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D A V I D
s o u r t s n o m e d a i r o t s i h a n U s a r u t n e v a s a v e y nu serva Hi-Fi preit in s e r u t n e v x , New Ad tas creativas a su é sao o t n e m o . m u ldad en sra, buscando respues as encierran sorpre s ia fr n o c o id did rete Recib menos aplau da en la csa,rla s a r b o s a una ban casione global. En o
A
lgunos álbumes se graban bajo circunstancias imprevisibles y cambian para siempre el destino de una banda. A pesar de que cada uno tendrá su propia lista de trabajos discográficos que encajan en esta descripción, muy pocos fueron tan ambiciosos, arriesgados, hermosos y frustrantes como New Adventures in Hi-Fi. Una colección de canciones que R.E.M. inmortalizó en estricto directo —y también en un estudio de Seattle— durante la turbulenta gira mundial de Monster y que captura como ningún otro de sus discos el sonido y la actitud del grupo de Athens en el período más trascendental de su carrera. En aquel lejano 1996 eran las mayores estrellas del firmamento, habían dejado muy lejos su etapa alternativa y se sentían cómodos con su estatus de súper ventas que llenaban estadios, pero era evidente que necesitaban afrontar nuevos retos para mantener viva la creatividad de antaño. Para algunos, su incursión en aquellas “nuevas aventuras” supuso el verdadero revulsivo rock que no habían logrado con su anterior lanzamiento, para otros representó un coitus interruptus que se quedaba a medio camino de ninguna parte, sin embargo, el paso de los años ha demostrado que esa obra marcó el punto álgido de su carrera y que el conjunto es mucho más que la suma de sus partes. La prensa de la época lo calificó de accidente premeditado y, evidentemente, no fue el éxito masivo que muchos esperaban, pero la única verdad es la que todavía se esconde en los recuerdos de sus protagonistas. Por este motivo, hemos decidido celebrar el vigésimo aniversario de New Adventures in Hi-Fi entrevistando a Mike Mills, bajista y fundador de R.E.M., para conocer la leyenda de este
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título y descubrir el tortuoso camino que recorrieron hasta que salió a la venta. Un viaje frenético alrededor del mundo en el que tienen cabida canciones icónicas, musas punk, directores de videoclips, lavabos de estadios, suicidios célebres y mucho rock'n’roll. Para entender la magnitud de New Adventures in Hi-Fi en 1996 debemos remontarnos a la grabación de Monster dos años antes, un álbum en el que queríais volver a sonar como una verdadera banda de rock, aunque surgieron diversos contratiempos… Queríamos que Monster fuera un disco más agresivo porque sabíamos que iría acompañado de una gira mundial y nos apetecía que las canciones desprendieran un buen sonido rock para los conciertos. También éramos conscientes de que nuestros dos últimos álbumes habían sido sobre todo acústicos, así que decidimos volver a las guitarras eléctricas. Durante las sesiones de grabación no hubo ningún contratiempo especial, pero sí que sucedió algo que nos afectó mucho: la muerte de Kurt Cobain. Todos lo conocíamos bien, aunque era Michael quien estaba realmente unido a él. En aquel momento Michael aún no había terminado de escribir las letras de las canciones y nos vimos obligados a hacer una parada en la grabación del disco, algo que también afectó bastante al significado de algunos temas. Una vez terminasteis aquel álbum tan exitoso, y controvertido, os embarcasteis en vuestra primera gira mundial en casi seis años. ¿Cuál fue la motivación para preparar un nuevo trabajo discográfico mientras estabais en la carretera? Si te soy sincero, fue idea de Peter. Neil Young había hecho algo similar con Time Fades Away y recuerdo que Peter nos dijo:
“Sabiendo que estaremos más de un año de gira, lancémonos a componer y a grabar todo el material que podamos para el siguiente álbum”. Fue una decisión arriesgada porque, cada vez que te embarcas en una gira de esas dimensiones, acaba siendo una experiencia muy dura. Sin embargo, el tiempo que habíamos pasado sin salir de gira no nos afectó en absoluto, a diferencia de lo que dijeron algunos medios de comunicación, y estábamos muy emocionados de volver a la carretera. Con una agenda de conciertos tan apretada y decenas de compromisos promocionales en cada ciudad, ¿cómo recuerdas el proceso de composición de los nuevos temas? No recuerdo de manera concreta cuántos temas teníamos compuestos antes de empezar la gira, pero seguramente no eran demasiados. Creo que empezamos a escribir las canciones en serio durante los viajes y entonces grabábamos los ensayos que hacíamos durante las pruebas de sonido. Siempre empezaba quien había escrito el tema y tocaba los acordes básicos, normalmente a la guitarra. De este modo enseñábamos la composición al resto de la banda y los demás podían crear sus partes mientras tocábamos. Construíamos las canciones como si fueran castillos de arena. Cuando terminamos la gira, creo que ya teníamos el álbum completo, a falta de cuatro o cinco temas. Piensa que escribíamos donde podíamos y las últimas composiciones surgieron al llegar al estudio. Por ejemplo, «How the West Was Won and Where It Got Us» nos salió entera en los estudios Bad Animals de Seattle, pero «Be Mine» la escribimos en una habitación de hotel en San Sebastián. Curiosamente, en «Departure» se menciona la ciudad de San Sebastián en el primer verso… ¡Exacto! La compusimos después de
