John Van Hamersveld La reinvención de un icono del pop art Después de seis décadas de carrera, John Van Hamersveld ha logrado trascender su fama como diseñador gráfico para convertirse en un icono del pop art. Cuando lo entrevisté para esta misma revista en 2010 hablamos de su pasión por el surf, de la creación del póster de la película The Endless Summer que se exhibe en el MoMa, de su famoso cartel para un concierto de Jimi Hendrix en 1968 y de su colaboración con los Rolling Stones en la portada del disco Exile on Main St. en 1972. Sin embargo, todos estos hitos creativos se convirtieron en notas a pie de página cuando decidió reinventarse para seguir vigente en un mundo que avanza a la velocidad de la luz. Esta nueva entrevista es la recopilación de la correspondencia que hemos mantenido en los últimos meses y sirve como introducción a una etapa profesional fascinante y libre de ataduras comerciales. Texto: David Moreu. Imágenes cedidas por John Van Hamersveld
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En tu libro My Art, My Life afirmas que la moraleja de la historia del surf es la creación de su propio mito. ¿Crees que los artistas y los diseñadores deben aspirar a crear mitos para tener éxito? Siempre hay un aspecto filosófico en todo lo que se ha creado e incluso en lo que todavía no se ha creado. Una parte de esta idea tiene que ver con alguien que descubre algo que nadie conocía y, por lo tanto, se convierte en una figura mítica. La clave de todo es el descubrimiento. Si vives según un patrón repetitivo, si no viajas y si no exploras qué hay más allá de tu entorno, entonces te conviertes en un ser
estático. Se podría resumir de esta manera: los años 60 fueron los de la creatividad (exploración) y los años 70 fueron los del sector corporativo (estáticos). Desde entonces las modas funcionan en ciclos y tanto el surf como el rock & roll se convirtieron en elementos de la cultura popular alejados por completo de su significado original. Todas las cosas se convirtieron en productos. Los conglomerados empresariales solamente tenían que coger aquello que ya existía y comercializarlo de nuevo. Debes tener en cuenta que la mayoría de estudiantes de Harvard se licenciaban en marketing para
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entrar en ese entramado empresarial. La gente que trabajaba en la industria musical en los años 70 no provenía de las escuelas de arte, sino que tenía una formación periodística basada en las habilidades escritas. Fueron los primeros que utilizaron los nuevos ordenadores y eran capaces de convencer tanto a las agencias de publicidad como a los clientes. Una de las consecuencias fue que los departamentos de arte pasaron a tener poca importancia. Ese período coincidió con el auge de los medios de comunicación y la estabilidad de los grandes grupos mediáticos Has navegado por todos los cambios de la industria creativa durante seis décadas y siem-
pre has sido capaz de reinventarte para seguir marcando tendencia. ¿Te consideras tu mejor creación? ¿Qué es mi nombre? ¡Un crédito! El nombre John Van Hamersveld es diferente al de la mayoría y, cuando era un crío, empezaron a llamarme Hammer. Como surfista me hice famoso por mi estilo y mi personalidad mientras recorría la costa de California. Era algo que todos los surfistas querían lograr. Pero esa vida terminó el día que me convertí en John Van Hamersveld el artista. Entonces empecé a trabajar en Hollywood porque había gente de mi edad que era muy artística. Como resultado, mi nombre apareció
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en los créditos de discos de músicos importantes. Me hice famoso como diseñador de imágenes en el mundo del entretenimiento, aunque ese crédito siempre estaba escondido en la carátula. Ahora, las portadas de esos discos son objetos de coleccionista e Internet ha popularizado de nuevo mi trabajo gráfico. El mismo fenómeno ocurrió con tu célebre póster para la película The Endless Summer de 1966, que sigue vendiéndose generación tras generación y se ha convertido en un símbolo del surf. Este cartel ha sido mi principal reclamo tanto en la publicidad como en la prensa durante mucho
