y caer en los lugares comunes de los temas favoritos o urgentes.
La Predicación Bíblica ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN Ejercicio 1 Para empezar el proceso de desarrollar un sermón bíblico, realice los siguientes ítems que le ayudará a autoevaluarse. • ¿Cuál ha sido el sermón que más recuerda? ¿Por qué recuerda esa predicación en particular? ¿Fue fiel al texto bíblico y logró que la audiencia se identificara con el mensaje? • Ahora recuerde la última predicación que usted compartió (busque sus notas si es necesario), ¿Logró llamar la atención de los oyentes desde que empezó a hablar? ¿Fue fiel al mensaje bíblico? ¿Lo que dijo impactó a la audiencia? ¿Glorificó a Dios a través de lo que dijo? ¿Quedó usted como personaje principal o secundario? • Evalúe por un momento las motivaciones por las que usted está predicando en este momento, ¿Es por cumplir con un deber? ¿No hay nadie más que lo pueda hacer? ¿Es la gloria de Cristo su mayor motivación? Termine en oración pidiéndole al Señor que avive su pasión por ver su gloria a través de la predicación.
Ejercicio 2 Escuche el podcast en el link https://www.youtube.com/ watch?v=o25oZK1mFXc y conteste las preguntas a continuación: • ¿Qué es la predicación bíblica? • ¿Cuál es el punto de partida de la predicación bíblica? • ¿Cuáles son los dos estilos básicos de la predicación? • ¿Cuáles son los tres tipos de predicación bíblica? ¿En qué consiste cada uno de ellos? • ¿Cuáles son los criterios que determinan cuán bíblico es un sermón? Ejercicio 3 • Busque en sus archivos (digital o físico) las notas de las últimas cinco predicaciones que realizó, analícelas y escriba qué tipo de sermón usó, ¿Temático, textual, narrativo o expositivo? • Identifique el común denominador, las ventajas y desventajas que ha traído para su audiencia (usando como referencia las descritas en esta lección). • Si usted no está predicando regularmente puede analizar 5 sermones que usted ha escuchado recientemente.
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2 EL PREDICADOR
Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a desarrollar hábitos de preparación integral para la predicación.
Resultados de la lección
Al terminar esta lección el estudiante: • Aprenderá a prepararse espiritual, emocional y físicamente para la predicación. • Será consciente de la importancia del estudio, investigación y meditación para la predicación. • Valorará su estilo de predicar.
Contenido
• Introducción • Asuntos espirituales • Asuntos emocionales • Asuntos físicos • El rol del predicador • El estilo del predicador • Actividades de evaluación
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El Predicador INTRODUCCIÓN
A
la hora de predicar influyen varios factores, uno de ellos es el predicador. Este influye en la recepción del mensaje en por lo menos dos niveles. Primero, siempre que una persona nos habla acerca de cualquier tema, subconscientemente filtramos sus palabras por nuestra opinión de esa persona. Si consideramos que es una persona confiable, amable, inteligente, etc., lo que él dice será más aceptable para nosotros. Si al contrario, desconfiamos de esa persona y no tiene un buen testimonio, solemos ignorar o menospreciar el valor del mensaje. Lo mismo sucede con la persona encargada de predicar un sermón.
Hay una segunda manera por la cual un orador afecta el mensaje. Aun si una persona que consideramos apropiada está hablando, podemos perder el contenido del mensaje si está haciendo algo que nos distrae, o si su “lenguaje corporal” está contradiciendo lo que dice. Quizá nos está contando algo que pasó, pero parece ser distraído. Naturalmente nos preguntaremos qué realmente estará pensando en vez de concentrarnos en lo que está diciendo. Quizás vemos un insecto subiendo por la manga de su camisa, y perdemos completamente lo que está diciendo. Lo que vemos puede anular lo que escuchamos.
ASUNTOS ESPIRITUALES En el mundo en que vivimos todos tratan de mostrar su mejor cara entre los amigos y conocidos. Los predicadores a menudo son observados por los vecinos y feligreses que quieren descubrir sí su discurso es coherente con sus hechos. Muchos expresan el famoso dicho: “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Este aforismo es muy aplicable en nuestra sociedad, y en muchos oradores contemporáneos. Sin embargo, ese dicho no debe encontrar cabida entre los predicadores cristianos, pues el predicador cristiano “habla en serio al estar en el púlpito y práctica lo que dice cuando no está allí.... Quien habla en serio seguramente cumplirá lo que habla” (Stott, 2000, pág. 256). El predicador cristiano es diferente a los demás oradores porque ha rendido su vida al señorío de Cristo. En pocas palabras, “quien proclama el evangelio debe haber recibido el evangelio él mismo y quien predica a Cristo debe conocerlo” (Stott, 2000, pág. 256). El que conoce a Cristo refleja su carácter santo, y desarrolla disciplinas espirituales para ser perfeccionado en santidad. Disciplinas espirituales La oración es muy importante en la vida del predicador porque es un arma poderosa y efectiva para vencer la tentación. Juan Wesley expresaba que la falta de oración es un obstáculo para la santidad. Así que, el predicador debe dedicar buena parte del tiempo a la oración. Por otro lado, la oración está sumamente ligada con el éxito de la predicación porque a través de la oración Dios aviva nuestra vida espiritual. El predicador debe arder en la presencia de Dios para que muchos ardan al escucharlo predicar. A través de la oración reconocemos de quién dependemos y al orar mostramos si tenemos comunión con Dios o es una relación muerta. La poca oración del predicador lleva a fingir un salvo conducto para la conciencia (Bounds, 2001). Es decir, la poca oración que se hace es para calmar la conciencia y no para cultivar la relación con Dios. Así que cada parte del sermón debe ir impregnado de oración.
El Predicador Algunos tiempos de oración deben ir acompañados con ayuno como búsqueda de la presencia de Dios, más no debe ser visto como un mérito de santidad para que Dios lo use, sino como reconocimiento de la necesidad de Dios. En este mismo sentido, el predicador debe cultivar el hábito de leer y meditar en las Escrituras como alimento espiritual y guía de la voluntad de Dios. Un predicador que no se alimenta en las Escrituras no escucha la voluntad de Dios para trasmitirla a los feligreses, es un predicador que hace su propia voluntad y esta carece de la autoridad de Dios. El predicador muestra autoridad cuando su vida es transformada a través de la oración, ayuno y meditación de la Escritura. Estas disciplinas deben ser constantes en su vida espiritual y ministerial. Además de estas disciplinas espirituales hay otras que son igualmente útiles para relacionarnos con Dios. Revise el módulo de formación espiritual. Las convicciones del predicador El predicador al vivir las disciplinas espirituales muestra sus convicciones tanto en la predicación como en la práctica. Él mismo se convierte en ejemplo de lo que predica mostrando sinceridad, integridad, y seriedad (Tit. 2:7). El predicador muestra que toda su vida es una vida que adora a Dios porque su conocimiento de la Escritura es rico, él está sintonizado con Dios y siente que el mensaje de Dios arde en su corazón porque tiene convicciones seguras de Dios. 1. Convicción sobre Dios Existen verdades esenciales sobre quién es Dios que no se pueden perder de vista por ningún motivo, mejor atesórelas como su mayor riqueza. Entre ellas están las siguientes: • Dios es luz, Él brilla y se revela: cuando el predicador comunica la Palabra, el Espíritu de Dios ilumina ese mensaje y causa convicción en los oyentes. • Dios redime, obra y libera: es el Espíritu Santo el que regenera y santifica a las personas, no las doctrinas ni las teologías. • Dios habla y su palabra es acción: Dios habla a través de la Palabra predicada y las personas pueden oírlo y actuar en obediencia. 2. Convicción sobre las Escrituras Por ningún motivo debemos olvidar que la fuente principal para conocer quién es Dios es su Palabra. Por tal motivo, debemos tener claras las convicciones sobre qué es la Biblia para nosotros y quién es su autor. Debemos tener claro los siguientes aspectos: • La Escritura es la Palabra escrita de Dios. Él puso su Palabra en mentes y bocas humanas de tal manera que los pensamientos de estas personas y sus palabras fueron tanto humanas como divinas. • El predicador debe saber que la Biblia es la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios pronunciada con palabras humanas, hablada con bocas humanas y escritas con manos humanas.
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El Predicador • El predicador debe saber que Dios todavía habla a través de su Palabra. Debe oír la Palabra de Dios con sus oídos, ver las verdades de Dios con sus ojos y sentir que la Palabra traspasa lo más profundo de su corazón. Las Escrituras son Palabras vivas para personas vivas de parte de un Dios vivo. • Debemos mantener la unidad entre el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios. Separados del Espíritu, la Palabra no hace su obra en nosotros. Separados de la Palabra, el Espíritu es ajeno. • La Palabra de Dios es poderosa. Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (Is. 55:11). Déjese sorprender por la Palabra y la voz del Señor. • El predicador debe orar y predicar. Si no ve ninguna conversión, aunque le duela el alma (y en el ego posiblemente), debe seguir recordando que solo es un mensajero y que Dios siempre obra. 3. Convicción sobre la iglesia Así como debemos tener claras las convicciones de quién es Dios y qué es la Biblia para nosotros, también debemos recordar quiénes somos nosotros para él, es decir, quién es su iglesia. • Israel era el Pueblo de Dios; ahora, la iglesia es la nueva Israel. En Juan 15 Jesús declaró que Él y quienes permanecían unidos a Él como pámpanos son la vid verdadera. Al decir verdadera está dejando en entre dicho otra vid: Israel (Is. 5:1-7). • La iglesia es el pueblo del nuevo pacto de Dios. • La iglesia fue fundada por Jesucristo y el Espíritu Santo es su fuente de vida. • La iglesia es el cuerpo de Cristo y el Señor continúa su ministerio a través de ella. Cuando predicamos su Palabra, Él extiende su reino. • El Señor Jesucristo es tanto la cabeza como el mensaje de la iglesia. • Todas las personas están sedientas de la verdad y la buscan en todo lugar; por eso existen tantas religiones y por eso es que debemos predicar la Palabra de Dios. Sin la Palabra de Jesús, nos quedaremos en las tinieblas, en el pecado, para luego morir e ir al infierno. El mensaje que predicamos es para salvación de las personas ¿Puede ver por qué Dios lo ha llamado a proclamar su mensaje? El predicar es una actividad espiritual. Dependemos del Espíritu Santo para tomar las palabras que decimos y aplicarlas a los corazones de los oyentes. Para tener tal confianza, necesitamos examinar muy de cerca nuestras vidas espirituales. Antes de continuar, remítase a las “actividades de evaluación” y realice el ejercicio número uno.
ASUNTOS EMOCIONALES Los predicadores, u oradores potenciales, suelen sufrir uno de dos extremos emocionales. Algunos piensan que no pueden hacer un buen trabajo, y están controlados por el temor. Esto puede llegar a ser tan grave que pueden rehusarse a hablar, aun cuando
El Predicador tienen cosas importantes que decir. El otro extremo es estar tan seguro de sus habilidades que caen en el pecado de orgullo. 1. El temor de hablar en público Cierta cantidad de temor es buena. Es una emoción normal que Dios nos dio con un propósito. Una cantidad apropiada de temor puede: • Agudizar nuestros sentidos. • Motivarnos a hacer nuestro mejor esfuerzo. • Hacernos entender nuestra dependencia en Dios. Aun los predicadores experimentados a menudo sienten “mariposas” en su estómago, o un poco de incertidumbre antes de hablar. El representar al Rey de Reyes es una tarea asombrosa, de la cual ninguno de nosotros somos realmente dignos. Cuando recordamos esta verdad, nos ayuda a evitar el orgullo o la tendencia a depender de nuestras propias habilidades. Gráfico 2.1 Causas y manejo del temor
2. El orgullo Lo opuesto al temor es el orgullo o la soberbia. El orgullo es una actitud pecaminosa común. Ocurre especialmente entre las personas que están involucradas en ministerios públicos. Pablo, le advierte a Timoteo que los cristianos inmaduros fácilmente pueden caer en esta trampa, si los exaltamos a una posición de prestigio en la iglesia
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El Predicador demasiado rápido (1Ti. 3:6). Sin embargo, casi cualquier creyente puede dar ejemplos de otros líderes cristianos (quizá él mismo) que han sufrido la misma derrota. Los que se permiten ser controlados por el orgullo olvidan que el crecimiento espiritual verdadero viene solamente a través del ministerio del Espíritu Santo en el corazón del oyente. Un orador talentoso y orgulloso puede ser interesante, entretenido o divertido de escuchar. La gente puede llegar en grandes números para oírle hablar. Sin embargo, él no tiene la habilidad para causar un crecimiento espiritual verdadero. En cuanto al reino de Dios, sus sermones o mensajes son en el mejor de los casos, un desperdicio de tiempo, y, en el peor, un pecado mortal.
ASUNTOS FÍSICOS Aunque la predicación es una actividad espiritual, las buenas habilidades del discurso público pueden hacer los mensajes más fáciles de escuchar. Dar un discurso público es una destreza aprendida. Algunas personas tienen un talento natural para hablar en público, pero al aprender algunas técnicas útiles, cualquier persona puede ser un orador público eficaz. Predicar es una forma especial de hablar en público. Es proclamar públicamente la Palabra de Dios a otras personas. Es importante que los gestos o el control de la voz del predicador no distraigan la atención de la audiencia del contenido en sí del sermón. Hay varias técnicas para dar discursos públicos que son útiles para el predicador. Por medio de la implementación de estas ayudas, una preparación intencional y la práctica, usted puede predicar eficazmente para que su gente crezca en el entendimiento de la Palabra de Dios y la obediencia, y tenga una relación más íntima con Él. Aunque hablaremos más sobre esto en la lección seis, presentaremos algunos asuntos ahora. 1. Control de la voz Un orador será mucho más fácil de escuchar si sabe controlar su voz y adaptarla al lugar donde está hablando. Para estar seguro de que todas las personas en el cuarto le pueden oír, necesita hablar a la persona más lejana en el cuarto. Es particularmente importante si no cuenta con un equipo de sonido. Si la acústica en el cuarto es pobre, puede ajustarse a las condiciones en las siguientes maneras: hablar más lentamente; utilizar frases cortas, dejando una pausa entre ellas; pronunciar sus palabras cuidadosamente; variar el tono; acompañar sus palabras con más movimientos del cuerpo; emplear un tono bajo de voz. 2. Apariencia La apariencia física del orador también es importante. Cuando usted habla, debe considerar las siguientes áreas: • Vestido Las primeras impresiones son importantes. No debe vestirse demasiado elegante ni casual. No quiera llamar la atención hacia sí mismo, sino hacia Dios. Por eso, debe vestirse de tal forma que sea apropiado para el grupo al cual está ministrando.
El Predicador • Postura La audiencia nos ve antes de que nos oiga. La manera en la cual caminamos al púlpito ya está comunicando algo a la audiencia. Cuando usted camina hacia el púlpito, quiere que la gente sepa que usted tiene un mensaje de Dios para ellos. Es un mensaje importante. Por eso, lleve su cuerpo con dignidad. Cuando esté enfrente de un grupo, no ponga sus manos en los bolsillos, y no se agarre del púlpito. Debe librar sus manos para los gestos naturales mientras usted se comunica. Evite las siguientes posiciones: o Militar: el cuerpo está erguido y rígido con las manos detrás de la espalda. Esta posición transmite dureza y tensión. o Lánguida: evite poner todo su peso sobre un solo pie con los hombros desgarbados. Esta posición transmite pereza y una falta de interés. o Religiosa: con esta posición estamos tratando de vernos muy santos. Erguidos rígidamente con nuestras manos en una posición de oración. o El león: cuando el predicador camina de un lado del púlpito al otro como un león en su jaula. Permita que su postura se adapte a la emoción del mensaje. Está hablando a su audiencia con su voz y cuerpo. Deje que su cuerpo cambie naturalmente con su voz. Su cuerpo y voz deben trabajar juntos en la comunicación del mensaje. • Gestos Cuando usted habla con sus amigos, usa gestos con su cabeza, hombros, brazos, piernas y su cara. Se usa todo el cuerpo. Cuando usted da un sermón, debe ser tan natural como si estuviera hablando con sus amigos. o Un gesto debe ser genuino y natural. Debe acompañar el mensaje así como acompaña una conversación con un amigo. o No es necesario sonreír siempre. De hecho, eso sería falso, ya que una parte de su mensaje puede tocar la necesidad de arrepentimiento. La expresión de su cara debe acompañar la emoción normal de su mensaje. o Cuando da una ilustración de la vida de un individuo o algo que ese individuo ha dicho, es apropiado imitar el tono de voz y los gestos del individuo que está imitando. En otras palabras, es apropiado actuar las escenas de la Biblia o la vida cotidiana. o Mantenga el contacto visual con la audiencia. Usted quiere que sepan que está interesado en ellos personalmente. Puede lograr mejorar esto al mantener el contacto visual con ellos. También quiere saber si ellos están respondiendo a su mensaje. Solamente sabe eso al leerlo en sus ojos.
