Dr. John

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DR. JOHN A

lgunos artistas juegan con la fama como niños caprichosos porque saben que no les queda nada por demostrar en el circo de la música. Mac Rebennack (también conocido como Dr. John, Nueva Orleans, Louisiana, 1940) encaja perfectamente en esta categoría y, gracias a su rebeldía forjada en el R&B, se ha convertido en uno de los nombres más importantes de la escena de Nueva Orleans. Cuando empezó a tocar la guitarra a finales de los años cincuenta, no imaginaba que tendría que mudarse a California por culpa de sus problemas con la justicia y, aún menos, que se ganaría la vida como pianista de sesión para las grandes estrellas del rock. Después vendrían sus álbumes en solitario, que lo acercaron peligrosamente a la santería y al funk, hasta que el single «Right Place, Wrong Time» encabezó las listas de éxitos en 1973. Las adicciones y las amistades célebres han sido una constante en su carrera, aunque el Doctor puede alardear de haber recibido seis premios Grammy y de que la serie Tremé le haya devuelto la popularidad de antaño. El resto son notas a pie de página de una leyenda musical que se resiste a bajar el telón. Las instrucciones para entrevistar a Dr. John fueron muy precisas. Debía telefonear a un hotel de Nueva Orleans y preguntar por la habitación 808 donde se hospedaba con un nombre falso, que recordaba al de un viejo revolucionario cubano. El cantante respondió al tercer tono, me saludó con su inconfundible acento sureño y repasamos algunos de los capítulos más memorables de su biografía. ¿Cómo recuerda su infancia en el barrio del Third Ward de Nueva Orleans en plena efervescencia de la industria musical? La ciudad era completamente distinta 56 | 07-14 | RUTA 66

en los años cuarenta y cincuenta. Una de las primeras imágenes que me viene a la memoria y que recuerdo con cariño es que todo el mundo tocaba el piano en mi barrio. No exagero si te digo que la mayoría de músicos del Third Ward tenían un piano en su casa. Puede que no actuaran juntos, pero ese instrumento era su bien más preciado, ¿sabes a qué me refiero? Mi tía Dottie Mae acostumbraba a tocar en un local que estaba cerca de la parroquia y precisamente fue allí donde tuve la oportunidad de ver mi primera jam session junto a mis amigos Pete Fountain y George Girard. Fue algo increíble porque entonces sólo éramos unos críos. Siempre que se habla de aquella época, la gente hace referencia a la segregación racial… Lo recuerdo perfectamente. Cuando iba a clases de guitarra y empezaba a actuar por la ciudad, la segregación no era un problema. Pero entonces decidieron integrar los barrios y la solución resultó ser mucho peor. En aquellos días nos referíamos a la policía como “gente asquerosa”, aunque la única persona que se atrevía a decírselo a la cara era una señora mayor que vivía al otro lado de la calle, justo enfrente de la casa de mis padres. Recuerdo una vez que ella estaba discutiendo con los agentes y me vio andando por la acera… de repente me señaló con el dedo y me gritó: “¡son gente asquerosa y sólo vienen para coger el dinero de la señora que vive en la planta baja de mi edificio, pero no hacen nada por ella!”. Eso era cierto porque todos sabíamos que su marido le pegaba cada noche y la policía nunca hizo nada por ayudarla. ¿Los músicos y los cantantes también vivían de cerca esa situación? Era muy habitual que artistas blancos y negros participaran en sesiones de grabación en cualquier estudio de la ciudad, aunque después no nos dejaban actuar juntos en los clubes. Esta situación tan extraña surgió cuando se inventaron la

