John Van Hamersveld

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LIFE STYLE John Van Hamersveld

JOHN VAN TEXTO DAVID MOREU

John Van Hamersveld forma parte de un selecto grupo de artistas que han trascendido su fama para convertirse en iconos de una época irrepetible. Bienvenidos a un viaje personal por el fenómeno del surf, la rebeldía del rock n’ roll y su renacer creativo en la era digital

MUCHO ANTES DE TRIUNFAR en el mundo del arte y convertirse en un icono pop que expone en los museos más prestigiosos de los Estados Unidos, John Van Hamersveld era un surfista que recorría las playas de California en busca de olas perfectas, escuchaba jazz en el viejo tocadiscos de su apartamento y solamente se preocupaba por vivir en un carpe diem sin fin. Esta fama de rebelde comprometido con los ideales de la contracultura de la década de los 60 ha sido una constante que lo ha perseguido a lo largo de su carrera, hasta que llegó la revolución digital y decidió reinventarse por completo para demostrar a los jóvenes que su creatividad seguía vigente en pleno siglo XXI. Actualmente su imagen de bohemio resulta inconfundible gracias a sus gafas de pasta redondas y a los inseparables sombreros, aunque su obra todavía desprende la vitalidad de antaño en un abanico de nuevos formatos. Hemos tenido la oportunidad de charlar con el artista desde 114

su estudio en Palos Verdes (California) para descubrir los entresijos de una carrera que sigue sorprendiendo con ecos de surf, murales gigantes y mucho rock n’ roll. ¿Cómo era California en los años 60, cuando practicaba surf y estudiaba en el Art Center College of Design? El surf era un estilo de vida completamente nuevo para mi generación. Hasta ese momento todos los movimientos culturales habían sido minoritarios, pero el surf despertó el interés de Hollywood, de la televisión y de las revistas. Para que te hagas una idea, en Hermosa Beach podías escuchar jazz en The Lighthouse, te encontrabas con los beats en el Insomniac Café, los surfistas nos reuníamos en el puesto de los helados y en el restaurante de la esquina estaban los Ángeles del Infierno. En una manzana tenías todo tipo de estilos de vida y eso, evidentemente, influyó mucho en la cultura de la época. 115


LIFE�STYLE John Van Hamersveld

John Van Hamersveld LIFE�STYLE

“ME HE DADO CUENTA DE QUE EL PASADO NO SIGNIFICA NADA Y QUE NECESITABA REINVENTARME. ENTONCES SURGIÓ LA IDEA DEL MURAL EN HERMOSA BEACH, QUE REPRESENTA UN VIAJE POR LA HISTORIA DEL SURF EN ESTA CIUDAD” ¿Cree necesario que los artistas se rebelen contra las normas establecidas para que su obra destaque sobre el resto? En los años 60 la rebeldía surgía del ambiente, puesto que todas las cosas que sucedían tenían un efecto en nuestra manera de pensar. Podías optar por ser una persona convencional o descubrir cosas nuevas fuera del círculo donde te habías criado. Mi padre era ingeniero y mi madre era artista, pero eran muy conservadores… y allí estaba yo, en medio de un ambiente completamente distinto que me llevaba a experimentar cosas nuevas. Aunque me gustaba ir con mi madre a los museos y a las galerías a ver exposiciones. A los 13 años me diagnosticaron dislexia y dijeron que tenía que hacer clases de arte en el instituto, así que entre el dibujo, el surf y los viajes descubrí un mundo distinto y lleno de color. En varias ocasiones ha comparado el surf con la ilustración. ¿En qué se parecen ambas disciplinas? El surf se desarrolla en una curvatura y siempre hay una inercia que te guía hacia arriba y hacia abajo. Lo mismo sucede cuando coges un lápiz, una hoja de papel en blanco y empiezas a dibujar líneas. Creas el efecto de dimensión y después le aportas color. En el surf sigues la corriente, te sumerges hasta el fondo, sales propulsado hacia arriba y te mantienes sobre algo inestable, como en un dibujo tridimensional. Ambas cosas son una aventura en un lugar, en un tiempo y en un entorno completamente distintos. Su primer encargo fue el póster de la película Eterno verano en 1965, que se ha convertido en una leyenda y se expone en el MoMA de Nueva York… La idea original era hacer un pequeño cartel para que lo colgaran en las cabinas de teléfono y promocionaran la película de surf de Bruce Brown. Pero la imagen llegó a manos de un distribuidor de pósteres de Nueva York, la imprimió en formato grande y empezó a venderlo a estudiantes. De la noche a la mañana, ese cartel estaba colgado en las habitaciones de miles de chavales. Lo más 116