EL ROL DEL PREDICADOR El rol del predicador no es solamente mantener su vida espiritual, sino también cultivar la disciplina de estudio e investigación de la Escritura y de otros recursos bíblicos. El predicador debe ser consiente que la predicación requiere gran esfuerzo. Debido a una tendencia dominante en nuestros días de no dar suficiente tiempo a la preparación de
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El Predicador sermones, es necesario hacer especial énfasis en esto. El predicador es generalmente una mujer u hombre excesivamente ocupado y como resultado prepara sus mensajes con enorme prisa; termina repartiendo una y otra vez sus ideas favoritas, porque carece de otras, y no realiza la labor eficaz para su maestro. Hay que prestar especial atención a esto, puesto que la labor principal de un pastor es la exposición de la Palabra y la oración (Hch. 6:4). No debemos ante ningún motivo, ocuparnos tanto de otras cosas ministeriales que dejemos de último el estudio de la Palabra. No obstante, muchos de nosotros somos bi-ocupacionales, es decir, nos desempeñamos en dos áreas (ocupación eclesial y laboral), esto requiere mayor esfuerzo. No debemos escudar nuestra negligencia en falta de tiempo. Recordemos que aunque estemos empezando una iglesia y haya pocas personas, tenemos la misma responsabilidad ante Dios que aquel que cuida una iglesia muy concurrida. Las palabras que decimos en una predicación marcan el rumbo y destino de muchas personas. En nuestras manos está alimentar adecuadamente para tener así un conocimiento más amplio de Cristo o dar alimento que desnutre y languidece a nuestra audiencia. Cada predicador debe dedicar el mayor tiempo posible en su agenda a la preparación de la predicación. Sin embargo, la realidad de muchos pastores bi-ocupacionales es que no podrán invertir tanto tiempo en la preparación de un sermón. Por eso sugerimos que invierta mínimo 2-3 horas semanales y que desarrolle pronto un grupo de predicación que comparta esta responsabilidad en la iglesia. Recomendamos, teniendo en cuenta las muchas ocupaciones, sacar diariamente un tiempo especial y determinado para el estudio del texto bíblico. Haga todo lo posible por mantener una disciplina de estudio y no dejarlo todo para las horas previas a la reunión de la iglesia. Prepárese para predicar Antes de predicar un pasaje bíblico, entienda claramente el mensaje del pasaje. Debe entender primeramente lo que el autor está tratando de comunicar, para que usted pueda ser una herramienta de Dios y comunicarlo eficazmente. • Practique la lectura, lea bien y note la puntuación. • Note el tema del pasaje y su enseñanza. También observe cómo se desarrolla el tema. • Note el propósito que el autor tenía al incluir este pasaje en ese contexto. • Si se mencionan personas en el pasaje, pronuncie bien el nombre y note sus características. • Trate de capturar la atención con las ilustraciones. • Está leyendo la Palabra de Dios, así es que léala con convicción y entusiasmo. Fuentes de estudio para preparar un sermón 1. Lea la Biblia: Definitivamente para entender la Biblia hay que leer la Biblia. No tiene sentido que busquemos interpretar y exponer el mensaje bíblico si no leemos diaria y abundantemente las Sagradas Escrituras. Es recomendable leer toda la Biblia cuantas veces podamos, tanto Antiguo como Nuevo Testamento. Para ello puede seguir un plan de lectura (en la web encontrará muchos). Si lee cuatro capítulos por día, acabará en menos de un año.
El Predicador 2. Textos secundarios: Los textos secundarios son aquellos textos que son externos a la Biblia y nos pueden dar luz para entender ciertas porciones, términos o costumbres bíblicas. Para eso puede usarse Biblias de estudio, concordancias, herramientas para el estudio de palabras, comentarios generales (del Nuevo Testamento) y específicos (de un libro bíblico solamente), programas en línea o páginas en internet son útiles para el estudio del texto bíblico (en el módulo de Interpretación Bíblica se ahonda más sobre este tema). El uso de las herramientas visuales Es muy importante que todo el material que se investigó para los sermones pueda ser transmitido de forma clara y útil. Un 85% de las personas aprenden a través de la vista, y un 10 % aprenden por la audición. Así que aprovechemos los recursos que están a nuestro alcance. Si es posible use diapositivas de “PowerPoint” o algo similar. Este recurso debe emplearse de manera adecuada. Por ejemplo, la letra debe ser suficientemente grande para que todos los feligreses puedan leerla. Además, las diapositivas no deben llevar muchas ideas ni palabras porque la audiencia se distraerá leyendo o escribiendo y perderá el hilo del sermón. Lo mejor es usar palabras o frases claves acompañadas de imágenes que impacten y ayuden a recordar el mensaje. También puede recurrir a videos que contribuyan al mensaje del sermón. El recurso visual debe ser muy bien coordinado con la persona que ayuda en la proyección y el predicador (Stanley, 2008). Otra posibilidad es usar dramas u otros similares. Estos recursos audiovisuales se deben tener en cuenta a la hora de predicar o enseñar porque abarcan diferentes formas en que las personas aprenden.
EL ESTILO DEL PREDICADOR Cada predicador tiene su propio estilo al predicar, no debe ser un imitador, sino que debe ser él mismo, con su tono de voz y gestos. No intente usar los recursos de otra persona porque lo que esto genera es distracción y hace que el sermón pierda su seriedad e impacto. Busque conocer sus propios dones en el ministerio para desarrollarlos y pulirlos. Tenga en cuenta que Dios nos dotó con personalidades diferentes, pero todas igual de valiosas. Así que, si entre sus dones no está la habilidad de contar chistes, no lo haga. Si por el contrario, posee un carácter tan simpático que de manera natural despierta o amplia algún punto de la predica con un chiste o anécdota graciosa, hágalo (sin embargo, sea balanceado, evite parecer irrespeuoso). Pero ¡ay! del predicador que trate de hacerse “gracioso” sin serlo por naturaleza. Se hará soberanamente ridículo y despreciable ante la audiencia (Vila, 1990, pág. 53). Recuerde que el propósito de la predicación no es imitar un “gran maestro” en su forma de hablar o hacer reír, su propósito es glorificar a Dios a través de sus palabras.
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El Predicador ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1 Después de escoger el pasaje bíblico para el estudio, es necesario empezar con la preparación para la predicación al final del curso. Para ello, realice los siguientes ejercicios. Piense por un momento sobre los medios de gracia que está practicando en este momento y reflexione en torno a las siguientes preguntas: • ¿Realmente sí está practicando alguna disciplina espiritual? • ¿Habla con Dios diariamente o está dañada la comunicación con su Maestro? • ¿Lea la Biblia diariamente o solo cuando tiene que preparar alguna predicación? • ¿Ayuna, medita o confiesa sus pecados con regularidad o no ha considerado la necesidad de añadir este tipo de disciplinas en su vida? Después de analizar el estado de su vida espiritual, haga un plan en el cual realice los ajustes necesarios o añada nuevos disciplinas espirituales a su vida devocional. Comparta con su formador las metas trazadas.
Ejercicio 2 Escoja uno de los siguientes textos bíblicos para realizar un sermón expositivo. El texto que escoja ahora, lo desarrollará durante todo este módulo: Hechos 16:1-10 o Mateo 28:16-20.
Ejercicio 3 Seleccione un tiempo específico (hora y lugar) para prepararse espiritualmente para la predicación. Ore por dirección del Espíritu Santo e iluminación en todo el estudio bíblico. También aproveche ese tiempo para leer varias veces, en diferentes versiones y de manera devocional el texto que seleccionó para predicar.
El Predicador
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LA AUDIENCIA DEL PREDICADOR
Propósito de la lección
Adiestrar a los estudiantes para comprender sus audiencias de tal forma que tengan un mayor impacto en la predicación.
Resultados de la lección Al concluir esta lección el estudiante:
• Comprenderá el propósito y objetivos del sermón. • Tendrá en cuenta la audiencia a la hora de predicar. • Estará comprometido en ayudar a la audiencia a descubrir el significado del pasaje predicado a ellos.
Contenido
• Introducción • El propósito principal de un sermón • El Nuevo Testamento y las audiencias de la predicación • Analizar la audiencia • Guiar la audiencia a descubrir el mensaje • Actividades de evaluación
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La Audiencia INTRODUCCIÓN
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uando desarrollamos un estudio para un sermón o mensaje, no debemos suponer que comprendemos a la audiencia. Más bien, debemos dedicar tiempo para conocerle mejor: ¿quién estará escuchando el mensaje y qué necesidades pueden tener? En una situación estable de largo plazo en una sola iglesia, esto es más fácil porque el pastor normalmente conoce a su gente con el tiempo. En una situación de plantar iglesias, debe haber una fuente constante de nuevos contactos que son invitados a escuchar la Palabra y acerca de los cuales no conocemos mucho. En una reunión grande evangelística, es posible que no conozcamos casi nada acerca de la mayor parte de la audiencia. Se requiere un esfuerzo para investigar las necesidades comunes en la audiencia, y aún más esfuerzo para aprender acerca de las necesidades personales de cada uno de los que asiste. El beneficio de este trabajo es un sermón o mensaje mucho más eficaz.
El PROPÓSITO PRINCIPAL DE UN SERMÓN Todo sermón debe tener un propósito para comunicar de acuerdo a la audiencia, de lo contrario carece de importancia. No podemos predicar sobre el ayuno a personas que van por primera vez a la iglesia. El propósito no es solo predicar la verdad divina sino llenar las necesidades de los oyentes (Stanley, 2008, pág. 39). Por esta razón, el predicador debe conocer la audiencia y trazarse un propósito claro en cada sermón. Este propósito se debe tener en cuenta a la hora de preparar el sermón con el fin de persuadir a aquellos que lo escuchan. Todo sermón debe apuntar a un propósito. Stanley (2008) clasifica esos propósitos de la siguiente manera: 1) Evangelístico: arrepentimiento, salvación. 2) Doctrinal: instruir en las verdades bíblicas. 3) Ético: enseñar sobre las relaciones con otras personas. 4) Consagración: instar a que trabajen con dedicación total. 5) Devocional: la relación entre el creyente y Dios. 6) Pastoral o aliento: animar a los creyentes y ayudarles en sus problemas. El propósito nos ayuda a ser más claros en la predicación. Unos buenos ejemplos bíblicos son Pablo y Pedro que “exhortaban, amonestaban y persuadían a sus oyentes, buscando llevarlos a decisiones y acciones concretas (Hch. 2:40, 20:31, 26:27, 28). Por tales motivos la predicación bíblica y eficaz necesita tener un propósito” (Stanley, 2008, pág. 40). Al igual que necesita objetivos específicos. Objetivos específicos en el sermón El sermón no solamente tiene un propósito principal, también tiene objetivos específicos para un auditorio u ocasión. El propósito y los objetivos específicos nos orientan a la hora de preparar el sermón y la predicación. La diferencia entre el propósito principal y los objetivos específicos radica en que éste “último contiene la acción que el predicador quiere de los oyentes como resultado del sermón” (Stanley, 2008, pág. 140). El objetivo específico tiene mucho valor por las siguientes razones: 1) Nos guía para determinar el tema según la necesidad de la audiencia. 2) Nos ayuda a seleccionar las ideas más importantes para el sermón. 3) Nos facilita la determinación de la secuencia de ideas a ser presentadas. 4) Nos ayuda a ser más
La Audiencia claros en el sermón. 5) Nos ayuda a recordar el objetivo a alcanzar con el sermón. 6) Brinda motivos para esperar frutos del mensaje. 7) Nos ayuda a depender más de Dios ante la dificultad de su tarea, porque sin la ayuda divina nunca podrá alcanzar la meta trazada (Stanley, 2008, pág. 141). Gráfico 3.1 Ejemplo de propósito y objetivo específico.
EL NUEVO TESTAMENTO Y LAS AUDIENCIAS DE LA PREDICACIÓN Al estudiar las predicaciones del Nuevo Testamento, notamos que no se predicó del mismo tema en cada
ocasión. Sino que ajustaron su mensaje según las necesidades y el tipo de audiencia.
1. Jesús y su audiencia Jesucristo es el mejor ejemplo de un gran comunicador que el mundo jamás ha vuelto a ver. Él, siendo Dios, tenía un entendimiento mucho más profundo de las necesidades de su audiencia, contrastado con el conocimiento limitado que nosotros podemos esperar tener. Pero el principio de ajustar el mensaje para satisfacer la necesidad aún se aplica. Considere cómo Jesús hablaba a sus discípulos de manera diferente a cómo hablaba con los Fariseos. Para los Fariseos que no quisieron escuchar, Él dio advertencias muy duras de juicio (Mt. 23). Para los discípulos, sus mensajes eran mucho más suaves y animadores (Jn. 14). Jesús también entregó sus mensajes a un nivel comprensible. A la mujer en el pozo, le habló de agua (Jn. 4). Pero a Nicodemo el Fariseo, presentó el tema de un nuevo nacimiento de arriba (Jn. 3). En Mateo 13:10-15, Jesús les explicó a sus discípulos que Él predicaba a las multitudes con parábolas para que no pudieran entender la verdad que no estaban dispuestos a obedecer. Sin embargo, Él les explicaba plenamente todo a sus discípulos (Mr. 4:33-34). 2. Pedro y su audiencia Pedro aprendió del maestro por excelencia. También ajustó su mensaje a la audiencia. Una comparación debe ayudar a ilustrar este hecho. Considere la diferencia entre los sermones que Pedro predicó a la multitud judía en Pentecostés y lo que predicó a los gentiles en la casa de Cornelio. Con los Judíos él comenzó a repetir las palabras de Joel en el Antiguo Testamento (Hch. 2:17-21). Ellos estaban familiarizados con ese pasaje y valoraban mucho las Escrituras del Antiguo Testamento. En su sermón breve, él utilizó dos referencias más de los Salmos de David. Claramente, este sermón fue comprensible para los judíos y los dirigió a un gran arrepentimiento. El discurso de Pedro a los gentiles en la casa de Cornelio fue muy diferente. Pedro comenzó con una explicación sobre la imparcialidad de Dios; sobre la aceptación divina de las personas de cada nación (Hch. 10:34-35). Esto tocaría una cuerda sensible de este grupo, quienes habían sido menospreciados por los judíos. Habiendo ganado su atención, Pedro les habló del ministerio y muerte de Cristo. De nuevo, los resultados fueron dramáticos.
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La Audiencia 3. Pablo y su audiencia El gráfico 3.2 compara los sermones que Pablo dio a diferentes grupos durante su ministerio de plantación de iglesias en el libro de Hechos. Gráfico 3.2 Los sermones de Pablo
Esta comparación resalta varios hechos: • Primero, vemos una diferencia marcada entre el mensaje de Pablo a los ancianos de Éfeso y todos los demás. Pablo les habló acerca de un compromiso y su responsabilidad de servir al Señor cuidando el rebaño. Con los otros grupos Pablo se enfocó en la necesidad de arrepentimiento y de Cristo, es decir, en el evangelio. • Segundo, en varias ocasiones Pablo usó su testimonio personal con ambos tipos de grupos. El compartir su viaje espiritual personal era una alta prioridad para Pablo sin importar a quien estaba hablando. • Tercero, Pablo hizo todo intento de identificarse con el grupo particular indicado y así ganar su atención para que escucharan su mensaje. Esta táctica aun abarcó el uso de los ídolos falsos en Atenas como una ilustración.
