Guerrero en el corazón

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GUERRERO EN EL CORAZÓN ANTOLOGÍA DE POESÍA EDICIONES ZETINA


GUERRERO EN EL CORAZÓN ANTOLOGÍA DE POESÍA ENERO DE 2015

COLECCIÓN DETONADORES SEIS

PROMOCIÓN ELECTRÓNICA GRATUITA


CONTENIDO

Presentación 4 Blanca Vázquez 7 Everardo Perro Rabioso Martínez Paco 13 Gabriela Zavaleta 21 Jorge Manzanilla Pérez 29 Lucero Salgado 37 Edgar Artaud Jarry 43 Joyce S. Hernández 57 Ulber Sánchez Ascencio 63


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PRESENTACIÓN Daniel Zetina

El estado de Guerrero, al sur de la república mexicana, es una región con montaña, sierra, costa y valles. Por su diversidad y calidez, puede verse como una muestra representativa de nuestro México. Su orografía, pero sobre todo su gente, han hecho de sus ciudades y pueblos un destino turístico privilegiado a nivel mundial. En lo social, presenta una variedad impresionante. Hay comunidades indígenas, mestizas, de origen negro y extranjeros de todo el mundo. Sus costas se bañan con las aguas del océano Pacífico y su clima es excepcional… Pero Guerrero no solo es turismo y brisa marina. Entre sus comunidades ha habido, desde antes de la Colonia, habitantes 4


inconformes que hacen escuchar sus voces y necesidades de igualdad, educación, democracia, paz y equilibrio social. A lo largo de su historia, esta entidad ha sido la cuna de movimientos sociales y políticos, que han trascendido a la escena nacional e internacional. En 2014 nuevas voces se han levantado para exigir paz y justicia. En Guerrero también ha habido siempre un movimiento cultural fuerte, combativo, con propuestas innovadoras y excelentes representantes. En esta ocasión varios poetas actuales, activos en publicaciones y foros de expresión literaria, suman sus voces para dialogar con su tierra. Algunos poetas nacieron en Guerrero, otros tienen ahí ancestros y alguno más fue cobijado por esta hermosa tierra para estudiar o trabajar. De cualquier modo, nos sumamos todos al interés de proponer voces poéticas, miradas artísticas, discursos metafóricos para ofrecer así luz y esperanza para quienes viven o tienen un pedazo de su corazón en Guerrero. 5



Blanca Vázquez

Alas de tierra I El hombre se detiene un poco en la calle, los pies le pesan, son baldosas que se mojan con sus ojos aguados. Escurren. La tarde se revuelca en ecos de palomos alborotados, arrullos delirantes que estremecen el cuerpo. El hombre no se ve, se engaña con otros que se topan de frente, es todos y es nadie, un montón de carne articulada. A veces las calles se confunden con su cuerpo, chocan como piedras que patean los niños al salir de la escuela, el hombre se espanta, los palomos alborotados gritan.

—No estamos armados, no estamos armados! 7


Los ecos taladran la noche que se mete por las ventanas, los palomos baten sus alas de tierra, pero nadie oye nada. Volar es cosa de otros, hay palomos que deben quedarse, vivir escondidos tras muros de piedra, oír sus arrullos como lamentos de gracia.

—No estamos armados, no estamos armados! Las manos del hombre se desaguan en rojo, oscurecen su miedo que se va pegando a su cuerpo partido. Se siente el calor sofocante y huele a tamarindo, ese dulzor triste llena las puertas cerradas de otros cuerpos. El hombre se tira al suelo y llora, los palomos mueren en desbandada, la tierra suda en rojo pero nadie vio nada.

—No estamos armados, no estamos armados! El cielo es más negro que los ojos de los muertos, gimotea los arrullos que se van perdiendo en los delirios. No hay cielo para todos, todos son en el infierno. El hombre se duele, golpea su pecho cuarteado, mira a los palomos como hebras del paraíso. 8


Observa. Los perdigueros llenan la noche, recogen las aves y se las llevan.

—Vivos se los llevaron, vivos los queremos! El día gotea rabia levantada en los cuerpos. El hombre se ha convertido en cuarenta y tres, y silba. Los silbidos inundan las casas, se llenan los patios de silbidos. El silencio se rompe, silban todos, vuelan las parvadas, y silban.