actuar en Australia y Nueva Zelanda, porque montamos en un avión que nos llevó directamente a España para seguir actuando en Europa. Así que «Departure» es el resultado de ese vuelo tan largo. Piensa que en la gira de Monster recorrimos el mundo entero… bueno, todo lo que podías recorrer en aquella época. Grabasteis la mayoría de canciones durante las pruebas de sonido de diversos conciertos. ¿En aquellos días todavía se viajaba con equipos analógicos o ya os atrevisteis a trabajar en digital? Entonces justo estaban apareciendo las técnicas digitales y creo que utilizamos un equipo móvil de los primeros que se comercializaron, pero recuerdo que no se parecía en nada a un ordenador portátil como los de ahora. Realmente eso hizo que el proceso de grabación del disco fuera bastante más sencillo que utilizando la cinta analógica tradicional. Aunque la gira de Monster fue multi-
tudinaria, también estuvo repleta de contratiempos y de problemas de salud. ¿Cómo afrontó la banda esas experiencias extramusicales? La mayor parte de la gira se desarrolló correctamente, pero sí que hubo tres problemas que fueron bastante graves. Por supuesto, el peor de todos fue el aneurisma cerebral que sufrió Bill en Suiza e hizo saltar todas las alarmas. Estábamos muy preocupados por el estado de salud de nuestro amigo y decidimos parar la gira hasta que se recuperara. Cuando ya estuvo bien, nos reunimos y le dijimos: “Bill, no hace falta continuar, podemos terminar la gira ahora mismo”. Y él respondió de manera negativa porque realmente quería terminarlo. Así que, tan pronto Bill estuvo preparado para salir de viaje, volvimos a los escenarios para las fechas que faltaban. Entonces yo tuve un pequeño problema, pasé por el quirófano y estuvimos diez días sin poder actuar.
Jóvenes y en la cresta de la ola: Buck, Mills, Berry y Stipe (foto: Chris Bilheimer)
Después volvimos a la carretera y creo que fue en el último concierto cuando Michael empezó a notar dolores… y resulta que tenía una hernia. Pero, exceptuando el problema tan serio de Bill, la gira se desarrolló bastante bien. Sin embargo, la prensa siempre quiere encontrar un motivo llamativo para sus artículos y, en el caso de la gira de Monster, fue: “Los miembros de R.E.M. están enfermos o se mueren de dolor”. Aunque la mayor parte de la gira fue bien y nos divertimos mucho. Una vez terminó la gira, os encerrasteis en los estudios Bad Animals de Seattle para grabar unas cuantas canciones de manera más tradicional… Nos gustaba la idea de ir a Seattle porque ese estudio es muy bueno y creo que habíamos trabajado allí anteriormente. Incluso puede que Peter ya estuviera viviendo en Seattle en esa época porque se marchó de Athens a mediados de la RUTA 66 | 02-16 | 39
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s o u r t s n o m e d a i r o t s i h a n U s a r u t n e v a s a v e y nu serva Hi-Fi preit in s e r u t n e v x , New Ad tas creativas a su é sao o t n e m o . m u ldad en sra, buscando respues as encierran sorpre s ia fr n o c o id did rete Recib menos aplau da en la csa,rla s a r b o s a una ban casione global. En o
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lgunos álbumes se graban bajo circunstancias imprevisibles y cambian para siempre el destino de una banda. A pesar de que cada uno tendrá su propia lista de trabajos discográficos que encajan en esta descripción, muy pocos fueron tan ambiciosos, arriesgados, hermosos y frustrantes como New Adventures in Hi-Fi. Una colección de canciones que R.E.M. inmortalizó en estricto directo —y también en un estudio de Seattle— durante la turbulenta gira mundial de Monster y que captura como ningún otro de sus discos el sonido y la actitud del grupo de Athens en el período más trascendental de su carrera. En aquel lejano 1996 eran las mayores estrellas del firmamento, habían dejado muy lejos su etapa alternativa y se sentían cómodos con su estatus de súper ventas que llenaban estadios, pero era evidente que necesitaban afrontar nuevos retos para mantener viva la creatividad de antaño. Para algunos, su incursión en aquellas “nuevas aventuras” supuso el verdadero revulsivo rock que no habían logrado con su anterior lanzamiento, para otros representó un coitus interruptus que se quedaba a medio camino de ninguna parte, sin embargo, el paso de los años ha demostrado que esa obra marcó el punto álgido de su carrera y que el conjunto es mucho más que la suma de sus partes. La prensa de la época lo calificó de accidente premeditado y, evidentemente, no fue el éxito masivo que muchos esperaban, pero la única verdad es la que todavía se esconde en los recuerdos de sus protagonistas. Por este motivo, hemos decidido celebrar el vigésimo aniversario de New Adventures in Hi-Fi entrevistando a Mike Mills, bajista y fundador de R.E.M., para conocer la leyenda de este