ANALIZAR LA AUDIENCIA Muchas veces los predicadores no dan sus mensajes considerando la necesidad de su audiencia. ¿Cuántas veces ha escuchado a alguien predicar un mensaje de arrepentimiento para salvación a un grupo que consiste solamente de creyentes? Al otro extremo están los predicadores que pasan mucho tiempo predicando mensajes sobre los valores
La Audiencia morales y la vida cristiana a no creyentes que no están listos para otro asunto que no sea conocer el evangelio. Si nuestra predicación se va a asemejar a las predicaciones del Nuevo Testamento necesitamos prestar atención a las características de la audiencia y dar mensajes que sean apropiados y comprensibles. Hay muchas características que debemos considerar. 1. Características importantes de la audiencia Las características que pueden ser importantes varían grandemente de grupo a grupo. La siguiente lista es parcial. El tiempo y la experiencia le ayudarán a saber cuáles preguntas hacer. • Edad: las personas, dependiendo de su edad, ven la vida de una manera muy diferente y suelen atender a diferentes tipos de mensajes. Es importante ajustar tanto el contenido como la entrega del mensaje conforme a la edad de la audiencia. • Madurez espiritual: la gente necesita tener un contenido acorde a su madurez espiritual y que le ayude a pasar a un nivel más alto. No debemos explicar las verdades complicadas a los no creyentes (Mt. 7:6). Tampoco debemos apalear con verdades básicas a las personas que deben estar en continúo crecimiento (Heb. 6:1-3). • Educación: es importante no hablar de manera demasiado compleja ni simple. A menudo, el nivel de educación de la audiencia nos da una idea del nivel apropiado. • Intereses: si quiere tener la atención de un grupo, hábleles acerca de cosas que les interesan. Esto es posible solamente si usted sabe cuáles son sus intereses. • Trasfondo étnico: las personas de diferentes trasfondos étnicos ven las cosas por medio de los ojos de su propia cosmovisión, la cual puede diferir de la del orador. Es importante saber cuáles son esas diferencias. • Trasfondo religioso: la tradición religiosa está muy arraigada y no la podemos ignorar. Algo que significa una cosa para nosotros puede significar algo completamente diferente a una persona que ve por medio de los ojos de otra religión. • Estado de la familia: gente soltera, parejas casadas, personas divorciadas o viudas y los abuelos tienen necesidades muy distintas que se asemejan a su situación familiar. Debemos asegurarnos que nuestro mensaje alcance esas necesidades. • Ocupación Laboral: las profesiones u ocupaciones laborales también influyen en nuestras necesidades e intereses. • Género: los hombres y mujeres muchas veces ven las mismas cosas en maneras muy distintas. ¿Qué género domina su audiencia? 2. Lo que necesita la audiencia Puede resultar peligroso generalizar, pero podemos aprender algo al examinar los sermones del apóstol Pablo. Él predicó el evangelio a los no creyentes, pero predicó el compromiso a los creyentes. Parece simple pero muchas veces se pasa por alto. Algunas verdades espirituales son más difíciles de entender que otras. La persona incrédula solamente puede comprender el evangelio conforme el Espíritu Santo le convence. De la misma manera, muchos creyentes son alimentados con una dieta constante de “leche” y por eso se mantienen débiles y no están preparados para el ministerio. La figura 3.1 ilustra el hecho que cada grupo necesita una “dieta” apropiada de la Palabra para ellos.
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La Audiencia En la figura es obvio que el evangelio es para los no creyentes, y las verdades acerca del compromiso y la vida cristiana son para los creyentes maduros. Cuando la audiencia es mixta, el mensaje también debe reflejar esa diversidad. Figura 3.1 Una dieta apropiada
Se debe notar que cuando una persona confía en Cristo, él o ella no están inmediata y automáticamente listo para las verdades espirituales difíciles. Hay un periodo normal de crecimiento para el nuevo creyente en el cual él continúa con la necesidad de tener el evangelio reforzado y explicado, pero cuando aprende y crece, debe comenzar a incluir más “carne” y menos “leche” en su dieta. Por eso, cuando usted planea su mensaje, tendrá que considerar no solamente el número de creyentes y no creyentes, sino también si la audiencia está más cerca la etapa de “carne” o “leche”. Etapas en la contextualización Hay cuatro etapas en la contextualización o aplicación del sermón: 1. Estudie el texto (a través del método inductivo). 2. Encuentre los principios para aplicar la verdad eterna. El principio universal que abarca a todas las culturas. Haga esta pregunta: ¿Qué respuesta o acción es requerida por este texto? Esta pregunta es necesaria porque la predicación requiere que las personas sean hacedoras de la Palabra y no tan solo oidoras.
La Audiencia 3. Piense en su audiencia para contextualizar el mensaje. Este es el proceso de contextualización o aplicación. Preguntémonos: ¿Cuáles son sus necesidades, sus heridas, dolores, pecados, e intereses? Hay seis características acerca de cada persona que compone la audiencia que son verdad en cualquier lugar del mundo: a. Todos desean ser amados. b. Todos quieren que sus vidas sirvan para algo. Tienen un deseo muy fuerte por el significado, y por encontrar el propósito de sus vidas, además, todos en alguna medida queremos ser valorados. c. No importa si es rico, pobre, o exitoso, su vida está vacía sin Cristo. Todos tienen necesidades emocionales, espirituales y físicas. d. Algunas personas están agobiadas por la carga de la vergüenza y la culpa.El pecado produce una carga que solo Cristo puede llevar por nosotros. e. Algunos están consumidos por la amargura porque han sido heridos en el pasado por decisiones de otros. f. Existe un miedo universal de la muerte (Warren, pág. 11). 4. Aplique la verdad a sus necesidades o a su situación.
GUIAR LA AUDIENCIA A DESCUBRIR EL MENSAJE Sin importar dónde está su audiencia en la escala de crecimiento, su predicación será más poderosa y memorable si abre la Palabra a ellos y les ayuda a descubrir la verdad en ella. No es suficiente que ellos simplemente aprendan de usted, ni que escuchen las cosas que usted dice. Ellos mismos tienen que interactuar con las Escrituras. Imagínese que alguien le manda una carta y usted va a la oficina de correos para recogerla. Sin embargo, en vez de entregarle la carta para que la lea, el empleado de correos la abre, la lee en voz baja y luego le dice más o menos lo que decía. ¿Estaría usted satisfecho? ¿Sentiría la necesidad de leer la carta por sí mismo? Eso es lo que hacen los predicadores en muchas ocasiones. Ellos estudian la Palabra en privado y luego se paran para resumir lo que recuerdan de ella a otras personas. Es infinitamente mejor cuando el predicador abre la Biblia y nos guía en nuestro propio estudio de las verdades en ella. ¿Por qué debemos predicar? ¿Por qué no darles la Biblia y dejarles leerla solos? Porque muchas cosas en las Escrituras son difíciles de entender. Aun Pedro pensaba así (2 P. 3:15-16). Alguien debe ayudar a explicar los asuntos complicados y mostrar cómo aplicar las verdades en sus vidas. La predicación bíblica puede ayudar a explicar las similitudes entre el contexto bíblico y el contexto moderno de la audiencia. Se requiere habilidad y sensibilidad para saber cuándo necesitamos ayudarles a descubrir sin llegar a ser un obstáculo entre ellos y la Biblia. Para lograr esto se requiere que tomemos el tiempo para conocer bien a la audiencia y ajustar nuestro mensaje para alcanzar sus necesidades. Una vez conocemos la audiencia debemos ayudarles a comprender el mensaje de manera sencilla y clara. Con este propósito en mente debemos utilizar la imaginación y todos los recursos disponibles para trasmitir el mensaje de manera fresca, viva y emocionan-
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La Audiencia te. Hay que tener en cuenta que en la audiencia se encuentran diferentes personas con distintos tipos de aprendizajes. Algunas personas aprenden viendo y escuchando, otras prefieren oír el sermón y otras prefieren ver, escuchar, junto con una demostración (drama). Por esta razón, debemos utilizar en la predicación, los recursos audiovisuales para ayudarles a las personas a comprender el mensaje, y lo disfruten. Además, las imagines gráficas y los videos ayudan a recordar la predicación para ser aplicada. Aquí podemos usar: diapositivas con fotos, cuadros, que ilustren el mensaje en lo visual. Además, videos, entrevistas, reportajes y canciones. Tenemos el llamado urgente a emparejar el mensaje bíblico con la comunicación multisensorial. Es decir, una predicación que mueva todos nuestros sentidos, que nos haga entender que la Biblia está interesada en la totalidad del ser humano. El uso de imágenes y de diferentes recursos ayuda a tener una mayor atención, comprensión y retención del mensaje bíblico. Las personas aprendemos un 85% a través de la vista; 10% por la audición; un 2% por el tacto; un 1.5 % por el olfato; y 1.5 % por el gusto. Por esta razón, la predicación debe instruir nuestra mente, motivar nuestro corazón y dirigir nuestra voluntad hacia Dios. Por otro lado, ayuda mucho interactuar con la audiencia, puesto que, toda la comunicación es un proceso de interacción social a través de mensajes que se producen como parte de la actividad humana (Heinemann, 1980). En este proceso de comunicar un mensaje es bueno involucrar a la audiencia. Utilice sus cinco sentidos. Por ejemplo, en el Salmo 133 usted puede esparcir un perfume como ese buen óleo y preguntarles: ¿Les gusta el perfume? Al igual que los videos, fotos, noticias etc. Acostúmbrese a realizar preguntas, sea que las responda en el momento de la predicación o que no, pero que van a dejar en la audiencia una curiosidad para investigar y reflexionar. La idea es ayudarles a mantenerse concentrados durante todo el mensaje y que interactúen por medio de sus saberes previos. Utilicemos todos los recursos para mantener la atención y que no se duerman.
La Audiencia ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1 Revise su manual de Interpretación Bíblica y repase los pasos del método inductivo. Realice cuidadosamente cada uno de los pasos allí mencionados con el texto que seleccionó.
Ejercicio 2 Hasta aquí hemos seleccionado el texto a estudiar, estamos orando específicamente por esta predicación y estamos realizando el estudio inductivo. Ahora, es importante hacer un análisis de la audiencia a la cual se va a dirigir. Las preguntas a continuación le ayudarán en este propósito • ¿La audiencia está compuesta mayormente de creyentes o personas no creyentes? • Si ya son creyentes ¿Qué nivel de madurez espiritual tienen: son antiguos en la fe o están empezando a conocer a Cristo? • ¿En qué rango de edad están? ¿Qué nivel de educación formal tienen? ¿En qué están interesados (tenga en cuenta sus pasatiempos, deportes, programas favoritos)? ¿Qué trasfondo étnico y religioso tienen? ¿Estado civil: solteros, casados, divorciados, etc.? ¿En qué trabajan: independientes, empleados, empresarios? ¿La mayoría de la audiencia son hombres o mujeres? • ¿Qué necesidades específicas tiene la audiencia a la cual se va a dirigir? ¿Qué les preocupa o angustia? Recuerde que la predicación ha de ser relevante y pertinente para cada persona que le escuchará.
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4 EL SERMÓN I
Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a organizar sus sermones alrededor de una idea central clara que surja de un texto bíblico.
Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante: • Conocerá la importancia de predicar teniendo como fuente principal el texto bíblico. • Convertirá la idea principal del texto bíblico en la idea central del sermón. • Usará diferentes formas de estructurar un sermón bíblico.
Contenido
• Introducción • El cuerpo del sermón • El texto bíblico del sermón • El objetivo y la idea central del sermón • El título del sermón • La estructura del sermón • Actividades de evaluación
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El Sermón I INTRODUCCIÓN
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asta aquí hemos abordado una introducción a la predicación, el predicador y la audiencia. En esta lección y la que sigue abordaremos el tema de la elaboración del sermón. Jiménez (2009) define sermón como “un discurso que expone o proclama el mensaje del evangelio”. Ahora bien, comúnmente el predicador durante su discurso tiene algunas notas que la ayuda a recordar lo que va a decir. Estos apuntes es lo que llamamos bosquejo. El bosquejo puede constar de unas cuantas palabras o puede contener palabra por palabra lo que se va a decir (Jiménez, 2009). Todo sermón tiene unas partes. Una disposición sencilla es: introducción, cuerpo y conclusión. Una presentación un poco más completa sería la siguiente: Introducción • Ganar la atención del oyente. • Título del sermón. • Proposición: dice sobre qué se va a enseñar y para qué se va a enseñar. • Lectura del texto. Cuerpo • Divisiones: son los puntos principales del sermón. Se recomienda tener mínimo dos, máximo cinco. • Aplicaciones: es bueno que en cada división haya algunas aplicaciones a la vida práctica de los oyentes. Conclusión • Repetir la proposición y las divisiones del sermón. • Si en la introducción se usó una ilustración es bueno retomarla. • Tarea concreta: es importante que en lo posible el sermón afecte el diario vivir de los que lo oyeron, por tal razón es importante dar algunas tareas concretas que los oyentes puedan realizar durante la semana. Esta es la forma en que se debe ver al final el bosquejo. Sin embargo, no es el orden en que lo preparamos. Lo primero que necesitamos desarrollar es el cuerpo. Luego la introducción. Por último la conclusión.
EL CUERPO DEL SERMÓN El cuerpo del mensaje es el contenido básico. Debe provenir de la Palabra. Durante esta sección, se expone el mensaje del texto bíblico y su relevancia para el oyente. Aquí es donde usted ayuda a la audiencia a ver el mismo punto principal que encontró durante su estudio inductivo. Puesto que el sermón se trata de la exposición de una idea, tendrá que escoger cuidadosamente las observaciones más importantes. Enfóquese en los hechos que rápida y claramente demuestran el punto principal y que encajan con el propósito así como usted lo entiende. El cuerpo del sermón se compone del tema o idea central del sermón desarrollado en puntos o divisiones (o estructura). Estas divi-
El Sermón I siones desarrollan el tema mediante tres asuntos: explica cómo surge del texto, aplica la verdad bíblica a la audiencia e ilustra la explicación o aplicación cuando es necesario.
EL TEXTO BÍBLICO DEL SERMÓN La preparación del cuerpo del sermón comienza con un texto bíblico. La predicación bíblica es la exposición de las ideas de la Biblia. Por ello, el uso del texto bíblico es esencial. A través del texto podemos conocer quién es Dios y quiénes somos nosotros. Decir que el texto bíblico es la base parece evidente; sin embargo, la realidad es que muchos predicadores no usan un texto bíblico para la predicación. Algunos predicadores creen que el impacto de sus prédicas radica en otras cosas. Dan la impresión que se puede hacer “buenas” prédicas sin tener en cuenta la Biblia. Estos “ministros” han dejado la fuente principal de enseñanza: la Biblia; han puesto como base y fundamento sus experiencias, sentimientos y percepciones personales. Seleccione el texto Hay muchas preguntas que nos hacemos a la hora de predicar; pero, la primera y quizás la más difícil es ¿Qué texto voy a predicar? Otra forma de decirlo es ¿Cómo seleccionar el pasaje para predicar? Existen varios métodos para escoger el pasaje: por libro, por necesidades de la iglesia, proyecto eclesial, temas principales de la biblia, impresiones fuertes, calendario/eventos. 1. Por libro: se recomienda que normalmente prediquemos por libro bíblico. Por ejemplo, predicará una serie de sermones sobre 1 Tesalonicenses. Un sermón abarcará uno de los cinco capítulos del libro. Esto tiene varias ventajas. Primero, ayuda a enseñar todo el consejo de Dios, no simplemente lo que más le interese o con lo que se siente más cómodo. Segundo, no perderá tiempo semanalmente (o cuantas veces predique) tratando de definir sobre qué pasaje predicar. Tercero, no tiene que re-estudiar el tema principal y los temas del libro para cada sermón. Esto sí que ahorra tiempo, al tener el estudio de los contextos, autor, fecha, propósito… agiliza el estudio. 2. Necesidades de la iglesia: muchas veces las necesidades particulares de una iglesia claman por una respuesta pastoral e indicarán qué serie y pasajes elegir. Sabrá por su conocimiento íntimo (y por la consejería) las luchas y dolores espirituales de su rebaño. Tomar tiempo para hacer exégesis de la audiencia es vital, es decir, conocer a quién le estamos hablando en la predicación. Ejemplos típicos son familia, matrimonio, noviazgo, sexualidad. 3. Proyecto eclesial: los proyectos de la iglesia local también ayudan a determinar la agenda de predicación. Por ejemplo, cuando queremos empoderar o envisionar los discípulos para acompañar los proyectos PIC. Cuando deseamos animarlos a involucrarse en los ministerios de la iglesia. 4. Temas principales de la Biblia: la iglesia también necesita educación sobre los grandes y significantes temas principales de la Biblia y los correspondientes pasajes principales para cada uno. Ejemplos: la historia redentora (creación, caída, redención, glorificación, justificación, santificación, etc.)
