COLOMBIANA
EL AUMENTO DE LA POBREZA, EL DESEMPLEO, LA DESIGUALDAD, LA MUJER DISCRIMINADA Y LOS JÓVENES SIN EDUCACIÓN NI OPORTUNIDADES, DESAFÍOS
PARA EL ESTADO COLOMBIANO.
“Necesitamos políticas para una recuperación transformadora con énfasis en la inversión.
Políticas industriales y tecnológicas para impulsar el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleos de calidad. Reestructurar los sistemas de salud y educación. Sostener las transferencias, universalizar un ingreso básico de emergencia, implementar bonos contra el hambre, asegurar el acceso a una canasta básica digital, fortalecer el apoyo a las mipymes. Impulsar políticas transversales y sectoriales para avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo”.
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPALLOS EFECTOS DE LA PANDEMIA
REQUIEREN DE ESTRATEGIAS SOLIDARIAS
La pandemia generada en el mundo por el COVID-19 no concluye y, según los pronósticos científicos, tendremos que habituarnos a convivir con ella durante muchos años más y quizá, décadas. Cuando se pensaba que este sería un problema transitorio, si acaso de meses, ni siquiera los más pesimistas calcularon, a comienzos de 2020, que sus consecuencias llegarían hasta la navidad de aquel inolvidable año, en el convulsionado mundo del siglo XXI. Pero nos vimos obligados a compartir un extraño diciembre sin las acostumbradas aglomeraciones navideñas, las familias encerradas en sus hogares atendiendo la orden oficial de no salir y de hacerlo solo para atender las labores indispensables como la adquisición de alimentos y aquellas diligencias de obligatorio cumplimiento.
Ninguna persona mayor había vivido y, si acaso recordado, algo similar. Lo que el mundo vivió por los años de 1918-1920, conocidos como la epidemia española, no tuvo las características de la actual porque el mundo era menos habitado y no contaba con los avances científicos y tecnológicos en comunicaciones
CARLOS FELIPE CÓRDOBA
LARRARTE
CONTRALOR GENERAL DE LA REPÚBLICA
de los que disponemos hoy y que, a la larga, han permitido que todos estemos informados de lo que sucede en los más lejanos confines del mundo.
Llegó el nuevo año y con él la esperanza de que en un tiempo récord se descubriera una vacuna que acabara, o que al menos redujera la proliferación y los efectos del COVID-19. Así sucedió y nuestro país, aunque no con la rapidez deseada, alcanzó a negociar una importante cantidad de vacunas producidas por varios laboratorios. El panorama se empezó a ver más despejado, pero los problemas aún subsisten.
En fin, nos hemos enfrentado a una pandemia que, además de las muertes ocasionadas y del sufrimiento causado a miles de hogares colombianos, repercutió de manera muy sensible en los resultados de la actividad económica y social que venía mostrando signos de recuperación. Si bien el país enfrentaba positivas proyecciones de crecimiento, las cifras han demostrado que estamos viviendo la peor crisis de las últimas décadas.
El choque negativo y simultáneo de oferta y demanda se reflejó en una caída del Producto Interno Bruto del 16 % anual en el segundo trimestre de 2020 y del 8 % en el tercer trimestre. Sin embargo, gracias a la reactivación, en
el total del 2020 la economía colombiana cayó un 6,8 % anual, con descensos en el consumo privado del 5,6 % y en la inversión del 20,6 %, para destacar los dos componentes más representativos del choque.
Uno de los sectores más afectados ha sido el del mercado laboral, cuyo deterioro obedeció a la caída en la producción y a raíz del cierre de empresas y establecimientos comerciales, lo que llevó al país a unos índices de desempleo inimaginables hasta el punto de que se ve muy lejano llegar a niveles de un dígito como los que logramos en años recientes.
En el peor momento, en abril de 2020, se perdieron 6 millones de empleos de un total de 22,4 millones que existían en febrero, antes del inicio de la pandemia. De las personas que se quedaron sin trabajo, una parte considerable, 4,6 millones, salieron del mercado laboral.
Alcanzar un desempleo del 21,4 %, que se registró en mayo del año pasado, ha llevado a un aumento de la informalidad que, sin embargo, ha chocado con las necesarias medidas que el Gobierno se ha visto precisado a adoptar para evitar un mayor contagio del virus. In-
formalidad donde el desempleado no puede salir a la calle a buscar el sustento diario, lo que hace que tampoco haya servido para contrarrestar esa nueva situación.
Los niños y los jóvenes universitarios también se han visto perjudicados notablemente porque han desaparecido las clases presenciales mientras que los proyectos tecnológicos que diseñó el Estado para facilitar las clases virtuales han tenido los tropiezos que venimos investigando, es por esto que su implementaciónnosevemuycercana.
Losproblemassubsisten,comolodescribenconaciertolosdistintosartículosquepublicamosenlapresenteedicióndeEconomía Colombiana.Perohayquebuscarsoluciones amedianoylargoplazosbajoelliderazgodel Gobiernosinexcluiralos distintos estamentos de lasociedadquetoman parte en el desarrollo del país. Todos debemos contribuir en la medida de nuestras posibilidades. EC
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ECONOMÍA COLOMBIANA
REVISTA DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
AÑO 35 / AGOSTO - NOVIEMBRE DE 2021
4 LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA
REQUIEREN DE ESTRATEGIAS SOLIDARIAS
Felipe Córdoba Larrarte
Contralor General de la República
8 ESTRATEGIA DE EMPLEO Y TEMPORALIDAD
Carlos H. Barrera Gallo, Juan P. Radziunas Pulido, Miguel A. Montoya Olarte Contraloría Delegada para Economía y Finanzas
16 PROTEGER A LOS MÁS VULNERABLES: UNA DEUDA QUE CRECE
Annys Esther Cañavera Pérez
Contraloría Delegada para Inclusión Social
24 EL DESEMPLEO ES EL VIRUS MÁS GRAVE
Mauricio Cabrera
Economista, consultor privado
28 DESPROPORCIONADA CAÍDA DEL EMPLEO FEMENINO
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36 MUJERES Y COVID-19: COSTOS Y OPORTUNIDAD
Cecilia López Montaño
Exministra, exsenadora
44 LUCES Y SOMBRAS DE LA PANDEMIA
Juana Téllez
Economista Jefe para colombia BBVA research
50 IMPACTO DE LA PANDEMIA EN EL MERCADO LABORAL
David Montoya
Andrés Zambrano
Universidad de los Andes
56 EFECTOS DE LA PANDEMIA Y EL PARO EN LA VIDA SOCIAL Y LABORAL DE CALI
Jhon James Mora
Observatorio Regional del Mercado del Trabajo
66 SE RECONOCEN LOS TRABAJOS DOMÉSTICOS Y DE CUIDADO
Natalia Moreno Salamanca
Secretaría Distrital de la Mujer, Bogotá.
70 REPERCUSIÓN SOCIAL DEL COVID-19 Y REFORMAS PARA EL FUTURO
Luis Fernando Mejía
Director Ejecutivo de Fedesarrollo
JAVIER AYALA (1942 - 2021)
Óscar Alarcón y Jaime Viana Equipo editorial de la revista Economía Colombiana
ESTRATEGIA DE EMPLEO Y TEMPORALIDAD
DE LOS PROGRAMAS DE APOYO
MIGUEL A. MONTOYA OLARTE CONTRALORÍA DELEGADA DE ECONOMÍA Y FINANZAS
Programas de trabajo garantizado, como el que se propone en este documento, son imprescindibles para lograr un verdadero impacto sobre la pobreza, acompañados de políticas públicas que permitan avances en la reducción de la desigualdad, uno de los problemas estructurales más complejos de nuestra economía.
EN COLOMBIA, además de consolidar el crecimiento económico, el mayor reto consiste en que este se traduzca en una recuperación rápida del empleo y se logre reducir la pobreza en el corto plazo. Por eso, es importante que el avance en lo social no solo dependa de lo que se logre con la dinámica económica, sino que se continúe soportando con programas públicos de ayuda a los hogares más vulnerables, como es el caso del Programa Ingreso Solidario, y en esto la capacidad fiscal del Gobierno Nacional Central (GNC) es fundamental para su financiamiento.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y PERSPECTIVA FISCAL
La recuperación de la economía no garantizará per se la reducción del desempleo a niveles previos de pandemia.
En el marco de las cuarentenas impuestas para enfrentar el COVID-19 y los choques respectivos en la oferta y la demanda, la economía colombiana presentó una fuerte caída en el segundo y tercer trimestres de 2020, lo que
❯❯ El programa de trabajo garantizado -TGno pretende desplazar al sector privado, ya que se orienta a la producción de bienes públicos
CONTRALORÍA DELEGADA DE ECONOMÍA Y FINANZAS
ocasionó una caída de la producción anual del 6,8 % (Gráfica 1).
En el primer semestre de 2021, la economía mostró una recuperación positiva con un crecimiento del 8,8 % con respecto del mismo semestre de 2020, tendencia que probablemente se mantenga durante el segundo semestre del año, por lo que es previsible que se logre el crecimiento esperado por el Gobierno (6,0 %).
No obstante, este crecimiento del primer semestre de 2021 apenas alcanza el nivel del PIB de 20191, mientras el crecimiento que se espera para el periodo 2022 -2025 tendrá un nivel que va a estar por debajo del PIB potencial2 (Gráfica 2). Es importante que la producción aumente hasta alcanzar ese máximo nivel, ya que las empresas venden más y tienen más utilidades, lo que, unido al ingreso de los hogares se traduce en mayor ingreso tributario para el Gobierno. Dado un nivel de gasto, esto reduce el déficit fiscal y el endeudamiento, lo que permite que el saldo de la deuda a PIB disminuya.
Por otro lado, el crecimiento observado es insuficiente para reducir significativamente la tasa de desempleo y pobreza. Según el Gobierno3, la tasa de desempleo en 2022 disminuiría a niveles previos a la pandemia (12,0 %), gracias a la recuperación de la economía y a la estrategia de generación y apoyo al empleo para jóvenes y el paquete integral de medidas de consenso entre el Gobierno y diversos actores sociales, políticos y empresariales.
Sin embargo, estos programas solo cubren una parte del salario, son transitorios en la medida en que van hasta el 2022 y están sujetos, además, a la disponibilidad presupuestal. De otro lado, dependen de la decisión de las empresas, lo que está asociado a sus planes de producción y a la implementación de nuevos proyectos de inversión.
Por tanto, los resultados en materia de generación de empleo para los próximos años son inciertos.
En efecto, además de los desempleados, hay muchas personas subempleadas, es decir, que trabajan por horas o en empleos que no les permiten aplicar su formación. También están las personas inactivas, o sea, aquellas que dejaron de buscar empleo.
La tasa de desempleo nacional alcanzó en junio de 2021 el 14,4 %. Si se sumara a esta los subempleados y los trabajadores inactivos la tasa de desempleo sería del 52,3 % (Gráfica 3), equivalente a 12,6 millones de personas. Es una cantidad potencial de trabajo desperdiciado que, de utilizarse, contribuiría a aumentar la producción de bienes y servicios, es decir, podría elevar la producción potencial, que, si se tiene en cuenta, fija una brecha notoria con la producción observada.
Gráfica 1 CRECIMIENTO DEL PIB REAL (año corrido / en porcentaje)
Fuente: DANE
2
Fuente: MFMP 2021
Gráfica 3 INDICADORES DE DESEMPLEO (en porcentajes)
Fuente: DANE y cálculos CGR
1. Mientras el nivel del PIB real en el primer semestre de 2019 era de 420,3 billones de pesos, en el primer semestre de 2021 se situó en 421,9 billones.
2. Máximo nivel de producción con los recursos humanos e insumos disponibles.
3. Proyecto de Presupuesto General de la Nación 2022
Según el Gobierno, la tasa de desempleo en 2022 disminuiría a niveles previos a la pandemia (12,0 %), gracias a la recuperación de la economía y la estrategia de generación y apoyo al empleo para jóvenes y el paquete integral de medidas de consenso entre el Estado y diversos actores sociales, políticos y empresariales.
La capacidad de mayor gasto para programas sociales está limitada por la estrategia fiscal que busca reducir su déficit, de manera gradual, a partir de 2022.
Soportado en las proyecciones de crecimiento económico y con la recién aprobada Ley de Inversión Social, el Gobierno Nacional Central busca entrar en una senda de reducción del déficit fiscal en la siguiente década, al punto de que de un déficit total de -7,6 % del PIB en 2022, se avanzaría gradualmente a uno de -2,7 % del PIB en 2032 (Gráfica 4).
En esta perspectiva de ajuste fiscal gradual, el balance fiscal primario también retomaría la senda de reducción gradual de déficit después de 2022, registrando superávits de 0,7 % del PIB, en promedio, entre 2025 y 2032 (Gráfico 4).
CONTRALORÍA DELEGADA DE ECONOMÍA Y FINANZAS
No obstante, la propuesta del Gobierno, para mejorar los indicadores de balance fiscal total y primario, está soportada más con ajuste en el gasto que con un fortalecimiento de los ingresos tributarios, en especial. Esto limita su capacidad para mayor gasto en los programas sociales. No se considera que sea la mejor estrategia fiscal buscar su consolidación fiscal a costa de imprimir restricción en el gasto, no es lo más adecuado para un país que tiene una gran deuda social por cubrir, más aún después de una pandemia.
Además, dado que no se realizó una reforma estructural en el sistema tributario, esta tarea pendiente la debería asumir el próximo gobierno, para incrementar el recaudo tributario de manera importante.
Debe ser una reforma tributaria que busque mayores ingresos incluyendo o profundizando tributos a las capas de la población que tienen los mayores ingresos y patrimonio. Comparado con los países miembros de la OCDE, Colombia tiene bajo recaudo tributario en proporción del PIB, y falta avanzar en progresividad tributaria. Para el caso del Gobierno Nacional Central el recaudo tributario representó 14 % del PIB en 2019, mientras el promedio de los países de la Ocde fue de 20,2 % del PIB.
El futuro del programa de Ingreso Solidario
El Gobierno nacional, en la Ley de Inversión Social, sancionada el 14 de septiembre de 2021, extiende, de forma temporal, el programa de Ingreso Solidario hasta diciembre de 2022. Este es un programa de transferencias monetarias no condicionadas, dirigido a la población
Gráfica 5
en situación de pobreza y vulnerabilidad que no recibía ningún otro apoyo gubernamental. Comenzó a operar al comienzo de la pandemia de COVID-19, en abril de 2020, mediante el Decreto 417 y con un monto mensual de 160 mil pesos, como complemento a otros programas de asistencia como Familias en acción, Jóvenes en acción, Adulto mayor y devolución del IVA.
De acuerdo con información del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, de los recursos que se han ejecutado del Fondo de Mitigación de Emergencias (FOME) con corte a junio de 2021 (40,5 billones de pesos), de ellos se han destinado 8,4 billones para el programa de ingreso solidario, es decir, el 21 % del total de los recursos. Con esto se han cubierto los giros realizados entre 2020 y 2021 (en total 17).
El Estado ha señalado metas muy ambiciosas frente a los resultados esperados con los programas de asistencia social. De acuerdo con la exposición de motivos de la Ley de Inversión Social “se estima que, en 2022 desaparecerá por completo el incremento en la incidencia de pobreza monetaria extrema causada por la pandemia, incluso llevándola a niveles inferiores (6,7% en 2022 vs 9,6% en 2019)”. Concretamente, sobre el Programa de Ingreso Solidario, el Gobierno estima una reducción adicional de la pobreza monetaria (hasta 34,3% en 2022 vs 35,7% en 2019) y una mejora de la disparidad de ingresos hasta niveles por debajo de los observados en 2019 (hasta 51,2 en 2022 vs 52,6 en 2019, además de una mejoría en el coeficiente de Gini en cerca de 2,2pp en 20224. La pandemia generó un fuerte incremento en la pobreza y empeoró los niveles de desigualdad como se observa en la Gráfica 5.
INDICADORES DE POBREZA Y DESIGUALDAD EN COLOMBIA
Fuentes: DANE
Cabe recordar que en Colombia, en 2019, había 3,9 millones de hogares (9,7 millones de personas) que recibían transferencias monetarias del Estado en al menos un programa, con una asignación promedio de 84.500 pesos por mes, lo que significaba un costo anual de 4 billones de pesos5
La temporalidad del Programa de Ingreso Solidario deja el interrogante de lo que sucedería a partir de 2023. En caso de finalizar este programa, ¿seguirían funcionando los esquemas de transferencias monetarias condicionadas y no condicionadas vigentes6?
PROPUESTAS SOBRE PROGRAMAS DE AYUDA A LAS FAMILIAS MÁS VULNERABLES
Se debería debatir la posibilidad de que se modifiquen las transferencias monetarias actuales, o que el ingreso solidario se vuelva permanente
❯❯ Después de 2022, ¿qué va a pasar con estas familias que hoy están en la pobreza (o extrema pobreza) y no han cubierto sus necesidades básicas?
Convendría abrir el debate de reformar la estructura del sistema de transferencias para ayudar a los hogares más vulnerables. Esta reforma estaría dirigida a unificar las transferencias monetarias en un solo giro, similar a una renta básica focalizada con montos muy superiores a los establecidos, si lo que se quiere es tener un verdadero impacto sobre la pobreza. Una renta básica focalizada tiene meno-
CONTRALORÍA DELEGADA DE ECONOMÍA Y FINANZAS
❯
La propuesta del Gobierno, para mejorar los indicadores de balance fiscal total y primario, está soportada más con ajuste en el gasto que con un fortalecimiento de los ingresos tributarios, en especial.
res costos de transacción frente a los subsidios existentes en la actualidad en Colombia, evita las complejidades de administración, exceso de burocracia operativa y posibilidades de corrupción. Aparte de su fácil aplicación y el hecho de no tener condicionamientos permite asegurar el acceso universal y garantizar la equidad convirtiéndose en un mecanismo efectivo para atacar la pobreza y dinamizar la demanda agregada de la economía. Adicionalmente, el análisis no se puede circunscribir a las transferencias monetarias. La reducción de la pobreza depende de varios factores como el crecimiento económico y, sobre todo, de la generación de empleo formal. Aunque los datos de actividad económica del segundo trimestre de 2021 son favorables, aún persisten problemas en la recuperación de empleo, lo que exige medidas urgentes e inmediatas para solucionarlo.
Programas de trabajo garantizado como el que se propone en este documento son imprescindibles para lograr un verdadero impacto sobre la pobreza. Todo esto debe ir acompañado de políticas públicas que permitan avances en cuanto a la reducción de la desigualdad, uno de los problemas estructurales más complejos de la economía colombiana.
Si no se cambia la estructura actual de estas transferencias monetarias, entonces se debería debatir la posibilidad de que el Programa de Ingreso Solidario se vuelva permanente.
