Revista Orla, literatura y libros 1

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Orla

Literatura & libros

T

ras la aceptable recepción del número cero de Orla publicamos este número uno como continuación de un proyecto literario y editorial, que si bien puede tener bemoles, no cesa en su entusiasmo de compartir la palabra, la lectura y el ornamento. Iniciamos la publicación de textos en diferentes idiomas, además del español: francés, zapoteco y catalán se incluyen en estas páginas. La propuesta es llegar a otras lenguas (alemán, maya, inglés, portugués...) como una manera de dialogar con diferentes identidades, literaturas y tipografías. Además, incluimos una nueva sección, Marginales, para publicar textos relacionados con los libros y ensayos breves. Lamentamos la muerte de nuestro colaborador Arduro Suaves, autor de periquetes, género vanguardista cuyo ingenio ha causado la admiración de muchos lectores. También agradecemos a nuestros anunciantes, por su confianza y respeto y les deseamos la mejor de las suertes.

Todos los ornamentos sin referencia, incluidos los de la portada, fueron tomados de las páginas de Antonio Fernández Grilo, Ideales, París, Imprenta de E. Capiomont y compañía, 1891.


Ex libris anónimo, tomado de Thomas Mann, La Mort à Venise siuvi de Tristan, París, Le Livre de Poche, 1947

Siguiente página | Orla tipo marco tomada de Franklin D. Roosevelt, Por qué nos armamos, Wáshington, 1941


Las orlas y viñetas La ornamentación tipográfica es tan antigua como la imprenta. El diseño de los adornos siempre refleja la moda o el estilo de su tiempo, si bien no todas las épocas han sido afortunadas en sus aportaciones. La variedad de adornos es casi tan amplia como la de signos. Estos ornamentos se utilizan en ocasiones en certificados y en material impreso sobre acontecimientos sociales. Philipp Luidl, Tipografía básica, Valencia, Campgràfic, 2004, p. 15


En nuestro número cero publicamos el “Emblema mundial de las artes gráficas”, tomado del libro Normas de composición tipográfica, prosodia y ortografía (Talleres Gráficos de la nación, México, 1972). Ahora reproducimos una variante del mismo emblema, obtenido de una publicación anterior, a saber, el libro V. Martínez Sicluna, Teoría y práctica de la tipografía con nociones de las industrias afines (Gustavo Gili, Barcelona, 1945). En este libro, debajo del emblema, se puede leer la siguiente leyenda: “Escudo de armas de la Tipografía, instituídas por el emperador de Alemania Federico III, en 1470”. El lector podrá advertir las notorias diferencias en el trazo de cada emblema


SALOMÓN DE LA SELVA (1893-1959)

La bala que me hiera será bala con alma. El alma de esa bala será como sería la canción de una rosa si las flores cantaran o el olor de un topacio si las piedras olieran, o la piel de una música si nos fuese posible tocar a las canciones desnudas con las manos. Si me hiere el cerebro me dirá: yo buscaba sondear tu pensamiento. Y si me hiere el pecho me dirá: ¡Yo quería decirte que te quiero! Salomón de la Selva, El soldado desconocido, 1922.

aíseoP ~


ITZEL SOSA

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(1977, francés)

Mar À Mar Cette certitude de savoir que dans ton nom s’allument tous les bûchers sont pourpres la nuit et ses limites est pourpre le retour Ton nom toujours ouvert dans toutes les voies aile de lumière pour chasser les ombres de tous les fantômes Ton nom invocation de mer flamme perpétuelle dans un pays du vent mer qui dialogue et danse sans finitude note et souffle caresse acoustique pour une nuit longue ton nom


Crépuscule Je brûle au cœur du jour je suis cet instant l’aile scintillante au bord de l'après-midi le coup d’hiver le délire ardent de la dernière minute je suis

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ANÓNIMO (español-zapoteco)

Mi muerte Como cantan las palomas de la tierra a la mitad del día a la orilla del camino, para que bajen sus compañeros a donde ellas, así lloro por ti. Noche y día te he esperado, si vinieras sobre las nubes, sobre el aire, como viene el agua del cielo para alegrar a todas las flores. Se cansan mis ojos, señora pequeña de mi corazón, y tú no te ves en el cielo… Mírame, ya caigo en la tumba.

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Cayate Sica ruunda’ guguyú galaa dxi ruaa neza yu, ti guiete xheela’ ra nuu, zaqué ruuna runi lii, pa ñeedu’ luz a, lu bi, sica reeda nisaguié. Ridxaga guiebizaluá’, xunaxi huiini’ ladxiduá’, ne lii qui rihuinnu’ xa guibá’… Biiya’ ma’ zia’ ndaani’ ba’. Víctor de la Cruz, La flor de la palabra. Antología de literatura zapoteca, tercera edición, México, Premiá, 1984, pp. 46-47.


SERGIO DAVID LARA CASTAÑEDA (1992)

A la muerte Porque me olvidó El viento resquebraja tus paredes, Tus campos repletos de flores amarillas Danzan como si te rindieran tributo, Tus calles casi siempre desoladas Hoy se encuentran repletas de murmullos Que se desprenden del suelo de ladrillo Ardiendo de tanto sol Y de tanta muerte, En ti no quedan nada sino recuerdos Porque es el ayer el que te habita, Mi sombra no se hará tuya hasta que sea pasada, Y el sol te cubrirá con esplendor Sólo cuando no quede nadie para verte, Porque tus puertas se caen y están podridas, Porque tus ojos son un zócalo

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Que se cae eternamente, Hasta el suspiro, Hasta la nada abarrotada en el vestíbulo de tu sexo. Un par de palabras Se sientan en una banca Cubierta de excremento de pájaro, Y se besan olvidando que nadie los observa. Un árbol se deprende del iris de tus ojos Y en la copa brillante yo te observo, Una enorme cuidad cubierta de polvo, ¿Qué eres para mí sino olvido?