palabra “integración” y todo empezó a ir peor que antes. Usted inició su carrera en el estudio de Cosimo Matassa y tuvo la oportunidad de grabar con el legendario Professor Longhair. ¿Cómo le han influido estos dos pioneros del R&B? Antes de ayer me encontré con Cosimo en Nueva Orleans. A pesar de que tiene 88 o 89 años, me hizo reír mucho y me gustó ver que todavía mantiene el sentido del humor como en los viejos tiempos. En 1959 toqué la guitarra en el tema «Mardi Gras in New Orleans» de Professor Longhair… esta canción fue un gran éxito en la ciudad durante mucho tiempo y sonaba en todos los desfiles de carnaval, hasta que Wardell Quezergue produjo «Big Chief» y resulta que yo también participé en aquella sesión. En la década de los sesenta se mudó a Los Ángeles y se convirtió en uno de los músicos más populares de esa ciudad. ¿Fue un contraste vivir en California en plena época psicodélica? No fue una decisión que tomara voluntariamente, pero era algo que tenía que hacer, ya me entiendes. Así es como funciona la vida y, en ciertas ocasiones, es mejor dejarte llevar por los acontecimientos que suceden a tu alrededor. Ningún miembro de mi banda y tampoco mis amigos formaban parte de la escena psicodélica, sino que estábamos muy concentrados haciendo otras cosas. A pesar de que los chavales no entendían nuestra música y decían que vivíamos en una burbuja, intentábamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Eso era lo que sucedía en aquella época en California. ¿Se planteó alguna vez involucrarse como artista en las protestas en contra de la guerra de Vietnam o en el movimiento por los derechos civiles? Nuestrascancioneserancompletamente distintas a las de otras bandas que lanzaban un mensaje politizado. Nosotros pusimos todo nuestro esfuerzo en organizar un espectáculo con bailarinas, coristas, elementos de vudú propios de Nueva Orleans y otras cosas originales. Contamos con la colaboración de mucha gente e incluso unos magos prepararon trucos para los conciertos. Todo esto nos ayudó a organizar unos shows que sorprendían al público.

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D A V I D

Historia muy viva de Crescent City

T E X T O :

El próximo año se cumplirá una década desde el desastre del Katrina, pero la ciudad criolla resiste a esta y otra calamidades, políticas más que naturales. Recordamos a dos de sus más importantes figuras en este caluroso informe.

Mac Rebennack a su paso por el último Primavera Sound: genio y figura (foto: Luis Lecumberry)

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INFORME NUEVA ORLEANS

La leyenda cuenta que usted grabó su álbum de debut, titulado Gris-Gris, con el tiempo sobrante de una sesión con Sonny & Cher en 1967… Esta anécdota es cierta porque Sonny & Cher contaron con la mayoría de miembros de mi banda e incluso yo toqué el piano en aquella sesión. Entonces John Boudreaux era el batería, Richard ‘’Didymus’’ Washington se encargaba de las percusiones, Harold Battiste componía los arreglos y Bob West tocaba el bajo, aunque, seguramente, él era el único músico de Los Ángeles que participó en mi primer disco. Recuerdo que grabamos las canciones de Gris-Gris con varias coristas y experimentamos con muchas cosas que eran especiales para nosotros en esa época. ¿Supuso un reto dejar de ser un respetado músico de sesión para iniciar una carrera como cantante? Didymus era de Etiopía, aunque había aprendido a tocar las congas en Cuba y se había mudado a Nueva Orleans, donde nos conocimos. Recuerdo que, justo antes de entrar al estudio para grabar mi primer álbum, me dijo: “Si Sonny & Cher pueden cantar y si Bob Dylan puede cantar, tú también puedes hacerlo”. Entonces pensé que tenía razón y lo intenté. Nunca había soñado con ser el vocalista de una banda, realmente odiaba esa idea. Es cierto que me gustaban algunos cantantes con los que había trabajado, como Marvin Gaye, Joe Tex y Big Joe Turner… nunca grabamos juntos, solamente estuve de gira con ellos y lo pasamos genial. Pero aquí termina el listado, el resto de artistas no me parecían interesantes. En 1972 sorprendió a todo el mundo con Gumbo, un disco producido por Jerry Wexler de Atlantic Records. ¿Se planteó esta obra como un homenaje a la música de Nueva Orleans? En ese álbum incluimos toda clase de sonidos y de ritmos que eran muy especiales para mi. Por un lado podías encontrar canciones propias de los Mardi Gras Indians, como «Iko Iko» y «Big Chief», aunque también nos atrevimos a versionar temas de artistas muy populares en nuestra ciudad, como «Those Lonely Lonely Nights» y «Let the Good Times Roll» que había compuesto Earl King, «Blow Wind Blow» de Izzy Cougarden e incluso un medley de clásicos de Huey “Piano” Smith. Nunca tuve la oportunidad de trabajar con este pianista, pero siempre lo veía escribiendo sus composiciones justo antes de que entrara al estudio. Fue una época increíble porque no es habitual que puedas presenciar como un artista al que admiras termina sus canciones el mismo día que las grabará. ¿Siente algún tipo de responsabilidad a la hora de interpretar aquel repertorio clásico, ahora que muchos de los artistas originales han fallecido? Por suerte Huey “Piano” Smith sigue vivo y pateando traseros en Baton Rouge. Aunque tienes razón, muchos de aquellos músicos legendarios han muerto y eso es algo que todavía se me hace muy extraño. Por ejemplo, Joe Tex ha fallecido. Tuve la oportunidad de conocer a Professor Longhair y resulta que ya no está entre nosotros. Sugar Boy tampoco está, sin

