Nota al pie

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AÑO 1 - N°12 - DICIEMBRE 2014

ESCRITORES

LOS POEMAS QUE NERUDA NO PUBLICÓ

MÚSICA

LA MÚSICA EN LOS TIEMPOS DE INTERNET

ESCRITORES

POR QUÉ REGALAR UN LIBRO

EL ALMA DE LOS OBJETOS Pablo Bernasconi presenta su flamante libro Finales, que se trata, precisamente, de ilustrar finales de sus libros favoritos usando, como siempre, retazos y desechos.


Reveladora de su universo creativo, personal e Ă­ntimo


SUMARIO .02 .04 .06 .10 .14 .16

ESCRITORES

LOS POEMAS QUE NERUDA NO PUBLICÓ MÚSICA

LA MÚSICA EN LOS TIEMPOS DE INTERNET ILUSTRACIÓN

EL ALMA DE LOS OBETOS CINE

DEL PAPEL A LA PANTALLA ESCRITORES

POR QUÉ REGALAR UN LIBRO NOVEDADES

NOVEDADES DE DICIEMBRE


.02 // ESCRITORES //

PÁGINAS RECOBRADAS

LOS POEMAS QUE N La semana próxima llegará a las librerías un volumen que reúne poesías escritas por el Nobel chileno, que se encontraban dispersas en papeles varios. La publicación lleva el nombre “Entre luces y sombras”

Por Ivonne Bordelois Poeta, ensayista, lingüista

Esta inesperada aparición de poemas inéditos de Pablo Neruda nos ofrece, entre destellos indudables, una serie de interrogantes acerca del destino póstumo de textos no publicados, editados o autorizados por un célebre autor. Nos advierte en la introducción Darío Oses que estos poemas -”irrefutables” según el prólogo de Pere Gimferrer- “escaparon” a la atención de Matilde Urrutia, viuda y editora del poeta, y se encontraban dispersos entre carpetas y cuadernos, programas de conciertos o menús de restaurantes, al azar de la mano de un escritor tan prolífico como desordenado, que no precisaba, por cierto, proporcionar más pruebas de su enorme talento que las que ya había presentado en su cuantiosa obra. Poeta inagotable porque permite innumerables lecturas, advierte Oses; poeta fotografiado en su taller íntimo, barriendo, olvidando y descartando esquirlas entre perlas indiscutibles, dirán muchos lectores -y acaso ésta sea la perspectiva más acertada-. De hecho, Gimferrer señala la redacción interrumpida o inconclusa de ciertos poemas. Quizá pudieran hilvanarse, a lo largo de esta breve lectura (no hay más de veintiún poemas, algunos reproducidos como facsímiles, escalonados en un período que va desde los años cincuenta hasta 1973) un itinerario que iluminara los titubeos, la impaciencia o la fatiga de un escritor que se sabe permanentemente habitado por una inspiración oceánica y por lo tanto, en muchas ocasiones, puede darse el lujo de dejar a un lado bosquejos, relámpagos, grandes escenas poéticas inconclusas. Acaso el más dramá-

tico de los ejemplos en este sentido es el extenso poema 4, que Gimferrer considera el más valioso de la colección, y que comienza con una suerte de invocación erótica para luego ir decayendo y descarrilando en un escenario grandioso pero incoherente, como si el poeta se fuera alejando de su propia voz hasta perder todo poder de convicción.

Poeta fotografiado en su taller íntimo, barriendo, olvidando y descartando esquirlas entre perlas indiscutibles

De todos modos, allí podemos redescubrir, con placer y alegría, al Neruda enamorado (“Mi amor, mi escondida, mi dura paloma, mi ramo de/ noches, mi estrella de arena”), al gran maestro de un joven poeta (“no te metas/ a presumir de trapecista entre las frases altas” ?”llegar a ser radiante/ sin olvidar tu condición/ de olvidado/ de negro”), al refrescante visionario cósmico (“La primavera cruza las montañas/ con su traje de viento” o “Día de primavera/ largo día de Chile/ largo lagarto verde/ recostado?”). Pero acaso aún más interesantes sean aquellos escorzos donde avistamos a un Neruda a la vez más