—Vivos se los llevaron, vivos los queremos! El hombre se convierte en otros hombres, en mujeres, en niños, en ancianos que buscan palomos. Las plazas extrañan su batir de alas, las plazas de llenan de gente, las plazas no planean la retirada, las plazas lloran los días, pero esos, los otros, no les dicen nada.

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II Rompo el silencio en medio de la madrugada. El cielo se cae en la negrura de la indiferencia. Todos se arrejuntan y tiemblan. Una cara de mujer se revuelve en el insomnio. Las horas son hondas y se pierden. Laten los oĂ­dos con esperanza. La esperanza es agua. Hay sequĂ­a. Un corazĂłn es todos. La guerra a veces no es con armas. Con ecos las palabras pelean. Rompo los dedos en medio de la madrugada. No se puede dormir cuando no estamos completos.

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III Estoy presente en las cartulinas mojadas de la plaza, entre unos y otros se escuchan nuestros nombres. Mi nombre se multiplica, crece en las manos levantadas. El ĂŠter desaparece. Soy mientras todos me nombran, no estoy solo a pesar de estar en el vacĂ­o. Desde aquĂ­ se oyen los pasos que golpean las aceras, se ven las miradas descompuestas de hartazgo, pueden sentirse los clavos que gritan, Existo, soy. Una noche no es suficiente para callar a los muertos.

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Everardo Perro Rabioso Martínez Paco

Ricardo Amárrate las botas, Ciñe tu cintura, El azul te sienta bien, Realza el tono de tu piel. A veces es bueno tener miedo, Es una multitud enardecida, Solo piden sus derechos Piensas en voz baja, Escudo y tolete No necesitas más, Golpea, golpea, golpea. Lo siento, Solo cumplo con mi deber.

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Samanta Hoy es un buen día, Tenemos que hacer historia. No retrocedan, No pasa nada. Nadie puede callar mi voz, Tu voz, Nuestra voz. Nadie tiene derecho sobre ti, Somos fuertes, Inteligentes, consientes. Escupe balas de verdad, De esperanza. Ni un paso atrás camaradas, No son disparos, No son disparos. La sangre no me moja, Me alimenta, Me da fuerza. Las balas rebotan Cuando se tiene fe y esperanza. Ni un paso atrás, nunca más.

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A quemarropa Valiente, tú eres el más valiente, toma la pistola, dame cinco balas, son seiscientos pesos, me debe doscientos, que escarmiente, que vea lo que se siente. Inhala, exhala, van a tu cuenta, dos piedras, dos cigarros y cinco balas. Lo acompañan dos niños, parecen hombres, estalla, pierde, dispara. Charcos de sangre, cinco golpes, cinco disparos. De a ciento veinte la bala, me debes trescientos. Escarmienta, piensa, piérdete. Los niños lloran, no pasa nada, el hombre ha caído, dales un poco de crack una Coca y unos Chetos, su vida empieza a mejorar. 15


No pasa nada AquĂ­ no pasa nada, no se escucha nada, no existe nada, no veo nada, reproduzco cordialmente la nada en la nada, no existen figuras, no hay sonidos, no se siente nada, no existo, tĂş no existes, estamos conectados por la plenitud de lo anormal, en donde no existe nada. No quiero abrir los ojos, no quiero salir del umbral, no quiero y no lo hare, ya que allĂĄ afuera no existe nada, absolutamente nada. 16


Incoloro Algarabía tácita, fiestas grotescas lúdicas, restrojos de reminiscencias desencadenadas cuando el sol acicala la forma perfecta de la sangre. El llanto resuena en el tiempo perdido, sin secuencia, demorado en los pliegues innecesarios de tu cuerpo, geografía rústica llena de polvo y miel. Llena de esperanza y fatiga, buscas entre los cuerpos ocultos llenos de tierra, sangre y llamas, la fe no se rompe, mi fe no es de vidrio. 17


Estallido Murmullo cálido se escapa frágil en esa última expiación de aire, mueve lentamente la boca trata de devorar todo el aire necesario. El dolor no se siente, el dolor no se siente. Entíbiame con un poco de tu sangre, con un poco de tu vida. Las balas no entran por la boca. Rozan insipientes los delirios de las madres. Los puños se reproducen, los gritos se multiplican, las balas nos detienen. El llanto no nos cura.