No se considera que para finales de 2022 muchas de estas familias hayan logrado superar esas falencias en sus condiciones de vida, y por esto se debería analizar la posibilidad fiscal de poder seguir financiando un programa de esta naturaleza para los más vulnerables.
Colombia debe seguir luchando contra la inequidad social y la pobreza, y en esa vía el desarrollo del capital humano y económico del país. Estamos convencidos deque este tipo de programas, fortaleciéndolos con más re-
cursos por hogar, ayudarían a que las familias vivan más dignamente, y en el largo plazo estos hogares incrementen el consumo.
De esta realidad, es decir, de un programa que cubre a familias vulnerables que no estaban cobijadas por aquellos que ya venían de años anteriores, es que surge la preocupación acerca de su desaparición y quede en la retina como un sistema que brindó ayuda coyuntural solo en la pandemia. Entonces, surge la pregunta: después de 2022, ¿qué va a pasar con estas familias que hoy están en la pobreza (o extrema pobreza) y no han cubierto sus necesidades básicas?
Posibilidad de un programa de empleo garantizado
Con el marcado deterioro del mercado laboral se hace necesario debatir ampliamente el diseño de un programa permanente de empleo público de naturaleza contracíclica que contribuya, de manera directa, a mitigar la crisis actual de desempleo y sirva como instrumento para enfrentar las dificultades futuras.
Una propuesta en este sentido es el programa de trabajo garantizado (TG), mediante el cual se ofrece un empleo a un salario digno a toda persona que desee y esté disponible para tomarlo7. Su objetivo principal es asegurar el pleno empleo, entendiendo por esto una condición de la economía donde cualquier persona que quiera trabajar pueda obtenerlo en las condiciones descritas.
El TG es de naturaleza contraciclica ya que se expande cuando el sector privado y los negocios caen en recesión y se contrae cuando la economía se recupera y entra en auge. El TG no pretende desplazar al sector privado, ya que se orienta a la producción de bienes públicos8, en lo que este sector no está interesado, aunque no cierra la posibilidad de establecer alianzas público - privadas.
❯❯ Inicialmente se puede adoptar un esquema de focalización que cubra a las personas más afectadas por la crisis y con el menor nivel educativo, como podrían ser los jefes de hogar, las mujeres con esta condición y los jóvenes.
En el ámbito macroeconómico, el TG, además de ser un amortiguador del ciclo de los negocios, fija un salario mínimo en la economía que contribuye a estabilizar los precios. Adicional, mejora la distribución del ingreso.
En razón al enorme recurso humano ocioso (12,6 millones de personas) sería difícil aplicar el TG plenamente en el país. Sin embargo, se puede adoptar inicialmente un esquema de focalización que cubra a las personas más afectadas por la crisis y con el menor nivel educativo, como podrían ser los jefes de hogar, las mujeres con esta condición y los jóvenes. Su costo anual fluctuaría entre el 1,7 y el 4,2 % del PIB si se remunera al salario mínimo vigente, aunque se podría optar por trabajos con media jornada para reducir su costo. El programa reemplazaría otras partidas presupuestales destinadas a la mitigación de la pobreza y salud mental y reduciría las destinadas a la seguridad, lo que en conjunto amortiguaría el impacto presupuestal del programa. Adicional, aumentaría la tributación por el efecto positivo del TG en la demanda agregada y el PIB. EC
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE. Informes Pobreza monetaria nacional 2020, abril de 2021.
• Gallego, Jorge; Hoffmann, Bridget; Ibarrarán, Pablo; Medina, María Paula; Pecha, Camilo; Romero, Olga; Stampini, Marco; Vargas, David; Vera-Cossio, Diego A. Impactos del programa Ingreso Solidario frente a la crisis del COVID-19 en Colombia, mayo 2021.
• Grupo Bancolombia. Una recuperación a diferentes velocidades: actualización de proyecciones económicas 2021 – 2025, julio 2021.
• International Monetary Fund, World Economic Outlook Update, july 2021.
• Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Exposición de Motivos. Proyecto de Ley de Inversión Social. Julio 2021.
• Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Marco Fiscal de Mediano Plazo, junio de 2021.
• Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Medidas económicas adoptadas para la atención de la emergencia ocasionada por el COVID-19, Fondo de Mitigación de emergencias, agosto de 2021.
• Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Proyecto Presupuesto General de la Nación 2022.
• Minsky, Hyman P. (1986). Stabilizing an Unstable Economy. New Haven, CT: Yale University Press.
• Wray R., Flavia, D., Fullwiler, S., Tcherneva, P & Kelton, S (2018). Public service employment a path to full employment. Levy Economics Institute of Bard College.
PROTEGER A LOS MÁS VULNERABLES,
UNA DEUDA QUE CRECE
Para el 2020, más de 3,5 millones de colombianos ingresaron a la “pobreza monetaria”, lo que deja al 42,5 % de la población nacional –un poco más de 21 millones– en esta situación, cifras que no se habían observado en la última década.
LA CRISIS ORIGINADA por el COVID-19 ha demostrado que el mundo no esperaba un suceso de esta magnitud y mucho menos estaba preparado para hacerle frente a la situación. Nuevamente quedaron en evidencia las profundas brechas que existen entre países y en el interior de estos. Las debilidades estructurales sociales y económicas de los países no desarrollados se hicieron más notorias, la población más vulnerable terminó siendo la más afectada y quedó en evidencia la difícil situación en la que conviven millones de ciudadanos. A pesar de las diferentes medidas implementadas desde el comienzo de la emergencia, el impacto ha sido notable. En un país como Colombia, con una larga trayectoria de conflicto armado y narcotráfico, sumado a una baja presencia estatal en los territorios y altos índices de corrupción, la situación económica de la población es muy frágil y
sensible a los cambios, particularmente, a los negativos. Aunque se ha reconocido una oportuna intervención del Gobierno nacional para frenar el impacto sobre la población más vulnerable, especialmente a través de programas de transferencias monetarias, lo cierto es que para el 2020 más de 3,5 millones de colombianos ingresaron a la “pobreza monetaria”, lo que deja al 42,5 % de la población nacional, un poco más de 21 millones, en esta situación, cifras que no se habían observado en la última década. Los datos no son alentadores y en el sector de inclusión social se concentra, en gran medida, el deber de revertir estos números y evitar que se sigan abriendo las grietas. El Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, el Instituto Colombiano para el Bienestar Familiar (ICBF) y la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (Uariv) tienen bajo su radar el grueso de la población vulnerable del país; sin embargo, la misma crisis económica generada por la pandemia hace que la tarea no sea sencilla, se requiere ser muy eficiente para alcanzar los objetivos dadas las restricciones presupuestarias a las que nos vamos a enfrentar en los próximos años.
Para el 2020, el presupuesto definitivo de estas entidades se incrementó el 58,12 % en comparación con la vigencia anterior, representado en las adiciones presupuestales destinadas a atender los programas de transferencias monetarias a cargo de Prosperidad Social durante la emergencia. Del mismo modo, las entidades del sector resultaron ser más eficaces en su ejecución, al pasar de una ejecución financiera del 89,50 % en 2019 al 96,67 % para 2020.
❯❯ La población en “pobreza extrema” se incrementó en más de 50 %, lo que implica que iniciamos este año con cerca de 7,5 millones de colombianos en esta condición. Esta cifra expresa el duro golpe para muchas familias vulnerables y la difícil tarea que tiene el Estado para contrarrestar sus efectos.
CONTRALORÍA DELEGADA PARA INCLUSIÓN SOCIAL
A pesar de las adiciones presupuestales para atender las medidas adoptadas y el mejor desempeño de las entidades, la población en “pobreza extrema” se incrementó en más de un 50 %, lo que implica que iniciamos este año con cerca de 7,5 millones de colombianos en esta condición. Esta cifra expresa el duro golpe para muchas familias vulnerables y la difícil tarea que tiene el Estado para contrarrestar sus efectos. Aunque existe un importante número de personas a las que se está auxiliando con los programas de Prosperidad Social, la im-
posibilidad de incrementar, sustancialmente, los rubros destinados a la atención de esta población cada año sin tocar drásticamente el presupuesto de otros sectores y sin tener que recurrir a un endeudamiento excesivo, exige la mayor eficiencia en el gasto por parte de las entidades del sector.
Niños, niñas y adolescentes en un marco de confinamiento Hasta el momento el virus parece no tener graves consecuencias en la salud de la población infantil, sin embargo, los efectos colaterales po-
drían generar un enorme impacto. En Colombia, millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) se han visto obligados a dejar de manera repentina la educación presencial, cambiando las dinámicas de cada familia, enfrentándose a una realidad que jamás habían experimentado y dejando en evidencia las graves dificultades que atraviesan los NNA en situación de vulnerabilidad.
Bajo este panorama, el ICBF ha tenido que desarrollar diferentes estrategias, con el propósito de mitigar los impactos que se pueden producir
en el acceso a una nutrición adecuada, a la salud y el desarrollo, a la educación inicial, al acceso real a las TIC, los impactos a corto, mediano y largo plazos en su salud mental y a la exposición a cualquier tipo de violencia dentro de su entorno. Para esto, implementó dos programas puntuales: “Mis manos te enseñan”, mediante el cual se les realizó un acompañamiento remoto a las familias usuarias de las modalidades y servicios de primera infancia, enfocado en experiencias de cuidado y crianza en el hogar y acompañamiento psicosocial, y, la entrega de “canastas nutricionales” casa a casa, cuyo objetivo era garantizar una nutrición adecuada para los NNA en su hogar.
En el periodo marzo de 2020 a marzo de 2021 se entregaron cerca de 23,8 millones de “canastas”, con un costo de 2,18 billones de pesos; no obstante, a pesar del esfuerzo del ICBF por atender a los NNA durante el confinamiento, los indicadores de prevalencia en desnutrición muestran un notable deterioro en este lapso.
Igualmente, a raíz del confinamiento, se ha visto un aumento en los procesos administrativos de restablecimiento de derechos (PARD) relacionados con negligencia u omisión de responsables, conflicto armado, violencia física, psicológica y sexual, revirtiendo la tendencia a la baja que traía previamente. Esto deja al descubierto la necesidad urgente de atención integral frente a las posibles vulneraciones de los derechos fundamentales de los NNA.
Por otro lado, vale la pena resaltar la reducción drástica en las cifras de menores de 14 años gestantes y lactantes, aquellos con problemas de consumo de sustancias psicoactivas y en comisión de un delito. El ICBF está en una carrera contra el reloj para identificar e implementar las estrategias que permitan mantener en niveles bajos estas cifras que se vieron impactadas positivamente a raíz del confinamiento.
Gráfica 2
Beneficiarios de los programas de transferencias monetarias de Prosperidad Social durante la emergencia
Gráfica 3 Índices de prevalencia en desnutrición infantil y edad gestacional ˗a 31 de marzo de 2021˗
Hasta el momento el virus parece no tener graves consecuencias en la salud de la población infantil, sin embargo, los efectos colaterales podrían generar un enorme impacto.
CONTRALORÍA DELEGADA PARA INCLUSIÓN SOCIAL
Gráfica 4
Incrementos significativos en PARD durante la emergencia
INCREMENTOS EN PROCESOS ADMINISTRATIVOS DE RESTABLECIMIENTO DE DERECHOS (PARD)
Fuentes: Diversas instituciones
Gráfica 5
Reducciones significativas en PARD durante la emergencia
REDUCCIONES EN PROCESOS ADMINISTRATIVOS DE RESTABLECIMIENTO DE DERECHOS (PARD)
Fuentes: Diversas instituciones
raíz del confinamiento.
positivamente
El ICBF está en una carrera contra el reloj para identificar e implementar las estrategias que permitan mantener en niveles bajos estas cifras que se vieron impactadas
a
¿Una nueva revictimización?
Escuchar a las víctimas es un ejercicio indispensable en la coyuntura actual. El abandono recurrente por parte del Estado se profundizó a raíz de la pandemia, las víctimas no percibieron mayores esfuerzos para atender sus necesidades durante este periodo por lo que consideran que se están revictimizando a causa de la emergencia.
En un reciente estudio realizado por la Contraloría Delegada para el sector Inclusión Social se evaluó la gestión adelantada por la Uariv, como coordinador del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (Snariv), para la atención, asistencia y reparación a las víctimas en el marco de la emergencia por el COVID-19, y los resultados no son muy alentadores.
El estudio refleja, nuevamente, las deficiencias en la ejecución de las políticas focalizadas para esta pobla-
❯❯ La deuda que se tiene con las víctimas en materia de reparación y asistencia es muy grande, no solo en términos económicos, sino en restitución de tierras e implementación de proyectos productivos, por lo que su situación de vulnerabilidad no ha cambiado, por el contrario, en estos momentos se ha profundizado.
ción, particularmente, en relación con mecanismos de reparación y asistencia a las víctimas determinados en la Ley 1448 de 2011; deficiencias que han generado una percepción muy negativa sobre la gestión de la entidad en los directamente implicados.
Durante la emergencia, un número significativo de víctimas han recibido algún tipo de asistencia o se han beneficiado de ayudas económicas por medio de los programas de transferencias monetarias de Prosperidad Social (Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Compensación de IVA, Ingreso Solidario y Colombia Mayor); sin embargo, para la Uariv no hubo una adición presupuestal, por lo que sus acciones para mitigar el impacto en las víctimas fueron muy limitadas. Adicionalmente, la deuda que se tiene con las víctimas en materia de reparación y asistencia es muy grande,
no solo en términos económicos, sino en restitución de tierras e implementación de proyectos productivos, por lo que su situación de vulnerabilidad no ha cambiado, por el contrario, en estos momentos se ha profundizado.
Así como se ha enunciado en los diferentes informes de la Comisión de Seguimiento y Monitoreo a la Ley de Víctimas (Csmlv), existe un inmenso rezago por concepto de “indemnización administrativa” como medida de reparación a las víctimas.
Durante el año de pandemia con las medidas más restrictivas
CONTRALORÍA DELEGADA PARA INCLUSIÓN SOCIAL
(marzo de 2020 a marzo 2021) las cifras muestran que se garantizaron desembolsos por 1, 02 billones de pesos a 120 106 víctimas; de seguir a ese ritmo y con el número de víctimas creciendo cada año1, solamente para reparar a las víctimas de años anteriores tardaríamos décadas.
Por otra parte, los giros que realiza la Uariv a las víctimas por concepto de “Ayuda Humanitaria”2 y “Atención Humanitaria”3 evidencian un porcentaje importante de giros reintegrados, es decir, aquellos que no fueron cobrados por los beneficiarios oportunamente y, por lo tanto, no cumplieron con su objetivo. Si bien el porcentaje de reintegros disminuyó durante el periodo de marzo de 2020 a marzo de 2021 en comparación con años anteriores, en razón, entre otras circunstancias, a la ampliación de los tiempos para reclamar los giros (de 30 a 90 días) y la flexibilización de requisitos por parte de los operadores bancarios, el alto porcentaje evidenciado demuestra una ineficiencia en la ejecución del recurso que requiere acciones de mejora inmediatas. Para el periodo de la emergencia analizado, en los dos mecanismos de asistencia estamos hablando de más de 32 mil millones de pesos que se quedaron inmovilizados en los canales financieros y no llegaron a los beneficiarios oportunamente.
Retos para el sector
Enfrentar los impactos de la emergencia en la población vulnerable no será una tarea fácil y seguramente requerirá de tiempo y ajustes. Las restricciones presupuestales requerirán una cuota muy alta de responsabilidad fiscal y las entidades del sector tendrán que enfocar muy bien sus esfuerzos para maximizar los escasos
Cuadro 1
Reintegro en los giros a las víctimas durante la emergencia
recursos y enfrentar los retos que se vienen, los cuales, entre otros, están relacionados con las siguientes acciones:
● Focalizar adecuadamente para llegar a quien realmente lo necesita y de la forma apropiada.
● Generar mecanismos de seguimiento y control ajustados a la información de las bases de datos y los registros de los operadores, con el fin de evitar fugas de recursos mediante los ya conocidos fraudes por suplantaciones, pagos a muertos, pagos dobles, pagos a no beneficiarios, entre otros.
● Implementar programas de financiación y asistencia para el desarrollo de proyectos agrícolas y productivos en las regiones que les permita a estas poblaciones generar mecanismos de autosostenibilidad perdurable en el tiempo.
● Minimizar los costos generados en las transacciones, evitando que los recursos se queden inutilizados en los canales financieros.
● Acelerar la ejecución de otras políticas complementarias que requieren de una menor inyección de recursos del presupuesto, pero que podrían tener impactos positivos importantes, como el programa de restitución de tierras para las víctimas y los programas de educación y capacitación.
● Aprovechar los indicadores que presentaron comportamientos positivos a raíz de la pandemia, como en el ICBF con algunos indicadores de PARD, con el fin de implementar estrategias rápidas que permitan mantenerlos en estos niveles.
● Evaluar regularmente el impacto de las políticas para ejecutar acciones de mejora oportunas.
● Trabajar articuladamente con el nivel territorial con el fin de no desperdiciar esfuerzos. EC
1. Según datos de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), para el 2020 se registran 196 614, lo que significa un incremento del 8,11 % respecto del año anterior.
2. Medida asistencial para víctimas que han sufrido hechos victimizantes diferentes al desplazamiento forzado.
3. Medida asistencial para personas y hogares víctimas del desplazamiento forzado dirigida a mitigar o suplir, temporalmente, las necesidades básicas relativas a la subsistencia mínima.
DESEMPLEO
ES EL VIRUS MÁS GRAVE
La falta de empleo decente es el problema y la búsqueda de soluciones que permitan ofrecer millones de nuevos puestos de trabajo debería ser la prioridad de toda la sociedad: gobierno y sector privado.
EL VIRUS MÁS GRAVE DE LA ECONOMÍA COLOMBIANA es el desempleo. La inflación ha crecido un poco, pero se mantiene en rangos manejables; el PIB se ha recuperado, pero no así el empleo, pues mientras el PIB volverá a los niveles del 2019 el año entrante, se ven muy lejanas las perspectivas de tener tasas de desempleo de un dígito, como las que se registraban hace tres años.
El empeoramiento de los indicadores sociales también es producto del desempleo. Hoy una tercera parte de los hogares colombianos sufren física hambre y no pueden hacer
❯❯ El país debe tener como objetivos centrales de la política económica una tasa máxima de desempleo, con un “Comité de Empleo” permanente e independiente que tenga instrumentos y autoridad para lograrla.
tres comidas diarias; cinco millones de colombianos han caído en la pobreza, y dos millones y medio en la indigencia, todo porque han perdido sus empleos y, desde luego, sus ingresos. Como consecuencia también la desigualdad se ha aumentado.
La falta de empleo decente es el problema y la búsqueda de soluciones que permitan ofrecer millones de nuevos puestos de trabajo debería ser la prioridad de toda la sociedad: gobierno y sector privado.