tiempo… incluso te diría que hasta los últimos diez años de mi carrera. La gente dice que The Endless Summer es el cartel de surf más icónico que existe y que se ha convertido en un símbolo de ese estilo de vida, aunque nunca mencionan mi nombre o no pueden pronunciarlo correctamente. Me he convertido en “el tío de The Endless Summer”. Lo conoces, él diseñó el póster, pero no escuchas el nombre de John Van Hamersveld. Empecé mi carrera en 1962 y justo ahora se cumplen 60 años de éxitos en todos los medios. Supongo que ahora mi mundo gira en torno a exposiciones y murales. Pero el Covid frenó los murales y mi esposa Alida y yo nos pasamos a los
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NFT en 2021 con mis socios, que tienen experiencia en el ámbito digital. ¿Cuándo te diste cuenta de que el “objeto artístico” del pasado había dejado de ser relevante y que necesitabas volver a reformular tus obras pensando en un nuevo contexto? La lección “del objeto” me llegó cuando The Endless Summer cumplió 50 años. Entonces me di cuenta de que el pasado había dejado de funcionar para mí y entonces tuve que explicar mi nuevo trabajo en los medios de comunicación. Este enfoque realmente empezó en 2005 con el cartel que hice de la reunión de Cream para la gira Crossing America Tour con el
apoyo de Warner Music Group. Estuve en 17 tiendas de Tower Record firmando carteles. Dibujé esa obra para la banda de Eric Clapton porque los carteles de conciertos y las camisetas eran merchandising para vender en los grandes estadios donde actuaban y la gente los pagaba con tarjetas de crédito: dinero electrónico instantáneo. Mis serigrafías se convirtieron en impresiones digitales que parecían serigrafías. Como puedes ver, la última década ha sido una carrera artística totalmente diferente, ¿verdad? Después de reconectar con la industria musical durante un breve período de tiempo, te centraste de nuevo en las exposiciones y
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también empezaste a hacer grandes murales en California. En 2010 inicié las obras que denominé “patrones y formas vernáculas” impresas digitalmente en lienzos para exposiciones. En 2014 empecé con los murales, que me mantuvieron ocupado hasta el 2020. Después trasladé mi estudio a una nueva ubicación en Palos Verdes para seguir haciendo murales, empezando en la Bahía Sur de Los Ángeles y el Downtown. Por ejemplo, el mural de Hermosa Beach es un dibujo hecho con un iMac como si se tratara de una caja de pintura digital, luego transferido a una impresora Epson e
impreso en vinilo. El resultado es una laminación que se monta en una pared y permanece durante 10 años. Lo que más llama la atención de tu obra reciente es la mezcla de pasado, presente y futuro para crear algo distinto. ¿Consideras tu actual aproximación al arte como una tradición en transición? La yuxtaposición del pasado y del futuro en un mismo contexto ha sido una constante en mi carrera. Parece como si los carteles y las portadas de discos de antaño fueran lo único que una entrevista puede reflejar. Sin embargo, ha habido muchas carreras a
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medida que las décadas han dejado atrás lo analógico y han dado paso a lo digital. Los iconos del pasado y del presente todavía aparecen referenciados. ¡Del mismo modo que Internet ha creado un Internet referencial! Por ejemplo, la cara de Crazy World Ain’t It fue un éxito en los años 70 y también en la década del 2000. Los carteles de The Endless Summer y de Jimi Hendrix aparecen como si fueran nuevos. Se puede subastar un lienzo en una galería o una obra pintada en una tabla de surf. Los tiempos han cambiado muy deprisa en los últimos años con el inicio de los NFT. Has mencionado el paso de lo analógico a lo digital y cómo esto cambió tu concepción