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Violín En memoria de Miguel Ángel Tavira Maldonado y su eterno violín incansable

El verde te sienta bien, realza el tono de la sangre cubriendo tus botas, los hombres verdaderos lo notan, quieren pelear pero se detienen, eres más fuerte que ellos. El violín suena a lo lejos, música para la batalla, milpa para los dioses, parque para los guerreros, sangre para el invasor, lágrimas para las madres. Toque y siga tocando, don Porfirio, que la música no desaparezca, los verdes retroceden, la milpa está muerta, el parque agotado, el invasor ha detonado mil cabezas, lágrimas en los rostros de las madres. los niños juegan a matar, vestidos de verde, la milpa no retoña. Se acabó la música. 19



Gabriela Zavaleta

Nadie nos advirtió de infantes: Somos un germen que cruje bajo obsesivos refranes un núcleo bordado en palabras antiguas. Son pasos insectos que trepan lo matinal del frío; y es que está anudado el andar en plegarias que no evaporan ni ciclarán. Nunca. Construcción de añicos sobre lenguas bullentes que en la conciencia de otros se multiplican. 21


Y no hay saliva coherente que advierta el peso insensible del plomo. Nadie nos advirti贸 de infantes que la memoria de la injusticia es un enjambre de avispas viudas.

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Ya no eras tuya A las mujeres indígenas, que por tradición aún son vendidas

Tú naciste Carmela de una vida comprada. Está triste tu casa …Carmela y no abrieron las flores mañana lloraremos todas …Carmela la abuela de tu abuela las hijas de tu madre y las de tus hermanas. Recorren las calles mujeres de bronce con cuerpos deshabitados con los ojos secos y los pies enlodados.

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Ya no eras tuya, Carmela desde antes de nacer. Todavía no te mueres, Carmela, y tu alma ya anda en pena buscando refugio en la milpa en los escapularios en los sueños bordados en los sueños amontonados. Mañana profanará tu cuerpo …el hombre que te ha comprado.

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Hermanos todos A los campesinos caídos en Aguas Blancas, Guerrero, en 1995

28 de junio día gris El aire resoplaba mortecino… llevábamos caminando la mañana Hermanos todos compartíamos sueños, esperanza y un taco de frijoles Pasaditos de las diez de la mañana nos reunimos en el vado Sobre el cielo la rapiña metálica amenazaba acechaba nuestras cabezas ordenaba fuego a los indios Ráfaga mortuoria interrumpía nuestro andar También son pueblo yo gritaba a los azules —Cállate compadre te van a reventar Es el pueblo contra el pueblo, yo gritaba —Cállate compadre te van a reventar Pira de cuerpos y voces Sudor y lágrimas La esperanza agonizaba Los pobres los que no tenemos nada 25


la vida mi riqueza Hermanos todos yo gritaba —Cállate compadre te van a reventar Azul a mi derecha hierro en mi cabeza Pensé en los niños jugando en el río Pum estalló mi cabeza, el hilillo de sangre escribió en su bota hermanos todos.

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Nuestros siglos Los siglos no tienen ojos porque los años son ramas secas que crecen sobre su rostro. Horas gotas evaporan: ruinas sin vientre parlantes pedernales mudos un laberinto que gira quetzal que se ha quedado sin voces piedras destripadas huecas una falda de jade incompleta un calendario que nadie entiende noches de almas trémulas. Día: refugio de héroes que no despiertan.

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Jorge Manzanilla Pérez

No me consumas la muerte En medio de los dos, una imprudente aguja nos viste y desviste de sombras, agua espacio. Realidades que inflaman. En medio de los dos las noticias de sangre, el asfalto nos atrapa para luego sepultarnos. Mientras tanto en la calle: Señora, arriba del grito está la desesperanza, la lentejuela del miedo, la voz que entra y sale por las esquinas, la suave patria del narco. Señora, deje de trapear a orillas de las palabras. La diversidad no escucha razones.

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Deje de ver la telenovela de las diez, el agua de la estufa nos está quemando entre sal y cebolla, pronto seremos humanos. Señora, el chisme es una trampa de la lingüística, haga la cuenta regresiva del lamento, sus remedios caseros, respire y toque madera.

