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La historia de un naufragio
Todavíavivía yo en Veracruz cuando escuché Por primera vez la historia de un barco que había naufragado en el mar caribe mexicano, platicaban que este barco traía cemento para las obras de un desarrollo que iniciaba llamado Cancún . Pasaron muchos años cuando volví a saber de mentado barco, un pescador de Puerto Morelos lo había visto en sus correrías de pesca submarina, pero no lo había marcado, ademas subió demasiado rápido y sufrió una severa descompresión. Toda esta historia me parecía fascinante y decidí que yo lo tenia bucear y documentar
Asi fue que hace 25 o 26 años acompañado con Miguel Rodriguez y el Tuco Carranza nos hicimos a la mar y gracias a la habilidad de Miguel lo encontramos y pudimos extraer un ancla.
La semana pasada aprovechando el buen clima volvimos a buscarlo, pero ahora venia conmigo puros tigres del mar mi hijo Rodrigo Friscione, su amigo Ramon Solís, mi gran compañero de buceo Manolo Victoria y yoGracias a la tecnología mi hijo lo localizó muy rápido, estudio las corrientes y nos dio el plan de buceo.
Descendimos con prontitud los casi 40 metros de profundidad hasta llegar a el fondo de arena, Rodrigo usando su brújula nos indico la dirección, pasaron 2 minutos antes de poder ver cual figura fantasmagórica los pedazos de lo que fuera un gran barco, los huracanes y el tiempo de habían partido en pedazos. Todavía pudimos observar un ancla con su cadena, una claraboya u ojo de buey, la escalera, su motor y su enorme propela.
Mientras recorríamos en naufragio nos visitaron un escuela de coronados, un tortuga salió de alguna parte y un pez angel nos siguió un buen rato
Nuestro tiempo de fondo se había terminado y todavía teníamos que subir los 40 metros que nos separaban de la superficie y hacer una parada de descompresión para eliminar el nitrógeno de nuestros tejidos, pero me sentía tranquilo pues venia acompañado por mi hijo Rodrigo, por Ramon y por Manolo que son unos hombres del mar que admiro.
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The story of a shipwreck
Iwasstill living in Veracruz when I first heard the story of a ship that had been shipwrecked in the Mexican Caribbean Sea. They said that this ship was bringing cement for the construction of a development that was beginning called Cancún. Many years passed when I heard about that boat again, a fisherman from Puerto Morelos had seen it on his underwater fishing trips, but had not marked it, and it also rose too quickly and suffered severe decompression. This whole story seemed fascinating to me and I decided that I had to dive into it and document it. So it was that 25 or 26 years ago, accompanied by Miguel Rodriguez and the Tuco Carranza, we went to sea and thanks to Miguel’s skill we found it and were able to extract an anchor.
Last week, taking advantage of the good weather, we went back to look for him, but now my son Rodrigo Friscione, his friend Ramon Solís, my great diving partner Manolo Victoria and I came with me, pure tigers of the sea.
Thanks to technology, my son located it very quickly, studied the currents and gave us the diving plan.
We quickly descended the almost 40 meters of depth until we reached the sandy bottom, Rodrigo using his compass showed us the direction, 2 minutes passed before we could see, like a ghostly figure, the pieces of what was once a large ship, the hurricanes and the time had been broken into pieces. We could still see an anchor with its chain, a skylight or porthole, the ladder, its engine and its enormous propeller.
While we were exploring the shipwreck, a school of crowned whales visited us, a turtle came out from somewhere and an angelfish followed us for a while.
Our bottom time had ended and we still had to climb the 40 meters that separated us from the surface and make a decompression stop to eliminate the nitrogen from our tissues, but I felt calm because I was accompanied by my son Rodrigo, Ramon and by Manolo who are men of the sea that I admire.
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