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ERUDA NO PUBLICÓ personal y más histórico, donde se inclina a considerar, por ejemplo, las críticas que recibe por su aparente vanidad, o bien proyecta su inquietud y avidez de porvenir en hermosas imágenes planetarias acerca de los astronautas -la tierra vista desde el espacio como un coleóptero azulado y violento-. Y también cuando despliega su punzante humor autocrítico al retratarse como adicto al teléfono, nombrándose a sí mismo “telefante sagrado”, en un poema incluido en el proyecto de un libro que se llamaría “Defectos escogidos”, nunca llevado a cabo. El volver a Neruda, con todo, resulta edificante en el sentido fuerte de la palabra, porque Neruda está a contramano de todo lo que se adora en la literatura de este momento: la astucia, el gancho, el cálculo, el plagio disfrazado de intertextualidad, la liviandad, la violencia, la explotación oportunista de los temas del día, desde la pobreza a la droga pasando por el hambre o la homosexualidad. La actualidad dudará de la falta de ambivalencia en la palabra de Neruda, encontrará que su “yo” es demasiado ingenuo y detonante y no suficientemente trabajado por las dudas de la identidad. En efecto, Neruda es terriblemente no posmoderno, y en ese sentido desentona con la mayor parte de la más celebrada literatura contemporánea, donde la obra debe ser irónica y fragmentaria, donde la intensidad es sospechosa y la pasión se ve sometida de manera constante al ridículo o al psicoanálisis. Pero Neruda es al español lo que Whitman es al inglés y Victor Hugo al francés: no son poetas sino más bien grandes horizontes tempestuosos que nos

muestran adónde puede llegar el idioma visto como un mar, un océano invencible. Son los grandes testigos del poder del lenguaje y en ese sentido nadie los puede aventajar ni remplazar: están allí y siempre seguirán estando como cordilleras inamovibles. Se diría que el español, el francés, el inglés han existido y existen porque hay un designio llamado Neruda, Hugo o Whitman predestinado en estas lenguas y ellas nacen, caminan y crecen hasta el momento en que uno de estos genios se levanta y las cumple totalmente, por así decirlo.

Al lector cotidiano ha de depararle, en varios momentos, el reencuentro con una de las voces más añorables de la poesía latinoamericana.

Breve y recortada, esta edición convocará, ante todo, a bibliófilos y académicos, a investigadores de crítica genética y a expertos en Neruda. Y al lector cotidiano ha de depararle, en varios momentos, el reencuentro con una de las voces más añorables de la poesía latinoamericana.


.04 // MÚSICA //

LA MÚSICA EN LOS TIEMPOS DE INTERNET

El libro del periodista Manuel Maira, Bajen la música, revisa el escenario de la industria musical y los cambios que sufrió en las últimas dos décadas con la masificación cultural a través de internet


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Por Matías de la Maza Periodista

Del vinilo al casete, al CD, al mp3, al streaming. Del disco de oro con 10.000 copias vendidas a sólo cinco mil ejemplares. Todos son cambios que se han vivido en la industria musical en tan sólo dos décadas y le han dado un giro en 180 grados. Esas transformaciones son registradas e interpretadas por el periodista Manuel Maira en su nuevo libro Bajen la música: el nuevo paisaje de la industria discográfica, lanzado a través de Ediciones B, que analiza el fenómeno, pero con los pies puestos siempre en Chile. “Me surgió la necesidad de dejar un registro de estos cambios que me ha tocado vivir desde el periodismo. La motivación es de aportar algo que permanezca en el tiempo para seguir desarrollando la discusión”, explica el también autor de Canciones del fin del mundo. El segundo libro de Maira, que será presentado en la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), toca temas como el auge de servicios como Spotify y Youtube, la desaparición de la música física y la manera en que nos relacionamos con la música en la actualidad. “Yo creo que el concepto de piratería ya ha desaparecido. No se habla en ese término ni se ve al pirata vendiendo CD en la calle”, dice Maira. “Para un artista que está partiendo, los servicios de streaming son un beneficio, porque no tiene ningún sentido que pongan un disco caro a venderse antes de ser conocido”. Los entrevistados –donde destacan nombres como Gepe, Francisca Valenzuela o Angelo Pierattini- dan cuenta de cómo han surgido, al tratarse de casos de éxito en este nuevo panorama. “El título,

‘Bajen la música’, tiene que ver con eso, con que antes si yo te decía ‘bajen la música’, la única interpretación que había de esa frase era que bajáramos el volumen, pero hoy, en este nuevo escenario, significa que la puedan descargar, que puedan acceder a ella a través de Internet”, explica.

La motivación es la de aportar algo, que permanezca en el tiempo para seguir desarrollando la discusión

El texto también analiza la explosión de la música en vivo en el país. Respecto a dónde se encuentra ubicado el músico chileno en este escenario, el periodista opina: “Se pueden aprovechar las nuevas tecnologías. Cada artista está a un clic de ser escuchado en cualquier parte del mundo”. Pero Maira también enfatiza que todo tiene su precio: “Ser independiente no es el paraíso. El panorama de hoy está demasiado segmentado y hace que sea difícil que logren una masividad. Hay una lucha del músico en construir una audiencia, porque en Chile somos pocos y a los que realmente les gusta la música, menos”, asegura.