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título y descubrir el tortuoso camino que recorrieron hasta que salió a la venta. Un viaje frenético alrededor del mundo en el que tienen cabida canciones icónicas, musas punk, directores de videoclips, lavabos de estadios, suicidios célebres y mucho rock'n’roll. Para entender la magnitud de New Adventures in Hi-Fi en 1996 debemos remontarnos a la grabación de Monster dos años antes, un álbum en el que queríais volver a sonar como una verdadera banda de rock, aunque surgieron diversos contratiempos… Queríamos que Monster fuera un disco más agresivo porque sabíamos que iría acompañado de una gira mundial y nos apetecía que las canciones desprendieran un buen sonido rock para los conciertos. También éramos conscientes de que nuestros dos últimos álbumes habían sido sobre todo acústicos, así que decidimos volver a las guitarras eléctricas. Durante las sesiones de grabación no hubo ningún contratiempo especial, pero sí que sucedió algo que nos afectó mucho: la muerte de Kurt Cobain. Todos lo conocíamos bien, aunque era Michael quien estaba realmente unido a él. En aquel momento Michael aún no había terminado de escribir las letras de las canciones y nos vimos obligados a hacer una parada en la grabación del disco, algo que también afectó bastante al significado de algunos temas. Una vez terminasteis aquel álbum tan exitoso, y controvertido, os embarcasteis en vuestra primera gira mundial en casi seis años. ¿Cuál fue la motivación para preparar un nuevo trabajo discográfico mientras estabais en la carretera? Si te soy sincero, fue idea de Peter. Neil Young había hecho algo similar con Time Fades Away y recuerdo que Peter nos dijo:
“Sabiendo que estaremos más de un año de gira, lancémonos a componer y a grabar todo el material que podamos para el siguiente álbum”. Fue una decisión arriesgada porque, cada vez que te embarcas en una gira de esas dimensiones, acaba siendo una experiencia muy dura. Sin embargo, el tiempo que habíamos pasado sin salir de gira no nos afectó en absoluto, a diferencia de lo que dijeron algunos medios de comunicación, y estábamos muy emocionados de volver a la carretera. Con una agenda de conciertos tan apretada y decenas de compromisos promocionales en cada ciudad, ¿cómo recuerdas el proceso de composición de los nuevos temas? No recuerdo de manera concreta cuántos temas teníamos compuestos antes de empezar la gira, pero seguramente no eran demasiados. Creo que empezamos a escribir las canciones en serio durante los viajes y entonces grabábamos los ensayos que hacíamos durante las pruebas de sonido. Siempre empezaba quien había escrito el tema y tocaba los acordes básicos, normalmente a la guitarra. De este modo enseñábamos la composición al resto de la banda y los demás podían crear sus partes mientras tocábamos. Construíamos las canciones como si fueran castillos de arena. Cuando terminamos la gira, creo que ya teníamos el álbum completo, a falta de cuatro o cinco temas. Piensa que escribíamos donde podíamos y las últimas composiciones surgieron al llegar al estudio. Por ejemplo, «How the West Was Won and Where It Got Us» nos salió entera en los estudios Bad Animals de Seattle, pero «Be Mine» la escribimos en una habitación de hotel en San Sebastián. Curiosamente, en «Departure» se menciona la ciudad de San Sebastián en el primer verso… ¡Exacto! La compusimos después de
actuar en Australia y Nueva Zelanda, porque montamos en un avión que nos llevó directamente a España para seguir actuando en Europa. Así que «Departure» es el resultado de ese vuelo tan largo. Piensa que en la gira de Monster recorrimos el mundo entero… bueno, todo lo que podías recorrer en aquella época. Grabasteis la mayoría de canciones durante las pruebas de sonido de diversos conciertos. ¿En aquellos días todavía se viajaba con equipos analógicos o ya os atrevisteis a trabajar en digital? Entonces justo estaban apareciendo las técnicas digitales y creo que utilizamos un equipo móvil de los primeros que se comercializaron, pero recuerdo que no se parecía en nada a un ordenador portátil como los de ahora. Realmente eso hizo que el proceso de grabación del disco fuera bastante más sencillo que utilizando la cinta analógica tradicional. Aunque la gira de Monster fue multi-
tudinaria, también estuvo repleta de contratiempos y de problemas de salud. ¿Cómo afrontó la banda esas experiencias extramusicales? La mayor parte de la gira se desarrolló correctamente, pero sí que hubo tres problemas que fueron bastante graves. Por supuesto, el peor de todos fue el aneurisma cerebral que sufrió Bill en Suiza e hizo saltar todas las alarmas. Estábamos muy preocupados por el estado de salud de nuestro amigo y decidimos parar la gira hasta que se recuperara. Cuando ya estuvo bien, nos reunimos y le dijimos: “Bill, no hace falta continuar, podemos terminar la gira ahora mismo”. Y él respondió de manera negativa porque realmente quería terminarlo. Así que, tan pronto Bill estuvo preparado para salir de viaje, volvimos a los escenarios para las fechas que faltaban. Entonces yo tuve un pequeño problema, pasé por el quirófano y estuvimos diez días sin poder actuar.