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Quienes editamos la revista Orla nos complacemos en informarle que nuestra editora Kenia Cano fue reconocida con el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer de 2010. Felicidades por ello y que la poesía acompañe nuestras vidas por siempre.


SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1648-1695)

Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor, hallo diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata y mato a quien me quiere ver triunfante. Si a éste pago, padece mi deseo; si ruego a aquél, mi pundonor enojo: de entrambos modos infeliz me veo. Pero yo por mejor partido escojo de quien no quiero, ser violento empleo, que de quien no me quiere, vil despojo.

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ANTONIO FERNÁNDEZ GRILO (1845-1906)

El secreto El germen de tu lánguida poesía Nuestras almas acerca y nuestras bocas, Y hasta en los pechos duros, como rocas, la fiebre del amor despertaría! Saber que estas dos almas aquel día Al encontrarse se volvieron locas; Que soy tu esclavo; que mi nombre invocas, Y no poder morir diciendo: “Eres mía!”

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Por ocultar mi bien seré discreto; Pero entre tanto que tu sombra sigo A la distancia eterna del respeto, Piensa que donde estés estoy contigo; Que muero por guardar este secreto Y que el secreto morirá conmigo!

Antonio Fernández Grilo, Ideales, París, Imprenta de E. Capiomont y compañía, 1891, p. 253.


LÚA ZIMBRÓN (1988)

Sonata para el olvido ¡Toca! ¡Invencible piano, toca! Aleja de mi mente su disimulo, toca y no te detengas hasta que te sienta en mi piel, toca y sigue tocando, cada vez más fuerte, cada vez más triste. No me hables ni te detengas, suena hasta que te entristezca a ti también mi dolor, toca hasta que nos duelan los dedos, a mí de escribirle y a ti de vivir. No sueltes una sola nota en vano, no desertes las teclas. Toca por siempre, toca para mí; cuéntame a mí lo que nadie quiere escucharte balar y no me dejes departir, suena fuerte y pesado, atormenta a mis oídos que no quieren escuchar que él me está llamando a gritos. No rompas tu armonía por mi llanto; juega con el eco que hacen las lágrimas al caer al piso e inventa una melodía, llámala amor y después tócala sin parar hasta que ya no esté enamorada, hasta que ya no duela, hasta que ya no sepa lo que estás tocando. Homenaje invisible recibirás en la última y temblorosa nota, la más difícil, pero rogaremos el uno por el otro y, si acaso ya de ti me hubiera enamorado, entonces no toques más, ¡no toques más invencible piano! Porque habrás errado en tu melodía. Las notas caerán ahogadas en nuestras nostalgias de lo que no fue, pintando tus teclas todas negras, haciendo que nadie te vuelva a tocar jamás; y seremos dos de nuevo, en el silencio absoluto del desencanto y la tortura del viejo amor; dos pintados, dos desafinados, dos olvidados, uno… enamorado del otro.

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REMI BLANCHARD (1948)

Poesía magnífica Quisiera componer un poema de amables versos que tocan guitarra, violín y panderos cuando las palabras crujen y rechinan como uñas afiladas en el acero. Quisiera encontrar las rimas que consuelan los grandes rencores, las íntimas angustias, y del alma los dolores bermellones cuando el agua triste chorrea en lágrimas.

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Quisiera ofrecer un poema de arenas tibias para los que naufragan lentamente en los días machacando refranes obsesivos, incoherentes, cuando los ángeles fláccidos de las tinieblas los empujan a mortíferos arrecifes. Un poema a manera de un impetuoso fuego para encender nuevamente las fraguas de los corazones apagados infectados de pensamientos suicidas. Unos versos que confieren la esperanza a los que tienen en las venas


cenizas glaciales, enfermizos recuerdos y en memoria, nostálgicas confusiones. Un poema prodigioso para conjurar los demonios glotones de la guerra cuando pérfidos susurran al oído de sanguinarios ávidos de medallas que es tiempo de afilar las bayonetas y degollar niños, ancianos y mujeres, con la disculpa de que es tiempo de hostilidades. Un poema magnífico, espléndido para los que están mudos de espanto cuando ven la esperanza a media asta, cuando ven a través del llanto los artefactos de guerra y ametralladoras, hacer encajes en las vísceras de adolescentes. Quisiera ese poema sereno como el azul celeste cuando una paloma blanca firma el horizonte, o bien cuando las divinidades anónimas del sol juegan a los siete colores del arco iris con las azules ninfas de las lluvias. Unos versos tan simples como un arroyo para enjuagar nuestras ansiedades y con el agua clara compartir coplas y canciones de ruiseñores.

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Quisiera labrar un poema depurado como el rayo, de una misteriosa sencillez, de una robusta belleza cual la naturaleza envuelta de brillantez. Unos versos esenciales con la rigurosa fragancia de las nubes, de las selvas, de la tierra y de las piedras bajo la lluvia de primavera. Quiero hablarles de un poema lúcido, intuitivo, más ágil que la lógica, más sólido que las apariencias, un poema sin las presunciones de los sesos y sus bofas circunvalaciones. Un poema de versos encantados para engastar unos sortilegios y una lenta estrella fugaz para que el mundo pida un deseo de fraternidad consciente y veraz.

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Oh mi cariñosa musa escondida entre el cielo y mis neuronas, dame tus rimas, dame tus versos para escribir ese magnífico poema.


