ANTOLOGÍA EXPRÉS EDICIONEZETINA
ANTOLOGÍA EXPRÉS MINIFICCIONES DEL TALLER DE CREACIÓN LITERARIA EN LÍNEA DE DANIEL ZETINA AGOSTO – NOVIEMBRE 2013
DISTRIBUCIÓN ELECTRÓNICA GRATUITA
EDICIONESZETINA COLECCIÓN DETONADORES DOS
CONTENIDO
Presentación 4 Carla Martínez 7 Eduardo Oyervides 16 Nancy Contreras 21 Héctor Sánchez 27 Dolores Reyes 35 Fichas 40
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PRESENTACIÓN Daniel Zetina
Estas minificciones fueron escritas en el Taller de Creación Literaria en Línea coordinado por un servidor, entre agosto y noviembre de 2013. Los participantes, desde Suecia, Nayarit, Ciudad de México y Morelos escribieron a partir de diferentes detonadores: fotos, música, videos, sensaciones, recuerdos, conceptos. Algunos de estos detonadores son evidentes, porque los textos reproducen el tema; otros detonadores son más difíciles de identificar, como la teoría de los temperamentos, pero todos fueron importantes como chispa que avivó la creatividad de los participantes. Los aquí incluidos son escritores en formación, promedian treinta años y tienen más o menos años en el camino de la pa4
labra escrita, de la imaginación. Para todos ha representado un reto enfrentarse a la dinámica de escritura a través de un curso en internet, pero lo han afrontado con entusiasmo y dedicación. Esta Antología exprés pretende iniciarlos en el camino de la publicación de su obra, para que a través de los comentarios de los lectores cada uno continúe en la búsqueda de su estilo personal. Esperamos que estos ejercicios sean del agrado del público lector y que los disfrute en su creativa brevedad. Las imágenes son de la fotógrafa Diana Cortés, quien aceptó prestar su obra como detonador en alguna sesión del Taller. Su ojo no solo beneficia esta edición, sino que intenta dialogar con los textos y con el lector.
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Carla Martínez
A la distancia Llevábamos varios días sin descansar más de dos horas continuas, el desierto era aterrador, la sed asfixiante y el dolor de pies nos desgarraba. Nuestra esperanza ya estaba más cerca desde que cruzamos el muro. Han sido las horas más impactantes de mi vida: ver a mi primo morir de un balazo en Tijuana, a mi vecina violada por el coyote y a mí robando el agua de mi paisano. “El desierto te cambia”, decían todos en mi pueblo, yo pensaba que era un mito para animarte a cruzar. Ya estoy a unos minutos, del otro lado queda mi pasado, en el desierto lo más aterrador de mí mismo, y por delante la incertidumbre.
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La sorpresa muerte Estaba ansiosa de que me comiera, de ser su alimento, cuando de pronto introdujo su miembro en mi crema de chocolate y morí en su lengua.
De regreso Era el oral más placentero de mi vida, incluso me mareé un poco. Justo cuando llegaba al orgasmo, ella vomito sobre mí.
La pianista Tocaba el piano como una elegida. Cada nota era un manjar a mi oído, un olor delicioso a mi mirada. Parecía que escuchaba el latido de un corazón que bajaba en una montaña rusa. Cuando paró de tocar, carraspeó y comenzó a hablar, fue tan desagradable que le escribí a lo lejos para que no me contestara hablando: “AVLAS ORRIVLE”. 8
La violinista y el pay Casi oscurecía, Elena venía de su clase de violín, iba camino a casa cuando se detuvo frente a una pastelería, unos pays de queso deliciosos y frescos estaban en el aparador. Moría de hambre. Metió su mano en el bolsillo, pero solo tenía cinco pesos. Tristemente se alejó con pasos lentos, cuando vio un espectacular anunciando una película del blues que ya había visto. En este instante se le ocurrió sacar el violín y comenzar a tocar. Las notas sonaban tan dulces, que el panadero salió llorando, pues la melodía le recordaba a su esposa fallecida. En agradecimiento, el panadero le ofreció dinero, pero ella respondió: “Solo quiero un pay”. Elena siente el sabor del recuerdo del pay cada vez que toca esa melodía.