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lgunos artistas juegan con la fama como niños caprichosos porque saben que no les queda nada por demostrar en el circo de la música. Mac Rebennack (también conocido como Dr. John, Nueva Orleans, Louisiana, 1940) encaja perfectamente en esta categoría y, gracias a su rebeldía forjada en el R&B, se ha convertido en uno de los nombres más importantes de la escena de Nueva Orleans. Cuando empezó a tocar la guitarra a finales de los años cincuenta, no imaginaba que tendría que mudarse a California por culpa de sus problemas con la justicia y, aún menos, que se ganaría la vida como pianista de sesión para las grandes estrellas del rock. Después vendrían sus álbumes en solitario, que lo acercaron peligrosamente a la santería y al funk, hasta que el single «Right Place, Wrong Time» encabezó las listas de éxitos en 1973. Las adicciones y las amistades célebres han sido una constante en su carrera, aunque el Doctor puede alardear de haber recibido seis premios Grammy y de que la serie Tremé le haya devuelto la popularidad de antaño. El resto son notas a pie de página de una leyenda musical que se resiste a bajar el telón. Las instrucciones para entrevistar a Dr. John fueron muy precisas. Debía telefonear a un hotel de Nueva Orleans y preguntar por la habitación 808 donde se hospedaba con un nombre falso, que recordaba al de un viejo revolucionario cubano. El cantante respondió al tercer tono, me saludó con su inconfundible acento sureño y repasamos algunos de los capítulos más memorables de su biografía. ¿Cómo recuerda su infancia en el barrio del Third Ward de Nueva Orleans en plena efervescencia de la industria musical? La ciudad era completamente distinta 56 | 07-14 | RUTA 66

en los años cuarenta y cincuenta. Una de las primeras imágenes que me viene a la memoria y que recuerdo con cariño es que todo el mundo tocaba el piano en mi barrio. No exagero si te digo que la mayoría de músicos del Third Ward tenían un piano en su casa. Puede que no actuaran juntos, pero ese instrumento era su bien más preciado, ¿sabes a qué me refiero? Mi tía Dottie Mae acostumbraba a tocar en un local que estaba cerca de la parroquia y precisamente fue allí donde tuve la oportunidad de ver mi primera jam session junto a mis amigos Pete Fountain y George Girard. Fue algo increíble porque entonces sólo éramos unos críos. Siempre que se habla de aquella época, la gente hace referencia a la segregación racial… Lo recuerdo perfectamente. Cuando iba a clases de guitarra y empezaba a actuar por la ciudad, la segregación no era un problema. Pero entonces decidieron integrar los barrios y la solución resultó ser mucho peor. En aquellos días nos referíamos a la policía como “gente asquerosa”, aunque la única persona que se atrevía a decírselo a la cara era una señora mayor que vivía al otro lado de la calle, justo enfrente de la casa de mis padres. Recuerdo una vez que ella estaba discutiendo con los agentes y me vio andando por la acera… de repente me señaló con el dedo y me gritó: “¡son gente asquerosa y sólo vienen para coger el dinero de la señora que vive en la planta baja de mi edificio, pero no hacen nada por ella!”. Eso era cierto porque todos sabíamos que su marido le pegaba cada noche y la policía nunca hizo nada por ayudarla. ¿Los músicos y los cantantes también vivían de cerca esa situación? Era muy habitual que artistas blancos y negros participaran en sesiones de grabación en cualquier estudio de la ciudad, aunque después no nos dejaban actuar juntos en los clubes. Esta situación tan extraña surgió cuando se inventaron la

