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El Día Que Tuve Suerte
from Historias para prevenir la trata de niñas, niños y adolescentes; De los Valles al Oriente
by Daniel Siles
ASCENSIÓN DE GUARAYOS EL DÍA QUE TUVE SUERTE
Autora: Prof. Elvira Sanchez Huaranca
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Municipio: Camargo, U.E. Bolivia Venta u otros actos de disposición del ser humano con o sin fines de lucro.
Esta historia pasó en un lugar tranquilo de Camargo, cuando yo tenía solo ocho años. Mi nombre es Juan y ese día era un día como todos cuando mamá me llevó de compras. ¡Compramos de todo! Hasta me compró un helado grande.
Cuando terminamos las compras, mi mamá hizo parar un taxi. Al llegar a casa, mi mamá bajó todas las compras y pensó que yo ya había bajado, y el taxi partió. Yo estaba muy distraído con mi helado de dos sabores.
El chofer se dio cuenta de que yo me quedé y no volvió a mi casa. Comenzó a hablarme de manera amigable, pero su mirada era maliciosa y engañosa. No me olvido de su cara, su mirada, su sonrisa, su polera blanca, una gorra negra, delgado y de tez morena y la voz calmada y amigable con la que me hablaba.
Me miraba por el retrovisor y yo estaba asustado, sonreía amablemente y seguía manejando. Me ofreció caramelos cuando mi helado se acabó. Me dijo que mi mamá me había olvidado y que íbamos a volver a donde la dejamos. Me quedé más tranquilo.
Estaba medio dormido cuando el taxi paró, y creí que habíamos llegado a mi casa, pero no bajé, no era mi casa, era un lugar extraño.
Mientras miraba a mi alrededor para reconocer algo, subieron al taxi un hombre con dos niños más. Eran dos niños que parecían de mi edad. Pero estaban un poco cansados, porque los sentaron a mi lado y se durmieron.
Otra vez el taxista se puso a manejar y poco a poco nos fuimos alejando de Camargo y yo me ponía a llorar y ellos me calmaban con dulces y me decían que ya volveremos.
Llegamos a Muyuriqui y el auto se tuvo que parar a la salida de la escuela porque otro auto estaba parado adelante.
Yo seguía llorando y en medio de mi llanto escuché una voz conocida que me dijo: - Tu eres el hijo de José Luís, ¿Qué haces aquí? -, me puse a llorar a mares. Era un señor mayor que me conocía, este hombre mayor le habló al chofer y le preguntó quién era, el chofer se asustó, pero no podía avanzar con el auto porque adelante había otros autos. Al ver que los hombres del taxi se pusieron nerviosos y al ver dos niños dormidos a mi lado, la gente se acercaba gritando: - ¡Se los están robando! -
Solo sentí que la puerta se abría, y mi salvador me sacó del auto de un jalón, mientras una señora sacaba a los niños dormidos. El señor me volvió a preguntar - ¿Dónde está tu papá?, ¿Qué haces aquí solo? - No sé si los hombres malos escaparon, solo sé que me llevaron de vuelta con mis padres quienes estaban muy preocupados y mi pobre madre lloraba y se culpaba.
Ahora soy más grande, y me pongo a pensar que en el mundo no todas las personas son buenas, hay estas personas malas y siempre recomiendo que debemos estar atentos y no distraernos como lo hice yo que, por culpa de un helado y más dulces, quién sabe dónde estaría ahora. Nosotros tuvimos suerte de que nos rescataran, pero me pongo a pensar en los niños que no son rescatados, ¿Dónde estarán?, ¿Tendrán alimentos?, ¿Serán felices? ¿Cómo estarán?
ACTIVIDADES
1) Respondamos a las siguientes preguntas
de acuerdo con la lectura.
1 ¿Qué pasó cuando Juan y su mamá volvían del mercado? 2 ¿Quién más subió al taxi con Juan en la parada que hicieron? 3 ¿Cómo calmaba a Juan el taxista? 4 ¿Quién fue el salvador de Juan y cómo lo hizo? 5 ¿Tú crees que Juan se dio cuenta de que estaba en peligro? ¿Cómo? 6 ¿Por qué los hombres se pusieron nerviosos cuando los descubrió el señor mayor? 7 ¿Qué hubieras hecho tú en una situación como la de Juan? 8 ¿Qué acciones de prevención pueden tomarse para evitar que suceda algo parecido? 2) Pensemos qué haríamos en estos casos.
Supongamos que:
a) Nos perdimos en el pueblo…
b) Nos perdimos en otro pueblo o ciudad…
c) Nos habla alguien que no conocemos…
d) Alguien de nuestra confianza nos ofrece cosas que pensamos que no están bien…