33 Exposición en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Venezuela
A
nte la finitud de la vida, el enigma de la muerte plantea interrogantes que desafían la comprensión humana. Esta condición intrínseca de la existencia pone en evidencia las limitaciones del conocimiento frente a la inevitable mortalidad de los seres vivos. Desde sus orígenes el hombre ha desarrollado comportamientos, costumbres y tradiciones que develan no solo la necesidad de asimilar esta experiencia, sino satisfacer un anhelo de trascendencia. Numerosos estu-
dios comparativos intentan explicar estas prácticas en diferentes épocas y civilizaciones, a través del análisis de manifestaciones artísticas, monumentos, ceremonias, rituales, sacrificios, ofrendas; además de la actitud ante otros episodios trágicos como guerras, genocidios y crímenes. Esta cultura de la muerte, no obstante, ha ampliado sus horizontes en las últimas décadas al incluir temáticas referidas a la supervivencia del planeta, relacionadas con el calentamiento global, la conservación del