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Me convertí en un hombre de hierro Las manos eran más grandes que el cuerpo, caminaba como los gorilas, apoyándome en los nudillos de los dedos. Iba andando por un sendero rojo cuando me encontré con Cleo, una mujer de hierro, muy parecida a mí, iba de prisa pero se detuvo al preguntarme: —¿Por qué andas tan lento cuando solo nos quedan unos minutos? De inmediato aparecieron otros más como nosotros, todos iban corriendo. —¿A dónde van? —le pregunté a Cleo. —Vamos al trabajo donde nos repondrán tiempo y vida, cada minuto no gastado que entreguemos nos lo dan doble. Solo sobreviven los que se quedan con tiempo, los que solo tienen segundos no salen ni de sus casas. Así que vamos, corramos. Cuando me fijé en mi reloj, me quedaban ocho segundos, cerré los ojos y al momento de llegar a cero, desperté.
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Muriendo gota a gota El olor a té de limón me hizo entrar en la habitación. Era una noche abrileña, de esas en las que el calor te pone de mal humor; la idea de un té helado me complacía mucho. La casa parecía desolada: el techo tenía hoyos que permitían pequeños destellos de luz solar, las ventanas nublaban la vista al exterior, los muebles estaban cubiertos con sabanas disfrazadas de color gris. Al entrar a la cocina el sonido era de un goteo constante que a la par del paso del tiempo incrementaba su sonido. Llegué a la estufa. Mientras daba pasos, dejé de escuchar el goteo. Me dirigí a la heladera y el goteo se escuchó muy fuerte, tanto que un zumbido invadió mis sentidos. Ante esa sensación, abrí los ojos con dificultad, estiré mi mano, abrí la heladera y encontré el origen de ese particular sonido: una serie de hielos se deshacían sincrónicamente. Me tiré al piso y en líquido saciaba mi calor.
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La desolación Había vivido la espera durante doce horas para no pescar nada, me sentía como Esperando a Godot, solo que en mi caso era un pez. Recogí mis cosas y me dispuse manejar hasta mi hogar. Seguramente vería un capítulo de Doctor Who, repetiría el de El lobo o tal vez La caja tonta. En eso me concentraba mientras guardaba mi caña de pescar. Manejé durante una hora, estacioné el carro y cuando llegué un viento fuerte hizo que corriera hacia adentro. Azoté la puerta y me quité la chaqueta, las botas y tiré mis cosas. Corrí a la ducha, sentía mil kilos sobre mí. Mientras me bañaba escuchaba la canción de Get Lucky. Terminé y prendí el televisor, me dispuse a ver el capítulo de El lobo y cuando iba a llegar al final me desperté justo frente a los pechos de mi chica, sorprendida me dijo: —Llevas doce horas durmiendo y mientras yo aproveché para masturbarme, en vano me dijiste que me comiera esos peces afrodisiacos que me trajiste.
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Eduardo Oyervides
Infidelidad Esa sonrisa lo cortó cuando él besó otra sonrisa.
Demasiado tarde Hoy llegué después de hace mucho tiempo. Hoy, justo el día en que mi familia se marcha.
Los otros Mi amigo de la casa azul hace tiempo se mudó a mi casa; decían que en su casa había fantasmas y él me contó que no, que sus papás habían salido a comprar la despensa y que ahorita regresaban.
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El recital La cantante saltaba de aquí para allá y de allá para acá y luego se regresaba y las vueltas una dos y tres y de aquí para allá nuevamente y… el público ya no estaba en la sala.
La última llamada —Ya ni le insistas, Chato, ya (se) colgó.
El amor —Lo encontraron enamorado en su baño. —¿Enamorado? Querrás decir muerto. —Es igual, tenía la soga al cuello.
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Declaración Los peritos declararon que “Se quedó sin vida y ya después se colgó y murió de inmediato”.
Preguntas piadosas En clase estudiaban el plato del buen comer. Juanito alzó la mano y preguntó: —¿Dónde va la coca-cola, maestra?
Perspectivas Me miré al espejo y estiré mi mano al frente para tocar mi espalda.
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Nancy Contreras
La casa del fondo Al fondo, solo al fondo de la calle se puede encontrar la casa encantada, llena de criaturitas cansadas que están esperando la cena después de un largo día de trabajo. No se ven por las luces de la calle pero las criaturitas que van a cenar miden cinco metros de alto, pesan siete toneladas y tienen dientes afilados. Es muy raro, pero en esa calle nunca se ven niños jugando en el patio.
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Eutanasia La raqueta quiso morir porque ya estaba en sus últimos momentos y su agonía era mucha. Había quedado lisiada de otra partida. Si seguía así no podría jugar más. No le quedaba más remedio que quedarse en una esquina de por vida o morir en combate. Así que le pidió a su dueña, su cómplice, que la destruyera al final del partido para poder morir con honor.
El testigo Un extraño extraterrestre se mira la ropa en el espejo para ver si estará convincente para hacer visitas a domicilio y comenzar a convencer a la humanidad de que los extraterrestres sí existen.