palabra “integración” y todo empezó a ir peor que antes. Usted inició su carrera en el estudio de Cosimo Matassa y tuvo la oportunidad de grabar con el legendario Professor Longhair. ¿Cómo le han influido estos dos pioneros del R&B? Antes de ayer me encontré con Cosimo en Nueva Orleans. A pesar de que tiene 88 o 89 años, me hizo reír mucho y me gustó ver que todavía mantiene el sentido del humor como en los viejos tiempos. En 1959 toqué la guitarra en el tema «Mardi Gras in New Orleans» de Professor Longhair… esta canción fue un gran éxito en la ciudad durante mucho tiempo y sonaba en todos los desfiles de carnaval, hasta que Wardell Quezergue produjo «Big Chief» y resulta que yo también participé en aquella sesión. En la década de los sesenta se mudó a Los Ángeles y se convirtió en uno de los músicos más populares de esa ciudad. ¿Fue un contraste vivir en California en plena época psicodélica? No fue una decisión que tomara voluntariamente, pero era algo que tenía que hacer, ya me entiendes. Así es como funciona la vida y, en ciertas ocasiones, es mejor dejarte llevar por los acontecimientos que suceden a tu alrededor. Ningún miembro de mi banda y tampoco mis amigos formaban parte de la escena psicodélica, sino que estábamos muy concentrados haciendo otras cosas. A pesar de que los chavales no entendían nuestra música y decían que vivíamos en una burbuja, intentábamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Eso era lo que sucedía en aquella época en California. ¿Se planteó alguna vez involucrarse como artista en las protestas en contra de la guerra de Vietnam o en el movimiento por los derechos civiles? Nuestrascancioneserancompletamente distintas a las de otras bandas que lanzaban un mensaje politizado. Nosotros pusimos todo nuestro esfuerzo en organizar un espectáculo con bailarinas, coristas, elementos de vudú propios de Nueva Orleans y otras cosas originales. Contamos con la colaboración de mucha gente e incluso unos magos prepararon trucos para los conciertos. Todo esto nos ayudó a organizar unos shows que sorprendían al público.

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Historia muy viva de Crescent City

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El próximo año se cumplirá una década desde el desastre del Katrina, pero la ciudad criolla resiste a esta y otra calamidades, políticas más que naturales. Recordamos a dos de sus más importantes figuras en este caluroso informe.

Mac Rebennack a su paso por el último Primavera Sound: genio y figura (foto: Luis Lecumberry)

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INFORME NUEVA ORLEANS

La leyenda cuenta que usted grabó su álbum de debut, titulado Gris-Gris, con el tiempo sobrante de una sesión con Sonny & Cher en 1967… Esta anécdota es cierta porque Sonny & Cher contaron con la mayoría de miembros de mi banda e incluso yo toqué el piano en aquella sesión. Entonces John Boudreaux era el batería, Richard ‘’Didymus’’ Washington se encargaba de las percusiones, Harold Battiste componía los arreglos y Bob West tocaba el bajo, aunque, seguramente, él era el único músico de Los Ángeles que participó en mi primer disco. Recuerdo que grabamos las canciones de Gris-Gris con varias coristas y experimentamos con muchas cosas que eran especiales para nosotros en esa época. ¿Supuso un reto dejar de ser un respetado músico de sesión para iniciar una carrera como cantante? Didymus era de Etiopía, aunque había aprendido a tocar las congas en Cuba y se había mudado a Nueva Orleans, donde nos conocimos. Recuerdo que, justo antes de entrar al estudio para grabar mi primer álbum, me dijo: “Si Sonny & Cher pueden cantar y si Bob Dylan puede cantar, tú también puedes hacerlo”. Entonces pensé que tenía razón y lo intenté. Nunca había soñado con ser el vocalista de una banda, realmente odiaba esa idea. Es cierto que me gustaban algunos cantantes con los que había trabajado, como Marvin Gaye, Joe Tex y Big Joe Turner… nunca grabamos juntos, solamente estuve de gira con ellos y lo pasamos genial. Pero aquí termina el listado, el resto de artistas no me parecían interesantes. En 1972 sorprendió a todo el mundo con Gumbo, un disco producido por Jerry Wexler de Atlantic Records. ¿Se planteó esta obra como un homenaje a la música de Nueva Orleans? En ese álbum incluimos toda clase de sonidos y de ritmos que eran muy especiales para mi. Por un lado podías encontrar canciones propias de los Mardi Gras Indians, como «Iko Iko» y «Big Chief», aunque también nos atrevimos a versionar temas de artistas muy populares en nuestra ciudad, como «Those Lonely Lonely Nights» y «Let the Good Times Roll» que había compuesto Earl King, «Blow Wind Blow» de Izzy Cougarden e incluso un medley de clásicos de Huey “Piano” Smith. Nunca tuve la oportunidad de trabajar con este pianista, pero siempre lo veía escribiendo sus composiciones justo antes de que entrara al estudio. Fue una época increíble porque no es habitual que puedas presenciar como un artista al que admiras termina sus canciones el mismo día que las grabará. ¿Siente algún tipo de responsabilidad a la hora de interpretar aquel repertorio clásico, ahora que muchos de los artistas originales han fallecido? Por suerte Huey “Piano” Smith sigue vivo y pateando traseros en Baton Rouge. Aunque tienes razón, muchos de aquellos músicos legendarios han muerto y eso es algo que todavía se me hace muy extraño. Por ejemplo, Joe Tex ha fallecido. Tuve la oportunidad de conocer a Professor Longhair y resulta que ya no está entre nosotros. Sugar Boy tampoco está, sin