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Trágate el instante en píldoras de espuma. Trágate el instante en píldoras de bilis. Trágate el instante que sucumbe. Trágate el hedor. Trágate. Lo diré una vez y nada más: Resolvamos nuestra búsqueda sin ganas de encontrarnos. Cállate ante las balas dactilares Cállate piel de púas blasfemantes, insomnio del mal agüero Calla, té de manzanilla

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Una voz poética escucha sus pasos Obedecían al encantador y significaban exactamente lo que él quería que significaran. Ulalume González

Disculpen las molestias este poema está cumpliendo compromisos. No es por ser supersticioso pero desde ahora los sueños son de mal agüero. Si alguien percibe la mentira haga el favor de escribirla. A partir de este verso: La poesía se consume en envases de palabras. Ya no hay poeta encargado del abismo. Repito: Ya no hay poeta encargado del abismo, el abismo se quedó sin encargado, caigamos lentamente Mejor vaya con su poeta más cercano y compre versos tetra pak. Para la navidad la inspiración se venderá por separado.

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de

León


Coca cola, cerveza clara, marlboro después del sexo en esos rincones que aún nos quedan para el humo o el romance. X box, tonayán, Ezra Pound, Whitman, cartoon network, troyan. Evite usar este poema en superficies cerebrales, si tiene duda pruebe en otros versos No mezcle esta cadencia demasiado siempre es poco el cloro para los poemas de Vallejo. Trilce es para mayores de edad Precaución: Sobre advertencia no hay engaño: si lee poetastros no se provoque el vómito salga a la luz Nunca demasiado y corra con su crítico de cabecera, él le aconsejará qué sueño dormir bajo qué lámpara aullar para librarse de esos temerosos nocturnos en que las palabra sobran y los sueños los sueños son de mal agüero.

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Miércoles de plaza en la: Detengo el spot para introducirme a los pasillos transparentes seductores del marketing y su carne molida, sus frutas y verduras plásticas son la sangre que corre con el billete de cincuenta pesos. ¡Compre las ofertas de la pupila frívola! En el área de pan dulce ha caído un llanto de azúcar tenga cuidado, puede resbalar con las cuartillas de la papelería. Señora detenga el carrito El niño se columpia con la voz del ipod. Señora compre el jabón antirrostros demacrados. Cambie sus uñas violentadas por uñas de acrílico. No se detenga entre las especias, no abra los productos dentro de la lengua.

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No pierdas el hueco de nuestras imágenes Entre tu boca y la mía, una espina punzante, embestida por una lengua recién embarazada. Retrocede. Caen seres lacerados ante nuestros ojos, la quietud es una metáfora del ingenuo, vayamos al territorio de la pus, al tímpano del pasado.

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Lucero Salgado

Del instinto de supervivencia a la violencia El hombre nace solo Vive solo Come solo Bebe solo Respira solo Fornica acompañado… pero solo Camina solo por el mundo Tiene miedo, inventa escudos Afila piedras, hace armas Luego de sus viajes lleva los brazos mutilados Grita con voz asesina Tiene la lengua torcida Es la pulsión primaria vulgar Entrañas contaminadas, vacío existencial

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Enardecido sin sentido 隆El hombre se vuelve infierno es un demonio! Ya no se siente solo porque se qued贸 solo No tiene miedo.

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De la libre expresión El Hombre es poeta es un científico del sentimiento experimenta en los conflictos, edifica entre las ruinas crea el humanismo es la carga que lleva desparramándose en rincones en perfiles lívidos de su lengua ¡Habla! es el sufrimiento cosmos del ego, semen fecundo de lo ya muerto labrado tortuoso de inexplicables bellezas: Arte. El Hombre: Señor de lo subjetivo, esclavo de las palabras y torcidos pensamientos ¡Representación atroz! Tú, hombre que te escribes Rompes silencios

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Diós descansa los domingos Esa noche, cuarenta y tres a oscuras se preguntaban recogidos, con miedo y en silencio: “¿Dónde está Diós ahorita?”, “¿Qué andará haciendo en este momento?” “Se supone que nomás descansa los domingos”. “¡Diós mío, haz algo!”, “¡Diós, te estoy rezando!”, “¡Diós, escúchanos, es sábado!” “¡Diós, no dejes que me maten!” “¡Diós, hoy es sábado!” “¡Es sábado!” Esa noche, crujir de dientes se escuchaban los ojos más apretados que nunca se cerraron mientras cuarenta y tres juntos rezaron.

