¿CÓMO VIAJAN LOS DUENDES? EDICIONEZETINA
EFRAÍM BLANCO
¿CÓMO VIAJAN LOS DUENDES? EFRAÍM BLANCO Ilustraciones de Víctor Castañeda Delgado
DISTRIBUCIÓN ELECTRÓNICA GRATUITA
EDICIONESZETINA
¿CÓMO VIAJAN LOS DUENDES? ¿CÓMO VIAJAN LOS DUENDES? ¿CÓMO
PRESENTACIÓN Daniel Zetina
En autor de este libro es un obsesivo, como todo escritor. Deja volar libres sus ideas, alimenta sus fantasías, recrea sus recuerdos, comparte sus desvelos, hace listas como la anterior. Efraím Blanco vive en un mundo posterior al posmodernismo, como sus lectores, pero es un hombre que no se conforma con quedarse colgado de la brocha, después de que le quitaron la escalera, sino que usa esa misma herramienta para escribir metáforas, alegorías, fábulas. Convencido de su oficio, busca el mayor número de lectores posibles para los animales narrativos que nos presenta en esta ocasión. 4
Agrada leer a una persona con sentido del humor y que de pronto deja de pensar en el público y se entrega a sus personajes y ficciones, hasta el punto en que por momentos parece levitar, lejos de la realidad. Por fortuna, los duendes del autor no se parecen a los cronopios ni a otras criaturas literarias, hermosas sin duda pero que de tan copiadas pueden caer en el aburrimiento. Las decenas de minihistorias no parecen tampoco haber salido de ningún taller literario, más bien da la impresión de que fueron escritas en la cocina, en el autobús, en la cama, en la oficina. Algún lector afín a Blanco quizás quiera reconocerse en alguna de ellas, con lo que este libro cumpliría con el extraño fin del arte de ser un espejo de la sociedad en la que surge. Quizás, tal vez no. Léalas, pues, y recuerde que, como lector, usted tampoco tiene la última palabra.
5
¿Cómo viajan los duendes?
Los duendes hacen política una vez al año, solo que le llaman La gran lucha y en ella, durante un mes, se lían a golpes hasta el anochecer.
Cuando Atlas se cansa, siete humanos vírgenes son los encargados de cargar al mundo sobre sus hombros. Es cuando tiembla. Pobres.
7
Los monstruos llevan a cabo sus reuniones en noches de luna llena. El Hombre Lobo, contrario a lo que se cree, duerme.
Un niño duerme con la luz encendida por miedo a los aliens. Su casa es como una vela que arde en el espacio exterior.
En planetas distantes, hay seres avanzados tecnológicamente que lloran de melancolía. Lo han visto todo, menos el mar.
Los viejos de Roswell cuentan de criaturas extrañas, cruzas de perro y alien, que mataban cabras. Las chupaban, dicen.
8
Los niños alienígenas dibujan a sus mascotas en papel. Por lo general pintan a los humanos de color verde. Curioso.
El fin del mundo ocurrió tal como se esperaba. Luego comenzó, tal como se esperaba, con sus mismos fantasmas, terrores, caminos por seguir.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Así gritan los duendes en sus funerales. En efecto, ya muertos gritan ¡ay! Lo que causa mucha tristeza entre los vivos...
El mago pensó en sus últimas palabras, pero el mordisco le arrancó medio cuerpo en un instante. Abracadabra, dijo el gnomo.
9
Las hadas son una plaga que carcome las escobas de las pobres brujas. Pobres de las que vuelan, sin limpiar bien esa peste.
Poco se sabe de los métodos de tortura de los duendes. Se sospecha que gustan de tener sexo frente al acusado. Esos escandalosos.
El juego se puso interesante cuando los cíclopes comenzaron las apuestas. Los humanos, en sus jaulas, temían el “pago por ver”.
La tierra de los gatos gigantes era todo lo que esperaba. Él, un pobre e inocente ratón enano.
11
Anuncian al nuevo encargado de la Secretaría de Relaciones con los Duendes. Otro medio humano color gris. Consternación en redes sociales.
Las apuestas del Fin del Mundo comienzan en Las Vegas. Un tal Santa, tres duendes y un reno apuestan alto a que sí llegue. ¡Qué hueva!, dicen.
Entonces, de pronto, se encuentran al gigante que habían dejado atrás. —¡Ah, chingá! —dicen los exploradores, antes de ser devorados. Hay tiendas donde venden fines del mundo, apocalipsis y otras baratijas. Los hay en diferentes versiones. La más barata es el suicidio.
12
Lo que sueñan los sueños tiene que ver con las cosas que les pasan cuando están despiertos. Aunque sean sueños. Se visten, trabajan, viven.
La verdad es que Indiana Jones nunca libró aquella gran roca rodante, que lo aplastó en la cueva, pero su fantasma sigue buscando aventuras.
La novedad no es que llueva, sino las ciudades que están cayendo como mares en las banquetas de la ciudad. Allí viene otra, parece New York.
