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Roraima. Patrimonio de la Humanidad
“TURISMO - AVENTURA” Imerú Alfonzo Roraima
Patrimonio de la Humanidad
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El Turismo basado en Naturaleza cada día gana adeptos, más y más son las personas que buscan parajes aislados y exuberantes para internarse y vivir una experiencia digna de recordar. Dentro de una lista de los mejores 8 lugares del mundo para hacer este singular tipo de turismo, se encuentra el Monte Roraima (Roroimö Tüpü) o también conocido como El Tepuy Roraima, que es un macizo rocoso de más de 900 millones de años de antigüedad, ubicado en el extremo Sureste de Venezuela en una zona donde confluyen las fronteras del Territorio Esequibo (Zona en Reclamación entre Venezuela y Guyana), Brasil y Venezuela.
Este afamado Tepuy, Montaña de cumbre plana y paredes completamente verticales, desde el siglo XIX fue objeto de mitos y leyendas de los viajeros que se acercaban a sus escarpadas paredes, incluso el expedicionario Inglés Charles Barrington escribió, que la única forma de llegar a su cima sería con un globo aerostático. Sin embargo, en 1884 los hermanos Everard y Harry Im Thurn consiguen sin mucho esfuerzo llegar a la cumbre, después de esa expedición, serían muchos los científicos y aventureros atraídos por estas misteriosas montañas que flotan en el tiempo, el más famoso de ellos Sir Arthur Conan Doyle lo usaría para escribir en 1912 la Clásica Novela The Lost Wold (Mundo Perdido).
Este Maravilloso Tepuy se encuentra sobre la Gran Sabana Venezolana y es el más elevado de casi un centenar de estas mese-
tas, con unos 2810 metros en el Máveric su punto más alto. El camino que conduce a este, es una hermosa suerte de cuadros pintados con tonos verdes y cremas, representativos de las sabanas altas del sur de la Guayana venezolana, donde predominan las gramíneas y los bosques de galería, protectores de quebradas arroyuelos y ríos, un deleite para la vista y el corazón. La primera parte del trayecto empieza en la comunidad indígena de Paraitepuy de Roraima, un pequeño asentamiento de la Étnia Indígena Pemón (Taurepán) de menos de 600 habitantes, allí está el último punto de Control del Instituto Nacional de Parques, donde los visitantes deben ser registrados.
Luego de chequear los aspectos éticos y legales de la excursión con el personal de Guarda parques, empieza la jornada del primer día. Un camino generalmente suave, compuesto por rutas sinuosas, casi plana con pequeños desniveles, desde este punto el Tepuy se ve realmente lejos, a unos 20 kilómetros en línea recta, en esta parte del camino hay que atravesar varias quebradas que en época de verano no revierten ningún obstáculo, pero que en invierno pueden retrasar la expedición hasta un día.
El Roraima y su fauna Esta zona de sabanas alberga muchos tipos de animales, aunque la vegetación es poco variada para un ojo no entrenado, por ello la importancia del personal capacitado al momento de guiar a los grupos turísticos bien organizados. Los principales mamíferos propios de la fauna endémica de estas zonas llanas son varias especies de roedores, casi nunca están a la El Tepuy como cuerpo geológico, tiene más vista, salvo en las noches. Los osos hormigueros como el Oso Hormiguero Pequeño (Tamande 2.600 Millones de dua tetradactyla) y el Osos años de antigüedad. Hormiguero Palmero (Myrmecophaga tridactyla) suelen ser Una de las vistos a plena luz del día, el formaciones más Cachicamo (Dasypus sabaniantiguas del planeta cola) y varias especies de serpientes, entre ellas la Serpiente de Cascabel (Crotalus durissus) también son frecuentes, pero la extremadamente baja tasa de accidentes por emponzoñamiento ofídico, hace que las probabilidades de que esto ocurra sean increíblemente remotas. Las aves de la zona son un encanto adicional, los bosques de galería son lugar de anidada del Campanero Blanco (Procnias albus) extremadamente raro y animal de culto para los amantes de la aves, igualmente más de 300 especies de aves podremos encontrar en este trayecto del camino, una forma hermosa de iniciar el fuerte viaje que apenas comienza. Tras las cuatro a cinco horas de camina-
ta, empezamos a divisar el primer campamento llamado Río Tëk, allí existe un paso de río muy resbaloso y que tiene algunas historias de accidentes y crecidas repentinas, igual así como tiene sus bemoles en un hermoso lugar para bañarse y descansar de la jornada y el inclemente sol que nos acompañó desde el inicio. Este Río alberga una rica fauna acuática, incluyendo algunos peces siruliformes recién descubiertos. Es un cuadro de ensueño, verdes colinas, suaves y envolventes que forman un marco para el fondo, donde ya se aprecia mejor los Tepuys Roraima a la derecha y Kukenán (Matawi Tepuy) a la izquierda.