.06 // ILUSTRACIÓN //

La llamada de la selva Jack London 1903

EL ALMA DE LOS OBJETOS FINALES ILUSTRADOS

Pablo Bernasconi encaró una trilogía de poesía visual para adultos, que comenzó con Retratos y acaba de terminar con el flamante Finales, que se trata, precisamente, de ilustrar finales de sus libros favoritos usando, como siempre, retazos y desechos.


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Anna Karenina Lev Tólstoi 1877

El estranjero Albert Camus 1942

Por Martín Pérez Poeta, ensayista, lingüista

Un sillón para leer y una biblioteca enorme, mesas largas y una computadora. Un piano y una silla con rueditas que va de aquí para allá. Y un rincón lleno de porquerías. Así resume Pablo Bernasconi todo lo que hay en su estudio ubicado en su casa en las afueras de Bariloche, cerca del lago, donde vive con su mujer y sus dos pequeños hijos, Franco y Nina. Desde allí trabaja para las editoriales porteñas y del resto del mundo. Las porquerías a las que se refiere Bernasconi cuando habla de su estudio son los elementos con los que construye sus ilustraciones: maderas, alambres y objetos de todo tipo. La lista podría ser infinita, todo puede tener su lugar en los dibujos que usa en sus libros, infantiles y de los otros. Sylvester Stallone es un bife martilleado en una ilustración de su libro Retratos, su primer volumen para adultos. Un ventilador viejo es parte de la ciencia en Bifocal, el siguiente de la trilogía. Y la Alicia de Lewis Carroll es todo pétalos, tierra y papel arrugado en el flamante Finales. “Junto de todo, pero no acopio. Se podría decir que soy un linyera esporádico”, acepta Bernasconi, que no se considera un buen dibujante. Y no lo dice por ser modesto, sino porque el dibujo es apenas una herramienta de las tantas que utiliza para construir sus particulares collages en tres dimensiones. “Las cosas que armo son efímeras, a veces duran el breve tiempo que la gravedad me da para fotografiarlas antes que se caigan al piso”, asegura Bernasconi, que al enumerar las cosas que habitan su estudio deja para el final lo que no se puede poner en ninguna lista, pero es parte fundamental de su trabajo. Las tijeras, el fuego, el

martillo, entre otras cosas. La creación convertida en algo físico, tangible. “En los momentos de frenesí creativo, parece como si hubiese estallado algo en el estudio”, acepta con una sonrisa. Y confiesa ser muy vago para ordenar aunque, al mismo tiempo, le desagrada el desorden. Una dialéctica poco elegante, pero que puede servir como punto de partida para una definición del trabajo de este modesto aprendiz de brujo ilustrador, un surrealista en busca de sentido, capaz de mezclar un piano, témperas y alambre de púa en la mesa de operaciones de su cambalache creativo. “La fotografía tiene un límite, pero los objetos no. Y más si los

Un surrealista en busca de sentido, capaz de mezclar un piano, témperas y alambre de púa en la mesa

intervenís. ¿Y si a esto lo martillo? ¿Y si le prendo fuego? ¿Y si lo envuelvo en alambre de púa?” Martillando, encendiendo o envolviendo, hace tres libros que Pablo Bernasconi lleva hasta el límite su defensa del qué antes que el cómo. La idea antes que la técnica. El desorden antes que el orden.