sorprendente es que en 1986 lo modifiqué ligeramente, moviendo el sol hacia arriba, y se agotaron todas las ediciones. ¡La gente sigue pidiéndome que haga pósteres como ése! Después le contrataron como director de arte en Capitol Records y transformó las portadas de discos en pequeñas obras de arte. ¿Cuál era la magia de ese formato? Había ciertas normas, como el hecho de poner el título arriba y los nombres de las canciones detrás, pero querían que las imágenes estuvieran a la moda o que crearan tendencia. Así que me encontraba con las bandas y salía con los artistas para hablar sobre las ideas. Resolvíamos los problemas, hacía el diseño, lo entregaba a la discográfica y los contables me pagaban. Entonces la gente compraba álbumes y cada uno tenía su propia colección porque no se trataba solamente de música, sino que las portadas se consideraban arte. La prueba es que, hoy en día, las copias originales de esos vinilos son piezas de coleccionista. Una de sus portadas más famosas es la del Magical Mystery Tour de los Beatles de 1967… Un día me llamaron con prisas y me reuní con Brown Meggs, que estaba en su despacho, completamente sudado. Entonces se levantó y me dijo: “¡Brian Epstein ha muerto, es terrible!” Brown era vicepresidente de Capitol Records y había fichado a los Beatles en 1963, pero en aquel momento podía perder el control de todo. Me dijo que me llevara a casa los materiales para el diseño de su último álbum, que lo terminara para el día siguiente y que nadie lo viera hasta que se publicara. Todo era muy confuso, puesto que Brian había muerto y los Beatles no tenían representante. Además, EMI temía que no se repitiera el éxito del Sgt. Peppers. En Inglaterra editaron una versión más corta del Magical Mystery Tour, así que yo acabé siendo el diseñador de la portada americana y de toda su campaña promocional. La década de los 60 estuvo marcada por las protestas contra la Guerra de Vietnam y el movimiento por los derechos

civiles. ¿Cree que ese ambiente influyó en su obra? Yo no estaba muy concienciado políticamente, aunque siempre leía los periódicos y me sorprendía todo lo que sucedía a mi alrededor. Pero nunca me uní a las manifestaciones. La dicotomía entre los años 60 y los 70 es que veníamos de una época muy creativa y aterrizamos en un período totalmente corporativo. El arte se convirtió en un producto masivo y la máxima preocupación era cómo venderlo. En 1980 me convertí en consultor para grandes empresas, me reunía con los directivos y solamente tenía que pensar conceptos originales. Empecé a utilizar los ordenadores en 1983 y colaboré con gente que programaba aplicaciones para diseñadores gráficos. Era una posición muy influyente y ya no tenía que dibujar. En los años 80 aparecieron artistas como Keith Haring y Basquiat, que pasaron de pintar en el metro a exponer en galerías de arte. ¿Qué le sugiere el concepto de arte urbano? Debemos trasladarnos hasta 1963, cuando Warhol creaba sus serigrafías en la Firehouse. Él se dio cuenta de que las galerías eran el último sitio donde la gente compraría su obra, aunque luego todo cambió. Lo mismo sucedió con Keith Haring y sus pintadas, y con Basquiat y sus collages. Ambos artistas eran muy icónicos, pero todas sus obras encerraban una historia. Alguien debía empezar en la calle, crear arte en los espacios públicos y después dar el salto al estrellato. Curiosamente, su última obra ha sido un mural en Hermosa Beach que le ha devuelto al mundo del surf. ¿Cómo surgió este proyecto? Este año he aprendido una gran lección porque se ha celebrado el 50 aniversario de Eterno verano y no he ganado ni un dólar por la imagen del póster. Me he dado cuenta de que el pasado no significa nada y que necesitaba reinventarme. Entonces surgió la idea del mural en Hermosa Beach, que representa un viaje por la historia del surf en esta ciudad, y lo creé íntegramente con mi iMac. Todo el proceso se hizo como en una obra digital impresa sobre vinilo y montada en la pared, con una vida útil de 10 años. ¿Cree que el mundo digital ha afectado a su carrera profesional? Mi obra ha cambiado mucho desde la década de los 60 y hoy estoy viviendo una nueva etapa creativa con 74 años porque tengo acceso al mundo digital, pero ya no recibo encargos de las agencias de publicidad debido a que los directores de arte son jóvenes que nacieron en los 80 y tienen otra mentalidad. Ahora vivo en Palos Verdes, mi esposa ha puesto en marcha la Williams Book Store, que es una galería de arte y librería donde tengo mi estudio, y se ha convertido también en un lugar de encuentro de gente creativa, más allá del mundo on-line. 117


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