Jóvenes y en la cresta de la ola: Buck, Mills, Berry y Stipe (foto: Chris Bilheimer)
Después volvimos a la carretera y creo que fue en el último concierto cuando Michael empezó a notar dolores… y resulta que tenía una hernia. Pero, exceptuando el problema tan serio de Bill, la gira se desarrolló bastante bien. Sin embargo, la prensa siempre quiere encontrar un motivo llamativo para sus artículos y, en el caso de la gira de Monster, fue: “Los miembros de R.E.M. están enfermos o se mueren de dolor”. Aunque la mayor parte de la gira fue bien y nos divertimos mucho. Una vez terminó la gira, os encerrasteis en los estudios Bad Animals de Seattle para grabar unas cuantas canciones de manera más tradicional… Nos gustaba la idea de ir a Seattle porque ese estudio es muy bueno y creo que habíamos trabajado allí anteriormente. Incluso puede que Peter ya estuviera viviendo en Seattle en esa época porque se marchó de Athens a mediados de la RUTA 66 | 02-16 | 39
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La canción más hermosa de un disco salvaje La decisión estaba tomada. Absolutamente todo lo que sucediera encima del escenario durante la gira de Monster sería grabado para el siguiente álbum de R.E.M. Después de un año y medio en la carretera, acumularon material de ensayos, de pruebas de sonido, de jam sessions y también más de 110 conciertos donde interpretaron nuevas composiciones. El resultado de aquella maratón fueron un documental titulado Road Movie, los catorce temas que aparecen en New Adventures in Hi-Fi y sus respectivas caras B, pero en medio de esa vorágine de guitarras distorsionadas y de letras sobre viajes —personales, físicos y metafísicos— encontramos una pequeña joya instrumental titulada «Zither» que fue grabada entre el 12 y el 14 de octubre de 1995, cuando la gira desembarcó en Filadelfia. “Sabíamos que estaríamos un par de noches en ese estadio, así que decidimos montar un estudio de grabación improvisado en el camerino”, recordaba Peter Buck en una entrevista de la época. Concretamente se trataba del vestuario del equipo visitante del estadio de hockey CoreStates Spectrum, que fue demolido en 2010, pero entonces pusieron el ampli de guitarra en la ducha, la pandereta en el lavabo, la autoarpa en el pasillo, el teclado en el mismo vestuario y el bajo era el único instrumento que estaba conectado directamente a la mesa de mezclas. Para registrar aquella melodía era necesario un lugar minúsculo en el que cada sonido se magnificara sin apenas electricidad y lo encontraron en ese sótano recubierto de baldosas. Cada noche, entre la prueba de sonido y el concierto, se encerraban allí para interpretar el tema y, cuando se fueron de la ciudad, habían conseguido más de diez versiones. Solo una tuvo el honor de aparecer en el disco y las otras nueve ya forman parte de la leyenda de aquellas nuevas aventuras. ←
década de los noventa y se instaló en aquella ciudad. Nos gustaba el ambiente que se respiraba, su escena musical y nos encantaba trabajar lo máximo posible en estudios distintos, así que nos trasladamos a Bad Animals para terminar el disco que habíamos empezado en la carretera. ¿Recuerdas si hubo mucha posproducción en las canciones que habíais grabado en las pruebas de sonido o el resultado es fiel a lo que tocasteis en aquellos estadios vacíos? Lo que aparece en el álbum es muy fiel al material grabado en directo. Sin embargo, recuerdo que hicimos algunos arreglos en «Departure» porque había un problema con el órgano. Aparte de este detalle, las canciones que no grabamos en el estudio suenan igual que cuando las interpretamos en las pruebas de sonido y durante los conciertos de la gira. ¿Sería acertado decir que New Adventures in Hi-Fi es una radiografía exacta de cómo era R.E.M. en aquel momento, tanto por su sonido como por el significado de las letras? Cada álbum captura lo que es la banda en el momento de grabarlo. Desde el minuto que empiezas a componer una melodía, hasta el día que el álbum sale a la venta, cada canción es un retrato bastante fiel del estado del grupo durante aquellos meses o años de trabajo, depen40 | 02-16 | RUTA 66
diendo del tiempo que te lleve terminarlo. New Adventures in Hi-Fi encaja perfectamente en esta idea porque la mayor parte de las canciones se hicieron mientras estábamos de gira y eso permitió capturar un sentimiento y no solo lo que representaba entonces la banda. Era un reflejo de lo que hacíamos y eso es una auténtica rareza en el mundo discográfico. Michael Stipe ha comentado en varias ocasiones que es un álbum sobre movimiento y viajes… Sí, estoy de acuerdo. Es uno de nuestros discos más específicos en cuanto a tema se refiere porque no solo captura el sentimiento de lo que hacíamos entonces, sino que también habla concretamente de todo lo que vivíamos. Por este motivo, algunas canciones tratan sobre moverse e ir a distintos lugares. Y eso es algo poco habitual en un álbum. Al final la gente recuerda canciones concretas y por este motivo me gustaría preguntarte por algunas de las más emblemáticas de este disco. ¿Qué puedes contarnos sobre «Electrolite»? Compuse este tema en el apartamento de mi novia en Chicago y puede que eso fuera mientras estábamos de gira. No lo recuerdo exactamente. Al principio, Michael decía que no le gustaba, pero después cambió de opinión y pasó a ser una de las