Por supuesto que la pobreza y el hambre también asedian. Pero son solo la consecuen-
cia de no tener un trabajo digno que les garantice los ingresos para vivir. Por esta razón propuestas como la renta básica son totalmente indispensables para que la gente pueda comer y sobrevivir, y se deben implementar ya, pero no son la solución de fondo del problema.
A los jóvenes y sus familias la renta básica les da presente, pero no les da futuro. El trabajo remunerado les da ingresos, pero sobre todo dignidad.
Las verdaderas cifras del desempleo
Tras alcanzar un máximo nivel de desempleo del 21,4 % en mayo de 2020 con 4,7 millones de
Cuadro 1
desocupados, hay complacencia porque esos indicadores han bajado a 14,4 % y 3,5 millones, respectivamente. Sin duda, es un avance, pero no podemos olvidar que sigue siendo uno de los niveles de desempleo más altos del mundo y, sobre todo, que son cifras engañosas que no revelan la verdadera magnitud del problema.
En la medición del DANE los desocupados son aquellas personas que han buscado trabajo y no lo encuentran. A estas hay que sumar las que perdieron su empleo, pero ya se cansaron de presentar hojas de vida y dejaron de hacerlo. Esta es la “población inactiva” que ha aumentado 1,9 millones con respecto del nivel prepandemia, que si se suman a los desocupados reportados por el DANE, se llega a la verdadera cifra de 5 347 000 desempleados, y la tasa real de desempleo es del 22,2 %.
El panorama es aún más desolador si se considera que de los 20,6 millones de ocupados, el 48,6 % se encuentra en la informalidad, es decir, que ni recibe todas las prestaciones sociales ni tiene un trabajo decente.
El objetivo: desempleo inferior al 7 %
Fuentes: DANE
En Colombia se trabaja con un concepto restringido de “estabilidad macroeconómica”
Cuadro 2 EMPLEOS NECESARIOS PARA T.D. = 7 %
los datos del DANE del último trimestre, se utilizan dos supuestos simples: uno, que la población en edad de trabajar crece al 1,8 % anual; y dos, que la tasa de participación (el porcentaje de los que buscan trabajo) se ubica en los niveles prepandemia, es decir, el 65 %. El resultado es 28,1 millones de ocupados que implica que en el país se deben crear 5,64 millones de nuevos empleos en el lapso de un período presidencial.
donde se les da prioridad total a dos objetivos con metas cuantitativas: el control de la inflación y el déficit fiscal. Para ambos se ha creado toda una institucionalidad dedicada a lograr esas metas: la Junta del Banco de la República y la Regla Fiscal con su comité que ahora se propone que sea independiente del gobierno de turno.
Por el contrario, el objetivo de la creación de empleo –que es otro componente esencial de la estabilidad macro– es solo una declaración de buenas intenciones que se hace en todos los planes de desarrollo, pero que no tiene metas exigibles, ni responsable directo, ni instituciones dedicadas a promoverlo, ni siquiera a coordinar las acciones de los distintos entes oficiales.
El país debe tener como objetivos centrales de la política económica una tasa máxima de desempleo, con un “Comité de Empleo” permanente e independiente que tenga instrumentos y autoridad para lograrla.
Considerar como propósito una tasa de desempleo del 7 % no es el ideal, pues seguiríamos en el podio latinoamericano, pero significa una enorme mejoría y es un objetivo alcanzable, pues es solo 1,1 % menor de los niveles registrados en 2016 y 2017. No obstante es un objetivo retador, pues para lograrlo en un período de cuatro años se necesitaría crear cerca de 5,6 millones de nuevos puestos de trabajo.
Para proyectar el número de personas que deberían estar ocupadas dentro de 4 años para alcanzar un desempleo del 7 %, partiendo de
EN MEDIO DE UNA RECESIÓN COMO LA ACTUAL, EL ESTADO ES EL ÚNICO QUE TIENE LA CAPACIDAD DE GENERAR Y FINANCIAR, A CORTO PLAZO, ESTA CANTIDAD DE EMPLEOS, PERO NO TIENE LA CAPACIDAD DE ADMINISTRARLOS TODOS Y SE REQUIERE TAMBIÉN DE LA PARTICIPACIÓN DE LA EMPRESA PRIVADA Y LA SOCIEDAD CIVIL.
El reto es enorme y excede la capacidad del mercado de generar empleo por su propia dinámica. Es cierto que la recuperación de la crisis de la pandemia ha sido rápida y que con el aumento de la demanda agregada las empresas han reaccionado y en junio de este año ya había casi 4 millones de personas ocupadas frente al mínimo registrado por el cierre de la economía en abril de 2020. Pero este buen resultado todavía representa 2 millones menos de ocupados frente a la situación del mismo mes de 2019, que ya registraba una tasa de desempleo del 10 %.
Para lograr el objetivo del 7 %, no solo habrá que acabar de recuperar lo perdido por la lentitud y la insuficiencia de la respuesta oficial a la pandemia, sino que hay que ir más allá para tener en cuenta el crecimiento de la población. Para esto se necesitan políticas oficiales enfocadas directamente a la creación de empleos.
Subsidios a la nómina o programas de empleo público de emergencia
Una de las estrategias usadas por el Gobierno para evitar la pérdida de empleos ante el confinamiento por el COVID-19 fue el Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF), mediante el cual el Estado asumía el pago del 40 % de un salario mínimo (350 000 pesos) por cada empleado, con dos requisitos: que los ingresos de la empresa se hubieran reducido por lo menos 20 % frente al año anterior, y que no se despidieran esos trabajadores. Inicialmente, se planteó para 3 meses y luego se extendió hasta 11 meses.
En la misma línea de subsidios a la nómina, en el proyecto de reforma tributaria se ha propuesto un subsidio del 25 % de un salario mínimo para las empresas que contraten jóvenes de 18 a 28 años.
La lógica subyacente es que el trabajo es una mercancía cuya demanda (el empleo) de-
pende del precio (el salario), de manera que si a las empresas se les rebaja el precio van a contratar más trabajadores. No funciona, pues olvida que ninguna empresa va a contratar un nuevo trabajador solo porque le cubran el 40 % del costo salarial, salvo que tenga la certeza de que va a poder vender lo que produzca ese trabajador, pues no tiene cómo pagar el resto del salario y los demás costos de producción.
El PAEF tampoco fue exitoso, como sí lo fueron programas similares en varios países europeos, por dos razones: el monto del subsidio y la demora en otorgarlo. En cuanto al monto, en países como Inglaterra o Dinamarca el Estado asumió hasta el ciento por ciento del salario básico.
La demora en definir el programa fue evidente: el PAEF solo se creó dos meses después de la llegada del virus a Colombia y el primer giro correspondió a la nómina de mayo 2020, muy tarde para los 5 millones de colombianos que ya habían perdido su empleo en abril.
El Gobierno destinó 6 billones de pesos al PAEF, para subsidiar a 6 millones de trabajadores durante tres meses. La realidad resultó muy diferente: en junio 2020 solo se pagó subsidio a las empresas por 2 437 187 trabajadores, y el valor girado fue de solo 860 mil millones de pesos, el 40 % de los recursos presupuestados. Con la extensión del programa los resultados no fueron mejores, y en marzo de 2021 solo se pagaron subsidios para 1 086 308 trabajadores. No hubo más empresas que solicitaran el subsidio porque muchas ya habían cerrado, o habían tenido que despedirlos.
Lo que se necesita es un programa de empleo de emergencia que cree por lo menos un millón de nuevos puestos de trabajo. En medio de una recesión como la actual, el Estado es el único que tiene la capacidad de generar y financiar a corto plazo esta cantidad de empleos, pero no tiene la capacidad de administrarlos todos y se requiere también de la participación de la empresa privada y la sociedad civil.
Existen ejemplos exitosos de este tipo de programas. En Estados Unidos el Civilian Conservation Corps (CCC) del presidente Roosevelt en medio de la gran depresión de la década de los años 30 del siglo pasado. A lo largo de seis años empleó a cerca de tres millones de personas, en su mayoría jóvenes, en labores de construcción de infraestructura y conservación y desarrollo de los recursos naturales en los terrenos de los parques nacionales.
EN EL PAÍS SE DEBEN CREAR 5,64 MILLONES DE NUEVOS EMPLEOS EN EL
En Colombia, el Forec, que coordinó la reconstrucción del Eje Cafetero después del terremoto de 1999, es un caso de eficaz colaboración público-privada.
Esos trabajadores se dedicarían a la construcción de bienes públicos que no requieren un alto grado de capacitación: reforestación y recuperación de cuencas, de vías terciarias en el campo, de la malla vial en las ciudades, reparación y mantenimiento de infraestructura pública (parques, escuelas, centros de salud, entre otros), servicios sociales para las comunidades, y tantas necesidades de bienes públicos que tiene el país. EC
❯❯ Entre los ejemplos exitosos para generar empleo está el Civilian Conservation Corps del presidente Roosevelt que funcionó en medio de la gran depresión de la década de los 30. A lo largo de seis años se empleó a cerca de tres millones de personas en labores de construcción de infraestructura.
DESPROPORCIONADA CAÍDA DEL EMPLEO FEMENINO
A RAÍZ DEL COVID-19
Las pérdidas de empleo alcanzaron 27,2 % para las mujeres y 18 % para los hombres en el segundo trimestre de 2020 comparado con el mismo trimestre de 2019; para mediados de 2021 la brecha de empleo femenino se mantenía.
ENTRE LAS LAMENTABLES CIFRAS REPORTADAS EN EL MERCADO LABORAL DURANTE LA CRISIS DEL COVID-19 se destaca el fuerte impacto que ha sufrido el empleo femenino. Pese a representar 40 % del total de ocupados antes de la pandemia, los trabajos malogrados por mujeres durante el segundo trimestre fueron más de la mitad de las pérdidas totales (2,5 millones de 4,8 millones), y su recuperación ha sido más lenta.
Estas disminuciones se han reflejado en la tasa de desempleo femenino que aumentó dramáticamente, pasando de 12,9 % en el segundo trimestre de 2019 a 24,6 % en el mismo periodo de 2020. Pero también han resultado en la salida de la fuerza laboral de una importante cantidad de mujeres, es decir, en pérdidas de trabajos no contabilizadas en las cifras de desempleo.
La cifra de las que no están trabajando ni buscando empleo, denominada población inactiva, se incrementó en 1,9 millones en el segundo trimestre de 2020 comparado con el mismo trimestre del año anterior. El número para los hombres es 1,5 millones, significativamente menor.
La Gráfica 1 muestra que la mayor parte de los trabajadores que perdieron su puesto al inicio de la crisis pasaron directamente a la inactividad, y que el proceso de recuperación del empleo ha correspondido, en buena medida, al reintegro de estas personas al mercado laboral. También muestra que la magnitud en que se ha vivido ese proceso difiere entre hombres y mujeres.
ÓSCAR BECERRA
FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
MARCELA
ESLAVA
FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
MANUEL FERNÁNDEZ
FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
MARGARITA ISAACS
FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
DAVID PÉREZ-REYNA
FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
En particular, la Gráfica 1 resume tres aspectos importantes de la brecha de género en la dinámica del mercado laboral en la crisis. Primero, la caída inicial del empleo fue más pronunciada para las mujeres: -27,5 % en abril relativo a febrero vs. -23,2 % para los hombres. Más aún, para septiembre, el nivel de empleo entre las mujeres todavía se encuentra 10,6 % por debajo del nivel precrisis, mientras que para los hombres está 6,4 % inferior. Segundo, 92 % de la caída inicial del empleo entre las mujeres se tradujo en un aumento de la inactividad
(25,4 puntos de los 27,5), mientras que para los hombres ese número fue de 74 % (17,3 puntos de 23,2). A pesar de una recuperación importante del empleo desde el inicio de la crisis, 80 % de la caída de este en septiembre para las mujeres sigue estando asociada a incrementos en la inactividad, mientras que la fracción es 65 % para los hombres. ¿La implicación? Ocho meses después del comienzo de la crisis, una parte importante de quienes perdieron su empleo se mantienen por fuera de la fuerza laboral, y esto es mucho más pronunciado
DEL EMPLEO FUE MÁS PRONUNCIADA PARA LAS MUJERES: -27,5 %
para las mujeres: como proporción de los ocupados iniciales, 8,5 % de mujeres y 4,2 % de hombres se mantienen aún inactivos.
¿Qué puede explicar las diferencias entre hombres y mujeres? Los datos apuntan en dos direcciones. Primero, la carga desproporcionada que históricamente ha asumido la mujer en las tareas y atención de los miembros del hogar, junto con el aumento en la crisis de la necesidad de cuidado de los menores. La disrupción en la actividad escolar y de los centros de atención asociada con la crisis del COVID-19 ha incrementado el tiempo que necesitan algunos adultos para cuidar de estos miembros del hogar.
Las pérdidas diferenciales de empleos entre hombres y mujeres se pueden explicar, en parte, por sesgos sociales que asignan la responsabilidad de protejer a los menores, principalmente a las muje-
❯❯ Las pérdidas diferenciales de empleos entre hombres y mujeres se pueden explicar, en parte, por sesgos sociales que asignan la responsabilidad de protejer a los menores, principalmente a las mujeres, mientras que los hombres asumen la responsabilidad de generar ingresos.
res, mientras que los hombres asumen la responsabilidad de generar ingresos. De hecho, no sería la primera vez que vemos este tipo de resultados: durante el paro de profesores de 2017 hubo un aumento en el tiempo dedicado a cuidar niños en el hogar y una reducción de las horas trabajadas de las mujeres con hijos en edad escolar, especialmente para aquellas con empleos informales, mientras que no hubo cambios en las horas trabajadas por los hombres (Villa, 2019) 1 .
Efectivamente, la Gráfica 2 y el Cuadro 1 muestran que las pérdidas de empleo femenino se han concentrado en el segmento de aquellas con hijos, especialmente las que no son el jefe de hogar. Los resultados indican que el principal ajuste se dio en familias en donde, habiendo menores, la mujer no es jefa de hogar (34 % en este caso versus 18 % para las mujeres con menores que son jefas y vs. 24 % para aquellas sin menores en el hogar). Esto sugiere que para responder al choque hubo decisiones de reasignación de la participación laboral dentro de la familia.
Mientras tanto, para los hombres las pérdidas de empleo son muy similares entre los jefes y no jefes de hogar, con y sin menores (todos los menoscabos oscilan entre 15 y 20 % para estos grupos). En el segundo trimestre de 2020, la pérdida total de empleo entre jefas de hogar fue de 19 %, similar a la observada para los hombres (17 %), pero entre las mujeres que no eran jefas las mermas alcanzaron 31 % de los niveles de empleo precrisis (comparado con 19 % para los hombres).
La recuperación observada en el tercer trimestre de 2020 ha sido mucho más lenta para las mujeres que no son jefas de hogar
LOS DATOS PARECEN INDICAR QUE EL EMPLEO FEMENINO SOLO SE RECUPERARÁ EN LA MEDIDA EN QUE LOS COLEGIOS Y CENTROS DE CUIDADO RETOMEN SUS ACTIVIDADES
PRESENCIALES Y LAS FAMILIAS SE DECIDAN A CONFIAR EL CUIDADO DE SUS HIJOS A ESTAS INSTITUCIONES.
y que conviven con menores de edad que para los demás grupos. Comparados con los niveles precrisis, las pérdidas de empleo en ese grupo alcanzaron 25 % en el tercer trimestre del año.
Aunque la recuperación del empleo en el tercer trimestre del año ha conllevado unas pérdidas menores de empleo, el patrón diferencial por sexo y estatus en el hogar se mantiene: las mujeres continúan siendo el grupo con mayores mermas de empleo (20 % versus 8 % para los hombres) y dentro de este conjunto, aquellas con menores de 15 en el hogar son las que exhiben pérdidas más grandes (21 % vs. 17 %), especialmente, si no son jefas (25 % vs. 20 %).
La segunda explicación de la desproporcionada caída del empleo en las mujeres, comparada con los hombres, se relaciona con la participación diferencial en diferentes sectores económicos. Hay algunas actividades que se encuentran fuertemente concentradas en mujeres (por ejemplo, servicios) y otras en hombres (construcción). Como muchos de los niveles considerados no esenciales se juntaron en servicios, este tipo de choques genera pérdidas de empleo desmedidas para las mujeres.
PÉRDIDA DE EMPLEO POR SEXO Y PRESENCIA DE MENORES EN EL HOGAR.
❯❯ La cifra de mujeres que no están trabajando ni buscando empleo, denominada población inactiva, se incrementó en 1,9 millones en el segundo trimestre de 2020 comparado con el mismo trimestre del año anterior.
PÉRDIDAS DE EMPLEO DE HOMBRES Y MUJERES (2019 VS. 2020)
Fuente: Cálculos propios con base en GEIH (2019 - 2020)Gráfica 3. PÉRDIDAS DE EMPLEO TOTAL Y PRESENCIA DE EMPLEO FEMENINO
(2020 vs. 2019)
Segundo Trimestre 2020 Tercer Trimestre 2020
Nota: La agrupación por sectores es: A - Agricultura; B - Minas y canteras; C - Industrias manufactureras; D-E – Electricidad, gas y agua; F - Construcción; G - Comercio al por mayor y al por menor; H - Transporte y almacenamiento; I - Alojamiento y servicios de comida; J - Información y comunicaciones; K - Actividades financieras; L - Actividades inmobiliarias; M - Actividades profesionales; N - Servicios administrativos; O - Administración pública; P - Educación; Q - Salud humana; R - Actividades artísticas; S - Otros servicios; T - Servicios domésticos
Fuente: Cálculos propios con base en GEIH (2019 - 2020)
Como se puede observar, la Gráfica 3 muestra que efectivamente las pérdidas de empleo fueron más relevantes en sectores donde predominan las mujeres. Cada círculo de la imagen representa un sector económico donde se compara en el eje horizontal la fracción de mujeres empleadas antes de la pandemia y en el vertical las pérdidas de empleo totales (hombres y mujeres).
En sectores con una mayor presencia de mujeres como servicios domésticos (T), salud (Q), educación (P), administrativos (N) y el de alojamientos y restaurantes (I) se observan pérdidas importantes de empleo total, entre 20 y 50 % del nivel precrisis. Muchas de estas actividades representan una fracción importante del total de las mujeres, lo que contribuye a explicar las pérdidas observadas en el empleo total.
No obstante, los datos sugieren que la caída desproporcionada del empleo femenino en la crisis se explica, en mayor proporción, por diferencias entre mujeres y hombres en el estatus en el hogar que por discrepancias en las actividades económicas desempeñadas por unas y otros. En el segundo trimestre de 2020 comparado con el mismo de 2019, el empleo femenino cayó 27,2 % y el masculino 18 % (Cuadro 1). De los 9,2 puntos porcentuales de mayor caída del trabajo femenino comparado con el masculino, 1,3 puntos se manifiestan por diferencias relacionadas con el sector de trabajo, 5,0 puntos los explican la presencia de menores y la posición del trabajador en su hogar, y el restante 2,9, por otros factores (no identificados aquí)2 .