LA REINA CONSTANZA DE MALLORCA (¿ ?-1346, catalán-español)

E-z ieu am tal qu’és bo e bell... E-z ieu am tal qu’és bo e bell,

que tant me tarda l’abraçar

e sui gaia co’l blanc ocell

e el raisonar

que, per amor, cria son xant,

e tota res.

e sui senyora e cabdell,

E cant me pens que us n’ets anats

e cell qu’eu am e no’s n’apell:

e no tornats,

car, sus totes, siu mills amant,

e quan llunyats vós ets,

que xausit hai lo pus presant

desesperats caix viu mon cor;

e el mills del món, e l’ame tant

per pauc no mor,

que-z, en pensant, lo cuei veser

si breu no n’hai güirença!

e car tener; e cant no és ver, un desesper me fér tan gran cant lo sai lai ves França! L’enyorament e el gran desir qu’ieu hai per vós me cuid’ alcir, mon dolç senyor e car; e bien liei porai tost morir per vós, qu’ieu am tant e desir, si breu deçai no us vei tornar,

Mercè, mairits, que sofren pas los mals que em dats, e doncs tornats que null tresor no vall un cor que per vós mor, ab amorosa prensa.

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Yo amo al que es bueno y hermoso Yo amo al que es bueno y hermoso

cuánta tardanza en abrazaros,

y soy alegre cual el blanco pajarillo

y en hablaros

que, por amor, dice su canción,

y en todo;

y soy señora y soberana,

y cuando pienso que marchasteis

y llamo al que está ausente;

y no volvéis

pues, sobre todas, soy la mejor amante,

y cuán lejos de mí estáis

ya que escogí lo que más vale

casi desesperado vive mi corazón;

y el mejor del mundo, y lo amo tanto

¡a poco moriré

que, pensando en él, creo verlo

si en breve no tengo curación!

y hasta tenerlo; ¡y al ver que no es cierto, una gran desesperación me embarga, pues sé que se halla en Francia! La añoranza y el mucho deseo

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que de vos tengo, a punto están de matarme,

Piedad, esposo mío, que paso sufriendo el daño que me dais; volved, pues, que tesoro alguno vale lo que mi corazón que muere por vos con amoroso pensamiento.

mi dulce y caro señor, y bien pudiera ser que pronto muriese por vos, tanto os amo y os deseo, si en breve aquí no os veo volver;

Ocho siglos de poesía catalana. Antología bilingüe, Madrid, Alianza Editorial, 1969, p. 64-67.


PITA AMOR (1918-2000)

Soy dueña del universo Soy dueña de las montañas de los astros y los soles de mapas y mirasoles Dueña soy de mis pestañas De mis lúcidas hazañas Del fuego de mil crizoles* De ruedos con toros y olés y del viento de las cañas Soy dueña del firmamento porque lo miro en aumento Soy dueña de los espejos porque plasmo sus reflejos Soy dueña del universo porque lo invento en mi verso.

* Así en el roriginal, con zeta.

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Mis manos Soy criminal y suicida como sentenciada a muerte Yo pongo en jaque a mi suerte Por tu amor estoy perdida Constantemente vencida Fabrico mi anhelo inherte Tu cuerpo en el mío se invierte Soy yo el centro de la vida Mis manos están manchadas por tintas multiplicadas Mis manos están sangrantes como granadas quemantes Mis manos son criminales por escribir versos tales.

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Pita Amor, Soy dueña del universo. 25 sonetos, 1984, edición sin más datos, 26 páginas impresas por una cara, encuadernadas con listón anudado a través de las hojas amarillas horadadas con perforadora redonda, hojas 2 y 13.


22 Etiqueta de venta de la Librería Porrúa Hermanos y Compañía SA, sin fecha


ARDURO SUAVES (1947-2009)

Morralla manual del declamador sin aplausos * la vuelta al libro en ochenta ferias * es tan largo el amor y es tan corto el dinero * tienen 25 mil libros, pero les falta el mío * escribió un minicuento a la luz de una novela * cursos de recapacitación * es obsoletamente necesario * nos cambiamos a la vuelta del tiempo

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* me caigo mal, pero me levanto * premio príncipe y mendigo de asturias *

omsirofA ~ aíreugeurG ~ eteuqireP ~


HIPÓCRATES (460 aC-¿?aC) Cuanto más alimentes a un cuerpo lleno de impurezas, más le perjudicarás * El vino puro calma el hambre * Aquellos que en su juventud tienen húmedas las cavidades, las tienen secas en la vejez. Y viceversa

BRAULIO HORNEDO (1952) plástico, s./adj. Producto residual de la sangre esencial de nuestra madre la Tierra * policía, s./adj. Psicólogo persuasivo que nos convence de ser quienes no somos para aceptar poseer lo que no tenemos * prudencia, s./adj. Reconocer que los demás no son tan perfectos como nosotros mismos * psicólogo, s./. Policía piadoso que nos ayuda a aceptarnos con lo que tenemos, para conformarnos con lo que somos *

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pusilánime, adj./. Condición inexorable del espectador frente al televisor * público. Pubis que por fin logra ventilarse sin pudor ni cortapisa

RAMÓN J. SENDER (1902-1982) El que no tiene enemigos está perdido porque no sabe cómo defenderse de los amigos * Anillo es diminutivo de ano y besárselo al obispo o al Papa o al párroco de la aldea tiene maldita la gracia * Nadie es desgraciado hasta que piensa que de veras que lo es * Aquí estamos respirando y riendo como si con la respiración y la risa resolviéramos algo * Es mejor fracasar inteligentemente que lograr algo por boba casualidad y por error

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* Como decía, desde que nací he caminado mucho. Debo estar ya lejos (no sé de qué) y cerca (no sé de dónde). Pero mientras camino me siento firme y seguro de mí mismo


RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (1888-1963) Tenían una vida que vivir. No como ahora, que no se tiene ninguna vida que vivir, y la que se tiene nos la pueden quitar los demás de un momento a otro * La tos es el ladrido de los pulmones * La verdad, por valiente que uno sea, ¡qué triste es! * Nunca se sabe de dónde es una sardina * El pájaro que no puede volar disimula ese no poder, pero siempre hay un niño que lo descubre y lo agarra

Somos Libros Leer es conocerte Av. Morelos # 184, Centro, Cuernavaca, Morelos, 62000 Tel.: (777) 314 23 59 somoslibros@yahoo.com

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27 Ex libris de Romero, tomado de Anne Parrish, The Perennial Bachelor, Nueva York, Harper & Brothers Publishers, 1925


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Fabio Morábito, 8 poemas, segunda versión editorial, Taller Ditoria, México, 2005


DANIEL ZETINA (1979)

Taller Ditoria

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El Taller Ditoria fue fundado en 1994 por Jorge Jiménez, Josué Ramírez, José Clemente Orozco Farías y Roberto Rébora, a partir de la recepción de “Dominga, una sencilla prensa plana de tipos móviles, y una caja de letras tipográficas”.* Desde entonces realizan ediciones artesanales de libros de poesía y ensayo. Lo primero que aparece en su página electrónica es la frase “La obra que fabrican las propias manos”,* lo cual dice ya mucho de ellos. Instalados en pleno Parque España en la colonia Condesa de la Ciudad de México, estos cuidadosos tipógrafos se dedican a ofrecer al mundo productos en verdad bellos y que tienen mucho que ver con la desaceleración de los procesos productivos, dentro de un mundo globalizado que, en general, privilegia la industria de alto volumen. Siguiendo la dinámica de corrientes artísticas como la finisecular decimonónica Arts & Crafts, los ditorios han rescatado el oficio de hacer libros a mano, aprovechando procesos tradicionales, tales como la impresión en prensa plana, la serigrafía y el grabado. Lo que Ditoria tiene para ofrecer a sus lectores son libros bien cuidados, en presentación y también

onam a sorbiL ~


en contenido. Entre sus ya muchos títulos, destaca, quizá, la obra de autores como Ulises Carrión, Juan Gelman y Saúl Yurkievich, aunque su catálogo incluye otros muchos escritores y artistas de calidad. De acuerdo con su propia poética editorial los autores a publicar “son elegidos por afinidad: con el único reto de ser como eslabones de la misma cadena”** en la que se entrelazan la palabra y el oficio editorial. En otro aspecto, Ditoria ha apostado por crear una eficiente red para su distribución y venta, lo que les ofrece un respaldo económico saludable para no interrumpir su trabajo. En primer lugar han establecido la venta de suscripciones anuales, con la que cada suscriptor recibe una cantidad determinada de libros, todos en primera edición firmada por el autor. Entre sus suscriptores se encuentran escritores y editores, pero también coleccionistas y universidades. En segundo lugar, asisten a las más importantes ferias de libro, como la FIL desde 2004 y la de Frankfurt desde 2007. Por último, ofrecen la posibilidad de realizar compras en línea. Sumados a proyectos como Taller de Leñateros y Taller Martín Pescador, así como, en alguna medida, al fenómeno de las cartoneras, y algunas otras editoriales artesanales, Taller Ditoria es una opción imprescindible para los bibliófilos necios en reconocer en cada ejemplar el trabajo manual de personas que apuestan por la cultura del libro y que no pierden la fe en el magnífico poder de la palabra escrita. * www.tallerditoria.com. ** Información tomada del anverso de la tarjeta promocional debajo de esta nota.

Tarjeta promocional del Taller Ditoria para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de 2007. Impresión con tipos móviles en tres colores, sobre papel verjurado

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Retardar el silencio

Mario Bellatin, La jornada de la mona y el paciente, México, Almadía, 2006, 54 pp

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Desde siempre, al ubicar la obra de Mario Bellatin, he tenido que remitirme a Antón Chejov. Dos escritores maestros de la falsificación, dos escritores capaces de hacer un acto alquímico detrás de la sencillez y la brevedad. Dos escritores que ocultan una pesada carga de símbolos y alegorías bajo la objetividad de lo real. Como en las funciones de teatro experimental o en las obras de Samuel Beckett, Bellatin sabe encontrar la magia con el mínimo de elementos. Cincuenta y tres páginas para reconocer a un falsificador consumado; 53 páginas para intentar descifrar un libro como La jornada de la mona y el paciente, reconstruir una obra de una retórica depurada y precisa, ajena a la escritura total. Reconstruir exige al lector convertirse en un prestidigitador y estar redimido de perderse en las trampas obligadas de ser espectador. Manipular todos los mecanismos de la obra, encontrarse con paralelismos, analogías, autorreferencias, imágenes aisladas, tres o cuatro piezas de rompecabezas, juegos de espejos y ecos que resuenan dentro de la misma obra, como falsas salidas. Reconstruir la escritura: Mario Bellatin nos entregó su propia Filosofía de la composición, develó

ojeiv ed añeseR ~

sus trampas y confrontó su propia imagen de escribidor. Digo escribidor y no escritor, digo escritura y no literatura porque a pesar de que en La jornada… hay una tradición a la que han asistido escritores como Julio Cortázar o Sergio Pitol —la tentativa de jugar y desmontar el proceso de escritura— es necesario en la obra de Bellatin desligarse de cualquier referente. Experimentar la obra por sí misma. Una obra casi ornamental, estructurada por pequeños artificios de una belleza convulsiva, la naturalidad de un exotismo que ha sido planeado meticulosa y obsesivamente, expone al lector ante la experiencia del vacío y del extrañamiento. Sus otras novelas, una serie de fotografías y unos escasos datos biográficos me hacen atisbar cierta congruencia entre su obra narrativa y su personaje literario. La jornada… es la única novela en la que Bellatin se expone tan explícitamente. La ambigüedad y la delgada línea entre el personaje principal —el personaje literario que es Mario Bellatin y su persona— son imposibles de identificar, situándose en el límite de la autoparodia. Es inevitable recalcar en la presencia de dos narradores: uno es el escribidor y paciente, Mario Bellatin, que no sólo participa como observador omnipresente, sino que desarrolla un ejercicio introspectivo de su propio proceso de escritura, la causa de la escritura como tal; el segundo narrador ac-