.08 // ILUSTRACIÓN // EL ALMA DE LOS OBJETOS

El gran Gatsby F. Scott Fitzgerald 1925

Una postal de la infancia de Pablo Bernasconi lo puede mostrar dando vueltas en bicicleta alrededor de un reactor nuclear. A Bernasconi le gusta ese recuerdo, pero necesita explicar que, como en Bariloche no hay muchas calles asfaltadas, por eso es que él elegía pedalear justo por ahí, alrededor del lugar de trabajo de sus padres, científicos nucleares trabajando en el Instituto Balseiro desde que su hijo cumplió cinco años. Antes su barrio fue el porteñísimo Colegiales, pero el trabajo de sus viejos estaba en el Centro Atómico de Ezeiza. “No fui al jardín de infantes Bichito de Luz, sino al Jardín Atómico”, se ríe Bernasconi, que recién se dio cuenta de que el trabajo de sus padres era algo atípico ya de grande. Calcula que esos recuerdos de infancia moldearon una personalidad propicia al análisis, sin miedo al ensayo y el error. Aunque de chico confiesa haber querido ser veterinario o bombero, su adolescencia lo terminó devolviendo a Buenos Aires para estudiar diseño gráfico, fruto de años de un fanatismo por las historietas primero, las revistas, diarios y libros después. Se crió leyendo a Mafalda y la Humi, cuenta, pero nunca, nunca dibujó ni hizo historietas. “El otro día me encontré con Miguel Rep y le dije que lo que yo hacía era recortar sus tiras y armar mis propios libros”, cuenta este fanático confeso de Quino y Fontanarrosa, un animal gráfico preocupado siempre por la narración antes que por el virtuosismo del trazo. “Era Saint Exupery, creo, quien decía que hay que estar muy seguro de algo para explicárselo a un niño. Fue lo que me pasó cuando empecé a ser docente antes de terminar la carrera. Ahí recién aprendí, cuando tuve que explicarle las cosas a mis alumnos”. Su estilo se fue construyendo a partir de las ilustraciones que le pedían que volviese a hacer. El primer dibujo que guardó es uno que hizo para el Mundial ’98, recuerda. “Fue un collage que armé en mi casa, y me quedé toda la noche haciéndolo. Aún lo tengo por ahí”, asegura Bernasconi. “Hacía collages siempre efímeros, pero una vez que sumé volumen, nunca más usé el papel solo. No me podía permitir desprenderme de un recurso tan potente como

el volumen. Soy un explorador, tengo que ver lo que hay del otro lado. Siempre busco el lado oscuro de la Luna, aunque después me quedé con este lado.”

AVANZAR Y RETROCEDER

Acostumbrado a tomar decisiones rápido por su trabajo en diarios, cuando Pablo Bernasconi empezó a ilustrar libros infantiles, tener seis meses para hacer 32 ilustraciones resultó un mundo nuevo. Lo resolvió ganando en detalle, ocupándose de todo eso que la necesidad de resolver inmediatamente las cosas lo hacía dejar de lado. “Pero ante el trabajo nunca me quedo helado”, sigue explicando Bernasconi. “Porque confío mucho en ir hacia atrás. Avanzo y no tengo ningún problema en retroceder. No me quedo parado mirando qué hacer. Empecé a investigar cómo eran los semáforos en Australia, por ejemplo. Un camino que era interminable.” Dejó de caminarlo cuando se dio cuenta que lo buscaban por lo que era, no por lo que podía ser. Y se quitó esa responsabilidad de encima. Su libro infantil Black Skin, White Cow, pese a ser puro campo argentino, se llegó a publicar en India, donde una vaca es algo muy diferente que acá. “Generó cierta polémica, pero lo publicaron igual.” Pero el colmo de los significados cruzados sucedió con El diario del Capitán Arsenio, tal vez su libro infantil más premiado y conocido. “Lo armé pensando en ese ‘lo atamos con alambre’ que tenemos nosotros. Pero los norteamericanos lo interpretaron a su manera, bien imperialista, en el sentido de que hay que hacer lo que haga falta para triunfar. Cuando me contaron cómo lo presentaban en las escuelas de allá, me quise matar. Me resultó algo aterrador.”

LA PARTE POR EL TODO

Desde el prólogo de Finales, Bernasconi avisa de su perversión como lector: la de conocer el final de los libros antes de empezar a leerlos. Pero cuenta que recién cuando terminó de leer G, de John Berger se le ocurrió que podía haber un proyecto en ese capricho personal. “Porque ese último párrafo no tenía el peso de un final, sino que era una metáfora perfecta del resto del libro. Pensé: ‘Hay un libro entero ahí’.” Al


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En el camino Jack Kerouack 1957

tomar el final y hablar del libro, al elegir la parte por el todo, Bernasconi intenta en Finales lo mismo que hace con todos sus trabajos, llegar a lo esencial del asunto un paso tras otro, sumando significados. “Es un libro que es la conclusión de una trilogía de experimentos que empecé hace ocho años”, explica. “La idea era investigar los alcances de la poesía visual utilizando tres excusas muy diferentes.”

Desde que tengo memoria, leo los libros empezando por el último párrafo. Sólo el último párrafo, no importa si es una palabra, una línea o una página. Nunca excedo ese límite