canciones que interpretábamos a menudo en los conciertos, una vez ya había salido a la venta el álbum. Se convirtió en uno de los más divertidos de tocar en directo. Además, también era una de las composiciones favoritas de Thom Yorke de ese disco, algo agradable de saber porque es un músico al que respeto mucho. Otro tema muy popular es «Bittersweet Me», grabado en una prueba de sonido en Memphis, pero que luego interpretasteis pocas veces en directo… La empezamos a tocar en alguna gira a partir de 1995, aunque no era una canción que se colara en el repertorio cada noche, eso seguro. Recuerdo que grabamos este tema en directo, pero Peter decidió añadir una nueva melodía de guitarra en el estribillo cuando ya estábamos en el estudio. A todos nos gustó mucho esa idea y creo que contribuyó a que la canción fuera mejor. Siempre tuve la impresión de que «Bittersweet Me» trataba sobre una persona que no podía seguir fingiendo algo que no era y tenía que dar la cara para admitir su auténtica identidad. En definitiva, hablaba de ese momento en el que ya no eres capaz de esconderte detrás de una fachada ni seguir pretendiendo algo que es mentira. ¿Crees que la letra de esta canción es
consecuencia del éxito masivo que estaba experimentando la banda o del acoso mediático hacia Michael Stipe? Podría ser, pero no estoy seguro de que Michael escribiera muy a menudo sobre el hecho de enfrentarse al estrellato porque nuestro éxito fue muy gradual. Durante muchos años, cada disco que sacábamos vendía más copias que el anterior, por este motivo fuimos capaces de gestionar nuestro éxito paso a paso. No acostumbro a preguntarle a Michael por el significado de sus letras, simplemente las interpreto a mi manera. Aunque podrías tener razón con tu observación sobre «Bittersweet Me». Patti Smith participó en «E-Bow the Letter», aunque muchos de vuestros seguidores se sorprendieron al ver que era el single de presentación del disco… Puede que no fuera la decisión más inteligente de nuestra carrera, pero en ese momento no teníamos claro cuál queríamos que fuera el primer single. La elección más obvia habría sido «The Wake-Up Bomb» y, visto en perspectiva, deberíamos habernos decantado por esa canción. No obstante, creo que optamos por «E-Bow the Letter» como reacción al gran éxito que teníamos. No queríamos seguir la corriente de la industria y hacer exactamente aquello que la gente esperaba de nosotros. En parte fue una decisión bastante deliberada para no hacer lo evidente. ¿Siempre tuvisteis claro que Patti Smith haría los coros en ese tema? Creo que fue idea de Michael y, evidentemente, el resto estuvimos de acuerdo. Puesto que ella no estaba demasiado activa en la escena musical en aquella época, no sabíamos a ciencia cierta si aceptaría trabajar con nosotros o no, pero al final lo hizo. La recuerdo entrando en el estudio porque llegó bastante tarde y la canción seguramente ya estaba grabada, aunque no sé cuánto tardamos en darla por terminada. Por último recuperemos «The Wake-Up Bomb», una canción que os acerca a sonoridades más glam y tiene un estribillo adictivo… Se trata de una canción de rock, con un ritmo rápido y una letra pegadiza. Sin embargo, pienso que es demasiado larga y que deberíamos haber recortado un verso si finalmente hubiera sido el primer single del álbum. Pero las cosas se hicieron de ese modo y ya no hay vuelta atrás.
Como era habitual en R.E.M., el disco se promocionó con una serie de videoclips muy originales. ¿Qué recuerdos tienes de trabajar con Spike Jonze en «Electrolite»? Fue un rodaje muy divertido. La primera mitad del videoclip se hizo en el hotel Ambassador de Los Ángeles, que es el lugar donde asesinaron a Robert F. Kennedy en 1968 y entonces estaba abandonado y completamente vacío. El equipo montó el decorado en el salón de baile y pudimos visitar la cocina donde le dispararon... sin duda, un momento escalofriante. Pero el rodaje resultó genial y el edificio era muy bonito. Curiosamente, lo derrumbaron años después y ya no existe. Fue una buena experiencia trabajar con Spike, poder rodar al aire libre en un día soleado en California y, sobre todo, tener la oportunidad de conducir aquellos buggies por las dunas del desierto a las afueras de Los Ángeles. ¿Quién más puede presumir de haber hecho algo parecido? El otro gran videoclip fue el de «Bittersweet Me», dirigido por Dominic DeJoseph como si se tratara de una película romántica italiana. ¿Hasta qué punto os implicabais en la creación de los videos musicales? El más involucrado era Michael, ya fuera dirigiéndolos él mismo o trabajando estrechamente con los directores. Los demás no nos preocupábamos demasiado, siempre y cuando fueran buenos. Si nosotros teníamos que ponernos delante de la cámara, nos parecía bien. Y si no hacía falta que apareciéramos, pues tampoco suponía ningún problema… pero los vídeos debían representar a la banda. Lo mejor de todo era que sabíamos que podíamos confiar plenamente en Michael para mostrar el grupo de una manera correcta. Resulta divertido porque ahora mismo no recuerdo el videoclip de «Bittersweet Me» y eso que en su momento tuve que aprobarlo porque la banda siempre tenía que dar el visto bueno a todo. Visto en perspectiva, ¿crees que
