EL DÍA QUE TUVE SUERTE Autora: Prof. Elvira Sanchez Huaranca
ASCENSIÓN DE GUARAYOS
Municipio: Camargo, U.E. Bolivia
Venta u otros actos de disposición del ser humano con o sin fines de lucro.
Esta historia pasó en un lugar tranquilo de Camargo, cuando yo tenía solo ocho años. Mi nombre es Juan y ese día era un día como todos cuando mamá me llevó de compras. ¡Compramos de todo! Hasta me compró un helado grande. Cuando terminamos las compras, mi mamá hizo parar un taxi. Al llegar a casa, mi mamá bajó todas las compras y pensó que yo ya había bajado, y el taxi partió. Yo estaba muy distraído con mi helado de dos sabores. El chofer se dio cuenta de que yo me quedé y no volvió a mi casa. Comenzó a hablarme de manera amigable, pero su mirada era maliciosa y engañosa. No me olvido de su cara, su mirada, su sonrisa, su polera blanca, una gorra negra, delgado y de tez morena y la voz calmada y amigable con la que me hablaba. Me miraba por el retrovisor y yo estaba asustado, sonreía amablemente y seguía manejando. Me ofreció caramelos cuando mi helado se acabó. Me dijo que mi mamá me había olvidado y que íbamos a volver a donde la dejamos. Me quedé más tranquilo. Estaba medio dormido cuando el taxi paró, y creí que habíamos llegado a mi casa, pero no bajé, no era mi casa, era un lugar extraño. Mientras miraba a mi alrededor para reconocer algo, subieron al taxi un hombre con dos niños más. Eran dos niños que parecían de mi edad. Pero estaban un poco cansados, porque los sentaron a mi lado y se durmieron. Otra vez el taxista se puso a manejar y poco a poco nos fuimos alejando de Camargo y yo me ponía a llorar y ellos me calmaban con dulces y me decían que ya volveremos.
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