La primera excusa fue Retratos, donde el fin está muy claro: son retratos de personajes conocidos, queridos o no. Pero no son caricaturas, porque los rasgos no son importantes: lo importante es lo que esos personajes significan. “Lo empecé a pensar cuando trabajaba ilustrando la sección de discos de Rolling Stone”, recuerda Bernasconi. Esos primeros retratos, los de Luca, el Indio Solari o Skay, que fueron el punto de partida del libro, quedaron afuera de la edición final. Pero el resultado es contundente: Pavarotti es un huevo con parlante, Kurt Cobain es un tajo en una caja de cartón, Videla está formado por huellas digitales realizadas con sangre y Bush es un surtidor demoníaco. Capas y capas de significados, con los que Bernasconi experimenta, poniendo y quitando. El libro siguiente fue aún más libre y conceptual, Bifocal. Y por eso tal vez el menos logrado de los tres. En él, Bernasconi ilustra conceptos: te-

mores, progreso, ciencia, política. Y lo hace desde el lado luminoso, y también desde el oscuro. Pero es en Finales donde esa suma de capas y esa libertad conceptual encuentra un mejor marco para expresarse. Son 59 finales de libros, leídos durante toda su vida. ¿Por qué 59? “Porque no me gustan los números redondos”, responde Bernasconi, que en realidad bocetó 100, y se quedó con los que llegó a terminar. “El libro que más me costó terminar de leer de todos fue el Ulises de Joyce, lo odié. Y el que amo pero no pude dibujar fue Pedro Páramo. Ese quedó afuera.” Está haciendo algo que nunca imaginó: convertir sus ilustraciones efímeras en cuadros, para su primera exposición. “Es algo que me tiene algo conflictuado, porque a mí me gusta la tinta y el papel, me gusta ver las cosas impresas. De hecho, nunca me gustaron los libros de lujo. Parte del experimento de esta trilogía fue la de poner en la librería libros de este tipo a un costo popular. Y funcionó. Con Retratos estaba listo para el fracaso, pero en dos meses se agotó la primera edición”, cuenta el hombre que quema, martilla y aplasta objetos en su afán de comunicar. “Uso la computadora sólo para amalgamar, para combinar elementos que necesiten alterar su tamaño, pero no uso efectos.” Aclara que no se trata de un credo o un principio: simplemente que pintar o rayar es más rápido hacerlo a mano. Con ese nivel de detalle, al menos. Y con el agregado de que a veces se alcanzan resultados inesperados, que agregan valor al conjunto. “Cuando quemo algo, a veces ocurren accidentes: algo que se quema más rápido, o un plástico que se achicharra, y eso es algo que no lo podés planear en una computadora”, cuenta Bernasconi, que resume su técnica en dos movimientos: construir el alma de los objetos, y desconfiar de los perímetros. “El que dibuja, confía en los perímetros”, explica. “Yo desconfío de eso, así que construyo. Voy de adentro hacia afuera, y a veces lo más importante de la ilustración, el esqueleto, no sale en la foto. Yo confío en el alma de las cosas. Un mueble antiguo tiene una historia: pasó por algo y se nota, y eso se ve. Por eso es que nunca utilizo objetos flamantes. Creo que son desalmados.”


.10 // CINE //

DEL PAPEL A LA PANTALLA ADAPTACIONES DE LIBROS A PELÍCULAS

Están quienes piensan que una película nunca puede hacerle justicia a un buen libro.Pero hay películas que incluso nos hacen olvidar que alguna vez fueron un libro. Te presentamos el Top Ten de las mejores adaptaciones literarias a la pantalla grande


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El Señor de los anillos

#1 El silencio de los inocentes

#2 Serie Harry Potter

Aunque no es la primera etapa de la historia del Doctor Hannibal Lecter, sin duda es la mejor, al ser interpretado por Anthony Hopkins, Silence of the Lambs es un clásico del cine de terror, además de haber ganado varios premios de la Academia, cosa que no es común en películas de este género, pero incluso los que se cubren los ojos al ver sangre falsa, descubrirán el placer que trae ver esta película.

Esta serie de libros de J.K. Rowling han sido un ícono de generaciones recientes, introduciendo a muchos jóvenes a la lectura al inducirlos en universo mágico y muy bien desarrollado. Las películas lograron lo mismo, al ser adaptadas por diferentes directores, todas tienen su propio estilo, aumentando en seriedad con cada película que salía. La producción inglesa logró cautivar las mentes de niños y adultos y complacer a los fanáticos de los libros.

#3 El Padrino

#4 Trilogía El Señor de los Anillos

The Godfather es una de esas películas que recordaremos por generaciones, no sólo por la memorable actuación de Marlon Brando como Don Vito Corleone, sino por los temas de mafia italiana tan profundamente llevados. El mismo autor Mario Puzo trabajó junto con Francis Ford Coppola para la escritura de la adaptación cinematográfica, dando como resultado una película apegada al libro y totalmente amada por los cinéfilos de todas las épocas.

Sin duda el trabajo más ambicioso de Peter Jackson es The Lord of the Rings. Y aunque a Christopher Tolkien (hijo de J.R.R. Tolkien) no le parecen muy llamativas, ya que incluye muchas cosas que su padre nunca escribió, no se puede negar la excelente producción y escritura que las películas poseen, siendo un clásico del cine moderno y sentando las bases para el cine épico de fantasía. Obviamente fue extremedamente difícil adaptar libros tan complejos a la pantalla grande, cosa que Jackson logró con un gran elenco y una trilogía más digerible que los libros.