de Out of Time, Automatic for the People y Monster. Realmente fue una decisión interesante el plantearnos hacia dónde queríamos dirigirnos en ese momento y creo que fue inteligente por parte de Peter decir: “¡Grabemos un álbum en la carretera!”. Y acabó siendo una obra sobre la idea de viajar, pero no sobre estar de gira con la banda. Sin embargo, después de su lanzamiento firmasteis con Warner el mayor contrato de la historia de la música hasta ese momento y Bill Berry abandonó el grupo. ¿Tuvisteis la sensación de que las cosas se aceleraban demasiado o que perdíais el
La gira de 1996 llevó al quirófano a todos menos a Peter Buck (foto: Anton Corbijn)
«How the West Was Won and Where It Got Us» nos salió entera en los estudios Bad Animals de Seattle, pero «Be Mine» la escribimos en una habitación de hotel en San Sebastián New Adventures in Hi-Fi fue un trabajo que marcó un punto de inflexión en la carrera de R.E.M.? No lo definiría de este modo. Creo que representó un buen salto desde Monster porque cuando eres una banda tan grande y ya has grabado nueve discos en los años que llevas de carrera, es necesario que encuentres algo nuevo e interesante para seguir motivado. Por este motivo no diría que fue un punto y aparte, sino un buen paso en firme en la evolución que llevábamos después
rumbo? Dadas las circunstancias, creo que todo fue bastante bien en aquel momento porque cuando llegas a cierto nivel, cada decisión que tomas se magnifica mucho y acaba teniendo más consecuencias de las que imaginas. Hicimos lo correcto, aunque puede que el disco New Adventures in Hi-Fi fuera un poco largo… pero preferíamos ofrecer más música a la gente que quedarnos cortos, como mínimo en aquel período de nuestra carrera.
Dos décadas después de aquella vorágine de conciertos, grabaciones y éxito masivo, ¿qué sentimientos guardas de New Adventures in Hi-Fi? La mayor parte de las imágenes que me vienen a la cabeza de aquella época son como un video desmadrado en el que las escenas se suceden de una manera muy extraña. Por ejemplo, tengo recuerdos muy buenos de estar escribiendo «Be Mine» en una habitación de hotel. También de estar componiendo «How the West Was Won and Where It Got Us» con Bill en Seattle porque él empezó a tocar ese ritmo de batería, entonces yo me senté al piano que había justo al lado y terminamos la canción en solo tres minutos. Tengo visiones de estar interpretando «Departure» junto a nuestro segundo guitarrista, Nathan December, de una manera muy rockera en varias ciudades. Recuerdo el momento que grabamos «Zither» en el lavabo de un estadio durante la gira. Se trata de pequeños fragmentos de recuerdos porque hicimos el disco por todo el mundo. Precisamente esto es lo que transmiten la portada y las fotos que acompañan al álbum, una colección de instantáneas en blanco y negro hechas en la soledad de la carretera… Tienes razón, son un puñado de fotos que reflejan pequeñas viñetas y momentos frenéticos de un año y medio que pasamos viajando muy lejos de casa. ! RUTA 66 | 02-16 | 41
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La canción más hermosa de un disco salvaje La decisión estaba tomada. Absolutamente todo lo que sucediera encima del escenario durante la gira de Monster sería grabado para el siguiente álbum de R.E.M. Después de un año y medio en la carretera, acumularon material de ensayos, de pruebas de sonido, de jam sessions y también más de 110 conciertos donde interpretaron nuevas composiciones. El resultado de aquella maratón fueron un documental titulado Road Movie, los catorce temas que aparecen en New Adventures in Hi-Fi y sus respectivas caras B, pero en medio de esa vorágine de guitarras distorsionadas y de letras sobre viajes —personales, físicos y metafísicos— encontramos una pequeña joya instrumental titulada «Zither» que fue grabada entre el 12 y el 14 de octubre de 1995, cuando la gira desembarcó en Filadelfia. “Sabíamos que estaríamos un par de noches en ese estadio, así que decidimos montar un estudio de grabación improvisado en el camerino”, recordaba Peter Buck en una entrevista de la época. Concretamente se trataba del vestuario del equipo visitante del estadio de hockey CoreStates Spectrum, que fue demolido en 2010, pero entonces pusieron el ampli de guitarra en la ducha, la pandereta en el lavabo, la autoarpa en el pasillo, el teclado en el mismo vestuario y el bajo era el único instrumento que estaba conectado directamente a la mesa de mezclas. Para registrar aquella melodía era necesario un lugar minúsculo en el que cada sonido se magnificara sin apenas electricidad y lo encontraron en ese sótano recubierto de baldosas. Cada noche, entre la prueba de sonido y el concierto, se encerraban allí para interpretar el tema y, cuando se fueron de la ciudad, habían conseguido más de diez versiones. Solo una tuvo el honor de aparecer en el disco y las otras nueve ya forman parte de la leyenda de aquellas nuevas aventuras. ←