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Las niñas de Cuajinicuilapa Maricela se miraba por primera vez frente al espejo como una verdadera mujer; donde dejaba de un lado la mochila y del otro el juego de té. Dejó caer su vestidito de holanes y su huipil bordado y no entendía por qué… La televisión encendida a sus espadas, ¡grandiosidad del Hombre! ¡Noticias negras, cuarenta y tres, muertos, once más, muertos, cien más, muertos, mil más, muertos, desaparecidos, muertos, balaceados, muertos, incinerados, muertos, violados, muertos, asesinados, muertos, desollados, muertos, golpeados, muertos, secuestrados, muertos, vándalos, muertos! Armonizaban la tarde los corridos de la esa camioneta blanca, la que esperaba allá afuera, mientras ella en el baño se deshacía su trenza, se vestía de prendas negras, de crepé y telas raras y feas. Ya no se sentía Maricela, ya ni sabía quién era. Maricela salió del baño, abrazó a sus padres y a su hermano; caminó rápido hacia la calle llorando. El señor de afuera la apuró. “En dos semanas te la traigo”, dijo el dueño del carro al papá de ella, mojado en llanto.

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Maricela se quitó el rosario del cuello por primera vez, ese que le regaló su cuñado Mateo al morir su hermana Mabel. A Mabel se la robaron cuando tenía dieciséis, Maricela tiene doce, y el ese hombre ahora quién sabe qué le vaya a hacer.

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Edgar Artaud Jarry

El cadáver seco Después de n veces en la cola del Banco un cadáver seco enfrentaba con miedo a la cajera, quien con un semblante agrio retomaba el documento: son 3.141592 miles de dólares, más la comisión; el cadáver angustiado replicó: señorita, ya le dije varias veces que mi depósito es en pesos aztecas, la empleada respondió molesta: mire señor cadáver, su Banco no existe no me aparece en la computadora, si deposita 3.141592 miles de dólares el Banco aparece, si no, desaparece. El cadáver seco emprendió el rumbo a la salida, atravesó la puerta y el Banco a sus espaldas, completo, se desintegró. 43


Mi gato Estaba disfrutando mi programa favorito cuando toc toc, se escuchó en la puerta ¿quién es?, pregunté soy el gato, respondió abrí la puerta, en efecto, era mi gato. ¿Qué haces afuera? es la hora de la siesta, dije. El gato se dirigió a tomar su almuerzo que consiste en leche, croquetas y pellejos. Esto ocurrió quince días atrás. Ahora mi gato está desaparecido o muerto, quizás los maleantes o la policía lo secuestraron, para pedir algún rescate. Hace dos horas llamaron a la casa ¿a qué hora su hogar está vacío? es que pensamos asaltarlos, me dijeron. ¡Queremos su automóvil!, explicó otra voz ruda y me conminó a que dejáramos las llaves con el guardia de la entrada. Tendremos que preguntar por el costo de un automóvil usado, le dije a mi mujer y también, preguntar por otro gato.

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Miedo El miedo a que la policía encaje sus dedos en tus ojos y te desuellen vivo el miedo a que la marina o el ejército te torturen el miedo a cruzar esta calle donde viven delincuentes el miedo a ser detenido en el retén el miedo a que te amarren a una tabla y te sumerjan boca abajo en un tanque de agua el miedo a que te golpeen en el estómago el miedo a que te arrojen desde algún helicóptero el miedo a que amenacen a tus seres queridos el miedo a perder el empleo el miedo a que secuestren a tus hijos el miedo a que te arrojen al vacío el miedo al miedo el miedo a escribir este Poema el miedo a publicar lo que piensas el miedo a quejarte el miedo a marchar el miedo a que te amenacen por escribir el miedo a los que tienen miedo el miedo a la mirada de las madres que tienen miedo ellas te piden que ponderes las consecuencias el miedo al miedo de los colegas y amigos 45


el miedo a quienes no contestan tu saludo y huyen del lugar el miedo a los poemas que tienen miedo el miedo a los que meten el miedo al clóset el miedo y la vergenza para decir a las víctimas tengo miedo, lo siento, tengo mucho miedo el miedo a llorar en público, el miedo al miedo el miedo a los políticos del partido en el poder el miedo al presidente municipal el miedo a los empresarios el miedo al presidente del País el miedo a los funcionarios que tienen miedo el maldito miedo, miedo de vivir, de salir a la calle, de trabajar, de intentar ser feliz el miedo de escuchar las noticias ver los ojos de tu mujer, esperando miedo de no poder ocultar el terrible miedo miedo a la Iglesia, a la Educación, a la ciudad miedo de morir ya basta #noresistomás.