Cuando habla de locos, el orate se refiere a esos señores de bata blanca que deambulan por los pasillos, buscando a quién molestar. 14
—El mundo se ha vuelto loco —piensa el viejo Atlas, que arroja esa calurosa bola de fango fuera de la galaxia. Allá vamos. Todo vibra. Adiós.
Viajó en el tiempo tantas veces que perdió la cordura. Consiguió trabajo en la Santa Inquisición, leyéndole sus derechos a las brujas.
El suspenso del siguiente paso: concreto, césped o un hoyo negro. Es preocupante viajar en el tiempo.
Hay mundos sin mares, balas, pastillas, precipicios o rascacielos. Allá la gente se suicida quedándose parada, detenida, vestida de gris.
15
En ese planeta de cerros coloridos también hay marrones y azules, pero el color se nota más cuando se camina entre ellos. El boleto es caro.
La tristeza es como los cerros de un planeta que todavía no han descubierto: amarilla. Tan roja como sus mares. Y azul como sus tres lunas.
Envía “Nostradamus” al 571111* y recibe cinco cuartetas de prodigiosas visiones del fin del mundo y un calendario de regalo. *Aplican cargos.
Alcé la vista y no vi a los Jinetes del Apocalipsis; pero sí los escuché, eran cuatro y sus bramidos eran tan temibles como pitidos de Nextel... 17
Nos quejamos de los lunes sin saber que existía un día Alfa, el primero, que de tantas quejas se eliminó de todas las semanas, para siempre.
A veces sueño con sonidos; esos seres diminutos que nacen con una canción, viven en ella y mueren con la última nota, siempre en agonía...
¿Duendes en Twitter? ¿Quién dijo eso? ¿Prender cuál luz? ¿Quién es usted? ¿Quiénes son ustedes? ¿Duendes en Twitter? ¿Quién dijo eso?
Los lunes los duendes suelen ir a terapia. Cuentan sus problemas y destapan las viandas con restos humanos que llevaron para almorzar. 18
Los viajeros se reparten el tesoro de las migajas del tiempo. Son esquirlas que brillan en la noche y desaparecen para encontrar nueva luz.
Lo malo de sentir tantas mariposas en el estómago es que cada día se elevaba más y más, hasta que se perdió en algún lugar del cielo.
Hay duendes que se mueren de amor. Cuando el corazón se les rompe, su cuerpo se desvanece poco a poco. Son una luz, que brilla a veces sí...
Los zombis se cansaron de buscar cerebros y comenzaron a cosecharlos. Luego a comerciar con ellos, guardarlos en bancos, ver TV... 20
—Todo se lo debo a mi mánager —explicaba el campeón a San Pedro, que no sabía cómo explicar...
El payaso corría por toda la casa buscando algún refugio. Los niños, con cuchillos en las manos, acechaban al grito de: ni uno más.
Hacían el amor cada que sus jefes miraban hacia otro lado. Ella soñaba con el cielo, él tan solo con no regresar nunca al infierno.
Cuando bajaron las escaleras encontraron la puerta principal abierta. Las huellas de niños, interminables, no dejaban de aparecer...
21
La gran guerra interplanetaria ocurrió por un error del embajador: en las Pléyades la alfombra roja marca el camino hacia la muerte.
El asesino mira a la calle a través de una pantalla de televisión. Tiene miedo a la gente. Por eso decide matarlos uno por uno...
Los invasores llegaron a la tierra en una tormenta de octubre. Eran diminutos. Temibles. Acorazados bajo brillantes gotas de lluvia.
En realidad, el Santo moría a manos de sus enemigos con una pasmosa facilidad. Era alérgico a la plata. Su doble, al menos. 23
Cuando miró hacia arriba entendió de qué hablaban aquellos hombres en la cantina: “luces blancas”, “ruido”, “verdes”, “no salgas...”
El nuevo campeón mundial piensa en Iván Drago, en ese viejo rival que se muere de viejo en Siberia, donde cuenta historias de cuando alguna vez...
A cada oportunidad, los duendes siguen al conejo blanco. Luego lo atrapan y lo cocinan con deliciosas yerbas silvestres. El tiempo vuela...
Los duendes sueñan con tazas de café que vuelan. Ardientes naves impulsadas a vapor, que vierten justicia en las gargantas de los humanos. 24
Los duendes de ciudad corren un poco más despacio que los de campo. Les pasa por glotones, creo. Y por esa manía de arrastrar los pies.
Blues para que los duendes no molesten a estas horas; que suelen despertar apenas, y desayunar humanos que usen pantalones de mezclilla.
De lo que más se muere la gente es de la espera. De los nervios que los envejecen. De la alegría (o tristeza) que los empequeñece al final.
La máquina de la muerte estalla en llamas y mata a sesenta y tres clientes. El papel de cada uno decía: muerte por inesperada ola de calor. 26
El técnico encargado de aceitar la máquina del tiempo se muere de envidia. También quiere sentarse y morir, desintegrado. Pobres diablos.
Nació con miedo a las nubes. Moría de miedo incluso ante esas pequeñas nubecitas de color rosa, hechas de dulce, con un palo para llevar.
Cuerpo cortado: síntoma eterno de la esposa del aprendiz de mago.
