Vivir en una sociedad implica compartir espacios tangibles y virtuales en los que la existencia del ser humano puede simplificarse y entenderse como formas que emiten y reciben señales interiorizadas por medio de los sentidos, los que a su vez provocan efectos corporales que facilitan a la especie comprender su hábitat, y por lo tanto, ayudan a prolongar su supervivencia en un contexto determinado. Habitantes y objetos interactúan en dimensiones sensoriales de las que no necesariamente somos conscientes, una muestra es la dimensión de los sonidos. Cada una de las formas que conviven en este plano condicionado por la realidad, está supeditada a una competición constante, donde señales de unos se mezclan con las de otros, opacándose mutuamente en un sinfín de resonancias. Por ejemplo, en un mercado de cualquier ciudad, los vendedores deben ajustar su voz a una frecuencia y sonidos específicos que sean capaces de distinguirse entre la marea de ondas que intentan hacerse un espacio para persuadir a clientes potenciales. Sonidos como el llamado de un afilador de cuchillos, del vendedor de escobas o la Mapa:
vendedora de lotería y periódicos, todos son parte de una colección auditiva que traspasa épocas, culturas y hasta fronteras. La intención de este proyecto es mapear, recopilar y compartir una serie de grabaciones tomadas de lugares distintos, con el objetivo de, por un lado, exponer las singularidades, contrastes y semejanzas que comparten espacios de vocaciones similares – plazas, mercados, calles, parques, etc. – en diferentes partes del mundo, como una muestra acústica de los usos y encuentros que un espacio, público o privado, es capaz de originar. Y, por otro lado, aproximarnos e imaginar los diferentes horizontes que forman parte de los paisajes sonoros1 que habitamos, observando cómo los planos auditivos influyen en nuestra receptividad, imaginación y sensibilidad cuando los atravesamos mientras recorremos un espacio.2 Estos recitales públicos nos colocan en lugares y momentos específicos, y paralelamente nos dan la libertad de imaginarlos desde la percepción individual gracias a la inmensidad de detalles que contienen, pues los matices que los componen cuentan historias mara-
villosas en un determinado instante, dando paso a interpretaciones personales que dependerán de la intención y atención con la que se las escuche. Para finalizar, el silencio es fundamental para reflexionar con respecto a nuestra presencia y sus efectos sobre el espacio que ocupamos, sobre todo en momentos como el actual, pero también es necesario encontrarnos con estos recitales y sonidos públicos que nos reintegran a la vida en colectivo, y que nos sitúan, al menos por un momento, en esos espacios comunes donde los sentimientos de pertenencia y colaboración pueden ser más perceptibles. 1. Schafer, R. Murray (1969). The New Soundscape. 2. Aproximadamente en el año 2008 nace el interés personal de escuchar a profundidad la biblioteca sonora que la ciudad ofrecía para luego experimentar con los sonidos encontrados. Producto de esto es el tema “Campo y ciudad” del año 2011. https://soundcloud.com/lengua_neutra/campo-ciudad
https://drive.google.com/open?id=1N_HRnjK9JCu-B6gaFgA1wZpkpRpl1vQW&usp=sharing Daniel Tello Enríquez