21 de Septiembre de 2018
Vemiob
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LA REALIDAD EN BASE A LA PERCEPCIÓN
E
l cerebro de la especie humana, al nacer, se halla inacabado, inmaduro. Debido a esta inmadurez el cerebro humano posee una gran plasticidad y unas valiosas habilidades para adquirir conocimientos durante un dilatado período de tiempo, lo cual contribuye a reestructurar complejas redes de interconexiones, formando genuinos circuitos neurales.
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a realidad puede ser una. El punto es que ésta se fragmenta en tantas partes como personas entran en contacto con ella. Un hecho es un hecho, pero eso no significa que para todos tenga el mismo efecto. Los filtros sensoriales, las experiencias, las creencias, valores y todo lo que nos compone, tergiversan un hecho y lo convierten en su propia realidad. ¿Quién define si una comida es buena o mala?, el sabor puede ser el mismo, pero el gusto de una persona, es distinto y eso forma la realidad de esa persona de que la comida es buena o mala. ¿Quién define que la marihuana es buena o mala?, hace años era dañina, hoy es medicinal, ¿qué será mañana? siempre ha sido la misma marihuana, pero la percepción va cambiando y con ello la realidad de las personas, aunque el hecho de que siga siendo la misma hierba no haya cambiado en absoluto. ¿Quién define que la homosexualidad no es una enfermedad?, eso era antes y hoy no. La homosexualidad es la misma, lo que cambió fueron las experiencias,
creencias y percepciones de las personas. Eso crea la realidad de que está bien, aunque “biológicamente” es lo mismo. Las cosas son y a veces no son, pueden cambiar con el tiempo o pueden ser siempre iguales “como el sol”. Sin embargo, esos hechos se dividen en tantas realidades diferentes para las personas que entran en contacto con ellas. “Lo que es, ya es”, no lo cambiamos. Pero si podemos “re-interpretar” lo que significa y eso forma nuestro mundo.
Nuestro mundo existe en el momento que nuestra consciencia entra en contacto con el mundo y ahí pasamos a crear nuestra propia realidad.
En esta modificabilidad, a partir del conocimiento, radica la gran capacidad de adaptación de los humanos a las diversas condiciones ambientales. Sin embargo, para lograr una
“La experiencia nos enseña que en la percepción visual existe una discrepancia entre la realidad física y psíquica”. Joseph Albers
adaptación exitosa al medio con el que interactuamos que incremente la probabilidad de supervivencia de la especie, debemos ser capaces de extraer información (conocimientos) verídica y útil. Debemos estar dotados de unos sensores (receptores) y sistemas perceptuales. En nuestros días, se entiende por cognición, en cuanto acto de conocer, el conjunto de procesos mediante los cuales el ingreso sensorial (lo que entra por los sentidos) es transformado, reducido, elaborado, almacenado, recordado o utilizado
4 En 1997 una multinacional de los USA llamado “Proctor & Gamble” presentó un nuevo sucedáneo de comida conocido como Olestra. Este producto alimenticio suponía la realización de un sueño que parecía imposible: la grasa sin grasa. Conservaba las cualidades culinarias de la grasa, su textura y su sabor, pero el aparato digestivo era incapaz de digerirlo, por lo que no engordaba. En la actualidad existen bebidas alcohólicas sin alcohol, café sin cafeína y caramelos sin azúcar. Podemos preguntarnos ?dónde se sitúa la línea difusa que separa lo real de lo artificial? ?es real la realidad?. En nuestros días, un ordenador potente puede “crear” un mundo sintético de apariencia tan realista como el mundo real. ?Cómo es posible distinguir claramente entre fantasía y realidad cuando continuamente lo irreal se hace realidad?. Por ejemplo, un simulador de vuelo parece tan real como la realidad (se requiere conseguir la máxima credibilidad del usuario). Respecto a la relación del sujeto con el mundo (realidad), desde la filosofía se han planteado y tratado de resolver dos problemas diferentes, a los que se refieren como: El problema ontológico, se refiere al ser a la existencia: ¿qué es lo real?, ¿hay una realidad tras la apariencia? El problema epistemológico, se refiere al conocer: ¿?qué es la verdad?, ¿el conocimiento es un producto de la razón o de la experiencia? Sin embargo, para los filósofos, el problema de la existencia o no de la Realidad Metafísica y la certeza sobre el conocimiento que sobre ella extraen nuestros sentidos (Epistemología) ha sido, desde los primeros filósofos griegos (pre-socráticos), y continua siendo, uno de los grandes problemas filosóficos que todavía no ha sido resuelto. Es decir, una cuestión sobre la que no tenemos respuesta unánimemente aceptada por todos los pensadores.
¿Hay una realidad tras la apariencia?
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¿LA REALIDAD ESTÁ ALLÁ AFUERA O ESTÁ DENTRO MÍO?