Es decir, la presencia de menores y la posición del trabajador en su hogar explican más de la mitad de las pérdidas de empleo diferenciales entre hombres y mujeres, mientras que las variedades en el sector de trabajo explican el 14 % y hay más de 30 % que no se explica por ninguno de estos factores (Gráfica 4).
Los resultados sugieren que las políticas orientadas a reactivar el empleo femenino deben tener el papel clave de que ha jugado la asignación de tiempos de cuidado de menores en el hogar. En el muy cor-
EN EL LARGO PLAZO, ESTOS HALLAZGOS SUGIEREN QUE EL EMPLEO FEMENINO SEGUIRÁ MÁS EXPUESTO A LAS CRISIS MIENTRAS LAS ACTIVIDADES DE CUIDADO EN EL HOGAR RECAIGAN DE FORMA DESPROPORCIONADA SOBRE LAS MUJERES.
to plazo, las acciones orientadas a mitigar este choque negativo deben tener en cuenta este aspecto y la implicación de que no es suficiente estructurar planes encaminados a reactivar el empleo en sectores con una alta presencia de empleo femenino. Es importante buscar alternativas efectivas para reavivar el sector educativo y de cuidado infantil institucional, de manera que se reduzcan las necesidades de cuidado dentro del hogar. En el largo plazo, la política pública se debe enfocar en reducir la brecha de oportunidades que representa el sesgo cultural que asigna las labores de cuidado en el hogar a las mujeres. EC
COSTOS Y OPORTUNIDAD
MUJERES Y COVID-19
Antes de la pandemia la situación de la mujer en Colombia había logrado avances, pero estos han estado lejos de ser los necesarios para cerrar las inmensas diferencias en lo económico y político, es decir, muy lejos del acceso al poder.
CECILIA
LÓPEZ MONTAÑO
HA PASADO MÁS DE UN AÑO DESDE QUE EL COVID-19 LLEGÓ A COLOMBIA, y este es el momento no solo de entender las razones por las que esta pandemia ha causado la mayor crisis de los últimos 100 años, sino también de encontrar el camino para construir este presente y futuro. En medio del dolor y confusión del 2020, el 2021 era el año de la recuperación porque se empezarían a reducir los costos asumidos y mirar con optimismo lo que vendría. ¿Es esto lo que está sucediendo cuando transcurre la mitad del 2021?
Se debe partir de que el país pertenece a la región más afectada por esta crisis y además de que en muchos de los indicadores supera la situación [The Economist, 2021]. Sin embargo, las explicaciones sobre esta inmensa debilidad siguen estando en las nebulosas. Nadie quiere asumir la responsabilidad que le corresponde a un modelo de desarrollo que marcó los últimos treinta años de la política pública en Colombia.
A su vez, la reactivación de la economía se está dando de manera relativamente positiva, pero esto no se ha traducido en la reducción de los costos que ha asumido la población. Con una reducción de 6,8 % en el crecimiento del PIB, se proyecta en el país un aumento del PIB del 7 % para el 2021 [LR 2021a].
Es una realidad que la pandemia no da tregua, no obstante los esfuerzos en vacunación, pero si la teoría económica que sigue vigente estuviera funcionando, ya era hora de que aparecieran los alivios en la vida de la gente, pero no. Cepal [2021] advierte que “los impactos sociales de la crisis se agudizan [en América Latina] y se prolongarán en la recuperación”.
❯❯ Dada la severidad de la crisis económica es recomendable que en el corto y mediano plazos, mientras se produce la recuperación de la economía, el Gobierno continúe con sus programas de apoyo a hogares y empresas, para proteger a los más vulnerables y cuidar el empleo formal.
En Colombia se observa que el 33,8 % de la población no logra tener tres comidas diarias, lo que significa un estado no de pobreza sino de miseria [DANE 2021a]. En este contexto se deben analizar los impactos que han vivido las mujeres en el país por la pandemia, y las posibilidades de que esta situación cambie radicalmente en el futuro próximo. Hoy los jóvenes y las mujeres en el mundo son los que más han sufrido los mayores efectos negativos de esta crisis, sin que aún se identifiquen efectos positivos por la recuperación de la economía. Pero adicional, algo que poco se reconoce, se identifica la posibilidad de un cambio que podría reorientar las estrategias para disminuir la brecha existente entre la vida de las mujeres y los hombres, no solo en Colombia sino en el resto del planeta. Por tanto, el objeto de este artículo es tratar de mostrar las dos caras que se derivan de la pandemia.
SIN NEGAR LAS TRES GRANDES REVOLUCIONES PROTAGONIZADAS POR LAS MUJERES DESDE COMIENZOS DEL SIGLO XX, ENTRADA MASIVA A LA EDUCACIÓN, REDUCCIÓN DE LA FECUNDIDAD Y CRECIENTE PARTICIPACIÓN EN EL MERCADO LABORAL, LAS CIFRAS DEMUESTRAN REZAGOS EN ASPECTOS DE SU VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL.
Gráficas 1A, B y C ANTES DE LA PANDEMIA: SITUACIÓN ECONÓMICA Y POLÍTICAª
Por Género
A. DESEMPLEO POR GÉNERO, 2015-2019
Costo del COVID-19 para las mujeres
No obstante décadas de esfuerzos para eliminar la inequidad de género, en la prepandemia un sinnúmero de indicadores demostraban las diferencias en las oportunidades y realidades entre hombres y mujeres. Sin negar las tres grandes revoluciones protagonizadas por ellas desde comienzos del siglo XX [López M. 2005], su entrada masiva a la educación, la significativa reducción de la fecundidad y su creciente participación en el mercado laboral, las cifras demuestran claramente los rezagos en aspectos de su vida personal y profesional (Gráficas 1A, B y C). Estas diferencias eran más evidentes para la mujer rural que con frecuencia se olvidan: aquellas que viven o bien en poblaciones dispersas, o en municipios rurales o semirrurales para no mencionar las que residen en áreas marginales de grandes conglomerados [DNP 2015].
a. El desempleo y la inactividad se toma como el promedio de los trimestres de enero-marzo, abril-junio, julio-septiembre y octubre-diciembre del período 20152019. En el caso de la inactividad se calcula como 1 menos la Tasa Global de Participación (TGP).
B. INACTIVIDAD POR GÉNERO, 2015-2019
En la prepandemia, las brechas de género en Colombia se observan claramente en el Informe del Foro Económico Mundial [WEF, 2019]. En educación y salud, en términos de cobertura, sin considerar variables de calidad, las colombianas habían logrado igualar su situación a la de los hombres, pero es en acceso a oportunidades económicas y más aún al poder político donde las diferencias no solo son considerables, sino que no se advierten avances significativos (ver Gráfica 2).
Gráfica 2 ÍNDICE DE LA BRECHA DE GÉNERO
Gráficas 3A y 3B EN PANDEMIA: SITUACIÓN LABORALª Por Género
A. DESEMPLEO, 2020-2021
Fuente: Elaboración del autor con datos de WEF [2019]
a. El desempleo y la inactividad corresponden al promedio de estos indicadores para el período comprendido entre el trimestre enero-marzo, abril-junio, julio-septiembre, octubre-diciembre de 2020 y enero-marzo y abril-junio de 2021. En el caso de la inactividad se calcula como 1 menos la TGP.
B. INACTIVIDAD, 2020-2021
Fuentes: Elaboración del autor con datos de DANE [2021b]; UNWomen y UNDP [2018]
En participación económica el índice es 0,735 lo que significa que falta 0,265 para llegar a la igualdad y desde 2006 solo se ha avanzado en 0,074 puntos. A ese ritmo se necesitarían 50 años para lograr igualdad en oportunidades económicas. Algo peor sucede en empoderamiento político, donde la brecha de género es aún mayor, pues se requerirían 69 años para cerrarla a este ritmo. Antes de la pandemia la situación de la mujer en Colombia había logrado avances, pero estos han estado lejos de ser los necesarios para obstaculizar las inmensas diferencias en lo económico y político, es decir, muy lejos del acceso al poder.
Este era el escenario que prevalecía en el país en la prepandemia. Muchos de los análisis sobre el costo de la crisis en términos de género se han limitado a las cifras del mercado laboral y a las comparaciones del impacto en esos indicadores en mujeres y hombres. Las cifras son contundentes. (ver gráficas 3A y 3B).
El desempleo femenino casi duplica al masculino y en el caso de las mujeres jóvenes llega a cifras superiores al 30 % [DANE, 2021c]. Pero, probablemente, el dato que menos se menciona y es más preocupante es el que se refiere al incremento de la inactividad que saca millones de mujeres del sector productivo. En medio de los peores momentos de esta crisis en 2020, la tasa de participación de la mujer puede haber llegado a niveles de finales del siglo XX [BanRep, 2021]. Es decir, una pérdida de 9 puntos porcentuales al situarse en el 43,9 % [DANE, 2021b].
Razones del desempleo femenino
En los análisis sobre el costo asumido por las mujeres se están asimilando las causas de su desempleo con las de su inactividad, pero son diferentes. Los altísimos niveles de desocupación y la dificultad de encontrar empleo reflejan la forma precaria como se ubican en el mercado laboral. No constituyen el grueso de puestos de dirección, luego en la mayoría de los casos no son indispensables.
Están en los que se han denominado las Pink industries, [Brookings, 2020], clasificadas de esa manera por ocupar, principalmente, mujeres; además, no aparecen entre las ocupaciones más valoradas. En medio de la pandemia se cerraron rápidamente por la cercanía entre los clientes y las vendedoras de estos servicios, como peluquería, salones de estética, comercio minoritario, gimnasios, entre otros similares.
Lo que esta realidad demuestra es que el inmenso esfuerzo que las mujeres han hecho durante décadas para educarse hasta el punto de que superan a los hombres, no se ha traducido en ascensos significativos en la escala de ocupaciones ni de ingresos. Menos aún, han llegado a niveles directivos en los que el reemplazo de este tipo de trabajadores
SE HA DADO MÁS ÉNFASIS AL DESEMPLEO ESPECIALMENTE DE JÓVENES DONDE CAEN LAS MUJERES, PERO EN TÉRMINOS DE LA INACTIVIDAD CAUSADA, EN GRAN MEDIDA, POR LA CARGA DEL CUIDADO NO REMUNERADO NO SE HAN PLANTEADO ESTRATEGIAS CLARAS.
implica desajustes en las empresas. La proporción de mujeres en cargos directivos sigue siendo muy inferior en Colombia a la de los hombres [LR, 2021b]. En síntesis, la pandemia demostró el poco éxito en la estrategia de cerrar la brecha laboral de género.
Razones de la inactividad de las mujeres en Colombia
Algo muy distinto sucede con la inactividad de las mujeres que ha llegado a niveles preocupantes. Cuando se pierde un trabajo remunerado y se desiste de buscar otra actividad lo que se está haciendo es renunciar a generar ingresos y, por consiguiente, a tener autonomía económica. ¿Qué razones pueden explicar que en medio de la pandemia cuando la necesidad de recursos es tan grande, las mujeres pasaron claramente a la inactividad?
Este incremento tan revelador en el número de mujeres inactivas en medio de la crisis obedece a una razón muy clara: el peso de la economía del cuidado no remunerado que cambió significativamente durante la pandemia [López M., et al. 2021]. No solo se trató ahora de atender a los miembros de la familia 24/7 horas, sino que muchas actividades entraron al hogar como el teletrabajo, la educación de los hijos y el cuidado de muchos contagiados por COVID-19. Esas inmensas demandas que han caído sobre las mujeres en todo el mundo, pero más en sociedades donde la idea de la mujer cuidadora es más fuerte, es la gran explicación de la salida del mercado laboral de millones de ellas. Es en esta situación, en el aumento de la inactividad, donde la economía del cuidado no remunerado en su nueva dimensión es la explicación fundamental. Las encuestas de Uso del Tiempo del Dane1 corroboran la carga adicional que recae sobre la mujer [DANE, 2021d].
❯❯ Esas inmensas demandas que han caído sobre las mujeres en todo el mundo, pero más en sociedades donde la idea de la mujer cuidadora es más fuerte, es la gran explicación de la salida del mercado laboral de millones de ellas.
La crisis del hogar
Pero las consecuencias del confinamiento que en menor grado persiste ha generado situaciones más complejas. Una encuesta realizada en 2020 en pleno confinamiento en la ciudad de Bogotá, señala nuevos elementos sobre lo que puede estar sucediendo en mayor o menor grados en los hogares colombianos [López M., et al. 2021].
Al observar las horas dedicadas a este cuidado no remunerado se encuentra que en las familias aun con parejas o personas que ayudan a estas tareas, lo que se ha dado es una crisis dentro del hogar. Esta se agrega a la económica y a la de salud, pero a diferencia de las mencionadas, la del hogar no se reconoce y no se han medido sus implicaciones. El peso del cuidado es mucho mayor para las mujeres que trabajan en cuyo caso las horas dedicadas a esta actividad, máximo 10,5 horas, sumadas a las jornadas de trabajo remunerado pueden llegar a más de 18,5 horas al día, es decir, más de dos jornadas laborales diarias. Sorprende que aquellas que no son activas laboralmente presentan una reducción no muy significativa en esta carga de cuidado remunerado, 8 horas al día [López M. et al. ibid.].
Una diferencia importante es la presencia de pareja o de otros miembros de la familia. Pero en el caso de la pareja, que en su mayoría son hombres, la carga de ellos también es muy alta, más en términos de su horario de trabajo remunerado, pero también en aquel tiempo dedicado al cuidado, especialmente en la educación de los hijos. La pareja puede estar cumpliendo horarios de hasta 17 horas [López M. et al. ibid.].
Estos datos demuestran que los hombres en la crisis asumen algún cuidado y esto significa que se empiezan a desfeminizar estas actividades lo que es muy positivo para deslindar a la mujer de su imagen de cuidadora. Pero, asimismo, en el hogar se acabó el tiempo y por esto se genera una crisis porque esos horarios son imposibles de cumplir por lo que algo se sacrifica: o el trabajo remunerado con menos productividad, o la atención del hogar, o la educación de los hijos.
Qué se hace
Realmente muy poco porque el reconocimiento del peso del cuidado no remunerado no ha logrado salir de los discursos para traducirse en políticas públicas que alivien esta carga. Lo que ha mejorado es el peso de la educación de los hijos en la medida en que se han reabierto las escuelas, fundamentalmente, urbanas. Lo que declaran las mujeres en la encuesta anotada es que no han recibido ninguna ayuda del Estado [López M., et al. 2021].
ES UNA REALIDAD QUE LA PANDEMIA NO DA TREGUA, NO OBSTANTE LOS ESFUERZOS EN VACUNACIÓN, PERO SI LA TEORÍA ECONÓMICA QUE SIGUE VIGENTE ESTUVIERA
FUNCIONANDO, YA ERA HORA DE QUE APARECIERAN LOS ALIVIOS EN LA VIDA DE LA GENTE, PERO NO.
Es decir, la situación de la mujer y específicamente del hogar no forma parte de las grandes preocupaciones nacionales. Se ha dado más énfasis al desempleo, especialmente, de jóvenes donde caen las mujeres, pero en términos de la inactividad causada, en gran medida, por la carga del cuidado no remunerado no se han planteado estrategias claras. La mujer, la más joven con hijos, es la gran perdedora por la pandemia, pero queda la crisis del hogar para ser reconocida y abordada.
Oportunidad para las mujeres
La cara positiva de la crisis es que por primera vez en la historia el cuidado no remunerado salió del lugar oscuro donde permaneció por siglos. Su papel crucial durante la pandemia ha evidenciado que es trabajo porque demanda tiempo; usa insumos del mercado y provee de nuevos servicios y productos a la familia. El COVID-19 obligó a que se rompiera la llamada Frontera Productiva que solo reconocía como actividad económica aquella realizada en el mercado porque, adicionalmente, la educación y la salud entraron al hogar y no salieron de las cuentas nacionales. Por consiguiente, los argumentos están dados para que el cuidado no remunerado salga del hogar, lo asuma el Estado y el mercado y se reconozca como productivo lo que genera no solo crecimiento económico sino bienestar. Más mujeres trabajando y, por consiguiente, autónomas, más demanda de empleo para cuidado en el Estado y en el mercado, regulación de este por el Estado y sobre todo, más PIB. Es la oportunidad de cambiar la vida de las mujeres. ¿Entenderán los economistas? EC
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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LUCES Y SOMBRAS DE LA PANDEMIA
Por las características de la propagación del virus y por las medidas que se tomaron para contenerlo, tanto en Colombia como en el resto del mundo, se generó, en términos económicos, un choque negativo simultáneo de oferta y demanda.
LLEVAMOS MÁS DE 18 MESES aprendiendo a vivir en medio de una pandemia. Colombia y el mundo no tardaron en responder a la alarma y casi de inmediato empezaron los cierres de las ciudades y países y se fue apagando la actividad económica local y global.
El drama humano de la pandemia es muy doloroso y aún lo siguen padeciendo miles de familias. Drama que se ha unido a la pérdida de la actividad económica, de puestos de trabajo, de acceso a la educación y, en general, de oportunidades para muchas personas.
Por las características de la propagación del virus y por las medidas que se tomaron para contenerlo, tanto en Colombia como en el resto del mundo, se generó, en términos económicos, un choque negativo simultáneo de oferta y demanda. Esto es, paró de tajo tanto la producción de muchos sectores de la economía como la capacidad de demandar bienes y servicios de las empresas y familias. La mayor parte de las personas en edad laboral y estudiantil se tuvieron que confinar en sus hogares y las empresas y comercios tuvieron que parar su producción y actividad.
En consecuencia, es importante hacer énfasis en el hecho de que por ser una crisis generada por un tema de salud, que afecta simultáneamente oferta y demanda,
TÉLLEZha tenido efectos diferentes sobre las variables económicas a aquellos registrados por la crisis generada por temas económicos netamente, como fue, por ejemplo, la de finales del siglo XX en Colombia. Asimismo, las respuestas de política pública y privada deben ser diferentes para garantizar una recuperación rápida que sea incluyente para toda la población.
Retos y oportunidades
En este artículo me concentraré en los efectos que generó la pandemia sobre las variables económicas viéndolos a través de dos lentes: el de los retos y el de las oportunidades.
En Colombia, ese choque negativo simultáneo de oferta y demanda se reflejó en una caída del Producto Interno Bruto del 16 % anual en el segundo trimestre de 2020 y del 8 % en el tercer trimestre. Sin embargo, gracias a la reactivación, en el total del 2020 la economía colombiana bajó un 6,8 % anual, con caídas en el consumo privado del 5,6 % y en la inversión del 20,6 %, para destacar los dos componentes más representativos del choque.