Se vende máquina de clonación bien cuidada. Tiene un pequeño defecto con la copia de personalidad. Se incluyen clones bipolares de regalo.
27
Los tristes vampiros que se han jubilado miran telenovelas todo el día. Es irónico, piensan. En el mundo, solo quedan alrededor de 132.
El nuevo hombre llegó a la nueva tierra y le sugirió a la nueva mujer un par de nuevos pecados. El nuevo Dios dijo “¡Carajo!”, de nuevo.
Dejó los zapatos para que nadie siguiera sus pasos. Su sombra, confundida, echaba al suelo migajas de pan.
Los monstruos no existen. Repetía para sí mismo Luis, arrastrado a la coladera por un payaso infernal.
29
Hay días que las revoluciones alcanzan a todos. Los zapatos, vibrantes, urgen al dueño la hora de salir.
Su espíritu llegó antes. Desde entonces, en los baños de la ciudad, se rentan zapatos para almas desbocadas.
El truco resultó de lo más exacto para el viejo mago y desapareció. Su sombra, sin embargo, seguía ahí.
Los duendes tienen prohibido mentir en viernes. Así que en la calle se gritan desdichas, verdades, herejías y obscenidades. Todo se perdona.
30
Las grandes migraciones de duendes ocurren siempre en años pares. Es preocupante, sin embargo, que la anterior aún siga ocurriendo.
El primer candidato duende fue muy breve. El segundo también. El tercero aún más. El cuarto, tan breve, no alcanza a subir al escenario.
El proceso político de los duendes es sencillo: destierran a los candidatos. Luego todos juntos deciden hacia qué dirección mover la aldea.
Nostradamus soñaba una gran red que derribaba reyes en el futuro. Una telaraña enorme llena de gritos y letras que no era capaz de entender. 32
La verdadera tristeza escurre desde la espalda y se convierte en sudor. Los médicos, silentes, ignoran el sufrir de los pobres deportistas.
Los meteoritos se extinguieron el día de la caída de un gran dinosaurio que vino desde el cielo. Los sobrevivientes soñaban con la venganza.
Narcominificción: Contempló la escena del crimen y lloró; al fin había matado a todos sus enemigos, ahora la vuelta a casa sería tan triste.
El viejo Da Vinci dejó de probar sus propios inventos tras el fiasco del helicóptero de madera. Ahora jugaba en inofensivas redes sociales. 33
El gigante asoma desde su casa flotante en las nubes. Piensa seriamente en el suicidio, pero es inmortal. ¿Y ahora? Sigue mirando su Aleph.
Un gato reniega de los malos hábitos de su amo. Le roba el alma —un poco— cada noche y luego se pone a pensar con qué demonios llenarlo.
En ese librero las cosas no podrían estar peor: es una guerra de hojas encueradas volando por doquier y algunas pastas erectas sin pudor.
Un rey pequeñísimo gobierna un país donde nadie lo quiere. Cada diez años hace una consulta y es reelegido. No entiende a los gigantes. 35
El profeta escribió que un día los pobres humanos no podrían escribir más allá de 140 letras. Luego vendría el infierno, a menos, claro, que…
El fantasma de Indiana Jones corrió a través del laberinto y esquivó con audacia las antiguas trampas. Una vez afuera, lloró.
Todavía suenan los gritos de los duendes que se quedaron atrapados en el elevador. Murieron de miedo con el espasmódico descenso al piso dos.
De entre el polvo salen los duendes. Lo bueno que seguimos vivos. Seguimos. Dijo el gigante, que pensaba si dar el siguiente paso o no. 36
Eso que viene dando vuelta a la esquina es un monstruo conocido. Pens贸 Mr. Hyde.
37
Efraím Blanco Egresó del Diplomado en Creación literaria de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay del Estado de Morelos. Estudió Letras Hispánicas en el CIDHEM. Publicó en poesía El alma de las cosas e Imaginando sueños y en cuento Estos pequeños monstruos y Absurdos. Ha aparecido en diversas antologías. Ganó Juegos Florales Cuernavaca 2010 en poesía, con Los que amasan la tierra. Dirige la editorial independiente Lengua de Diablo. En 2012 ganó el XI Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola con Dios en un Volkswagen amarillo.
Víctor Castañeda Delgado Estudió en la Escuela Profesional de Iniciación Artística del INBA y en el Centro Cultural ENEP Acatlán. Participó en diversas exposiciones colectivas e individuales. Incursionó en la docencia de artes plásticas. Emplea diversas de técnicas como dibujo, escultura y pintura. cstadelv@hotmail.com
Edición única • Marzo de 2014 © Efraím Blanco, Víctor Castañeda Delgado, Daniel Zetina © EdicioneZetina, diseño editorial Los derechos patrimoniales de los textos pertenecen a los autores, quienes son responsables de la originalidad de su obra. No pueden reproducirse sin la autorización de los mismos. edicioneszetina@yahoo.com
EdicioneZetina no es una editorial independiente
¿CÓMO VIAJAN LOS DUENDES? Se editó en marzo de 2014 Se aprovechó la tipografía Futura Md BT Los folios se compusieron en 12 pts Alabado sea el cuento virtual