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El Sermón I 5. Impresiones fuertes: de vez en cuando las pasiones e intereses particulares de nuestros corazones se deben evaluar para ver qué áreas Dios está trabajando en nosotros que deban ser compartidas con la congregación. Ser sensibles y dejarnos guiar por la voz del Espíritu Santo es vital en la predicación. 6. Calendario/eventos: finalmente uno va a responder al calendario de la iglesia (Navidad, Día de Resurrección), en algunas ocasiones, al calendario del país o mundo (elecciones, día de las madres) o a un evento de gran importancia (como un desastre natural). Hay que identificar el tema principal sobre el cual quiere dar la serie de mensajes. Después hay que definir los textos exactos, es decir, qué pasaje se debe predicar para cada sermón. Luego se define el tema principal y un propósito para cada pasaje. Por ejemplo, si uno está predicando por libro (opción 1 arriba), uno debe definir el tema central del libro y el tema central de cada pasaje del libro sobre el cual predicará. En todo caso es recomendable planear una agenda de predicación que cubra varias reuniones. Un mes, un trimestre, semestre o año. Esto ayudará a saber la ruta que estamos siguiendo y a organizar otros elementos del servicio de adoración, por ejemplo la alabanza y la lectura de apertura. Estudie el texto En la predicación expositiva es imperativo buscar el mensaje principal que el autor quiso decir a su audiencia original, para luego encontrar la mejor manera de comunicarlo a la audiencia actual. Estudiar el texto bíblico con el método inductivo es la mejor manera de asegurarse que estamos presentando el mensaje de Dios y no nuestros propios pensamientos. Por eso, un estudio disciplinado del pasaje, con mucha oración, es esencial si el predicador quiere estar seguro que de verdad está presentando el mensaje de Dios. Recuerde que estudiamos la Biblia inductivamente para poder discernir la intención original del autor. Cuanto más comprendamos y prediquemos la intención original de las Escrituras, más predicaremos la Palabra de Dios y menos nuestras propias ideas. Descubra la idea central del texto El estudio del texto no es un fin en sí mismo. Este nos debe conducir a una mejor comprensión del texto en su totalidad. Debe llevarnos a comprender el mensaje del autor. La idea central que quiso comunicar. Un ejercicio útil para descubrir la idea central de un pasaje es identificar dos elementos esenciales: el sujeto o tema y el complemento. Identificar estos elementos hace que sea más fácil de entender el mensaje, sin perder el significado del texto. El sujeto define el tópico u objeto del cual habla el pasaje. Para encontrarlo debemos hacernos la pregunta ¿De qué, exactamente, está hablando el texto? Veamos algunos ejemplos. En la frase “El cielo es azul” ¿Cuál es el tema? La respuesta rápida es “el cielo”. Revisemos esta respuesta. ¿Nos dice esta frase los componentes del cielo? ¿Nos dice su antigüedad? ¿Nos habla sobre cómo protegerlo? La respuesta es no. Entonces el cielo es el tema general pero, ¿Cuál es el tema específico? El color del cielo. Entonces, en el análisis de la frase descubrimos que el tema general es “el cielo” y el tema específico es “el color del cielo”.
El Sermón I Hagamos otro ejemplo. Usemos el Salmo 133 ¿Cuál es el tema general? La comunión fraterna ¿Cuál es el tema específico? La comunión fraterna armónica. Note como en ambos ejemplos el tema específico incluye el tema general pero lo define. El complemento es una frase que comienza por un verbo y responde a la pregunta ¿qué dice el texto sobre el tema? Volvamos a los ejemplos. En la frase “el cielo es azul” ¿qué se dice sobre el color del cielo? “es azul”. Revisemos el Salmo 133 ¿qué dice el texto sobre la comunión fraterna armónica? Dice que es buena y deliciosa, que huele bien, que se ve bien y que Dios la bendice. Al juntar el sujeto y el complemento tendremos una declaración concreta de la idea central. Esta puede ser bien organizada para que sea fácil y clara. En la frase “el cielo es azul”, la idea central es “el color del cielo es azul”. En el Salmo 133 la declaración de idea central puede ser “la comunión fraterna armónica es buena, agradable y bendecida por Dios”. Gráfico 4.1 Ejemplos de una idea central
EL OBJETIVO Y LA IDEA CENTRAL DEL SERMÓN En la lección anterior hablamos de la importancia de tener un propósito y un objetivo específico con cada sermón. Estos dos dependen en gran manera de la idea central del texto que estamos estudiando. Entonces, una vez hemos descubierto la idea central estamos listos para enunciar el propósito y objetivo específico del sermón. Hacerlos es importante porque de esta manera tendremos una meta fija a la que apuntamos. El objetivo puede hacer parte del encabezado que pongamos en nuestras notas de predicación. El cuadro 4.2 muestra cómo sería esto usando el ejemplo del Salmo 133. Gráfico 4.2 Ejemplo de encabezado de notas de sermón
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El Sermón I Como señala el cuadro 4.2, el encabezado incluye lo que llamamos tesis o idea central del sermón. Un orador eficaz crea su mensaje alrededor de una sola idea significativa y desarrolla su mensaje entorno a ella. Esto ha sido el caso con los grandes oradores clásicos, los teóricos modernos de la comunicación y los predicadores eficaces. Nuestras mentes buscan la unidad y el orden. Es necesario desarrollar nuestros sermones alrededor de una idea central y todo lo que se dice debe directa o indirectamente apoyar ese tema. La pregunta es ¿Cuál idea? La respuesta es: la idea principal del pasaje de las Escrituras que predicaremos, adaptada para los oyentes del sermón. Nuestro esfuerzo debe ser encontrar la idea principal del texto bíblico y luego comunicar esa idea de la mejor forma posible. Cada sermón debe tener solo una idea principal. Posiblemente todos hemos escuchado sermones en los que las partes parecen no tener nada que ver con el pasaje. La definición de la idea principal ayudará a disminuir el riesgo; permitirá que todas las partes del sermón, desde la introducción hasta la conclusión, contribuyan al mismo objetivo. La definición de esta idea principal es una de los trabajos más importantes en la preparación del sermón. Normalmente requerirá varias versiones para llegar a una forma sencilla y breve de expresarla. Así que no paren de mejorar esta idea a medida que se les ocurran mejores.
EL TÍTULO DEL SERMÓN La idea principal no debe confundirse con el título. Una vez que haya descubierto la idea principal que el escritor bíblico estaba tratando de comunicar, tiene el núcleo alrededor del cual usted desarrollará su sermón. A veces, y hasta cierto punto, no existe diferencia entre la idea principal y el título, pero a veces el título no es más que la puerta del tema principal. Hay dos diferencias principales entre el título y la idea principal. 1) El título del sermón ha de ser exageradamente breve, y por tal razón no puede a veces contener todos los pensamientos o partes que el predicador desea desarrollar en la idea principal. 2) El título del sermón debe ser especialmente muy atractivo, para despertar la atención e intrigar al público. Esto pone al predicador en el peligro de formular su tema en un título que se aparte del asunto del cual realmente quiere tratar. En otras palabras: que sirva tan sólo de excusa o motivo para llamar la atención y no de verdadera base al mensaje. En tal caso se expone a que el público, sintiéndose defraudado, pierda la confianza al predicador. Por esta razón, el título debe de ser muy bien pensado y debe ir directamente relacionado con el resto del contenido del sermón. Por ejemplo una predicación del Salmo 133 se podría titular “La excelencia de la comunión fraterna”. Los buenos títulos de sermones deben ser: • Breves: a los sumo ocho palabras. • Precisos y efectivos: aquí se delimita la verdad que se va a exponer en la predicación. • Claros y simples: estamos en la generación que quiere todo claro y de manera simple, esto ayuda a comprender y recordar con mayor facilidad. • Llamativo: queremos atrapar la atención de la audiencia de manera rotunda, pero debemos cuidarnos de no hacer querer hacer el “ridículo” o desmeritar el texto bíblico.
El Sermón I • Debe ser expresado en términos actuales y no antiguos: es cierto que debemos ser fieles a la verdad bíblica, pero eso no implica usar las misma palabras que usa la Biblia. Ejemplo, en lugar de decir: “la queja de Moisés” se puede usar “¿por qué Dios tardó tanto?” (Stanley, 2008, pág. 162). • Debe ser específico y no general: el título debe ser coherente con el contenido que se va a desarrollar y abarcar lo que el tiempo disponible permite. Por ejemplo el título: “Dios, el hombre, el universo y otras cosas más” es demasiado amplio y se necesitaría muchísimo tiempo para desarrollarlo completamente (Stanley, 2008, pág. 162).
LA ESTRUCTURA DEL SERMÓN Un buen sermón normalmente consiste en varias partes. Estas partes son como bloques de construcción. Casi siempre están presentes, aunque el orden o importancia de cada uno puede variar. Se requiere práctica para decidir cómo arreglarlos mejor. Cuando damos una dirección, damos las especificaciones de por dónde se debe tomar para llegar al lugar indicado. Se dice paso por paso cómo llegar al destino. Se crea un camino lógico para que llegue a donde se le está indicando. Una estructura (también llamada bosquejo) es un camino lógico para la mente y, así como las direcciones, tiene pasos, una buena estructura escoge el mejor camino para la mente de los oyentes. Las estructuras tienen dos propósitos. El primer propósito es clarificar las partes del sermón en la mente y oído del oyente. El oyente entiende mejor la verdad del pasaje por medio del camino a la verdad que desarrollamos. El segundo propósito es clarificar partes del sermón en la mente y ojo del predicador. Cómo se estructura el bosquejo ayuda a tener claro los puntos a resaltar. Para esto, es útil resaltar, subrayar, poner en mayúsculas, negritas, colores o variación del tamaño del texto. Puede elaborar un sistema propio que ayude a sus ojos y a su mente para saber qué busca comunicar y qué quiere resaltar. Existen varios riesgos a los que nos enfrentamos cuando vamos a preparar un sermón. Debido a la importancia del bosquejo, este puede disipar y debilitar la fuerza del punto y el propósito principal del sermón ¿Por qué? 1. Nivel de detalle: demasiado detalle puede confundir a los oyentes y así diluir la potencia del sermón. Un sermón se hace para escuchar no para leer. Por eso muchos recomiendan no usar sub-puntos debajo de los puntos principales de la estructura. También es recomendable que los bosquejos no tengan más de tres puntos, porque más de tres es casi imposible de recordar y confunde a la audiencia. 2. Unidad: los puntos del bosquejo no apoyan con claridad la idea principal. Recuerden que aunque puede ser claro para el predicador, necesita ser claro también para el oyente para que la comunicación sea efectiva (Burke, 2016). Como resultado hay que tener cuidado con las estructuras que son similares a un ensayo, a una clase de la universidad o de escuela dominical. Por ejemplo, el gráfico 4.3 presenta el contraste entre un bosquejo de clase y un bosquejo para la predicación. El bosquejo de clase desarrolla una idea, un bosquejo para la predicación tiene una secuencia, coherencia y cohesión con todas sus partes.
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El Sermón I Gráfico 4.3 Bosquejo de clase vs bosquejo de predicación
Tipos de estructura homilética Existen diferentes formas de categorizar las estructuras homiléticas. Vamos a revisar tres tipos de estructuras: lógica, secuencial y visual (Burke, 2016). Esto nos ayuda a producir bosquejos que la audiencia entienda claramente. Vale la pena poder experimentar con los diferentes tipos de estructuras y tomar riesgos a medida que vamos conociendo la mejor forma teniendo en cuenta la audiencia. 1. La estructura lógica. Este es el tipo de estructura que se usa con más frecuencia. Muestra el desarrollo lógico y estructural del pensamiento del pasaje. El gráfico 4.4 nos presenta un ejemplo. Gráfico 4.4 Ejemplo de estructura lógica
En el bosquejo lógico del gráfico 4.4, se propone que “Debes confiar en Dios porque su naturaleza es amorosa”. Pero la posible objeción a la que la audiencia respondería sería “Aún cuando confío que Dios es amoroso, si Dios no sabe lo que va a pasar, no es suficiente. Que Dios sea amoroso no es una razón suficiente para confiar en Él”. Entonces dirías, “El segundo punto es que debes confiar en Dios porque su naturaleza es saber todo. Es omnisciente. Él es amoroso, pero además sabe todo lo que va a pasar y conoce las consecuencias de todo lo que pasa”. Alguien puede responder, “Bueno, esto me ayuda, pero todavía no es suficiente. Yo creo que Él me ama y que sabe lo que va a pasar, pero si Él no puede parar el camión que va a atropellar a mi hijo, yo no tengo razón para confiar en Él”. Entonces cierras el argumento “Pero no es solamente amoroso y omnisciente, es todopoderoso. Puede controlar todo lo que pasa de acuerdo con su conocimiento y su amor”. Aquí se desarrolla en forma lógica cada punto. 2. La estructura secuencial. Este tipo de estructura no muestra el desarrollo lógico de un pasaje sino su desarrollo “cronológico”, es decir, el tiempo donde se derrallaron los eventos. El gráfico 4.5 nos ofrece un ejemplo.