Esta caída supera la de finales del siglo pasado que era, hasta ese momento, la peor crisis económica de Colombia en la historia del siglo XX. Por ejemplo, los hogares solo lograron mantener en positivo
el consumo de bienes no durables como alimentos y medicamentos mientras que cayó el resto de tipos de bienes (durables, semidurables y servicios).
Por el lado sectorial, los mensajes son claros: ocho de los 12 sectores en que se divide la producción nacional descendieron en 2020. Esto es, cerca del 60 % de la producción colombiana tuvo una caída en ese año.
Este descenso se reflejó en un deterioro del mercado laboral. En el peor momento, en abril de 2020, se perdieron 6 millones de empleos de un total de 22,4 millones que existían a nivel nacional en febrero, antes del comienzo de la pandemia. De las personas que perdieron su empleo, una parte considerable, 4,6 millones, salieron del mercado laboral porque respondieron en las encuestas que no estaban buscando empleo y, por tanto, se unieron al contingente de los inactivos. Este deterioro del mercado laboral no fue uniforme y, por el contrario, amplió antiguas brechas que ya experimentaba el mismo.
AÚN A MEDIADOS DE 2021
FALTA POR RECUPERAR DOS DE LOS SEIS MILLONES DE EMPLEOS QUE SE PERDIERON EN EL SEGUNDO TRIMESTRE DE 2020. LA INACTIVIDAD SUPERA LOS NIVELES PREPANDEMIA Y LAS
TASAS DE DESEMPLEO DE LOS JÓVENES Y LAS MUJERES SE SEPARAN AÚN MÁS DE LAS DEL TOTAL DE LA POBLACIÓN.
Los jóvenes y las mujeres fueron los más afectados al ser los llamados a regresar al hogar a cuidar a los niños, adultos mayores y familiares con necesidades especiales ante el cierre de los establecimientos educativos, de primera infancia y de servicios de atención a los más vulnerables. Las tasas de desempleo e inactividad de estos colectivos son más altas que las del resto de la población históricamente, pero la pandemia amplió estas brechas. La tasa de desempleo de los jóvenes entre 14 y 28 años de edad alcanzó un máximo de 30 % a mediados de 2020 y la de las mujeres jóvenes del 38 %, mientras que la del total de la población nacional subió al 21 %. La apertura gradual de la economía desde finales del segundo trimestre del año 2020 se reflejó positivamente en las cifras de actividad del segundo semestre, así como en el mercado laboral. Los diferentes sectores económicos fueron abriendo paulatinamente, a diferentes ritmos por ciudades, reactivando el país, pero aún con tropiezos por las olas de contagios y
❯❯ Los hogares solo lograron mantener en positivo el consumo de bienes no durables como alimentos y medicamentos mientras que cayó el resto de tipos de bienes
fallecimientos por COVID-19. A finales de 2020 y comienzos de 2021 se configuró una segunda ola que obligó a nuevos cierres y desde marzo hasta julio de 2021 una tercera ola, mucho más fuerte y larga, fue controlada con menores cierres oficiales.
La buena noticia es que a medida que pasan los meses el mundo y Colombia en particular, gracias al proceso de vacunación y a las investigaciones sobre la transmisión de COVID-19, están aprendiendo a convivir con el virus y a evitar cierres rigurosos de las economías, permitiendo que se mantenga la reactivación y se fortalezca la recuperación a pesar de los continuos contagios y fallecimientos.
En síntesis, el proceso de recuperación de la economía se mantiene durante 2021 con un mensaje esperanzador sobre la capacidad de reacción del aparato productivo colombiano y del empleo. Sin embargo, de la mano de esa recuperación se desnudan efectos heterogéneos de la pandemia sobre el país que en algunos casos muestran oportunidades a futuro, en otros grandes retos y, en ciertos momentos desnudan algunas de las debilidades estructurales que existían antes de la pandemia, así como de algunos avances institucionales.
El mercado laboral quedó con cicatrices después de la pandemia (que aún no ha finalizado en su totalidad) que son heterogéneas por edad y género, como ya lo expliqué. Aún a mediados de 2021 falta por recuperar dos de los seis millones de empleos que se perdieron en el segundo trimestre de 2020. La inactividad supera los niveles prepandemia y las tasas de desempleo de los jóvenes y las mujeres se separan aún más de las del total de la población.
Más aún, la recuperación de los puestos de trabajo se ha dado más que proporcionalmente en el mercado informal profundizando una debilidad estructural del mismo. Tema que no es menor, en la medida que ese aumento de la informalidad laboral tiene efectos negativos sobre la productividad y el ingreso laborales y la protección social de los trabajadores, al tiempo que la pandemia mostró, más que nunca, las ventajas del trabajo formal.
La pérdida de ingresos de las personas fue generalizada en 2020, pero con grandes heterogeneidades. Mientras los hogares más ricos disminuyen el ingreso real medio un 10 % en el año, el 20 % más pobre lo hizo en un 25 %, aun teniendo en cuenta las ayudas públicas nacionales o municipales para este colectivo1 . Sin estas ayudas que recibieron los hogares más pobres, la caída en el ingreso real medio de los hogares más pobres hubiera sido del 36 %.
El deterioro en el mercado laboral y la disminución de ingresos se refleja en los indicadores de pobreza y desigualdad. La pobreza nacional aumentó del 35,7 % de la población en 2019 al 42,5 % en 2020. Cifra que los economistas estiman puede ser mayor porque en el caso de la población rural el cambio metodológico fue el que detuvo el aumento de la pobreza en este grupo2. Por otra parte, la desigualdad también aumentó.
Dentro de las familias, el cierre de los colegios y centros de primera infancia llevó a la masificación de la educación no presencial con calidades, tiempos y accesos muy heterogéneos por niveles de ingresos, localización geográfica, tipos de instituciones, entre otros. El tiempo lo dirá, pero estudios preliminares muestran que la calidad de
1 Ingreso real medio por quintiles según el DANE. El 20 % más pobre se refiere al primer quintil y el 20 % más rico al quinto quintil. Las ayudas públicas se refieren a las transferencias monetarias ordinarias y extraordinarias que recibieron los hogares durante el 2020.
2 Cifras según la medición de pobreza del DANE con la nueva metodología de 2021.
la educación disminuyó para todos los niños y jóvenes, pero las brechas en la calidad de la misma se debieron abrir respecto de la prepandemia. Estas heterogeneidades en la educación se unen a las otras ya mencionadas que afectan de manera muy relevante a las familias y cuyo efecto es especialmente dramático en el desarrollo, a más de 15 años, de los niños y jóvenes de las nuevas generaciones.
Efecto sobre las regiones
A nivel más agregado, la pandemia también afectó de manera desigual a las regiones del país. La mayor afectación se dio en las zonas más expuestas al entretenimiento, turismo y, por razones que combinan la pandemia y temas idiosincráticos del sector, la minería. Mientras, como vimos antes, el PIB del país cayó el 6,8 % anual en 2020, el de 12 departamentos bajó aún más. Todo esto ampliando las desigualdades departamentales en términos de PIB per cápita.
Las características de propagación del virus, que hacen necesario el distanciamiento social para disminuir los contagios, generaron efectos diferenciados sobre los sectores tanto en la etapa inicial de contagios como en el proceso de reactivación.
La dinámica sectorial se ha movido a diferentes velocidades. Agricultura y Gobierno logran mantener crecimientos positivos durante el 2020 y seguirán manteniéndolos en el corto plazo. Mientras que sectores como la industria, el comercio, la construcción o el de servicios públicos domiciliarios cayeron fuertemente en el 2020, pero se encuentran en un franco proceso de recuperación desde la segunda parte del año pasado. Por el contrario, sectores como el entretenimiento, en especial, hoteles y restaurantes, sufrieron una gran caída el año pasado y se recuperarán muy gradualmente en 2021 y 2022. Heterogeneidad que afecta la toma de decisiones de inversión sectorial y la contratación de nuevos trabajadores, así como la salud de las empresas.
Por otra parte, la pandemia obligó a un aumento y cambio de prioridades en términos de gasto público en el marco de una situación fiscal estrecha prepandemia. El Gobierno nacional y los municipios ac-
EL AUMENTO DE LA VACUNACIÓN Y, POR TANTO, LA TAN ESPERADA INMUNIDAD DE REBAÑO QUE SE DEBE DAR HACIA COMIENZOS DEL AÑO ENTRANTE EN COLOMBIA, DEBE CONTRIBUIR A LA REACTIVACIÓN DE SECTORES AFECTADOS POR EL DISTANCIAMIENTO SOCIAL QUE NO HAN PODIDO REGRESAR A SU NIVEL PRE-PANDEMIA COMO LOS DE SERVICIOS.
tuaron con agilidad para dar apoyos de subsistencia a las familias más vulnerables y bajar impuestos de algunos bienes de primera necesidad.
En una segunda etapa también se ampliaron las garantías para que las empresas se pudieran endeudar y se crearon planes de apoyo para el pago de las nóminas de los empleados formales de empresas en dificultades. Todo esto significó un gran esfuerzo de gasto público para el país que en planes directos de ayuda representó el 4 % del PIB. Esta cifra es elevada para las tensionadas finanzas públicas del país, pero baja comparada con el esfuerzo de Chile, Brasil o Perú.
No obstante, el aumento del desequilibrio fiscal representa un reto inmenso para los próximos años y, por tanto, la estrategia de recuperación económica estará menos recargada en el sector público y, por consiguiente, necesitará un mayor concurso del sector privado.
En este contexto de efectos heterogéneos de la pandemia sobre las personas, empresas y gobierno es importante destacar la capacidad de la economía como un todo de aumentar el ahorro agregado en 2020. Este aumento del ahorro ha contribuido al proceso de recuperación en lo corrido del año en la medida en que las familias y empresas que lograron pasar el año con menor afectación han aumentado el consumo, la inversión y contribuido a un mejor crecimiento.
❯❯ Estudios preliminares muestran que la calidad de la educación disminuyó para los niños y jóvenes
Creación de empleos
Hacia futuro es necesario que se vayan cerrando gradualmente estas heterogeneidades para que el crecimiento que se dé en este proceso de recuperación sea incluyente para todos. Como lo veíamos, la creación de oferta laboral es una tarea que está pendiente. A pesar de que tradicionalmente el empleo tarda más en recuperarse que la actividad, la crisis ha mostrado que la recuperación es más lenta y de menor calidad.
Es necesario tomar medidas rápidas o implementar e impulsar las que ya se han tomado para promover la ocupación juvenil y de mujeres. Menores costos a la nómina por la contratación de estos colectivos, como se ha anunciado por el Gobierno, van en la dirección correcta, pero también se debe hacer un esfuerzo para que los establecimientos de cuidado y de educación vuelvan rápidamente a la completa presencialidad. Los cuidadores del hogar no podrán volver al mercado laboral de una manera productiva y formal si no encuentran apoyo para el cuidado de sus seres queridos fuera de casa.
El aumento de la vacunación y, por tanto, la tan esperada inmunidad de rebaño que se debe dar hacia comienzos del año
❯❯ Volver a lo que se puede llamar la nueva normalidad contribuirá a promover la actividad en los departamentos o regiones más afectadas por la pandemia.
entrante en Colombia, debe contribuir a la reactivación de sectores afectados por el distanciamiento social que no han podido regresar a niveles pre-pandemia como los de servicios. Asimismo, volver a lo que se puede llamar la nueva normalidad contribuirá a promover la actividad en los departamentos o regiones más afectadas por la pandemia.
Esta última dejó grandes retos, pero también oportunidades para recuperar el crecimiento de una manera más inclusiva que genere bienestar para todos. También develó temas estructurales positivos y negativos que serán herramientas o retos para la recuperación. En lo positivo, por ejemplo, mostró lo mucho que habíamos avanzado en temas de salud e identificación de los hogares más vulnerables a nivel nacional. Estos dos grandes logros de los últimos veinte años permitieron una rápida y eficiente respuesta a este choque sin precedentes recientes que ha significado la pandemia. EC
IMPACTO DE
EN EL MERCADO LABORAL
La alta informalidad estructural del pasado ha llevado a una mayor fragilidad de los ingresos de los hogares que redundó en un aumento de la pobreza, volviendo a niveles observados una década atrás.
LA PANDEMIA DEL COVID-19 y la correspondiente gestión de la crisis sanitaria han constituido uno de los mayores retos para las autoridades, generando efectos sociales y económicos adversos de gran magnitud. De acuerdo con cifras del DANE, la economía en el 2020 se contrajo 6,8 %, la pobreza monetaria aumentó al 42,5 %, siendo del 35,7 % en 2019, mientras la pobreza monetaria extrema se incrementó al 15,1 %, lo que equivale a un aumento de 5,5 % en relación con 2019.
Esto significó la mayor caída en la actividad económica en años, la cual ha estado íntimamente relacionada a un deterioro del mercado laboral. El propósito de este artículo es documentar los efectos de la pandemia sobre el mercado laboral, con énfasis en el papel que ha jugado la informalidad y las consecuencias que ha tenido sobre la pobreza.
1 E-mail: da.montoya850@uniandes.edu.co
2 E-mail: ja.zambrano@uniandes.edu.co
LA PANDEMIA 51
El confinamiento para contener la crisis sanitaria
La primera medida de confinamiento general se aplicó el 25 de marzo de 2020. Con esta medida se suspendieron los vuelos domésticos y se restringió, de manera importante, el transporte terrestre, mientras las fronteras fueron cerradas. Solo quedaron exentos del confinamiento los trabajadores de la salud, personal de seguridad, comunicaciones y limpieza, el transporte de carga, y servicios esenciales.
A partir del 27 de abril de 2020 se permitió la reactivación de las actividades de construcción y del sector manufacturero, siempre y cuando cumplieran algunas medidas estrictas de bioseguridad, difícilmente implementables para el sector informal.
El confinamiento fue flexibilizado de nuevo el 11 de mayo de 2020 permitiendo
❯❯ La pandemia llevó a aumentos de desempleo e inactividad porque los confinamientos y el temor al contagio hicieron que los hogares no participaran del sector informal.
la apertura gradual del comercio. A partir del primero de junio de 2020 hubo una apertura casi completa con la excepción de los lugares de ocio, escenarios deportivos, iglesias y establecimientos educativos. Luego, el 14 de junio, se permitieron los primeros vuelos nacionales comerciales.
El primero de septiembre de 2020 se decretó una nueva fase de apertura donde solamente se prohíben actividades que impliquen aglomeraciones. Estas últimas fueron permitidas a partir de junio de 2021.
El confinamiento descrito y sus distintas etapas tuvieron implicaciones importantes sobre la dinámica del mercado laboral que describiremos en la siguiente sección, afectando en mayor medida al sector informal.
DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN EDAD DE TRABAJAR EN COLOMBIA
Dinámica del mercado laboral Colombia es una economía en desarrollo y su mercado laboral se caracteriza por tener un elevado porcentaje de informalidad. Estos trabajadores informales son más vulnerables ante choques adversos y tienen un menor acceso a mecanismos de protección social (Álvarez, et al., 2020). No obstante, dada la flexibilidad de los mercados de trabajo informales, esto les posibilita capturar los empleos perdidos en el sector formal cuando se presentan choques económicos adversos (Leyva & Urrutia (2020), como fue el caso de Colombia en la crisis de finales de la década de los años noventa.
Sin embargo, la crisis generada por la pandemia del COVID-19 se ha distinguido porque el sector informal no ha podido recuperar los empleos formales destruidos. Como se puede observar en la Gráfica 1 en el inicio de la pandemia y en los meses en los que el confinamiento fue más estricto, desde marzo hasta junio de 2020, los informales como porcentaje de la población en edad de trabajar, PET, se redujeron.
EN LAS ACTIVIDADES INFORMALES, DADO QUE EL CUMPLIMIENTO DE LOS PROTOCOLOS ES MENOS ESTRICTO, LAS PERSONAS TIENEN UN MENOR INCENTIVO A CONSUMIR O TRABAJAR,
LA
Específicamente, en el trimestre móvil de abril-junio de 2020, la informalidad como porcentaje de la PET se redujo a 19,9 %, lo que significó una caída de 7,6 % en relación con el trimestre móvil de diciembre de 2019-febrero de 2020, periodo en el que los informales fueron el 27,5 % de la PET. Esta reducción fue menor en el sector formal que pasó de 30 a 23 % en el mismo periodo.
La informalidad no jugó el mismo rol en la recuperación del empleo por dos factores. El primero está vinculado al efecto de los confinamientos. En un principio, dado su estricto cumplimiento y a las restricciones a la movilidad que impusieron las autoridades, las cuarentenas afectaron en mayor medida al sector informal. Esto sucedió, en particular, porque las actividades que se desarrollan en este tipo de mercados involucran un mayor grado de
3 Cifras para los trimestres móviles correspondiente a 23 ciudades y AM.
interacción social y se desarrollan en mayor medida al aire libre. El segundo efecto está asociado al temor del contagio.
En las actividades informales, dado que el cumplimiento de los protocolos es menos estricto, las personas tienen un menor incentivo a consumir o trabajar en este tipo de mercados, como una medida de protección ante la posibilidad de infección con el virus (Zambrano, et al. (2021)).
Estas restricciones a la movilidad y el temor al contagio provocaron que parte de las personas que antes se encontraban en el sector informal ahora se vuelvan inactivas. Esto se hace expedito en el periodo entre marzo y junio de 2020, meses en los que la inactividad aumentó considerablemente si se compara con los resultados previos al inicio de la pandemia.
Mientras en el trimestre móvil de diciembre de 2019 - febrero de 2020 la tasa
LA CRISIS GENERADA POR LA PANDEMIA DEL COVID-19 SE HA DISTINGUIDO PORQUE EL SECTOR INFORMAL NO HA PODIDO RECUPERAR LOS EMPLEOS FORMALES DESTRUIDOS.
de inactividad fue del 34,7 %, en abril-junio de 2020 aumentó a 43 %, registrando un incremento de 8.3 p.p. y coincidiendo con la mayor caída en informalidad.
Este aumento estuvo jalonado por la salida del mercado de las mujeres que se dedicaron, en buena parte, a tareas del hogar durante la pandemia por el cierre de colegios y la prevalencia de una cultura donde las mujeres tienden a hacerse cargo de las labores de cuidado (ONU Women, 2020).
Posteriormente, la tasa de inactividad se comenzó a estabilizar en torno de sus niveles previos al inicio de la pandemia, producto de restricciones a la movilidad menos drásticas y menor cumplimiento de las medidas de confinamiento, particularmente, en el sector informal.
En este panorama, dado el fuerte efecto contractivo en la actividad económica producto de las cuarentenas, el PIB evidenció una contracción anual de -15,7 % en el segundo trimestre de 2020, resultado que afectó fuertemente al empleo formal. En el trimestre móvil de abril-junio de 2020, el empleo formal como porcentaje de la PET se redujo a 23 %, implicando una caída del 7 % con respecto de lo observado en el trimestre móvil de diciembre de 2019 - febrero de 2020. Producto de esta dinámica adversa en el empleo formal, el desempleo aumentó considerablemente.