La noche en este campamento es simplemente alucinante, lo prístino de los cielos y la escasa contaminación lumínica nos permite ver un cielo tan lleno de estrellas como en pocos lugares sobre el planeta, la vía láctea, la Nube de Magallanes y un sinnúmero de constelaciones te exigirán que duermas a la intemperie, pero no te confíes, estás a más de mil metros sobre el nivel del mar y el frio no tardará en llegar en horas de la madrugada, seguido justo después del amanecer por los Puripuris (un mosquito hematófago) que seguramente te dejará una marca luego de alimentarse de ti. Si no eres alérgico, no tendrás problemas, de lo contrario necesitarás un buen repelente.
Llegado el amanecer del segundo día y luego del desayuno, seguirá el recorrido, ahora subió de nivel, una serie de pronunciadas colinas luego de salir del Campamento de Río Tëk nos llevarán a Towönök de
Roraima, sitio de un antiguo asentamiento Pemón de finales del siglo XIX, donde entre restos arqueológicos y enterramientos que podrás ver, si tienes un ojo agudo o un buen guía. En este lugar fue levantada una pequeña capilla Católica, que domina la cima. Al bajar por el sendero podemos observar el imponente Río Kukenán, uno de los más importantes de la Gran Sabana de Venezuela, casi en su naciente, Matawí Tepuy, y tendremos que cruzarlo con mucho cuidado, dependiendo del tiempo con ayuda de una soga o con una pequeña curiara.
Al salvar este importante obstáculo, llegamos al Campamento Kukenán, un lugar con algunas edificaciones de bahareque (Construcciones de maderas frisadas con barro) conformadas por pequeñas Churuatas y una Maloca principal. Este campamento no nos detiene, con casi una hora de recorrido hasta aquí, apenas empieza el camino del segundo día. Desde este punto las subidas y cuestas se hacen una constante, aunque no muy pronunciadas son kilómetros de senderos donde ya se aprecia poco a poco el cambio de la vegetación y nuestro objetivo, el Monte Roraima, se hace cada vez más imponente. Ya no vemos a lo lejos una montaña de cima plana, ya es una mole escarpada frente a nosotros.
Luego de unas diez cuestas muy largas e interminables, llegamos al Campamento Base, este es el más próximo a Roraima y en él se descansará antes de emprender la subida final hacia la cumbre. Este campamento está muy por encima de la Sabana y su vegetación es piemontina, así como la fauna que podemos observar. Las aves de la base de la montaña nos sorprenden con su canto al atardecer y nos despiertan en la mañana. Ya no vemos un gran escarpado frente a nosotros, ahora estamos de cara a un gigante de más de un kilómetro sobre nosotros, imponente, amenazante, vigilante desde extremo
a extremo, ahora podemos ver la vegetación que cuelga de sus paredes, árboles de decenas de metros parecen pequeños mondadientes colgando de sus laderas, los colores de la pared entre el negro y gris de las algas que cubren la roca y los líquenes custriformes, contrastan con los rosados y blancos que componen los colores originarios de su roca fresca, principalmente cuarzos, limos y argilitas dispuestos como estratos horizontales, interceptados por algunas inyecciones de diabasas sub-volcánicas en su parte media.
El Tepuy como cuerpo geológico, está asentado sobre un zócalo ígneo-metamórfico de más de 2.600 Millones de años de antigüedad. Una de las formaciones más antiguas del planeta, cuando aún la vida sobre la tierra estaba conformada solo por unas pocas algas y bacterias. Este conjunto de variaciones en el binomio de dureza es lo que le ha conferido el aspecto de montañas tabulares. Y es precisamente por estas paredes, por pequeñas rampas escondidas en ellas que los exploradores deben abrirse paso el día tres. Este ascenso es otro nivel, el avance en algunas partes es muy vertical y en otras se hace sobre rocas caídas. Desde que empieza el recorrido del campamento base hacia la pared de rocas podemos ver la variación de plantas y la aparición de gran variedad de Orquídeas y Bromelias en este bosque diamantino. Luego, cerca de una hora después, encontramos La Pared y es nuestro primer contacto Directo con las rocas que conforman Roraima.