#5 Trainpotting

#6 La lista de Schindler

El fantástico director Danny Boyle hizo un gran trabajo al adaptar esta novela del autor escocés Irvine Welsh, el cual describe la adicción a la heroína con acciones que perturbarían a cualquiera. El excelente elenco de Trainspotting con Ewan McGregor, Johnny Lee Miller y Robert Carlyle mejor aún más esta entrega que queda como un clásico del cine.

Sin duda uno de los mejores trabajos de Steven Spielberg, basado en el libro de Thomas Keneally, Schindler’s Ark. El libro es considerado uno de los mejores trabajos acerca de la ocupación nazi y el sufrimiento judío durante ese tiempo, y la película le hace honor por completo a este libro, ganando 7 premios de la Academia, quedando incluso como una de las mejores películas que se hayan hecho.

#7 No es país para viejos

#8 El Club de la Pelea

Pocas películas le son tan fieles al libro como No Country for Old Men de los hermanos Coen, ganando cuatro premios de la Academia. Tanto el libro como la película presentan un tema intenso, realista y violento, el cual ha sido críticamente aclamado para ambos, quedando como uno de los mejores trabajos de los hermanos Coen.

La novela de Chuck Palahniuk presenta ideas complicadas acerca de la personalidad y la identidad, lo cual fue plasmado perfectamente por David Fincher en su adaptación a la pantalla grande. Fight Club se convierte en un ícono del cine popular, no sólo por las excelentes actuaciones de Brad Pitt y Edward Norton, sino también por el gran guión y la cinematografía que la identifica.

#9 Blade Runner

#10 Cloud Atlas

Phillip K. Dick escribió el famoso libro de nombre peculiar Do Androids Dream of Electric Sheep?, libro en el cual está basado la película de Blade Runner. Tanto el libro como la película sientan las bases de una era de ciencia ficción, cosa que el mismo Phillip K. Dick le hizo saber a Ridley Scott. Y aunque la Blade Runner cambia varias cosas con respecto al libro, el concepto principal se presenta en ambos: ¿qué significa ser humano?

El libro de David Mitchell presenta 6 relatos intercambiables a lo largo de la historia de la humanidad, el cual resulta bastante confuso y complicado, por lo que no esperábamos que alguien se atreviera a hacer una película basada en este libro. Pero los hermanos Wachowski no son de los que se dejan llevar por desafíos complicados, realizando una de las películas más ambiciosas del año con actores de renombre como Tom Hanks y Halle Berry.


EL SEÑOR DE LOS ANILLOS .12 // CINE //

Así se prepara un verdadero fanático para ver la trilogía de El Señor de los Anillos

Barba (generalmente ficticia)

Sombrero de mago (y capa de ser posible)

Imitación del báculo de Gandalf Elegir el mejor lugar

Tener el control remoto a mano

Asegurarse alimentos y bebida

Pantuflas para total comodidad

!

¡No te olvides de ir al baño antes!


// NOTA AL PIE // DICIEMBRE // .13

Representación de la celebración de Saturnalia

ORÍGENES

NAVIDAD Y SOLSTICIO A pesar de que la mayoría de los países celebran el nacimieto de Cristo, la celebración de la Navidad como la conocemos coincide con un fenómeno mucho más antiguo y celebrada: el solsticio de invierno.

Por Ana Clara Gutierrez Historiadora

En los distintos calendarios de la antigüedad, entre el 20 y el 23 de diciembre de nuestro calendario gregoriano se celebraba el momento en el que el sol alcanzaba su punto de elevación más bajo con respecto a la tierra. Esto se ve reflejado como la noche más larga del año en el Polo Norte y, por consiguiente, el día más largo en el Polo Sur. Esto provocaba el efecto de ver el sol a un punto muy bajo en el horizonte, siendo más evidente en las latitudes altas del planeta. Para los celtas, tuvo diferentes celebraciones a lo largo del tiempo y las localidades que habitó. En la península de Cornualles, en el Reino Unido, se celebraba el Día del Mummer o Día Oscuro, en el cual la gente bailaba y se oscurecía la cara con pintura o usando máscaras. En Irlanda y la Isla de Man se celebraba el Día de Wren, en el que multitudes de personas se disfrazaban de ropas multicolores y tomaban los caminos tocando música y pidiendo dinero o comida. Esta tradición incluía la caza del wren, o del reyezuelo o falso rey, que consistía en la perseguir al rey falso, capturarlo y atarlo a una viga. Esta fiesta tiene su símil en Galicia, España, bajo el nombre de La Cacería del Rey Carlos. En la Grecia helenística, el ritual griego que correspondía a estas fechas es el mismo retratado por Eurípides en su obra Las Bacantes. El ritual, exclusivamente femenino, se realizaba a las afueras de los poblados, donde un grupo de mujeres llamadas