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El día del padre Mi familia decidió festejar el día del padre y me llevaron al restaurante Tribilín que estaba saturado de familias con padres. En todas las mesas servían vasos con vino, cortesía de la casa, gorros de cartón con papeletas de colores y vuvucelas para padres. Ordenamos un menú vegetariano con sabor a gato horneado y orejas de dulce estilo maleante acribillado. Los meseros arribaron después a nuestra mesa para cantar un estribillo: feliz cumpleaños papá, feliz cumpleaños papá. En las mesas vecinas los padres sonreían complacidos, se quitaban la dentadura postiza y la sumergían en los vasos con vino. El jefe de meseros pidió silencio y comenzó un discurso: Ahora voy a declamar el poema Carta al padre del poeta Oscar Altamirano, dijo y comenzó la lectura emocionado. Después los padres formamos una fila para besar y abrazar a las hijas de los otros padres. Disfrutamos de una tarde fenomenal, el sol nos guiñó un ojo desde el horizonte y sonreía entonces abordamos el automóvil de regreso a casa: es el momento en que los delincuentes salen a matar. 47


Señor gobernador Señor gobernador, yo no voy a votar estoy muy decepcionado con usted cada vez que lo escucho me da rabia pero no se preocupe tampoco votaré por ningún otro partido que nos han defraudado históricamente; señor gobernador yo soy un artista y estoy muy decepcionado de la visión cultural de su partido del autoritarismo de la visión empresarial que usted promueve no por ser capitalista sino por ser un duro ha olvidado a nuestros pobres no entiende nuestro origen 48


esto es normal usted despacha en escritorios tiene muchísimo dinero y está siempre alejado de nuestras raíces; por eso señor gobernador no votaré por su partido que se ha mantenido en el palacio de gobierno no votaré por ningún candidato asistiré lo menos posible a realizar mis trámites para no encontrarlo ni aún desde lejos no compraré más periódicos ni escucharé los noticieros no quiero saber más de usted nunca más en la vida.

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El fin del mundo Yo no dije ke boy a escucharte todo el tiempo no dije ke me tiraría por la bentana no dije ke te fumaras ese porro no dije ke las nubes son indicio del fin del mundo ni ke tomaras esa granada entre las manos y ke soltaras el disparador no dije ke sufrirás lo indesible ke te golpearían hasta morir ke te despedazarían y te lo dirán antes de golpearte meterán tus brazos y piernas en una bolsa negra tu kabesa viajará en una kajuela aparecerá tu fotografía en los diarios junto a un mensaje narko no te dije ke las nubes presagiaban el fin del mundo pero fue solo para ti el fin del mundo.

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La casa Junté todos mis ahorros y compramos la casa todo parecía maravilloso el precio era tan bajo que no podíamos entenderlo quizá encontrar fantasmas no encontraba otro motivo: será algo extraordinario y bueno para mis poemas, pensé. Así es que desembarcamos en la construcción mi esposa y yo, cuando descubrimos un aviso: maleantes verdes, no se acerque y del otro lado: maleantes rojos, no pase por aquí y enfrente: delincuentes a sueldo, pregunte ofertas; entonces coloqué mi propio aviso: poeta maldito, allá usted.

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La guerra fría Tal parece que estamos una vez mas en otra guerra fría que la tercera guerra mundial que parecía tan lejana se acerca incontenible y así como en la guerra anterior fue tan sencillo el genocidio una vez más en la invasión a Irak me despierto con la garganta inflamada caliento agua para café la televisión se apaga sola cada 4 horas como si no quisiera repetir el bombardeo cotidiano ahora tenemos Internet que amenaza también en fragmentar el mundo veo en la televisión la ciudad de Gaza 52


tan cerca de Dios bajo el estruendo de los cohetes y las metralletas y las ambulancias y un escalofrío me recorre no hace mucho el ejército entró en mi casa y cerré mi cabeza y apagué la luz y me escondí dentro y entendí que la muerte y el imperio de la impunidad es el juego del poder aquí, los descendientes de Nerón incendian nuestro mundo y la Poesía y la vida han perdido la gracia.