Vegetación prehistórica que en siglo XIX se pensaba que existían dinosaurios
A nivel de la pared, la variación altitudinal se hace evidente por la aparición de los Helechos Arborescentes, Gigantescas plantas de Helecho en forma de palma, una planta fósil extinta en el viejo continente y que hizo pensar a los exploradores de la edad victoriana que si encontraban esas plantas, también encontrarían dinosaurios y otros animales prehistóricos. Esta inmensi-
dad llena nuestro espíritu con los más variados colores de la vegetación y las aves que no dudan en acercarse al visitante. En el ascenso se encuentran dos miradores importantes, donde la Gran Sabana y el Kukenán Tepuy son los protagonistas, hasta llegar al Paso de Las Lágrimas, un par de cascadas que caen desde la cima y asemejan a un llanto que nos dejará empapados de pies a cabeza.
Superando este paso que mucho no se atreven a cruzar, está la rampa final, y es una subida escarpada a través de rocas inestables y superpuestas que nos vaticinan la llegada a la cima, al entrar a la zona superior del Tepuy encontramos un hermoso suelo de arenas rosadas compuestas por feldespatos potásicos y rocas negras, por la cantidad de algas que se encuentran en ellas y que forman las más variadas figuras zoomórficas esculpidas por el viento, estos animales; delfines, tortugas, ranas, elefantes son solo algunos de los guardianes que congelados en el tiempo marcan nuestra llegada al mundo perdido.
En la cima existen diversos caminos, ellos nos llevarán según los itinerarios propuestos para el día, es importante tener un guía con
conocimientos de la flora y la fauna del Tepuy, ya que desde este punto nos adentraremos en un reino habitado por diferentes plantas carnívoras, aves de rapiña gigantes y un rico conjunto de herpetofauna que solo existen en estas cimas aisladas. Lugares como El Máveric, sitio de mayor altura de tepuy, el Cañón de los Guácharos, El sistema subterráneo Roraima Sur, El Mirador, La Ventana, Los Jacuzzis, son solo algunos de los lugares que se deben visitar en la zona más próxima a la entrada.
En esta cumbre los expedicionarios se deben refugiar en los “Hoteles” que son cuevas en las partes altas del Tepuy y que protegen a las personas de la intemperie, La lluvia constante, la fuerte brisa y el sol abrazados hacen a estos lugares indispensables para vivir una experiencia agradable en la cima, además que este hotel será tomado como campamento para visitar los lugares más apartados del Tepuy como Las montañas Alelulla, La Cueva del Tigre, El Valle de la Soledad, El Valle de Los Penes, Los valles de los Cristales Norte y Sur, El Jardín Japonés, La Catedral, o más al norte, El Foso, El Valle del Río Arabopó, e incluso el Punto Triple, donde convergen las fronteras de los tres países son experiencias extraordinarias que nos hacen pensar si lo que estamos viendo fue hecho por la naturaleza o por un grupo de artistas. El tiempo en la cima será variado según su excursión, pero cinco días arriba serán suficientes para conocer lo más importante.
Más adelante del punto triple, en las áreas pertenecientes a Brasil y a la Guyana, hay que montar campamento en la cueva del Koatí, para poder accesar a las regiones más alejadas como el mirador de Wey Assupi Tepuy, Los Laberintos del Norte, El Lago Gladys, La Proa, punto más septentrional de tepuy y muchos otros lugares de gran belleza natural. En esta cumbre existen pocos animales, pero todos los que están, se han adaptado a las fuertes condiciones climáticas y al extremo sol de esta altura. El aislamiento ha permitido a este grupo de animales y plantas evolucionar con poca intervención del exterior y por ello encontramos algunos grupos faunísticos emparentados de forma cercana con animales presentes en África, recuerdo de que un día ambos continentes estaban unidos. El endemismo es común en estos Tepuys. El camino de Roraima es hermoso, colorido y capaz de llenar el espíritu de cualquier mortal, pero también es duro, cada paso que damos nos pone a prueba y nos dice de que estamos hechos, también saca lo mejor y lo peor de nuestro ser, al mantenernos constantemente alerta y en situaciones de supervivencia, definitivamente es una experiencia única que todos querremos repetir en una nueva oportunidad. La realidad es que la vida extrema que en ella encontramos y que aprendemos a recorrer por sus caminos, nos habla más de nosotros que del exterior y por sus senderos aprendemos a luchar y a sobrevivir dentro de ese camino del guerrero.