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El dolor Mi muela... qué dolor. Aquel verano mi muela del juicio me hizo recordar que el dolor está ligado al hambre y al placer. Después de haber comido ese exquisito pan francés con la confiture de zarzamora recordé que esta vez el placer dejaba dolor, sí, dolor de muela. ¿Cómo pensar que esa mermelada dejaría su rastro en aquel hoyuelo olvidado y cariado? Pues sí, por la tarde apareció el dolor ligado al placer de haber comido ese pan con mucha mermelada, que escurría por los lados del pan. Me miré al espejo y el dolor comenzaba a dejarse ver, empezando con la deformación de mi cara. Mi respirar se hacía rápido y el dolor culminaba en mi cabeza. Qué cerca estaba esa muela de mi cerebro, el dolor me hablaba y me gritaba. El espejo me reflejaba mi dolor, mi angustia de saber hasta cuándo iba a encontrar esa cura fantástica para aliviar mi desesperación. Después el hambre volvía y las ganas de comer otra vez, lo peor eran esas ganas de comer pan con mermelada de zarzamora. Mi boca no se abre de dolor, hambre de dolor y dolor con hambre. 25
Héctor Sánchez
Golpe de suerte El set parece no tener fin, cada golpe que lanzo es contestado certeramente. Debo concentrarme, debo dar lo mejor de mí, reuniré mis fuerzas y lanzare el mejor golpe que jamás he lanzado, con algo de suerte podría noquearlo.
Espejo Solo yo te conozco realmente, solo yo sé a qué se deben esas marcas bajo tus ojos. El secreto de tus penas me pertenecen y guardo celosamente la razón de tus sonrisas. Tú y yo somos uno.
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El peor trabajo Bolas van, bolas vienen. Mi espalda me está matando, tener que correr como loco para recoger una pelota que de todos modos no van a usar en ese preciso momento. Definitivamente voy a renunciar… en cuanto el torneo femenino termine.
Pies ligeros Alegre danzaba sobre el escenario, la gracia de sus movimientos tenía cautivado a su público. Un ramo de rosas voló por los aires y se estrelló directamente sobre uno de sus pies haciéndola perder el equilibrio y caer sobre la tarima. Desde entonces, en el programa impreso, piden amablemente lanzar las flores cuando el acto haya terminado.
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Profesionalismo Ejecutaba cada nota vocal a la perfección y de manera magistral realizaba su danza durante la obra, destilaba gozo en cada movimiento, en cada alegre sonrisa. Al mismo tiempo, su madre yacía en su féretro, víctima del cáncer.
El mismo río Dice un viejo adagio que nadie puede bañarse dos veces en el mismo rio, ¿es decir, con la misma agua? Bueno pues que me lo digan a mí, que estoy en medio del afluente desbocado del canal de aguas negras.
La peor cantante Ella misma arrojaba flores a su público. Con un poco de suerte, una de esas flores retornaría a ella.
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Al mal tiempo buena cara Le preguntaron cómo podía estar tan tranquilo en medio de la tragedia: —Ni estando jodido se deja de tener hambre.
Trágico descuido Se encontraba en el escenario, dando vida a una escena de suicidio. Tomó la cuerda, la colocó alrededor de su cuello y con la punta de sus pies movió el banco sobre el que estaba parado. Su cuerpo cayó con pesadez sostenido solo por su tráquea. Realizó hirientes convulsiones y lanzó ahogados alaridos. El público se encontraba conmovido por tan realista actuación. Al cerrar el telón, al término del primer acto, con gran tristeza sus compañeros notaron que se había roto la línea de seguridad de su arnés.
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Fatal desliz El afamado actor pidió a su amante que le ayudara a ensayar la escena de un asesinato. Le proporcionó una cuerda para que simulará ahorcarlo. La apretó con tal fuerza alrededor de su cuello que pronto el cuerpo de su amante se encontró sin vida. Si no era solo suyo, no sería de nadie más.
Falso profeta —Acábate todas tus verduras para que crezcas fuerte y sano —dijo Mamá mientras mordía su rebanada de pizza.
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Dolores Reyes
Sutil Cรกlzame los ojos y te dibujo el cuerpo.
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Firme realidad Eran doce minutos después de la media noche y yo estaba fundida en un mar de confusión y excitación. Todo me daba vueltas pues era la tercera noche seguida que no podía dormir. Solo me concretaba en pensar y pensar en por qué después de tanto tiempo las cosas se estaban presentando así. Era muy triste reconocer que yo había perdido la batalla, pues todo el tiempo, amor y comprensión invertidos y compartidos habían sido materia infértil, pues definitivamente esta era mi triste y muy reciente realidad. Inevitablemente, él iba a ser padre y yo, ¡YO!, no era la mamá.