década de los noventa y se instaló en aquella ciudad. Nos gustaba el ambiente que se respiraba, su escena musical y nos encantaba trabajar lo máximo posible en estudios distintos, así que nos trasladamos a Bad Animals para terminar el disco que habíamos empezado en la carretera. ¿Recuerdas si hubo mucha posproducción en las canciones que habíais grabado en las pruebas de sonido o el resultado es fiel a lo que tocasteis en aquellos estadios vacíos? Lo que aparece en el álbum es muy fiel al material grabado en directo. Sin embargo, recuerdo que hicimos algunos arreglos en «Departure» porque había un problema con el órgano. Aparte de este detalle, las canciones que no grabamos en el estudio suenan igual que cuando las interpretamos en las pruebas de sonido y durante los conciertos de la gira. ¿Sería acertado decir que New Adventures in Hi-Fi es una radiografía exacta de cómo era R.E.M. en aquel momento, tanto por su sonido como por el significado de las letras? Cada álbum captura lo que es la banda en el momento de grabarlo. Desde el minuto que empiezas a componer una melodía, hasta el día que el álbum sale a la venta, cada canción es un retrato bastante fiel del estado del grupo durante aquellos meses o años de trabajo, depen40 | 02-16 | RUTA 66
diendo del tiempo que te lleve terminarlo. New Adventures in Hi-Fi encaja perfectamente en esta idea porque la mayor parte de las canciones se hicieron mientras estábamos de gira y eso permitió capturar un sentimiento y no solo lo que representaba entonces la banda. Era un reflejo de lo que hacíamos y eso es una auténtica rareza en el mundo discográfico. Michael Stipe ha comentado en varias ocasiones que es un álbum sobre movimiento y viajes… Sí, estoy de acuerdo. Es uno de nuestros discos más específicos en cuanto a tema se refiere porque no solo captura el sentimiento de lo que hacíamos entonces, sino que también habla concretamente de todo lo que vivíamos. Por este motivo, algunas canciones tratan sobre moverse e ir a distintos lugares. Y eso es algo poco habitual en un álbum. Al final la gente recuerda canciones concretas y por este motivo me gustaría preguntarte por algunas de las más emblemáticas de este disco. ¿Qué puedes contarnos sobre «Electrolite»? Compuse este tema en el apartamento de mi novia en Chicago y puede que eso fuera mientras estábamos de gira. No lo recuerdo exactamente. Al principio, Michael decía que no le gustaba, pero después cambió de opinión y pasó a ser una de las canciones que interpretábamos a menudo en los conciertos, una vez ya había salido a la venta el álbum. Se convirtió en uno de los más divertidos de tocar en directo. Además, también era una de las composiciones favoritas de Thom Yorke de ese disco, algo agradable de saber porque es un músico al que respeto mucho. Otro tema muy popular es «Bittersweet Me», grabado en una prueba de sonido en Memphis, pero que luego interpretasteis pocas veces en directo… La empezamos a tocar en alguna gira a partir de 1995, aunque no era una canción que se colara en el repertorio cada noche, eso seguro. Recuerdo que grabamos este tema en directo, pero Peter decidió añadir una nueva melodía de guitarra en el estribillo cuando ya estábamos en el estudio. A todos nos gustó mucho esa idea y creo que contribuyó a que la canción fuera mejor. Siempre tuve la impresión de que «Bittersweet Me» trataba sobre una persona que no podía seguir fingiendo algo que no era y tenía que dar la cara para admitir su auténtica identidad. En definitiva, hablaba de ese momento en el que ya no eres capaz de esconderte detrás de una fachada ni seguir pretendiendo algo que es mentira. ¿Crees que la letra de esta canción es
consecuencia del éxito masivo que estaba experimentando la banda o del acoso mediático hacia Michael Stipe? Podría ser, pero no estoy seguro de que Michael escribiera muy a menudo sobre el hecho de enfrentarse al estrellato porque nuestro éxito fue muy gradual. Durante muchos años, cada disco que sacábamos vendía más copias que el anterior, por este motivo fuimos capaces de gestionar nuestro éxito paso a paso. No acostumbro a preguntarle a Michael por el significado de sus letras, simplemente las interpreto a mi manera. Aunque podrías tener razón con tu observación sobre «Bittersweet Me». Patti Smith participó en «E-Bow the Letter», aunque muchos de vuestros seguidores se sorprendieron al ver que era el single de presentación del disco… Puede que no fuera la decisión más inteligente de nuestra carrera, pero en ese momento no teníamos claro cuál queríamos que fuera el primer single. La elección más obvia habría sido «The Wake-Up Bomb» y, visto en perspectiva, deberíamos habernos decantado por esa canción. No obstante, creo que optamos por «E-Bow the Letter» como reacción al gran éxito que teníamos. No queríamos seguir la corriente de la industria y hacer exactamente aquello que la gente esperaba de nosotros. En parte fue una decisión bastante deliberada para no hacer lo evidente. ¿Siempre tuvisteis claro que Patti Smith haría los coros en ese tema? Creo que fue idea de Michael y, evidentemente, el resto estuvimos de acuerdo. Puesto que ella no estaba demasiado activa en la escena musical en aquella época, no sabíamos a ciencia cierta si aceptaría trabajar con nosotros o no, pero al final lo hizo. La recuerdo entrando en el estudio porque llegó bastante tarde y la canción seguramente ya estaba grabada, aunque no sé cuánto tardamos en darla por terminada. Por último recuperemos «The Wake-Up Bomb», una canción que os acerca a sonoridades más glam y tiene un estribillo adictivo… Se trata de una canción de rock, con un ritmo rápido y una letra pegadiza. Sin embargo, pienso que es demasiado larga y que deberíamos haber recortado un verso si finalmente hubiera sido el primer single del álbum. Pero las cosas se hicieron de ese modo y ya no hay vuelta atrás.