bacantes tomaban a un ternero o una cabra, que era alimentada y luego despedazada. Esto representaba la muerte de Dionisio causada por la furia de Hera, quien arrojó un rayo que quemó a su madre cuando lo llevaba en su vientre. En seguida se ofrendaba un bebé al dios, cosa que representaba la supervivencia o resurrección de Dionisio cuando su padre, Zeus, lo halló entre las llamas y se lo cosió en el muslo para que terminara de formarse. En el Imperio Romano, en el año 274 d. C., el emperador Aureliano oficializó el culto al invencible dios sol (Sol Invictus) dándole la misma dignidad que tenían los ritos romanos tradicionales. El 25 de diciembre, después del “estancamiento solar” del solsticio de invierno, se celebraba el renacimiento del sol pues volvía a brillar con todo su esplendor. Según los pueblos germanos, las festividades de Yule agrupaban una serie de eventos relacionados con la llegada del invierno en las culturas nórdicas y germanas. Entre ellas se encontraban el Modranicht, noche en la que se predecían los acontecimientos que tendrían lugar el año siguiente o el Hold Nickar, en el que Odín, representado como un hombre de barba blanca, cruzaba los cielos y causaba tempestades. En todo caso, la fiesta de Yule era un periodo de doce días en los que las familias se reunían, se recordaba a los ancestros, se preparaban banquetes con esplendor y observaba la hospitalidad con los forasteros.


.14 // NOVEDADES //

REGALOS NAVIDEÑOS

POR QUÉ REGALAR UN LIBRO No está claro el origen del prestigio del libro como el mejor regalo posible, pero todos los autores, sociólogos y editores consultados coinciden en que obsequiar literatura demuestra complicidad con el amigo.

Por Nuria Azancot Periodista

Antonio Muñoz Molina lo tiene claro: “El libro es el mejor regalo porque tiene la máxima concentración de la experiencia humana. Ahí lo tienes todo, todo el mundo posible, toda la ficción, la realidad, todo está ahí”. Susana Fortes va más allá y apunta siete razones que podrían ser más: “Primero porque es un placer auténtico y tampoco andamos tan sobrados; segundo, porque hay que saber merecerlo; tercero, porque es el refugio más seguro cuando caen chuzos de punta; cuatro, porque a veces nos salvan un día; quinto, porque nos hacen más jóvenes; sexto, porque algunos libros se quedan con nosotros para siempre; séptimo porque nos calientan el corazón ¿Sigo? Sobran razones”. Por su parte, el sociólogo Román Gubern destaca que el libro es el mejor regalo. Desde mi punto de vista, el libro electrónico realiza una labor de almacenamiento importantísima en lugares de estudio

como universidades o bibliotecas. El impreso, sin embargo, conserva su valor fetiche considerándolo casi como una obra de creación. Pienso en las portadas de Junceda o en las ediciones de Alicia en el País de las Maravillas, aún ilustradas por las dibujos de John Tenniel. Ése es el encanto que aún tiene el libro tradicional. El libro impreso tiene la posibilidad de encariñar, de seducir. El libro electrónico es más frío pero más útil. Desde luego, a alguien que yo quiera jamás le regalaría un libro electrónico. En el libro impreso hay un plus de cariño que no existe en otros soportes”. Para Manuel Borrás, en cambio, lo importante es el contenido y no el soporte, porque “cuando le regalas a alguien un libro le estás diciendo muchísimo de sí mismo, de cómo le ves y de quién eres tú; para acertar siempre debes contemplar al otro, no es como regalar unos esquís que sólo le van a