De acuerdo con Sigmund Freud, autor del psicoanálisis, qué es más real para una persona ¿la realidad física o la realidad psíquica?. Este notable psiquiatra vienés ponía el ejemplo de una mujer que padece un delirio de celopatía, es decir, que estaba convencida de que su marido la engañaba y actuaba, en consecuencia, recriminándole su infidelidad. En realidad su esposo jamás la había engañado. Esa mujer estaba actuando y comportándose, no de acuerdo con la realidad externa, sino de acuerdo con su realidad psíquica. En Desde antaño y hasta nuestros días, diferentes corrientes de pensamiento filosófico (o doctrinas) han tratado de responder al problema de si existe o no la realidad fuera de nuestra mente. Películas actuales como “Matrix” o “Abre los ojos” de Alejandro Amenabar, son buena muestra de que el problema de la realidad todavía nos tiene intrigados a los seres humanos de hoy. En definitiva, el hecho de que haya argumentos sólidos para defender todas estas posturas y también haya argumentos con fundamento para criticarlas, nos debe conducir a la conclusión de que mediante el debate y la discusión filosófica, desde sus tres principales ramas (Metafísica, Epistemología, Lógica), no ha sido posible resolver el problema de la realidad.
La realidad está ahi; lo que vale es la percepción
Cualquiera puede mirarte. Pero pocas veces encuentras a alguien que ve el mismo mundo que estás viendo tú.
otras palabras, estaba convencida de que su realidad interna era la verdadera y auténtica realidad. Así que no percibimos toda la realidad. De hecho, los seres humanos no vemos la realidad, sino una representación de ella. Los rayos de luz entran en el ojo por la pupila, son enfocados por la córnea y el cristalino (en su caso, ayudados por las gafas) y forman una imagen invertida en la retina. Unas células muy especializadas convierten la imagen en impulsos nerviosos, convertidos en estímulos eléctricos. Los impulsos nerviosos llegan al cerebro descompuestos en informaciones diversas. La forma del objeto, las tres dimensiones, la profundidad y la distancia, el color, el movimiento o la posición exacta no son percibidos ni al mismo tiempo ni en el mismo lugar. El cerebro asocia esas informaciones, consulta otras percepciones subjetivas y emocionales y fabrica las imágenes finales. Lo que vemos no está ahí: está en nuestro cerebro.
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TODA REALIDAD PERCIBIDA ES SUBJETIVA
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a mayoría de las personas, ajenas a los problemas filosóficos, asumen que existe un mundo físico y que su existencia es independiente del observador (perceptor) y externa a él. Cuando la energía física externa entra en contacto con nuestros sensores (receptores sensoriales), tras ser codificada (bioeléctricamente) y procesada (transformación de energía en información), podrá ser interpretada en un nivel superior del proce-
samiento, con lo que se transforma de información en conocimiento, informándonos sobre la estructura del mundo físico externo. Como resultado del procesamiento, no se sabe de qué modo, surge la conciencia de un mundo externo (el-los objetos y el espacio que ocupan), lo que está allá fuera y que es distinto del mundo interno, el yo, el sujeto. El problema radica en que muchas personas identifican y confunden el mundo percibido (interno o
psíquico) con el mundo físico. René Magritte supo plasmar esta idea en su cuadro titulado “La condición humana” (véase Figura). Es propio de esta especie confundir la realidad con la representación de ésta. Cada ser humano tiene una experiencia subjetiva (personal) con el mundo físico, lo que le conduce a una cosmovisión, es decir, a tener una concepción del mundo o una teoría implícita de él, que no siempre es capaz de verbalizar (explicitar).
“La condicion humana” por René Magritte
Por tanto, a partir de estas reflexiones, podemos preguntarnos ¿qué es la realidad?. Desde un punto de vista convencional, lo que nosotros manejamos conscientemente de dicha realidad no es otra cosa que su mera representación mental. Esos procesos mentales se llevan a cabo en el cerebro. Así las cosas, nos topamos con una restricción: dicho órgano está especializado en procesar señales electroquímicas codificadas. De ahí que, sea cual fuera la naturaleza del estímulo que recibamos tanto del medio externo como del interno (luz, sonido, olor, sabor, temperatura, presión, vibración, dolor), estructuras bien diferenciadas (tales como la retina o las papilas gustativas) tendrán que traducir dichos estímulos, normalizándolos a señales electroquímicas codificadas.
percibir esa realidad física, y para terminar elaborando una representación de dicha realidad expresada en términos de señales electroquímicas codificadas. Por lo que la realidad, es para cada ser humano, ni más ni menos que una serie de señales bioeléctricas que contienen información codificada sobre el mundo exterior.
Al procesar esas señales, previamente captadas por el hardware fisiológico, mediante nuestro aparato psíquico (software: sistema operativo y programas), al interpretar estas señales bioeléctricas, inferimos que existe un mundo externo al yo. Pero nadie puede asegurar la certeza absoluta de esta inferencia. Y, en consecuencia, cada persona solo tiene constancia de su subjetividad. Y cuando el ser humano constata un alto grado de consenso en las subEs de Perogrullo afirmar que no nos está dado jetividades de otros seres humanos, otorga a aprender esa realidad física como tal. Así, el este conocimiento la categoría de objetividad. gato que vemos en el tejado del vecino no podemos (afortunadamente) meterlo como tal dentro de nuestro cerebro, cosa que substituimos por su imagen correspondiente (representación). El ejercicio queda pues reducido a utilizar nuestras vías sensoriales para que, a través de una ventana cognoscitiva, podamos