Como era habitual en R.E.M., el disco se promocionó con una serie de videoclips muy originales. ¿Qué recuerdos tienes de trabajar con Spike Jonze en «Electrolite»? Fue un rodaje muy divertido. La primera mitad del videoclip se hizo en el hotel Ambassador de Los Ángeles, que es el lugar donde asesinaron a Robert F. Kennedy en 1968 y entonces estaba abandonado y completamente vacío. El equipo montó el decorado en el salón de baile y pudimos visitar la cocina donde le dispararon... sin duda, un momento escalofriante. Pero el rodaje resultó genial y el edificio era muy bonito. Curiosamente, lo derrumbaron años después y ya no existe. Fue una buena experiencia trabajar con Spike, poder rodar al aire libre en un día soleado en California y, sobre todo, tener la oportunidad de conducir aquellos buggies por las dunas del desierto a las afueras de Los Ángeles. ¿Quién más puede presumir de haber hecho algo parecido? El otro gran videoclip fue el de «Bittersweet Me», dirigido por Dominic DeJoseph como si se tratara de una película romántica italiana. ¿Hasta qué punto os implicabais en la creación de los videos musicales? El más involucrado era Michael, ya fuera dirigiéndolos él mismo o trabajando estrechamente con los directores. Los demás no nos preocupábamos demasiado, siempre y cuando fueran buenos. Si nosotros teníamos que ponernos delante de la cámara, nos parecía bien. Y si no hacía falta que apareciéramos, pues tampoco suponía ningún problema… pero los vídeos debían representar a la banda. Lo mejor de todo era que sabíamos que podíamos confiar plenamente en Michael para mostrar el grupo de una manera correcta. Resulta divertido porque ahora mismo no recuerdo el videoclip de «Bittersweet Me» y eso que en su momento tuve que aprobarlo porque la banda siempre tenía que dar el visto bueno a todo. Visto en perspectiva, ¿crees que
de Out of Time, Automatic for the People y Monster. Realmente fue una decisión interesante el plantearnos hacia dónde queríamos dirigirnos en ese momento y creo que fue inteligente por parte de Peter decir: “¡Grabemos un álbum en la carretera!”. Y acabó siendo una obra sobre la idea de viajar, pero no sobre estar de gira con la banda. Sin embargo, después de su lanzamiento firmasteis con Warner el mayor contrato de la historia de la música hasta ese momento y Bill Berry abandonó el grupo. ¿Tuvisteis la sensación de que las cosas se aceleraban demasiado o que perdíais el
La gira de 1996 llevó al quirófano a todos menos a Peter Buck (foto: Anton Corbijn)
«How the West Was Won and Where It Got Us» nos salió entera en los estudios Bad Animals de Seattle, pero «Be Mine» la escribimos en una habitación de hotel en San Sebastián New Adventures in Hi-Fi fue un trabajo que marcó un punto de inflexión en la carrera de R.E.M.? No lo definiría de este modo. Creo que representó un buen salto desde Monster porque cuando eres una banda tan grande y ya has grabado nueve discos en los años que llevas de carrera, es necesario que encuentres algo nuevo e interesante para seguir motivado. Por este motivo no diría que fue un punto y aparte, sino un buen paso en firme en la evolución que llevábamos después
rumbo? Dadas las circunstancias, creo que todo fue bastante bien en aquel momento porque cuando llegas a cierto nivel, cada decisión que tomas se magnifica mucho y acaba teniendo más consecuencias de las que imaginas. Hicimos lo correcto, aunque puede que el disco New Adventures in Hi-Fi fuera un poco largo… pero preferíamos ofrecer más música a la gente que quedarnos cortos, como mínimo en aquel período de nuestra carrera.
Dos décadas después de aquella vorágine de conciertos, grabaciones y éxito masivo, ¿qué sentimientos guardas de New Adventures in Hi-Fi? La mayor parte de las imágenes que me vienen a la cabeza de aquella época son como un video desmadrado en el que las escenas se suceden de una manera muy extraña. Por ejemplo, tengo recuerdos muy buenos de estar escribiendo «Be Mine» en una habitación de hotel. También de estar componiendo «How the West Was Won and Where It Got Us» con Bill en Seattle porque él empezó a tocar ese ritmo de batería, entonces yo me senté al piano que había justo al lado y terminamos la canción en solo tres minutos. Tengo visiones de estar interpretando «Departure» junto a nuestro segundo guitarrista, Nathan December, de una manera muy rockera en varias ciudades. Recuerdo el momento que grabamos «Zither» en el lavabo de un estadio durante la gira. Se trata de pequeños fragmentos de recuerdos porque hicimos el disco por todo el mundo. Precisamente esto es lo que transmiten la portada y las fotos que acompañan al álbum, una colección de instantáneas en blanco y negro hechas en la soledad de la carretera… Tienes razón, son un puñado de fotos que reflejan pequeñas viñetas y momentos frenéticos de un año y medio que pasamos viajando muy lejos de casa. ! RUTA 66 | 02-16 | 41