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Afroamericanismos La editorial 66rpm, tras la magnífica acogida recibida por el libro de Andreu Cunill Espíritus en la Oscuridad: Viaje a la Era Soul, apuesta de nuevo por la música negra de la mano de David Moreu. Cuando leas estas líneas, estará llegando a librerías especializadas y tiendas de discos From a Whisper to a Scream, apetitosa historia oral y coral del soul. El autor, a través de cerca de cuatro decenas de entrevistas, recorre la historia del género apoyado por unos protagonistas de excepción que hablan de música y del contexto social y político en el que se crearon algunos de los más emblemáticos temas soul. Compositores, productores, cantantes e instrumentistas, todos aportan un pedazo de su alma (y de su memoria). Moreu los recoge y ensambla, logrando que Stax y Motown regresen a la actividad, que el mensaje de Martin Luther King se escuche de nuevo y que bandas como los MG’s de Booker T. parezcan recién creadas. Los sonidos engendrados en Nueva Orleans reciben merecida atención, como no podía ser de otro modo. Para ir abriendo boca, aquí está la entrevista protagonizada por el singular, pintoresco e inimitable Dr. John, un superviviente de mil y una batallas que goza de envidiable salud creativa e interpretativa. Y, aprovechando la coyuntura, le dedicamos sentido homenaje al gran Professor, al Professor Longhair [ver página 60]. ←

embargo, hace poco hablé con sus familiares. Ahora todos ellos forman parte de mi espíritu, ¿sabes a qué me refiero? El éxito le llegó en 1973 gracias al álbum In the Right Place, que contó con la producción de Allen Toussaint. ¿Fue un intento deliberado de actualizar su sonido? En aquellas sesiones nunca hablamos en términos de sonido, simplemente intentamos que la música fluyera de manera correcta y sin parar. Considero que ese disco y el que grabamos justo después, que se titulaba Desitively Bonnaroo, son dos buenos ejemplos de la primera etapa de mi carrera. Aunque también pensaba lo mismo de Gris-Gris y de Babylon que edité unos años antes de colaborar con Allen Toussaint. Entonces me dejaba llevar porque lo sentía… puede que la gente no lo entendiera, pero yo creía que ése era el camino que debía seguir. The Meters fueron la banda de acompañamiento en aquellos dos álbumes tan famosos. ¿Qué sensación tuvo al

