para MARGUI & XAVI
UN CUENTO PARA CONSTRUIR EL FUTURO
con mucho cariño, de Tarek y David
EL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO
En un lugar lejano, tan remoto como salvaje y bello, vivían los animales. Miles de especies; especiales y características cada una de ellas; poseían un conocimiento único de perfección natural adecuado a su propio hábitat; en sintonía con su entorno. Cocodrilos, pelícanos, leones, jirafas, hipopótamos, elefantes, gacelas, entre otros muchos moraban el lugar en sintonía. Los cocodrilos, dominadores en su entorno, vivían en una charca. Por las noches cazaban peces y otras especies de agua dulce que habitaban en el río. Eran los mejores cazadores del río, pues dominaban las corrientes y profundidades, siendo la agilidad y el sigilo sus grandes virtudes. No necesitaban saber nada más, hasta que un día no encontraron más peces, quedándose
sin la única fuente de alimentación para la supervivencia. Comenzaron entonces épocas duras y empezaron a pasar hambre. Un joven cocodrilo, intrépido y audaz, decidió emprender un largo viaje para encontrar una solución y salvar a su familia. Durante varios días, el cocodrilo caminó bajo el sol; recorrió miles de quilómetros.
Acostumbrado a vivir en la charca, no podía aguantar el calor y paró a descansar bajo la sombra de un gran árbol; un árbol enorme, suntuoso, imponente, pero acogedor. No había árboles donde él vivía, pero bajo éste se sintió tan cómodo que decidió quedarse a dormir hasta el día siguiente. Por la mañana, el suave ruido que el viento producía al mover las ramas le despertó. Decidió permanecer bajo el árbol unos instantes más, sintiendo que aquel lugar era especial. Pronto se dio cuenta que aquel sonido no lo provocaba el viento, sino que era el propio árbol quien le hablaba. - Buenos días árbol, ¡Qué alegría haber encontrado tu sombra!- dijo el
cocodrilo. - Hola cocodrilo, ¿qué haces tan lejos de tu charca?- susurraron las hojas del árbol. - En el río donde cazamos, cada vez hay menos peces; mi familia y amigos cocodrilos sólo sabemos cazar peces, pronto moriremos de hambre,- respondió el cocodrilo. - No te preocupes, yo te ayudaré,le animó el árbol. – ¿Tienes peces?preguntó rápidamente el cocodrilo. - No. Tengo hojas, ramas y raíces, pero sobretodo mucha savia. A mi sombra vienen otros animales y, si aprendes de ellos, se abrirán muchos caminos ante ti. Hoy es un día muy caluroso; pronto llegarán otros a refugiarse bajo mi sombra.-
Tal como había dicho el árbol, a lo largo del día fueron llegando el pelícano, el hipopótamo, el león, la jirafa y el elefante; que se aproximaron a descansar bajo la sombra del gran árbol. º-¡Cocodrilo! -susurró el árbol– el hipopótamo conoce muy bien el río y sus plantas. Él te puede enseñar muchos lugares del río y ayudarte a buscar otros alimentos. -El pelícano también es un gran pescador. Él te puede enseñar el camino al mar, donde encontrarás muchos peces.-
Los animales, siguiendo los consejos del árbol, comenzaron a hablar entre ellos. Todos venían de lugares muy lejanos, buscando una solución a diferentes problemas. Al conocerse, entendieron que el conocimiento de cada uno de ellos, serviría para encontrar soluciones para todos. Durante días, estuvieron compartiendo lo que sabían; cuantas más cosas descubrían entre ellos, más crecía la sombra del árbol. Se habían convertido en un único ente de sabiduría. El conocimiento que construían los animales compartiendo experiencias hacía crecer las ramas del árbol, que cada vez tenían más y más hojas. Aquel árbol, se había alimentado durante cientos de años del conocimiento que
crecía bajo su sombra gracias a miles de generaciones de especies animales que habían dado con él; compartiendo lo que tenían, se volvían tan sabios como el árbol. Cuando el cocodrilo volvió a la charca, compartió todo lo que había aprendido bajo la sombra del árbol con el resto de animales del río. Lo mismo hicieron los otros de animales que habían conocido al gran árbol. A pesar de que en su entorno no había árboles tan grandes; juntaron a todas las especies del lugar y explicaron cómo, uniendo sus conocimientos, podían resolver los problemas de todos; cómo la transmisión de conocimiento podía cambiar el entorno vital de todos.
AsĂ fue como todos los animales construyeron una gran sombra donde guardar el conocimiento que continuamente crecĂa y pasaba de una especie a otra durante muchas, muchas generaciones.
TÚ LO HACES POSIBLE
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