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2.3. AMENAZA, RIESGO, VULNERABILIDAD, DESASTRE

_ Situación de pasillos sobre el borde costero. Fuente: Equipo CAID. Año 2017. parecer que considerar a los ríos como vías de navegación puede parecer extraño, ya que los ríos han ido perdiendo su rol protagónico que tuvieron históricamente, cuando la única manera que se penetraban los territorios era navegando atravesando los ríos (Silvestri y Williams, 2016). A raíz de la pérdida de uso del río es que no se encuentra explotado como medio de comunicación y no existan medios de transportes fluviales, a pesar de ser la vía de transporte más rápida, e incluso mucha gente de la zona lo utiliza haciendo el tramo Cayastá hacia la costa de Entre Ríos, según las narraciones que cuentan los pescadores. En otras experiencias, este tipo de vías navegables, como por ejemplo la conexión Alto Verde al Centro de Santa Fe o el tramo Reconquista – Goya, están incorporados como recorridos frecuentes.

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“El agua ha jugado, en relación al paisaje costero un rol ambiguo: por un lado, elemento vital y medio de comunicación, por el otro, amenaza y factor de inestabilidad. Es decir, vida, progreso y conectividad o destrucción, regresión y aislamiento”, (Bertuzzi, 2010, p. 98). Esta ambigüedad se reflejó claramente en la localidad en sus comienzos, donde en 1660, debido a las constantes inundaciones que interrumpían los accesos a la primitiva ciudad de Santa Fe, por la erosión de la barranca, se decidió trasladar la ciudad originaria. Sin embargo, la presencia de esas ruinas y la fuerte impronta del río, son referencias que conforman a Cayastá como uno de los principales puntos turísticos de la costa santafesina, articulando fuertemente historia y naturaleza. Situación que, desde el estudio realizado en este trabajo, se entiende que puede reforzarse a través de la propuesta proyectual.

Como se expuso anteriormente, el río se presenta como actor activo en este contexto ribereño, formando parte en la configuración del paisaje cultural del barrio. Además de destacar la importancia histórica, turística, productiva y cultural de este componente para la localidad y para el barrio en particular, resulta necesario hacer analizar otras connotaciones que puede generar en este entorno.

El río como se ha dicho, cumple un papel ambiguo. El núcleo urbano del Barrio Sur, ubicado sobre el borde costero de la localidad, encuentra en el río San Javier sustento económico. A su vez, los vecinos de esta comunidad son conscientes que se encuentran expuestos a una gran problemática que los acompaña desde el comienzo de su estancia: el socavamiento de la barranca. El río crece, produce erosiones y sedimentaciones, desplaza islas y médanos, y puede generar inundaciones y anegamientos; sin embargo, como expresa la autora Mansilla (2000) las comunidades, conociendo la situación de riesgo a la que están expuestas, han permanecido allí por años y es poco probable que piensen en reubicar sus poblaciones o repensarlo en términos culturales, buscando reducir el riesgo.

La autora expone, que, si bien el riesgo como tal se origina con la presencia del hombre en contextos naturales cambiantes, debe ser entendido como parte de un proceso dinámico que no aparece súbitamente, sino que se va construyendo paulatinamente, visualizándose y reconociéndose socialmente una vez que ya está materializado en desastre. Como ya se expresó, el Barrio Sur, se encuentra expuesto a riesgo de inundaciones y socavamientos de barrancas, sin embargo, se entiende que el mismo es resultado de un proceso cambiante que se agudizó hace

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varios años, y que, con el surgimiento del asentamiento y su rápido crecimiento demográfico, fue modificando y transformando el entorno natural, aumentando el riesgo.

Para que exista un riesgo debe haber tantos elementos detonantes, amenazas, como una población vulnerable a sus impactos, es decir que no todo acontecimiento crítico se convierte automáticamente en desastre ya que para que ello ocurra, el evento debe superar la capacidad de la sociedad para hacerle frente. Herzer y Arrillaga (2009), expresan el concepto de amenaza, definiéndola como la probabilidad de ocurrencia de un evento desencadenante, pudiendo ser tanto de origen natural, como de origen antrópico. Tomando este concepto de amenaza, se puede expresar, que el río en este contexto se convierte en una posible amenaza, ya que genera deslizamientos de la barranca poniendo en riesgo la estabilidad del núcleo urbano vulnerable y dando posibilidad a la ocurrencia de un desastre.