El Sermón I Gráfico 4.5 Ejemplo de estructura secucencial
En el ejemplo del gráfico 4.5 ¿Qué cronología es la de venir, permanecer, y testificar? Es la cronología de la vida cristiana. Primero venimos, permanecemos, y luego testificamos. Es una cronología lógica, pero también avanza secuencialmente por lo que pasa en la vida de una persona que acepta a Cristo. La mayoría de las historias muchas veces se adaptan a bosquejos secuenciales. 3. La estructura visual. Esta también se puede llamar estructura de “imagen” o “dibujo”. Este bosquejo describe algo muy visual de tal forma que los oyentes facilmente pueden identificarse con este y además ayuda al fácil recuerdo. Gráfico 4.6 Ejemplo de estructura visual
En el ejemplo del gráfico 4.6, se está hablando del proceso de evangelización usando la analogía de pescar. La imagen visual ayuda a la memoria y hace que los puntos del bosquejo sean más intuitivos y claros para los oyentes. Es importante preguntarnos cuál bosquejo es más útil teniendo en cuenta a nuestra audiencia. Para esto, se debe tener en cuenta la cultura y la forma como las personas piensan hoy (forma lógica o través de imagenes). Con el surgimiento del internet cada vez más las personas estamos perdiendo la capacidad de escribir, leer, seguir análisis, hacer escritos o hablar con claridad. Como consecuencia, cada vez más estamos orientados a imágenes y menos a pensar y razonar. Esto implica que deberíamos estudiar un poco cómo integrar imágenes a nuestros sermones, a la vez que tenemos las Escrituras como base principal. Jesús lo hizo y muchos pastores lo hacen también. Él se valió de imágenes para comunicar verdades eternas: “Yo soy la vid, ustedes son las ramas”, “ Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el pan de vida”. Tomó imágenes que la audiencia conocía, las integró y las desarrolló teniendo en cuenta las verdades espirituales. Al poder practicar estos tipos de estructura vamos a tener mucho campo para explorar y observar cuál funciona más y cuál definitivamente no. No olvide que en su mayoría, esto lo define la audiencia, dependiendo de la forma de como aprenden mejor. Características de una buena estructura Además de estar basados completamente en las Escrituras, las estructuras homiléticas deben cumplir con ciertas características para ser catalogados como aplicables a la audiencia y fieles al texto bíblico. A continuación, mencionaremos algunas características (Burke, 2016): 1. Unidad La primera característica de las buenas estructuras homiléticas es la unidad. Un sermón debe tratar una idea principal. Como resultado, todas las partes del bosquejo deben apoyar esa idea central. No se debe estar predicando sobre dos puntos principales
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El Sermón I en una misma predicación ni mucho menos puntos que no tienen nada que ver con todo el contenido del sermón. Debemos asegurarnos que cada punto del bosquejo tiene que ver con el tema del sermón. Un dicho popular dice “El tema clave es mantener el tema clave como el tema clave”. Cuando los puntos del bosquejo no tienen nada que ver con el tema clave del sermón, este pierde su poder y se diluye. Esto como consecuencia de que no se está dando un camino lógico para la mente. Los diferentes puntos del bosquejo deben reflejar unidad y cohesión. 2. Brevedad La expresión de la idea principal y de los puntos del bosquejo deben ser lo más breve posible. La razón es que las oraciones y frases largas son difíciles de entender y recordar para la audiencia y para el predicador. Para ilustrar y evidenciar esto Burke (2016) explica una herramienta llamada “el índice de niebla”. Este índice mide el grado de dificultad para entender un escrito. Propone primero, que frases con más palabras son más difíciles de entender. Segundo, sostiene que palabras con más sílabas son más difíciles de entender que palabras con menos sílabas. Como resultado, el objetivo es mejorar la claridad de lo que uno escribe usando menos palabras por oración y palabras más cortas. Esto se aplica también a lo que uno escucha y recuerda (Otra evidencia de esto son las herramientas para facilitar la memorización llamadas “reglas mnemotécnicas”). La idea principal y los puntos de su bosquejo deben ser concisos. Una declaración de la idea principal no debiera extenderse más de quince palabras. Una declaración de un punto principal no debiera extenderse más de ocho palabras. La explicación hará el resto del trabajo. La forma de expresar la idea principal y los puntos del bosquejo deben ser breves. Chapell (2006) usa una herramienta que llama “La prueba de 3:00 AM”. Dice que la idea principal y los puntos del bosquejo tienen que ser tan precisos y cortos que si alguien lo despertara a las 3:00 AM y le preguntara de qué se trata el sermón, podría resumirlo inmediata y claramente. 3. Paralelismo La tercera característica es el paralelismo. Es decir, el orden de las palabras en los puntos del bosquejo debe tener similitud. Esto es mayormente útil para que el mensaje sea recordado. El gráfico 4.7 presenta un ejemplo. Gráfico 4.7 Ejemplo de paralelismo en la estructura
Otro ejemplo de esto es la misma Biblia puesto que usa muchos paralelismos. Jesús lo uso en el sermón del monte. Las bienaventuranzas usan paralelismo en dos formas: “Bienaventurados los que lloran, pues ellos…Bienaventurados los humildes, pues ellos…” Allí solo hay cambio en la palabra clave: “humildes”, “que lloran”. Y la última parte de cada bienaventuranza también está en forma
El Sermón I paralela “porque de estos es el reino de los cielos”. Otra forma en que Jesús usó paralelismo en el sermón del monte fue para indicar un cambio de tema es: “Habéis oído que se dijo… Pero yo os digo…” (Mt. 5:21-22, 27-28, 33-34, 38-39, 43-44). 1. Proporción A veces a esto se le llama “simetría”. Proporción, o simetría, quiere decir que la proporción de componentes similares del mensaje deben tomar aproximadamente el mismo tiempo. Evalúa lo que pasa si no es así. Si el primer punto de su bosquejo dura 25 minutos y su próximo punto dura solamente 3 minutos, cuando dices “Y mi segundo punto es…”, la audiencia va a pensar “¡No lo puedo creer, va a tomar 25 minutos más para el segundo punto…! ¿Y qué del tercer y cuarto punto?, nunca va a parar de hablar”. Esto es porque nuestro oído espera que todo tenga proporción en el desarrollo. La proporción también ayuda a que el predicador planifique tratar cada tema con suficiente profundidad, pero que avance sin perder el interés de la audiencia. Esto también se aplica a la introducción y conclusión. Si son desproporcionados esto también puede desorientar a la audiencia. Por ejemplo, cuando el predicador dice ‘en conclusión’ y esto fue hace 20 minutos y nada que termina. La confiabilidad y seriedad del predicador se desprestigia con la audiencia si no planifica y se comunica claramente con ellos. 2. Progresión Progresión significa que el pensamiento debe avanzar con cada punto del sermón. Si los puntos del sermón no son lo suficientemente distintos, la audiencia no va a sentir que el sermón avanzó. Usemos el ejemplo del cuadro 4.6: “La palabra de Cristo exige honor; la palabra de Cristo exige obediencia; la palabra de Cristo exige amor.” Si en vez de esto decimos primero, “La palabra de Cristo exige honor” y después decimos, “El segundo punto es la palabra de Cristo exige alabanza” ¿qué va a estar pensando la audiencia? Van a pensar “Alabanza es una palabra diferente, pero parece estar en la misma categoría del honor”. Aquí parece no haber progresión.
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El Sermón I ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1 A partir de lo expuesto en la lección sobre la idea central del texto bíblico, escriba como máximo 15 palabras, la idea central del texto que usted escogió para la predicación. Recuerde que esta idea debe tener sujeto y complemento.
Ejercicio 2 Elabore el propósito, objetivo específico, tesis, título y estructura del sermón. Tome el gráfico 4.8 como ejemplo. Al final, evalúe si se ajustan a lo enseñado en esta lección.
Gráfico 4.8 Ejemplo de notas de sermón
El Sermón I
5 EL SERMÓN II
Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a desarrollar introducciones y conclusiones pertinentes e interesantes para sus sermones. A la vez, aprenderá a escoger buenas ilustraciones.
Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante: • Comprenderá la importancia de una buena introducción y conclusión. • Escogerá buenas ilustraciones para sus sermones. • Realizará bosquejos completos teniendo en cuenta los principios aprendidos.
Contenido
• Introducción • La introducción del sermón • La conclusión del sermón • Las ilustraciones del sermón • Actividades de evaluación
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El Sermón II INTRODUCCIÓN
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l predicar bíblicamente es una iniciativa divina y humana. Al predicar, Dios habla a las mentes y corazones de las personas, llevándoles a la fe y madurez en Cristo, y lo hace por medio de comunicadores humanos. Los tres agentes primarios en el proceso son: la Palabra de Dios, el Espíritu Santo y el predicador. La responsabilidad del predicador es asegurarse que él está comunicando el mensaje de Dios en el poder del Espíritu Santo. El propósito principal de una predicación bíblica es persuadir a la gente para creer la información presentada y actuar con base a ella. Para que esto suceda, el objetivo del predicador es comunicar la verdad de la Palabra de tal forma que convenza la mente, despierte la imaginación, mueva la voluntad, aluda a la conciencia y toque las emociones.
Para lograr su objetivo el predicador no se puede conformar con desarrollar un buen cuerpo de sermón. Deberá esforzarse por tener una buena introducción; esta es fundamental para captar la atención de su público. Igualmente debe pensar bien su conclusión de tal forma que recoja todo lo dicho y deje un desafío claro en la mente de sus oyentes. Los aspectos difíciles tanto de explicación como de aplicación deberán ser ilustrados de manera efectiva para que sean más comprensibles. Estos aspectos serán los que tratemos en esta lección.
LA INTRODUCCIÓN DEL SERMÓN La introducción es muy importante. En ella obtenemos o perdemos la atención de los oyentes. Sin embargo, muchos predicadores no se esfuerzan en realizar una buena introducción. Algunos opinan que las dos partes más importantes del sermón son la introducción y la conclusión. En la conclusión llevamos al auditorio al punto decisivo, que es el objetivo de todo sermón y “lo que empieza bien, termina bien”, por lo menos con cierta probabilidad. Un auditorio bien dispuesto desde el principio escuchará con mayor atención al predicador y sacará mayor provecho de todo el contenido del sermón. Ahora, la pregunta más importante es ¿Cómo empezar de modo que se gane el interés y la simpatía de los oyentes? En la predicación se ha dicho que nunca debemos empezar a servir la mesa de la predicación sin despertar el apetito de los oyentes. Nunca debemos empezar a exponer enseñanza, doctrina o exhortación sin haber hecho pensar a nuestros oyentes: “Hoy sí que vamos a tener un buen sermón”, “Parece que va a ser grandemente interesante lo que el predicador va a decirnos hoy” (Vila, 1990, pág. 54). Lograr este objetivo requiere no sólo anunciar que el tema es muy importante. Si usamos mucho esta expresión los oyentes ya no encontrarán interesante lo que vamos a decir esta vez. El único medio para despertar el interés es hacer una introducción tan suficientemente relevante que ponga a los oyentes en una gran expectativa para escuchar el resto del sermón.
El Sermón II Tipos de introducción A continuación, veremos algunas fuentes de donde podemos sacar ideas para hacer una buena introducción y a la par veremos un ejemplo de cada punto basados en Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. 1. Un hecho actual: se puede acudir a un incidente que se ha publicado en los periódicos, radio, televisión o medios sociales. Sin embargo, esta clase de introducción tiene el peligro que tenga poca o ninguna relación con el tema y parezca forzada. Se puede usar solo para llamar la atención o que el predicador llegue a usar el momento de la predicación para dar su opinión respecto al tema actual y no realmente lo que dice el texto bíblico. Ejemplo: el predicador puede decir: “El descubrimiento de la bomba atómica, los incesantes cambios climáticos, y la pérdida dramática de valores morales en la sociedad nos ponen una carga enorme y sumamente pesada sobre nuestro corazón, pero hoy la Biblia nos recuerda que podemos ir a Jesús y dejar todas nuestras cargas en él…”. 2. Incidente personal considerable: en esta forma el predicador puede contar cómo el Señor le llevó a predicar ese pasaje en específico o alguna experiencia personal. Esta forma puede ser una introducción extraordinaria, pero no se debe abusar porque la audiencia lo tomará como ridículo y petulante al contar siempre su relación íntima y “especial” con Dios. Ejemplo: el predicador puede decir: “para los que no conocen mi casa, vivo en un noveno piso. Está semana salí a hacer mercado y cuando llegué a casa me encontré con la grata sorpresa, que el ascensor se había dañado. Con varios paquetes en las manos y un bolso repleto de mercado, subí las escaleras lamentando tal hecho y pensando en cuánto alivio recibiría si apareciera tan solo alguien para ayudarme. Hoy les tengo una maravillosa noticia, no solo hay alguien que quiere ayudarnos a llevar los “paquetes”, hay alguien que lleva completamente las cargas por nosotros, Jesús dijo: “vengan a mí todos…”. 3. Declaración de la verdad o doctrina que se va a exponer: se deja vislumbrar el tema del cual se va a exponer, pero de manera que cause interés e intriga ante lo que se va a decir. Como todas las demás clases de introducciones, ésta es buena cuando no se abusa de ella, o cuando se alterna con otras. Ejemplo: en tal caso, diríamos, “He aquí unas palabras misteriosas que nadie se ha atrevido a pronunciar. Palabras que serían una terrible blasfemia en labios de un simple mortal; ni Sócrates, ni Platón, ni Buda, ni Confucio, ni ninguno de los grandes maestros de la humanidad ha soñado siquiera en atribuirse la facultad de auxiliar personalmente a todo el mundo. Todos ellos se han limitado a dar consejos para el buen vivir; pero he aquí Uno que se levanta en medio de los siglos y exclama: ‘Venid a mí…’ ¿Quién fue el que tales palabras pronunció? ¿Tenía autoridad para hablar de esta forma?, etc.” (Vila, 1990, pág. 55). 4. Contexto del texto bíblico: a veces resulta útil hacer la introducción con las palabras, las circunstancias, los hechos que rodearon al texto bíblico o con el mismo autor del libro bíblico.
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El Sermón II Ejemplo: el predicador puede empezar explicando los sentimientos que produjeron en el corazón de Jesús la incredulidad y la dureza de corazón de aquellos privilegiados habitantes de Galilea, del gozo de Cristo mismo al ver que algunos habían comprendido las doctrinas del reino y su misión divina, como fue con el caso del apóstol Pedro y otros. Cristo se ve a sí mismo como el único recurso para las almas entenebrecidas y perdidas en sus pecados y vehementemente parece exclamar: “Puesto que es así, puesto que estás en el profundo abismo de las tinieblas y del dolor humano y puesto que Dios ha enviado un Mediador Omnipotente para levantaros de nuestra condición caída y revelarnos los sublimes misterios del reino de Dios: No desaprovechen tan precioso privilegio. Venid a mí…” (Vila, 1990, pág. 55). Por otro lado, teniendo en cuenta el autor del texto bíblico. El predicador puede también formular una buena introducción a este gran texto diciendo: “Había una vez un hombre que estaba terriblemente fatigado por el peso de sus pecados”, pasando a contar muy brevemente la conversión de Mateo, y añadir: “A este publicano debemos el haberse conservado las palabras que mayor consuelo han producido a la humanidad”: “Vengan a mí…” (Vila, 1990, pág. 55). Características de una buena introducción Aunque la introducción es con lo primero que se inicia, está es la última en prepararse. Por esta razón, debe ser bien pensada y reflexionada de tal manera que conecte la audiencia con el sermón. Una buena introducción se caracteriza por los siguientes elementos: • Es breve y directa al asunto que va exponer: es decir, presenta el tema del cual se va a hablar en el transcurso del mensaje. • Clara en su estilo y contenido: las palabras que se usan son totalmente entendibles para la audiencia y la forma de decirlas es adecuada con el propósito que se quiere alcanzar en la predicación. • Interesante y creativa: está pensada de forma que capte plenamente la atención de la audiencia y los lleve a querer escucharle de ahí en adelante. • Oportuna para la ocasión o situación (actual): puede empezar con algún tema que se está discutiendo, o está siendo noticia actualmente (sea farándula, deportes, política, etc.). Estos, hacen que el mensaje sea real y vigente para la audiencia. • Cordial y amigable: no debe de acusar o tratar a ningún tipo de persona en específico. Tenga en cuenta a quiénes y en qué forma podría afectar o hacer sentir mal a su audiencia. Errores a evitar en la introducción Stanley (2008) señala algunos errores típicos que se deben evitar. • Gastar mucho tiempo: predispone a la audiencia y le lleva a pesar en que si eso se demoró en la introducción, cuánto más lo hará en los demás puntos. Una buena proporción es usar entre un diez a quince por ciento del tiempo total.
El Sermón II • Pedir disculpas por falta de preparación: esto antes de ayudarle, perjudica porque da a entender que no se preparó para estar allí hablándoles y desconecta a las personas que esperan un aprendizaje nuevo. • Iniciar con algo común: hablar de algo que la audiencia posiblemente está cansada de escuchar puede generar que expresen que no necesitan escucharle ni que marque la diferencia entre la exposición de la Palabra y cualquier otra charla en común. • Saturar de ideas la introducción: no debe hablar en gran detalle de todo lo que va a decir durante la exposición del mensaje, aunque sí debe ser evidente qué se va a exponer. • Contar chistes o historias jocosas: por ser un momento tan importante, no enfoque la atención en los chistes o historias sin relevancia, busque que toda la atención se centre en la exposición de las Escrituras.