De acuerdo con cifras del DANE, la tasa de desempleo tocó su techo en el trimestre móvil mayo–julio de 2020, periodo donde se ubicó en 25 %4, aumentando 13 % en relación con lo observado en diciembre de 2019 - febrero de 2020.
Esta pérdida del dinamismo laboral y, por tanto, de los ingresos percibidos por los hogares, ha llevado a un retroceso importante en la lucha contra la pobreza. Las cifras indican que la pobreza monetaria en 2020 se ubicó en 42,5 %, aumentando 6,8 p.p. en comparación con 2019.
Adicional, el porcentaje de población en estado de vulnerabilidad se mantuvo en niveles superiores al 30 %, y la clase media cayó a 25,4 % en 2020, evidenciando una reducción de 4,7 % comparado con 2019. Estos resultados sugieren un fuerte deterioro en la reducción de la pobreza y una mayor persistencia en la desigualdad,
elementos que, combinados con una alta tasa de desempleo y una elevada incidencia de la informalidad, han provocado una mayor fragilidad de los hogares.
Conclusiones
La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 evidenció la vulnerabilidad de las condiciones sociales y económicas de Colombia. La alta informalidad estructural del pasado ha llevado a una mayor fragilidad de los ingresos de los hogares que redundó en un aumento de la pobreza, volviendo a niveles observados una década atrás.
Al contrario de crisis pasadas, donde la informalidad fue un amortiguador que permitía absorber empleos formales destruidos, la pandemia llevó a aumentos de desempleo e inactividad porque los confinamientos y el temor al contagio hicieron que los hogares no participaran del sector informal.
El Gobierno ha tenido que reaccionar dándoles un mayor apoyo a los hogares y las firmas, particularmente, por medio de la ampliación de los programas de transferencias monetarias y de estímulos al empleo formal como el subsidio a la nómina.
❯❯ El porcentaje de población en estado de vulnerabilidad se mantuvo en niveles superiores al 30 %, y la clase media cayó a 25,4 % en 2020.
Resulta importante dar continuidad a estos programas para detener los retrocesos en reducción de la pobreza y dar gestión a la crisis social observada en los últimos meses. No obstante, esto requiere de una gran responsabilidad desde el lado fiscal, en donde resulta fundamental adelantar las reformas que garanticen la consecución de los recursos necesarios para garantizar la estabilidad macroeconómica del país y que permitan generar las políticas públicas encaminadas a la recuperación de la economía. EC
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ✱
• Álvarez, A., León, D., Medellín, M., Zambrano, A., & Zuleta, H. (2020). El coronavirus en Colombia: vulnerabilidad y opciones de política. PNUD, mayo, 21, 2020.
• Leyva, G., & Urrutia, C. (2020). Informality, labor regulation, and the business cycle. Journal of International Economics, 126, 103340.
• Zambrano, A., Montoya, D., Álvarez, A., Zuleta, H. (2021). The Role of the Informal Sector in the COVID Crisis: A Cushion or an Amplifier? Mimeo. Universidad de los Andes.
EFECTOS DE LA PANDEMIA Y EL PARO
EN LA VIDA SOCIAL Y LABORAL DE CALI
Si bien las ayudas establecidas por el Gobierno, es decir, las transferencias monetarias, por medio de programas como ingreso solidario y mercados entregados por la Alcaldía de Cali, ayudaron a reducir los niveles de pobreza, estas no fueron suficientes dada la insatisfacción generalizada por la ausencia de ingresos en la ciudad.
EL MERCADO LABORAL DE CALI se ha caracterizado, últimamente, por una tasa de desempleo más alta que la del desempleo nacional (desde el 2016, alrededor de 3 puntos porcentuales por encima), una informalidad superior al 50 % (en torno del 58 % si es institucional y casi el 50 % si es la medida por el DANE) y empleos concentrados en los sectores de comercio y servicios (Mora, 2021a).
La pandemia y las cuarentenas posteriores afectaron los sectores que más empleo generan en la economía caleña como el comercio, manufactura, hoteles y restaurantes, transporte y actividades inmobiliarias. El desempleo, como resultado de la pandemia se duplicó en los primeros meses y, además, es más frágil que la ocupación ya que una conmoción como la producida por la pandemia podría llegar a durar casi dos años en disiparse (Mora, 2021a)2. Como si fuera poco, Cali concentra un poco más del 50 % del mercado laboral del Valle del Cauca.
Históricamente, el mercado laboral no les ha brindado oportunidades suficientes a las comunidades vulnerables como mujeres, jóvenes y afrodescendientes, incluso, los indicadores laborales para estos sectores se han deteriorado como resultado de la pandemia (Mora, et. al 2021b, pág. 12).
Bajo esta nueva realidad, uno de los grupos desprotegido más afectado es el de las juventudes “la situación de los jóvenes de la ciudad en cuanto a los indicadores de mercado laboral sigue siendo precaria. Esta población exhibe las mayores tasas de desempleo y las menores tasas de ocupación con respecto de la población en general” (Mora et.al, 2021b pág. 12).
Ahora bien, los efectos del paro nacional fueron más profundos en Cali comparados con el resto de las ciudades, “lo que en el país fue tormenta, en Cali fue huracán”, según palabras de un comentarista informado, pues el número de pobres aumentó 67 %, más del triple que en el resto del país, y la pérdida de ingreso de los más pobres fue del 50 %, el doble que en el conjunto nacional” (Cabrera, 2021) (Lara, 2021 pág. 129).
Gráfica 1
TASA DE DESEMPLEO MENSUAL.
Fuentes: Cálculos propios a partir de la GEIH (DANE).
LA TASA DE DESEMPLEO DE CALI ESTUVO ALREDEDOR DE CASI TRES PUNTOS POR ENCIMA, ANTES DE LA PANDEMIA, PERO A PARTIR DE 2020 LA BRECHA SE DUPLICÓ MOSTRANDO QUE LA SITUACIÓN DE LA CIUDAD EMPEORÓ COMO EFECTO DE LA PANDEMIA Y CLARAMENTE SE DISPARÓ EN MAYO DE 2020 Y MAYO DE 2021.
Para nadie es un secreto que el paro nacional de mayo pasado tuvo efectos negativos sobre el mercado laboral de la ciudad de Cali. La tasa de desempleo, para ese mes se situó en el 24,32 %, la más alta presentada durante el 2021 y una de las más altas desde que comenzó la pandemia (ver Gráfica 1).
El número de ocupados se redujo en 92 209 entre abril y mayo, aunque potencialmente la pérdida de empleos es mayor teniendo en cuenta que la ocupación venía creciendo a una tasa del 1,5 % lo que implicaría que en mayo el número de empleos debería haber sido de 1 157 604 y no 1 048 273 que fueron los empleos registrados en ese mes.
De manera que dos preguntas caben al respecto. La primera, ¿cuáles eran las condiciones antes de la pandemia que originaron que el paro en Cali fuese más intenso que en otras ciudades del país? La segunda, ¿los efectos del paro sobre el mercado laboral comparado con los efectos de la pandemia fueron mayores?
2. Esto debido a que la duración del desempleo aumentó significativamente durante la pandemia lo que lleva a que entre más periodos las personas se encuentren en situación de desempleo, menor es la probabilidad de conseguir un empleo.
La pobreza en Cali
La pandemia duplicó los niveles de pobreza de la ciudad. La misma pasó del 20 al 25 % en 2019, a niveles superiores al 25 % en 2020 llegando a situarse en el 54 % en los meses donde la pandemia tuvo sus mayores efectos como se puede observar en la Gráfica 2.
DE LA POBREZA EN CALI.
Ahora bien, para 2021 la pobreza multidimensional se aumentó significativamente durante el mes del paro nacional al punto de que “entre abril a mayo hubo una fuerte variación positiva haciendo que la diferencia en la proporción de pobres se incrementara en 6,94 p.p. y, además que se registrara un incremento de 180 907 personas en situación de pobreza multidimensional”, Sánchez, et. al (2021, pág. 8). Esto se puede observar en el Cuadro 1.
Cuadro 1
POBREZA MULTIDIMENSIONAL EN 2021.
CALI
Enero
Si bien las ayudas establecidas por el Gobierno, es decir, las transferencias monetarias, por medio de programas como ingreso solidario y mercados entregados por la Alcaldía de Cali, ayudaron a reducir los niveles de pobreza, estas no fueron suficientes dada la insatisfacción generalizada por la ausencia de ingresos en la ciudad como se puede observar en el Cuadro 2. En este cuadro también se observa que la principal privación a la que se ven enfrentados los caleños es la dependencia económica y esta se incrementó en casi 10 puntos porcentuales en el mes del paro nacional. La segunda y tercera privaciones están asociadas al mantenimiento del capital humano (rezago escolar y bajo logro educativo).
del Tablero de Indicadores -Proyecto Un Valle del Conocimiento a partir de información del DANE- Microdatos GEIH.
❯❯ Históricamente la tasa de desempleo de la ciudad ha estado por encima de la del desempleo nacional.
Situación del mercado laboral caleño
Con respecto del mercado laboral, históricamente la tasa de desempleo de la ciudad ha estado por encima de la del desempleo nacional, como se observa en la Gráfica 3.
La Gráfica 3a muestra que la tasa de desempleo de Cali estuvo alrededor de casi tres puntos por encima, antes de la pandemia, pero a partir del 2020 la brecha (Gráfica 3b) se duplicó mostrando que la situación de la ciudad empeoró como efecto de la pandemia y claramente se disparó en mayo del 2020 y en mayo del 2021. Es decir, la situación antes de la pandemia no era la mejor y la pandemia y el paro amplificaron las diferencias entre la ciudad y el país..
A su vez, la pandemia aumentó las brechas de participación laboral existentes entre hombres y mujeres como lo demuestra el Cuadro 3.
Como se puede observar la tasa de ocupación para 2020 y 2021 cayó con respecto de 2019 tanto general como para hombres y mujeres. Las tasas de ocupación de mayo de 2020 (en pandemia) cayeron mucho más que de ocupación para e 2021. Sin embargo, es clara la caída tanto en pandemia como en el mes del paro nacional. Con respecto del desempleo, las tasas para 2020 y 2021 se incrementaron mucho más en relación con el 2019. La tasa de desempleo de mayo de 2020 es una de las mayores registradas para la ciudad en los últimos 10 años.
Fuente: Cálculos del Tablero de Indicadores- Proyecto Un Valle del Conocimiento a partir de información del DANE - Microdatos GEIH.
Ser joven en Cali: un reto para el mercado laboral
Los jóvenes caleños han estado en condiciones desfavorables en relación con el mercado laboral tradicional. Las tasas de desempleo y ocupación se encuentran en cerca de 10 puntos porcentuales por encima de las tasas de la ciudad. Sin embargo, como resultado de la pandemia las brechas se ampliaron aún más llegando, incluso, a caer más de 30 puntos porcentuales, como es el caso de las mujeres. El Cuadro 4, muestra la dramática caída en las tasas de ocupación para los jóvenes, en especial, para las mujeres y el incremento en las tasas de desempleo llegando a tasas del 50 % en mayo de 2020. Sin embargo, no solo es la dramática caída en las tasas de ocupación y subida en las de desempleo. La pandemia incrementó los problemas a la hora de encontrar empleos en la ciudad de Cali como se puede apreciar en la Gráfica 43
❯❯ La Gráfica 4 muestra el estado de supervivencia o salida del desempleo a un empleo para mayo de 2019 y 2021. A partir de la gráfica se observa que el tiempo que duran buscando empleo, el 50 % de los jóvenes, se duplicó para los hombres pasando de 2 a 5 meses y en el caso de las mujeres de 4 meses en 2019 a 7 en 2021.
Cálculos propios a partir de la GEIH (DANE).
3. En razón a los problemas de recolección de información en pleno auge de la pandemia en Colombia, el DANE no recolectó gran parte de la información que permite el cálculo de las gráficas Kaplan-Meier, por esta razón es que no se presentan las gráficas para mayo de 2020.
Una pregunta frecuente –al analizar los efectos del paro nacional en la ciudad– consiste en si los indicadores del mercado laboral se vieron
más afectados por la pandemia o por el paro nacional. Si bien, potencialmente es difícil conocer cuál habría sido la recuperación en términos de
empleo y reducción del desempleo para ambos fenómenos, no lo es el analizar sí existe una diferencia entre los indicadores laborales en mayo de 2020 (pandemia) y mayo de 2021 (paro nacional).
Para realizar el análisis se procedió a calcular la diferencia entre los dos periodos, así como el error estándar y el correspondiente estadístico para proporciones. Los resultados encontrados se relacionan en el Cuadro 5.
La tasa de desempleo general fue 5,45 puntos porcentuales más alta en pandemia que en el paro, esta diferencia es estadísticamente indicadora. Para los hombres, mujeres y jóvenes también fue mayor durante la pandemia versus el paro nacional. Con respecto de la tasa de ocupación esta fue mucho más alta en 2021 que en el 2020, también para todos los grupos y a nivel general. Estas diferencias son estadísticamente significativas al 1 %.
Fuentes: Cálculos propios a partir de la GEIH (DANE).
Nota: errores estándar entre corchetes. ***Significancia estadística al 1 %; **Significancia estadística al 5 %.
Es decir, de manera general, los efectos de la pandemia sobre el mercado laboral fueron mayores que los del paro nacional.
Conclusiones y recomendaciones
Cali presenta unas características particulares y las mismas hicieron que las jornadas del paro fuesen más intensas que en otras ciudades (Lara, 2021, pág. 127). Algunos han planteado que la situación particular de los jóvenes de la ciudad relacionado con la forma y tipo de migración, los problemas heredados del narcotráfico, entre otros, explican lo que ocurrió en la ciudad (Salazar, 2021).
Así, con respecto de los jóvenes, la segregación espacial, miseria, exclusión laboral y racismo podrían explicar el porqué las concentraciones se presentaron, mayormente, en ladera y Distrito de Aguablanca (Castillo, 2021., Lara, 2021., Mora, et. al. 2021).
Claramente existe una ruptura entre el Estado y la población caleña, acrecentada en la población vulnerable, lo cual se radicalizó en los acontecimientos de mayo de 2021. Ruptura que se acentuó con la pandemia y que llevó a que las manifestaciones fueran más intensas en Cali que en otras ciudades del país.
Ahora bien, los resultados no muestran que los efectos del paro, con respecto del mercado laboral, fuesen de una mayor magnitud que los de la pandemia. Estadísticamente, el desempleo fue mayor en pandemia (mayo de 2020) que en el paro (mayo de 2021) y el empleo fue mayor en el mes del paro comparado con el de la pandemia.
En términos de política económica, es claro que la ciudad debe retomar las políticas orientadas a los grupos vulnerables, incentivar de manera regional la generación de empleo, sobre todo, en mypimes (Mora, et. al. 2021d) y ampliar los servicios de información sobre las vacantes registradas en los servicios públicos de empleo en las oficinas de los C.A.L.I., entre otras medidas. EC
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ✱
• Castillo, L. (2021). “Arde Cali, sucursal del cielo y capital mundial de la salsa”, en Pensar la resistencia: Mayo de 2021 en Cali y Colombia. Documentos especiales Cidse n.o 6.
• Hernández, J. (20212). “De la marcha hacia el centro al bloqueo en los barrios: Las luchas por el reconocimiento y oportunidades en Cali durante el Paro Nacional de abril-mayo de 2021” en Pensar la resistencia: Mayo de 2021 en Cali y Colombia. Documentos especiales Cidse n.o 6.
• Mora, J. J. (2021a). El efecto del Coronavirus (COVID-19) sobre el mercado laboral en la ciudad de Cali. Lecturas de Economía, 94, 165-193.
• Mora, J.J.., Santacruz. A., y Castro, J. (2021b). “Dimensión Mercado Laboral” en “Valle del Cauca: un territorio con grandes desafíos económicos y sociales para el 2021”. Tercer Informe del Tablero de Indicadores. Proyecto: Un Valle del Conocimiento. Consejo de Estadística Departamental, CODE. Junio 30 de 2021. En https://valledelconocimiento.com/wp-content/uploads/2021/07/ TI_InfomeTecnico3.pdf
• Mora, J.J., Herrera, D. y Álvarez, J. (2021c). “Los Efectos del COVID-19 sobre la Duración del Desempleo Juvenil en Cali (Colombia)”. Icesi Economics Working Papers 019404, Universidad Icesi. En: https://ideas.repec.org/p/col/000495/019404.html
• Mora, J.J. Arroyo, S. y Álvarez, J. (2021d). El efecto del coronavirus (COVID-19) sobre las empresas del Valle del Cauca en Cuadernos de Economía “número extraordinario Crisis del COVID-19: Impactos socioeconómicos y retos para países latinoamericanos”, por aparecer.
• Salazar, B. (2021) “No salgas de tu barrio: Cali entre el horror y la esperanza. En Pensar la resistencia: Mayo de 2021 en Cali y Colombia. Documentos especiales Cidse n.o 6
• Sánchez, A., Villa, L., Díaz, I. y Mora, J.J. (2021). “Pobreza y Exclusión Social: El Estallido Social en los efectos sobre la estructura económica del Valle del Cauca y Cali por el Paro Nacional de Mayo del 2021”. Boletín Mensual. n.o 2. Julio 28 de 2021. En: https:// valledelconocimiento.com/wp-content/ uploads/2021/07/TI_2doBoletinMensual_ VF.pdf
LOS TRABAJOS DOMÉSTICOS Y DE CUIDADO
Uno de los grandes aportes de la economía feminista fue quitar el sesgo androcéntrico de los análisis económicos ortodoxos y demostrar que no solo el trabajo remunerado es productivo y no solo la producción mercantil genera riqueza.
CON LA APROBACIÓN DE LA LEY 1413 DE 2010 (ley de economía del cuidado), Colombiase convirtió en uno de los países pioneros en la región en medir de forma rigurosa la econo-mía del cuidado para reconocer el aporte de las mujeres al desarrollo económico y social del país. Sin embargo, hasta años recientes se logró materializar una política social que permitiera pasar del reconocimiento a la redistri-bucióndelostrabajosdomésticosy decuida-donopagos:elSistemaDistritalde CuidadodeBogotá.
Unodelosgrandesaportesdelaeconomía feministafuequitarelsesgoandrocéntricode losanálisiseconómicosortodoxosydemostrar que no solo el trabajo remunerado es productivo y no solo la producción mercantilgenerariqueza Conestoquedóatrás la limitada perspectiva del Producto Interno Bruto y se dio la bienvenida a lacuenta satélitedeeconomíadelcuidadoquemostró el valor económico del trabajodomésticoyde cuidadonopago,paraelcasocolombiano,186 billonesdepesos(20%delPIB),superioralvalor
NATALIA MORENO SALAMANCA
LÍDER TÉCNICA DEL SISTEMA
DISTRITAL DE CUIDADO
- SECRETARIÍA DISTRITAL DE LA MUJER -
agregado bruto de sectores como la industria manufacturera y el comercio (DANE, CPEM & ONU Mujeres, 2020).