Se entiende que la vulnerabilidad está dada por determinadas condiciones de riesgo físicas, sociales, económicas y ambientales que aumentan la susceptibilidad de una comunidad al impacto de las amenazas, como establece la autora Bertuzzi (2010). El Barrio Sur, además de ubicarse sobre terrenos próximos al curso de agua, presenta la particularidad que la mayor parte de sus viviendas son autoconstruidas por los mismos vecinos, de manera precaria, utilizando ladrillos comunes y huecos, chapa, paja, caña y cemento, entre otros. A medida que las familias van creciendo, construyen en el mismo terreno nuevas viviendas de manera aleatoria, generando así pasillos entre ellas y produciendo inconvenientes en la manera de ingresar a las mismas. Esta división interna de los lotes, da como resultado que algunas viviendas queden ubicadas sobre el límite de la barranca. La situación de la costa cambia en el desarrollo del barrio, se observan diferentes situaciones con respecto a las pendientes hacia el río, que según las disposiciones de las viviendas ubicadas en determinados sitios, generan diferentes tipos de exposición al riesgo. En perfiles realizados sobre el borde costero se observan situaciones distintas, si bien las pendientes son similares, en uno de los perfiles se muestra como las viviendas se ubican en la zona más alta (Ver esquema perfil 1), y en el otro, las viviendas están ubicadas sobre la pendiente llegando hacia el río producto de la densificación edilicia (Ver esquema perfil 2). A partir de un estudio de las cotas de nivel de la localidad (Ver imagen 3d niveles), se observa que la zona más elevada es la plaza principal y la ruta, disminuyendo su nivel hacia el río y hacia la zona rural, coincidiendo con la dirección del escurrimiento de las aguas superficiales.

Esta situación cambia a lo largo del borde costero, cuando la barranca va tomando distintas alturas. En las zonas más altas, que son las ubicadas hacia al norte, se observa una gran barranca, generando una situación de riesgo, tanto para las viviendas allí ubicadas, como para la población en general, e infantil, en particular. En las zonas más bajas, hacia al Sur del barrio, la pendiente entre las viviendas y el río es menos pronunciada, sin embargo, los riesgos de deslizamiento son igualmente posibles. Por lo tanto el riesgo en el Barrio Sur, con implicancias físicas, sociales, económicas y ambientales, está y es una posibilidad latente.

Es entonces cuando se hace oportuno cuestionarse: ¿Cómo se puede revertir esta situación en el Barrio Sur?. Como establece Mansilla (2000) la memoria colectiva en el caso de la gestión de riesgo es sumamente importante. Recuperar la identidad cultural, mantener los valores culturales, costumbres, arraigo e identidad, pueden convertirse en algo positivo que aumente la capacidad de la población

_ Situación de viviendas ubicadas sobre el borde costero. Fuente: Equipo CAID. Año 2017. para absorber los efectos de un desastre, presentándose así, menos vulnerable. Se considera que la organización social y grupal que se mantiene en el barrio, es indispensable y clave al momento de resolver problemas comunes, y mejorar la capacidad de respuesta frente a un evento no deseado. Además, el autor expone nuevas formas de reducción del riesgo y nos invita a cuestionar: ¿cuáles son las opciones para reducir, o al menos para contener, los niveles de riesgo existentes? Y da indicios como ser: proteger los recursos naturales y reducir la degradación de los ecosistemas, evitar la extinción de especies de flora y fauna, generar fuentes de empleo, educación y conciencia ambiental.

Es aquí, donde la protección física del borde costero, se transforma en una demanda para preservar la forma de vida de los locales, en la búsqueda de reducción del riesgo, partiendo de un enfoque integrador de valores naturales y culturales, se considera clave revalorizar el río como protagonista del paisaje, siendo las herramientas proyectuales desde la disciplina urbano arquitectónica una forma posibilitante para la integración del río, potenciando sus fortalezas turísticas, comerciales, productivas y paisajísticas.

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