LA CONCLUSIÓN DEL SERMÓN La conclusión es el tiempo cuando usted resume lo que ha dicho en el mensaje y pide un compromiso o respuesta. No significa que siempre esperará aplicar el sermón hasta el final. Puede resaltar una aplicación en cualquier punto. De hecho, algunos predicadores creen que un mensaje eficaz se puede estructurar de la siguiente manera: 1. Anunciar lo que les va a decir = La introducción 2. Decírselo = El cuerpo 3. Recordarles lo que les ha dicho = La conclusión La repetición puede ser un instrumento de aprendizaje maravilloso si se hace en una manera interesante. Sin embargo, el mensaje siempre debe concluir con una explicación de la respuesta deseada, sea ésta presentada al principio del mensaje o no. Debe ser la última cosa que ellos escuchan, y la más importante que llevan a casa después de que termina el mensaje. Esto debe ser el punto de mayor impacto en el sermón, es lo que el oyente va a recordar con el fin de aplicarlo a sus vidas durante la semana. Por esta razón, el mensaje debe ser bien reflexionado y meditado. La meditación significa pensamientos enfocados en una porción bíblica (Warren, pág. 30). Tipos de conclusión A continuación, veremos algunos tipos de conclusión. Aunque se catalogan como diferentes tipos, en algunos casos es útil usar varios de los elementos mencionados (Stanley, 2008). 1. Repaso o resumen de los puntos o ideas del sermón: la repetición es una de las mejores maneras de aprender porque refuerzan las ideas principales que fueron expuestas. En esta se puede reflexionar y recordar los puntos vistos en el transcurso del sermón. 2. Un llamado a la decisión con el propósito de alcanzar el corazón, la conciencia y la voluntad del oyente: Aquí se hace un llamado directo a la audiencia para aterrizar las verdades vistas a sus vidas cotidianas. No es un llamado que apela simplemente
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El Sermón II a las emociones, sino que es sencillo, motivador y eficiente. Cada persona que está escuchándole debe sentir que conoce su vida y que lo que está diciendo es directamente para su vida. 3. Volver a la idea o al trasfondo histórico del texto: se puede terminar con la lectura o la mención de la parte más importante del texto bíblico. 4. Motivar al oyente: Incentivar a las personas de la audiencia a creer, a que tomen y hagan algo para Dios. El creyente bajo la dirección del Espíritu Santo debe tomar decisiones, basadas en el momento y circunstancias de su vida, que lo lleven a obedecer a Dios. 5. Ilustración impactante que se ha venido trabajando en el texto: las imágenes o ilustraciones que se usa durante la introducción o el desarrollo del texto bíblico son útiles al llegar al final de la predicación. Sirven como una especie de espejo que llevan al oyente a mirarse y comparar su vida con la verdad predicada en el sermón. La conclusión puede incluir la repetición de los puntos del sermón y al mismo tiempo alguna ilustración o imagen. A continuación daremos un ejemplo de este tipo: Gráfico 5.1 Ejemplo de conclusión
El Sermón II Características de una buena conclusión Una conclusión debe contener la mayoría de los siguientes componentes (Stanley, 2008): • Refleja la enseñanza del texto bíblico predicado, además, es clara, específica, breve e ilustrada. Presenta la unión de todo lo dicho durante la predicación, de una manera clara para que quede en la mente y corazones de los oyentes. • Debe ser personal y también el punto máximo de la relación entre el predicador y los oyentes. Debe apuntar a cada persona, que todas las personas que se encuentran en el auditorio, sin importar la edad, puedan afirmar que ese mensaje es para ellos. • Hablar a su corazón con amor: “mi querido amigo, hermano”. No podemos olvidar que somos personas con sentimientos y deseosas de recibir amor y aceptación, por esto es necesario ser muy cercano y reflejar el amor, perdón y la voz de Señor. • Debe alimentar, responder, suplicar, exhortar, amonestar, persuadir, convencer, aconsejar, incentivar, guiar, fortalecer, desafiar e invitar cada oyente a la acción. • Su énfasis debe ser en lo positivo. No es el tiempo de hablar lo negativo, debe reinar la esperanza y no la desilusión. • Es para finalizar el sermón y ministrar. Son las últimas palabras que tiene para transmitir la voz del Señor, no desperdicie el tiempo. • Un resumen de los puntos principales. Teniendo en cuenta que los puntos del sermón han sido creados para ser recordados, aquí es buen momento para traerlos a la memoria. • Una ilustración que une los puntos principales y la idea central. Debe reflejar la coherencia que hay en la estructura de todo el mensaje, todo está íntima y estrechamente relacionado. • Las pregunta retóricas son muy útiles en este punto, ayudan a que los oyentes responda para sí mismos y reflexionen. • Indicaciones específicas o un llamamiento a la acción. Un desafío o tarea concreta. No solamente se debe decir qué fue lo que se vio durante el mensaje, sino mostrar las implicaciones de ese mensaje para la vida diaria de cada uno de las personas que escuchan. Es decir, es momento de mostrar cómo el mensaje nos lleva a hacer cambios o tomar decisiones en nuestras vidas. Errores a evitar en la conclusión Stanley (2008) señala algunos errores típicos que se deben evitar en la conclusión. • Introducir nuevas ideas: no es tiempo de hablar algo que no se mencionó durante todo el mensaje, esto dejaría inconclusa la idea y muy confundida a la audiencia. • Dar falsas expectativas: si dice que va a concluir, hágalo. No anuncie que va a terminar y tarde 10 minutos más en hacerlo; esto le hace quedar como mentiroso y sin credibilidad en su palabra. La conclusión, al igual que la introducción, debe usar entre un diez a quince por ciento del tiempo total.
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El Sermón II • Terminar sin dar conclusiones: es necesario dar conclusiones como parte fundamental del mensaje, allí se entrega de manera clara y precisa lo que se expuso. Si evita hacerlo porque se le dificulta, imagine lo difícil que será para su audiencia que no estudió el texto con el mismo tiempo y profundidad con que usted lo hizo. • Pedir disculpas: como vimos anteriormente, esto antes de generar compasión, genera incompetencia para su labor. • Contar chistes: si va a usar el humor en la predicación este no es el momento adecuado, aquí se requiere seriedad y credibilidad. • Gritar: gritar no es señal de autoridad ni seriedad, a veces hacer pausas en la voz o bajar el tono hace que la audiencia preste mayor atención a lo que se está diciendo.
LAS ILUSTRACIONES DEL SERMÓN Ilustrar literalmente significa “dar luz sobre algo” o “iluminar” (Willhite, 2001). Una ilustración está diseñada para aclarar o hacer que una idea, enseñanza o asunto resaltado en el mensaje sea más comprensible. Se puede utilizar en cualquier punto del mensaje, es decir, en la introducción, el cuerpo o la conclusión. Normalmente las ilustraciones cumplen con uno de los siguientes tres propósitos. 1. Explicar Se quiere ampliar, aclarar, simplificar, especificar, concretar algo o contrastar con el objetivo de ayudar a una mejor comprensión del pasaje en estudio. Algunos ejemplos: “la integridad es para el liderazgo cristiano como el huevo para la tortilla” o conocer a Dios no se trata de conocer en el sentido de: “Conozco a alguien en el trabajo. Es el tipo de conocimiento que tenemos cuando decimos: conozco a mi esposa” (Willhite, 2001, pág. 105). 2. Validar Aquí se busca validar algo, demostrar o hacer ver algo de forma realista, relacionar la verdad con experiencias o en alguna medida debilitar algún tipo de resistencia que pueda tener la audiencia al mensaje que se está dando. En la siguiente ilustración se consigue identificar nuestra tendencia humana a la venganza, consigue que la emoción o tendencia a la venganza se sienta que es tan natural para cualquiera de nosotros. Había un camionero fornido y musculoso sentado solo en una mesa, preparándose para dar el primer bocado a su hamburguesa doble. De repente, se abrió la puerta y entraron ocho miembros grandotes de un grupo de motociclistas. El único lugar suficientemente grande para los ocho era precisamente la mesa donde se hallaba el camionero. Uno de los motociclistas se acercó al lugar en que estaba el camionero y le dijo que se levantara y se sentara en otra parte. Entonces el camionero miró a su alrededor y observó que el lugar estaba lleno y simplemente se dispuso a comer su hamburguesa con queso. Pero el motociclista no iba a dejar que se burlarán de él y antes de que el camionero pudiese levantar su ham-
El Sermón II burguesa del plato, el motociclista se apoderó de ella y empezó a comérsela. Cuando hubo acabado, dijo: “ahora ya has acabado de comer; vete”. Cuando el camionero se levantó, resultó ser un par de palmos más alto que el motociclista y su mirada podía cortar el hierro. El camionero tomó la cuenta de la mesa, fue a la caja, pagó y se fue tranquilamente. Entonces, los motociclistas empezaron a reír, y el que se había comido la hamburguesa fue a la caja, miró por la ventana y dijo: “No parece que ese tipo sea un gran hombre”. “No -dijo la cajera-, parece que no sabe ni conducir. Acaba de arrollar toda una fila de motocicletas” (Willhite, 2001, pág. 110). 3. Aplicar Estas normalmente tienen mayor impacto porque provocan o remueven sentimientos. Este tipo de aplicación relaciona la verdad con la experiencia concreta. Hace que los oyentes sientan que se les está hablando directamente a ellos y a sus vivencias diarias. Nos conduce a la práctica del tema en estudio o la aplicación, nos invita a reflexionar y tomar medidas en nuestra vida. Willhite (2001, pág. 113) ofrece una ilustración excelente sobre este tipo: Un domingo mi hija de nueve años y yo estábamos sentados en la iglesia. Ella me había dado golpecitos en el hombro varias veces para preguntarme cosas durante parte de la ceremonia en la que estábamos cantando y disfrutando de la música, intentando adorar al Señor. Y, francamente, me había cansado de tantas interrupciones. Estaba allí sentado intentando adorar a Dios. De algún modo ella sabía que no debía interrumpirme durante el sermón… Después del sermón cantamos una maravillosa canción de alabanza a Dios, dándole gloria. Yo estaba disfrutando de la música y adorando con mi voz al Señor desde mi corazón y una vez más mi hija me dio un golpecito en el hombro y me preguntó algo. Totalmente frustrado y enojado le puse el brazo sobre sus hombros, la acerqué a mí para poder susurrar en su oído, levanté la mano para que nadie me oyera y dije: “Julia, estoy intentando adorar a Dios. ¡Calla la boca!” Pues bien, les hemos dicho a nuestros hijos en varias ocasiones que calla la boca es una expresión maleducada, es algo que no debemos decir, no es aceptable en nuestra casa ni para decírselo a otros, por eso, tanto ella como yo nos quedamos pasmados. Y, evidentemente, al acabar de pronunciar esta expresión, y sentirme fatal, pensé en las palabras de la epístola de Santiago que habíamos estudiado: con la lengua “bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos no debería ser así”. La razón de usar ilustraciones Las ilustraciones son importantes porque nos ayudan a facilitar el recuerdo. Historias o eventos de la vida real que permiten a los oyentes identificarse con una experiencia que elabora, desarrolla y explica principios bíblicos de la Escritura. Son importantes porque la mente humana necesita tener una imagen concreta que pueda relacionar con la verdad que se está comunicando. Además, nos ayudan a entregar el mensaje de Dios de manera contundente que despierte el interés y haga atractivo el sermón para escucharlo. Esto da descanso al oyente y ayuda a esclarecer el mensaje. La idea es usar ilustraciones de la vida real, de tal manera que el oyente en el trascurrir de la semana se encuentre con el mensaje.
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El Sermón II Pautas para el uso de ilustraciones Hay varias consideraciones que debemos tomar en cuanta al usar las ilustraciones. • Asegúrese que las ilustraciones ilustran. Recuerde que las ilustraciones arrojan luz sobre algo, ese objetivo no se debe perder de vista. • Las ilustraciones deben ser claras. Se deben entender con facilidad, si requiere mucha explicación para ser entendida, puede ser que no es la mejor ilustración. • Tienen que ser creíbles. Dar información que no sea verdad puede ser fatal, recuerde que la audiencia puede estar corroborando en internet todo lo que usted está diciendo. • Las ilustraciones personales son útiles. Pero tenga mucho cuidado de no convertirse en el héroe que todo lo puede. Sea humilde, sincero y discreto. • Cuente la historia en lugar de leerla. Si la va a leer, léala muy bien, adecúe la voz y lea lo menos posible. • No use una ilustración que deje en segundo plano la idea principal del mensaje. Lo que la audiencia debe recordar es la idea principal del sermón no la ilustración. • Jamás acomode el texto bíblico para poder usar una ilustración. La autoridad principal es el texto bíblico; por lo tanto, no debemos buscar un texto para una buena aplicación que encontramos, sino todo lo contrario. • Nuestra audiencia suele interpretar las ilustraciones contemporáneas más que las históricas. Recuerde que el propósito es hacer conexión con el público. Ilustraciones bíblicas La Biblia está repleta de ilustraciones maravillosas y claras. A veces podemos encontrar una ilustración moderna que también nos puede servir, pero no es superior a las bíblicas. ¿Quién puede mejorar la parábola de la oveja perdida, o los ejemplos de los lirios del valle, o el hombre que edificó su casa sobre la arena? Las ilustraciones son anécdotas breves que acompañan a la verdad del sermón. Como técnica, las ilustraciones son historias cuyos detalles (sean explícitos o imaginarios) permiten a los oyentes identificarse con una experiencia que ayuda a la elaboración, desarrollo y/o revelación de la explicación de principios bíblicos. A través de los detalles de la ilustración, un oyente imagina la experiencia de la verdad del sermón. La ilustración no tiene que ser histórica o reciente, pero el predicador debe contarla de tal manera que los oyentes puedan identificarse con la experiencia. Un predicador relata el qué, cuándo, dónde, y por qué de un evento para dar a los oyentes acceso personal a la ocasión. Cada oyente se habilita a ver, sentir, saborear, olfatear facetas del evento como si estuviera involucrado con la vivencia del momento. Además de detalles sensoriales, el predicador sugiere emociones, pensamientos, y/o reacciones que pueden tipificar la experiencia para que uno viva la situación (Burke, 2016). Ilustraciones no bíblicas No tema utilizar ilustraciones que no provienen de las Escrituras, siempre que aclaren el mismo punto de una manera eficaz. Muchas veces, estas ilustraciones conectarán a nivel más profundo a su audiencia, especialmente cuando la audiencia no está muy familiarizada con la Biblia. En tales casos, el significado de muchos pasajes o ejemplos
El Sermón II se perdería, y es mejor utilizar algo que ellos comprendan. Las ilustraciones no bíblicas incluyen: • Los eventos contemporáneos. Las verdades bíblicas sobrepasan el tiempo. Sin embargo, a menudo se comprenden mejor cuando un evento contemporáneo las ilustra. Muchas veces los artículos en periódicos o revistas son muy útiles, nos debemos preguntar: ¿Qué eventos contemporáneos se relacionan con mi mensaje? • Las observaciones de la vida cotidiana. • Las ilustraciones de la naturaleza. Una fotografía de una gaviota en paz, parada sobre una roca mientras las olas caen con estrépito cerca de ella, es una bella ilustración del cristiano parado sobre su roca, el Señor Jesucristo. • Los trasfondos históricos. Es importante saber acerca de la vida inmoral de la ciudad de Éfeso para comprender por completo las preocupaciones de Pablo en Efesios capítulo cinco.
ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1 A partir de lo visto sobre introducciones y conclusiones, desarrolle la introducción y conclusión del sermón que está preparando.
Ejercicio 2 A partir de lo visto sobre ilustraciones, revise qué puntos del sermón deben ser ilustrados y escoja las ilustraciones que mejor le ayudan a lograr su propósito.
Ejercicio 3 En el encuentro, junto a su formador y grupo de formación, vean la predicación en el link a continuación y evalúenla usando el formato en el anexo 1. Cuida tu corazón: https://www.youtube.com/watch?v=akCwF2l_rc4&list=PLgAxa4t27MWc0JCcEB6I4Ra4YqJKvC3p7.
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LA COMUNICACIÓN DEL Mensaje
Propósito de la lección
Dotar al estudiante con técnicas básicas que mejoren su comunicación en público.
Resultados de la lección Al concluir esta lección el estudiante: • Usará su voz de manera más adecuada.
• Desarrollará una mejor comunicación corporal. • Mejorará en su comunicación en público. • Evaluará los métodos de pronunciar sermones y adoptará uno.