del arte. ¿Cuándo empezaste a utilizar ordenadores? Tengo entendido que conociste a Steve Jobs. Mi historia con la informática se remonta a 1971 en United Artists Records con la llegada del primer IBM y del sistema de código de barras. Entonces tenía que poner el código de barras en la esquina de la portada de los discos para que la discográfica pudiera rastrear las unidades y hacer un seguimiento digital a partir de 1973. Conocí a Steve Jobs en 1983 en los inicios del Lisa y me dio uno de los primeros Macintosh. Me fotografiaron trabajando con él en mi estudio de Union Street. Steve dejó Apple en 1985 y
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creó la empresa NeXT. Empezó a darme esos ordenadores en 1989: primero el NeXT y luego el NeXTcube. Steve regresó a Apple y le dio una vuelta a la empresa con la tecnología de NeXT que él había creado. El resultado fue el iMac que tenemos hoy en día. ¿Puedes contarnos cómo es en este momento tu proceso creativo y qué técnicas de dibujo utilizas habitualmente para tus proyectos? Dibujo las imágenes en analógico, las fotografío con el iPhone 12 Max y las convierto en un archivo digital vectorial que me permite trabajar con ellas en Illustrator y Photoshop. El proceso consiste en ir construyendo las imágenes por capas. Mi manera de
pensar se basa en dibujar la idea en una hoja de papel con mi experimentada mano izquierda. Voy sobreponiendo dibujos hasta que la idea se ve bien. Esto es lo que denomino “dibujo de patrones”. Luego envío las imágenes terminadas a varias impresoras según el tamaño de salida: desde 22 pulgadas (56 cm) hasta 14 pies (426 cm). En cierto modo, parece que has recuperado la libertad de tus inicios, pero con la experiencia de toda una vida dedicada al arte y con un nuevo enfoque sobre cómo promocionarte. Mi esposa ha estado vendiendo mis trabajos impresos a galerías y particulares en Europa duran-
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te los últimos 9 años. Cuando cumplí 60 años, mi trabajo de diseño dejó de interesar a los directores de arte. Entonces, regresé al mismo punto donde estaba cuando dejé la escuela de arte para ser artista. En aquella época era nuevo en la escena artística de Los Ángeles, pero seguí haciendo diseño gráfico porque era rápido, inmediato y se distribuía por todas partes en la cultura popular. Así que ahora, después de 22 años como artista, soy dueño de mis obras y de mis imágenes que se venden en tiendas, galerías y museos. Las vendemos al por mayor a través de galerías y compradores individuales. Mi esposa se encarga de la parte comercial, yo soy el
artista e Internet actúa como intermediario para los negocios. En los últimos años has colaborado con el colectivo California Locos. ¿Cómo empezó este proyecto? ¿Qué puedes contarnos sobre tu amistad con el artista y empresario Dave Tourjé? Dave Tourjé está en el asiento del conductor con Los Locos y me ha ayudado con la imagen del documental Crazy World Ain’t It para llegar a otro nivel. De momento, su idea de abrir una galería está parada, pero la empresa de skate que está financiando ya funciona. Siempre estoy disponible para aconsejarlo
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y ofrecerle los trabajos gráficos que necesite para sus eventos. Para poner a Los Locos en perspectiva, Dave está iniciando un nuevo negocio utilizando a los artistas como productos. Lo mismo que un galerista vendiendo la obra de un artista. Por ejemplo, la última taza que ha distribuido el equipo de fútbol americano Los Ángeles Rams está decorada con obras de Los Locos a modo de licencia. Recientemente has publicado un libro titulado Making Waves. ¿Cómo describirías la magia del surf de principios de los años 60 cuando empezaste a cabalgar olas?
Debes tener en cuenta que el surf era gratis, la gasolina costaba 0,35 dólares el galón, robabas la caja de cera para la tabla en el supermercado y la tabla de surf costaba 75 dólares, que siempre pagaban tus padres. La madre de algún colega hacía los bañadores e ibas de viaje con un amigo y 5 dólares en el bolsillo de tu chaqueta. Y no se necesitaban toallas para secarte porque el sol se encargaba de quemarte la piel, y una amiga venía con la loción protectora Sea & Ski para calmar el escozor. Lo único que necesitabas era un buen oleaje. ¡Era bastante simple! Para cada surfista fue una experiencia única. ❧
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