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servir para eso y van a enriquecer su mundo”. En la misma línea, Ignacio Martínez de Pisón destaca cómo “regalar un libro exige conocer los gustos y la personalidad de la persona. Para regalar un exprimidor sólo hay que averiguar si se le ha estropeado el exprimidor viejo”. Gonzalo Hidalgo Bayal confiesa que no sabe regalar otra cosa, tal vez porque “un libro es el regalo más personal, ya que implica a la conciencia y al gusto tanto del que regala como del destinatario, y más perdurable, porque permanece doblemente en la memoria, como regalo y como texto. Personalmente, puedo hacer lo indecible por conseguir un libro si sospecho que a alguno de los míos les pueda interesar y convenir. Con suerte, es el mejor acierto”. Pero ¿cuándo nace el prestigio del libro como el mejor regalo? Al menos, desde hace cuatro siglos, según Borrás. Para Hidalgo Bayal también es cuento largo, “antiguo y selecto, de supremacía intelectual, paraíso cerrado para muchos. El prestigio social tal vez sea más cercano, un ingrediente añadido a la teoría de la clase ociosa. Creo que ahora los antiguos prestigios -social e intelectual- se han fundido en un prestigio nuevo, que no es de gremio ni de clase, sino democrático y común, popular y personal, de inmensa minoría y brotes humanistas (casi estoy por decir humanos’)”. Gubern señala a la Ilustración, “justo cuando el libro se convierte en algo accesible para las masas. En definitiva, cuando se democratiza. A partir de este momento, el libro nace como objeto diferenciado y es cuando se consideran los aspectos que comento sobre su olor, tamaño, etc”. Y también Fortes coincide con el XVIII,y la llegada “de la Ilustración y aquellos filósofos exquisitos y medio aristócratas. Pero, aunque hay precedentes, la novela como género adictivo y popular es un fenómeno del XIX: Dickens, Stevenson, Melville, Conan Doyle, Dumas, Tolstói, Julio Verne, Galdós...”.

Cargado de desengaño, sin embargo, Vicente Verdú destaca cómo la fascinación de los lectores más veteranos pierde importancia en los tiempos del kindle, twitter y tuenti, “sobre todo para los jóvenes, que ni siquiera prestan atención al libro electrónico, porque casi todo está ya pirateado en la red, mientras los lectores veteranos , los que consideramos el libro en papel como un tótem, quedamos como reliquias del pasado”.

El libro impreso tiene la posibilidad de encariñar, de seducir.

Otros no son tan pesimistas. Así, Ignacio Martínez de Pisón destaca que el prestigio del libro “surge al mismo tiempo que él y se explica por un contexto de analfabetismo generalizado. Por desgracia, a medida que el analfabetismo se ha ido derrotando, el prestigio del libro ha ido disminuyendo”, mientras que Antonio Muñoz Molina vuelve sus ojos al pasado, a la Roma clásica y al medievo: “Con la imprenta hay una generalización del libro, pero no hay más que pensar en la reverencia que en Roma se conservaban los libros o cómo en la Edad Media se salvaron tantos libros. Pensamos que han estado siempre a disposición de todo el mundo, pero no es verdad, a veces ha habido un único ejemplar que fue copiado un monje y que pudo perderse para siempre. Desde que existe el concepto del texto escrito que se puede copiar y trasmitir, muy visible desde Alejandría, un buen libro siempre ha sido un tesoro”.


.16 // NOVEDADES //

LANZAMIENTOS DE DICIEMBRE

NOVEDADES

Un adelanto de todo lo nuevo que podés conseguir en Diéresis este mes. Libros para todos los gustos, ideal para regalar en estas fiestas

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.01>INFANTIL

.04

$89

El aroma más monstruoso

.05

.02>GASTRONOMÍA

.06

$299

El arte de la cocina francesa

Esteban Cabezas Editorial: Norma

Julia Child, Beck Simone Editorial: Debate

Llega la historia de un grupo de monstruos que deciden votar cuál es el peor aroma del mundo. ¿Lograrán llegar a un acuerdo?

Este segundo volumen es una continuación, en el que nos enseñan a hacer pan, sopas, postres, croissants, y más, en el mismo tono ameno y didáctico que revolucionó la historia gastronómica.

.03>ARTE

$195

Finales

.04>BIOGRAFÍAS

$189

Pablo Escobar: mi padre

Pablo Bernasconi Editorial: Edhasa

Juan Pablo Escobar Editorial: Planeta

En este libro el ilustrador interpreta visualmente 59 finales de clásicos de la literatura universal. Es el último de una trilogía de libros para adultos que comprende los títulos Retratos y Bifocal.

“Juan Sebastián Marroquín”, es el nombre ficticio que adoptó Juan Pablo Escobar para sobrevivir. En esta biografía revela el lado familiar del mayor narcotraficante de la historia: su padre.

.05>TEATRO

$130

Nadie escapa a su biografía Diego Kehrig Editorial: Diego Kehrig Editor El libro incluye cuatro de sus obras teatrales: La muerte no se parece a nadie, Negro corazón, Perros golpean teléfonos y la última, Nadie escapa a Elizabeth Taylor.

.06>JUVENIL

$79

Fiebre amarilla Franco Vaccarini Editorial: Norma Ambientada en un hecho real, mezcla personajes y momentos históricos de nuestro país en una ficción atrapante, que nos muestra la realidad cruda vivida desde la perspectiva de dos jóvenes amigos.



ยกFelices fiestas!


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