túa y es en sí mismo el justificador del libro, ambos son uno y coquetean con los límites de la posibilidad narrativa: un hombre que agoniza y un escritor jugando a la escritura de la nada, ante la imposibilidad de escribir, exponiéndose y adentrándose en una exploración vital. Ellos son los dos hombres que duermen sobre la tabla de madera en la novela. Ellos son el paciente y el escribidor, el enfermo y la imagen de su muerte durmiendo a su lado. En alguna página hay una referencia a Salón de belleza, y si en ésta el narrador contempla la destrucción de un puñado de enfermos terminales, la asimilación de la enfermedad y de la muerte, en La jornada… el narrador contempla su propio proceso de descomposición, moral y psíquico. En La jornada… es absolutamente reconocible la voz del autor, así como sus temas, sus puntos de referencia, y la fragmentación de escenas y la reiteración como herramientas para estructurar la realidad. La diferencia es que en este libro no subyace una trama y su búsqueda está expuesta íntima, y por eso mismo, más completa y catártica. Es una novela emparentada con Cosmos de Witold Gombrowicz o con Farabeuf de Salvador Elizondo. No en su estética, no en sus modales, sí en sus percepciones, en su traducción y asimilación de lo externo: el engranaje de lo real, el desciframiento, la escritura obsesiva buscando la experiencia del límite detrás de su depuración. Es un suceso incesante, que da vueltas y se disloca: una mona saltando de una azotea, un enfermo terminal y un analista. La obra remite también a un autor que estudió teología y cine, y acierta en transmitirle al lector la imagen y la ausencia. La imagen fija y la ausencia

de la divinidad, la vida sin un aura: un grito en medio de la nada que el hombre justifica, parafraseando a José Saramago. La escritura en Mario Bellatin se convierte en una cura contra la enfermedad del absurdo y de la existencia, que busca la ruptura dentro de la realidad, llevando a cabo un ejercicio que tiene como eje la escritura para la nada, la imposibilidad de escribir, la escritura de los límites: los límites de la realidad, los límites del sueño, los límites de la escritura. El espejo. En algún punto, se logra que el lector sea consciente también de sus propios límites como mero espectador. El proceso del paciente y el proceso del escribidor. Si Bellatin lucha contra la nada, el personaje principal desarrolla una escritura contra la muerte, contra el silencio y el límite. Es lo que representan sus escenas, sus oscuros paralelismos y alegorías. La mona aventándose de la azotea de un edificio para poder contemplar la muerte del padre y retardarla: retardar la escritura, retardar lo real, retardar el silencio. José Quezada

Etiqueta de venta de la Librería Atlántida

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SOCORRO VENEGAS

avitarraN ~

(1972)

El jardín

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Las veo pasar. Son lo que yo quiero ser. Libres, torpes a veces cuando chocan contra mi ventana. En la casa está mi mamá gritando todo el tiempo, ordena cada cosa y nada se le escapa. Se enoja más cuando no como, dice que no mejoraré y me voy a quedar así de pequeña y así de flaca. Mido el cristal con mis dedos. El índice y el pulgar se abren y cierran como un compás, no, como un gusano que camina y cruza el mapa del jardín. Ahí está el árbol de guayabas, y tres pasos a la derecha, dos adelante y tres a la izquierda, un tesoro enterrado. Guardé una esfera de navidad, un broche que mi papá me regaló y una estampa con el ángel de la guarda, los metí en una caja de zapatos míos y los enterré. Eso del tesoro me gusta mucho, aunque ahora no puedo salir a desenterrarlo. Ya casi no salgo. El año pasado me quitaron el pelo. Ahora me inyectan en la espalda y la rodilla. Las veo, las veo. Qué rápido se van. Ni parece que aquí estuvieron. Mi ojo está malo, amaneció hinchado un día y así se quedó, no me han dicho por qué. Aún así las veo, pero no me fijo en todo. Lo que más me importa son sus alas, alas lindas para volar. Socorro Venegas, La risa de las azucenas, 2a edición, México, Conaculta, 2001, pp. 73-74.


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Palabras como manos trabajando En sus seis más de años de vida, este sello editorial ha publicado 37 títulos de diferentes autores, en géneros como poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y desarrollo humano. Con ello, se ha consolidado como una de las editoriales no institucionales con más tiempo y mayor labor editorial en el estado de Morelos. Uno de sus objetivos fundamentales ha sido llevar la lectura a nuevos públicos en diversos espacios, lo que ha contribuidoa la formación de nuevos lectores y adecuados canales de distribución. En 2011 EdicioneZetina continuará con su trabajo, siempre con el optimismo y el apoyo de escritores, medios de comunicación, impresores, libreros y promotores culturales. edicioneszetina@yahoo.com

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GEORGE SIMENON

selanigraM ~

(1903-1989)