Como lo advirtió Delphy (1985), “para sobrevivir, toda sociedad debe crear bienes materiales (producción) y seres humanos (reproducción)”. La reproducción de la vida le exige al país, cada año, 37 mil millones de horas no pagas, de las cuales, 8 de cada 10 son “donadas” por las mujeres. Desconocer esto es ignorar la causa estructural de la desigualdad económica hacia las mujeres.
La tradicional división sexual del trabajo ha dejado un saldo de pobreza de tiempo enorme en la vida de las mujeres, causando uno de los fenómenos más difíciles de superar por los gobiernos en tiempos recientes: la feminización de la pobreza. En Colombia, casi 3 de cada 10 mujeres mayores de 15 años no cuenta con ingresos propios y la mitad de ellas en edad de trabajar está fuera del mercado laboral. Aunque somos mayoría, nuestra tasa de ocupación es del 38 %, mientras que la de los hombres asciende a 64 %, y nos seguimos en-
Cuadro 1
PARTICIPACIÓN Y TIEMPO EN TRABAJOS DOMÉSTICOS Y DE CUIDADO
Hombres
Fuente: DANE-ENUT (2018)
frentando a brechas salariales del 12 %, a una informalidad del 60 %, y a una tasa efectiva de cotización a pensión del 37 % (DANE, CPEM & ONU Mujeres, 2020).
En Colombia, 9 de cada 10 mujeres realizan trabajos domésticos y de cuidado no pagos mientras que solo 6 de cada 10 hombres lo hacen. Antes de la pandemia las mujeres destinaban a estos trabajos en promedio al día 7 horas y 14 minutos, mientras que los hombres 3 horas y 25 minutos, una diferencia de 3 horas y 49 minutos. Para las mujeres, que además tenían una jornada laboral remunerada, los trabajos domésticos y de cuidado no pagos equivalían al 49 % de su tiempo total de trabajo, mientras que para los hombres era tan solo del 27 % (DANE, CPEM & ONU Mujeres, 2020).
Para el caso de Bogotá la situación es similar: 9 de cada 10 mujeres realizan trabajos domésticos y de cuidado no pagos versus 6 de cada 10 hombres, destinando 5 horas y 32 minutos en promedio al día versus 2 horas y 19 minutos los hombres (3 horas de diferencia) (DANE-ENUT,2018). Sin embargo, el 30 % de
EN COLOMBIA, 9 DE CADA 10 MUJERES REALIZAN
las mujeres en la capital tienen como actividad principal los trabajos domésticos y de cuidado no pagos –cuidadoras a tiempo completo, quienes destinan en promedio 10 horas al día a estos trabajos, dejando de lado su autonomía económica (DANE-GEIH,2021).
Antes de la pandemia, las cuidadoras a tiempo completo ascendían a 800 mil en Bogotá; hoy son 1,2 millones (un aumento del 50 %). A nivel nacional, había 5,6 millones de mujeres dedicadas de forma exclusiva a los oficios del hogar sin ninguna remuneración en 2019; para 2020 está cifra aumentó a 6,8 millones (lo equivalente a casi la población de Bogotá). La pandemia aumentó en 1,2 millones las mujeres sin ingresos propios en Colombia. Asimismo, disminuyó su tasa de ocupación de 45 a
Cuadro 2
TIEMPO TOTAL DE TRABAJO POR SEXO.
Colombia 2016-2020
Sep-dic 2016
Sep-dic 2020
MujeresHombresMujeresHombres
Trabajo remunerado7:389:147:498:59
Trabajo no remunerado6:503:138:003:07
Tiempo Total del Trabajo 14:2812:2715:4912:06
Fuente: DANE-ENUT (2021)
37 %, un retroceso no visto hace por lo menos 3 décadas (DANE-GEIH, 2021).
Los tiempos destinados a los trabajos domésticos y de cuidado no pagos también se agravaron con la llegada de la pandemia: mientras que para las mujeres aumentaron 1 hora y 10 minutos más al día, los hombres disminuyeron en 5 minutos el tiempo destinado a estos trabajos (comparación trimestre sep.dic. 2016-2020). El confinamiento provocó un aumento exponencial de las cargas de cuidado dentro de los hogares fruto del cierre de servicios escolares y de salud.
Al sumar las horas diarias promedio dedicadas a actividades de trabajo remunerado y no remunerado, los hombres destinaron 12 horas y 6 minutos mientras que las mujeres 15 horas y 49 minutos en el 2020. Comparado con el 2016, el tiempo diario promedio dedicado a actividades de trabajo se incrementó en 1:21 minutos en las mujeres, mientras que disminuyó en 21 minutos para los hombres (DANE, 2021).
1. Para más información: http://www.sistemadecuidado.gov.co/
Todo esto alimentado por una cultura machista en la que aún el 42,4 % de la población sigue creyendo que “el deber de un hombre es ganar dinero, mientras el de la mujer es cuidar del hogar y la familia”.
Para dar solución a esta desigualdad en la provisión de los trabajos domésticos y de cuidado no pagos se creó el Sistema de Cuidado1, respondiendo al objetivo 5.4 de desarrollo sostenible que señala la necesidad de “reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia”2. Reconociendo la deuda histórica que el Estado ha tenido con las mujeres y bajo el principio de la corresponsabilidad, Bogotá creó el primer Sistema Distrital de Cuidado de la región latinoamericana.
El sistema articula servicios nuevos y existentes para atender las demandas de cuidado en la ciudad con el fin de equilibrar la provisión de los cuidados para que las mujeres puedan reducir su pobreza de tiempo y retomar sus proyectos de vida individuales y colectivos.
Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2020) el 70 % de las mujeres que se dedican exclusivamente a los trabajos domésticos y de cuidado no pagos tienen como máximo nivel educativo el bachillerato, el 90 % vive en hogares de estratos 1, 2 y 3, el 21 % tiene enfermedades crónicas diagnósticas y el 33 % no realiza actividades deportivas, culturales o recreativas.
Este programa tiene tres objetivos fundamentales:
1. Reconocer el trabajo de cuidado y la contribución que las cuidadoras hacen a la sociedad a través de la focalización de servicios de formación y bienestar que permitan igualar la cancha de oportunidades perdidas por la división sexual del trabajo.
2. Redistribuir el cuidado entre hombres y mujeres y entre los diferentes actores de la sociedad por medio de campañas de transformación cultural.
3. Reducir el tiempo que las mujeres les dedican a los cuidados no pagos mediante
2. Ver en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/gender-equality/
❯
A nivel nacional, en 2019 había 5,6 millones de mujeres dedicadas de forma exclusiva a los oficios del hogar sin ninguna remuneración; para el 2020 esta cifra aumentó a 6,8 millones (lo equivalente a casi la población de Bogotá).
la ampliación de servicios de cuidado para las personas que requieren de altos niveles de apoyo.
Todo esto por medio de un modelo de operación innovador en donde la prestación de los servicios se adapta a las necesidades de las mujeres cuidadoras: servicios simultáneos para las mujeres y para las personas que tienen a cargo, horarios flexibles y proximidad con los domicilios son los tres principios operativos del Sistema Distrital de Cuidado.
Una de las mayores innovaciones y potencialidades del sistema es su estrategia territorial: opera a través de tres mecanismos por medio de un modelo de urbanismo feminista que pone en el centro las demandas de cuidado y la experiencia de vida de las mujeres (Moreno & Montoya, 2021). Las manzanas del cuidado, las unidades móviles de servicios de cuidado y el programa de cuidado casa a casa son los mecanismos que garantizan la concentración de servicios a menos de 20 minutos caminando de los domicilios de las mujeres, fortaleciendo la apuesta de una ciudad de 30 minutos, hoy incluida en el Plan de Ordenamiento Territorial.
Cuadro 3
❯❯ Los tiempos destinados a los trabajos domésticos y de cuidado no pagos también se agravaron con la llegada de la pandemia: en mujeres aumentaron 1 hora y 10 minutos más al día y en los hombres disminuyeron en 5 minutos.
PERCEPCIÓN FRENTE A LA IDEA “EL DEBER DE UN HOMBRE ES GANAR DINERO, EL DEBER DE LA MUJER ES CUIDAR DEL HOGAR Y LA FAMILIA” POR RANGOS DE EDAD. Colombia 2016-2017
Los resultados esperados son:
1. Más mujeres formadas, con mejores estándares de calidad de vida y vinculadas a procesos de emprendimiento y empleabilidad.
2. Disminución en la brecha de género en el tiempo destinado a los trabajos domésticos y de cuidado no pago a través de la transformación de las creencias personales y las normas sociales asociadas a la división sexual del trabajo.
3. Recorte del tiempo diario destinado a los trabajos de cuidado no pagos por parte de las mujeres.
Fuente: DANE-ENUT (2021) *El porcentaje sobrante no informa
Pasar del reconocimiento de los trabajos domésticos y de cuidado no pagos a la redistribución de los tiempos dedicados a estos es fundamental para una efectiva redistribución de ingresos con enfoque de género. Este es el gran legado que dejará esta alcaldía para posicionar a Bogotá como la primera ciudad cuidadora de la región. EC
REPERCUSIÓN SOCIAL DEL COVID-19
Y REFORMAS PARA EL FUTURO
La actividad económica de Colombia sufrió una grave afectación en 2020 como resultado de la pandemia del COVID-19 que derivó en una reducción de la demanda, la destrucción de empleos y el consecuente deterioro en las condiciones de vida de los colombianos.
LUIS FERNANDO MEJÍA DIRECTOR EJECUTIVO DE FEDESARROLLOEN PARTICULAR, el Producto Interno Bruto del país en 2020 registró una contracción de 6,8 % real anual, lo que representa una desaceleración de 10,1 pps frente al crecimiento observado en 2019 (3,3 %). Este comportamiento se explicó por los decrecimientos anuales de 15,8, 8,5 y 3,6 % durante el segundo, tercero y cuarto trimestres del año, respectivamente, junto con un leve crecimiento anual de 0,7 % en el primer trimestre.
Por el lado del gasto, los componentes que contribuyeron en mayor medida a la desaceleración de la actividad económica en 2020 fueron la formación bruta de capital y las exportaciones que presentaron contracciones anuales de 20,6 y 18,1 %. Por el lado de la oferta, ocho de las 12 actividades económicas decrecieron en ese año. Los sectores que explicaron en su mayoría la reducción anual del PIB fueron el de comercio, reparación, transporte, alojamiento y servicios de comida (-15,2 %), construcción (-25,7 %) y explotación de minas y canteras (-15,9 %) (Gráfica 1).
❯❯ De acuerdo con nuestras estimaciones, la pobreza rural se ubicó en 46,8 % en 2020 (5,2 millones de personas) mientras que según el DANE este indicador se redujo en 4,6 pps, situándose en 42,9 % (4,7 millones de personas).
Producto
Administración pública (16,4)
Comercio y transporte (16,3)
Industrias manufactureras (11,0)
Actividades inmobiliarias (9,6)
Impuestos (8,9)
Agropecuario (7,6)
Actividades profesionales (7,0)
Construcción (5,1)
Actividades financieras (4,9)
Minería (4,1)
Electricidad, gas y agua (3,6)
Información y comunicaciones (2,9)
Actividades de entretenimiento (2,4)
Fuente: DANE
Los confinamientos, las medidas de distanciamiento social nacional y la reducción en la demanda ante el temor de contagio por COVID-19, no solo tuvieron un efecto sobre la actividad productiva, sino que también impactaron negativamente los indicadores del mercado laboral colombiano. Durante 2020 la tasa de desempleo cerró en un promedio de 16,1 %, aumentando 5,6 pps frente a la tasa registrada en 2019 (10,5 %).
Por otra parte, el índice global de participación se redujo de 63,3 % en 2019 a 59,2 % en 2020, lo que implica que 1,3 millones de personas salieron de la población económicamente activa, mientras que la tasa de ocupación pasó de 56,6 a 49,8 % en el mismo periodo, lo que representa la destrucción de 2,4 millones de empleos, principalmente, en las ramas de comercio y reparación y vehículos (474 mil empleos), actividades artísticas (390 mil empleos) y administración pública y defensa (316 mil empleos) (Gráfica 2).
Fuente:
El deterioro en el desempleo fue más profundo para algunos segmentos de la población, en especial, de los jóvenes y las mujeres que fueron los grupos más afectados por la crisis. Por un lado, la tasa de desempleo juvenil pasó de 17,7 % en 2019 a 24,4 % en 2021. Por otro lado, se observa un amplio incremento en la brecha de desempleo entre mujeres y hombres, la cual se ubicó en 7,8 pps en 2020 frente a los 5,5 pps observados en 2019. Este resultado responde a un incremento proporcionalmente mayor en la tasa de desempleo de la población femenina que se ubicó en 20,6 % en 2020, aumentando 7 pps frente a 2019 (13,6 %). Por otro lado, la tasa de desempleo de la población masculina tuvo un incremento de 4,7 pps frente al resultado de 2019 (8,2 %), ubicándose en 12,8 %.
La contracción del empleo como consecuencia de la pandemia tuvo efectos muy negativos por cuanto la mayoría de los ingresos de las personas se derivan de sus rentas laborales. En efecto, de acuerdo con la información del DANE, el 58 % del ingreso de los hogares proviene de las remuneraciones a los asalariados. En línea con esto, la pérdida de empleos en el país
implicó un choque importante sobre los ingresos de los hogares, lo que condujo a una desmejora en sus condiciones de vida y a un incremento en los índices de pobreza del país. Según los datos de pobreza monetaria reportados por el DANE, en 2020 la tasa de penuria en el total nacional aumentó hasta un 42,5 % del total de la población (21 millones de personas), un incremento de 6,8 pps frente al registro de 2019 (35,7 %, 17,4 millones de personas) (Gráfica 3). Este resultado implica un aumento de 3,5 millones de personas en condición de pobreza monetaria entre 2019 y 2020. Por otra parte, la pobreza monetaria extrema pasó de 9,6 % en 2019 (4,7 millones de personas) a 15,1 % en 2020 (7,5 millones de personas), un incremento de 2,8 millones.
No obstante, desde Fedesarrollo consideramos que existe un error metodológico en las cifras de pobreza monetaria rural reportadas por el DANE. Las conclusiones no son consistentes con la crisis económica y la pérdida de ingresos que tuvo que enfrentar la población rural en este año como resultado de la pandemia. De hecho, la reducción en la pobreza monetaria de las áreas rurales, calculada por esta entidad, implica una importante disminución en la brecha de pobreza respecto de la de las áreas urbanas del país, llevándola a casi cerrarse por primera vez desde que existen estas cifras en Colombia.
En 2020, de acuerdo con el DANE, esta brecha se situaría en 0,5 pps (42,9 % de pobreza rural frente a 42,4 % de pobreza urbana), un dato sustancialmente menor a la brecha de 2019 (15,2 pps) o el promedio histórico entre 2012 y 2019 (17,4 pps). Según la entidad estatal, este resultado atípico se dio por el efecto de las ayudas extraordinarias desplegadas por el Gobierno a lo largo del año a nivel local y nacional, como los pagos adicionales en programas ya existentes y la creación del programa Ingreso Solidario, los cuales redujeron la pobreza monetaria rural en 4,2 pps.
Sin embargo, los cálculos oficiales muestran que la pobreza monetaria rural
❯❯ Un primer pilar gratuito y de cobertura universal que entregaría un auxilio de tres líneas de pobreza extrema (412.000 pesos mensuales) a los adultos mayores de 65 años que no tengan hoy o en el futuro una pensión subsidiada por el Estado.
antes de estas ayudas también se redujo, lo que se explica porque la línea de pobreza rural disminuyó de 210.969 pesos en 2019 a 199.828 pesos en 2020, una caída del 5,3 %. La línea de pobreza refleja el ingreso mínimo por persona para que el hogar no sea considerado pobre, por lo que, si se reduce la línea de pobreza, por definición también se reduce el número de hogares pobres. Esta reducción en la línea de pobreza fue explicada por la variación negativa de los precios del agua (81 %) y energía (98 %) en Inírida, Leticia, Mitú, Puerto Carreño y San José del Guaviare.
La pregunta interesante es si las cifras de variación de precios en estas ciudades con 140.000 habitantes pueden ser utilizadas para imputar la variación de la línea de pobreza de los restantes 11 millones de personas en el sector rural del país. Nuestra respuesta es un no rotundo.
En línea con esto, en Fedesarrollo estimamos cuál habría sido la pobreza monetaria si la línea de pobreza rural hubiera aumentado de manera consistente con la inflación en hogares pobres, encontrando que la pobreza monetaria total aumentó hasta un 43,4 % de la población total (21,5 millones de personas), lo que implica un aumento de 3,9 millones de personas en esta condición.
Gráfica 5. CRECIMIENTO DEL PIB Y TASA DE DESEMPLEO (Variación
real anual y porcentaje de la PEA, %)
Crecimiento PIB Tasa de desempleo (eje derecho)
Fuente: DANE
De acuerdo con nuestras estimaciones, la pobreza rural se ubicó en 46,8 % en 2020 (5,2 millones de personas) (Gráfica 4), mientras que según el DANE este indicador se redujo en 4,6 pps, situándose en 42,9 % (4,7 millones de personas).
Recuperación económica en 2021
A pesar del escenario adverso que enfrentó el país en 2020 por causa de la pandemia, esperamos una importante recuperación económica en 2021, alcanzando un crecimiento anual de 9,6 %. Sin embargo, como se ha observado en lo corrido del año, la reactivación no se ha dado en la misma magnitud en el mercado laboral, y los empleos destruidos como resultado de la crisis no han sido completamente recuperados.
Esperamos, entonces, que la tasa de desempleo se mantenga en niveles superiores a los observados previo al choque, ubicándose en 13,5 % en 2021. De forma consistente, la recuperación de los ingresos de los hogares se daría a un ritmo similar a la reactivación del empleo, llevando a la tasa de pobreza monetaria nacional a reducirse hasta un 40,1 % del total de la población en este año, superior a lo observado en 2019.
Reformas integrales
Si bien en 2021 habrá una recuperación de la actividad económica y del empleo y, por tanto, una ligera mejora en los indicadores de pobreza monetaria del país, esta crisis puso en evidencia la necesidad de realizar reformas que dinamicen el mercado laboral y protejan los ingresos de los hogares ante choques externos.