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Caos Estamos todos viajando en el espacio, en el planeta Tierra uno de los cientos de miles de millones en la estela [de la Vía Láctea vivimos en el caos, en la incertidumbre, nuestro planeta se forjó en el caos y terminará en el caos, en una colisión en el espacio nos extinguiremos violenta y rápidamente, consumidos sin dejar rastro de nuestra existencia en el Universo cuyas dimensiones espacio-temporales inimaginables, nos aplastan. Estoy solo en mi refugio, escuchando una grabación de Keith Jarrett, con el Universo infinito abierto en la ventana mientras todos duermen en albergues y al otro lado del [planeta un grupo de científicos descubren una mancha negra enorme en el Sol, que podría arrojar una explosión de fuego y se preocupan, pero no es posible hacer nada como los pasajeros de un avión en medio de una gran [turbulencia solo esperar, tomar café caliente y asimilar el peligro, posible de la destrucción.

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La tierra asoma su rostro duro al Sol, hace frío sus habitantes pelean con las fuerzas de gravedad para desplazarse en el planeta iluminado, a pie o en máquinas, haciendo lo que denominamos la vida cotidiana, sobrevivir como especie en un planeta que gira sobre de su propio eje alrededor del Sol y éste alrededor del centro de la Vía Láctea, y la Vía Láctea viaja a través del Universo a velocidades increíbles, en un espacio lleno de materia oscura, atraídos por energías oscuras que nos mantienen densos, atrapados, en estelas de luz girando en vórtice, protegidos por una atmósfera de gas que nos protege, por ahora. Sorbo del líquido caliente, decaído, mientras pienso en tomar algún libro, que genere confort para leer en silencio, interpretando símbolos extraños. Viajamos todos en el planeta Tierra, que se forjó en el caos vivimos en el caos, y bien podríamos, seguro, terminar [en caos.

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Joyce S. Hernández

Quiero Quiero que vueles, te eleves, crezcas, brilles; quiero que seas como las hojas de noche buena, que estalles de risa como las olas en la costa. Quiero que sea tu luna la que nos mantenga despiertos, la que nos aleje un rato de los almohadones y el cobijo del amado. Quiero que vibres fuerte, como guitarra; quiero que sacudas tus montañas al son de una buena flauta y que seas el paraíso al que todos quieren llegar.

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Algún día Algún día seremos todos los que tomaremos con nuestras manos la luna y la botaremos como pelota por los cielos. Serán los sueños de los niños los sedales que detengan a las constelaciones-cometas, a los papalotes luceros. Pronto saltarán todos los grillos al viento surcando los altos pinos las verdes hierbas, volando, libélulas eternas, entre la danza de la piel morena de las mujeres que danzan descalzas.

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El Guerrero de mis abuelos el que oculto en las montañas sirve fiel al campesino, le da de comer a los nietos y les muestra los ciclos de la Madre Tierra. Allí, los cielos son azules, no grises; el agua da vida, nunca muerte, no lleva el veneno del progreso, esa agua es virgen, aún se siente su virtud. Los suelos son dadores de vida, son fértiles, son el alimento de las esperanzas del agricultor. Detrás del concreto de la rabia e injusticias no existe el [insomnio. El cansancio es el premio por las arduas jornadas en los [cerros, en las aguas o en los huertos, en donde el trabajo se realiza cantando, soñando con una vida mejor. 59


Quien diga que en el alma de los hijos de las tierras sure単as no existe un poco del alba, un poco de lluvia mojando la cara y la luz de las acrisoladas estrellas ha vivido enga単ado por otros.

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No deberían Los cielos no deberían temer el aleteo de las aves de acero. Debería estar lleno de estrellas, de nubes, no de miedo. Las aguas no deberían tener flotando un montón de huesos; bellos se miran los peces como para quitarles su suelo. Los hombres no deberían matar al hermano; es mejor verlos felices, soñando, tomándose de las manos. No deberíamos vivir temiendo como los cielos, llorándole a nuestros muertos, añorando los días que se nos han ido por los caudales de los ríos ya sin peces, estáticos en el tiempo.