Prefacio

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Cuando yo era adolescente, la mayor parte de los libros, encuadernados en tela negra y oliendo a humedad, que recibía en préstamo de una biblioteca pública, llevaban un prefacio, y confieso que, después de más de cuarenta años que hace que llevo escribiendo, suelo lamentar que esta moda haya pasado. Recuerdo particularmente, con cierta nostalgia, algunas novelas de Conrad, precedidas, no sólo de un prefacio, sino del prólogo de la segunda edición, incluso el de la tercera, así como de unas palabras preliminares, de una advertencia y de toda una serie de textos familiares que me gustaban casi tanto como el mismo relato. ¿No constituía esto para el escritor, al margen de su obra, un modo de entrar en contacto directo con el lector? Los novelistas de hoy también se explican de buena gana en los periódicos, en la radio y en la televisión, pero, obrando de este modo, no siempre alcanzan a los lectores de sus obras. No trataré en este prólogo de mis intenciones personales, ni, con mayor razón, de doctrina literaria. En rigor, hubiera podido contentarme con la fórmula ritual, que sirve igualmente para películas: “Los acontecimientos que se relatan son puramente imaginarios, y toda semejanza entre los personajes y cualquier persona real es fortuita”. Esta precaución resulta indispensable desde hace cierto número de años, aunque generalmente ineficaz, puesto que nuestros contemporáneos se reconocen de buen grado en las obras novelescas, sobre todo cuando esperan conseguir de ello algún provecho material. A causa de esto, la profesión del novelista resulta difícil. Hace veinticinco años, por ejemplo, encontrándome en París, escribía Le Coup de Lune, novela


cuya acción se desarrollaba en Gabón, en Libreville, más exactamente en un hotel situado en el límite de la aglomeración urbana con la selva ecuatorial. Imposible recordar el nombre del hotel donde había residido dos años antes, y que no quería citar. Escogí, pues, para mi libro, el nombre menos probable: Hotel Central. No obstante, di en el clavo, y, algunas semanas después, el propietario del hotel gabonés desembarcaba en París para llevarme ante los tribunales. Y esta experiencia, aunque con variantes, se ha repetido cierto número de veces. ¿Cómo hallar un nombre plausible que no haya sido llevado por nadie en el mundo? ¿Y si, al evocar una villa de provincia, se ve uno obligado a citar al prefecto, al fiscal, al alcalde, al comisario de policía? Si hace a su personaje gordo y calvo, ¿no lo será también el verdadero? Si, en el libro, describe a su mujer como delgada y charlatana… En una de mis recientes novelas, Les Autres, me impuse la creación de una ciudad entera, con su río, su Palacio de Justicia, sus iglesias, sus calles, sus almacenes… Pero, ¿cómo componérselas en Bicêtre, donde necesitaba a toda costa sacar a escena a un profesor, a unos internos, a una jefe de enfermeras? ¿Me atrevería, por ejemplo, a describir a esta última como pelirroja, morena, autoritaria o amable, sin correr el riesgo de acertar? Afirmo que, aunque haya visitado el hospital de Bicêtre, no me he tropezado en él con ninguno de los personajes descritos en esta novela. Esta afirmación es válida en lo que se refiere a mi director de periódico, a mi abogado, a mis dos académicos: juro que no he copiado nada. No siendo, pues, la mía una novela de clave, repito, sin embargo, la fórmula consagrada: “Toda semejanza con personas reales, no será más que pura coincidencia”. Y continúo echando de menos los prefacios del siglo pasado, mucho más personales y sabrosos. * “Prefacio” del autor a su novela Las campanas de Bicêtre, España, Luis de Caralt, 1966, pp. 7-9. La primera edición de la obra en su idioma original fue publicada en 1963, con el título Les Anneaux de Bicêtre.

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FÉLIX VERGARA (1977)

Pleno de méritos

Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre existe en la tierra. Hölderlin

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Leyendo a Heidegger, “Hölderlin y la esencia de la poesía”; me detengo en la siguiente proposición: “La poesía es instauración por la palabra y en la palabra. ¿Qué es lo que se instaura? Lo permanente. Pero ¿puede ser instaurado lo permanente? ¿No es ya lo siempre existente? ¡No! Precisamente lo que permanece debe ser detenido contra la corriente, lo sencillo debe arrancarse de lo complicado, la medida debe anteponerse a lo desmedido”. Para Heidegger, Hölderlin es el poeta cuya misión era esta instauración, digámoslo así, la instauración de la instauración puesto que su lenguaje representa un enjambre de fuerzas que se debaten entre lo sagrado que rodea al hombre y la conciliación de su mundo con el universo. Reflexiono sobre el epígrafe y la posibilidad real de que seamos esta determinación poética; en este indicio que me sacude y me mantiene fragmentado se me revela la certeza de mi existencia y una serie de palabras volcánicas, limitadas en su limitación, llega como la tormenta rauda que azota las costas de una bahía oscura en donde se debate mi cuerpo; entonces el recuerdo del vestigio me hiela la sangre y veo que lo permanente es este indicio de esquirlas que atraviesan la soledad de mi espíritu, que se agotan y crecen como siluetas que danzan en un espejo cercado por otras pequeñas revelaciones. La voz de Heidegger regresa con su acento espectral: “Este nombrar no consiste en que sólo se prevé de un nombre a lo que ya es de antemano conocido, sino que el poeta, al decir la palabra esencial, nombra con esta denominación, por primera vez, al ente por lo que es y así es conocido como ente. La