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tocar con ellos en el estudio? Todo fue genial y afrontamos las sesiones de una manera muy espiritual. Cuando hablo en estos términos de espiritualidad, no me refiero a nada religioso, sino que está relacionado con el sentimiento que ponen las personas en lo que hacen. Sólo entonces puedes darte cuenta de que vives un momento especial. Sin olvidar que su amistad con Allen Toussaint se remonta a cuando eran adolescentes y soñaban con abrirse camino en la escena musical de su ciudad… Habíamos coincidido en numerosas sesiones de grabación a lo largo de los años, aunque fue con el álbum In the Right Place cuando se convirtió por primera vez en mi productor. Recuerdo cuando éramos jóvenes y podías encontrarte con Allen en los estudios de Nueva Orleans sustituyendo a pianistas que no se habían presentado… actualmente no esperarías ver a alguien tan respetado como él haciendo esa clase de trabajo, ¿sabes a qué me refiero? Después de la tragedia del huracán Katrina en 2005, usted fue uno de los artistas que más se involucró en la reconstrucción de Nueva Orleans. ¿Cómo vivió aquellos momentos tan críticos? Cuando me informaron de que el huracán estaba a punto de llegar a Nueva Orleans, yo me encontraba de gira por los

personal, sino que lo veía como algo que debía hacer por mi ciudad. Hace un par de años lanzó al mercado Locked Down, un disco producido por Dan Auerbach de The Black Keys. ¿Lo planearon como un regreso a la experimentación de antaño? Dan me cae muy bien, me gusta mucho su manera de entender la música y me sentí muy cómodo trabajando con él en el estudio. Realmente disfrutamos con las sesiones de grabación y muchas cosas que proponía me hicieron pensar en otra época de mi carrera. Eso fue maravilloso. Dan es un buen tipo y me encanta lo que está haciendo con The Black Keys. ¿Se atrevería a describir la ciudad de Nueva Orleans en la actualidad? A nivel político sigue siendo un verdadero caos, pero quiero pensar que todavía hay oportunidades para cambiar esta situación y espero que suceda pronto porque no me gusta ver todas las cosas ridículas que suceden a diario. Me refiero a que la ciudad logró sobrevivir a la tragedia del Katrina, sin embargo, ahora llega una gran cantidad de agua contaminada porque han vertido una sustancia llamada Corexit en el Golfo de México que, teóricamente, sirve para disolver las manchas de petróleo. Esto no ha servido para nada y continúan utilizando este producto sin darse cuenta de que está mal. Es como si arreglaras los problemas con una capa de pintura y en seguida apareciera

Mi abuela vivió en el barrio de Tremé durante muchos años, concretamente en Bayou Road, una zona pantanosa. Espero que esta serie de televisión ayude de algún modo a la ciudad

En los primeros setenta, cuando aprovechó el auge psicodélico para hacer vudú ritmanblús

Estados Unidos. Entonces llamé por teléfono a mi hija y a mis nietas para decirles que se largaran en seguida de la ciudad porque las previsiones de aquella tormenta eran muy malas. Después de la tragedia intenté hacer todo lo que estaba en mi mano para ayudar a la gente y participé en numerosos conciertos benéficos. No me lo tomé como una responsabilidad

algo más grave. Recientemente ha participado en un par de episodios de la serie Tremé. ¿Cree que es una buena manera de promocionar la vertiente musical de su ciudad? Mi abuela vivió en el barrio de Tremé durante muchos años, concretamente en Bayou Road, que en aquella época era una zona pantanosa. Espero que esta serie de televisión ayude de algún modo a la ciudad y sólo puedo decirte que me encantó participar en esos episodios junto al saxofonista Donald Harrison. Sinceramente, creo que su aportación musical fue muy especial. No me gustaría terminar la entrevista sin preguntarle por las famosas sesiones de grabación del álbum Exile on Main St. de los Rolling Stones en Los Ángeles en 1972… Te confesaré algo… incluso yo me entero de lo que sucedió en aquellas sesiones gracias a lo que me cuenta cierta gente que estuvo allí, como la corista Tami Lynn. Ella me ha explicado varias cosas que hicimos porque las recuerda mucho mejor que un servidor. Cuando los Rolling Stones montaron la fiesta para celebrar el vigésimoquinto aniversario del lanzamiento de ese álbum, yo fui acompañado de Tami y el único miembro de la banda que se acordaba de ella era Keith Richards. Incluso se sentaron para charlar un rato. Dios mío, ese tío me encanta, es muy auténtico. �


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