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Ulber Sánchez Ascencio

Odiar al prójimo Alguien suelta sus pájaros oscuros Juan Manuel Roca

1 Yo, Judas, me confieso culpable, pero aquí: no existen culpables, no existe el camino para la realidad, para trascender la tesitura del olvido. Yo, Judas, atestiguo cada remanso de sus palabras, cada oración al pie de sus ojos. Cada manifestación que fue borrada por la trampa [de los libelos. Más allá de la incertidumbre, el vacío lo devoraba al caer, donde su lengua de gato nos orientado hacia la nada, movimiento vertiginoso de la sangre.

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2 Es cierto, el mundo es un desgajamiento, en las mañanas el cantar de los pequeños pájaros, es la injuria de quien traiciona, de quien recibe a cambio el instante de quejumbrosas monedas. Es cierto, la lejanía es ese señalamiento de la mano remando para ocultar los sueños, es la sombra del culpable que soy. 3 Lo recuerdo como la lejanía de la fe. La ternura es la mano de un niño que espera a cruzar la calle. Su acto de fe, extranjero que mira en secreto el lugar común de los gallos, el canto y la señal del abandono. Lo recuerdo. Entonces, todos como idiotas seguíamos sus pasos, sus aguas enemigas que bifurcaban el amor, ciega costumbre del silencio al amanecer. Su ascender en el diálogo primigenio de la infancia. Yo lo amaba; por eso delaté sus miedos.

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4 La noche desarrolla la muerte: La antigua ley era un cantar que se afilaba en las rocas, donde nadie entendía que todo lo incitaba al abandono. Todo como un miedo irrefutable, amaba al prójimo y con sus manos dibujaba cada enseñanza. Mi temor fue ocultándose en la férrea noche, en la conjura de los traidores, en el nombre que hoy existe para la traición, en el tallo de los cipreses donde sigo el rastro de la sangre, que ha dejado la esperanza de volver mientras existan Judas esperando negociar en su nombre. 5 En la cadencia de sus ánimos, era afelpado por una procesión de súbitos recuerdos, incluso, su existencia era la conjetura que significaba paz. Yo lo amaba hasta saberse en su cruz. Seguía cada sombra de principio a fin, sabía que el destino de mi nombre estaría postergado en la ceguera de los días. Mis planes eran sencillos: Odiar al prójimo.

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6 No había existencia sin el polvo de los insanos. Más que milagros, eran actos de fe insertada. Urdía su traición en la inventada historia de las monedas. Su mundo era la fragua de muchos. 7 Todo sucedía. La paz como insulto, las monedas y su juego, el cáliz de un suicidio bajo la sombra del árbol. Todo sucedía. Algo de Judas se esclarecía bajo el azote y el desprendimiento de la carne, algo digestivo en los escombros de su corazón. Todo como un capricho de la muerte. Sucedía todo. 8 Oculto a la vista: Las piedras gritan en la calma de los días. Como un chopo de nimiedades la muerte. 66


Lo vimos derramar la sangre, su histeria, no el martirio del engaño. La devastación o la venganza. ¿Mirará como los tuertos en su oscuridad? 9 Bajo un beso, la muerte se ofreció a tus pies, deletreaste con entumecida claridad la agonía, bajo este beso, mi responso madura al caer la noche, madura en las calidad inscripciones de la memoria. 10 Siento el sopor de la duda que está en el precio de las monedas, siento la conjetura y el olvido que nos rememora, el código de una señal hasta la muerte. La tautología del ciego que desde el aullido de la noche corta el rosario de sus penas. Una señal en cruz se desprende de mi mano.

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Edición única • Enero de 2015 Bajo Licencia Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

© Blanca Vázquez, Everardo Perro Rabioso Martínez Paco, Gabriela Zavaleta, Jorge Manzanilla Pérez, Lucero Salgado, Edgar Artaud Jarry, Joyce S. Hernández, Ulber Sánchez Ascencio, Daniel Zetina © Ediciones Zetina, diseño editorial Los derechos patrimoniales de los textos pertenecen a los autores, quienes son responsables de la originalidad de su obra. No pueden reproducirse sin la autorización de los mismos. edicioneszetina@yahoo.com


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GUERRERO EN EL CORAZÓN Se editó de noviembre de 2014 a enero de 2015 en Querétaro, entre los días de muertos, de los inocentes y de los reyes magos Se aprovechó la tipografía Futura Md BT en 9, 12 y 15 puntos Alabada

sea la esperanza


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