poesía es la instauración del ser con la palabra. Lo permanente nunca es creado por lo pasajero; lo sencillo no permite que se le extraiga inmediatamente de lo complicado; la medida no radica en lo desmesurado”. Lo permanente es, pues, lo fugitivo que nos reconoce como entes divididos, hechos esquirlas, que no alcanzan a definir su forma. Aquí hay que complementarlo con Bataille cuando afirma que el ser preconiza una continuidad aterradora y entonces un abismo se abre entre dos sujetos eróticos. Probablemente sólo se aclara en la muerte; por ello Bataille vio en el acto sexual el freno de esa discontinuidad del abismo en la pequeña muerte. Pero si esa muerte quiere ser la muerte de la palabra, busca ser permanente en el instante, y siguiendo a Heidegger, debe lograr contener la medida de lo desmesurado, sobrepasará el instante, revivirá al instante muriéndose. La palabra que explota como el acto sexual, limpiándose de escombros, siendo la revelación del ser, un retorno donde nace lo que se nombra. Todos quisiéramos creer que nuestro destino es inacabable, que debería comenzar otra vez. Es ahora otro demiurgo alemán, Goethe, que sigue retornando al mundo por decisión propia, lo que se precipita: “Continuamente os quejáis de la vida que tan pronto pasa; sin embargo cuando se contemplan las cosas con sosiego, se comprende que su duración es suficiente. Descansa en tu sitio mientras consagran ellos su cama de respeto, pues antes de que el alma vaya en pos de otra alma, yo habré anunciado a las grandes regiones que he ganado mi apuesta”, y con estas palabras concluye el periplo de Fausto. La medida, que contenga a lo desmesurado. Este lugar ha estado aquí siempre, esperando a no ser el mismo hasta que el poeta lo transforma, lo hace encarnar esa realidad que es demasiado presente en tus emociones, percepciones, puesto que es el fenómeno. Aguardas a que realice su cometido, viaje entre tus ideas, se concrete en tus palabras y se exprese de una manera que no comprendes, pero que adivinas: es la palabra que se abrió paso desde tu silencio. Es el instante del silencio, pero ese silencio no es posible solo.

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¿Cómo se retiene un instante, una escena y un nombre, una palabra que es por extensión lo que reúne a estos elementos que vuelven a verse, que se transfiguran en un acto en donde también se plantea superar lo inteligible? Esas escenas que vemos a cada minuto, que tememos que se repitan, son las que están en el fondo de toda acción: temes encontrar ese tedio, preso de las pasiones, sin poder desmarcarte del prejuicio, del arrebato: que otra vez regresen el torbellino y la inclemencia, y te vuelvas un perseguidor complacido con su sombra. Temes amar como un ciego que ya no recibe lo que ha dejado de ver, pero que no ha dejado de percibir. Es un enigma semejante al de las tramas metafísicas y fantásticas, no es posible asegurar que entre la maraña de este y aquel otro mundo podrá retenerse, como arena en las líneas de la mano, lo permanente, y en lugar de esto las nervaduras de ese espacio sean confusas, toda la trama sea una auténtica tomadura de pelo, un guiño del destino que se vuelve una burla. Quizá así exista el hombre en la tierra.

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Etiqueta de venta de la Agencia General de Librería México


EDUARDO BELTRÁN (1979)

La guerra de los recuerdos Soy incapaz de reconciliarme con mis propios recuerdos y soy, también, víctima de mis olvidos. La memoria es un juego peligroso. Es un arma traicionera: el revólver cargado en las manos infantiles de cada uno de nosotros, listo para disparar directamente a lo más profundo de nuestra mente y sus balas, repletas de dolorosa ironía, se aprestan a herir justamente aquello que sabemos es lo más sensible. Un triste final que se repite todo el tiempo y que estamos condenados a vivir por siempre jamás. El recuerdo nos traiciona e, invariablemente y en el momento menos propicio, nos hará avergonzarnos de nosotros mismos, trayendo al presente aquella imagen que hemos luchado por borrar. Como francotirador, el recuerdo vergonzoso habrá de esconderse en alguien más y habrá de atacarnos por la espalda. Pero así hemos de vivir y escondernos es un lamentable paliativo de una amargura omnipresente. Éstos son ataques fugaces —a traición o desde nuestro interior—: la memoria y sus esquirlas de recuerdos pueden darnos una tregua y, con una pequeña dosis de enervante negación, hasta podemos resistir las embestidas con algo de entereza. Pero hay quien está desnudo en pleno campo de batalla, aquel que no tiene trinchera que lo cubra, casco que lo proteja ni fusil que lo defienda. Hay algunos, unos cuantos entre nosotros, que no tienen la única defensa contra el ataque de la memoria: el olvido. Y es que el olvido consuela y protege. Es la manta protectora que nos hace sentir que nada malo hay en nuestro pasado, que hemos sido lo que queremos ser y que la memoria se ha retirado. Pero, como dije, el olvido no es de todos,

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y hay algunos que, —malditos en un mundo de recuerdos— son incapaces de dejar atrás. No puedo dejar de sentir lástima por aquellos hipermnésicos que andan por la vida con una enorme memoria, a veces incontrolable, recibiendo terribles heridas que, sin ser mortales, cualquiera desearía que así lo fueran. Imagina por un instante que dejaras de olvidar. Intenta pensar que constantemente regresen a ti las burlas de algún compañero de la escuela que supo dar con tu punto débil o la vergüenza de haber visto el primer beso de la niña de la cual estuviste locamente enamorado y que todos, menos ella, eran testigos de tu amor. Si hurgo muy ligeramente en mi propio campo de batalla no me es difícil sentir la explosión de una mentira pasada, de alguna injusticia cometida o de aquella terrible estupidez que dije y que espero que todos hayan olvidado. La guerra de los recuerdos enfrenta los titanes de la memoria y el olvido, en el campo de batalla de nuestra conciencia la primera víctima es uno mismo, aquel que siente en carne propia aflorar pasados instantes. Pero también hay daños colaterales en aquellos que no podemos olvidar. Estoy dispuesto a apostar muy alto con tal de conseguir que se me otorgue el arma del olvido selectivo, de poder disparar contra la memoria ajena y borrar mis errores en aquellos que he herido antes, de ocultar el dolor causado en otros o el que otros han infringido en mí. En las guerras más crueles son los inocentes los que sufren y en la guerra del recuerdo son terceros los que son heridos dejando cicatrices muy añejas. “El tiempo lo cura todo”, el tiempo te otorga el cobijo del olvido. Pero en aquellos que el manto no protege suficiente habrá siempre pequeñas explosiones que revivan el pasado. Para aquellos que selectivamente deciden recordar y para otros que decidan olvidar el futuro no promete un panorama esperanzador. La guerra está perdida de antemano independientemente del bando al que te sumes. En algún lugar de la Biblia ha de existir la maldición de que la memoria vaya en contra de uno mismo y la penitencia será infernal, trayendo siempre a ti aquello que más quisieras olvidar y alejándote de tus más preciados recuerdos, hasta que lo único que quede sea la noción de que has perdido algo verdaderamente apreciado.