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El regalo Caminando por la selva de asfalto, Armando iba buscando el peine de metal que justo la noche anterior había perdido. Iba desaliñado, pues acababa de salir de su jornada laboral en el tan espléndido expendio de carbón. Llevaba la cara tiznada y los pelos parados por la pérdida de su apreciado objeto. “A ver, tengo que dar vuelta en la esquina y luego caminar hasta media calle en donde ayer entré a comprar pan, quizá ahí se quedó tirado”. Al llegar al establecimiento, Armando se quedó sorprendido, pues la dependienta del lugar había sido reemplazada por una chica que tiempo atrás le había regalado el objeto extraviado. Después de intercambiar algunas palabras y de presentarle a su esposo, tiernamente lo tomó de la mano y le colocó el peine extraviado. Luego le dio un beso en la mejilla y tras quitarse el delantal salió del establecimiento de la mano de su esposo.
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Fichas
Carla Martínez 24 años. Disfruto ver películas donde haya muerte, sarcasmo y una pregunta en el aire. Soy antropófaga, antropóloga social. Los textos que me encantan son los que me dan una patada en el culo. Twitter @CarlaMtzGlz Facebook http://www.facebook.com/Carla.Nat.Martinez.Gonzalez
Eduardo Oyervides 20 años. Soy un apasionado de levantarme tarde, fumar, escuchar música y leer. También toco la batería, salgo con mis amigos, facebukeo y tuiteo. Mi escritor favorito es Julio Cortázar. Blog http://eduardoyervides.blogspot.mx/ Facebook www.facebook.com/Eduoyervides Twitter @Edu_oyervides
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Nancy Contreras 36 años. Me apasiona el flamenco. Me dedico a diseñar joyería artesanal en plata y materiales reciclados. Algunos autores que me gustan son Arturo Pérez-Reverte y Gioconda Belli. Página web www.artesana.se Facebook www.facebook.com/contrerasv.nancy
Héctor Sánchez 27 años. Me gusta la lectura y la música. Estudié Ingeniería en Control y Computación. Además de escribir tengo una sex shop. Mis géneros favoritos son terror, suspenso, fantasía y aventura. Facebook www.facebook.com/hector.sanchez.0786 Correo hector_77862@hotmail.com
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Dolores Reyes 37 años. Me encantan los rompecabezas, los juegos de rol y estrategia. Además de escribir, me dedico a la educación ambiental. Todos los libros y autores son interesantes para mí, siempre que tenga elementos necesarios para mantener mi atención. Blog http://destellosdeluz.wordpress.com/ Facebook https://www.facebook.com/seyerairam Twitter @seyerairam
Diana Cortés Como fotógrafa he participado en diversas exposiciones colectivas e individuales. Actualmente desarrollo mi creatividad en libros de autor. Trabajo en mi propio estudio y además de la foto disfruto del cine y el teatro. Facebook www.facebook.com/DianaCortesHer
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Daniel Zetina 34 años. Escribo, edito y doy clases. He publicado en poesía Continuación de las causas (2005), Alabanza del libro (Astrolabio, 2013), Vendrá la vida (Cascada de Palabras 2013), Primavera (La Fonola Cartonera, 2013), en cuento El toro Pernot (2004), El colchón (Editoriala, 2011), Mentiras piadosas (ICM, 2012) y Cuatro ramas (La Gata Viuda Cratonera, 2013) y la novela Cuarto en renta (Ediciones Clandestino, 2012). En 2004 fundé EdicioneZetina para promover la literatura emergente. Además de los libros, disfruto del arte en general y de platicar. Facebook www.facebook.com/danielo.zetina Twitter @DanieloZetina Blog http://danielzetina.blogspot.mx/
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Edición única • Noviembre de 2013 © Carla Martínez, Eduardo Oyervides, Nancy Contreras, Héctor Sánchez, Dolores Reyes, Diana Cortés, Daniel Zetina © EdicioneZetina, diseño editorial Los derechos patrimoniales de los textos pertenecen a los autores, quienes son responsables de la originalidad de su obra. No pueden reproducirse sin la autorización de los mismos. edicioneszetina@yahoo.com
ANTOLOGÍA EXPRÉS Se editó en noviembre de 2013 cuando se cumple el aniversario número 362 del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz Se aprovechó la tipografía Futura Md BT Los folios se compusieron en 12 pts Alabado sea el cuento virtual