Frente a este reto, Fedesarrollo propuso una serie de reformas integrales que permitirían avanzar hacia un nuevo contrato social, con menores tasas de desempleo, mayor formalidad laboral y un esquema de protección en la vejez realmente efectivo,
que cubra a la totalidad de la población en edad de pensión1
En términos del mercado laboral, Colombia cuenta con un sistema en donde las contribuciones en salud difieren notablemente por tipo de trabajador. Para los independientes, los aportes al régimen contributivo de salud son 12,5 % del 40 % de sus ingresos, con un mínimo de un salario mínimo. Para los empleados en microempresas de menos de dos trabajadores o que forman parte del llamado régimen tributario especial (en su mayoría empresas o instituciones de salud, educación, ONG y fundaciones sin ánimo de lucro), el aporte es 8,5 % a cargo del empleador y 4 % del trabajador para una tasa efectiva de 12,5 %. Y para los empleados en las empresas de dos o más operarios, los aportes son 4 % a cargo del trabajador hasta 10 salarios mínimos. Puesto que, además, no hay contribuciones en el régimen subsidiado (que en principio se focaliza en los puntajes más bajos del Sisbén), el resultado es un sistema de aportes difícil de administrar que incentiva a los empleados de menores ingresos a escoger el régimen de salud en forma estratégica y que, como resultado, aumenta la informalidad.
La propuesta de Fedesarrollo consiste en que la tasa de aporte a cargo de las personas asalariadas o independientes sea 0 % si ganan hasta un salario mínimo o menos, y que a partir de ese nivel de remuneración sea creciente hasta un máximo que se aproximaría a 9 % para los trabajadores que ganan 25 salarios mínimos. De esta forma, la tasa promedio de contribución de todos los empleados en el régimen contributivo seguiría siendo aproximadamente 4 %, pero sería progresiva.
Por otro lado, se propone que los aportes a las cajas de compensación familiar, los cuales son el 4 % de la nómina y están a cargo de las empresas para trabajadores con ingresos iguales o menores a los 10 salarios mínimos, también se reemplace por una tasa de aportes progresiva semejante a la discutida en relación con los aportes al sistema de salud.
Otra alternativa de reforma consiste en permitir que la afiliación a las cajas sea vo-
❯❯ La propuesta de Fedesarrollo consiste en que la tasa de aporte a cargo de los trabajadores asalariados o independientes sea 0 % si ganan hasta un salario mínimo o menos, y que a partir de ese nivel de remuneración sea creciente hasta un máximo que se aproximaría a 9 % para los trabajadores que ganan 25 salarios mínimos.
luntaria para el trabajador individual o para el conjunto de trabajadores de la empresa. Adicionalmente, Fedesarrollo presentó una propuesta de reforma al sistema de protección en la vejez. En el régimen actual hay cinco modalidades de rentas para la vejez: el régimen de pensiones contributivas de prima media de Colpensiones, el régimen contributivo de ahorro individual con solidaridad de las AFP, el régimen de ahorros voluntarios para la vejez (en las AFP u otras entidades financieras), el programa de beneficios económicos periódicos BEPs, y el programa no contributivo de auxilios Colombia Mayor.
Sistema de tres pilares
La propuesta de Fedesarrollo consiste en reemplazar este sistema por uno más sencillo y flexible de tres pilares:
• Un primer pilar gratuito y de cobertura universal que entregaría un auxilio de tres líneas de pobreza extrema (412.000 pesos mensuales) a los adultos mayores de 65 años que no tengan actualmente o en el futuro una pensión subsidiada por el Estado. Este pilar se implementaría de forma inmediata, sustituyendo el programa Colombia Mayor, y eliminando completamente la pobreza en los adultos mayores.
• Un segundo pilar contributivo y flexible, en donde empresas y trabajadores quedarían en libertad de escoger un programa de ahorro para la vejez ofrecido por una entidad financiera autorizada, abriendo la competencia hacia múltiples mecanismos de ahorro ofrecidos por AFP u otros intermediarios financieros regulados. Quedarían excluidos quienes estén a menos de 10 años de llegar a la edad de pensión en el régimen de Colpensiones y quienes decidan acogerse por edad a un régimen de transición. Este pilar contributivo no sería obligatorio para las empresas inscritas en el Régimen Simple de Tributación. En las demás, la empresa aportará por lo menos lo mismo que el empleado a programas que apunten a conseguir tasas de
reemplazo de al menos 50 % del salario de toda la vida laboral del trabajador.
• Un tercer pilar de ahorro voluntario individual, manteniendo los incentivos tributarios actuales al ahorro voluntario para la vejez.
Así, pues, mediante la aplicación de las reformas sugeridas por Fedesarrollo, los aportes que hacen los trabajadores al Sistema de Seguridad Social se reducirían de forma significativa para los ocupados de menores ingresos, especialmente, para los independientes (Gráfica 6).
Nuestra propuesta de reformas estructurales tiene importantes impactos en redistribución del ingreso, reducción de la pobreza, aumento de la formalidad laboral y mayor crecimiento económico: la reforma reduciría la desigualdad del ingreso, disminuyendo el índice de Gini en 4 puntos porcentuales y, además, reduciría en 9,3 puntos porcentuales la pobreza, lo que equivaldría a sacar de esta condición a 4,5 millones de personas.
Estimamos, además, que las reformas generarían 815.000 empleos formales y aumentarían el crecimiento en 0,5 puntos porcentuales, fomentando un círculo virtuoso de formalización, crecimiento y fortalecimiento del recaudo tributario.
Gráfica 6. TASA DE COTIZACIÓN A SEGURIDAD
DE TRABAJADORES EN COLOMBIA
NUESTRA PROPUESTA DE REFORMAS ESTRUCTURALES TIENE IMPORTANTES IMPACTOS EN REDISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, REDUCCIÓN DE LA POBREZA, AUMENTO DE LA FORMALIDAD LABORAL Y MAYOR CRECIMIENTO
ECONÓMICO: LA REFORMA REDUCIRÍA LA DESIGUALDAD DEL INGRESO, DISMINUYENDO EL ÍNDICE DE GINI EN 4 PUNTOS PORCENTUALES Y, ADEMÁS, REDUCIRÍA EN 9,3 PUNTOS PORCENTUALES LA POBREZA, LO QUE EQUIVALDRÍA A SACAR DE ESTA CONDICIÓN A 4,5 MILLONES DE PERSONAS.
En síntesis, la pandemia de COVID-19 en 2020 derivó en una crisis económica y social sin precedentes en el país, la cual llevó a una contracción de 6,8 % en la actividad productiva, un incremento en la tasa de desempleo hasta el 16,1 % y una importante desmejora de las condiciones de vida de los colombianos.
La pérdida de ingresos que enfrentó la población en ese año condujo a un deterioro sustancial de las condiciones de vida de los colombianos, con un 43,4 % del total de la población viviendo en condición de pobreza monetaria luego de este choque. A pesar de la recuperación económica esperada en 2021, que llevará a un crecimiento del PIB cercano al 9,6 % y a una disminución en la tasa de desempleo hasta un 13,5 %, los niveles de pobreza se mantendrán elevados incluso después de superar la crisis (40,1 % del total de la población).
Este hecho pone en evidencia la necesidad de hacer reformas despojadas de intereses particulares para que el país pueda avanzar hacia un contrato social más equitativo e incluyente, impulsando al mismo tiempo el crecimiento económico. En este sentido, desde Fedesarrollo hemos hecho una serie de propuestas que esperamos se puedan discutir y materializar en el corto plazo. EC
SOCIAL
Panel A. Asaliariados Panel B. Independientes
Salario (veces el salario mínimo)
Tarifa efectiva actual Propuesta Fedesarrollo
JAVIER AYALA
EL REPORTERO DE LA ECONOMÍA COLOMBIANA
La vida le dio la oportunidad de terminar su ciclo periodístico siendo uno de los principales editores de “Economía Colombiana” –la revista especializada más antigua del país–, a quien fuera el más sobresaliente reportero de asuntos económicos de la última época.
Javier Ayala, quien hasta veinte días antes de su fallecimiento practicó el periodismo con énfasis en los temas inherentes al acontecer económico fue, sin duda, un verdadero maestro que se ganó el respeto, admiración y reconocimiento de sus colegas, de sus fuentes informativas, de la audiencia y de los lectores. Considerado por muchos como un decano de la información económica, Javier inició su trasegar por los principales medios de comunicación del país de la mano de los grandes maestros hasta convertirse en verdadero ejemplo a seguir por su impronta como informador serio, veraz, respetuoso y objetivo. La ética periodística se constituyó siempre en norma que orientó su comportamiento en el manejo de la información cotidiana.
Una vez graduado de bachiller en el colegio académico de Buga hizo sus primeros pinitos en el oficio en la radio de su natal Cartago. Arribó a Bogotá de la mano de Cornelio
Reyes, un connotado líder político vallecaucano que ocupó varias carteras ministeriales y sirvió de intermediario para que Javier trabajara en el diario El Siglo (hoy El Nuevo Siglo) entonces regentado por el abogado, politico y periodista Álvaro Gómez Hurtado.
Sobresalió de tal manera en la planta de redactores del periódico de La Capuchina, como se le conocía por aquella época, que dio el salto a El Espectador, donde se convirtió en la estrella de la redacción económica. Firmar, con otros compañeros, una carta de respaldo a Fidel Castro, por allá en la década de los años setenta, le costó la despedida del diario de los Cano, pero a los pocos días se vincularía al periódico El Tiempo.
Desde entonces, no había día en que no apareciera estampada en la primera página del periódico la firma de Javier Ayala dando cuenta de las más destacadas noticias del quehacer económico del país mediante un lenguaje sencillo, fluido y de fácil comprensión para sus lectores. Simultáneamente sobresalía como comentarista de temas económicos en el noticiero Telediario Siete en Punto, que dirigía Arturo Abella, quien en alguna ocasión me comentó su aprecio y admiración por el profesionalismo de Javier.
Quien estas breves líneas escribe tuvo la oportunidad de contarlo como uno de sus más valiosos profesores, pues, no obstante que trabajábamos en orillas distintas, Javier nunca se ahorró un buen consejo, una sabia explicación o una recomendación cálida, objetiva
y respetuosa procurando que los titulares de nuestras noticias no coincidieran al día siguiente.
A Javier Ayala ningún medio de comunicación le fue extraño. Tras su paso por los principales periódicos incursionó en la radio destacándose como director en el Noticiero Todelar y en Supernoticias, analista de los hechos económicos del día en RCN, al lado de Juan Gossaín y miembro del equipo de 6:00 AM de Caracol, comandado por Yamid Amat.
Tenía vocación de empresario emprendedor y en esta calidad fundó o dirigió varias empresas como la agencia de noticias Alaprensa, Prego Televisión que emitía el Noticiero Nacional, en asocio con su fiel amigo y colega Gabriel Ortiz, y la programadora En Vivo, en compañía de Darío Restrepo y Felipe Zuleta.
Fue director continental de la Asociación Latinoamericana de Comunicadores para el Desarrollo (Alacode) y hasta hace poco se había desempeñado como director de comunicaciones de la Federación Nacional de Departamentos, donde creó la revista Autonomía, y director del Noticiero del Senado.
Cumplió invaluable papel en defensa de la libertad de prensa y de expresión desde la presidencia del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB); y en procura de garantizar la calidad de la programación que a diario disfrutamos por la “pantalla chica”, siendo miembro principal de la Comisión Nacional de Televisión.
Su dilatada trayectoria y los aportes hechos al periodismo colombiano, le fueron reconocidos desde diversos ámbitos, pero fueron sus propios colegas quienes lo distinguieron con el Premio a la Vida y Obra otorgado por el CPB. También recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, por su notable trabajo en la cadena radial Caracol.
Excelente conversador, inigualable contertulio, Javier Ayala hacía gala de un fino humor a la hora de compartir sus anécdotas sobre la vida económica, po-
lítica y social del país, de la que siempre fue un amplio conocedor como quiera que se caracterizara por ser un lector empedernido.
“Javier nos ha dejado y con él una estela infinita de buenas maneras, de señorío, de voz pausada y cadenciosa, del consejo sincero, del comentario inteligentemente irónico, del análisis del último libro leído, de la pregunta capciosa para provocar humor, de la amistad leal y sincera”, como muy bien lo definió su amigo el excontralor Francisco Becerra Barney.
Como asistente editorial de la Revista Economía Colombiana, publicación institucional de la Contraloría General de la República, puedo dar fe de la dedicación y responsabilidad que lo caracterizaron a la hora de estructurar el contenido y presentación de la misma, siendo muy exigente y detallista en cuanto a la elaboración y titulación de la portada. EC
UN PERIODISTA QUE DIGNIFICÓ LA PROFESION
Javier Ayala fue el ejemplo típico de un periodista que no hizo más que buscar la noticia y saber cómo presentarla. Trabajó en prensa, radio y televisión y en todos estos medios mostró su destreza profesional.
ALARCÓN
Cuando el colega Daniel Coronell en una excelente crónica en la página “Los Danieles” rememoró la manera como el Noticiero Nacional cubrió el vil atentado que le costó la vida a Luis Carlos Galán, describió a Javier Ayala como un multifacético reportero, improvisado de presentador, revelando en primicia los últimos minutos del líder en Soacha. Fue una transmisión en directo, con imágenes sin editar que reflejaron el profesionalismo que siempre lo caracterizó, esta vez dando la noticia de cómo se había producido el atentado. Precisamente, cuando Coronell leía su crónica desde su biblioteca para la versión de internet, Javier Ayala comenzaba a sentir los primeros síntomas del COVID-19 que lo llevó a la muerte.
Me unió a Javier una amistad de más de cincuenta años, cuando yo comenzaba en El Espectador y él sobresalía, desde entonces, como el mejor reportero económico del país. Había llegado del Valle del Cauca, y se inició en El Siglo. Con su llegada a El Espectador comenzamos a departir en la redacción, en agradables tertulias, haciendo comentarios alrededor de los hechos que a diario se registraban en el país, siempre salpicados con agudos apuntes de humor. Luego se sumaría al grupo de amigos y colegas otro joven venido de la costa a quien don Guillermo Cano había descubierto: Juan Gossaín.
Con Javier comenzamos a mostrarle a Juan lo que era la capital, cómo se debía preservar del frío y cambiar el sancocho sinuano por la bouillavaisse de doña Sabina del Hotel Continental. Los tres, no solo tertuliábamos sino que, casi a diario, visitábamos el Capitolio en busca de noticias. Entre tanto, Javier se nos escapaba para cubrir la Junta Monetaria que se reunía en el Banco de la República.
Seguimos todos en el oficio sin que esa amistad se quebrantara. Javier se fue para El Tiempo y luego para otros medios de radio y televisión y Juan pasó a Caracol y, posteriormente, a RCN, medio que dirigió por más de treinta años. Con Gabriel Ortiz, otro gran amigo y colega, fueron concesionarios de la televisión, donde dirigieron el Noticiero Nacional, el informativo más visto en su época.
Con Javier volví a compartir de cerca, en esta oportunidad acompañados por Jaime Viana, otro exreportero de El Espectador, y Adriana Prieto, en la revista Economía Colombiana, de la Contraloría General de la República, hasta hace apenas un mes cuando lo atacó el coronavirus.
Esa amistad se consolidó aún más cuando Javier se casó con Carmen Campo, samaria de pura cepa. Desde entonces, no solo nos veíamos en Bogotá, sino también
en mi bella tierra observando los hermosos atardeceres de la Perla del Caribe. Con cualquier pretexto viajábamos para sentir el olor de la guayaba.
Javier fue el ejemplo típico de un periodista que no hizo más que buscar la noticia y saber cómo presentarla. Trabajó en prensa, radio y televisión y en todos estos medios mostró destreza profesional. Gozaba de un olfato que le permitía saber dónde estaba el porqué y el cómo, y dónde se hallaba la noticia. Tanto le gustaba el oficio que hasta comía papel.
Recuerdo que en varias ocasiones nos refirió una anécdota sobre el origen de su nombre. Decía, entonces, que su padre lo quería bautizar como Janier pero al sacerdote no le gustó y les dijo: él se llamará Javier y así fue.
Tuve la oportunidad de hablar con él en vísperas de su hospitalización en la Fundación Santa Fe, pero la tos insistente no permitía que le entendiera con claridad todo lo que me expresaba. Apenas me alcanzó a decir:
–Hay que trabajar duro para entregar la revista a tiempo.
Y esta es la edición en la que empezamos a trabajar hace dos meses y que él no pudo ver terminada. EC
El poder de inspirar
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hasta el 12 de noviembre de 2021 en la Caja de Compensación
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#ElPoderDeLaMujerCafam
Síguenos en: @PremioCafam @PremioCafam
ISSN 0120-4998
16 ANNYS ESTHER CAÑAVERA PÉREZ. Contralora Delegada Sector Inclusión Social.
“Para el 2020 más de 3,5 millones de colombianos ingresaron a la ‘pobreza monetaria’, lo que deja al 42,5 % de la población nacional –un poco más de 21 millones– en esta situación, cifras que no se habían observado en la última década”.
24 MAURICIO CABRERA GALVIS. Consultor económico privado.
“La falta de empleo decente es el problema y la búsqueda de soluciones que permitan ofrecer millones de nuevos puestos de trabajo debería ser la prioridad de toda la sociedad: Gobierno y sector privado”.
36 CECILIA LÓPEZ MONTAÑO. Exministra, exsenadora. “Antes de la pandemia la situación de la mujer en Colombia había logrado avances, pero estos han estado lejos de ser los necesarios para cerrar las inmensas diferencias en lo económico y político, es decir, muy lejos del acceso al poder”.
44 JUANA TÉLLEZ. Economista Jefe para Colombia BBVA Research. “Por las características de la propagación del virus y por las medidas que se tomaron para contenerlo, tanto en Colombia como en el resto del mundo, se generó, en términos económicos, un choque negativo simultáneo de oferta y demanda”.
56 JHON JAMES MORA. Observatorio Regional del Mercado de Trabajo. “Si bien las ayudas establecidas por el Gobierno, esto es las transferencias monetarias, a través de programas como ingreso solidario y mercados entregados por la Alcaldía de Cali, ayudaron a reducir los niveles de pobreza, estas no fueron suficientes dada la insatisfacción generalizada por la ausencia de ingresos en la ciudad”.
66 NATALIA MORENO SALAMANCA. Líder Técnica del Sistema Distrital de Cuidado. “Uno de los grandes aportes de la economía feminista fue quitar el sesgo androcéntrico de los análisis económicos ortodoxos y demostrar que no solo el trabajo remunerado es productivo y no solo la producción mercantil genera riqueza”.
70 LUIS FERNANDO MEJÍA. Director Ejecutivo de Fedesarrollo.
“Nuestra propuesta de reformas estructurales tiene importantes impactos en redistribución del ingreso, reducción de la pobreza, aumento de la formalidad laboral y mayor crecimiento económico: la reforma reduciría la desigualdad del ingreso, disminuyendo el índice de Gini en 4 puntos porcentuales y, además, aminoraría en 9,3 puntos porcentuales la pobreza, lo que equivaldría a sacar a 4,5 millones de personas de esta condición”.
www.economiacolombiana.com
www.contraloria.gov.cocontraloriacolombia