Si bien sufro de los embates de esta guerra, tampoco quisiera que terminara. Se me hiela la sangre al pensar que la guerra estuviera decidida, que todas las batallas las ganará desde este momento y en adelante uno solo de los bandos. La memoria triunfante me dejaría desvalido, desnudo ante el absoluto conocimiento de mí mismo, indefenso ante el espejo que es el recuerdo de lo que he sido y lo que me ha formado. Debo yacer, ahora, extenuado. Acabaría los mitos que he desarrollado sobre cómo me formé; perdería la palabra, la mentira detrás de los consejos que pueda dar, me cerrará la boca al permitirle a mi enemigo recordarme que no es cierto, que no hice lo mismo cuando me encontré en el mismo lugar. Estaría tan desvalido como aquel que no es capaz de aprender de sus errores, inerme ante la imposibilidad de volver a intentar aquello en lo que he fallado. Pero si ha de ganar el olvido también he de perderlo todo. Casi puedo sentir la soledad de no recordar quién soy; de saber que te conozco y que te quiero, pero no ser capaz de evocar cómo te quiero y cómo me has querido. Terribles sorpresas debe darte el olvido atacando tu propio ser: encontrarte frente al espejo y no saber quién eres, pero saber que algo eres y que, seguramente, algo has perdido. Conocer al amor de tu vida cada mañana puede sonar romántico, pero perderlo cada noche y, ¿por qué no?, que también ella te pierda a ti es un precio demasiado alto, probablemente demasiado alto como para atreverse a apostar. La lucha continúa y mañana serán otros recuerdos los que lancen la ofensiva. El olvido hará lo posible por protegerte del ataque y, probablemente, te hiera gravemente a ti o a alguien que se encuentre cerca. Habrá ángeles y demonios en ambos bandos y no habrá bien o mal, infierno o paraíso. La lucha dejará sus huellas en ti, en quien eres y, como desecho de guerra, habrás de salir triunfante con experiencia y humildad, y el dulce sabor amargo~agrio~dulce y delicioso de vivir.

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Ex libris del Centro Cultural El Juglar encontrado en un libro de viejo


saleuqsE ~ Entre finales de 2009 y mediados de 2010 han muerto muchos escritores en el mundo. La lista que abajo ponemos no es total, sino representativa. Toda muerte es importante, toda tiene su peso y su contexto. Quizá pasa sólo que la carne mengua, pero la palabra, esperemos, permanece en su justicia.

ARDURO SUAVES escritor, inventor del periquete (México 1947~2009)

BALTAZAR PORCEL narrador, crítico (España 1937~2009)

JOSÉ SARAMAGO narrador, Premio Nobel 1998 (Portugal 1922~2010)

CARLOS MONSIVÁIS escritor, cronista, bibliófilo, crítico (México 1947~2010)

ANTONIO ALATORRE bibliófilo, filólogo, historiador (México 1922~2010)

ANA MARÍA RABETTÉ Y CERVI poeta (México 1933~2010)

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CARLOS MONTEMAYOR escritor, traductor, académico (México 1947~2010)

ESTHER SELIGSON escritora, traductora, historiadora (México 1941~2010)

JD SALINGER narrador (Estados Unidos de América 1919~2010)

KAGE BAKER escritora de ciencia ficción (Estados Unidos de América 1952~2010)

MATILDE ELENA LÓPEZ poeta, ensayista, dramaturga (El Salvador 1919~2010)

MIGUEL DELIBES novelista, académico (España 1920~2010)

TOMÁS ELOY MARTÍNEZ narrador, periodista, guionista (Argentina 1934~2010)

WILLIAM TENN escritor de ciencia ficción (Estados Unidos de América 1920~2010)

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RetroSpectiva Una cafetería y librería con estilo y distinción en el corazón de Cuernavaca Renta para eventos especiales, celebraciones y conferencias

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Ignacio Rayón #18, Centro Cuernavaca, Mexico, 62000 http://retrospectivaloft.blogspot.com/ retrospectiva.loft@gmail.com (01 777) 243 20 29


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¡Ya viene! V Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Morelos espérala en la primavera de 2011

Dirección de Cultura Escrita Instituto de Cultura de Morelos


49 Ex libris dise単ado por Robert Carters


Librería

El Rincón de la Lectura Superación Interés general Ocultismo

Literatura Historia Ensayo

Leyes y códigos Infantiles y juveniles Juegos didácticos

Av. Morelos # 325-A, Centro, Cuernavaca, Morelos Tel.: (777) 241 76 40 ~ Correo: elrincondelalectura@hotmail.com

Callejón del Libro Todos los sábados y domingos ~ de 10 a 18 hrs ~ Centro de Cuernavaca, Morelos ~ entre Rayón e Hidalgo ~ frente a la catedral ~ libros de todo tipo ~ buenos precios

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Ex libris de Ernesto de la PeĂąa, intelectual mexicano, tomado del nĂşmero XXI de la revista Botteghe Oscvre, Roma, 1958


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