El tiempo en el paisaje: evolución y adaptabilidad.

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El tiempo en el paisaje

Greenwich, Londres; donde la idea de preparar una imagen final de proyecto es excluida desde un inicio, ya que se comprende al paisaje como un ente que Evolución y adaptabilidad tiene la capacidad de transformarse. Para gestionar el paisaje a largo plazo, los proyectistas establecen un proceso de sucesión vegetal que se estructura en una cuadrícula tipo vivero que se adapta a las Daniel Tello Enríquez necesidades espaciales del plan urbano, el que propone albergar un nuevo barrio en el sitio para los próximos treinta años. Esta operación permitió a los proyectistas crear soportes formales que cambian la imagen del lugar través de los años: densidades, Nada de lo que habita en un medio, sea natural o ar- claros y circulación organizan el espacio. tificial, es permanente. Entorno, individuos y objetos coexisten subordinados a un proceso de mutación Observar y descifrar un territorio permite comprenque sólo es perceptible con el paso del tiempo. La der las temporalidades y flexibilidad de usos y forTeoría de selección natural de Charles Darwin y Al- mas a los cuales está sujeto. Por ejemplo, resulfred Russel Wallace presenta una tesis sobre ésta ta interesante el caso del Parc de la Ciutadella en afirmación definiendo a esta transformación como el Barcelona, donde el espacio se ha adaptado a las producto de la influencia de diversos agentes sobre necesidades de los habitantes de diferentes períoun organismo, el cual se ve forzado a adaptarse a dos históricos, en una especie de proceso evolutivo ciertas condiciones para lograr sobrevivir en un há- compartido que se evidencia a través de diversos bitat específico. estratos superpuestos que forman una especie de palimpsesto. Por otra parte, a lo largo de la historia el ser humano ha intentado representar al tiempo de diferentes formas. Por ejemplo en la mitología griega Chronos, dios primigenio que personifica el tiempo y es responsable del movimiento del universo y los cielos; en la música, el tiempo es representado a través de gráficos que estructuran ritmos, secuencias y compases; y hasta lo palpable, donde el tiempo se concibe como edad, ese registro capaz de identificar el desgaste de una materia.

ción de que sea un gran jardín, y aunque en un inicio no fue imaginada dentro de los proyectos de expansión de la ciudad, la urgencia de tener un espacio comunitario hizo necesario replantear su uso como parque público. Con el objetivo de equiparar a Barcelona con las grandes ciudades europeas, en 1868 se convoca un concurso para el diseño del parque, del cual resultó ganador Josep Fontseré i Mestre quien planteó un conjunto arquitectónico paisajístico que contenía diversos espacios de paseo con usos lúdicos mixtos. Siguiendo esta filosofía, en 1888 se realiza la Exposición universal, donde se proponen agrupar ciertos edificios antiguos y construir nuevas infraestructuras que contengan espacios adaptables para usos futuros. Lo interesante en esta propuesta es el parque entendido como un complejo arquitectónico paisajístico reutilizado, donde su ocupación inestable definió su vocación como un espacio flexible y de encuentro público que hasta la actualidad, continúa mutando y adaptándose a las necesidades de la población y la ciudad.

Partiendo de estas premisas y reinterpretándolas para el presente texto, propongo estudiar al paisaje desde su adaptabilidad, planteando la dualidad tiempo – paisaje como la representación de una metamorfosis que responde a las exigencias, necesidades o ideales de su principal agente transformador y gestor, el ser humano, quien además, por medio de sus acciones, materializa el tiempo como marcas impresas en su superficie.

Así también la temporalidad en el paisaje puede verse diluida por la abstracción de un espacio. Intentaré explicar esta afirmación tomando a los jardines japoneses como referente.

Por ejemplo, en el año 2005 se proyecta un polideportivo a cargo del despacho Batllé i Roig quienes materializan en su propuesta el período histórico actual, exponiendo simultaneamente una memoria colectiva que se manifiesta en los estratos que componen sus capas subterráneas que sostienen a este lugar. Estos estratos mostrados a manera de vestigios son las manifestaciones físicas que ponen en evidencia las acciones y reacciones del ser humano frente al medio; son expresiones palpables del tiempo y la evolución no sólo del sitio, sino también de las personas que lo habitan.

El jardín japonés seco es fruto de un proceso formal que ha pasado por diversos períodos históricos, políticos, religiosos y culturales de ese país. Este proceso logró abstraer la forma del simbolismo que lo acompañaba, creando un tipo de jardín singular con Entender los ciclos de los elementos que componen ARRANZ, M. (1984) La ciutadella. Imagen recuperada del un carácter que es capaz de adaptarse a cualquier un medio natural, así como los procesos de madu- libro “El Parc de la Ciutadella, una visió històrica” período, estación, entorno, cultura y tiempo. ración y degradación a los que se someten cada uno de ellos, puede ser la herramienta para lograr Desde su conceptualización como una composición paisajes adaptables en el tiempo. La gestión, enten- El sitio donde actualmente se emplaza el parque de del vacío, esta tipología de jardín permite reflexionar dida como temporalidad en un proyecto de paisaje, la Ciutadella fue una parcela que, por decreto del sobre la impermanencia, el tiempo y su condición brinda al entorno la posibilidad de adecuarse a los Rey Felipe V, debía albergar un fuerte militar que fa- metafísica. Un ejemplo es el jardín seco de Ryoan cambios y exigencias que se presenten a futuro, por cilite el control de la población Barcelonesa, para lo Ji, el cual da forma a la temporalidad a través de lo que resulta inherente anticipar el efecto del tiem- cual se proyectó un espacio que demuestra, desde sus texturas y sombras, que junto a su geometría de po en un proyecto urbano paisajístico. su emplazamiento y escala con relación a la ciudad, lineas sobrias, parece tener una cualidad de atemsu imposición y carga simbólica. Luego de varios poralidad. Un ejemplo claro de esto es la intervención de Mi- años y tras una serie de conflictos sociales y polítichel Desvigne y Christine Dalnoky en la Península de cos, la parcela es cedida a la ciudad con la condi-

Invierno en Ryoan Ji.

En conclusión, la naturaleza de un paisaje, al igual que cualquier objeto o individuo, es la impermanencia, concepto que debería ser adoptado por los paisajistas para lograr espacios con contenido, memoria y proyección a futuro, pues si se considera al paisaje como un ente estático, podríamos condenarlo a la tematización, a ser un espacio antinatural, inerte y sin identidad, a ser un no lugar. DESVIGNE, M. (1997) Greenwich península. Imagen recuperada del libro “Le paysage en préalable”. BUSQUETS, J.


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