Contenido
• Introducción • El uso de la voz • La comunicación corporal • Consejos varios para la predicación • Aspectos varios a evitar en la predicación • Formas de presentar sermones • Actividades de evaluación
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La Comunicación del Mensaje INTRODUCCIÓN
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n la comunicación del mensaje es importante saber exponer el contenido de forma elegante con todo el potencial de la voz y los gestos. El tono de voz debe ser agradable. Las gesticulaciones deben ser naturales y dar fuerza a lo que se está comunicando. El contenido del mensaje y la forma de decirlo deben tener coherencia. No queremos decir que debemos usar técnicas de retórica para manipular a la audiencia. Sino que debemos aprender a decir las cosas de tal forma que cause impacto y sea recordado con mayor facilidad por la audiencia. Esto se puede lograr educando al máximo la forma y el medio de entrega del mensaje. Es decir, la voz y el mensajero (mirada, gestos, manos).
EL USO DE LA VOZ La voz es un recurso fundamental e importante en la comunicación porque es a través de ella que podemos trasmitir un mensaje de manera entendible. Este mensaje se debe transmitir de la mejor manera con el uso adecuado de la voz. Ya que el sermón contiene ideas y palabras clave que se quieren enfatizar, es necesario aprender a usar de la mejor manera posible la voz. Al igual que “un uso educado y adecuado de la voz ayudará a que la audiencia se anime o no, a seguir al predicador” (Cardona, 2012). A través de la voz el predicador demuestra si es orgulloso o vanidoso, claro o confuso, activo o pasivo, si tiene capacidad o si es una persona ajena de lo que pasa alrededor, si es una persona estimulante o monótona. Todo esto influye en que lo oigan con gusto, pues, es imposible no ponerle atención a su mensaje (Stanley, 2008). Un orador será mucho más fácil y agradable de escuchar si sabe controlar su voz y adaptarla al lugar en el cual está hablando. En pocas palabras, lo que se quiere es que el predicador sepa combinar los elementos que hacen agradable escucharlo. Veamos cuáles son estos elementos según Cardona (2012): 1. El volumen: este se refiere a la intensidad de la vibración, la fuerza con la que se expresa un mensaje. Esta puede hacer que la audiencia escuche o no el mensaje que se quiere comunicar. En algunos casos comunes dentro de las iglesias, la voz y el volumen son extremadamente altos y ruidosos y maltratan el oído. 2. El tono: es decir la modulación tonal. Todos los seres humanos usamos un conjunto de tonos musicales para hablar (más conocido como registro tonal). El buen comunicador tratará de desarrollar amplitud (un espectro amplio de tonos para hablar) y armonía (que esos movimientos tonales sean agradables y bellos al oído). El timbre es el tono y la combinación de tonos que nos son únicos o que aprendimos moldeados por nuestro contexto. Aquí caben por ejemplo, los acentos regionales; pero, se destacan la calidad y la calidez de lo singular de nuestra personalidad agrupada en torno al diseño físico (vocal, fisiológico) con el que fuimos dotados. 3. El ritmo: otro de los elementos constitutivos de la música (junto con la melodía y la armonía) y que determina una buena comunicación es el ritmo. En el ritmo se trata de apreciar la velocidad con la que se habla y la dinámica, que es la combinación de la velocidad.
La Comunicación del Mensaje Vicios en el uso de la voz Cardona (2012, págs. 1-2) destaca algunos vicios o errores comunes en el uso de la voz. • El murmurador: es aquel que intenta hablar con los labios cerrados. Lo que produce es una serie de sonidos confusos, difíciles de entender. Para corregir este problema se sugiere la lectura frecuente con un lápiz sostenido por los dientes como una estrategia para desarrollar los músculos faciales que permiten una mejor pronunciación. • El gritón: como su nombre lo expresa es el que hace que todo el mundo termine con dolor de oídos. Empieza el sermón a gritos, lo sigue a gritos y lo termina a gritos. Para corregir el problema se sugiere la práctica intencional de la lectura a voz audible en la cual se hagan cambios de volumen y ritmos. Es decir, que se inicia una lectura en voz baja, luego se sube un poco y luego se vuelve a bajar, etc. • El cantante: es el predicador que adopta una “cancioncita” para su hablar y la usa sin variar una y otra y otra vez, hasta que produce náuseas. El efecto más frecuente, sin embargo, es el de producir una somnolencia incontenible entre la audiencia. Sorprendentemente, cuando esta persona conversa, lo hace de la manera más natural, pero no es sino que se sube al púlpito, para que de pronto todo cambie. Cada uno ha de buscar su “propia voz”, en ella se debe evitar la exageración. Se sugiere identificar palabras y momentos de la predicación que disparan el uso de los mismos. Se debe recordar, como muchos creen, que el timbre es lo auténtico en cada voz, así que no se trata de imitar el “hablado” de otros. Sea original y aprenda a manejar su propia voz. • El mono-tono: este es el opuesto del anterior. Por nada cambia el tono o el ritmo de su hablar. No hay pausas, cambios de velocidad, tono, ritmo o volumen que se adecúen al tema o al punto que se trate. El sermón sale plano e insípido. Se sugiere el estudio de la personalidad propia, esto da pie a preguntas reflexivas sobre la incredulidad en uno mismo o en el hecho de que Dios le puede usar. • El inconcluso: este predicador empieza sus frases con una voz audible, pero al llegar al final de las mismas, el volumen cae de una manera que hace imposible descifrar cómo termina la oración. Este es un mal hábito, que se puede vencer con un poco de esfuerzo. • El repetidor: una audiencia a la que se le repiten las cosas con demasiada frecuencia puede llegar a pensar que el predicador los toma por sordos o por retrasados mentales. Al cabo de 30 minutos de oír un sermón que debió haber tomado 10, ellos sienten que su tiempo se desperdició, su inteligencia se subestimó y su paciencia se agotó. • El carraspeador: esta persona convierte su nerviosismo en un incesante y totalmente innecesario concierto de ahams, ejems, o esessssss. Una variante menos común del mismo, es el chasqueador de dientes. Se pueden llegar a necesitar medidas heroicas para erradicar este hábito, pero lo que sea vale la pena. • El titubeador: No hay frase de la que no duden. Todo es eeeehhh….. aaahhh… este….. y así sucesivamente.
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La Comunicación del Mensaje Características de una buena voz Para evitar los errores que se mencionaron arriba por favor tenga en cuenta que un buen predicador es el que sabe trasmitir el mensaje de manera dinámica con el fin de ser sencillo y claro para toda su audiencia. A continuación describimos las características de la voz de un buen predicador: 1. Natural y clara Sin esfuerzo alguno. 2. Volumen Cambie el volumen de su voz para seguir la emoción y el significado de su mensaje. 3. Articulación Cuando usted habla en público, debe abrir su boca suficientemente para articular las palabras. 4. Tono • Escoja un tono que no es ni fuerte ni débil. • Expresiva: expresa energía, vigor y vida, refleja lo que el predicador está sintiendo. • Convicción, sinceridad, y fervor espiritual. • Es buena idea grabar su voz en una grabadora y luego escucharla. • No hable monótonamente. Varíe los tonos de su voz. 5. Ritmo o velocidad • Nunca debe hablar muy rápido ni muy lento. • Los nervios muchas veces nos hacen hablar rápidamente. Practique dando el mensaje en la tranquilidad de su cuarto y concéntrese en la velocidad de entrega. • Su ritmo o velocidad se debe adaptar a la audiencia. Ellos deben poder seguirle y comprenderle sin dificultad. • Utilice las pausas creativamente, como lo hace en una conversación normal. Adapte su voz al lugar Para estar seguro de que todas las personas en el lugar le pueden oír, necesita hablar a la persona más lejana en este. Es particularmente importante si no cuenta con un equipo de sonido. Si la acústica en el cuarto es pobre, puede ajustarse a las condiciones en las siguientes maneras: • Hablar más lentamente. • Utilizar frases cortas, dejando una pausa entre ellas. Aquí es necesario aprender a destacar las palabras importantes, dándole énfasis mediante el uso de pausas, subiendo el volumen o deletreando una palabra. • Pronunciar sus palabras cuidadosamente. Preste atención de lo que está diciendo, sea coherente. • Variar el tono. • Complemente las palabras con el movimiento de su cuerpo. • Emplear un tono bajo de voz. Técnica del uso de la voz Algunas técnicas nos ayudan a sacar lo mejor de nuestra voz. Con este fin es indispensable recurrir a algunas de ellas para mejorar todo nuestro ejercicio de predicar. En primer lugar, debemos ser conscientes de cuidar nuestra voz porque es nuestra herramienta para comunicar el mensaje de Dios. Así que, no debemos tomar bebidas tan calientes o tan frías porque dañan nuestras cuerdas vocales. Además de evitar predicar
La Comunicación del Mensaje y forzar la voz cuando esté enfermo de gripe o toz. Al igual que hay que darle tiempo de descanso para que la voz se recupere. Cuando la voz está bien cuidada, antes de predicar debemos hacer lo siguiente: • Calentar la voz antes de subir al púlpito. • Relajar los músculos: estirar los brazos cómo levantando un peso. • Respirar de forma adecuada: profunda, silenciosa y rápidamente. Esto es importante cuando se está predicando. Algunos parecen como cansados por no respirar correctamente. Llene sus pulmones de aire y hable despacio; cuando aligere el ritmo o suba el volumen haga una pausa para respirar, así le da tiempo a la audiencia que reflexione sobre lo expresado. • Ejercicios de lectura, pronunciación, entonación. • El uso del micrófono: bien graduado para su tono, que se escuche con claridad. Además, úselo con una distancia prudente de la boca. • Las expresiones corporales ayudan a que la voz salga clara y fuerte. Estas también hablan.
LA COMUNICACIÓN CORPORAL El predicador comunica tanto con su cuerpo como con su voz. Por ello, debe ejercitarse en las expresiones corporales. Estas deben ir en armonía con las palabras para que pueda captar la atención y la simpatía de la audiencia. Además que ayuda a vencer la tensión, es muy eficaz a la hora de expresar emociones y da fuerza y vida a la predicación fortaleciendo el argumento que se está expresando. • Gestos: expresión facial no exagerada (feliz- triste/malo) y mirada fija en los oyentes (perdida). No haga muecas, no saque la lengua o muerda sus labios. • Los gestos no deben ser violentos (puño). Debe ser naturales sin imitar a otras personas. • Postura adecuada: recto, no rígido, sobre sus dos pies. No meta su mano en el pantalón. • Cree impresiones positivas, no negativas. La mirada La mirada es un elemento fundamental en la comunicación. A través de ella se puede interactuar con la audiencia. Por tal razón, en la predicación es importante una mirada directa y amable, no intimidadora. Muchos predicadores les falta contacto visual con la audiencia porque se siente tan nerviosos o inseguros del mensaje que van a comunicar, por eso, miran a otro lugar menos a la audiencia. Según Cardona (2012, pág. 3) hay por lo menos tres buenas razones para aprender a desarrollar un buen contacto visual con la audiencia: 1. Establece su transparencia ante la audiencia: nada nos expone más que nuestra mirada. La expresión “míreme a los ojos” indica frecuentemente un “dígame la verdad”. 2. Detectar la reacción de la audiencia a su mensaje: cuando el predicador mira a su audiencia, también la examina y la retroalimenta. Es decir, al mirar a los ojos de sus escuchas el expositor puede verificar si su mensaje está llegando y cómo lo está haciendo.
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La Comunicación del Mensaje 3. Establecer el liderazgo: la capacidad de observar y responder a lo observado constituye un ejercicio de liderazgo conductor que está delegado sobre el predicador en el transcurso de su prédica. En resumidas cuentas, los ojos integran y clarifican los gestos faciales, por decirlo así, en forma general. La seriedad de un punto, el uso de la ironía, la pregunta retórica, todos estos recursos y gestos son acompañados por un sentimiento que se plasma en la mirada. Estas son algunos de las malas costumbres que se debe evitar: • Mirada perdida en el techo, o en la nada. • Mirada clavada en el piso. • Mirada recurrente a la misma persona. • Mirada pasajera y rápida, que inquieta al auditorio. • Mirada que no está conectada con lo que se dice. Las manos Las manos es el primer recurso ilustrativo para acompañar lo que decimos y darnos a entender mejor. Los gestos básicos nos ayudan a comunicar el mensaje de manera que, aclara más lo que se está diciendo. En este mismo sentido, el dedo índice significa: acusación, regaño o localización. Cuando se señala a la audiencia, da la impresión, que se está regañando y acusando de algo. Por esta razón, no es bueno señalar a la audiencia cuando se está predicando. Sin embargo, se debe de hacer uso de este recurso para transmitir el mensaje de una forma clara y sencilla usando los dedos de las manos. Un ejemplo sencillo es mover los brazos en señal de abrazar algo al enfatizar un punto de la prédica. En fin, el uso de las manos es fundamental en la gestualidad. Aquí algunas muestras de lo que debemos evitar según Cardona (2012, pág. 3): • Aferrarnos al púlpito. Hay quienes se agarran al púlpito de manera que parece que se fueran a caer si se sueltan. • Las manos en los bolsillos. Se considera que demuestran una actitud demasiado deportiva en relación al mensaje que se transmite. • Cuidado con los gestos en casos de predicación transcultural. • La manía de acomodarse alguna parte del vestuario con frecuencia. Asegurarse de usar ropa interior del tamaño adecuado y en todo caso, dejarla donde está hasta el final del sermón. • Evite los extremos. Unas manos demasiado estáticas son un problema, así como un par de manos que andan volando por todos lados.
CONSEJOS VARIOS PARA LA PREDICACIÓN 1. Usa gestos y movimientos que sean variados y acompañen tu mensaje. Usa un lenguaje y un tono de voz que faciliten la comunicación y no aburran a las personas.
La Comunicación del Mensaje 2. Aunque a veces suba el tono, evite gritar. No use el monótono “tono del púlpito”. A muchas personas les cuesta controlar el tono de voz. 3. Emplea ilustraciones adecuadas y no uses historias solo para suscitar emociones. 4. Permita las críticas. Pídale a su cónyuge o a un amigo que le den su opinión sobre su presentación y lenguaje. 5. Use diferentes métodos de presentación como retroproyectores o reproductores de DVD; en caso de no tenerlos, dibuje sus propios cuadros, use imágenes, bosquejos, etc.
ASPECTOS VARIOS A EVITAR EN LA PREDICACIÓN Para predicar de manera sencilla y clara evite los siguientes errores: • Una pobre expresión verbal (sinónimos). • Frases que contengan ideas incompletas. • Errores de concordancia y conjugación en las oraciones verbales. • Expresiones vulgares, vocabulario inadecuado para cierta región o país. • Un exagerado acento particular de una región. • Palabras en un idioma extranjero, sin explicar que significa. • Repetir demasiado algunas frases o palabras o vocales (muletillas).
FORMAS DE PRESENTAR SERMONES Al llegar a este punto el sermón ya está completo y listo para ser predicado. Lo que necesitamos es utilizar la voz y nuestro cuerpo para comunicar la verdad bíblica de la mejor manera posible. La idea aquí es mostrar y evaluar los métodos que ayudan en la exposición de los sermones, pero usted debe escoger el mejor método en donde sea eficaz y este cómodo teniendo en cuenta, en gran medida, su personalidad. A continuación se expondrán algunos de los métodos más comunes y útiles a la hora de presentar un mensaje bíblico. 1. Método de improvisación Este método de la improvisación, es el resultado de la inspiración que se tiene en el momento mismo de presentar el mensaje bíblico. El predicador no tiene una preparación previa para su mensaje. Por esta razón, el mensaje es pobre y superficial en la introducción, cuerpo y conclusión. Además que no apunta a las necesidades de la audiencia ni es pertinente para sus vidas. Es común que el predicador se sienta perdido, repita siempre las mismas ideas una y otra vez y mencione innumerable cantidad de textos bíblicos para “apoyar” lo que está diciendo ( o sencillamente para llenar el tiempo). Al igual que se ve obligado a usar ilustraciones que no aportan al contenido del mensaje, ya que habla lo que se acuerda de predicaciones anteriores o cuenta historias totalmente inconexas a lo que está hablando. A menudo se observa una mala lectura del texto bíblico sacándolo de su contexto, sin tener en cuenta el mensaje original que el autor quiso transmitir. Así que, la primera regla de todo predicador comprometido con el Señor, es no subir al pulpito sin antes haber estudiado diligentemente el texto y haberse preparado para predicarlo. Este método es el peor de todos
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La Comunicación del Mensaje los métodos porque desvirtúa y evade la enorme responsabilidad de predicar la Palabra del Señor. Su única ventaja es que tiene contacto visual con su audiencia, es decir, posibilita hablarles a los oyentes a la cara, sin el inconveniente de tener que estar mirando su bosquejo o estudio de texto (Stanley, 2008, págs. 350-351). Quizá usted sea muy aplicado en su estudio bíblico y no está de acuerdo ni practica este método, pero existe la posibilidad que invite a una persona y esa persona no llegue por algún motivo. Allí tampoco se justifica “predicar porque toca predicar”, un buen predicador siempre debe tener un sermón preparado para cuando le sucedan estas situaciones o puede utilizar uno que ya haya estudiado y predicado antes, pero que lo recuerde bien. Así que le animamos a ser muy diligente y obediente al llamado del Señor a predicar su Palabra. 2. Método de lectura del sermón Consiste en leer el sermón utilizando el bosquejo que se preparó con el estudio previo, tanto en la exégesis como en la homilética. Según Stanley (2008, pág. 351) las ventajas de este método son: • Brinda seguridad y tranquilidad al predicador. • Ayuda a preparar el sermón adecuadamente y con tiempo. • Permite adoptar un estilo más elegante y literario, porque el predicador desarrolla el hábito de organizar sus pensamientos por escrito y presenta las ideas precisas, demostrando una unidad de pensamiento. • Evita el problema de hablar mucho y decir poco. • El sermón se puede utilizar nuevamente o puede servir de base para otros sermones y aún utilizarlo con fines de publicarlos en el futuro. Sin embargo, este método también tiene sus desventajas (Stanley, 2008, págs. 351352): • No hace contacto visual con los oyentes por estar leyendo el bosquejo. • No permite “aprovechar” la inspiración del momento. • Disminuye la fuerza de la voz del predicador por la posición que asume mientras lee. • Dificulta la expresión corporal y la gesticulación perdiendo la naturalidad. • Dependencia más del manuscrito que de Dios. • El impacto del sermón disminuye en 20 % según los especialistas. • No agrada a los oyentes. • Puede perder sus notas por el viento (artificial o natural), además, se puede ir la electricidad dejándolo sin luz para leer el sermón. 3. Método de memorización Consiste en memorizar el bosquejo del sermón y recitarlo en su totalidad. Las ventajas de este sermón son iguales a la del sermón leído. Solamente que este método permite mirar a los oyentes y añadir algún asunto que no se encuentre en el manuscrito, aunque con gran dificultad. Según Stanley (2008, págs. 352-353) las desventajas son: • No permite encajar y añadir nuevas ideas sin perder el hilo del pensamiento. • Cuando hay algún imprevisto o interrupciones se corre el riesgo de olvidar alguna parte del sermón. Cuando pasa esto es necesario repetir algunas ideas ya expuestas
La Comunicación del Mensaje para retomar el hilo y ayudarle a la memoria. • Puede perder la espontaneada y la naturalidad. Al estar pensado en la idea que sigue se puede perder la fuerza y energía que necesita el punto que es está exponiendo. • Se pierde tiempo mientras se aprende y ejercita la memoria. • El método puede imposibilitar a la eliminación de algunas ideas cuando el tiempo se está agotando. 4. Método del bosquejo En este método el predicador no tiene el bosquejo completo de todo lo que dirá en su predicación sino que contiene las ideas claves del sermón. El bosquejo se pone en una hoja o en una ficha bibliográfica dentro de la Biblia, puede también usar un cuaderno de notas junto a la Biblia, puede usar su Tablet, iPod o Smartphone. Con este método el predicador no escribe todo el sermón sino que lo estudia y se prepara para predicarlo, utilizando el mismo bosquejo a la hora de pronunciarlo. Las ventajas de este método son: • Mayor naturalidad y libertad al predicador que el método leído y memorizado. • Cuando el bosquejo es bien usado no impide que haya contacto visual con la audiencia. • No exige tanto tiempo para la preparación del sermón. • Permite añadir nuevas ideas que surgen en el momento de la predicación. • Permite adaptar el sermón a las necesidades de la ocasión. • Aceptado por la audiencia. Stanley señala que tiene sus desventajas o peligros (2008, págs. 353-355): • Se presta para incluir muchas ideas. • Se presta para hablar mucho y decir poco, porque se repiten las mismas ideas. • Se puede descuidar la preparación del mensaje llevándolo a confiar en la inspiración del momento. • Es útil por un corto periodo, porque después de un tiempo se mira el bosquejo y no se comprende su lógica. Aquí las sugerencias son: 1) No esté atado a sus notas, mire el bosquejo solamente cuando lo necesite. 2) Apártese un poco del pulpito para que no se note cuando mira su bosquejo. 3) Utilice bosquejos que favorezcan la memoria visual. Puede destacar los puntos e ideas más importantes subrayándolas. También puede poner algunas frases y palabras claves para no correr el riesgo de olvidarlas. Limite los puntos del sermón, preferiblemente que no sobrepase los 4 o 5 puntos y el bosquejo no exceda dos páginas. Muchos puntos en una predicación cansan a la audiencia, no facilitan la memoria y es difícil llevar la idea principal durante toda le exposición bíblica. 5. Método libre Este método recoge lo mejor de los métodos anteriores, y no presenta muchas de las desventajas de ellos. Aunque el peligro es olvidar alguna parte importante de la predicación. El predicador se prepara muy bien y escribe el sermón, después lo estudia, memoriza la secuencia de las ideas, el bosquejo del sermón con sus partes, introducción, cuerpo y conclusión con las ilustraciones y a la hora de predicarlo lo hace sin ninguna nota. Este método de exposición exige: 1) Mucho estudio y tiempo, aunque no como el de memorizar todo el sermón. 2) Disciplina, más que capacidad. Por otro lado, favorece la continua orientación del Espíritu Santo,
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La Comunicación del Mensaje ayuda al predicador a realizar su tarea con convicción, intensidad, fuerza y libertad. Además, contribuye al aprovechamiento de la personalidad e intelecto del predicador y permite una interacción mayor entre el predicador y los oyentes usando las gesticulaciones con naturalidad. Este método alcanza mejores resultados que todos los anteriores (Stanley, 2008, págs. 357-359). Es importante tener en cuenta algunos requisitos que se necesitan para practicar el método libre en la exposición de sermones. En primer lugar, el predicador debe ser disciplinado con el uso del tiempo y tal vez necesite mínimo 12 horas semanales para preparar el sermón. Aunque vale la pena porque el predicador necesita dedicarse a la tarea de predicar. En segundo lugar, el predicador necesita cultivar un estilo simple, claro y comunicativo y adoptar una forma sencilla y lógica de bosquejar las ideas. En tercer lugar, debe entrenar la memoria de todas las maneras posibles con la secuencia de las ideas, saber comenzar y concluir el mensaje. En cuarto lugar, cultivar las condiciones físicas, intelectuales, emocionales y espirituales. En quinto lugar, el predicador debe hacer un salto de fe, es decir, dependencia de Dios para experimentar este método (Stanley, 2008, págs. 359-360). 6. Método combinado Este método es una combinación de los dos métodos anteriores. El sermón no es escrito en su totalidad. Pero el bosquejo y la secuencia de ideas son preparadas, las anotaciones, el bosquejo y las ideas principales son memorizadas para la exposición del sermón sin ninguna nota. Este sermón es apropiado para los predicadores bi-ocupacionales, sin embargo requiere disciplina y dedicación en la preparación del sermón para que tenga contenido y profundidad. Es bueno escribir todo lo que fuere posible comenzando por las ideas para la introducción y la conclusión (Stanley, 2008, pág. 360).
La Comunicación del Mensaje ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1 A manera de preparación de la voz y la lectura, desarrolle los siguientes ejercicios: 1. Lea varias veces el siguiente cuento infantil, póngale sentido a cada frase, y trate de cambiar la voz con cada personaje y emoción. a. “– ¡Mami!, ¡mami! – Dijo gritando Saulis. – ¿Qué pasa nena?– Contestó la mami de Saulis. – Hay dos hombres vigilando la casa. – Dijo Saulis. -¿Qué cosas dices Saulis? – Respondió su mami. La mamá salió a ver qué pasaba fuera, mientras Saulis estaba agitada e impresionada. – ¡Oh no! ¡Saulis corre! – Gritó su mamá. Saulis corriendo se escondió bajo su cama. La mamá pensó que Saulis mentía pero en realidad Saulis había visto los abogados de su padre, los cuales venían a buscar a la pequeña Saulis para que se fueran con ellos” (Madera). 2. Busque un lápiz y póngalo entre los dientes, haga varias lecturas en voz alta de su bosquejo. Así desarrollará los músculos de la cara haciendo mejor su pronunciación. 3. Intente hasta lograr leer completa y correctamente los siguientes trabalenguas. Pronúncielo dos, cuatro, ocho, dieciséis veces... ¡hasta que la lengua le obedezca! -Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido corren los carros siguiendo la línea del ferrocarril. -Tengo una gallina pinta pipiripinta gorda pipirigorda pipiripintiva y sorda que tiene tres pollitos pintos pipiripintos gordos pipirigordos pipiripintivos y sordos. Si la gallina no hubiera sido pinta pipiripinta gorda pipirigorda pipiripintiva y sorda los pollitos no hubieran sido pintos pipiripintos gordos pipirigordos pipiripintivos y sordos.
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Ejercicio 2 Predique en la Casa de Paz o iglesia establecida el sermón que preparó sobre el texto escogido. Si es posible pídale a alguien que lo grabe y luego evalúese usando el formato en el anexo 1. Si no es posible que alguien lo grabe pida a su formador o a uno de sus compañeros del grupo de formación que lo escuche y lo evalúe usando el formato en el anexo 1. Finalmente, deberá presentar una corta reflexión sobre la retroalimentación que le ofreció su formador. Por lo general, una persona no puede recibir y actuar para mejorar varias cosas a la vez, por lo que debe tener en cuenta lo que le han dicho sobre su predicación y condensar en una sola página los siguientes elementos. 1) Las dos o tres mejores cosas que hace bien. 2) Los puntos de enfoque uno-dos para mejorar mientras continúa predicando. 3) Un próximo paso de acción específico para que pueda mejorar su predicación. Debe pedirle consejo a su formador sobre lo que lo ayudaría a mejorar. (Tal vez su formador le sugerirá un libro, un sitio web, una actividad, etc.)
Anexo 1 Formato de Evaluación de un Predicador y un Sermón ANEXO 1 FORMATO DE EVALUACIÓN DE UN PREDICADOR Y SU SERMÓN Adaptado por Cardona (2012) de Haddon Robinson, Expository Preaching.
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Anexo 1 Formato de Evaluaciรณn de un Predicador y un Sermรณn
Anexo 1 Formato de Evaluación de un Predicador Sermón Anexoy2unGlosario ANEXO 2- GLOSARIO (Jiménez, 2009) Bosquejo o notas de sermón: el bosquejo o las notas homiléticas son nombres que se usan para referirse a los materiales que el predicador o la predicadora ha de llevar al pulpito. Un bosquejo puede ser tan corto como una lista de palabras clave o tan extenso como un manuscrito. Exégesis: el término “exégesis” es el nombre que se le da al proceso por medio del cual una persona estudia, explica o interpreta un documento. Aunque este término se usa en otras disciplinas (como el estudio de las leyes), se refiere particularmente al estudio de la Biblia. La palabra “exégesis” proviene de dos palabras griegas que, combinadas, quieren decir “sacar de”. Hermenéutica: la hermenéutica es la teoría de la interpretación de textos y documentos. La hermenéutica bíblica es, pues, la teoría de la interpretación de las Sagradas Escrituras. Estudia todo el proceso interpretativo, desde la determinación del sentido original del texto (exégesis) hasta la exposición de su mensaje por medio de la enseñanza o la predicación. Homilética: la homilética es la disciplina que estudia la teoría y la práctica de la predicación cristiana. Abarca todos los aspectos relacionados a la predicación, desde la preparación hasta la presentación del sermón. Estudia estos elementos a la luz de la historia y la teología de la predicación. Ilustraciones: una ilustración es un recurso literario que clarifica una idea. Por lo regular, se refiere a una historia o una anécdota que apoya o desarrolla una idea. También incluye el uso de símiles, metáforas, analogías, alegorías, ejemplos, poemas y testimonios, entre otros recursos. Manuscrito del sermón: el manuscrito es un documento que contiene el texto completo del sermón que ha de ser predicado. Quienes usan manuscritos, tienden a leer sus sermones a la congregación. Dado que el sermón es un evento, no debemos usar la palabra “sermón” para referirnos al manuscrito. Predicación Cristiana: la predicación es la proclamación del evangelio de Jesucristo. El propósito u objetivo de la predicación es interpretar la vida a la luz de la fe cristiana. Por lo regular, la predicación se lleva a cabo dentro del contexto de un servicio de adoración. Predicación Expositiva: la predicación expositiva presenta parte del mensaje de una porción bíblica, presentando su mensaje para el mundo de hoy. La porción bíblica puede ser tan breve como un versículo o tan extenso como un libro de la Biblia. Proclamación: el término “proclamación” es uno de los términos que se usa para hablar del anuncio del evangelio de Jesucristo. La proclamación puede ser tanto verbal como no-verbal. La predicación es una forma verbal de proclamación cristiana. Sermón: un sermón es un discurso que expone o proclama el mensaje del evangelio. El sermón es un evento; ocurre cuando alguien presenta el mensaje cristiano ante una audiencia en el contexto de la adoración cristiana. Los sermones se pueden clasificar por su propósito, diseño, o fuente.
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Bibliografía Bibliografía Alianza para la Fundación de Iglesias por Saturación. (2006). Curso Omega: Entrenamiento práctico para sembradores de iglesias Manual 5. Charlotte. Bounds, E. M. (2001). El Predicador y la Oración. Barcelona, España: Clie. Burke, J. (2016). Homilética. (Material de clase). Medellín: Fundación Universitaria Seminario Bíblico de Colombia. Cardona, D. (2012). Homilética. (Notas de clase). Medellín, Colombia. Chapell, B. (2006). Cristo- centro de la predicación. Grand Rapids: Baker Academic. Heinemann, P. (1980). Pedagogía de la Comunicación no Verbal. España: Helder. Jiménez, P. (2009). DrPabloJimenez.com. Recuperado el 8 de Mayo de 2018, de DrPabloJimenez.com: http://www.drpablojimenez.com/th_vocabulario.htm Jiménez, P. (20 de Febrero de 2015). DrPabloJiménez.com. Recuperado el 15 de Mayo de 2018, de DrPabloJiménez.com: http://www.drpablojimenez.com/adobe/Sermon_ textual.pdf Jiménez., P. (Marzo de 1999). DrPabloJimenez.com. Recuperado el 15 de Mayo de 2018, de DrPabloJimenez.com: http://www.drpablojimenez.com/adobe/pdf_narra_c.pdf Madera, M. (s.f.). Cuentosinfantilescortos.net. Recuperado el 5 de Junio de 2018, de Cuentosinfantilescortos.net: http://www.cuentosinfantilescortos.net/cuentos/cuentos-cortos/ Nuñez, M. (14 de Marzo de 2018). Predicación Expositiva. Recuperado el 15 de Mayo de 2018, de Predicación Expositiva: http://predicacionexpositiva.org/2018/03/14/ la-importancia-de-la-predicacion-expositiva/ Piper, J. (2004). La Supremacia de Dios en la Predicación. Graham.: Faro de Gracia. Ramesh, R. (2005). Preparing Expository Sermons. Grand Rapids: BakerBooks. Stanley, J. (2008). La Preparación y Predicación del Sermón Bíblico. El Paso, Texas: Mundo Hispano. Stott, J. (2000). La predicación puente entre dos mundos. Grand Rapids: Desafío. Vila, S. (1990). Manuel de Homilética. Clie. Warren, R. (s.f.). Predicando para cambiar vidas. Willhite. (2001). Predicando con relevancia . Grand Rapids: Portavoz .